La Comisión Permanente celebró su 267º reunión los días 2 y 3 de julio en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en Madrid. Ha sido la primera reunión de la Permanente tras la renovación de cargos en la Plenaria de marzo, y ha contado con la participación del Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente.
El secretario general de la CEE, Mons. Francisco César García Magán, informó en rueda de prensa, el jueves 4 de julio, sobre los trabajos de esta Permanente.
Plan de reparación integral de víctimas de abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia
La Comisión Permanente ha estudiado el “Plan de Reparación Integral a las Víctimas de Abusos sexuales a menores y personas equiparadas en derecho” (PRIVA). En el diálogo participó, junto a los obispos, el secretario general de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hno. Jesús Miguel Zamora, FSC.
La Permanente estudió el Plan y realizó diversas aportaciones al texto. Se le dio el visto bueno y se aprobó su pase a estudio en la próxima Asamblea Plenaria. Para ello, la Comisión Permanente acordó convocar una Asamblea Plenaria extraordinaria, que tendrá lugar este martes 9 de julio, con el fin de que todos los obispos conozcan el texto definitivo y, si procede, den su aprobación.
El PRIVA ha sido elaborado por el Servicio de Asesoramiento de las Oficinas para la protección de menores, y ha ido incorporando las observaciones de los obispos en sus distintas reuniones; las ideas recogidas en el Mensaje al Pueblo de Dios «Enviados a acoger, sanar y reconstruir» (Plenaria noviembre 2023); las indicaciones del Consejo Episcopal de Asuntos Jurídicos, del que D. Casimiro es el Presidente; del órgano de Compliance de la Conferencia Episcopal; y de la CONFER.
El Plan está orientado a la reparación integral de las víctimas de abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia, principalmente en los que ha fallecido el victimario o el caso ha prescrito, para ofrecer una reparación adecuada que responda a la demanda que cada caso particular requiere.
Implementación de los criterios para la reforma de los seminarios en España
El presidente de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios, Mons. Jesús Vidal, llevó a la reunión el borrador del Plan de aplicación de los criterios para la reforma de los seminarios en España.
La base de este borrador es el documento “Algunos criterios para la actualización de la formación sacerdotal inicial en los seminarios mayores de las Iglesias particulares que conforman la Conferencia Episcopal Española”, que recibieron los obispos españoles en su encuentro, del pasado 28 de noviembre, con el Papa y el Dicasterio para el Clero.
Los miembros de la Comisión Permanente valoraron el documento y realizaron sus aportaciones. El documento será estudiado en la próxima Asamblea Plenaria de noviembre.
Propuesta de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe
Por su parte, el presidente de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, Mons. Francisco Conesa, propuso la redacción de una Declaración con ocasión del 1700º aniversario del Concilio de Nicea, como una invitación a renovar la fe de Nicea. Esta Declaración se realizaría en el ámbito de una celebración ecuménica basada en el Credo, coordinada con la Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso.
Además, compartió una reflexión sobre el papel de la CEE en el proceso de discernimiento de fenómenos sobrenaturales y apariciones a la luz del documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe titulado “Normas para proceder en el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales” a fin de determinar cuál sería el organismo competente de la CEE para intervenir en dichos casos.
Dos eventos eclesiales en 2025: Congreso Nacional de Vocaciones y Jubileo
El secretario técnico de la Comisión de la Conferencia Episcopal Española para el Jubileo 2025, Francisco Romero, explicó los objetivos y actividades que se están llevando a cabo, en relación con los responsables diocesanos y la Santa Sede, de cara al Jubileo 2025, que ha convocado el papa Francisco.
Además, el presidente de la CEE, Mons. Luis Argüello, como responsable del Servicio de Pastoral Vocacional, presentó un informe sobre la preparación del Congreso Nacional de Vocaciones “¿Para quién soy? Asamblea de llamados a la misión”, que va a tener lugar en Madrid del 7 al 9 de febrero de 2025.
En la página web del Congreso (https://paraquiensoy.com/) se están actualizando los materiales del congreso y ya están disponibles los recursos que se ofrecen a las diócesis para estos meses previos de preparación: el documento de trabajo y cuatro fichas para el discernimiento.
Otros temas del orden del día
Entre otros temas tratados, la Permanente dio su visto bueno al calendario de los órganos de la CEE para el año 2025, recibió información sobre distintos temas de seguimiento y económicos; y realizó una serie de nombramientos.
Durante estos días, la Conferencia Episcopal Española ha puesto en marcha una nueva campaña con el fin de informar sobre las ventajas que tiene la nueva ley de mecenazgo en relación a las deducciones de los donativos a la Iglesia. Con tal fin, ha distribuido en todas las parroquias de la Diócesis cartelería y dípticos.
El Real Decreto-ley 6/2023 publicado en el BOE de 23 de diciembre de 2023 incluye una modificación del artículo 19 de la Ley 49/2002 del régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo.
En el caso de las PERSONAS FÍSICAS:
Se amplía la cuantía del micro mecenazgo de 150€ a 250€.
Se aumenta la deducción del 80% para los primeros 250€ donados (en el total de lo que se done a las distintas causas solidarias con las que se colabore).
A partir de ese importe, es decir para el importe donado por encima de los primeros 250€:
Se incrementa del 35% al 40% el porcentaje de deducción aplicable con carácter general.
Deducción del 45% para los donativos recurrentes (donaciones a la misma entidad en los dos ejercicios anteriores con un importe igual o superior).
En el caso de las PERSONAS JURÍDICAS:
También se incrementa el porcentaje de deducción que pasa del 35% al 40%.
La base de esta deducción no podrá exceder del 15% de la base imponible del período impositivo, frente al 10% anterior.
Deducción del 50% para los donativos recurrentes (donaciones a la misma entidad en los dos ejercicios anteriores con un importe igual o superior).
Para cualquier duda se puede poner en contacto llamando al 900 10 91 30 o visitando la webwww.donoamiiglesia.es
Con el inicio del mes de julio se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por el cuidado pastoral de los enfermos: “Oremos para que el sacramento de la Unción de los Enfermos dé a las personas que lo reciben y a sus seres queridos la fuerza del Señor, y se convierta cada vez más para todos en un signo visible de compasión y esperanza.”
Hoy quisiera hablaros del sacramento de la Unción de los enfermos, que nos permite tocar con la mano la compasión de Dios por el hombre. Antiguamente se le llamaba «Extrema unción», porque se entendía como un consuelo espiritual en la inminencia de la muerte. Hablar, en cambio, de «Unción de los enfermos» nos ayuda a ampliar la mirada a la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento, en el horizonte de la misericordia de Dios.
Hay una imagen bíblica que expresa en toda su profundidad el misterio que trasluce en la Unción de los enfermos: es la parábola del «buen samaritano», en el Evangelio de Lucas (10, 30-35). Cada vez que celebramos ese sacramento, el Señor Jesús, en la persona del sacerdote, se hace cercano a quien sufre y está gravemente enfermo, o es anciano. Dice la parábola que el buen samaritano se hace cargo del hombre que sufre, derramando sobre sus heridas aceite y vino. El aceite nos hace pensar en el que bendice el obispo cada año, en la misa crismal del Jueves Santo, precisamente en vista de la Unción de los enfermos. El vino, en cambio, es signo del amor y de la gracia de Cristo que brotan del don de su vida por nosotros y se expresan en toda su riqueza en la vida sacramental de la Iglesia. Por último, se confía a la persona que sufre a un hotelero, a fin de que pueda seguir cuidando de ella, sin preocuparse por los gastos. Bien, ¿quién es este hotelero? Es la Iglesia, la comunidad cristiana, somos nosotros, a quienes el Señor Jesús, cada día, confía a quienes tienen aflicciones, en el cuerpo y en el espíritu, para que podamos seguir derramando sobre ellos, sin medida, toda su misericordia y la salvación.
Este mandato se recalca de manera explícita y precisa en la Carta de Santiago, donde se dice: «¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que recen por él y lo unjan con el óleo en el nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al enfermo y el Señor lo restablecerá; y si hubiera cometido algún pecado, le será perdonado» (5, 14-15). Se trata, por lo tanto, de una praxis ya en uso en el tiempo de los Apóstoles. Jesús, en efecto, enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y por quienes sufren y les transmitió la capacidad y la tarea de seguir dispensando en su nombre y según su corazón alivio y paz, a través de la gracia especial de ese sacramento. Esto, sin embargo, no nos debe hacer caer en la búsqueda obsesiva del milagro o en la presunción de poder obtener siempre y de todos modos la curación. Sino que es la seguridad de la cercanía de Jesús al enfermo y también al anciano, porque cada anciano, cada persona de más de 65 años, puede recibir este sacramento, mediante el cual es Jesús mismo quien se acerca a nosotros.
Pero cuando hay un enfermo muchas veces se piensa: «llamemos al sacerdote para que venga». «No, después trae mala suerte, no le llamemos», o bien «luego se asusta el enfermo». ¿Por qué se piensa esto? Porque existe un poco la idea de que después del sacerdote llega el servicio fúnebre. Y esto no es verdad. El sacerdote viene para ayudar al enfermo o al anciano; por ello es tan importante la visita de los sacerdotes a los enfermos. Es necesario llamar al sacerdote junto al enfermo y decir: «vaya, le dé la unción, bendígale». Es Jesús mismo quien llega para aliviar al enfermo, para darle fuerza, para darle esperanza, para ayudarle; también para perdonarle los pecados. Y esto es hermoso. No hay que pensar que esto es un tabú, porque es siempre hermoso saber que en el momento del dolor y de la enfermedad no estamos solos: el sacerdote y quienes están presentes durante la Unción de los enfermos representan, en efecto, a toda la comunidad cristiana que, como un único cuerpo nos reúne alrededor de quien sufre y de los familiares, alimentando en ellos la fe y la esperanza, y sosteniéndolos con la oración y el calor fraterno. Pero el consuelo más grande deriva del hecho de que quien se hace presente en el sacramento es el Señor Jesús mismo, que nos toma de la mano, nos acaricia como hacía con los enfermos y nos recuerda que le pertenecemos y que nada —ni siquiera el mal y la muerte—podrá jamás separarnos de Él. ¿Tenemos esta costumbre de llamar al sacerdote para que venga a nuestros enfermos —no digo enfermos de gripe, de tres-cuatro días, sino cuando es una enfermedad seria— y también a nuestros ancianos, y les dé este sacramento, este consuelo, esta fuerza de Jesús para seguir adelante? ¡Hagámoslo!
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por las familias y matrimonios en crisis por diversos motivos, para que encuentren en el amor de Cristo la fuerza y la gracia que necesitan para seguir viviendo fieles a lo que prometieron el día de su matrimonio”.
El matrimonio y la familia están afectados hoy por un contexto cultural poco favorable, cuando no contrario, al verdadero matrimonio y a la familia. Las familias tienen, entre otras cosas, difícil en muchos casos encontrar una vivienda digna o adecuada, conciliar la vida laboral y la familiar, o disponer de tiempo para escucharse y dialogar los esposos y los hijos. Falta aprecio social por la fidelidad esponsal, por la estabilidad matrimonial o por la natalidad. Estos desafíos, lejos de constituir obstáculos insalvables, se convierten para la familia cristiana y para la Iglesia en una oportunidad nueva; la propia familia puede encontrar en ellos un estímulo para fortalecerse y crecer como comunidad de vida y amor que engendra vida y esperanza en la sociedad.[…]
Los matrimonios y las familias necesitáis atención pastoral, necesitáis dedicación y acompañamiento. En muchas de nuestras parroquias es una asignatura pendiente el acompañamiento pastoral específico de los matrimonios y las familias. Pensemos además en el acompañamiento de parejas y familias en crisis, en el apoyo a los que se quedan solos, a las familias pobres, a las familias desestructuradas. Muchas familias necesitan que se les ayude a descubrir en los sufrimientos de la vida el lugar de la presencia de Cristo y de su amor misericordioso. Este Año es una oportunidad para acercarse a las familias, para que no se sientan solas ante las dificultades, para caminar con ellas, escucharlas y emprender iniciativas pastorales que las ayuden a cultivar su amor cotidiano, como su camino hacia la santidad, a la perfección en el amor
Necesitamos además un cambio de mentalidad. Los matrimonios y las familias no son sólo destinatarios de la pastoral sino que estáis llamados a ser sujetos activos de la pastoral familiar. Las familias podéis aportar mucho a toda la sociedad y a la Iglesia, por lo que debéis ser reconocidas e involucradas activamente en la pastoral ordinaria de las parroquias y de la diócesis. Un aspecto importante de este protagonismo de las familias es vuestro ejemplo de vida. Hay muchas familias, de hecho, que viven su fe y su vocación al matrimonio y a la familia de manera ejemplar. Y es muy edificante ver cómo no se rinden y afrontan las dificultades de la vida con profunda alegría, esa alegría que se encuentra en el “corazón” del sacramento del matrimonio y que alimenta toda la existencia de los cónyuges y de sus hijos y padres. Es necesario, por tanto, dar mayor espacio a las familias en la pastoral familiar. Su misma vida es un mensaje de esperanza para todo el mundo y, en especial, para los jóvenes. Como muestran numerosas encuestas realizadas en todo el mundo, el deseo de tener una familia propia sigue siendo hoy en día uno de los mayores sueños que desean realizar los jóvenes. ¡Jóvenes, no tengáis miedo al matrimonio!
Entre todos estamos llamados a generar una cultura de la familia, que recree un verdadero ambiente familiar. Es la misión de la Iglesia hoy. Es vuestra misión, queridas familias: Anunciar la alegría del amor y la belleza del matrimonio y de la familia; generar espacios y un ambiente favorable para que la familia pueda crecer y vivir en plenitud su vocación al amor. La alegría del Evangelio se refleja en la alegría del amor que se vive y se aprende eminentemente en la familia. La fuerza para amar nace, crece y se fortalece en la familia y es fuente de alegría y de esperanza para el ser humano y para la sociedad.
«La oración en la vida y ministerio del sacerdote» fue el tema de las Jornadas nacionales de vicarios y delegados diocesanos para el clero, que se celebraron del 27 al 29 de mayo en Madrid, y en las que participó el Vicario Episcopal para el Clero de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Marc Estela.
La presentación de las mismas corrió a cargo de Mons. Jesús Pulido Arriero, presidente de la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios; y de Mons. Jesús Vidal Chamorro, presidente de la Subcomisión de Seminarios.
La oración en la vida y ministerio del sacerdote
El catedrático emérito de Misionología en la Pontificia Universidad Urbaniana y Director emérito del Centro Internacional de Animación Misionera (Roma), Juan Esquerda Bifet, ofreció la primera y segunda ponencia sobre «La oración del sacerdote. Oración sacerdotal e intercesora de Jesús». En la primera, este tema fue expuesto desde la participación por la vocación cristiana y en la segunda, la participación por la vocación al ministerio ordenado.
El martes 28 siguió el mismo ponente ofreciendo dos temas más sobre la oración del sacerdote en relación con el ministerio de la palabra y en el ministerio de la guía espiritual de la comunidad cristiana.
Por su parte, el profesor de la universidad de Navarra, Félix María Arocena, expuso otros dos aspectos temáticos «Hacia una vivencia teologal de la celebración eucarística» e «Interrogar y escuchar a los símbolos y gestos eucarísticos».
Finalmente, las siguientes ponencias fueron abordadas por Alejandro Pérez Verdugo, delegado de liturgia de la diócesis de Málaga, profesor en el Centro Superior de Estudios Teológicos, además de consultor técnico y asesor permanente del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Liturgia, quien explicó «La liturgia de las Horas en la espiritualidad presbiteral» y «Orar las Horas en la vida del sacerdote diocesano».
Hoy, solemnidad de la Ascensión del Señor, se celebra la 58º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. «Inteligencia artificial y sabiduría del corazón: para una comunicación plenamente humana» es el tema que propone el Santo Padre para la Jornada de este año.
En su mensaje destaca cómo la inteligencia artificial está modificando radicalmente la información y la comunicación, y plantea si la inteligencia artificial acabará construyendo «nuevas castas basadas en el dominio de la información» o si, por el contrario, traerá «más igualdad promoviendo una información correcta».
También, los obispos de la Comisión Episcopal para las comunicaciones sociales han escrito un mensaje con motivo de esta Jornada Mundial. En el texto invitan a reflexionar sobre una revolución de calado: la de la inteligencia artificial. Por un lado, en lo que atañe a la dignidad humana, ya que, afecta a las personas y debe tener al ser humano y su dignidad en el centro. Por otro, sobre su repercusión en el ámbito de la comunicación. Un campo, en el que puede ser una oportunidad, pero también un riesgo.
Inciden en poner al ser humano en el centro de la comunicación: «la inteligencia artificial debe de ser liberada de sesgos ideológicos, políticos, de eficiencia económica, que expulsan al ser humano del centro de la actividad de comunicación», aseguran.
En este sentido, destacan: «El sesgo de humanidad es el único indispensable en una inteligencia artificial socialmente responsable, al servicio de la dignidad del hombre y de nuestro tiempo».
Los obispos también señalan que «toda comunicación es, de manera especial en ese tiempo, uno de los elementos claves para la fortaleza de las democracias. Por eso, es preciso proteger este derecho constitucional a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión, de los poderes económicos y políticos, que tantas veces desean limitarlo».
Tanto la Conferencia Episcopal Española como la Diócesis de Segorbe-Castellón dan a conocer los datos de la campaña de la Renta del año 2023, que corresponde al ejercicio fiscal de 2022.
Datos de la CEE
El número total de declaraciones a favor de la Iglesia fue de 7.631.143, lo que supone un aumento de 209.218 con respecto a la Renta de 2022. Este dato confirma que el número de declaraciones no solo se mantuvo, sino que se obtuvieron asignaciones procedentes de nuevos declarantes.
Gracias a estos declarantes, el importe total asignado a favor de la Iglesia Católica ascendió a 358.793.580 euros. Si se compara esta cantidad con la liquidación provisional del año anterior, la cantidad aumentó en 38 millones de euros, lo que supone un aumento del 11,9% frente al 8,5% del año anterior.
Datos de la Diócesis de Segorbe-Castellón
En Diócesis de Segorbe-Castellón, el número de declaraciones a favor de la Iglesia fue de 97.520, lo que supuso un 30,59 % de contribuyentes que eligieron destinar a la Iglesia el 0,7% de sus impuestos. Gracias a ellos, el importe total asignado a favor de la Iglesia fue de 4.037.266 €.
10 razones para marcar la ‘X’ de la Iglesia
1. Es una forma sencilla de colaborar con la Iglesia ya que no supone trámites engorrosos, basta con marcar una ‘X’ en la casilla de la Iglesia. Si hemos recibido el borrador en casa, se debe comprobar que la casilla aparece marcada; de lo contrario, modificarlo es muy sencillo.
2. No te costará nada, porque no te van a cobrar más por la declaración al marcarla ni te van a devolver menos.
3. Demuestra el compromiso a la Iglesia y a la actividad que realiza.
4. Es de las pocas cosas que podemos decidir sobre nuestros impuestos. Es decir, si la dejamos en blanco, es el Estado el que decide por nosotros sobre esa pequeña cantidad de dinero.
5. Demostramos a la sociedad que son muchos los que valoran la labor que realiza la Iglesia. El perfil de las personas que marcan la ‘X’ de la Iglesia es muy diverso. Todos forman parte de la comunidad Xtantos.
6. Marcando la ‘X’ se ayuda a sostener a la Iglesia en el desarrollo de sus actividades: mantenimiento del clero, anuncio del evangelio, vivencia de la fe y una inmensa labor asistencial que desarrolla en España y en todo el mundo.
7. Supone decir “sí” a la libertad religiosa, garantizada en la Constitución española y a su ejercicio pleno y efectivo en una sociedad plural y democrática.
8. Es una decisión libre y democrática que no perjudica a nadie. Se pueden marcar simultáneamente las casillas de la Iglesia católica y la de fines sociales.
9. Es el dinero mejor invertido. En la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia, cada año se puede conocer en qué emplea ésta sus recursos.
10. Para los no católicos o no practicantes, marcar la casilla supone también reconocer el papel que la Iglesia tiene en la sociedad española, especialmente con los más necesitados en este tiempo de dificultad.
En relación al Plan presentado ayer por el ministro de la Presidencia, la Conferencia Episcopal Española (CEE) quiere señalar que:
La acción que la Iglesia viene desarrollando frente a los abusos sexuales coincide, en buena parte, con los cinco ejes de acción que este plan propone. La Iglesia trabaja ya en la línea de la acogida, la atención y la reparación de las víctimas, la prevención de los abusos, la formación de las personas y la sensibilización de la sociedad.
En relación al plan presentado, la CEE considera que, ciertamente, son valiosas aquellas medidas que se refieren a todas las víctimas y en ese aspecto trabaja y trabajará también la Iglesia, con la experiencia que ella misma puede aportar para acoger a todos los que han sufrido y sufren esta lacra.
Por otra parte, no se pueden plantear unas medidas de reparación que, siguiendo el informe del Defensor del Pueblo, dejarían fuera a 9 de cada diez víctimas. La Iglesia no puede aceptar un plan que discrimina a la mayoría de las víctimas de abusos sexuales.
El texto presentado parte de un juicio condenatorio de toda la Iglesia, realizado sin ningún tipo de garantía jurídica, un señalamiento público y discriminatorio por parte del Estado. Al centrarse sólo en la Iglesia católica, aborda únicamente una parte del problema. Es un análisis parcial y oculta un problema social de enormes dimensiones.
Además, esta regulación cuestiona el principio de igualdad y de universalidad que debe tener todo proceso que afecta a derechos fundamentales. La Iglesia va por delante en la acogida de las víctimas, en la formación para la prevención y en su reparación. Son los poderes públicos los que deben desarrollar medidas oportunas en esta labor de proteger a los menores en tantos ámbitos de su competencia.
La CEE ya adelantó al ministro Bolaños su valoración crítica sobre este plan al fijarse sólo en la Iglesia católica. También le manifestó su disposición a colaborar en los ámbitos de su responsabilidad y competencia, pero siempre en la medida en que aborde el problema en su conjunto.
En todo caso, la Iglesia mantiene su compromiso de continuar con la acogida a todas las víctimas de abusos sexuales, para acompañarlas y repararlas.
Con el inicio del mes de marzo se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por los nuevos mártires, testigos de Cristo: “Oremos para que quienes en diversas partes del mundo arriesgan su vida por el Evangelio contagien a la Iglesia su valentía y su impulso misionero”.
Hemos venido como peregrinos a esta basílica de San Bartolomé de la Isla Tiberina, donde la historia antigua del martirio se une a la memoria de nuevos mártires, de muchos cristianos asesinados por las locas ideologías del siglo pasado —y también hoy— y asesinados sólo por ser discípulos de Jesús.
El recuerdo de estos testigos heroicos antiguos y recientes nos confirma en la conciencia de que la Iglesia es Iglesia si es Iglesia de mártires. Y los mártires son aquellos que, como nos ha recordado el Libro del Apocalipsis, «esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y la han blanqueado con la sangre del Cordero» (7, 14). Estos han tenido la gracia de confesar a Jesús hasta el final, hasta la muerte. Ellos sufren, ellos dan la vida, y nosotros recibimos la bendición de Dios por su testimonio. Y hay también muchos mártires escondidos, esos hombres y esas mujeres fieles a la fuerza mansa del amor, a la voz del Espíritu Santo, que en la vida de cada día buscan ayudar a los hermanos y amar a Dios sin reservas. Si miramos bien, la causa de cada persecución es el odio: el odio del príncipe de este mundo hacia los que han sido salvados y redimidos por Jesús con su muerte y con su resurrección. En el pasaje del Evangelio que hemos escuchado (cf. Juan 15, 12-19) Jesús usa una palabra fuerte y que asusta: la palabra “odio”. Él, que es el maestro del amor, al cual le gustaba tanto hablar de amor, habla de odio. Pero Él quería siempre llamar a las cosas por su nombre. Y nos dice: «¡No os asustéis! El mundo os odiará; pero sabed que antes que a vosotros me ha odiado a mí».
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por las vocaciones al sacerdocio ministerial, para que los jóvenes puedan escuchar la llamada de Dios y encuentren testigos y guías para este camino.”
Toda nuestra comunidad diocesana debe sentirse llamada a implicarse en esta tarea: Obispo y sacerdotes, familias y comunidades cristianas, catequistas y otros agentes de pastoral. Esta tarea no es cosa sólo de unos pocos. A ningún cristiano o comunidad cristiana le puede ser indiferente la escasez de vocaciones; no nos puede dar lo mismo que niños, adolescentes y jóvenes puedan o no escuchar, discernir y acoger la posible llamada del Señor a ser pastores misioneros como camino concreto de vivir la llamada de Jesús a todos a ser sus discípulos misioneros. Y a todos nos debe preocupar que nuestras comunidades se puedan ver privadas de sacerdotes, que las cuiden en nombre de Jesús, el Buen Pastor.
Toda vocación es un don de Dios. Por ello lo primero que hemos de hacer es orar con mayor frecuencia e intensidad por las vocaciones al sacerdocio. Jesús mismo nos dice: “Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9, 38).
Además, entre todos hemos de lograr que haya familias y comunidades cristianas capaces de suscitar en nuestros niños y jóvenes un encuentro personal con Cristo que los entusiasme, enamore y provoque su entrega incondicional a Jesús y a los demás.
Con el inicio del mes de febrero se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por los enfermos terminales: “Oremos para que los enfermos terminales y sus familias reciban siempre los cuidados y el acompañamiento necesarios, tanto desde el punto de vista médico como humano”.
Cuando la enfermedad llama a la puerta de nuestra vida, aflora siempre en nosotros la necesidad de tener cerca a alguien que nos mire a los ojos, que nos tome de la mano, que manifieste su ternura y nos cuide, como el Buen Samaritano de la parábola evangélica. (cf. Mensaje para la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, 11 de febrero de 2020).
El tema del cuidado de los enfermos, en las fases críticas y terminales de la vida, invoca la tarea de la Iglesia de reescribir la “gramática” de hacerse cargo y de cuidar de la persona que sufre. El ejemplo del Buen Samaritano enseña que es necesario convertir la mirada del corazón, porque muchas veces los que miran no ven. ¿Por qué? Porque falta compasión. Se me ocurre que, muchas veces, el Evangelio, al hablar de Jesús frente a una persona que sufre, dice: “se compadeció”, “se compadeció”… Un estribillo de la persona de Jesús. Sin compasión, el que mira no se involucra en lo que observa y pasa de largo; en cambio, el que tiene un corazón compasivo se conmueve y se involucra, se detiene y se ocupa de lo que sucede.
Alrededor de la persona enferma es necesario crear una verdadera plataforma humana de relaciones que, al tiempo que fomentan la atención médica, se abran a la esperanza, especialmente en aquellas situaciones límite en las que el dolor físico va acompañado de desamparo emotivo y angustia espiritual.
El enfoque relacional ―y no meramente clínico― con el enfermo, considerado en la singularidad e integridad de su persona, impone el deber de no abandonar nunca a nadie en presencia de males incurables. La vida humana, por su destino eterno, conserva todo su valor y dignidad en cualquier condición, incluso de precariedad y fragilidad, y como tal es siempre digna de la más alta consideración.
Santa Teresa de Calcuta, que vivió el estilo de la cercanía y del compartir, preservando hasta el final el reconocimiento y el respeto de la dignidad humana, y haciendo más humano el morir, decía: «Quien en el camino de la vida ha encendido incluso solo una luz en la hora oscura de alguien no ha vivido en vano».
A este respecto, pienso en lo bien que funcionan los hospices para los cuidados paliativos, en los que los enfermos terminales son acompañados con un apoyo médico, psicológico y espiritual cualificado, para que puedan vivir con dignidad, confortados por la cercanía de sus seres queridos, la fase final de su vida terrenal. Espero que estos centros continúen siendo lugares donde se practique con compromiso la “terapia de la dignidad”, alimentando así el amor y el respeto por la vida. […]
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por los religiosos y religiosas de vida contemplativa, para que el Señor los enriquezca con nuevas vocaciones que puedan sostener la misión de la Iglesia siguiendo el ideal de la oración constante y la vivencia de los consejos evangélicos.”
Nuestro Obispo D. Casimiro, en su carta del 3 de junio del 2007 en el que hablaba del “valor de la vida contemplativa”, nos decía lo siguiente:
Los monasterios son ‘faros luminosos’ en medio de un mundo que ha perdido la luz de Dios; nos hacen presente a Aquel que siempre nos acompaña, y, a su vez, acompañan con amor a Quien se ha hecho nuestra mejor compañía.
Los monjes y monjas nos recuerdan que hay una Palabra por antonomasia –la de Dios- que es preciso escuchar, y que hay una presencia por excelencia –la de Dios-con-nosotros, sobre todo en la Eucaristía-, que debemos siempre acoger, contemplar y adorar. Esa Palabra ha llenado su silencio con una voz inconfundible, y esa Presencia ha colmado su soledad con una plenitud inmerecida.
Los monjes y monjas no se desentienden ni de la Iglesia ni del mundo. Aunque separados de todo están unidos a todo porque nada humano ni eclesial les es ajeno. En nuestras evasiones nos dan el más precioso testimonio de su encuentro con Dios en Cristo Jesús, para que nos sea devuelta la luz a los ojos y nos vuelva a latir el corazón con el fuego de Dios. Nada hace ensanchar el corazón humano tanto como considerar que Dios es el único bien. Porque la vida tiene sentido cuando Dios es reconocido como Bien supremo.
El secretario general, Mons. Francisco César García Magán, y la directora de la oficina de Transparencia, Ester Martín, han presentado en rueda de prensa la Memoria anual de actividades de la Iglesia 2022.
Presenta la información sobre la que se tienen datos ciertos y contrastables: 330 indicadores que permiten mostrar una radiografía de la Iglesia en España.
72.000.000 euros destinados a la actividad asistencial por las diócesis en 2022, casi 17 millones más que en 2021.
Se han vuelto a incrementar el número de bautizos, confirmaciones, matrimonios y unciones de enfermos.
El Fondo “Nueva Evangelización” aumentó el número de proyectos financiados en 263 por valor de 2.576.950 euros (291.745 euros más que el año anterior).
Los sacerdotes dedican más de 27.430.000 horas en su labor en las parroquias.
La actividad pastoral se intensifica en el ámbito rural, donde se ubican la mayoría de parroquias de nuestro país, 11.421 parroquias rurales.
La actividad asistencial en las diócesis genera un valor anual de más de 580 millones de euros.
Los 2.536 centros católicos de enseñanza suponen un ahorro de 4.213 millones de euros al Estado.
Las diócesis españolas destinaron 47.244.310,75 a 499 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación, 22 proyectos más que en 2021.
8.796 centros asistenciales de la Iglesia en los que se atiende a 3.778.740 personas.
Fiel a su compromiso con estos contribuyentes, y con toda la sociedad, estas páginas muestran también el verdadero rostro de la Iglesia dando a conocer su estructura y la actividad que desarrolla en el marco de sus fines propios: anunciar, celebrar y vivir la fe.
El pasado mes de mayo, la Oficina de Transparencia presentó la Memoria referida a 2021. A partir de esta Memoria de 2022, que hoy se hace pública, el documento comenzará a presentarse en el mes de diciembre y hará referencia al año anterior. El adelanto en la recopilación de datos -330 indicadores- es ahora mismo viable gracias a los avances que se han producido en estos años en los sistemas de contabilidad y de rendición de cuentas de las entidades de la Iglesia, el desarrollo de códigos de buen gobierno, o la aplicación de las nuevas tecnologías en la gestión diocesana.
Como es habitual, la Memoria se publica con el aval de un proceso de revisión externa que firma PWC.
La estructura
La Memoria de actividades de la Iglesia se divide en cinco partes: Introducción; La Iglesia católica en España; Asignación tributaria y reparto; La economía diocesana; y Anexos (se detalla todo el proceso de elaboración de la información que contiene esta Memoria).
Los datos
¿Qué personas forman la Iglesia católica? El capítulo dedicado a la Iglesia católica se abre respondiendo a este interrogante. En este apartado se recogen, además, los datos cuantitativos sobre la actividad de la Iglesia dividida en tres bloques: anunciar la fe, celebrar la fey vivir la fe.
Sobre estos datos se puede decir que son todos los que están, pero no están todos los que son. Porque, como se aclara en el documento, “presentar en una publicación el total de la aportación de la Iglesia en favor de la sociedad es una tarea prácticamente imposible”. Con estas páginas, “no se agota la actividad de la Iglesia ni su aportación social”.
Esta Memoria presenta la información sobre la que se tienen datos ciertos y contrastables. 330 indicadores que sí permiten mostrar una radiografía de la Iglesia en España, que se articula y hace presente en 69 diócesis territoriales más la diócesis castrense.
¿Quiénes forman la Iglesia en España?
– Millones de laicos. Están registradas 80 asociaciones y movimientos laicales y hay 407.563 laicos asociados territoriales; 83.435 catequistas; 35.799 profesores de Religión; 32.967 religiosos/as; 7.906 monjes/as de clausura; 10.147 misioneros; 974 seminaristas; 572 diáconos permanentes; 15.669 sacerdotes; y 112 obispos.
Anunciar la fe:
– Los sacerdotes dedicaron más de 27.430.000 horas en su labor en las parroquias. A través de la actividad pastoral, se encargan de acompañar a los fieles en los momentos esenciales de su vida. Una labor que se intensifica en el ámbito rural, donde se ubican la mayoría de parroquias de nuestro país (11.421 parroquias rurales).
– La labor educativa: 1.502.868 alumnos (82.199 extranjeros) estudian en los 2.536 centros educativos católicos, que cuentan con 134.336 trabajadores. Estos centros, supone un ahorro de 4.213 millones de euros al Estado. Además, 10.990 alumnos están matriculados en los 423 centros de educación especial. En la asignatura de Religión están inscritos3.119.268 alumnos. En el curso 2022-23, hay 6.989 universitarios de grado más (114.198 en total) en las 17 universidades de orientación católica, donde estudian el 58,46% de los alumnos de grado de universidades privadas presenciales.
– Misiones: 10.147 misioneros/as y 463 familias en misión anuncian la fe en los 1.122 territorios en misión por los cinco continentes. Destaca que el 53%, son mujeres y el 57%, son consagrados y consagradas. En 2022, el Fondo “Nueva Evangelización” aumentó el número de proyectos financiados, 263 (222 en 2021) por valor de 2.576.950 euros (2.285.205 euros en 2021, 291.745 euros más).
– Patrimonio cultural: Además de su finalidad litúrgica, evangelizadora y pastoral, la actividad que genera se cifra en un impacto total en el PIB de España de 22.620 millones de euros. Pertenecen a la Iglesia 3.161 Bienes de Interés Cultural (BIC) y existen 283 museos diocesanos. Las diócesis españolas destinaron, en 2022, 47.244.310,75 a 499 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación, 22 proyectos más que en 2021.
Celebrar la fe:
– En 2022, acudieron regularmente a misa 8.048.484 personas y se celebraron 9.540.128 eucaristías en las 22.933 parroquias, 87 catedrales o 639 santuarios.
– Sacerdotes, consagrados/as y seglares dedicaron 40.067.061 horas a la actividad celebrativa de la Iglesia.
–Los sacramentos: se han vuelto a incrementar el número de bautizos con 159.129 (9.418 más); confirmaciones, 104. 600 (1.016 más); matrimonios, 35.253 (9.491 más); y unciones de enfermos, 27.788 (743 más). Tras un fuerte aumento en el número de primeras comuniones en 2021 debido al COVID, este año el número se sitúa en 171.494. Destacar que, 11.270 de los bautizados son mayores de 7 años.
– El impacto estimado de las 420 celebraciones y fiestas religiosas es de 9.896 millones de euros con 134.000 empleos generados.
– Otros datos:14.383 entidades religiosas católicas y 5.020 cofradías con más de un millón de miembros cofrades; 438.307 peregrinos/as (178.912 en 2021) recibidos en la oficina del peregrino de Santiago de Compostela; más de 170.000 participantes en el Año Jubilar Guadalupense; 45 fiestas religiosas de interés turístico internacional y 98 de interés turístico nacional; y 169 fiestas de Semana Santa cuentan con la declaración de interés turístico, dos más que en 2021.
Vivir la fe:
– La labor social y asistencial acerca cada día el verdadero rostro de la Iglesia a muchas personas de nuestra sociedad que lo desconocen. En los últimos diez años los centros asistenciales de la Iglesia han aumentado en un 64,81%. Según los datos de 2022 hay 8.796 (3.459 más que en 2010). 3.778.740 son las personas beneficiarias.
– Datos sobre la presencia de la Iglesia en el ámbito de la salud: 829 capellanes; 18.921 voluntarios y agentes de pastoral; 982 personas dedicadas a la atención hospitalaria; 2.831 parroquias con grupo de pastoral de la salud; 64.875 personas acompañadas al mes en domicilios y 96.664 en hospitales; 158. 691 sacramentos en hospitales; 938.727 participantes en la eucaristía; y 283.068 comuniones a enfermos.
– Datos sobre la presencia de la Iglesia en el mundo del mar: 15 delegaciones de pastoral del Mar – Stella Maris; 115 agentes de pastoral; 40.000 marinos mercantes beneficiados; y 4.556 barcos visitados.
– Datos sobre la presencia de la Iglesia en el ámbito penitenciario: 158 capellanes; 81 capellanías en centros penitenciarios; 2.191 voluntarios dentro y fuera de la prisión; 1.000 parroquias e instituciones colaboradoras; 5.575 participantes en celebraciones de capellanía; 85 casas de acogida; 3.086 personas acogidas; 1.065 programas dentro y fuera de prisión; 266.290 euros de ayuda económica; 11.696 personas atendidas gracias a esta ayuda; 8.955 paquetes de ropa entregados; 8.535 personas atendidas en este programa de paquetes de ropa.
– Como cada año, también se incluyen en este aportado los datos de Cáritas y Manos Unidas.
La parte económica
Asignación tributaria y reparto es el título que encabeza el tercer apartado de la Memoria, en el que se detalla qué es la asignación tributaria, cómo se recibe y cuál es su reparto. Un reparto que se realiza fundamentalmente entre las diócesis siguiendo los principios de solidaridad y comunicación de bienes, para atender así la capacidad de atender las necesidades básicas de cada diócesis y prestando especial atención a aquellas con menos recursos y menor capacidad de obtención de los mismos.
Y como las principales receptoras de los fondos procedentes de la asignación tributaria son las diócesis, a ellas están dedicadas las siguientes páginas, las del cuarto apartado, en las que se pueden consultar las cuentas agregadas del conjunto de diócesis españolas y conocer: la totalidad de fuentes de financiación diocesanas (recursos), la importancia de la asignación tributaria en el conjunto de la economía diocesana y la aplicación de los recursos a las distintas necesidades y actividades (empleos).
¿Dónde se destinan los recursos?
La cantidad de la asignación tributaria recibida por las diócesis repercute directamente en la sociedad: un ejemplo es el valor del impacto de la actividad asistencial y caritativa de la Iglesia, que se centra especialmente en mitigar la pobreza, la atención a inmigrantes o la promoción del empleo, y que representa más del doble de la inversión realizada: 72.000.000 euros destinados a esta actividad por las diócesis en 2022, casi 17 millones más que en 2021.
¿Cómo contribuye la actividad diocesana al desarrollo económico y social?
La presencia de la Iglesia en nuestro país contribuye al desarrollo social y económico. Solamente a través de las actividades asistenciales, concretamente empleo, pobreza e inmigración, genera un valor anual de más de 580 millones de euros. Más del doble de lo recibido a través de la asignación tributaria.
Además, el empleo derivado de la actividad de las diócesis y parroquias supone un total de 64.925 empleos en España en un año. Por cada empleado directo de la Iglesia católica, se generan 0,27 puestos de trabajo adicionales en la economía española.
El compromiso
La Memoria de actividades nace tras la firma, en 2006, del vigente sistema de asignación tributaria entre la nunciatura apostólica y el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. A partir de ese momento, la Iglesia recibe para su sostenimiento únicamente lo que los contribuyentes deciden asignarle anualmente en su Declaración de la Renta a través del 0,7% de su cuota íntegra.
Desde entonces, la CEE cumple con el compromiso que adquirió con el Estado de mejorar la memoria justificativa que ya se realizaba con el sistema de financiación anterior. Pero, además, quiere que ese compromiso se haga extensivo con cada uno de los contribuyentes que cada año depositan su confianza en la Iglesia poniendo la X en su Declaración.
Por eso, desde que se presentó la primera Memoria en el año 2009 (correspondiente al ejercicio fiscal de 2007) ha ido aumentando la información que contenían estas páginas pasando de 77 indicadores o datos, a más de 300.
Lo que reflejan estas páginas, lo resume el cardenal Juan José Omella en su carta de saludo: “En la reciente JMJ celebrada en Lisboa, escuchamos al papa Francisco que la Iglesia somos todos y que <en la Iglesia cabemos todos, todos, todos>. Una vez más, al contemplar esta Memoria de actividades de la Iglesia nos damos cuenta de qué verdad son las dos cosas: en la Iglesia caben todos y la Iglesia la formamos todos. De eso hay que dar gracias. De las personas de buena voluntad que, con la aportación de su tiempo, de su vida, de su oración, contribuyen a la misión recibida del mismo Jesucristo. Esta misión es anuncio del Evangelio, celebración del misterio cristiano y vida de caridad al servicio de las personas”.
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