Se da la curiosa y bonita paradoja que la parroquia de Santa María Magdalena de Moncofa cuenta con el sacerdote más mayor y el más joven de la Diócesis Segorbe-Castellón. Se trata de D. Domingo Monleón Lozano de 96 años de edad, (nació el 1 de junio de 1928 en Casas Bajas (Rincón de Ademúz, València), de los cuáles lleva 72 años como sacerdote; y D. Álvaro González González de 28 años de edad, nacido en Madrid el 27 de junio de 1996 y fue ordenado sacerdote el 22 de junio de 2014 en la Concatedral de Santa María de Castellón.
El primer destino pastoral de D. Domingo fue la parroquia de Santa Cruz de Moya (Cuenca), donde estuvo 21 años. Después el Obispo le encomendó las parroquias de Chilches y de la Llosa, donde permaneció 29 años y al jubilarse se instaló en Moncofa, donde lleva 21 años.
Por su parte, D. Álvaro lleva alrededor de cuatro meses siendo sacerdote. El 6 de enero de 2024, fue ordenado diácono en la Catedral de Segorbe, y hasta su ordenación sacerdotal estuvo en la parroquia de los Santos Juanes de Almenara. En el año 2020 ingresó en el Seminario Mater Dei. El nombramiento como vicario parroquial en Moncofa le ha permitido llevar la sagrada Comunión a D. Domingo.
Mons. Casimiro López Llorente celebró el domingo su 74 cumpleaños, y el Palacio Episcopal de Castellón fue el escenario, ayer lunes, de un acto de felicitación en su honor. En la celebración, el presbiterio y la curia de la Diócesis le hicieron llegar sus buenos deseos y oraciones.
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El Vicario General, D. Javier Aparici, expresó un emotivo mensaje en nombre de toda la Diócesis: «Nos reunimos con alegría para celebrar su vida y su ministerio al servicio de la Diócesis de Segorbe-Castellón. Su dedicación, empeño, fidelidad y cercanía son un ejemplo vivo para todos nosotros, y es un honor acompañarle en esta misión de fe compartida».
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En su discurso, también destacó «su constancia en la evangelización y su entrega pastoral, que son un aliento para dedicarnos con renovado fervor al servicio de todos, sin excluir a nadie, como hizo el Señor», y expresó un agradecimiento profundo, resaltando el «cuidado atento y fraternal hacia cada uno de nosotros, sus sacerdotes, cuya vocación inspira a vivir con humildad y compromiso».
En una emotiva ceremonia celebrada ayer en la Concatedral de Santa María de Castellón, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, presidió la ordenación sacerdotal de tres nuevos presbíteros: Álvaro González, José Salas y Pablo Durán.
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Familiares, amigos, comunidades, fieles, con la concelebración de un gran número de sacerdotes, participaron en esta ceremonia que alegra, fortalece y alienta a la Iglesia de Segorbe-Castellón gracias a la generosa respuesta de los tres jóvenes a los que hoy Cristo ha consagrado y enviado a la misión sacerdotal por la fuerza del Espíritu.
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A partir de hoy, Álvaro, José y Pablo harán presente a Jesucristo sirviendo a la Iglesia, cumpliendo así con la misión de ser sal de la tierra y luz del mundo entre las gentes de la Diócesis, anunciando el Evangelio como ministros de los sacramentos y de la Eucaristía.
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El Rito de Ordenación
Los candidatos realizan una serie de promesas, incluyendo el voto de obediencia al obispo y a sus sucesores. El rito central es la imposición de manos, donde el obispo coloca sus manos sobre la cabeza de los odenandos, invocando al Espíritu Santo para que descienda sobre ellos y los consagre como sacerdotes. Esta tradición, que se remonta a los apóstoles, simboliza la transmisión del poder sacerdotal y la gracia divina. A continuación, los nuevos sacerdotes son revestidos con las vestiduras litúrgicas, reciben la unción de las manos con óleo sagrado y participan en la celebración de la Eucaristía junto con el obispo y los demás sacerdotes presentes.
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Homilía
Durante su homilía, el Obispo subrayó la importancia de las vocaciones en tiempos de escasez y destacó la alegría y gratitud que siente la comunidad diocesana. “Demos gracias a Dios, porque en estos tiempos de escasez vocacional, nos vemos agraciados en vuestras personas”, expresó, agradeciendo además a todos aquellos que participaron en la formación de los nuevos sacerdotes. “Estoy seguro de que seguirán estando cerca de vosotros, con la oración y el apoyo humano y espiritual necesario para que perseveréis con alegría, fidelidad y generosidad en el ministerio sacerdotal”.
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D. Casimiro recordó a los nuevos presbíteros que su vocación es una elección divina, una iniciativa amorosa de Dios. Citando a Jesús, dijo: “No sois vosotros los que me habéis elegido a mí, sino yo quien os ha elegido a vosotros” (Jn 15,16), y enfatizó la importancia de mantener viva la amistad con Cristo, diciendo: “Ya no os llamo siervos, sino amigos. Este es el significado profundo de ser sacerdote: ser amigo de Jesucristo”.
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Asimismo, destacó que la unción del Espíritu Santo es esencial para su misión, señalando que esta unción debe impregnar todos los días de su vida sacerdotal. “La unción se mantiene fresca en una relación viva con Jesucristo y en la entrega alegre y amorosa al ministerio pastoral”, afirmó.
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Sobre la misión, el Obispo instó a los nuevos sacerdotes a ser pastores dedicados del Pueblo de Dios, enfatizando la importancia de enseñar, santificar y guiar a las comunidades. “Anunciar a Cristo Jesús vivo, la Buena Nueva de la Salvación, a tiempo y a destiempo, con ocasión y sin ella, ésta será vuestra tarea”, destacó. Además, les recordó su papel como ministros de la misericordia divina: “Queridos sacerdotes: sed ministros de la misericordia divina. Ofreced el sacramento de la Reconciliación”.
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El Obispo concluyó su homilía pidiendo a la comunidad que ore por los nuevos sacerdotes y por nuevas vocaciones, citando a San Agustín: “Si hay buenas ovejas, hay también buenos pastores, pues de las buenas ovejas salen buenos pastores”.
Ayer se celebró la última reunión mensual del clero joven de la Diócesis en este curso pastoral, que estuvo presidida por nuestro Obispo D. Casimiro, y tuvo lugar en el Seminario diocesano y misionero Redemptoris Mater, en la que participaron 12 sacerdotes.
Comenzaron con la oración de la Hora Intermedia y, en esta ocasión, no tuvieron ninguna charla formativa. Aprovecharon la jornada para compartir junto al Obispo y explicar, cada uno de ellos, como están en relación a su ministerio y a las comunidades parroquiales a las que sirven, realizando una evaluación de este curso que ya concluye.
Además, D. Casimiro les habló de la importancia de favorecer la presencia y la acción pastoral en los pueblos y parroquias pequeñas, para lo que es necesaria la conversión pastoral, superar los individualismos y dejarse alentar por el Señor, teniendo siempre de base la misión de la Iglesia de acercar a las personas a Jesucristo y que conozcan el amor de Dios.
El pasado lunes, la parroquia de San Bartolomé de Atzeneta acogió el retiro mensual de los sacerdotes de la Diócesis, dirigido por el P. Emilio Lavaniegos, operario diocesano. Él mismo fue el encargado de acompañar a los asistentes con sus reflexiones, que en esta ocasión versaron sobre “El Kerygma Vocacional”.
Durante la charla, Lavaniegos destacó que “tu vida no es el resultado de la casualidad o de un error, se ha originado en el amor y ha sido creada por Dios. Por ello puedes estar seguro de que eres incondicional y definitivamente amado”. Por eso insistió en que toda vida tiene un sentido objetivo que necesita ser descubierto poco a poco, sabiendo que disponemos de un don que no se agota en nosotros mismos, porque se ordena a los demás. También recalcó la importancia de desarrollar ese don como una tarea, y recordó que cuando asumimos ese designio nuestra libertad adquiere un nuevo sentido.
Por otra parte, destacó la problemática respecto a muchos de los jóvenes que han perdido el sentido de la vida o les es especialmente difícil encontrarlo. “Se pierde el sentido cuando no hay capacidad de creer y de confiar, cuando uno vive en la impresión de que todo parece un engaño”, concluyó el sacerdote.
Tras la meditación se expuso el Santísimo Sacramento y los sacerdotes tuvieron la oportunidad de acercarse al sacramento de la Penitencia. La mañana concluyó con una comida de fraternidad.
Los sacerdotes y diáconos de nuestra Diócesis han celebrado hoy, en el Seminario Diocesano Mater Dei, una Jornada Sacerdotal con motivo de la festividad de San Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia y patrono del clero secular español.
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Eucaristía
La Jornada ha comenzado a las 11 h. con la celebración de la Santa Misa, que ha presidido nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, en la que ha destacado la importancia de celebrar este día como un momento de acción de gracias y reflexión sobre la vocación y el ministerio sacerdotal.
En primer lugar, ha expresado su gratitud a Dios por el don de San Juan de Ávila, poniendo de relieve su santidad de vida y su fervor apostólico como ejemplo para todos los sacerdotes. También ha felicitado a aquellos que este año celebraban sus bodas sacerdotales, reconociendo su entrega abnegada y su valioso servicio a la Iglesia.
Las de diamante: José Antonio Gaya Ballester, Nicolás Pesudo Llácer, Vicent Gimeno Estornell, Vicente Agut Beltrán, Víctor Artero Barberá y David Solsona Montón. Las de oro: Guillem Josep Badenes Franch, Miguel Díaz Pla, Francisco Viciano Flors. Y las de plata: Rafael Martínez Navarro, Vicente Borja Dosdá, Luis Oliver Xucla y Juan Ángel Tapiador Navas.
El Obispo ha recordado la importancia de dar gracias a Dios por la vocación y el ministerio sacerdotal, indicando que son un don gratuito y amoroso del Señor, y ha animado a todos los presbíteros a redescubrir el amor de Dios en sus vidas y a renovar su compromiso con la santidad, siguiendo el ejemplo de San Juan de Ávila y confiando en la fuerza del Espíritu Santo.
D. Casimiro ha resaltado la figura del santo como un maestro ejemplar de santidad y celo apostólico, destacando su vida de oración, su sabiduría en los escritos y su entrega pastoral como estímulos para los sacerdotes de hoy, por lo que ha exhortado a seguir su ejemplo en la fidelidad evangélica y en el servicio pastoral a la comunidad.
También ha enfatizado la importancia de mantener viva la llama del Espíritu Santo en medio de los desafíos y dificultades del ministerio sacerdotal, y ha animado al presbiterio diocesano a ser testigos gozosos de su fe en Cristo y a ser acompañantes cercanos de aquellos que buscan el camino de la santidad.
Asimismo, ha destacado la importancia de la oración y la Eucaristía en la vida del sacerdote como fuentes de fortaleza y renovación espiritual. Por ello, es necesario cuidar la vida de contemplación, ya que la intimidad con Cristo es la base de un ministerio fructífero y fiel.
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Ha concluido la homilía pidiendo a Dios que conceda la gracia a los sacerdotes de ser pastores según el corazón de Cristo, siguiendo el ejemplo de San Juan de Ávila, y ha expresado su deseo de que esta fiesta fortalezca los lazos fraternos entre ellos y que sigan sirviendo con amor y entrega a la comunidad.
Tras la celebración de la Eucaristía, el salón de actos ha acogido una charla con la que han podido profundizar en un documento en el que están trabajando durante este curso en los diferentes arciprestazgos, “Condiciones actuales del ejercicio del ministerio apostólico”, de manos de su autor, D. Gaspar Hernández Peludo.
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También sobre los «Presbíteros en una Iglesia sinodal a la luz de Presbyterorum ordinis«, tratando, entre otras cuestiones, la figura concreta del presbítero en conexión con el mundo actual, y la santificación en el ejercicio del ministerio.
«Gracias, sacerdotes», es la nueva campaña de la Asociación Católica de propagandistas (ACdP). Tal como ha señalado D.José Masip, Vicepresidente de la Asociación, la campaña tiene como objetivo «ensalzar la figura del sacerdote, donde hace más ruido algún caso de corrupción que todo lo bueno que, todos los días, hacen en silencio en todo el mundo haciendo crecer la fe y los buenos valores».
De esta forma, la ACdP pone el acento en la labor diaria de los más de 15.600 sacerdotes católicos que hay en España, en agradecimiento, aseguran desde la Asociación «a su compromiso y fidelidad en un momento difícil, con una opinión pública desfavorable, que pone énfasis en los escándalos de unos pocos y no en la entrega cotidiana y callada de la mayoría», porque tal como reza el lema «hace más ruido el árbol que cae que el bosque que crece».
La campaña se lanzó ayer en toda España con cartelería en la mayoría de ciudades españolas y un video difundido a través del canal de Youtube de la ACdP.
Una treintena de sacerdotes de la Diócesis han participado en la tanda de Ejercicios Espirituales que, un año más, han tenido lugar en la Casa de Espiritualidad del Desierto de las Palmas de Benicàssim. Y en la que también ha participado el Obispo, D. Casimiro López Llorente.
En esta ocasión les acompañó como Director, Monseñor Javier Vilanova Pellisa, Obispo Auxiliar de Barcelona, que gustosamente acogió la petición. La tanda que tuvo lugar del 4 al 9 de febrero sirvió -entre otras razones- como había indicado ya anteriormente D. Casimiro, en su carta de invitación a los sacerdotes, para «renovarnos y cultivar nuestra vida espiritual, si no queremos caer en la tibieza y en la mediocridad. Necesitamos momentos fuertes y prolongados de encuentro con el Señor, para descansar en Él y ponernos a su escucha en la oración ayudados por un buen director». Recordando que vivimos «tiempos recios, en que la Iglesia nos llama a una conversión pastoral y misionera».
Monseñor Javier Vilanova invitó a los sacerdote, durante los Ejercicios, a «querer afinar sus vidas en el seguimiento al Señor, con la intención de CONFIRMAR ese camino, diciendo sí cada día» y por eso destacó la importancia de valorar unas jornadas de SILENCIO, que es el que ayuda. Entrando con VALENTÍA y GENEROSIDAD para contentar EL ALMA.
También interrogó a los presentes para que se preguntaran «por sus cegueras». Poniendo tres pilares fundamentales para salir reconfortados de los Ejercicios: la escucha, la generosidad y la libertad. Y destacó la virtud de LA HUMILDAD para llegar a la VERDAD y disfrutar de la LIBERTAD. Recordando que la oración deber ser sincera y no superficial. Porque como decía un santo, «las palabras sin corazón no suben al cielo». Porque «no se trata de quedar bien sino de presentarnos delante del Señor como somos y como nos sentimos», indicaba.
Las tentaciones, el pecado, el perdón y la misericordia también fueron el eje de algunas de las meditaciones. Monseñor Javier insistió también en la dinámica de la MISERICORDIA y del AMOR y señaló que «ésta es más potente que la del pecado. Nosotros no tenemos la última palabra, la tiene Jesús».
A través de las meditaciones, el Obispo Auxiliar de Barcelona ayudó a los sacerdotes a dejarse conducir por el Señor para responder como auténticos seguidores y discípulos. Y también reflexionó sobre la HUMILDAD APOSTÓLICA. «No somos dueños de la misión -advirtió a los sacerdotes-, somos instrumentos en manos de Dios, por eso la misión es un servicio, no un desafío personal».
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Las meditaciones de cada día, el compartir la Eucaristía y el rezo del Santo Rosario, así como la Adoración Eucarística y las oraciones propias de cada jornada ayudaron a los sacerdotes a vivir unos días de cercanía con el Señor y de fraternidad sacerdotal.
Nuestro Obispo D. Casimiro ha recibido esta mañana, en Segorbe, las felicitaciones de Navidad de los colegios diocesanos, de las asociaciones y de los sacerdotes del Alto Palancia.
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Una Catedral repleta de los alumnos, directivas, profesorado y capellanes de los colegios Seminario Menor y La Milagrosa, que ha escuchado las palabras que les ha dirigido el Obispo sobre el nacimiento de Jesús, “no es una historia inventada, sucedió realmente en Belén”. De todos los personajes que aparecen en este pasaje del Evangelio, “el más importante es el Niño Jesús”, les ha dicho.
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También se han fijado en las tres palabras que centran el anuncio del ángel a los pastores: «Salvador, Mesías y Señor», explicando que “para nosotros el personaje más importante es Jesús, que nos salva de nuestros pecados, de nuestras tristezas, de nuestros problemas, porque Él nos trae el amor”.
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Él es el mayor regalo que podemos recibir en Navidad, “el de Dios que nos da a Jesús, su Hijo, porque nos ama a cada uno de nosotros”, decía, “además, dejándonos amar por Dios podemos después mostrar ese amor a otros”.
Los sacerdotes de la Diócesis han celebrado esta mañana, en el Palacio Episcopal de Castellón, el primer retiro mensual de este nuevo curso pastoral 2023-24, organizados por la Vicaría para el Clero.
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En este curso, el P. Emilio Lavaniegos, junto al equipo de sacerdotes operarios, es el encargado de dirigir una serie de reflexiones que versarán sobre aspectos del Primer Anuncio que tocan directamente la vida de los presbíteros configurándoles con Cristo siervo y pastor.
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En esta ocasión, bajo el título “El contacto cotidiano con la Palabra de Dios que reaviva la vocación y misión del presbítero”, el Padre Emilio ha partido de una cita del Evangelio de San Juan (6, 8) con el objetivo de dejarse evangelizar a través de la consideración cotidiana de la Palabra de Dios.
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Tras la reflexión han tenido un rato prolongado de oración eucarística y confesiones.
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