El Obispo administra el sacramento de la Confirmación a 42 adultos en la Concatedral de Santa María
Durante estos meses es tiempo en nuestra Diócesis de las Confirmaciones. Es una auténtica gracia y motivo de profunda alegría que cientos de jóvenes reciban este sacramento mediante la imposición de manos del Obispo, con el que, como los Apóstoles en Pentecostés, quedan llenos del Espíritu Santo para ser testigos de Jesucristo.
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Pero también hay adultos que sienten la necesidad de confirmarse tras descubrir el regalo que Cristo ofrece, de reforzar la semilla que fue plantada en el Bautismo, de vivir una vida en plenitud y de fortalecer la fe.
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Por ello, ayer por la tarde, en la víspera de la solemnidad de Pentecostés un total de 42 adultos de toda la Diócesis de Segorbe-Castellón recibieron el sacramento de la Confirmación en la Concatedral de Santa María, en una celebración organizada por la Delegación diocesana para la Catequesis y el Catecumenado, y en la que los confirmandos estuvieron acompañados por sus párrocos, padrinos y madrinas, catequistas y familiares. La parte musical corrió a cargo de Augusto Belau, al órgano, y de la Coral de Barreros de la Mare de Déu del Lledó.
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Pertenecían a las parroquias de La Sagrada Familia, de Santa Joaquina Vedruna, de San Francisco y de San Pedro de Castellón; de La Asunción de Nuestra Señora de l´Alcora; de San Jaime de Vila-Real; de Santo Tomás de Villanueva de Benicàssim; de Los Santos Juanes de Almenara; y de Virgen del Carmen, San Bartolomé, y La Asunción de Nuestra Señora de Onda.
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Según el testimonio de uno de estos jóvenes, de Onda, “a mi edad jamás hubiera pensado que conocer a Cristo me hubiera afectado tanto en mi vida. Vives la vida teniendo idea de que existe, pero sin ser consciente de ello. A veces necesitamos a alguien que nos de un empujoncito y darte cuenta de que Él siempre ha estado. Y poco a poco querer seguir conociéndolo, querer seguir sintiéndote querido. Durante este tiempo de preparación me ha enseñado que el estar en gracia de Dios y cumplir sus mandamientos me hace estar en paz. Por eso la Confirmación es un sacramento que recibo con total humildad y agradecimiento a Dios, para que siga regalándome sus gracias y pueda seguir recibiendo su Amor”.
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En la homilía, D. Casimiro explicó que en esta celebración se hacía presente lo que vivieron los apóstoles, que estando encerrados en el cenáculo por miedo a los judíos reciben la paz del Señor y el Espíritu Santo, por lo que se desvanecen las preocupaciones y los miedos, y creen de verdad que Jesús había resucitado. El Obispo, como sucesor de los apóstoles, es el eslabón que une un acontecimiento con el otro, renovando y actualizando Pentecostés.
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“Jesús, el Señor resucitado va a cumplir su promesa sobre vosotros”, les dijo a los confirmandos. Con la renovación de las promesas del Bautismo y la confesión de la fe, “voy a implorar que venga sobre vosotros el Espíritu Santo”, indicó explicando el rito de al Confirmación, que consiste en la imposición de sus manos y en la crismación con el óleo, marcándoles con la cruz gloriosa de Cristo.
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Y les exhortó a “creer, a confiar en Él, y a tenerle como el centro de vuestra vida”, y lo hizo de un modo especial a aquellos que próximamente se van a casar. Es fundamental que “acojáis a Dios en vuestro matrimonio, que escuchéis su voz, porque os enseñará a amaros más y de verdad, sobre todo a perdonaros”.
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