Dos nuevos diáconos para la Iglesia: Phuc y David
Estos dos jóvenes seminaristas recibirán el próximo sábado, 11 de junio el diaconado en la parroquia de de la Asunción de Onda y manifestarán públicamente su vocación de servicio para toda la vida, ahora como diáconos, después como sacerdotes.
» Que la existencia sacerdotal de ustedes sea servicio: servicio a Jesucristo, servicio a la Iglesia, servicio a los hermanos, especialmente a los más pobres y necesitados. No seáis diáconos de alquiler’ ni funcionarios. La Iglesia no es una ONG. Que en el servicio les vaya la vida. Pongan la carne sobre el asador»
(Papa Francisco a un grupo de diáconos por su ordenación)
Castellón
Seminario Mater Dei
– ¿Por qué y para qué quieres ser sacerdote?
Para agradecer al Señor todo lo que ha hecho en mi vida, ponerme al servicio de la Iglesia y llevar su Palabra al mundo. A mí me ha cambiado la vida y también puede cambiarla a los demás. El mundo necesita de Dios.
– ¿Cómo descubriste tu vocación al sacerdocio?
La llama al sacerdocio es algo que no se descubre de la noche a la mañana sino que es un proceso en el que te vas dando cuenta poco a poco. Comienza como un susurro, al cual uno no le da mucha importancia, hasta que al final te vas dando cuenta, se va fraguando esa llamada y entonces entré al seminario. Lo que más me interpeló fue la Palabra de Dios, la oración, la meditación de la palabra y la participación en la Eucaristía que me fue introduciendo en la vida sacramental y me ha ido ayudando en el sí al Señor.
Cuando le dije a mi novia que la dejaba, le expliqué que Dios me estaba llamando a entregarme no solo a una persona, sino a todos. Estoy aquí porque Dios me ha llamado, podía haberme casado y tener una familia, pero Dios me ha llamado.
– ¿Cómo es el sacerdote que Dios te llama ser?
Un amigo en medio de la comunidad dispuesto a acoger los sufrimientos, las alegrías y poder orientar la vida según la verdad de Cristo a modo de pastor, que se preocupa por las ovejas, que busca acompañarlas, guiarlas y mirar por ellas para que no se pierdan. Un pastor que va delante, en medio y detrás para que no se pierda ninguna.
– ¿Has tenido algún referente como sacerdote?
He tenido varios. Me he ido fijando en las cosas buenas de muchos sacerdotes. San Francisco de Asís ha sido un referente porque se hizo pobre entre los pobres, acogiendo en su casa a gente para darles de comer y su conversión fue también por los enfermos, los necesitados.
– Como sacerdote del s. XXI, ¿cuáles son los retos a los que piensas que tendrás que hacer frente?
A la secularización que se está viviendo en la sociedad y que ha calado tan hondo y que ha desestructurado pilares tan fundamentales como la familia, el derecho de elegir la educación para los hijos y la religión en los colegios. Y sobre todo, ése ambiente en contra del mensaje evangélico y la poca participación de la juventud, ante una sociedad de consumo que tiene un gran reclamo y que aparta mucho de Dios.
Frente a esto el sacerdote no debe dejar de evangelizar desde la acogida, dejar las puertas abiertas y estar atento a las necesidades que tengan. Sobretodo mostrarles el rostro de misericordia de Dios y hacerles palpable a ese Señor que quiere hacerles vivir una vida plena, auténtica.
– Se acerca tu ordenación diaconal, ¿Cómo lo estás viviendo?
Con mucha alegría y también como un gran regalo. Es un don que el Señor ha querido mantener durante todos estos años de llamada y que sigo viviendo. Para mi es el comienzo de una nueva etapa al servicio de la Iglesia.
Francisco Javier Phuc Pham Van
Ninh Binh/ Vietnam
Seminario Redemptoris Mater
– ¿ Por qué y para qué quieres ser sacerdote?
Quiero ser sacerdote porque quiero corresponder a la llamada que Dios me regala por puro amor y misericordia. Su Santo Espíritu me urgió en mi corazón a sentirme querido por Él y luego apareció en mí un deseo de continuar la misión de Cristo dando testimonio de su amor.
– ¿Cómo descubriste tu vocación al sacerdocio?
Yo era monaguillo en mi pueblo natal en Vietnam, y viendo que mi párroco era un sacerdote muy bueno tanto de espíritu como de ejemplos de vida y era muy querido por sus fieles, surgió en mí una idea de querer ser sacerdote como él para que la gente me quisiera. Era una idea de niño que no sabía exactamente cómo era el sacerdote pero para mí es una semilla de la vocación. Mis padres me educaron en la fe junto con mis 10 hermanos y me animaron a seguir descubriendo si Dios me llamaba de verdad. También los sacerdotes de mi pueblo me ayudaron tanto con sus consejos como sus ejemplos de vida, esta idea de ser sacerdote iba creciendo y fortaleciendose en mí. A través de los acontecimientos de mi vida y ante la incertidumbre, hubo momentos de debilidad, de pasión de la carne, quería retroceder abandonándola pero el Señor tiene misericordia de mí, su gracia prevalece a las tentaciones y a la debilidad. Con su ayuda, yo pude superar las crisis para seguirle. Mi vocación fue confirmada cuando yo veía el sufrimiento de la gente y al recordar la palabra de «las ovejas sin pastor», surgió en mí un deseo de ayudar.
– ¿Cómo es el sacerdote que Dios te llama a ser?
Seguidor del Buen Pastor, vivir el celibato para poder entregar por completo al servicio de la Iglesia de Cristo y obedecer al obispo ayudándole a pastorear el rebaño que Dios le encomienda, no solo a cuidar a las ovejas del redil y sino a salir en busca de las de fuera a través de la evangelización.
La formación que estoy recibiendo de vivir el Trípode en el camino neocatecumenal (la palabra, la liturgia y la comunidad); También del Seminario Redemptoris Mater que destaca en 3 características: diocesano – misionero – internacional, es decir, venimos de diferentes países y además de servir a la diócesis, también tenemos la disponibilidad para salir a evangelizar adonde la Iglesia nos necesita. Y así me gustaría ser, un sacerdote que no solo vive la fe con los fieles en la parroquia, si no poder participar en la evangelización de la Iglesia universal de Cristo.
– ¿Has tenido algún referente cómo sacerdote?
San Francisco Javier, patrono de mi pueblo, también mi santo patrono, es un modelo de sacerdote misionero al que siempre le pido su intercesión ante el Señor para que me capacite a seguirle.
Gracias a la santidad que tenía el sacerdote de mi pueblo cuando vivía, tanto de vida espiritual y pastoral cómo de vida cotidiana, surgió en mí el deseo de ser sacerdote ministerial.
Los sacerdotes itinerantes también me impactan por su entrega a Cristo, entregan a la evangelización, dejando todo para salir a cualquier parte del mundo por amor a Cristo.
– Como sacerdote del siglo XXI, ¿cuáles son los retos a los que piensas que tendrás que hacer frente?
El siglo XXI es el tiempo de evangelizar y reevangelizar. ¿qué está pasando en la sociedad contemporánea? Mirad cómo vive la gente actual, una sociedad muy afectada por la secularización. Mucha gente no encuentra la alegría en Dios, sino en el mundo tecnológico, buscando ser feliz en el mundo material, en el sexo, en la droga,…
La misión de la Iglesia es hacer presente a Cristo en el mundo, haciendo volver la gente a la Verdad original que es Dios, la fuente de la felicidad plena.
El sacerdote del s.XXI, como todos los cristianos somos llamados a hacer testigos de Cristo, viviendo en el mundo pero no ser contaminados por el mundo. Debemos apoyarnos fuertemente a Cristo para no desviarnos, si no en vez de evangelizar al mundo seremos «catequizados» por el mundo.
Además de cuidar el rebaño, formándolo en la fe, hace falta evangelizar, saliendo en buscar de las ovejas, dando testimonio de amor de Dios, no solo por la predicación sino por la misma vida.
– Se acerca tu ordenación diaconal ¿cómo lo estás viviendo?
Tenía mucha ilusión, también con muchos nervios y miedo, a veces sentía indigno frente a una cosa tan importante y grande que El Señor me llama a ser, un servidor de la Iglesia. Desde el retiro previo de la ordenación, el Señor me ayudó y me tranquilizó. Estoy contentísimo y muy agradecido al Señor por su Amor que tiene conmigo y por lo que está haciendo en mi vida.