Comunión de celíacos: cuidado pastoral de la Iglesia
Este viernes 27 de mayo se celebra el Día del Celíaco, una enfermedad que en los últimos años ha adquirido una visibilidad social y que también en la Iglesia ha encontrado un ámbito de acogida específico, ya que las personas que lo sufren están directamente afectados por la elaboración de las obleas para la comunión eucarística. En 2003 la Conferencia Episcopal Española difundió una nota al respecto, y en la Diócesis son numerosas las parroquias que disponen de formas adecuadas a esta intolerancia.
Los obispos españoles reclaman por parte de las comunidades católicas una “especial sensibilidad pastoral tanto en la catequesis como en la celebración litúrgica, especialmente en el caso de los niños” y para ello se han dispuesto normas litúrgicas conforme a la carta que ya en 1995 difundió la Congregación para la Doctrina de la Fe.
En este documento se da la posibilidad de consagrar formas adaptadas a los enfermos celíacos. Sin embargo las obleas deben tener un mínimo de harina de trigo para permitir la panificación y que se dé la consagración. En Europa sólo las elabora una empresa alemana, que en España distribuye el Apostolado Litúrgico.
Si las personas tienen una total intolerancia, entonces se facilita la comunión bajo la sola especie del vino. Incluso se puede poner a su disposición un segundo cáliz en el que no se haya llevado a cabo ni la partición ni la intinción del Pan eucarístico, y preparar un purificador exclusivo.
La enfermedad celíaca (EC) es un intolerancia permanente al gluten del trigo, cebada, centeno y probablemente avena que se presenta en individuos genéticamente predispuestos, caracterizada por una reacción inflamatoria, de base inmune, en la mucosa del intestino delgado que dificulta la absorción de macro y micronutrientes. Los síntomas más frecuentes son: pérdida de peso, pérdida de apetito, fatiga, náuseas, vómitos, diarrea, distensión abdominal, pérdida de masa muscular, retraso del crecimiento, alteraciones del carácter (irritabilidad, apatía, introversión, tristeza), dolores abdominales, meteorismo, anemia por déficit de hierro resistentes a tratamiento.
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