Queridos Diocesanos:
Este domingo comienza el Adviento. En este tiempo, la liturgia nos asegura que Dios “viene”. Adviento no sólo mira al pasado, recordando la primera venida de Dios en la historia que celebramos en la Navidad; y no sólo mira al futuro, cuando Jesús venga como Juez al final de la historia. Adviento nos recuerda ante todo que Dios “viene”. Ya al comienzo de este tiempo rezamos: “Anunciad a todos los pueblos y decidles: Mirad, Dios viene, nuestro Salvador”. Se trata de un presente continuo, es decir, de una acción que se realiza siempre: está ocurriendo, ocurre ahora y ocurrirá también en el futuro. En todo momento Dios viene: Cristo vive porque ha resucitado, Jesús es el Enmanuel, Dios-con-nosotros.
En Jesús, Dios mismo viene a estar y quedarse con nosotros en todas nuestras situaciones; viene a habitar en medio de nosotros, a vivir con nosotros y en nosotros; viene a colmar las distancias que nos dividen y nos separan; viene a reconciliarnos con Dios y entre nosotros; viene a salvar y sanar. Viene a la historia de la humanidad, llama a la puerta de cada hombre y de cada mujer de buena voluntad, para traer a las personas, a las familias y a los pueblos el don de la fraternidad, de la concordia y de la paz.
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