El pasado sábado 14 de diciembre de 2024, la Iglesia del Seminario Menor Diocesano de Segorbe acogió un encuentro clave para las cofradías y hermandades de la Diócesis de Segorbe-Castellón. La jornada comenzó a las 17:00 horas con la celebración de la Eucaristía, presidida por el Obispo D. Casimiro López Llorente.
La Eucaristía dio paso a la Asamblea General Extraordinaria, en la que participaron el Delegado Diocesano de la Junta de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, Pascual Luis Segura, y el Consiliario Diocesano para la Junta, Federico Caudé, entre otros.
Durante la asamblea, se trataron temas cruciales para el futuro de las cofradías de la Diócesis. Entre los puntos destacados se incluyó la lectura y aprobación del acta de la asamblea anterior, el estado contable correspondiente al año 2024 y la planificación de los actos diocesanos para el próximo año. Además, se procedió al nombramiento de los Hermanos Mayores para los actos de 2025 y se presentó el Boletín nº 20 del año 2024.
En cuanto a los eventos de Semana Santa, se anunció que el Pregón Diocesano se celebrará en Burriana el primer sábado de Cuaresma, a cargo del Obispo Auxiliar emérito de Valencia, D. Javier Salinas Viñals. También se informó que la Procesión Diocesana tendrá lugar en Nules el 6 de abril de 2025, organizada por la Hermandad de Nazarenos de la Purísima Sangre. Además, el Vía Crucis Diocesano se celebrará el 15 de marzo en la Vilavella, organizado por la Cofradía del Cristo de la Columna.
Mons. Casimiro López Llorente ha presidido esta mañana los Viacrucis que se han celebrado, a las 08.00h en Castellón y a las 10.00h en Segorbe. Sumándose a esta devoción, que conmemora el camino de Jesús hacia la crucifixión, cientos de fieles han rezado y meditado, junto a nuestro Obispo, el sufrimiento y el sacrificio de Jesucristo, cumpliendo una tradición profundamente significativa.
Miembros de las Cofradias y Hermandades de Semana Santa, tanto de Castellón como de Segorbe, se han unido recorriendo el camino de la Cruz hacia el Calvario siguiendo las estaciones que marcan los eventos desde la condena de Jesús hasta su crucifixión y sepultura. El recorrido ha sido una oportunidad para los fieles que, a través de la oración y la meditación, para recorrer espiritualmente el mismo camino que recorrió Jesús, acompañándolo así en su sufrimiento y adhiriéndose con Él a su Pasión.
De esta forma, cada estación ha servido para, tal como ha dicho D. Casimiro,» unirse a este día de dolor» y reflexionar sobre aspectos diferentes del sufrimiento humano y la redención divina. Desde la traición de Judas hasta el encuentro con su madre María, desde la caída de Jesús bajo el peso de la cruz hasta su muerte en el Calvario, las estaciones del Viacrucis han invitado a los participantes a contemplar la profundidad del amor de Dios manifestado en la entrega total de Jesús por la humanidad.
Para los fieles, el Viacrucis no es solo una práctica devocional, sino también una oportunidad para cargar sus propias cruces y enfrentar sus propias dificultades con la confianza de que Jesús está presente en medio de su sufrimiento. A través de la participación en el Viacrucis, los creyentes encuentran consuelo, fortaleza y esperanza en la promesa de la resurrección de Cristo y en su victoria sobre el pecado y la muerte.
En un mundo marcado por el dolor y la injusticia, acompañar a Jesús en la Cruz nos ofrece un recordatorio poderoso de la realidad del sufrimiento humano y la necesidad de solidaridad y compasión. Al meditar en el sufrimiento de Jesús, estamos llamados a comprometernos con la construcción de un mundo más justo y compasivo, donde el amor y la misericordia de Dios puedan manifestarse plenamente.
Primera Estación: Jesús es condenado a Muerte
En la primera estación, vemos a Jesús de pie ante Pilato, enfrentando una condena injusta y abrazando la voluntad de Dios. Nos recuerda las veces que hemos sido juzgados injustamente o hemos enfrentado dificultades, y nos desafía a confiar en la providencia divina incluso en medio de la adversidad.
Segunda Estación: Jesús carga con la Cruz
Con la pesada cruz sobre sus hombros, Jesús comienza su camino hacia el Calvario. Nos invita a reflexionar sobre nuestras propias cargas y sufrimientos, y nos recuerda que nunca estamos solos en nuestras luchas. Como Jesús, podemos encontrar fuerza en la oración y en la ayuda mutua para llevar nuestras cruces con dignidad y valentía.
Tercera Estación: Jesús cae por Primera Vez
La carga de la cruz se hace demasiado pesada y Jesús cae al suelo. En este momento de debilidad física, Jesús nos muestra que el sufrimiento es parte de la condición humana, pero también nos enseña la importancia de levantarnos y seguir adelante, incluso cuando nos sentimos derrotados.
Cuarta Estación: Jesús se encuentra con su Madre
En medio de su agonía, Jesús encuentra consuelo en el amor y la presencia de su madre, María. Este encuentro nos recuerda el papel central de María como madre espiritual para todos los creyentes, y nos desafía a buscar consuelo y apoyo en la comunidad cristiana durante nuestros propios momentos de dolor y sufrimiento.
Quinta Estación: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz
Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz, demostrando un acto de compasión y solidaridad. Este encuentro nos llama a ser como Simón, dispuestos a ayudar a nuestros hermanos y hermanas en sus momentos de necesidad, y nos recuerda que el amor y la compasión son fundamentales para seguir los pasos de Jesús.
Sexta Estación: Verónica enjuga el rostro de Jesús
Verónica, con valentía, se acerca a Jesús y enjuga su rostro lleno de sudor y sangre. En este gesto de bondad y compasión, Verónica nos desafía a ser instrumentos de consuelo y amor para los demás, especialmente para aquellos que están sufriendo y necesitados de compasión y apoyo.
Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez
Una vez más, Jesús cae bajo el peso de la cruz. Esta segunda caída nos recuerda la fragilidad de la humanidad y la realidad del sufrimiento en el mundo. Nos desafía a perseverar en nuestra fe y a encontrar fortaleza en Dios incluso en los momentos más oscuros de nuestras vidas.
Octava Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
En un gesto de compasión, Jesús se dirige a las mujeres de Jerusalén que lloran por Él. Les ofrece palabras de consuelo y les llama a no llorar por Él, sino por sí mismas y por sus hijos. Esta estación nos recuerda la importancia de la compasión y la solidaridad, y nos desafía a trabajar por un mundo donde reinen la justicia y la paz.
Novena Estación: Jesús cae por tercera vez
Por tercera vez, Jesús cae bajo el peso de la cruz. Esta caída final nos recuerda la debilidad humana y la necesidad de confiar en la fuerza de Dios para levantarnos y seguir adelante. Nos desafía a perseverar en nuestra fe incluso en los momentos más difíciles y a confiar en que Dios está siempre con nosotros.
Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras
En esta estación, Jesús es despojado de sus vestiduras, dejado expuesto y humillado ante la multitud. Este acto de desnudez nos llama a reflexionar sobre nuestra propia vulnerabilidad y a recordar la importancia de la dignidad humana y el respeto mutuo.
Undécima Estación: Jesús es clavado en la Cruz
Jesús es clavado en la cruz, sufriendo un dolor indescriptible por amor a la humanidad. Este acto de sacrificio nos desafía a considerar el costo del amor verdadero y nos llama a comprometernos con el servicio desinteresado y el sacrificio por el bien de los demás.
Duodécima Estación: Jesús muere en la Cruz
Jesús exhala su último aliento y muere en la cruz por la redención de la humanidad. Este acto de amor supremo nos invita a contemplar la profundidad del amor de Dios por nosotros y a comprometernos a seguir su ejemplo de amor y sacrificio en nuestras propias vidas.
Decimotercera Estación: Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre
El cuerpo de Jesús es descendido de la cruz. Este momento revela la humanidad de Jesús en toda su fragilidad y vulnerabilidad. El cuerpo de Jesús, ahora sin vida, es entregado a sus seguidores más cercanos, quienes lo reciben con dolor y tristeza. Esta estación nos recuerda la realidad de la muerte y la importancia de enfrentarla con humildad y aceptación, confiando en la promesa de la vida eterna que viene a través de la resurrección de Cristo.
Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado en el Sepulcro
El acto de sepultura completa el ciclo de la Pasión y Muerte de Jesús, y nos invita a reflexionar sobre el significado más profundo de su sacrificio. Jesús, el Hijo de Dios, se entrega completamente por la humanidad, experimentando la muerte física para redimirnos del pecado y abrirnos las puertas de la vida eterna. La sepultura de Jesús nos recuerda que su muerte no es el final de la historia, sino el comienzo de una nueva vida, y nos da esperanza de que, así como Cristo resucitó de entre los muertos, también nosotros participaremos en su resurrección y vida eterna.
La Junta Parroquial de Cofradías de Altura, junto a las cofradías del Santísimo Cristo de la Capilla y Virgen de los Dolores, fueron los organizadores de la XXXI Procesión Diocesana de Cofradías, Hermandades y Asociaciones de Semana Santa, que tuvo lugar ayer domingo día 17 de marzo, en la Villa de Altura, dando comienzo a las 18 h.
Estuvo presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, que estuvo acompañado por la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades, por la corporación municipal y varios sacerdotes de la Diócesis, entre ellos el párroco, D. Juan Manuel Gallent.
La Procesión marcó el anticipo de la Semana Santa que comenzaremos a vivir a partir del Domingo de Ramos, acompañando a Jesús de Nazaret en su Pasión y Muerte para celebrar la alegría de la Pascua de Resurrección.
A través de los misterios centrales de nuestra fe, que cada una de las Cofradías de la Diócesis procesionan en las calles, como hicieron ayer tarde, la presencia de Jesús llega a la ciudadanía y contribuye a mostrar la riqueza del Evangelio.
El recorrido de ayer tarde partió de la parroquia de San Miguel Arcángel recorriendo las principales calles del centro del municipio, para terminar en el templo con unas palabras de D. Casimiro, que agradeció y felicitó a las cofradías, los alturanos, al ayuntamiento y a la parroquia por la Procesión, “como manifestación de nuestra fe”.
Y exhortó a no perder de vista la razón de ser de las cofradías y hermandades y de la expresión de nuestra fe en la procesión, “que es el amor de Dios que se entrega hasta la muerte, para derrotar el pecado y la muerte, y darnos vida”. “Sigamos cuidando y trabajando, como creyentes, para mantener viva la raíz de nuestra cultura que es una raíz cristiana”, indicó.
La Junta Parroquial de Cofradías de Altura, junto a las cofradías del Santísimo Cristo de la Capilla y Virgen de los Dolores, son los organizadores de la XXXI Procesión Diocesana de Cofradías, Hermandades y Asociaciones de Semana Santa, que tendrá lugar el próximo domingo día 17 de marzo, en la Villa de Altura, a las 18 h.
Dicho acto estará presidido por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y estará acompañado por la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades, así como de todas las cofradías que la integran.
Las Cofradías y Hermandades de la Diócesis se han reunido esta tarde en Castellón para rezar el Vía Crucis diocesano, en el contexto de Cuaresma y del Año Jubilar Mariano del Lledó por el Centenario de la Coronación de la Patrona de la ciudad.
Han recorrido con solemnidad sus calles, desde la capilla de la Purísima Sangre hasta la Basílica de la Mare de Déu del Lledó, meditando cada una de las 14 estaciones. Ha estado presidido por nuestro Obispo.
Una vez finalizado, D. Casimiro ha dirigido unas palabras a los presentes, exhortando a aprovechar este tiempo de Cuaresma “para dejarnos purificar de todo aquello que nos separa del amor de Dios, de nuestros pecados, de nuestras heridas…”, preparándonos así para la Pascua del Señor.
Ello nos servirá también para celebrar con intensidad este Año Jubilar del Lledó, ha explicado, de modo que podamos obtener también el don de la Indulgencia plenaria.
Como cada año, en la tarde del primer sábado de Cuaresma, se celebró el Pregón Diocesano de Semana Santa. En esta ocasión, fue la Basílica del Salvador, en Burriana, el escenario de la XXXIV edición del Pregón, organizado por la Hermandad de Nuestra Señora Virgen de los Dolores de Burriana, en colaboración con la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa. La cita supone, para las Cofradías y Hermandades de Semana Santa de la Iglesia de Segorbe-Castellón, el punto de partida para vivir, a través de la religiosidad popular, la Pasión, Muerte y Resurreción del Señor.
Por designación de la Junta rectora de la Hermandad de Ntra. Sra. Virgen de los Dolores, el pregonero fue D. Santiago Ríos Guinot, actual tesorero y uno de los fundadores de la Hermandad, cumpliéndose ahora 62 años de la fundación.
D.Santiago puso en valor su orígenes cristianos a través de su familia, desde donde le inculcaron «los valores del respeto y la caridad cristiana» que profundizó en el Colegio de San José en Valencia recordando «la liturgia, ritos y costumbres de la Iglesia, como casa de Dios» que unía a todos los cristianos en las celebraciones eucarísticas. Repasó la historia de los pueblos diocesanos destacando la riqueza «en costumbres y eventos que expresan la espiritualidad en el propio arte sacro, en su vasta cultura, su lenguaje e incluso en sus manifestaciones folclóricas y festivas».
Así, se refirió a la celebración del Pregón para anunciar «la llegada de algo misterioso que convoque a todos los ciudadanos» uniéndonos en el «sentimiento popular que se remonta a cientos de años pasados y que desde hace unos menos, se refleja en el nacimiento de las Hermandades».
Recordó la figura del Cardenal Mons. Vicente Enrique y Tarancón, quien le impartió el Sacramento de la Confirmación y rememoró «la relación conjunta que de siempre han tenido las creencias humanas y costumbres religiosas», así como ilustres cristianos como fueron los beatos Fray Benito y el Padre Laureano, «dos vidas ejemplares, burrianenses canonizados por su santidad San Juan Pablo II que dedicaron sus vidas a hacer el bien a los demás, educando a los jóvenes más pobres y humildes, para que tuvieran un futuro mejor», recordando que ambos recibieron la palma del martirio, en la madrugada del 16 de septiembre de 1936.
Destacó la Semana Santa como «la la solemnidad religiosa más importante de nuestro país» y repasó la historia de la Hermandad de Nuestra Señora Virgen de los Dolores poniendo el énfasis en la devoción popular a la Virgen en la ciudad de Burriana.
D. Casimiro se refirió a la cuaresma como antesala de la Semana Santa que nos conduce a la Pascua y a la celebración gozosa de la Resurrección del Señor poniendo a Cristo Jesús en el centro del anuncio del Pregón. Recordó la imposición de la ceniza como signo «de que somos caducos, limitados y frágiles, llamándonos a la conversión para que se avive nuestra fe».
Un tiempo de cuarenta días, dijo, «lleno de gracia y de misericordia del Señor para que nos dejemos purificar, para que volvamos a levantar nuestra mirada y nuestro corazón a Dios que nos salva, nos cura, y nos da vida y vida en virtud que brota hasta la vida eterna».
Expresión de la fe vivida
Mons. Casimiro López recordó que estas semanas previas al Triduo Pascual ha de servir para que de verdad «nos dejemos llenar del amor de Dios». Un amor que, en Jesucristo, dijo, «es expresión suprema del amor de Dios que se nos da en su Hijo que muere por cada uno de nosotros». Ese es el primer anuncio «que debemos acoger los cristianos, para vivirlo y llevarlo a los demás».
Se refirió a los cofrades como «fieles cristianos y primeros destinatarios, para llevar la fe en Cristo a través de la devoción de la Virgen y dar testimonio de Jesucristo». En este sentido, exhortó a los cofrades «a acoger y vivir el amor de Dios para que las procesiones sean expresión de la fe vivida».
Para concluir, advirtió que el sentido del Pregón los es por cuanto nos invita a prepararnos durante estos cuarenta días a la celebración de la Semana Santa, empezando el Domingo de Ramos y concluyendo con la celebración gozosa de la Pascua del Señor. Expresó su deseo para que «nos dejemos tocar el corazón por el Señor para que Él ocupe el centro de nuestra vida».
Ayer tuvo lugar, en la Diputación Provincial de Castellón, una nueva conferencia con motivo del Año Jubilar Mariano por el Centenario de la Coronación de la Mare de Déu del Lledó.
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Fue D. Manuel Jesús Rodríguez, abogado y cofrade de la Diócesis de Huelva, quien habló de la “Evangelización desde la Religiosidad Popular”, ayudándonos a entender las hermandades, cofradías y la Piedad Popular, como elementos fundamentales de evangelización y de Primer Anuncio en una sociedad secularizada.
Las Cofradías y Hermandades de Semana Santa de la Diócesis se han reunido esta tarde en Segorbe para rezar un Vía Crucis diocesano, en el contexto de Cuaresma y con motivo del Año Jubilar.
Tras ello se han congregado en la S.I. Catedral para celebrar la Eucaristía, que ha presido nuestro Obispo. En la homilía, D. Casimiro se ha centrado en el Evangelio de este domingo, II de Cuaresma, de la Transfiguración del Señor (Mt. 17, 1-9), hablando de tres verbos que nos acompañan en este tiempo litúrgico que nos lleva hasta la Pascua, y también en nuestra vida cristiana.
“Jesús les invita a subir al monte”, ha indicado, lo que supone un esfuerzo para el que debemos ir ligeros de equipaje, seleccionando lo que de verdad es imprescindible. “También la Cuaresma nos invita a todos a la ascesis, al compromiso, a reconocer que hay cosas en nuestra vida de las que nos tenemos que librar si queremos llegar a la Pascua”, ha explicado el Obispo, “porque la Cuaresma no termina en la muerte de Jesús sino en la Pascua de Resurrección”.
En segundo lugar “estar en el monte, gozar de la estancia junto a Jesús en el monte”. Jesús nos invita a acercarnos a Él “para contemplarlo, para experimentar su cercanía, porque Él está vivo en medio de nosotros y quiere hacernos participes de su vida”. También a “convertirnos a Dios, poniendo en el centro a su Hijo, que es el camino que nos lleva a Dios y a los hermanos”, y “a escuchar su voz” a través de la lectura y de la meditación de su Palabra.
Y, por último, “bajar de nuevo al valle”. “Desde el encuentro con el Señor hemos de bajar a la vida, con sus dificultades, con sus alegrías y con sus penas, para llevar a otros lo que hemos experimentado en nuestro encuentro con el Señor”.
Los miembros de las Cofradías, Hermandades y Asociaciones de Semana Santa de la Diócesis de Segorbe-Castellón han acudido esta tarde a la S.I. Catedral para ganar el Jubileo en este 775º aniversario de la sede episcopal en Segorbe.
Estaban convocados a las 16,30 h. en la capilla del Seminario, donde se han preparado desde la oración y la reconciliación con el Señor y con los hermanos cofrades. De esta manera han peregrinado hacia la Catedral, pidiendo la intercesión de los santos, y han entrado por la Puerta Santa.
Han visitado la Fuente Bautismal para renovar la fe de la Iglesia que nos gloriamos en profesar en Cristo Jesús, Señor Nuestro. Y se han detenido ante el Sagrario para el encuentro personal con el Señor, presente en la Eucaristía.
Tras ello han celebrado la Eucaristía, presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y concelebrada por D. Federico Caudé, Deán y Consiliario diocesano para la Junta; D. José Manuel, miembro del Cabildo; y D. Ángel Cumbicos, Secretario Particular.
Del mismo modo que este Jubileo, el tiempo de Adviento, ya cercana la Navidad, “nos habla del encuentro con el Señor que nace en Belén, para mostrarnos y darnos el amor y la vida de Dios”, indicaba el Obispo en la homilía.
El edificio de la Catedral “remite a la comunidad que aquí celebra, la Iglesia diocesana que está llamada a ser la morada de Dios entre los hombres, para ser signo e instrumento de Jesucristo y de su Evangelio en el mundo – ha explicado – y esa es nuestra misión como Iglesia”.
Para ello, el Año Jubilar nos llama, en primer lugar, “a la conversión de corazón a Dios, a Cristo y a nuestra Iglesia, para sentirla como propia y para amarla”, y desde ahí “dejarnos renovar y purificar en nuestra vida cristiana”, para poder ser de verdad piedras vivas. La Iglesia, como dice el lema, “está llamada a crecer en la comunión para salir a la misión, cuya fuente está en Cristo Jesús, que genera comunión entre nosotros”, también entre las Cofradías y Hermandades, ha recalcado.
Los cofrades deben proponer a los demás, y durante todo el año, “a lo mejor que tenemos, que es Cristo Jesús y la Virgen, en las diferentes advocaciones”. La procesión es “una manifestación pública de la fe, pero también una muestra de los misterios básicos de nuestra fe, que para muchos ya son desconocidos”. D. Casimiro ha exhortado a “anunciar al Señor a tiempo y a destiempo”. “El Señor y la Iglesia diocesana cuenta con vosotros para ello”.
Asamblea General Extraordinaria
Posteriormente se ha celebrado la Asamblea General Extraordinaria, teniendo entre los puntos del orden del día informar del calendario de actividades y eventos en el próximo año 2023, entre los que está el XIV Encuentro Interdiocesano (11 de febrero en Crevillente), el XXXIII Pregón Diocesano (25 de febrero en la Concatedral de Santa María, Castellón), el Via-Crucis Diocesano con motivo del Año Jubilar (4 de marzo en Segorbe), y el XXX Procesión Diocesana (26 de marzo en la Concatedral de Santa María, Castellón).
Otro de los puntos era el nombramiento del Hermano Mayor para los actos del año 2023, D. Juan Antonio Guzmán Martí.
Y se ha presentado e impuesto la medalla a la Cofradía de la Virgen de los Dolores de Almassora, que se incorpora a la Junta Diocesana.
Uno de los últimos puntos tratados ha sido la presentación y entrega del Boletín Diocesano nº 18 de la Junta.
El pasado sábado, día 29 de octubre, l´Alcora acogió la sesión de formación de la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa.
Comenzaron la sesión con la organización de la Peregrinación que, con motivo del Año Jubilar diocesano, celebrarán las Cofradías y las Hermandades de la Diócesis el día 17 de diciembre en la Catedral de Segorbe.
También trataron el próximo Encuentro Interdiocesano de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, que, tras la pasada edición celebrada en Nules, tendrá lugar en Crevillente (Alicante); así como la Procesión Diocesana que se celebrará el 26 de marzo de 2023.
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