El sábado pasado, día 18 de marzo, la parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Castellón acogió una Eucaristía, presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y en la que concelebraron 15 sacerdotes, junto a 4 diáconos, formados en el Seminario Redemptoris Mater de La Paz, Bolivia.
Estuvieron acompañados por el P. Helter Luiz Lara, sacerdote diocesano de Segorbe-Castellón, ordenado por D. Casimiro en junio de 2007, y Rector del seminario boliviano, donde está actualmente en misión.
Se encuentran realizando una peregrinación de once días por España, visitando los lugares del origen del Camino Neocatecumenal, y durante el trayecto quisieron acercarse hasta nuestra Diócesis para conocer a la comunidad y la parroquia de su Rector, habiendo sido acogidos y alojados en las casas de los hermanos durante los tres días que han permanecido en Castellón.
La parroquia de San Bartolomé de Torreblanca ha creado, tras la celebración del Domund de este año, un grupo de animación misionera en el que se ha integrado una veintena de miembros, la mayoría de ellos matrimonios de la misma parroquia, algunos de los cuales no estaban en ningún grupo de apostolado parroquial.
El párroco, D. Nuno Vieira, explica que “la dimensión misionera de la Iglesia, como constatación que hace la comunidad parroquial, no se puede reducir a una colecta anual, sino que tenemos que tener como propios a aquellos que en nuestro nombre anuncian a Jesucristo allá donde se encuentran, en los territorios de misión”.
El primer encuentro de este nuevo grupo tuvo lugar hace un mes, y contó con la presencia de la Secretaria de la Delegación diocesana para las Misiones, Lidón Rodrigo, y de su marido, Alejandro Juan, diácono permanente.
“Como consecuencia de ello nos estamos reuniendo una vez al mes – indica el párroco – contando siempre con la presencia de nuestros misioneros, que nos cuentan su experiencia en sus lugares de misión”.
La semana pasada pudieron escuchar el testimonio de David Rubio y María Millán, matrimonio del Camino Neocatecumenal que, junto a sus 9 hijos, han estado 12 años en Ucrania anunciando a Jesucristo hasta el pasado mes de marzo, en el que estalló la guerra y tuvieron que volver a la Diócesis.
“Su testimonio impactó mucho a todos, sobre todo la fe que pude mover un matrimonio joven, no solamente a ser generosos con el don de la vida, sino también al desear comunicar a los demás la gran novedad de Dios, que ha transformado sus vidas”, señala D. Nuno.
La parroquia proseguirá con estos encuentros, “y el próximo 19 de diciembre, el grupo podrá escuchar la experiencia de María Planelles, también de una comunidad neocatecumenal en Nules, que está en misiones en Tanzania”. Además, teniendo en cuenta que el grupo desea apadrinar a una misión, “probablemente ella se convertirá en objeto de nuestras atenciones”.
Con motivo del sexto aniversario del fallecimiento de Carmen Hernández, co-iniciadora del Camino Neocatecumenal junto a Kiko Argüello, ayer martes 19 de julio, las parroquias que cuentan con este itinerario de formación católica en la Diócesis celebraron una Misa en sufragio por su alma.
Su afán misionero y apostólico le llevó a los barrios más desfavorecidos de Madrid en los años 60. Allí conoció a Kiko Argüello, con el que empezó un itinerario catequético de redescubrimiento del Bautismo. Desde entonces, el Camino Neocatecumenal se ha extendido por todo el mundo, y desde hace ya 50 años está presente en la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Carmen, que murió el 19 de julio de 2016, tras una vida dedicada a la predicación del Evangelio por el mundo, recibió sepultura en el seminario Redemptoris Mater de Madrid. Tenía un amor inmenso a Jesucristo, a la Iglesia, a la Virgen, al Papa, a la Liturgia, a la Sagrada Escritura y a las raíces hebreas del Cristianismo.
Cabe indicar que el año pasado, en el quinto aniversario de su muerte, en una Eucaristía presidida por el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, se pidió formalmente la apertura de la causa del proceso de beatificación. Carlos Metola, postulador de la causa, entregó la petición formal al cardenal.
En marzo de este año se cumplió el 50 aniversario del nacimiento del Camino Neocatecumenal en la Diócesis de Segorbe-Castellón, de este “itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy”, tal y como fue definida por San Juan Pablo II, y que fue iniciado por Kiko Argüello, Carmen Hernández y el sacerdote Mario Pezzi.
Era el año 1972 cuando se iniciaban, en la parroquia María Auxiliadora de Burriana, las catequesis de la que nacería la primera comunidad neocatecumenal de la Diócesis, formada por 65 personas: 3 sacerdotes, 1 diácono y 61 laicos. Fue de la mano del párroco, el salesiano D. Antonio Garciandía Gorriti, y de un equipo de catequistas formado por cuatro jóvenes de la parroquia Virgen de la Paloma y San Pedro el Real de Madrid: Antonio González, Félix Villegas, Enrique Callejo y Virginia Baeyens.
Han pasado ya 50 años, y los miembros de las comunidades lo han celebrado esta mañana con una Eucaristía de Acción de Gracias en la Basílica de El Salvador de Burriana, presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente.
Actualmente hay 44 comunidades en multitud de parroquias de la Diócesis: Santísima Trinidad, Santa María, San Miguel y Santo Tomás de Villanueva (Castellón); Ntra. Sra. de la Merced (Burriana); San Bartolomé y San Jaime (Nules); Santo Tomás de Villanueva (Benicàssim); Santa María Magdalena (Moncofa); Santos Juanes (Almenara); Virgen del Carmen (Onda), y Santiago Apóstol (La Vall d´Uixó).
Cabe indicar que el Camino Neocatecumenal es un itinerario de redescubrimiento del Bautismo y de formación permanente en la fe, al servicio de los obispos y de los párrocos, y que es propuesto a los fieles que deseen reavivar en su vida la riqueza de la iniciación cristiana.
Uno de sus frutos en la Diócesis, como ha indicado el Obispo, es el Seminario Diocesano Internacional y Misionero “Redemptoris Mater”, erigido canónicamente el 8 de diciembre de 1999, solemnidad de la Inmaculada Concepción, por el Obispo D. Juan Antonio Reig.
D. Casimiro ha comenzado la homilía saludando a todos los presentes desde la alegría de Cristo resucitado, y sabiendo “que el Señor nunca nos abandona y camina entre nosotros hasta el final de los tiempos”. “Queremos dar gracias a Dios por el don del Camino Neocatecumenal, en el mundo entero, pero sobre todo en nuestra Iglesia diocesana”, decía, “El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres”.
También ha agradecido al Señor “por tantos dones como a lo largo de estos 50 años de presencia del Camino en nuestra Iglesia diocesana de Él hemos recibido”, “dones de conversión, de renovación, de evangelización y de santidad, que enriquecen a nuestra Iglesia, y nos recuerdan que el Señor sigue estando grande con nosotros”.
A la luz de la Palabra proclamada y del Jubileo diocesano que estamos celebrando, D. Casimiro ha exhortado a la evangelización, a anunciar a Cristo resucitado y el amor de Dios. «Id por todo el mundo y predicad el evangelio», “esa es nuestra misión y nuestra razón de ser”, ha señalado. “La Iglesia y vuestras comunidades no pueden vivir para si mismas”, pues “estamos llamados a la misión, desde la conversión y la renovación”.
«Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de la vocación con que habéis sido llamados». “A lo primero a lo que hay que ayudar a un bautizado es, a través del catecumenado postbautismal, a acoger la nueva vida, a ser discípulos misioneros del Señor”. Y para ello “se requiere mucha humildad, paciencia y mansedumbre, porque no somos nosotros los que tocamos el corazón, sino el Espíritu”.
Por último, el Obispo ha animado a “valorar los caminos que nuestra Iglesia nos ofrece, para integrarnos todos en la unidad del cuerpo de Cristo, para así, llevar entre todos, el mandato de llevarle a Él a la humanidad”. “Todos caminamos juntos como Iglesia del Señor, cada cual según el don, el ministerio y la vocación que ha recibido”. Recordando el lema del Año Jubilar, decía que “Él nos llama todos a crecer en la comunión para salir a la misión”, siendo este Jubileo “un año de gracia para que nos convirtamos más al Señor, para que nos dejemos renovar por Él, personalmente y como comunidades”.
A las 22 h. de anoche, en la Santa Iglesia Catedral de Segorbe, el Obispo de la Diócesis presidió la Vigilia Pascual. Para el pueblo de Israel, la Pascua era la fiesta más importante de su calendario, recordando su liberación de Egipto, cuando pasó el Ángel exterminador e hirió a los egipcios en sus primogénitos; su salida tenía como meta el Monte Sinaí, donde celebrarían la Alianza con Dios.
Celebramos que «este es el día en que actuó el Señor», la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo según la carne, fuente de profunda alegría y sin la cual no tendría sentido el cristianismo. “Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe” (1 Cor. 15,14), afirma con rotundidad San Pablo.
La liturgia y los símbolos de esta noche santa nos ayudan a entender y a vivir el misterio que celebramos, el paso de Cristo de la muerte a la vida. Durante la Vigilia Pascual todo gira en torno al fuego, que representa a Cristo que es la Luz del Mundo. Comienza con la bendición del fuego en el lucernario, así como del cirio pascual, que representa a Cristo resucitado, vencedor de las tinieblas y de la muerte, sol que no tiene ocaso. Se enciende con fuego nuevo, producido en completa oscuridad, porque en Pascua todo se renueva: de él se encienden todas las demás luces. «Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo» (Texto del Pregón Pascual).
¡Cristo ha resucitado, Aleluya! “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado”, aseveró D. Casimiro en la homilía, “esta es la gran Noticia cada año en esta Noche santa de Pascua: Jesús ha resucitado. Es la Pascua del Señor. Jesús ha pasado a través de la muerte a la Vida gloriosa. Cristo ha pasado a una nueva y definitiva existencia. El Señor vive glorioso para siempre junto a Dios”.
La Palabra poderosa de Dios es proclamada en esta Vigilia, recordándonos una vez más que “Dios no es un Dios de muertos sino de vivos, no es un Dios de la obscuridad y de la muerte, sino un Dios de Luz, de Amor y de Vida”, dijo. “En esta Noche Santa se cumplen las Escrituras, que hemos proclamado recorriendo las etapas de toda la Historia de la Salvación. En esta Noche Santa todo vuelve a empezar desde el “principio”; todo recupera su auténtico significado en el plan amoroso de Dios, es la nueva creación”.
“La Pascua de Cristo es por ello también nuestra propia Pascua, la pascua de todo bautizado”, recordó, “como nosotros un día, por el Bautismo renacemos a la nueva vida de Dios e incorporados a su familia, lavados de todo vínculo de pecado, signo y causa de muerte y de alejamiento de Dios, Dios Padre nos acoge amorosamente y para siempre como a sus hijos amados en el Hijo y nos inserta en la nueva Vida resucitada de Jesús”.
“¡Vivamos con la ayuda de la gracia la nueva vida de hijos de Dios en el seguimiento del Hijo por la fuerza del Espíritu Santo en el seno de la Iglesia, que está presente, vive y se realiza en esta Iglesia Diocesana de Segorbe-Castellón!”, exhortó, y para ello, “Dios mismo nos concederá gracias abundantes en el Año Jubilar diocesano recién comenzado”.
En la Vigilia, D. Casimiro bautizó a una niña, Caterina. “Vuestra hija quedará esta noche vitalmente y para siempre unida al Padre Dios en su Hijo Jesús por el don del Espíritu Santo en el seno de la familia de Dios. A partir de hoy y para siempre será hija amada de Dios en su Hijo, Jesucristo, y, a la vez, hermana de cuantos formamos la familia de los hijos Dios, es decir, la Iglesia”, les dijo a sus padres.
También tenía un significado especial para la 3ª comunidad neocatecumenal de Santo Tomás de Villanueva de Castellón, y para la 4ª de la comunidad de la Merced de Burriana. “Hoy concluís el Camino Neocatumenal, y os habéis preparado de modo especial para renovar las promesas bautismales solemnemente en esta S.I. Catedral-Basílica, ante mí, sucesor de los Apóstoles”.
Entrevista a David Rubio, tras regresar de misión en Ucrania
3.200 kilómetros separan la ciudad de Zhytomyr (Ucrania) con Castellón. Allí, la familia Rubio Millán fue enviada a misión por la Iglesia, ahora hace doce años, primero en la Diócesis de Odessa, y desde el pasado año al norte del país. Se acostaron el jueves 24 de febrero tras una jornada en la que todo transcurrió con normalidad, y se despertaron la madrugada del viernes 25 tras estallar dos bombas muy cerca de su hogar.
La entrevista se realizó en El Espejo de COPE CASTELLÓN, el espacio informativo de la actualidad de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
David, lo primero de todo, ¿cómo os encontráis emocionalmente?
Estamos agradecidos a Dios por encontrarnos ya en Castellón y haber podido salir del país, agradecidos también por la acogida de la parroquia, de nuestra comunidad, del párroco, pero es verdad que nos dejamos el corazón en Ucrania, y tenemos una sensación de desgarro y pena de haber dejado allí muchas cosas y muchos años de trabajo y de misión.
¿Cómo ha sido recorrer esos 3.200km que separan Zhytomyr de Castellón? Suponemos que los primeros 1000 kilómetros fueron los más difíciles….
Así es. La madrugada del jueves 24 al viernes 25 de febrero escuchamos caer dos bombas en nuestra ciudad. Nos despertaron las bombas. El día anterior los niños habían ido al colegio, yo había estado en el proyecto de construcción que estábamos haciendo allí…, había sido un día normal, y de madrugada nos despertaron las bombas. Nos levantamos, recogimos lo que pudimos y salimos corriendo, porque también habían llamado algunos hermanos de Kiev que habían caído bombas allí, y entendimos que había empezado la invasión. Salimos corriendo con los coches y fue muy difícil, porque uno de los dos coches solo tenía gasolina para hacer 100km y todas las gasolineras estaban colapsadas… Cuando se acabó el gasoil nos paramos en la gasolinera a esperar… Gracias a Dios, porque los ucranianos son muy buena gente, y al vernos con niños nos dejaron pasar y pudimos llenar el depósito. Así, directamente hicimos los 1000km hasta la frontera, sin parar a dormir, porque sabíamos que cuanto más tiempo nos retuviéramos más tapón habría en la frontera… Cuando llegamos las colas ya colapsaban las fronteras… y también nuestros hijos nos abrieron el camino porque los militares abrían el paso a las familias con niños menores de un año, y en tres/cuatro horas pudimos cruzar la frontera gracias a Dios, porque sabemos de otros hermanos que han estado más de dos días haciendo cola… Es verdad que fueron los 1000 km más difíciles, con mucha tensión, una rueda pinchada…en fin mucho lío.
Tras 12 años de misión en Ucrania, primero en la Diócesis de Odessa y desde 2021 en Zhytomyr… ¿qué habéis dejado allí?
Ciertamente hemos dejado muchos hermanos… mi esposa y yo éramos catequistas de tres comunidades, así que hemos dejado muchos catecúmenos, muchas personas a las que ayudábamos en la fe… muchos hermanos con los que hemos estado durante 12 años juntos, muchos proyectos como la construcción de una casa de convivencias … hemos dejado muchísimas cosas porque hemos dejado 12 años de nuestra vida… y lo peor es que lo hemos dejado de golpe… porque nuestra vida era continuar allí… nuestros hijos han dejado amigos de la infancia, de la escuela…
¿En qué ha consistido la misión que os encomendó la Iglesia? ¿Por qué Ucrania?
Nosotros pertenecemos al Camino Neocatecumenal, a la 4ª Comunidad de Santo Tomas de Villanueva de Castellón, que es el lugar donde tuvimos un encuentro con Dios, y en agradecimiento nos ofrecimos a la Iglesia para ir en misión a cualquier parte del mundo, pero en una convivencia que organizan los responsables del Camino Neocatecumenal (Kiko, el Padre Mario y todavía Carmen), nos invitaron y por sorteo nos tocó Ucrania. Al preguntarnos si estábamos dispuestos, pues en Ucrania había esta necesidad, dijimos que sí. La misión abarcaba muchísimas cosas…, en primer lugar hacer presente a Jesucristo resucitado con nuestra vida, porque una persona cree que Cristo ha resucitado y que le quiere cuando se encuentra con otro cristiano, es mostrar cómo vive una familia cristiana, abierta a la vida…, evangelizando… Nosotros salíamos a la plazas anunciando Kerygma, la Buena Noticia, que Dios ama a esta gente… pero sobre todo en el día a día, formando una comunidad de familias, como los primeros cristianos, anunciando que Jesucristo ha resucitado. Además teníamos otros proyectos, como la construcción para una casa de convivencias, la pastoral de la post confirmación de los chicos, con 38 jóvenes, catequizando en las parroquias…
¿Hay tiempo para la esperanza? ¿piensas que podréis volver?
Los cristianos no pierden la esperanza porque nuestra esperanza está puesta en Dios y estamos llamados a la vida eterna … esa es nuestra esperanza. No te puedo decir si vamos a volver, el cristiano vive el hoy, porque el futuro nadie lo sabe, lo que sí puedo decir es que el Señor me invita a vivir en la historia, hoy… y hoy debemos empezar aquí… matricular a los niños, buscar un trabajo… nos gustaría mucho volver, pero tenemos que ver si es voluntad de Dios o no… De momento la voluntad de Dios es que estemos aquí.
Hoy, lunes 10 de enero, el Camino Neocatecumenal en la parroquia de San Miguel Arcángel de Castellón comienza las Catequesis de inicio de este itinerario de redescubrimiento del Bautismo, destinadas a adultos y jóvenes. Tendrán lugar en el salón parroquial todos los lunes y jueves a las 20:30 h.
El Camino Neocatecumenal es un itinerario de formación católica, vivido en el seno de la parroquia, que tiene como fin último llevar gradualmente a los fieles a la intimidad con Jesucristo y convertirlos en miembros activos en la Iglesia y testigos creíbles del Evangelio.
El lunes 10 de enero, el Camino Neocatecumenal en la parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón comienza las Catequesis de inicio de este itinerario de redescubrimiento del Bautismo, destinadas a adultos y jóvenes. Tendrán lugar en los salones parroquiales todos los lunes y jueves a las 20:30 h.
Se trata de un anuncio catequético, en el que durante varias semanas escucharán la palabra de Dios dirigida a sus vidas con el objetivo de crecer y madurar en la fe. Cabe indicar que el Camino Neocatecumenal nació después del Concilio Vaticano II respondiendo a la llamada de la Iglesia a la evangelización.
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