SÍ al cuidado de toda vida humana. NO a la eutanasia y al suicidio asistido. SÍ a los cuidados paliativos
Como cada día 17 de mes, hoy celebramos la “Jornada de oración por la vida”, una petición que nos hizo nuestro Obispo, D. Casimiro, ante la aprobación de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia, que entrará en vigor en España el próximo 25 de junio, convirtiéndose nuestro país en el cuarto de Europa – tras Holanda, Bélgica, y Luxemburgo – y en el séptimo del mundo que permite poner fin a la vida de las personas.
La nueva norma se consuma en forma de dos modalidades: con la intervención de un profesional de la salud, administrando al paciente una dosis letal (eutanasia), o en forma de suicidio asistido, recetándose un medicamento al paciente para que se lo autoadministre, en su domicilio si así lo estima oportuno.
Desde sus defensores, impulsores y legisladores, se nos ha vendido el drama de la eutanasia como un derecho: “derecho a morir”, “derecho a una muerte digna”, “derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida”, “derecho a morir sin sufrimientos”… Son derechos inventados, y sin demanda social, pues la realidad es bien distinta, ya que, en lugar de acabar con el sufrimiento de la persona, con esta Ley se permite matar a la persona que está sufriendo.
Aprobada por el Congreso de los Diputados en diciembre del año pasado con gran celeridad, sin debate social, tramitada en mitad de una pandemia y en Estado de alarma, no es la solución al sufrimiento, es parte del problema, porque matar es lo contrario de cuidar, porque el sufrimiento sí se puede aliviar.
Ante ello, los Obispos de España publicaron una Nota que lleva por título `La vida es don, la eutanasia un fracaso´, y convocaron a una Jornada de ayuno y de oración para pedir el Señor que inspire leyes que respeten y promuevan el cuidado de la vida humana. En dicha Nota calificaron este hecho de “especialmente grave, pues instaura una ruptura moral; un cambio en los fines del Estado: de defender la vida a ser responsable de la muerte infringida; y también de la profesión médica, llamada en lo posible a curar o al menos a aliviar, en cualquier caso a consolar, y nunca a provocar intencionadamente la muerte”.
También indicaban la respuesta a la que estamos llamados: “a no abandonar nunca a los que sufren, no rendirse nunca, sino cuidar y amar para dar esperanza”. Del mismo modo, D. Casimiro dirigió una carta a toda la comunidad diocesana que llevaba por título `No podemos callar´. “Ante esta tropelía – nos decía- los católicos, los cristianos en general, los creyentes de otras religiones y las personas de buena voluntad no podemos callar. Cada uno verá cómo mostrar su desacuerdo”. Además, ordenó que las banderas de las casas episcopales en Segorbe y en Castellón ondeasen a media asta y con crespón negro, y nos pidió “seguir rezando todos los días, y de forma especial los días 17 de cada mes”.
Asimismo, han sido numerosas las organizaciones, asociaciones y sociedades (médicas y no médicas), que se han posicionado contra esta Ley. Es el caso del Comité de Bioética de España, máximo asesor del Gobierno en el tema, que entre sus conclusiones aclara que “legalizar la eutanasia y/o auxilio al suicidio supone iniciar un camino de desvalor de la protección de la vida humana cuyas fronteras son harto difíciles de prever, como la experiencia de nuestro entorno nos muestra”. Además, estos “no son signos de progreso sino un retroceso de la civilización, ya que en un contexto en que el valor de la vida humana con frecuencia se condiciona a criterios de utilidad social, interés económico, responsabilidades familiares y cargas o gasto público, la legalización de la muerte temprana agregaría un nuevo conjunto de problemas”.
Recientemente, el Dr. Manuel Martínez-Sellés, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, en una ponencia destinada al clero joven de nuestra Diócesis explicó que con esta norma se vulnera el Juramento Hipocrático Médico (“Velar con el máximo respeto por la vida humana”) y el Código de Deontología Médica (“El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste”). No solo eso, sino que también es incompatible con lo que recoge el artículo 15 de la Constitución Española: “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral”.
Y lo que es más importante. El quinto mandamiento deja claro que sólo Dios es el Señor sobre la vida y la muerte: «No matarás» (Ex. 20, 13). Este mandamiento incluye: el asesinato y la complicidad en el asesinato, los crímenes de guerra, la interrupción voluntaria del embarazo, el suicidio y la eutanasia.
Cuidados paliativos
La Diócesis ha editado un tríptico, disponible en todas las parroquias, sobre los cuidados paliativos que recoge con riguroso detalle cómo conservar el valor y la dignidad de la vida humana en cualquier condición, y con el objetivo de informar respecto a la posibilidad de comprometerse con la «terapia de la dignidad», tal y como asegura el Papa Francisco, alimentando, como cristianos, «el amor y el respeto por la vida».
Los cuidados paliativos son aquellas atenciones y cuidados dirigidos a las personas con enfermedades avanzadas y a sus familias cuando la expectativa médica ya no es la curación. Su objetivo principal es mejorar la calidad de vida, controlando o minimizando el sufrimiento, y proporcionando una atención integral brindada por equipos de trabajo interdisciplinarios.
Cabe recordar que 228.000 personas mueren cada año en España con necesidad de cuidados paliativos. Por ello es necesario reclamar a la Administración sanitaria más inversión para que nadie se pueda ver privado de ellos, y para que nadie se vea forzado a pedir la eutanasia o el suicidio asistido.
Testamento Vital
También está disponible en las parroquias de la Diócesis un tríptico informativo, y un modelo a cumplimentar, sobre la importancia de formalizar el Documento de Voluntades Anticipadas, también conocido como Testamento Vital. Es la expresión escrita de la voluntad de un paciente sobre los tratamientos médicos que desea recibir, o no está dispuesto a aceptar, en la fase terminal de su vida. También especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia.
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[…] es un día triste. Hoy, lamentablemente, entra en vigor en España la Ley de la Eutanasia. Es de sobra conocida la postura de la Iglesia Católica ante la eutanasia, que no es otra que, […]
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