El Obispo nos convoca, el próximo 21 de octubre, a rezar el Rosario
Mons. Casimiro López remitió el viernes pasado una carta a todo el pueblo de Dios de Segorbe-Castellón en la que transmite el dolor y especial preocupación los actos terroristas y los acontecimientos bélicos en Israel, en la franja de Gaza y países cercanos, que se unen a las guerras en Ucrania y en otras partes del mundo. Estas guerras, conflictos y actos terroristas, afirma el Obispo, provocan destrucción y la muerte de miles de vidas humanas inocentes y el sufrimiento de sus familias.
Sumándose a la petición del papa Francisco tras el rezo del ángelus el pasado domingo, convoca a toda la Iglesia diocesana el próximo sábado 21 de octubre a una Jornada de oración por la paz en Israel y en Gaza, en Ucrania y en el mundo entero, invitando a todas las personas de buena voluntad a unirse a esta Jornada.
Del mismo modo, insta a los sacerdotes que exhorten a los fieles a vivir esta Jornada de oración del próximo sábado 21 de octubre, que inviten a las comunidades a reunirse en las iglesias antes de la Eucaristía vespertina del sábado -o por la tarde del sábado- para una vigilia de oración rezando el Santo Rosario por la paz; y que tengan en cuenta esta intención en la celebración de las Misas de ese día, introduciendo en la oración de los fieles, una petición implorando de Dios el tan necesario don de la paz.
En la reunión plenaria del Consejo Diocesano de Pastoral, esta mañana
El Consejo Diocesano de Pastoral, como órgano consultivo del Obispo en el que están representadas todas las realidades de la Diócesis, ha celebrado esta mañana la reunión plenaria que ha tenido lugar en el Seminario Diocesano Mater Dei.
La sesión comenzaba con la oración, a las 10.30 h. de la mañana en la Capilla, con la oración a lo que ha seguido la reunión en la Biblioteca. Tras la lectura y aprobación del acta de la sesión anterior, el Obispo de la Diócesis, ha expuesto la necesidad de abordar la pastoral vocacional con el objetivo de centrar los esfuerzos del Consejo Diocesano de Pastoral «en crear una cultura vocacional en general y no únicamente la vocación sacerdotal o a la vida consagrada».
D.Casimiro ha hecho hincapié en la trascendencia de la cultura vocacional en el Primer Anuncio como objetivo del presente curso pastoral. En este sentido, ha incidido en el Primer Anuncio «como encuentro de amor con Cristo» por lo que el objetivo se centra «en ayudar a las personas en general y a los bautizados en particular al encuentro de amor personal con Cristo vivo que ha de llevar a una adhesión personal, a la transformación, y al seguimiento de Jesús que genere discípulos misioneros en el seno de la comunidad de los discípulos del Señor».
Mirando a la Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón, ha dicho el Obispo, «observamos la escasez de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, pero también al matrimonio». D. Casimiro ha matizado al respecto de la vocación cristina en general que afecta también a los bautizados y confirmandos.
En este sentido ha interpelado a reflexionar respecto al crecimiento en la fe de todos los bautizados, desde la perspectiva de la vocación cristiana. «Estamos llamados a la vida por amor de Dios y, viviendo desde el amor, estamos llamados a la santidad». Es, «desde el encuentro de amor con Dios, como podemos discernir nuestra vocación y vivirla desde la fe».
La vida que nos es dada «es el proyecto que Dios tiene sobre cada ser humano, sobre cada cristiano, para que, viviendo ese sueño, lleguemos a la plenitud del amor». D. Casimiro en palabras de San Juan Pablo II y del Papa Francisco, ha recordado «que toda acción en la Iglesia está orientada por su propia naturaleza al discernimiento vocacional, o ayudar a las personas a vivir ese sueño de Dios sobre cada una de ellas», y el objetivo pastoral, ha insistido el Obispo, «es ayudar al creyente a descubrir el camino concreto para realizar el proyecto de vida al que Dios lo llama».
En este sentido ha afirmado que «la pastoral vocacional debe ser un verdadero itinerario de fe y llevar al encuentro personal con Cristo» y hacerlo de forma conjunta con las delegaciones diocesanas de familia, enseñanza, catequesis o juventud, instándoles a concretar propuestas dirigidas a favorecer una cultura vocacional.
A continuación el Rector del Seminario Diocesano Mater Dei y Delegado de la Pastoral Vocacional, D. Juan Carlos Vizoso, ha expuesto las claves de las tres dimensiones de la vocación cristiana: la vocación humana, que conlleva la vocación a la vida y al amor; la vocación a la santidad; y la vocación concreta que supone la llamada a entregar el corazón.
Los miembros del Consejo Diocesano de Pastoral se han reunido a continuación formando grupos de trabajo al objeto de concretar propuestas factibles y favorables a implementar la cultura vocacional a la que se ha referido D. Casimiro en su intervención, en el trabajo pastoral de este curso que nos ha de llevar a todos a favorecer el encuentro personal con Cristo como encuentro de amor.
El próximo domingo, 22 de octubre, celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund, bajo el lema Corazones fervientes, pies en camino. Cada año, este día constituye una ocasión privilegiada para recordar, orar y ayudar con nuestra generosa aportación económica a los misioneros en los ‘países de misión’.
Esta Jornada quiere también ayudarnos a todos los cristianos a tomar conciencia de que el Señor nos llama a ser sus discípulos misioneros, en todas partes, allá donde nos encontremos, también entre nosotros. Como Iglesia hemos sido convocados por Jesús para ser enviados a la misión; esta es nuestra razón de ser, nuestra dicha y nuestro gozo. Al despedirse de sus Apóstoles, Jesús les dijo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15). Estas palabras de Jesús atañen a todos los bautizados de todos los tiempos (San Juan Pablo II, Redemptoris Missio, n. 2).
En su Mensaje para esta Jornada, el papa Francisco nos exhorta de nuevo a la necesaria y urgente conversión misionera de toda la Iglesia, sirviéndose del pasaje de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-35). Aquellos dos discípulos se alejaban de Jerusalén y caminaban tristes a causa de la muerte de Jesús. Ante el aparente fracaso del Maestro crucificado, su esperanza de que Él fuese el Mesías se había derrumbado. No se habían encontrado aún con Cristo resucitado. Tampoco daban crédito a las mujeres de su grupo que decían que el sepulcro estaba vacío y que Jesús estaba vivo. De repente, Jesús en persona se pone a caminar con ellos, les pregunta sobre su conversación y comienza a explicarles lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegados a la aldea, los dos discípulos invitan a Jesús a entrar en la posada. Ya a la mesa, Jesús tomó el pan, lo bendijo y lo partió. Sus ojos se abrieron entonces y lo reconocieron en la fracción del pan. Jesús renueva ante los dos comensales el signo de la multiplicación de los panes y sobre todo el de la Eucaristía. Pero precisamente en el momento en el que reconocen a Jesús “Él había desaparecido de su vista”. Se habían encontrado con Jesús resucitado. Y, aunque ya era de noche, volvieron a prisa a Jerusalén para contar a los Apóstoles lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
“Aquellos dos discípulos –escribe el Papa- estaban confundidos y desilusionados, pero el encuentro con Cristo en la Palabra y en el Pan partido encendió su entusiasmo para volver a ponerse en camino hacia Jerusalén y anunciar que el Señor había resucitado verdaderamente”. Este pasaje traza el itinerario de todo discípulo misionero para renovar su ardor para anunciar en el mundo actual a Jesucristo, muerto y resucitado para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. Este itinerario es el encuentro personal con Cristo Vivo en la Palabra de Dios y en la Eucaristía para salir de nuevo con alegría y esperanza a la misión. Este encuentro es la base y la fuente para la conversión misionera de nuestra Iglesia.
Como a aquellos dos discípulos, también a nosotros nos invade con frecuencia la tristeza porque dudamos que Cristo ha resucitado, y está vivo y presente en medio de nosotros. Con frecuencia nos atenaza el desánimo ante la aparente ineficacia de nuestra acción evangelizadora en un contexto de increencia e indiferencia, y de alejamiento de la Iglesia y el enfriamiento de tantos bautizados. Este contexto nos desconcierta y no encontramos el modo de anunciar el Evangelio al hombre y la mujer de hoy.
Hoy como entonces, el Señor resucitado sale a nuestro encuentro y camina con nosotros, especialmente cuando nos sentimos perdidos y desanimados. Como entonces Jesús nos habla en la Palabra de Dios para que se encienda nuestro corazón. Jesús es la Palabra viviente, la única que puede abrasar, iluminar y trasformar el corazón. Leamos con atención la Sagrada Escritura; escuchemos al Señor resucitado que nos explica su sentido. Dejemos que Él encienda nuestro corazón, nos ilumine y nos trasforme.
Hoy como entonces, Jesús sale a nuestro encuentro de un modo único en la Eucaristía, en el Pan partido y compartido con nosotros, sus discípulos de hoy. El se hace nuestro alimento nos atrae a sí y nos une a él y a los hermanos, para encender nuestros corazones todavía más, impulsándonos a retomar el camino sin demora para comunicar a todos la experiencia única del encuentro con el Resucitado.
En este día del Domund tenemos especialmente presentes en nuestra oración a tantos misioneros y misioneras. Mostremos también nuestra solidaridad fraterna con nuestra generosa aportación económica en la colecta de este día.
En los últimos días estamos viviendo con mucho dolor y especial preocupación los actos terroristas y los acontecimientos bélicos en Israel, en la franja de Gaza y países cercanos, que se unen a las guerras en Ucrania y en otras partes del mundo. Estas guerras, conflictos y actos terroristas provocan destrucción y la muerte de miles de vidas humanas inocentes y el sufrimiento de sus familias. Van más allá de los límites geográficos. Afectan a toda la comunidad internacional.
Ante tanta destrucción, muerte y sufrimiento que provocan la guerra y la violencia, como Iglesia no podemos permanecer en silencio, sino que hemos de alzar la voz en defensa de los más débiles e inocentes y, sobre todo, hemos de trabajar y orar por la paz. En este sentido el papa Francisco, en el rezo del Ángelus del pasado domingo, exclamó con fuerza: “¡Que los ataques y las armas se detengan, por favor! ¡Comprendan que el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución, sino sólo a la muerte y al sufrimiento de muchos inocentes! La guerra es una derrota: ¡toda guerra es una derrota! ¡Recemos por la paz en Israel y Palestina!”
Acogiendo la llamada del Papa pido a todos los diocesanos rezar con insistencia a Dios por la paz en el mundo. Además convoco a toda la Iglesia diocesana el próximo sábado 21 de octubre a una Jornada de oración por la paz en Israel y en Gaza, en Ucrania y en el mundo entero, invitando a todas las personas de buena voluntad a unirse a esta Jornada.
“En este mes de octubre – siguió diciendo el papa Francisco el pasado domingo – dedicado, además de a las misiones, al rezo del Rosario, no nos cansemos de invocar, por intercesión de María, el don de la paz sobre los numerosos países del mundo marcados por guerras y conflictos”. En este sentido invito a todos los fieles de la diócesis a que el próximo sábado nos unamos para dirigir nuestra humilde oración del Rosario a nuestra Madre, Reina de la Paz, para invocar de Dios este gran don para todas las situaciones de guerra, de conflicto y de violencia en el mundo.
Así pues pido a los sacerdotes que exhorten a los fieles a vivir esta Jornada de oración el próximo sábado 21 de octubre, que inviten a las comunidades a reunirse en las iglesias antes de la Eucaristía vespertina del sábado -o por la tarde del sábado- para una vigilia de oración rezando el Santo Rosario por la paz; y que tengan en cuenta esta intención en la celebración de las Misas de ese día e introduzcan en la oración de los fieles una petición implorando de Dios el tan necesario don de la paz.
“Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios” (Flp 4,6). Presentemos a Dios nuestra humilde y confiada petición por la paz; oremos con humildad y perseverancia para construir cada día y en todo ambiente una auténtica cultura del encuentro y de la paz.
Mons. Casimiro López Llorente, preside la celebración junto a la Comunidad Aragonesa de Castellón
La Parroquia de La Santísima Trinidad de Castellón ha acogido este mediodía la ofrenda de flores y posterior celebración eucarística que ha estado presidida por Mons. Casimiro López Llorente y concelebrada por el párroco, D. Rafael Manzaneque, el Vicario parroquial, D. José Sánchez; y el Secretario, D. Ángel Cumbicos.
La celebración comenzaba con la ofrenda floral ante la Virgen que hoy presidía el Altar Mayor del templo. Una imagen que, en 1946, el Ayuntamiento de Zaragoza regaló a la colonia aragonesa de Castellón y que hoy ha recibido a una numerosa representación de aragoneses residentes en Castellón que, con fervor y devoción, han honrado a su Patrona, y también de España.
Tras la ofrenda ha dado comienzo la Eucaristía, que en la parte musical ha estado interpretada por el coro del Centro Aragonés que ha rendido honores a la Pilarica con flores, jotas y vítores.
Tras la proclamación del Evangelio, las primeras palabras de la homilía de D. Casimiro, nos han recordado el sentido de nuestra fe pues rememoramos la aparición de la Virgen ante el apóstol Santiago y el inicio de la evangelización. A la Madre de Dios ha rendido honores nuestro Obispo por ser «la Madre que está en medio de nosotros como una columna fuerte y segura para alentar nuestra fe, esperanza y caridad».
Mirar a la Virgen, ha dicho D. Casimiro, «es el signo de la presencia de Dios en nuestra vida. Ella vela, suplica por todos nosotros, nos alienta y nos cuida, siendo protectora de todos los cristianos».
Ante un templo abarrotado de fieles y devotos de la Virgen, Mons. Casimiro López ha insistido en la Palabra proclamada (Lucas 11,27-28) poniendo el énfasis en las palabras que ante la multitud exclamaron: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron», ante lo que nuestro Obispo ha recordado la respuesta del mismo Jesús que dijo «bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen», exhortando a los presentes a dirigir la mirada hacia su Hijo.
Ha recordado también el canto del Magnificat en el que la Virgen proclama la grandeza del Señor. «Maria es grande -ha dicho D. Casimiro- gracias a que Dios ha sido grande en su vida». «Bienaventurado tú, si escuchas la Palabra de Dios y la pones en práctica», ha recalcado el Obispo, «dichoso tú si escuchas, acoges y vives la Palabra de Dios en tu vida, una palabra que está viva y que nos interpela a todos aquí y ahora».
En este sentido, ha invitado a «vivir lo que de verdad creemos y ser coherentes con nuestra creencia». Y nuestra devoción será sincera, ha concluido, «si creemos que Ella es el arca de la alianza y signo de la presencia de Dios en nuestra vida».
La imagen de la Virgen del Pilar, vestida con el manto de la Guardia Civil, ha presidido esta mañana, en el altar mayor de la Concatedral de Santa María, la Eucaristía en su honor como Patrona del Instituto Armado.
El Obispo de la Diócesis, Mons. Casimiro López Llorente, ha presidido la solemne Misa que ha estado concelebrada por el párroco de Santa María, D. Miguel Simón, el Vicario parroquial, D. David Barrios, y el Secretario del Obispo, D. Ángel Cumbicos. La parte musical de la celebración ha sido interpretada por la Coral Barreros.
Tras la liturgia de la Palabra, el Obispo ha tenido palabras de saludo y afecto hacia los presentes, dirigiéndose en primer término al Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Castellón, D. Ángel Gil Redondo, así como a los comandantes y demás mandos de la Benemérita, entre quienes se encontraban los antecesores Coronel Fresneda y Coronel Miralles, con especial mención a las familias de los guardias civiles de Castellón.
Hoy ha sido un día de especial celebración a la que se han sumando también, el Comisario del Cuerpo Nacional de Policía, el Subdelegado de Defensa de Castellón, así como la alcaldesa de la ciudad, Dª Begoña Carrasco junto otras autoridades civiles y militares de la ciudad, incluida la Reina de las fiestas.
D.Casimiro ha centrado sus palabras en la significativa importancia de la festividad de la Virgen del Pilar por cuanto nos recuerda «a los inicios de la evangelización de nuestro país» y al especial protagonismo del apóstol Santiago ante quien se apreció la Virgen «para confortarle y fortalecerle en esa misión hermosa de anunciar el Evangelio por todo el mundo».
De esta forma, ha exhortado a todos, como cristianos, «a sentirnos como ella y como Santiago, alentados para acoger la Palabra de Dios y llevarla a otros, para así, cumpliendo la voluntad de Dios demos frutos de bien para el conjunto de la sociedad y de nuestra Patria».
Columna que une el cielo y la tierra
María, la Virgen, «es el arca de la Alianza», ha afirmado D. Casimiro al recordar la lectura del Antiguo Testamento. Se ha referido también al «pilar» que nos recuerda la posición de la Virgen «como protectora y guía» pero también como «columna que une el cielo con la tierra».
La Virgen, Madre de Dios, nos recuerda «que Dios está presente en medio de la historia, en medio de la vida personal, de la vida familiar de cada uno», y ha exhortado a las mujeres y hombres de la Guardia Civil «a tenerlo también presente en el ámbito profesional».
Ha recordado los pasajes evangélicos de la Anunciación y de la Visitación para ensalzar la figura de la Virgen «elegida por Dios para ser la Madre de su Hijo». En este sentido, el Obispo ha exhortado a dirigir la mirada hacia donde nos lleva la Virgen para vivir con Dios en nuestra vida, dejándonos interpelar por Él y cumpliendo su voluntad».
Agradecimiento a la encomiable labor de la Guardia Civil
Mons. Casimiro López, ha dado gracias a Dios por la Guardia Civil y «por por tantas y tantas actuaciones en bien de la sociedad, por su seguridad, por la libertad y por la unidad». Ha recordado también a todos aquellos que han fallecido, que han muerto o han sido asesinados por el terrorismo; y ha pedido especialmente por sus familias, «para que el Señor les conceda la paz» que más siempre.
A quienes siguen en activo, ha dicho, «seguid mirando a la Virgen del Pilar y vivid lo que significa tenerla como patrona, que alienta, guía, y os da fortaleza en el día a día, no solo en la vida privada, sino también en la vida profesional».
A las autoridades políticas presentes en la Eucaristía les ha exhortado a «no marginar la Palabra de Dios y a tener presentes los valores evangélicos allá donde estemos».
Por la Paz
El mensaje de hoy de nuestro Obispo ha incluido un llamamiento «a ser sembradores de de paz, de justicia y de amor» y ha tenido muy presente la situación en Israel, en Gaza, y la guerra en Ucrania, elevando petición «para que el Señor toque los corazones y vuelva la paz en aquellos países».
Ayer por la noche tuvo lugar la primera de las cinco visitas que va a realizar durante estas semanas nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, a los distintos arciprestazgos de la Diócesis, con el fin de preparar la Jornada Diocesana del Primer Anuncio, que tendrá lugar el 11 de noviembre en el Ágora de Betxí.
Fue en la parroquia de La Asunción de Ntra. Sra. de Onda, y acudieron los Consejos Pastorales Arciprestales y los Consejos Parroquiales del Arciprestazgo de Nules y de Onda. También acudió el Consejo de la parroquia de San Juan Bautista de Sant Joan de Moró.
«La notable participación de buena parte del Pueblo de Dios en Segorbe-Castellón en su elaboración es un buen augurio y nos ayudará a ello. Su recepción pide que lo acojamos cordialmente como directriz autorizada de la Iglesia, a través de la cual nos habla hoy el Espíritu Santo. Además, es necesario asimilarlo mediante su estudio sosegado, su reflexión compartida y la oración humilde y obediente, de modo que cale, convierta y cambie nuestras mentes y nuestros corazones, nuestros hábitos y sensibilidades pastorales. Y, finalmente, su recepción solo será completa si es aplicado en las programaciones, proyectos y tareas pastorales de cada realidad diocesana según su ámbito de acción y atendiendo a las circunstancias, responsabilidades o carismas propios. Si no fuera así, este documento quedaría en papel mojado. Y con ello se resentirían la unidad, el aliento pastoral y la fecundidad evangelizadora de nuestra Iglesia.
La comunión de nuestra Iglesia también se vive, se expresa y se fortalece, cuando discernimos, programamos y trabajamos juntos en la misma dirección con los mismos acentos, criterios y actitudes pastorales. De este modo también nuestra tarea evangelizadora será más fecunda, contando siempre con la asistencia de la gracia de Dios y del Espíritu Santo, que nos alienta y fortalece en todo momento. Los organismos diocesanos, los arciprestazgos, las comunidades parroquiales y religiosas, los grupos o los movimientos, las asociaciones y cofradías no pueden ser compartimentos estancos, que vivan separados unos de otros y, menos aún al margen de la misma Iglesia diocesana».
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Los secretarios de los diferentes Consejos presentes en la reunión dieron respuesta a las dos preguntas planteadas por Fran Ramírez, en su ponencia sobre las “Claves Prácticas para el Primer Anuncio”, en la Jornada de Inicio del Curso Pastoral:
De las claves descritas, ¿cuál consideras puede ser la más prioritaria para tu parroquia en estos momentos?
¿Qué pasos concretos podéis llevar a cabo en la tarea del Primer Anuncio a nivel personal y como comunidad parroquial?
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Tras ello, D. Casimiro les dedicó unas palabras de ánimo, exhortando a la necesaria conversión personal y comunitaria, sin lo que será imposible toda renovación pastoral y misionera.
Se trata de una tarea que incumbe a todos – sacerdotes, catequistas, profesores, padres, cofrades… – pero “en primer lugar a los pastores, que tenemos la tarea fundamental, de un modo especial, de llevar a otros al encuentro con el Señor”, indicó. Para ello recordó las cuatro condiciones, según Santo Tomás de Villanueva, de todo pastor:
«En primer lugar, el amor: fue precisamente la caridad la única virtud que el Señor exigió a Pedro para entregarle el cuidado de su rebaño. Luego, la vigilancia, para estar atento a las necesidades de las ovejas. En tercer lugar, la doctrina, con el fin de poder alimentar a los hombres, hasta llevarlos a la salvación. Y, finalmente, la santidad e integridad de vida.»
“No nos guardemos para nosotros el gran don que hemos recibido – recalcó – no tengamos miedo de llevar a otros la alegría que tenemos de nuestro encuentro con el Señor, a transmitir nuestra experiencia del amor de Dios en cualquier circunstancia de la vida”. Tampoco “nos limitemos a la Misa dominical para cumplir”. “Lo que más atrae es la coherencia y el testimonio de vida”, añadió.
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Próximas reuniones:
17 de octubre: arciprestazgos de Burriana, La Vall d´Uixó y Vila-real en la parroquia Arciprestal San Jaime de Vila-real.
24 de octubre: arciprestazgos de Castellón, Almazora y La Costa en la Concatedral de Santa María de Castellón.
30 de octubre: arciprestazgos de Albocàsser y Pla de l´Arc en la parroquia de San Juan Bautista de La Vall d´Alba.
7 de noviembre: arciprestazgos de Segorbe y Jérica en el Seminario de Segorbe.
La Delegación diocesana para la Catequesis y el Catecumenado ha realizado una invitación especial a todos los catequistas de la Diócesis, a participar en la Jornada Diocesana del Primer Anuncio, que tendrá lugar el sábado 11 de noviembre en el Ágora de Betxí.
Lo ha hecho con un vídeo, de manos del sacerdote y profesor D. Luis María Salazar, de la Diócesis de Jaén, que será el encargado de la ponencia “Primer Anuncio persona a persona”, en la que hablará del cambio de paradigma en el que nos encontramos, pasando de una pastoral de mantenimiento a una de Primer Anuncio, ya que cada vez son más las personas que no conocen o no se han encontrado aún con el Señor.
Para poder participar es necesario inscribirse a través del siguiente enlace (plazo máximo de inscripción el día 30 de octubre):
La Provincia Eclesiástica Valentina, que integra las tres diócesis de la Comunidad Valenciana y las tres de las Islas Baleares, se reunió ayer en Valencia, presidida por el arzobispo monseñor Enrique Benavent.
En el encuentro también participó nuestro obispo, monseñor Casimiro López; el de Orihuela- Alicante, monseñor José Ignacio Munilla; el de Mallorca, monseñor Sebastià Taltavull; el de Ibiza, monseñor Vicente Ribas y el de Menorca, monseñor Gerard Villalonga; así como el Vicario General del Arzobispado, Vicente Fontestad, que actúa como vicesecretario de la Provincia eclesiástica.
“No es pot entendre la història del poble valencià si no és en el signe de la fe cristiana”
La Catedral de Valencia acogió ayer la celebración de la Misa solemne con motivo del 9 d´Octubre, que conmemora la dedicación y consagración de la Catedral a la Asunción de María y, más tarde, el oficio religioso del solemne Te Deum presidido por monseñor Enrique Benavent, por primera vez como Arzobispo de Valencia. También contó con la presencia del Obispo de Orihuela- Alicante, D. José Ignacio Munilla, y de nuestro obispo, D. Casimiro López Llorente.
Monseñor Benavent destacó “que siga un dia de germanor i que tots treballem el nostre futur, un futur en pau, un futur en germanor, eixe és el compromís de tots els valencians i ha de ser també el compromís de tots els cristians que formen part d´este poble, que hem nascut ací o al que servim”.
Tras el canto del himno de acción de gracias, con la asistencia de los máximos representantes de las instituciones valencianas, encabezadas por el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y autoridades políticas, civiles y militares, el Arzobispo de Valencia aseguró que vivimos este año el 9 d´Octubre con especial emoción para todos los valencianos.
“És per a la diòcesi de València i per a tota l’Església de València el dia del seu renaixement, el dia en què la Catedral va ser consagrada i dedicada al culte a Déu. Per això hui tots compartim una alegria, els cristians com a membres del poble valencià, tot el poble valencià que va nàixer baix el signe de la fe cristiana, un poble i una fe que ha donat grans obres que formen part de la nostra cultura, identitat, en l’arquitectura, en la música, en la literatura, en l’art. No es pot entendre la història del poble valencià si no és en el signe de la fe cristiana”, ha expresado el Arzobispo.
«Per això, hui tots estem contents perquè es com celebrar un aniversari, el aniversari del naixement de algo que ens dona vida, que ens dona alegria, que ens uneix a tots i ens dona identitat, i expressem eixa alegria en este càntic del Te Deum en el que alabem a Déu per tots els beneficis que ens ha concedit i per a nosaltres hui un benefici important és ser valencians i per als cristians el gran regal, la fe, que aporta tant a la humanitat i al nostre poble”. “Que acabem el dia en esta mateixa alegria i en esta mateixa gratitud al Senyor”.
A la llegada de la Real Senyera a la Catedral, fue recibida y besada por el Arzobispo de Valencia, que salió al exterior y se adelantó hasta la propia Puerta de los Hierros. Junto a él le acompañaban los Obispos de Segorbe-Castellón y de Orihuela-Alicante, y el Cabildo catedralicio. Y una vez en el interior de la Seo ha dio comienzo el canto del solemne Te Deum de acción de gracias.
Tras el oficio religioso, la Senyera salió de la Catedral por la Puerta del Palau, o de L’Almoina, para desde allí acceder a la plaza de la Reina y seguir el recorrido de la Procesión Cívica hasta la plaza Alfons el Magnànim, donde se realizó una ofrenda floral ante la estatua de Jaume I.
El 9 d’Octubre, Día de la Comunitat Valenciana, se celebra la entrada en Valencia del rey Jaume I “el Conqueridor” quien a su llegada mandó devolver al culto cristiano la mezquita musulmana edificada sobre la antigua iglesia visigótica, dedicándola a la Virgen María. En el mismo emplazamiento, en 1262, comenzó la construcción de la actual Catedral de Valencia.
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