El próximo sábado,11 de junio, a partir de las 10.30 h, en el Seminario Mater Dei, tendrá lugar la última sesión de los «Encuentros Matrimoniales» que, organizados por la Delegación diocesana para la Familia y la Defensa de la Vida se han venido celebrando a razón de un encuentro mensual desde el pasado mes de septiembre.
Esta última sesión lleva por título: «El matrimonio es cosa de tres: Dios, él y ella» en la que el Delegado diocesano para la Familia, ofrecerá una charla que tendrá como protagonistas al matrimonio formado por la Virgen María y San José. Como en cada sesión, las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, atenderán a los hijos de los participantes con juegos y dinámicas, que contribuyen a que los más pequeños crezcan en valores
Los protagonistas de estas sesiones han sido diez parejas bíblicas: Adán y Eva, Abraham y Sara, Rut y Booz, Abigail y Nabal, Tobias y Sara, Oseas y Gomer, Zacarías e Isabel, Ananias y Safira, Aquila y Priscila, y, en la de mañana, la Virgen María y San José. A partir de la historia que narran las Sagradas Escrituras de cada una de estas parejas y de las catequesis de San Juan Pablo II sobre el matrimonio, casi 70 de matrimonios de nuestra Diócesis han ido profundizando en diversos aspectos de su vida conyugal, a la luz de los ejemplos facilitados, así como mejorar la comunicación entre ellos.
Tal como se diseñaron las sesiones, los matrimonios también han podido disponer de un espacio de calidad para orar ante el Señor. Cada una de las sesiones comenzaba con la oración de la mañana por los frutos de cada encuentro. A continuación tenía lugar la charla que servía también para interpelar a los participantes y así poder meditar y reflexionar en privado y en grupo junto a otros matrimonios aquellos aspectos de la vida conyugal que se han ido trabajando en cada sesión.
Las jornada de la próxima semana finalizará con la Adoración al Santísimo Sacramento y la Bendición a los esposos y sus hijos, tal y como ha venido sucediendo durante todo el curso. Por tratarse de la última sesión, los niños podrán disfrutar de la piscina y, al finalizar la sesión se celebrará una comida de fraternidad.
Se ha celebrado durante el pasado fin de semana en el Seminario Diocesano Mater Dei
La Diócesis de Segorbe-Castellón ha consolidado el Proyecto Amor Conyugal que, entre otras actividades, ofrece un retiro de fin de semana para matrimonios. Apenas han pasado tres meses desde que, en el pasado febrero, se celebró el primer retiro. Tal fue la demanda que muchos matrimonios interesados se quedaron sin plaza, cuestión que ha sido decisiva para programar este segundo retiro que ha tenido lugar entre el 13 y el 15 de mayo en el Seminario Mater Dei de Castellón.
En este segundo retiro que se ha ofrecido han participado un total de 48 matrimonios, más otros 10 que lo han hecho en calidad de «servidores» atendiendo aspectos organizativos y de acompañamiento a las parejas participantes. El Proyecto Amor Conyugal es un método fundado desde hace ya una década por un matrimonio de Málaga quienes, atravesando una crisis conyugal, se ampararon en la Virgen de Fátima, superando las dificultades que casi les llevó al divorcio. La historia de superación y de fe de José Luis Gadea y Magüi Galvez es ejemplo para multitud de parejas que han experimentado una auténtica transformación en su matrimonio, y fruto de ello, este proyecto está implantado en la práctica totalidad de diócesis españolas.
En la de Segorbe-Castellón, tiene su inicio en la Parroquia de Santa Isabel, en Vila-real. A finales del año pasado, se presentó también el proyecto en la Parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón. Con el apoyo de la Delegación Diocesana para la Pastoral Familiar y Defensa de la Vida, se organizó un primer retiro cuyos frutos se recogieron de inmediato pues varios matrimonios participantes se sumaron a este itinerario parroquial que, de la mano de la Virgen María, ayuda a los matrimonios a vivir la vocación conyugal tal como Dios la pensó.
El proyecto no empieza y acaba en el retiro, sino que tiene una continuidad en la parroquia donde, tal como afirma el Delegado Diocesano para la Pastoral Familiar y Defensa de la Vida, D. Luis Oliver, «una vez al mes se celebran encuentros de formación basados en las catequesis de Juan Pablo II expuestas por uno de los matrimonios que forman parte del grupo». En estos encuentros mensuales hay momentos íntimos del Señor con los matrimonios a través de la adoración al Santísimo.
Actualmente hay dos grupos de matrimonios en nuestra Diócesis, uno en la parroquia de la Trinidad en Castellón, y otro en la de Santa Isabel, en Vila-real. No es necesario haber hecho el retiro de Proyecto de Amor Conyugal para asistir a estos encuentros mensuales.
Ayer, día 10 de mayo, en el contexto de la festividad de San Juan de Ávila, patrono del clero secular español, y en el marco del Año Jubilar diocesano, la parroquia de Ntra. Sra. de los Ángeles de Betxí acogió el rito de Admisión a órdenes de un seminarista, de tres candidatos al Diaconado Permanente, y el rito de institución de cuatro lectores. La celebración estuvo presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro.
La recepción por parte de la Iglesia del compromiso público de cuatro candidatos y la asunción de un ministerio de servicio a la Palabra de Dios por parte de otros cuatro son motivos para dar muchas gracias a Dios, que actúa en los corazones y los empuja al servicio, sea a través del diaconado o del presbiterado.
“El Señor resucitado, que es el Buen Pastor, nos quiere llenar de su amor y de su vida para que seamos sal de la tierra y luz del mundo”, decía el Obispo en la homilía. “Él sale a nuestro encuentro para llenar nuestro corazón de la alegría del encuentro con el Señor”, “la alegría de ser cristianos y discípulos del Señor, de ser miembros de su Iglesia peregrina, la familia de los hijos de Dios en esta tierra”.
“Vivimos tiempo de escasez vocacional”, indicó D. Casimiro, “al ministerio ordenado y a la vida consagrada, pero también al matrimonio cristiano, porque esta generación de un cristiano discípulo misionero del Señor no la sabemos cultivar como se merece”. Ante ello, y a pesar de las dificultades, exhortó a llevar a los niños, en la familia y en la parroquia, al encuentro con el Señor, “es fundamental para que el bautizado viva su condición de hijo de Dios”.
Ministerio del Lectorado
Los cuatro seminaristas que fueron instituidos lectores por el Obispo, del Seminario Redemptoris Mater, fueron Armando Zapata, Pablo Ruiz, Samuel Albaladejo y Martín Vera.
«El lector es instituido para proclamar las lecturas de la Sagrada Escritura, excepto el Evangelio. Puede también proponer las intenciones de la oración universal, y, en ausencia del salmista, proclamar el salmo responsorial» (IGMR n°99). Es este uno de los pasos que se administran, junto al acolitado, en el camino hacia la ordenación diaconal y sacerdotal. Se confiere a los candidatos a medida que van completando su formación y van configurando su vida con las dimensiones básicas del ministerio presbiteral del servicio de la Palabra y del altar.
Rito de Admisión a órdenes
El seminarista que fue admitido a órdenes es Álvaro González, del Seminario Mater Dei.
La Admisión es un rito que se realiza con la finalidad de manifestar el propósito y deseo, de aquellos que se preparan para el ejercicio del sacerdocio ministerial, de ser aceptados entre los candidatos a las Sagradas Órdenes.
Y con este Rito, la Iglesia, a través de los responsables del seminario, reconoce en el candidato las cualidades y aptitudes necesarias para que algún día pueda ser ordenado. Por lo tanto, es recibido oficialmente como candidato para que continúe su formación para el sacerdocio.
Rito de Admisión al Diaconado Permanente
Los tres laicos que fueron admitidos como candidatos al Diaconado Permanente, dos de ellos casados, fueron Abraham Saera, Vicent Meneu y Paco Rubio.
En el Rito de Admisión, los aspirantes al Diaconado Permanente manifiestan públicamente su deseo de abrazar la vocación a la que el Señor los ha llamado, a la que quieren responder con generosidad, y representa de manera oficial la voz de la Iglesia constatando y acogiendo la vocación de estas personas. También, las esposas de los candidatos casados manifestaron públicamente su consentimiento al compromiso asumido por sus esposos.
Organizada en el contexto del itinerario de formación, la peregrinación de Castellón a Segorbe se ha realizado en tres etapas y un total de cuatro días de convivencia. Han participado 75 jóvenes del Programa Teen Star de Castellón y adolescentes del oratorio del Seminario Diocesano Mater Dei, junto a sus responsables Esteban Escrig, y el rector del seminario, D. Juan Carlos Vizoso, que al tiempo es Delegado Diocesano de Pastoral Vocacional.
Durante el camino han estado acompañados por el Evangelio de San Lucas (24, 13-35) que relata el Camino de Emaús haciendo referencia a las tres virtudes teologales: «fe, esperanza y caridad». A través de esta experiencia han podido comprobar cómo «el encuentro con el amor de Jesús Resucitado al final supone descubrir la presencia de Dios en la propia historia, que es el fundamento de la esperanza para vivir lo que cada uno tiene por delante», ha explicado D. Juan Carlos Vizoso.
De esta forma, los jóvenes participantes han experimentado cómo «reconciliado con Dios, con los hermanos y en el seno de la Iglesia, se siente la presencia de Dios en nosotros».
La peregrinación salió el pasado miércoles desde el seminario diocesano Mater Dei y se ha recorrido a pie durante un total de tres etapas en la que los jóvenes han estado atendidos por las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, que se han encargado de todas las comidas. La primera etapa, salió desde el seminario con parada en Betxí, en la segunda recorrieron la distancia entre Betxí y Ahín, y ya en la última que se realizó el viernes, llegaron a Segorbe donde hicieron noche.
La jornada diaria comenzaba a las 6 de la mañana con el rezo de los laudes, el desayuno y una pequeña reflexión del Evangelio de Emaús «con el objetivo de que durante el camino, la guía fuera el propio Evangelio.
Cada tarde, tras recuperar fuerzas con la comida, se han celebrado varias catequesis e intercambios de experiencias que han aportado un mayor enriquecimiento a los jóvenes por cuanto se compartía lo que cada uno ha ido viviendo y sintiendo en el camino. Por la noche, antes de acostarse, se rezaban las «Completas» dando gracias a Dios por los frutos del día en el contexto de una Adoración al Santísimo, habiéndose celebrado también el Sacramento de la Penitencia para todos cuantos lo han deseado.
La peregrinación culminó el pasado sábado con la entrada a la S. I. Catedral Basílica de Segorbe por la «Puerta Santa», rezando por las intenciones de este Año Jubilar y participando en la «Misa del Peregrino» presidida por el rector del Seminario Mater Dei, D. Juan Carlos Vizoso. La experiencia ha sido «profundamente enriquecedora por habernos sentido acogidos por la Iglesia, a través de las Parroquias de Betxí y de Ahín, así como en la propia Catedral, y también por las Instituciones locales de los propios municipios». Juan Carlos Vizoso también ha destacado «la comunión, tan propia de la fe cristiana, que se ha vivido entre todos los chavales, siendo tan distintos en sexo y edad, así como su procedencia eclesial y familiar». En cualquier caso, lo que más ha impactado al equipo organizador ha sido «la fe con la que han vivido los momentos de Adoración al Señor».
La anécdota más entrañable de la experiencia vivida, la protagonizó uno de los jóvenes participantes quien, al finalizar la peregrinación, sin caer en la cuenta de lo que estaba pronunciando, afirmó: «¡qué bien se está aquí!, ¿por qué no nos quedamos?». Una frase que dice Pedro en el pasaje de la Transfiguración del Señor, que relata San Marcos. Fue, sin duda, un momento en el que se sintió la presencia del Señor en medio de todos ellos.
Pablo Ruiz, tiene 25 años y es natural de Caravaca de la Cruz (Murcia). Llegó a nuestra Diócesis siendo adolescente e ingresó en el Seminario Diocesano Redemptoris Mater, en Betxí. Cursó Bachillerato en el Seminario Diocesano Mater Dei y emprendió los estudios de Filosofía y Teología que terminará este año. El próximo curso académico saldrá a la misión a hacer la itinerancia previa a su ordenación sacerdotal, que también forma parte de su formación. Con motivo de la Solemnidad de San José, Pablo Ruiz ha estado en «El Espejo de Segorbe-Castellón» (Cadena Cope)
¿Qué te llevó a ingresar en el Seminario? ¿Cómo descubriste tu vocación? Con 16 años estaba en una situación difícil por no encontrarle sentido a mi vida. La enfermedad de mi madre hizo mella en mí y ese verano una compañera de clase me invitó a un campamento organizado por monjas. Había dicho mil veces que no pero aquel año dije que sí y durante el campamento, en una exposición del Santísimo, le pregunté al Señor que si de verdad existía me lo confirmase. En ese momento, yo era una persona muy inquieta, tenía los nervios descontrolados pero me sentí muy querido y experimenté un amor enorme de Dios. Pensé que eso era lo que yo quería para mí. Ese verano también asistí a un encuentro del Camino Neocatecumal en Italia donde se nos dio destino a un Seminario. En mi caso tenía que ser un Seminario en España porque no había cursado todavía el Bachiller y aquí me destinaron. Primero estudié bachillerato en el Mater Dei y luego Teología.
¿Cómo se desarrolla tu día a día en el seminario?, ¿qué aporta la formación para el sacerdocio? Desde fuera siempre había visto la vida del Seminario muy aburrida pero es todo lo contrario. Nos levantamos a las 6 de la mañana y tras la oración de las 7h, desayunamos y asistimos a la Universidad en el Mater Dei. Cuando acaban las clases regresamos al seminario y rezamos la hora intermedia. Tras un rato de descanso y deporte, dedicamos unas horas al estudio. Antes de cenar tenemos un rato de oración y ya por la noche, si se da el caso, podemos acudir a las actividades parroquiales en Castellón. A partir de las 22.30h de la noche se hace silencio y cada uno en su habitación puede leer, meditar…. cada uno lo que quiera.
¿Cómo crecéis en la formación espiritual?,¿cuánto de renuncia hay en el día a día?, tal vez pesa más lo que recibes que lo que se queda atrás ¿no? La verdad es que sí!…, se recibe mucho más de lo que se deja atrás porque a nivel espiritual nos alimentamos de los Sacramentos en el Seminario pero es verdad que nuestra vocación se ha gestado en una comunidad del Camino Neocatecumenal, movimiento al que estamos enraizados, y es a través de esa vivencia de la Palabra de Dios, de la Eucaristía y de la historia de sanación de los hermanos como poco a poco, sin forzar nada, el Señor, a través de ese alimento espiritual te va tocando el corazón y te das cuenta que la vocación viene del Señor, porque antes que la formación espiritual que es fundamental, el Seminario no es una fábrica de curas, sino que el pilar fundamental es que tu seas persona, una persona cristiana… y antes de ser cura, eres persona. También tenemos la ayuda del Rector, del Padre espiritual y poco a poco se va viendo esa formación espiritual que, como digo es fundamental, y a partir de ahí nace la vocación.
¿Qué te está ayudando a descubrir que el sacerdocio es el plan que Dios tiene para ti? Lo que más me ayuda es ver lo contento que estoy en el Seminario. Yo era una persona muy triste, muy tímido y me costaba relacionarme con la gente. Una de las cosas que he descubierto en este tiempo es la alegría que me da hacer su voluntad. Muchas veces he tenido la tentación de abandonar por la presión y no ser capaz de aguantar el ritmo y el sufrimiento… y el Señor me confirma que es su voluntad porque a mi los estudios siempre me han costado muchísimo y la serenidad que me ha dado el Seminario me ha ayudado a sacar los estudios adelante que para mí era imposible. Recuerdo la primera vez que me llamó mi madre y me dijo: ¡pero muchacho qué te han hecho, que hablas tanto?!…. Son cosas que el Señor, poco a poco me va diciendo… tengo serenidad y paz…. es lo que el Señor me va confirmando mediante detalles de amor conmigo.
¿Cómo te imaginas el día que el Obispo te imponga sus manos para ordenarte sacerdote?
La verdad es que el Rector, cuando vamos a una ordenación presbiteral, siempre nos dice que no la vivamos como una Gracia para el que se ordena, sino que lo vivamos también como una Gracia para nosotros… de ver cómo hombres débiles como yo, hombres que han dudado, hombres que han sentido miedo… ver cómo el Señor a partir de ese día te regala una Gracia por el Sacramento… es impresionante… y de ver cómo el Señor confirma de verdad esa vocación y, en la debilidad, te levanta… Es una alegría ver como el Señor, confirma que no me violenta para nada sino que me deja completamente libre.
¿Quién es tu San José en la tierra? A mí me ayuda mucho la figura de José de Egipto que siendo vendido por sus hermanos no se defiende y precisamente San José enseña a Jesús esa figura de no defenderse, de aprender a cargar con el pecado del otro. Y esta figura en el Seminario a mí me ayuda a ver que lo único que me ha hecho feliz es aceptar la voluntad de Dios y que todo lo demás da igual. Es cierto que todo lo demás importa, todo es fantástico, pero de verdad lo único que me ha hecho feliz es seguir al Señor y seguir su voluntad… y aunque aparentemente, desde fuera, parece que se renuncia a mucho, el Señor te da el doble o el triple.
Hoy, festividad de San José, se celebra el «Día del Seminario». Bajo el lema «Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino» se hace un guiño al proceso que la Iglesia está viviendo en el Sínodo de los Obispos que se inició en 2021 y finalizará en 2023, haciéndoles partícipes del camino que la Iglesia Universal está llevando a cabo.
En su encuentro con seminaristas el año pasado, el Papa Francisco aseguró que le gusta imaginar el Seminario “como la familia de Nazaret, donde Jesús fue acogido, custodiado y formado con vistas a la misión que le encomendó el Padre”. El Día del Seminario es una ocasión especial para pedir, dar gracias y mostrar nuestra cercanía con los seminaristas, sus formadores y las vocaciones sacerdotales.
En el momento actual, 22 son los seminaristas que están en proceso de discernimiento vocacional o formándose en los dos seminarios que hay en la Diócesis. Uno de ellos, el Redemptoris Mater, en Betxí, donde residen 9 chicos, más otros dos que ya han finalizado los estudios y están «en misión» o itinerancia por un periodo de tiempo previsto por su rector, D. Pablo Vela. A ellos se suman otros 11 candidatos que preparan su formación en el Seminario Diocesano Mater Dei, en Castellón, cuyo rector es D. Juan Carlos Vizoso. Cuatro lo hacen en el Seminario Mayor y los siete restantes (3 ya en Bachillerato) en el Seminario Menor.
El proceso de acceso habitual al seminario para cualquier joven que sienta la llamada de Dios al sacerdocio, es vivir el periodo de discernimiento vocacional en comunidad como lugar de referencia para la fe. De esta forma el primer intermediario para discernir la vocación es la persona que le acompaña en la fe (presbítero, catequista o su propia comunidad parroquial). Otro recurso es dirigirse a los rectores de los seminarios de la Diócesis o a través de la Delegación Diocesana para la Pastoral Vocacional que, en palabras de su delegado, D. Juan Carlos Vizoso, «es el momento en el que el candidato solicita a la Iglesia que le acompañe en el discernimiento y buscar luz para saber si aquello que siente en su corazón, es realmente una llamada al sacerdocio». El Seminario, asegura D. Juan Carlos Vizoso, «es la institución donde el candidato se siente acompañado por formadores y compañeros en la búsqueda de la voluntad de Dios».
Dimensiones de la formación de los seminaristas de la Diócesis
Cuatro son las dimensiones de la formación de los seminaristas en las que la Iglesia se apoya:
Dimensión intelectual: se adquiere a través de los 5-6 cursos académicos de formación universitaria y de manera profunda y sistemática sobre la Filosofía, la Teología y la Sociología entre otras materias, que les permiten conocer la realidad de Dios y del ser humano.
Dimensión espiritual: consiste en gestar su personal relación con el Señor, pues darle la vida a Cristo implica hacerlo, en persona, con absoluta libertad, con transparencia y atravesado completamente por esa decisión.
Dimensión comunitaria: consiste en vivir ese discernimiento acompañado, compartiendo tiempo, dificultades, anhelos y sufrimientos con otros candidatos en el Seminario porque se puede ver la llamada de Dios a través de la llamada de los otros.
Dimensión pastoral: a pesar de que, como seminaristas no tienen una tarea pastoral concreta, forman parte de la misma, porque la pastoral de la Diócesis contribuye a su discernimiento vocacional y porque la viven día a día viendo lo que la Iglesia está haciendo en medio de ellos y con ellos.
V Encuentro Diocesano de Jóvenes en proceso de confirmación
Tras dos años consecutivos sin poderse realizar debido a la pandemia, se ha retomado este año, el Encuentro Diocesano de jóvenes en proceso de confirmación que, en su quinta edición, se ha celebrado hoy en el Seminario Diocesano del Mater Dei. La jornada ha estado presidida por el Obispo de la Diócesis, Monseñor Casimiro López Llorente quien ha invitado a los adolescentes y jóvenes confirmandos a «compartir juntos la alegría de ser cristianos y de ser amigos de Jesús».
El Encuentro ha comenzado a primera hora de la mañana con la acogida de los participantes. La jornada ha continuado con la oración inicial en el salón de actos y las palabras de acogida de nuestro Obispo.
D. Casimiro ha vivido este Encuentro con especial entusiasmo y gozo, por ser una oportunidad, tal como les ha trasmitido, para «escuchar vuestros anhelos y esperanzas, pero también las dificultades y peticiones a nuestra iglesia diocesana, para poder ser y vivir como cristianos». En su mensaje a los jóvenes ha querido enfatizar respecto a la importancia del proceso que están viviendo como bautizados, en el que se están preparando para recibir su confirmación «acogiendo personalmente la gracia y la vida que Dios os da, primero en el bautismo y la primera comunión, y una vez finalice este proceso de iniciación cristiana, también en la confirmación». De esta forma se convertirán en «cristianos de verdad», ha recalcado nuestro Obispo,»creyentes en Cristo Jesús y sus amigos discípulos misioneros en el seno de la comunidad de Iglesia».
Durante toda la jornada se ha vivido, como decía el Obispo, «la alegría de la fe» poniendo el acento en que, como rezaba el lema del encuentro «juntos somos Iglesia» y a ellos les ha invitado a sentirse partícipes de la celebración de los 775º años de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe, que es – ha insistido – «la Iglesia a la que pertenecemos» y como padre y Pastor de los más de 200 jóvenes que han asistido al encuentro junto a sacerdotes y catequistas, les ha hecho sentirse «parte de esta gran familia que somos todos los bautizados y, como tal hay que, vivirla y sentirla y juntos seguir siendo la familia de los amigos de Jesús».
La intervención de nuestro Obispo ha sido una breve, pero intensa catequesis en la que D. Casimiro ha unido a todos los jóvenes en torno al ejemplo de Jesús «para seguirle como antes lo hicieron sus discípulos». Recordando a los discípulos de Emaús, ha insistido el Obispo, en la necesidad de salir juntos a su encuentro, convirtiéndonos en parte de su familia. ¿Qué ocurre si en una familia cada uno va por su lado?, ha interpelado D. Casimiro, «que la familia se rompe». Así, les ha exhortado a vivir su fe y su crecimiento espiritual en la «familia que formamos todos juntos y que es nuestra Iglesia Diocesana», porque al igual que ocurre en el seno de la familia, «es donde encontramos el cariño, la comprensión, el afecto de Jesús que se hace presente entre nosotros».
Con el objetivo de confraternizar y animar a la participación, los confirmandos de las parroquias de la Diócesis han asistido a la actuación del joven mago David Reolid (miembro de la Parroquia de San José Obrero, en Castellón) que ha cautivado a los participantes con su actuación.
En esta jornada, el Delegado Diocesano de Infancia y Juventud, D. José Miguel Sala, ha explicado «la importancia del Encuentro para conocerse entre parroquias y animarse entre ellos pues no están solos en el proceso de confirmación y son muchas y muchos los adolescentes y jóvenes que necesitan sentirse acompañados, no solo por los catequistas, sino también por quienes están en su misma condición».
Tras estos dos años de pandemia en los que no se ha podido celebrar, el Encuentro de hoy ha servido también a la Delegación de Infancia y Juventud, «para presentar las diferentes actividades organizadas por la Delegación en las que se pueden implicar: vigilias, encuentros de jóvenes, peregrinaciones, etcétera, que sirven para crecer juntos en la fe, pero también para compartir esperanzas y enfrentarse a las dificultades creciendo juntos espiritualmente como Iglesia diocesana».
Para ello se han organizado diferentes dinámicas que han girado en torno al lema «Juntos, somos Iglesia». Los jóvenes tienen mucho que aportar a la Iglesia de Segorbe-Castellón que quiere escuchar su voz para lo que, desde la Delegación diocesana de Infancia y Juventud , se ha adaptado el cuestionario de la reflexión diocesana en el proceso sinodal con preguntas centradas en los temas de la comunión y misión, y acompañamiento. Este acompañamiento es necesario, ha dicho D. José Miguel Sala, máxime en el momento actual «en el que los jóvenes acuden a las catequesis de post comunión con muchísimos interrogantes, dudas e inputs que reciben arrastrados por las modas o las redes sociales».
Eucaristía: centro neurálgico del encuentro con Jesús
Todo ello se ha puesto de manifiesto en la Eucaristía, centro neurálgico del encuentro con Jesucristo, que ha estado presidida por el Obispo. A la luz de la Palabra proclamada, la homilía de D. Casimiro ha puesto el acento en el «amor de Dios». Ya en la primera lectura (Gén 15, 5-12; 17-18)) los jóvenes participantes se han podido sentir parte de la descendencia de «aquel día en que el Señor hizo alianza con Abraham». Sintiéndose parte viva de la Iglesia Diocesana el salmista alababa al Señor que «es mi luz y mi salvación«. La alegría de lo que se ha vivido hoy quedaba reflejada también en la segunda lectura (Flp 3, 17-4,1) en la que se invitaba a los jóvenes a «mantenerse en el Señor». Y de la mano del evangelista Lucas (9,28-36) han subido al monte Tabor, junto a Pedro, Juan y Santiago reviviendo las palabras de Pedro al Maestro: «qué bien se está aquí».
La comida en fraternidad ha sido el prolegómeno de la fiesta final del encuentro, amenizada por Hakuna Group Music, con quienes los jóvenes han podido sentirse «forofos» de Jesús y, a pesar de sentir «vértigo y dudas» quieren abrirle la puerta a Jesús para sentir su «Misericordia». Un amplio repertorio de canciones que han contribuido a sentirse parte de la Iglesia alegre, unida y abrazada por Jesús.
Este próximo fin de semana en el seminario Diocesano Mater Dei
La Delegación para la Pastoral Vocacional, junto a las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret han convocado una nueva convivencia para chicas este próximo fin de semana. Tendrá lugar en el Seminario Diocesano Mater Dei, desde el sábado 12 de marzo, a las 16,30h de la tarde, hasta el domingo a mediodía que se clausurará con la celebración de la eucaristía en la Iglesia principal.
La convocatoria está dirigida a niñas y jóvenes a partir de 4º curso de primaria y hasta 1º de Bachillerato. Se celebrará bajo la temática de «Los talentos» y la parábola que se describe en Mateo 25, 14-30. El objetivo de la convivencia es descubrir los talentos que cada una tiene para lo que, según han confirmado desde la Delegación para la Pastoral Vocacional, se ha preparado un concurso de talentos. Cada una de las participantes podrá concursar en la modalidad que lo desee, según la actividad que considere se le da mejor: bailar, cantar, tocar algún instrumento musical, hacer malabares, trucos de magia, «cada una lo que quiera con libertad», aseguran.
Habrá un jurado muy muy exigente, así que se anima a todas las participantes a preparar su «puesta en escena y actuaciones» para el día 12. Para participar en esta sugerente y divertida convivencia puedes enviar un email a: convivenciachicas@gmail.com y desde la organización se pondrán en contacto contigo pues están deseosos de comprobar los dones que tiene cada una.
Bajo el lema “Caminar juntos en el anuncio de Jesucristo” hoy ha tenido lugar el Encuentro Diocesano de catequistas y profesores de Religión, organizado por la Delegación diocesana para la Catequesis y el Catecumenado en el Seminario Mater Dei.
Palabra y Eucaristía, fuente y centro del cristiano y de la Iglesia
La Jornada ha comenzado con la acogida, y a continuación se han reunido para escuchar la Palabra de Dios y celebrar la Eucaristía, que ha sido presidida por el Obispo de la Diócesis. En la homilía, D. Casimiro ha recordado que lo más importante del Encuentro es “Cristo Jesús, muerto y resucitado, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna”, es “la fuente de nuestra vida personal y comunitaria”.
Tiempo de gracia, Jesús sale a nuestro encuentro
Este “es un tiempo de gracia que nos concede el Señor”, ha indicado, más aún este año en el que vamos a iniciar el Jubileo Diocesano, el día 12 de abril. “Jesús sale a nuestro encuentro porque quiere que avivemos nuestra fe, que le sigamos para ser sus discípulos misioneros, evangelizados y evangelizadores”. Ha recalcado que “para ser misioneros primero hay que seguir a Jesús, y para ser evangelizadores en la Catequesis, en la clase de Religión, en nuestro ministerio…, primero hemos de ser evangelizados”.
Tiempo de Cuaresma, tiempo de conversión
Y el tiempo de Cuaresma es un tiempo propicio para ello, “para nuestra conversión, para nuestra purificación, renovación y reconciliación – decía nuestro Obispo – todos necesitamos convertirnos al Señor”. Ha exhortado también a “escrutar nuestro corazón para volver nuestra mirada a Dios”, porque “sin esa conversión personal y comunitaria no podremos anunciar al Señor como Él desea”, sino le ponemos a Él “en el centro de nuestra vida y de nuestra misión poco podemos hacer”.
Tiempo de Jubileo Diocesano, para crecer en comunión y salir juntos a la misión
El Jubileo también es un tiempo “para crecer en comunión y salir juntos a la misión desde la oración, desde la Eucaristía, con una vida coherente con la fe que profesamos en el seguimiento del Señor”, porque “atrae la persona que es coherente con la fe y que vive con alegría su misión”.
Nuestra misión es, ha recordado D. Casimiro, llevar a otros la Buena Noticia del Señor, también a los alejados, para que todos se encuentren con Él, para que el catequizado pueda ser también un misionero del Señor. Eso “se cuida y se potencia cuando uno está enamorado del Señor, sabiendo que Él es el mayor bien que se nos ha dado y que es lo más grande que podemos comunicar a otros”.
Fano habla de cómo catequizar a niños con el dibujo
Tras la celebración de la Eucaristía, los catequistas y docentes se han reunido para escuchar a Patxi Velasco, más conocido como Fano, que con sus dibujos y su testimonio de cristiano comprometido ha ayudado a los asistentes en la tarea de educar en la fe con una ponencia que llevaba por título “Educar para la felicidad”.
Fano es ilustrador y maestro en el “CEIP María de la O”, en la barriada malagueña de Los Asperones. Pertenece a la comunidad cristiana “María de Nazaret” de la Parroquia de Santa María de la Amargura, y su labor pastoral la desarrolla como catequista en el barrio donde está enclavado su colegio. Vive su faceta de dibujante como una vocación al servicio de la comunidad y reconoce que sus dibujos son su manera de expresarse y compartir la fe.
Acompañado de sus dibujos y de su elocuencia, ha entusiasmado y emocionado a todos los presentes, arrancando de todos los asistentes un vivo y entusiasmado aplauso. De manera didáctica y simpática ha recordado que es el encuentro personal con Jesús lo que cambia la vida y te llena de color, que Él es el gancho que lleva a los niños a conocer al Padre y su amor. También ha señalado que el Señor es la luz que, pasando por la Iglesia, nos hace ser luz para los demás, y que Él es también agua de la que todos nos podemos llenar, para posteriormente regar y servir a los demás. Ya por la tarde ha desarrollado un taller de recursos creativos para el proceso de Iniciación Cristiana.
La pareja bíblica formada por Tobías y Sara fueron el nexo de unión con las parejas participantes en los Encuentros Matrimoniales que, organizados por la Delegación diocesana para la Familia y la Vida, se están celebrando, una vez al mes y desde el pasado mes de septiembre, en el Seminario diocesano Mater Dei. Este curso facilita la reflexión y el encuentro de los esposos a través del ejemplo de parejas bíblicas que les ayudan a conocerse más a sí mismos y, sobre todo, a poner a Dios en el centro de su vida conyugal.
En el encuentro de este pasado sábado, a través de la experiencia de Tobías y Sara, los matrimonios participantes fueron interpelados respecto a la importancia de repasar el relato de sus propias vidas y así descubrir el mensaje que, a través de su historia les iban a hacer llegar.
De esta forma pudieron ahondar en la bondad de la sexualidad basada en la relación interpersonal y de comunión en el amor y orientada, de forma natural, hacia la fecundidad. A partir de ahí, profundizaron en los aspectos de la relación sexual matrimonial así como en el verdadero amor conyugal.
Como en todas las sesiones que se han celebrado hasta el momento, estos encuentros facilitan la participación de los hijos de los matrimonios asistentes a través de las diferentes actividades y talleres que se programan para los más pequeños de la mano de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret.
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