Durante estos días, los ganadores del II Concurso Fotográfico de Belenes Familiares de la Diócesis han recogido muy agradecidos su merecido premio, consistente en un diploma acreditativo y un lote de películas con valores y temática católica.
Cabe indicar que esta nueva edición también ha estado organizada por la Delegación de Medios de Comunicación Social junto a la Delegaciones para la Catequesis y el Catecumenado.
Primer premio: Javier Rubert Cándido, de Vila-real.
Segundo premio: Eduardo Delgado García, de Almenara.
Organizado por la Delegación de Medios de Comunicación Social junto a la Delegaciones para la Catequesis y el Catecumenado, la segunda edición del Concurso Fotográfico de Belenes Familiares de la Diócesis de Segorbe-Castellón ya tiene ganadores.
El jurado designado ha valorado la originalidad artística, la recuperación del belén tradicional, los materiales utilizados, el esfuerzo y la laboriosidad en su ejecución. Cabe indicar que no ha sido una decisión sencilla, ya que ha quedado patente el esfuerzo y la implicación de muchas familias, que han realizado un importante trabajo manual.
Así pues, los ganadores de esta segunda edición son los siguientes:
Primer premio: Javier Rubert Cándido, de Vila-real.
Segundo premio: Eduardo Delgado García, de Almenara.
Tercer premio: Familia Marti-Diago, de Onda.
Enhorabuena a los premiados. Recibirán un diploma acreditativo y un lote de películas con valores y temática católica.
Tal y como ha informado el profesor de Religión Católica del IES Serra d’Espadà de Onda, David Meseguer, sus alumnos de 2º curso de bachillerato han realizado un completo trabajo de análisis e investigación sobre qué es un Belén, los orígenes de esta tradición cristiana, los pasajes bíblicos y el mensaje de cada una de las escenas. Para ello han utilizado la Lectio Divina, que les ha acercado a la Palabra de Dios, investigando el origen del Belén, los belenes en España y las escenas bíblicas.
En base a este trabajo han elaborado un dosier que comprende una serie de ilustraciones, acompañadas de un dibujo de la escena bíblica del Nacimiento de Jesús, realizados por Alba, alumna de 2º de la ESO, un audio-vídeo narrado por los alumnos, una canción interpretada por el coro Virgen del Carmen de Onda, el texto bíblico al que hace referencia, un breve acercamiento teológico y espiritual sobre el relato y una breve meditación, Lectio Divina, para profundizar y conocer el mensaje bíblico.
Como ellos mismos explican, “este dosier pretende acercarnos al misterio del nacimiento de Jesús, los personajes y las situaciones nos interpelan, nos interrogan sobre nuestra relación con Dios, con los demás y con nosotros”. Por ello, “cuando en Navidad montamos el Belén, cada escena nos transporta al misterio del nacimiento de Jesús”.
Por otra parte, también han elaborado otro dosier con las escenas bíblicas de los belenes, más didáctico, donde niños y mayores pueden interactuar pintando, leyendo, resolviendo pasatiempos y preguntas.
Con la colaboración de la parroquia Virgen del Carmen de Onda se han realizado copias de estos dosieres, realizando un donativo aquellas personas que así lo han querido. Esta aportación, que a día de hoy supone un total de 2.300 €, se va a hacer llegar íntegramente a Cáritas La Palma, para las personas y familias que más han sufrido las consecuencias del volcán, aunque todo aquel que desee colaborar puede seguir haciéndolo.
A mediodía de hoy, se ha celebrado, en la Concatedral de Santa María, en Castellón, la Santa Misa de Navidad. El Obispo de la Diócesis, Monseñor Casimiro López Llorente ha presidido la celebración que ha estado concelebrada por el párroco, D. Miguel Simón, y el Vicario, D. David Barrios, y en la que también ha participado el secretario, D. Ángel Cumbicos y el diácono, D. Daniel Castro.
A la luz de la Palabra proclamada en la liturgia de hoy, se nos anuncia la alegría de la Navidad que se fundamenta, precisamente en el misterio de luz y esperanza que supone el nacimiento del Hijo de Dios. Los cristianos celebramos que Cristo nace para cada uno de nosotros, sea cual sea nuestra condición, y lo hace para salvarnos tal como anuncia el profeta Isaías en la primera lectura (52,7-10) «porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén (…)y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios».
Así, también el salmista (97,1.2-3ab.3cd-4.5-6) nos anima a celebrar la buena noticia de la liberación que se nos anuncia en Isaías invitándonos a «cantar al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas (…) el Señor da a conocer su salvación pues los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios». Todo para lo que nos hemos estado preparando en el Tiempo de Adviento se nos revela a través de la Palabra hoy. En la Carta a los Hebreos (1,1-6) Dios nos habla a través de su Hijo pues «al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser».
Tal como se nos dice en el Catecismo de la Iglesia “el acontecimiento único y totalmente singular de la Encarnación del Hijo de Dios no significa que Jesucristo sea en parte Dios y en parte hombre, ni que sea el resultado de una mezcla confusa entre lo divino y lo humano. Él se hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre”. Y esta verdad es la que se nos presenta en la liturgia de este día a través del evangelista (Juan 1,1-18): «el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad».
Y esta alegría de Dios hecho hombre es la que ha transmitido nuestro Obispo a los fieles que han participado en la celebración de hoy. Así, durante la homilía, D. Casimiro, ha destacado que en «el Niño que nace en Belén es el motivo de nuestra alegría y lo que, cada año, a través de la liturgia, la Iglesia nos invita a reavivar dentro de nosotros para que Dios nazca un poco más en nuestro interior». Igual que el Ángel dijo a los pastores, «¡no temáis!, nuestro Obispo nos ha exhortado a contemplar el Misterio que celebramos y al Niño Dios que viene a nosotros frágil y humilde para dejarnos empapar del amor, de la vida y de la luz de Dios».
El Obispo se ha servido de la Palabra proclamada para enfatizar en el mensaje de esta Solemnidad que no es otro que «en este Niño visible para nosotros se nos ofrece lo invisible que es el mismo Dios, uniéndose para siempre con el hombre asumiendo, sin dejar de ser Dios y sin perder nada de su gloria ni de su divinidad, nuestra naturaleza humana haciéndose uno de los nuestros». Es por ello, ha resaltado D. Casimiro, que «se identifica con cada uno de nosotros y está presente en cada ser humano, especialmente en los que sufren hambre, pobreza, enfermedad, falta de libertad, desolación o soledad».
La importancia del Misterio de la Navidad, ha continuado el prelado, es que «Dios se ha hecho uno de los nuestros para unir para siempre a Dios con el ser humano, para que en Él tengamos vida, luz y la paz de Dios». Y estamos invitados especialmente durante esos días «a contemplar, a meditar y a agradecer este Misterio dando Gloria y alabanza a Dios».
«Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad»
Con esta frase de Lucas (2:14) ha destacado el Obispo que Él se ha hecho Enmanuel y camina con nosotros pues, como peregrinos en esta vida, no nos abandona nunca». A partir de este acontecimiento histórico «Dios entra en la vida humana y eso nos da esperanza porque es la Gloria de Dios que se nos manifiesta en este Niño».
Los cristianos estamos llamados, ha dicho D. Casimiro, «a dejarnos guiar por la luz del Niño que hace en Belén sin perder la brújula en nuestro peregrinaje, porque a través de Él se nos da el amor mismo de Dios que se entregará por nosotros hasta la muerte». Para concluir nos ha exhortado a «agradecer a Dios esta nueva vida que se nos da, para vivirlo con más intensidad, dejándonos sanar por Él haciéndole un lugar dentro de nosotros para que su Reino y su paz, reine en nuestro interior».
La parte musical de la Solemnidad de la Natividad del Señor ha corrido a cargo de la Coral de Barreros de la Mare de Déu del Lledó, con la participación del el organista titular de la Concatedral, Augusto Belau, y del tenor solista José Navarro-Forcada, que durante el ofertorio ha interpretado magníficamente el Ave María de Charles Gounod. Han interpretado, entre otras piezas, el Gloria de la Misa de Lourdes, el Aleluya de Alberto Taulé, el Santo de Francisco Palazón. También durante el ofertorio, se ha interpretado magníficamente el Ave María Ha sonado también el clásico villancio de «El Tamborilero» durante el Rito de la Comunión, y el «Adeste Fideles» al final de la celebración.
Al finalizar la celebración eucarística y, siguiendo las normas higiénico sanitarias, se ha adorado al Niño Jesús, en brazos de nuestro Obispo, con una inclinación de cabeza, en señal de respeto y adoración, habiéndose suprimido el rito del beso desde que comenzara la pandemia. Los fieles han aprovechado para felicitar personalmente la Navidad a D. Casimiro.
Este Domingo, dentro de la octava de la Navidad, celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia y la Jornada de la Familia. La Navidad es la fiesta del Amor de Dios por toda la humanidad. Jesús, el Hijo de Dios, se hace hombre para traer al mundo la bondad y el amor de Dios; Jesús nos muestra y ofrece a Dios, que es amor, y, a la vez, nos muestra quién es el ser humano, su origen y su destino, que no son otros sino el amor. El Hijo de Dios eligió para hacerse hombre una familia, allí donde el ser humano está más dispuesto a desear lo mejor para el otro a desvivirse por él y a anteponer el amor por encima de cualquier otro interés y pretensión. Con ello, Jesús nos enseña, sin palabras, la dignidad y el valor primordial de la familia. Con su vida y sus palabras, Jesús ha devuelto su verdadero sentido al amor, al matrimonio y a la familia.
Fiel al Evangelio de Jesús, la Iglesia proclama que somos creados por amor, para amar y ser amados, y que nuestra vida se realiza plenamente si se vive en el amor de Dios. En fidelidad a los gestos y palabras de Cristo, sus discípulos anunciamos la alegría del amor, y la grandeza y belleza del matrimonio y de la familia: pues la relación entre el hombre y la mujer en el matrimonio refleja el amor divino de manera completamente especial; por ello el vínculo conyugal asume una dignidad inmensa. En el plan de Dios, la familia se funda en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, quienes, en su mutua y total entrega en el amor, han de estar responsablemente y siempre abiertos a la vida y a la tarea de educar a sus hijos. Mediante el sacramento del matrimonio, los esposos quedan unidos por Dios y con su relación de esposos son signo eficaz del amor de Cristo, que ha entregado su vida por la salvación del mundo.
Acoger y anunciar hoy el Evangelio del matrimonio y de la familia no es fácil. Vivimos en contexto ‘cultural’ de lo provisorio y del descarte, en palabras del Papa. Nos toca vivir en una sociedad desvinculada en la que prima el individualismo y el sentimiento, que hacen muy difíciles los compromisos estables. Cada vez son más quienes viven juntos sin unir sus vidas en matrimonio. Falta, de otro lado, el aprecio por la fidelidad entre los esposos, la estabilidad matrimonial o la natalidad. Aunque la familia siga siendo una de las instituciones más valoradas socialmente, no tiene el apoyo legislativo, económico y mediático que se merece. Muchas familias no pueden encontrar una vivienda digna o adecuada, conciliar la vida laboral y la familiar, o disponer de tiempo para escucharse y dialogar los esposos y los hijos.
Estos y otros muchos desafíos lejos de constituir obstáculos insalvables, se convierten para la familia cristiana y para la Iglesia en una oportunidad nueva; la propia familia puede encontrar en ellos un estímulo para fortalecerse y crecer como comunidad de vida y amor que engendra vida y esperanza en la sociedad. En un contexto cultural social, mediático y legislativo poco favorable al verdadero matrimonio y a la familia, fundada en él, es vital ayudar a los jóvenes y a los esposos a descubrir la grandeza y la belleza del matrimonio y a comprender que el verdadero amor es un ‘sí’ fiel, una donación definitiva de sí al otro, firmemente fundada en el plan de Dios. El amor de Dios en Jesús es su ‘sí’ a toda la creación y al corazón de la misma, el ser humano. Es el ‘sí’ de Dios al amor entre el hombre y la mujer, abierto a la vida y al servicio de ella en todas sus fases. El matrimonio y la familia, por tanto, es el ‘sí’ del Dios-Amor. Para quienes abren su corazón a Dios, a su amor y a su gracia, es posible vivir el Evangelio del matrimonio y de la familia.
En la exhortación apostólica, Amoris laetitia, el Papa Francisco nos invita a todos los cristianos a cuidar del matrimonio y de la familia. Y nos impulsa a proponer de un modo renovado e ilusionante la vocación al matrimonio y a mostrar la belleza, la verdad y el bien de la familia.
Necesitamos generar una cultura favorable al matrimonio entre un hombre y una mujer y a la familia, fundada en él. Las familias cristianas podéis ofrecer un ejemplo convincente de que es posible vivir un matrimonio de manera plenamente conforme con el proyecto de Dios y las verdaderas exigencias de los cónyuges y de los hijos. El testimonio de vida es el mejor modo de anunciar la Buena nueva de la familia. La alegría del Evangelio se refleja en la alegría del amor que se vive y se aprende eminentemente en la familia. La fuerza para amar nace, crece y se fortalece en la familia y es fuente de alegría para el ser humano y para la sociedad.
La S.I. Catedral de Segorbe ha acogido la Misa de Nochebuena, que ha presidido nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente. En esta Noche se ha escuchado la Buena Noticia, la noticia de un acontecimiento histórico y que cambió la historia del mundo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor».
Celebramos la Nochebuena. Este «hoy» que resuena en la liturgia, del anuncio del ángel a los humildes pastores, también tiene que ver con esta Noche, es una noticia siempre nueva. Nos ha nacido un niño en un pobre establo de Belén, el Hijo de Dios se ha hecho hombre y trae la salvación para toda la humanidad.
En la homilía, el Obispo ha indicado que esta Noticia es “motivo de alegría para todo el pueblo”, siendo el misterio de la Navidad, que hoy celebramos, “que Dios ha venido a nosotros, que se ha hecho uno de los nuestros en ese Niño, pobre y humilde, para que no tengamos miedo de acoger a Dios, que viene a nuestro encuentro, y lo hace para que en Él tengamos vida en plenitud”.
«El pueblo que caminaba en las tinieblas vio una luz grande»
“La luz es este Niño, que alumbra a cada persona, a cada existencia, a la humanidad entera y a nuestra Iglesia”, ha continuado D. Casimiro. Esta es una luz que necesitamos, “en estos tiempos de dificultad, en los que parece que la humanidad, el mundo, nuestra nación, ha perdido la brújula y anda desorientada”.
Ha exhortado a volver nuestra mirada a Él, a ese Niño, que con su luz alumbra “en tiempos de pandemia, de dificultad, de crispación, de desestructuración de tantas familias”. “Él nos ofrece el AMOR, y nos muestra que estamos hechos por amor, para ser amados y para amar como Él nos ha amado, de forma desinteresada, generosa”, ha recalcado.
Para que esta Navidad sea verdaderamente alegre debemos “dejarle un hueco en nuestra posada, en nuestro corazón, para que nazca de nuevo y renazca dentro de nosotros”, y nos sabremos “siempre amados y nunca abandonados por Él”.
Ante el afán consumista ha animado a dejarnos llenar por el amor de Dios, “porque las cosas pasan y no sacian ese deseo de ser amados que todos llevamos dentro de nosotros”, y este amor de Dios “permanece para siempre”.
También, en la tarde de ayer se acercaron al Palacio Episcopal de Castellón los representantes de diferentes realidades diocesanas, como los profesores del Colegio Mater Dei, de la Universidad CEU Cardenal Herrera, la CONFER y la Real Cofradía de la Mare de Déu del Lledó.
Hoy lo ha hecho la Acción Católica General, Cáritas Diocesana, la Hospitalidad diocesana de Ntra. Sra. de Lourdes, el Centro de Orientación Familiar “Domus Familiae”, el Camino Neocatecumenal, los diáconos permanentes y varios fieles de la parroquia de La Asunción de Ntra. Sra. de Vilafamés.
Por otra parte, en un acto celebrado en la Concatedral de Santa María de Castellón, este mediodía, el Obispo ha recibido la felicitación por parte de los sacerdotes, de la curia y de los delegados diocesanos, trasladando el Vicario General, D. Javier Aparici, en nombre de todos ellos el deseo de una santa y feliz Navidad.
D. Casimiro ha indicado que “pese a la situación que estamos pasando no podemos olvidar renovar la alegría de sentirnos amados por Dios”, porque “Él viene para cada uno de nosotros, para que sintamos de nuevo su presencia”. “Que de nosotros no se diga que no había posada para Él”, ha dicho.
La alegría por el nacimiento del Hijo de Dios llega a los internos y a las internas de los dos Centros Penitenciarios de la Diócesis de Segorbe-Castellón. Como es tradición, esta semana se celebra en ellos un Festival de Villancicos promovido y apoyado por la Pastoral Penitenciaria.
El del Centro Penitenciario de Castellón II – Albocàsser tuvo lugar el lunes, y los internos pudieron contar con la asistencia, la cercanía y la felicitación de nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, que acudió junto al Secretario Particular, D. Ángel Cumbicos, junto al capellán de la prisión, D. Jordi Mas, y junto a los voluntarios de la Pastoral.
Por otra parte, al no poder acudir el Obispo al que se celebra en Castellón I – Castellón de la Plana, les ha enviado una video felicitación, que les va a hacer llegar el capellán, D. Florencio Roselló. D. Casimiro les recuerda que la Navidad es motivo de alegría, también para ellos, porque “Él nos muestra que nos ama, tanto que se ha identificado también con los que estaban encarcelados, con los que estáis en prisión”.
“Él os sigue amando – les dice – también en circunstancias difíciles como las vuestras sois amados siempre por Dios”. “Acogedle, dejad que nazca en vuestro corazón”, les exhorta, “aprovechad este tiempo para que Él sane vuestras heridas y que realmente os haga libres, para que nunca más volváis a pasar por estos momentos difíciles”.
La S.I. Catedral ha acogido esta mañana la felicitación de Navidad a nuestro Obispo, D. Casimiro, por parte de las directivas y de los alumnos de los colegios diocesanos de Segorbe, Colegio-Seminario Menor Diocesano y Colegio Diocesano La Milagrosa.
A continuación, en el Palacio Episcopal de Segorbe ha recibido la felicitación navideña de numerosos grupos y asociaciones, así como de sacerdotes de toda la comarca. Con todos ellos ha vivido un momento de oración y de reflexión, y les ha trasladado unas palabras de cara a la Navidad.
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