Gracias al Mercat Nadalenc de Benicàssim, organizado por el Grup Viure de la parroquia de Santo Tomás de Villanueva junto al Ayuntamiento del municipio, se han recaudado y enviado 13.890 euros a las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazareth en Chiraa, diócesis de Sunyani (Ghana), quienes atienden las necesidades de las familias y de los niños más pobres.
En una carta remitida al párroco, Luis Oliver, así como a las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazareth presentes en Benicàssim, la comunidad de Chiraa expresa su “más ferviente gratitud por todo el apoyo y la ayuda inestimable que habéis regalado a nuestra misión”. “Os damos las gracias especialmente en nombre de estos maravillosos niños y familias que tanto sufren”, escriben las Hermanas Anna, Justina, Margaret y Linda.
Con lo recaudado, han podido “distribuir alimentos y bienes de primera necesidad como calzado, ropa y material escolar”, incluso juguetes para los niños, “fue un momento realmente emotivo ver cómo se iluminaban sus rostros al recibir estos pequeños regalos de Navidad, lo cual era para casi todos ellos una verdadera novedad en sus vidas”. Con todo, incluso quedó una cantidad que va a ser utilizada “para llevar a cabo las clases de los sábados”, han informado las Hermanas.
En otra carta remitida a los miembros del Grup Viure, la Superiora General, la Hermana Ángela Marie Mazzeo, desde Roma les ha agradecido “el modo en que han acogido a nuestras Hermanas que viven en Benicàssim, y que gracias a ello hayan abierto sus corazones y conocido las necesidades de aquellas personas a las que servimos en Ghana, especialmente las de los niños”.
Y todo ello ha sido posible en un momento muy complicado, como es el que estamos viviendo a causa de la pandemia de la Covid-19, por lo que “tiene, si cabe, más mérito todavía, dado que los benicenses a pesar del clima de incertidumbre e inestabilidad económica han hecho gala de su generosidad”.
Muchos de estos niños asisten a la escuela, pero no todas las familias pueden permitirse proporcionar una educación básica a sus hijos. La mayoría de la gente de estos pueblos trabaja en sus granjas, en las que ayudan los niños, y muchos de ellos no hablan inglés, algunos apenas terminan la escuela primaria y ni siquiera saben leer ni escribir.
Por este motivo, las hermanas organizan actividades especiales para ellos los sábados, para que puedan asistir. En estas clases les enseñan lo básico sobre cómo leer, escribir y Catecismo, y les dan algo de comer antes o después de clases. Además, algunas familias reciben de las hermanas alimentos básicos como arroz, azúcar, sal, aceite o cualquier otra cosa que puedan compartir con ellos.
Durante esta pandemia, la actividad en las escuelas se ha suspendido y allí la enseñanza online es impensable. Lo cierto es que los más pobres son los que más sufren. Cuando el gobierno suavizó algunas de las restricciones, las hermanas decidieron aumentar su compromiso y crear un nuevo proyecto para dar solución a la emergencia sanitaria, económica y social de una comunidad especialmente vulnerable.
Las hermanas, actualmente, les dan clases a los niños los miércoles y sábados. Los demás días de la semana visitan a sus familias y tratan de ayudarles en todo lo posible. Al pasar tiempo con ellos y sus familias, quieren ayudarles no solo a sobrevivir sino a acercarles más a Dios.