La Asociación Persona y Familia ha organizado en Castellón la iniciativa de formación “La promesa, forma del amor”. Está insertada dentro del programa del Diploma de Especialización en Pastoral Familiar, inspirado en la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II, y está destinado a matrimonios, novios, sacerdotes, consagrados, seminaristas y todas aquellas personas que adviertan la importancia de la pastoral familiar y quieran profundizar en el misterio, en la verdad y en la belleza del matrimonio y la familia.
Tendrá lugar en el Seminario Diocesano Mater Dei, del 19 al 21 de enero de 2024, y por el enriquecimiento que supone, la logística está diseñada para que asista toda la familia, con especial atención a los niños y jóvenes mientras sus padres asisten a clase.
Para inscribirse se ha habilitado un formulario online AQUÍ. Para más información en la web www.personayfamilia.es o dirigiéndose a los coordinadores generales, María Blasco y Lucas Monferrer: 693 520 350; apyf.castellon@gmail.com.
Persona y Familia es una asociación creada en el año 2000, dedicada a la promoción social, la investigación y la formación sobre el matrimonio y la familia.
El matrimonio cristiano es una vocación, una llamada de Dios, que concreta la llamada universal a la santidad –a la perfección del amor-, recibida en el bautismo. No sólo existe la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada; también el matrimonio es una vocación, y, como aquellas, necesita de un tiempo largo de preparación. El matrimonio es una bendición divina, un gran don que implica una tarea para la que se requiere una buena preparación. Su omisión aboca a la esterilidad; mientras que la acogida activa lleva a dar muchos frutos de amor para la Iglesia y la sociedad, y, después, al premio del cielo para toda la eternidad.
Una preparación rápida de los novios, poco antes de la celebración del matrimonio, no es suficiente -y menos hoy- para ayudar a los que el Señor llama a casarse y a construir una familia cristiana. La preparación, que ofrecemos habitualmente a nuestros novios, se orienta a una celebración consciente del sacramento del matrimonio con las mejores disposiciones posibles. El esfuerzo de las últimas décadas en nuestras parroquias y en la Diócesis ha sido grande; se han generalizado los cursillos de preparación al matrimonio; pero resultan excesivamente breves.
La experiencia nos dice que los novios habitualmente quedan satisfechos de los cursillos, al recibir una visión que no conocían del amor, del matrimonio, de la familia, de la Iglesia y del mismo Cristo. Pero esta última fase de preparación se encuentra habitualmente con las graves carencias de las etapas anteriores. Es como si se quisiera rematar una casa sin cimientos, o de querer que madure una planta de inmediato, sin contar con el tiempo y con el cultivo adecuado. Resulta una tarea casi imposible, porque las tareas que se han dejado de realizar en el proceso de la Iniciación cristiana para generar un cristiano no se pueden improvisar precipitadamente o dar por supuestas sino que se han de acometer de modo paciente y completo.
Por ello, el Papa Francisco se ha referido reiteradamente a la necesidad de un catecumenado de preparación al sacramento del matrimonio como un antídoto para evitar la proliferación de celebraciones matrimoniales nulas o inconsistentes. Con una preparación demasiado rápida y superficial, las parejas corren el riesgo real de celebrar un matrimonio nulo o con unos cimientos tan débiles que se “desmorone” en poco tiempo y que no pueda resistir ni siquiera las primeras crisis inevitables. Estos fracasos traen consigo un gran sufrimiento y dejan profundas heridas en las personas. Se desilusionan, se amargan y, en los casos más dolorosos, acaban incluso por dejar de creer en la vocación al amor, inscrita por Dios mismo en el corazón del ser humano. Como Iglesia, los pastores y toda la comunidad cristiana, tenemos el deber de acompañar con responsabilidad a quienes expresan la intención de unirse en matrimonio, para que puedan vivir con alegría, entrega y fidelidad el don de la vocación conyugal y familiar, y para que no pierdan nunca la fe en el amor.
Atendiendo a la petición del Santo Padre, hace poco más de un año, el Dicasterio para los laicos, la familia y la vida presentó el documento titulado “Itinerarios catecumenales para la vida matrimonial. Orientaciones pastorales para las Iglesias particulares”. Este documento ofrece a los sacerdotes, a los esposos y a todos los que trabajan en la pastoral familiar, una visión y una metodología renovadas acerca de la preparación al sacramento del matrimonio y a toda la vida matrimonial. Se trata de unos itinerarios y unas orientaciones a las Iglesias diocesanas para acompañar las diversas etapas del camino sacramental: los tiempos de preparación, el momento de la celebración, los años sucesivos y las situaciones de crisis.
En relación con la preparación de los novios, el catecumenado que se propone no es una mera catequesis o una transmisión de doctrina. Es necesario superar el estilo de una formación sólo intelectual, teórica y general. Es preciso recorrer con los novios el camino que los lleve a tener un encuentro con Cristo, o a profundizar en esta relación, y a hacer un auténtico discernimiento de la propia vocación conyugal, tanto a nivel personal como de pareja. Es un itinerario relativamente amplio, inspirado en el catecumenado bautismal, que les permita vivir más conscientemente el sacramento del matrimonio, a partir de una experiencia de fe y de un encuentro con Cristo vivo.
Tal vez, en la diócesis, no podamos poner en marcha de un modo inmediato este itinerario completo, pero sí debemos comenzar a dar los pasos que nos permitan hacerlo en un futuro no lejano. Pongamos manos a la obra. Muchas gracias.
La apertura del Año de la Familia ha tenido lugar este mediodía en la Concatedral de Santa María en Castellón con una Eucaristía presidida por D. Casimiro, a la que se han sumado numerosas familias de nuestra Diócesis, tal como había dispuesto el Obispo en la carta publicada la semana pasada. Ha sido organizada por la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar y de la Vida, y ha podido seguirse en directo por varios canales locales de televisión y a través del canal diocesano en YouTube.
Este «Año de la Familia» es una iniciativa del Papa Francisco con motivo del 5º Aniversario de la publicación de su Exhortación Apostólica “Amoris laetitia”, sobre el amor en la familia. Este será todo un año para reflexionar sobre la alegría y la belleza del amor en el matrimonio y en la familia, pero también para profundizar, acoger y vivir el Evangelio del matrimonio y de la familia, para transmitirlo a los demás.
Nuestra Diócesis, ha manifestado el Obispo, comienza «con esta Eucaristía el año especial dedicado a la familia», como es el deseo del Papa. La pandemia «está generando mucho sufrimiento, incertidumbre y temor entre todos nosotros y en nuestras familias», pero ante ello, «los cristianos estamos llamados, quizás más que nunca, a ser testigos de la esperanza que no defrauda, que es Cristo Jesús muerto y resucitado para que en Él tengamos vida, participación del amor de Dios».
«El anuncio cristiano sobre la familia – ha continuado en el comienzo de la homilía – es verdaderamente una buena noticia», «es fuente de alegría y de esperanza». Para ello ha sido providencial que estemos celebrando este año de San José, «esposo y padre, el hombre justo, tan amado que fue elegido por Dios para cuidar de la Sagrada Familia». Como él, «todo matrimonio debe sentirse amado y elegido por Dios», y es «precisamente la familia, castigada en muchos aspectos, la que ha mostrado una vez más su rostro de custodia de la vida», como lo fue San José.
El ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret
D. Casimiro ha exhortado a fijarse en la Sagrada Familia. «En este hogar Jesús pudo educarse, formarse y prepararse para la misión recibida de Dios», es «una escuela de amor recíproco, de donación mutua, de acogida y de respeto entre sus miembros, de dialogo y de comprensión recíproca, y es una escuela de oración y de escucha constante de la voluntad de Dios», es, en definitiva, «el modelo donde todas las familias cristianas podéis encontrar la luz para vivir de acuerdo con el designio de Dios para cada uno de vosotros».
«Todos estamos llamados al amor»
“Dios creó al hombre a su imagen; a imagen de Dios los creó: varón y hembra los creó” (Gn 1,27). Dios es amor, y estamos creados a su imagen y semejanza, «nuestra identidad más profunda es la vocación al amor», somos creados «para amar y para ser amados en esta vida y llegar a la plenitud del amor de Dios en la eterna, este es el proyecto de Dios para cada uno». «Por eso, no hay nada más triste en este mundo que no amar ni ser amados», ha añadido el Obispo.
La vocación al amor toma formas diferentes según el estado de vida. De la misma forma, «en el seguimiento a Jesús, muchos sacerdotes hemos dado la vida para que vosotros, los fieles, podáis vivir del amor de Cristo», también «las personas consagradas son un signo elocuente del amor de Dios para el mundo y de la vocación de amar a Dios sobre todas las cosas». Y el matrimonio y la familia, ha resaltado, es «una llamada específica a vivir el amor conyugal siendo signo y lugar del amor de Dios manifestado en el amor entre Cristo y la Iglesia». Por todo ello es tan importante animar a todos, en especial a los jóvenes, «a buscar y descubrir su vocación al amor».
El Matrimonio y la familiacomo vocación al amor
Nuestro Obispo ha invitado a vivir el matrimonio «como una llamada de Dios al amor», pues «la relación entre un hombre y la mujer refleja el amor divino de manera completamente especial por la donación plena del uno al otro, en cuerpo, en alma y en corazón». El vínculo de los esposos «tiene una dignidad, tiene una belleza y tiene una grandeza inigualables», y mediante el sacramento del matrimonio, «estáis unidos por Dios, y con vuestra relación manifestáis el amor de Cristo».
En un contexto como el actual, «en el que muchas personas consideran al matrimonio como un contrato temporal que se puede romper, es de vital importancia comprender que el verdadero amor es fiel, es don de si mismo para siempre». «Es posible vivir el anuncio cristiano del matrimonio», porque Cristo mismo «se compromete con ellos para siempre», pero sabiendo que es necesario que se de «la gratitud, el respeto y el perdón mutuo».
En alusión a la vida cotidiana y de pareja, el Obispo ha puesto de relieve que es «donde los esposos aprenden a amar como Cristo ama, a ser familia cristiana, a ser una Iglesia doméstica donde se vive, se celebra, se transmite y se testimonia la fe».
Pastoral Familiar y de la Vida
«El matrimonio y la familia están afectados hoy por un contexto cultural poco favorable», decía D. Casimiro mencionando la dificultad de muchas familias en encontrar una vivienda digna, en «conciliar la vida laboral y la familiar, o disponer de tiempo para escucharse y dialogar los esposos y los hijos», falta también «aprecio social por la fidelidad esponsal, para la estabilidad matrimonial y para la natalidad». Por todo ello, ha invitado a convertir todo este contexto en una oportunidad nueva, en «un estímulo para fortalecerse y crecer como comunidad de vida y de amor , que engendra vida y esperanza en la sociedad».
Los matrimonios y las familias necesitan, por parte de la Iglesia, «una atención pastoral, una dedicación mayor y un acompañamiento personalizado». También es necesario un acompañamiento a aquellas familias que se encuentran atravesando alguna crisis, a los que se quedan solos, a las familias pobres y a las desestructuradas. «Este año es una oportunidad para acercarse a las familias, para que no se sientan solas ante las dificultades, para caminar con ellas, para escucharlas, y emprender iniciativas que les ayuden a cultivar su amor».
Para ello es necesario un cambio de mentalidad, tal y como ha indicado D. Casimiro, «porque los matrimonios y las familias no solo sois destinatarios de la acción pastoral de nuestra Iglesia, si no que estáis llamados a ser protagonistas, sujetos activos en la pastoral», pues las familias «podéis aportar mucho a toda la sociedad y a nuestra Iglesia, por lo que debéis ser reconocidas e involucradas activamente en la pastoral ordinaria de las parroquias y de la Diócesis».
El compromiso de la Iglesia con esta importante tarea se ha materializado a través de esta homilía, que D. Casimiro ha concluido manteniéndose firme en la necesidad de crear una «cultura de la familia y de la vida que recree un verdadero ambiente familiar». Esa es la misión de la Iglesia y de las familias, «anunciar la alegría del amor y la belleza del matrimonio y de la familia, generar espacios y un ambiente favorable para que la familia pueda crecer y vivir en plenitud su vocación al amor». En este sentido, ha afirmado nuestro Obispo, «la alegría del Evangelio se refleja en la alegría del amor que se vive y se aprende eminentemente en la familia, la fuerza para amar nace, crece y se fortalece en la familia, y es fuente de alegría y de esperanza para todo ser humano y la sociedad».
El próximo 19 de marzo la Iglesia celebra el 5º aniversario de la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia sobre la belleza y la alegría del amor familiar. Este mismo día el Papa Francisco inaugurará el Año de la «Familia Amoris Laetitia» que finalizará el 26 de junio de 2022 con ocasión del X Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Roma. En nuestra Diócesis, la apertura oficial de este «Año de la Familia» tendrá lugar también el próximo 19 de marzo con una Solemne Misa que presidirá nuestro Obispo, D. Casimiro, en la Concatedral de Santa María a las 12,00h y que, debido a las restricciones de aforo, será retransmitida por el canal de YouTube de la Diócesis y por Televisión de Castellón, Onda televisión, Teve 4 de Segorbe, y Televisión de Onda.
La declaración de este «Año de la Familia» es una iniciativa del Papa Francisco que se propone llegar a todas las familias del mundo a través de diversas propuestas espirituales, pastorales y culturales que se podrán llevar a cabo en las diócesis, parroquias, universidades, movimientos eclesiales y asociaciones familiares con el objetivo de ofrecer oportunidades para vivir la riqueza de la exhortación apostólica Amoris Laetitia.
La experiencia de la pandemia ha puesto de relieve el papel central de la familia como Iglesia doméstica y la importancia de los lazos comunitarios entre las familias, que hacen de la Iglesia una «familia de familias». El motivo de la celebración de este año lo es, principalmente, para que la familia sea puesta en el centro del compromiso y del cuidado de cada realidad pastoral y eclesial.
Objetivos Coincidiendo con el 5º aniversario de la exhortación apostólica «Amoris Laetitia» uno de los objetivos es darle difusión a esta exhortación para, tal y como recoge el documento elaborado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida «hacer experimentar que el Evangelio de la familia es alegría que llena el corazón y la vida entera» . Del mismo modo pretende anunciar que el sacramento del matrimonio es un don y tiene en sí mismo una fuerza transformadora del amor humano. El resto de objetivos pasan por hacer a las familias protagonistas de la pastoral familiar, concienciar a los jóvenes de la importancia de la formación en la verdad del amor y el don de sí mismos, con iniciativas dedicadas a ellos, y ampliar la mirada y la acción de la pastoral familiar, incluyendo a los esposos, a los niños, a los jóvenes, a las personas mayores y las situaciones de fragilidad familiar.
Destinatarios Los principales destinatarios son las conferencias episcopales, las diócesis, las parroquias, los diferentes movimientos eclesiales, las asociaciones familiares, y, especialmente, las familias de todo el mundo. Se trata de una invitación a participar y convertirse en protagonistas con nuevas propuestas a implementar a nivel de la Iglesia local.
Éxito de participación en el Retiro de Adviento para Familias celebrado en el Seminario Mater Dei organizado por la Pastoral Familiar y de la Vida. Con el lema «Este año TODO es diferente, pero NADA ha cambiado» la jornada se ha centrado en vivir lo realmente importante de la Navidad a pesar de las restricciones que marca el estado de alarma, pues como advierte Luis Oliver, Delegado de la Pastoral Familiar y de la Vida, «lo realmente importante es que el Señor y su amor, no cambia y sigue siendo el mismo». Leer más
La Delegación Diocesana de Familia y Vida ha difundido las fechas de los cursillos pre-matrimoniales de este curso. La primera tanda comenzará el 9 de noviembre en los salones parroquiales de Santa María, en Castellón, a las 20:30h. El Delegado, Luis Oliver, explica que “para ser un buen esposo y un buen padre es necesaria una formación” y ésta, asegura, debe perpetuarse después de la boda: “En estas sesiones se dan los ejes básicos para que después pueda haber una formación permanente de los esposos”.
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