Domingo de Resurrección: “¡Verdaderamente ha resucitado el Señor, Aleluya!”
Esta mañana se ha celebrado, en la S.I. Catedral de Segorbe, la Misa del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, que ha presidido nuestro Obispo, D. Casimiro. Es la fiesta de las fiestas, la fiesta cristiana por antonomasia que comienza con la Solemne Vigilia en la Noche Santa y se prolonga durante el día, la octava y la cincuentena pascual como si de un solo gran domingo se tratase.
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Este es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo. Creemos que Cristo ha resucitado de entre los muertos porque aceptamos el testimonio de los apóstoles, que vieron el sepulcro vacío y creyeron, que comieron y bebieron con Él después de su resurrección; testimonio que se nos transmite por la Iglesia a lo largo de los siglos.
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Ocurrió el primer día de la semana que a partir de entonces es el día del Señor Resucitado, la piedra que desecharon los arquitectos, que es ahora la piedra angular de la Iglesia. Por la fe y el Bautismo hemos resucitado con Cristo, el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo, que muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida. Por eso debemos buscar siempre los bienes del cielo, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios.
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“¡Cristo ha resucitado!, ¡Verdaderamente ha resucitado el Señor, Aleluya!”, ha comenzado proclamando el Obispo la homilía. “Hoy el Señor resucitado nos invita a salir nuestras dudas, a superar nuestros miedos, a confiar en Dios y creer de verdad que Jesús ha resucitado. Dejémonos encontrar por el Resucitado para que avive nuestra fe, esperanza y caridad, para que nuestra alegría pascual sea completa”.
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Pero esto “¿lo creemos de verdad?”, ha preguntado. “Esta Buena noticia resuena hoy en medio de nosotros con nueva fuerza, y nos invita a creer en Dios, que es Amor y Vida; nos invita a creer a Dios, a fiarnos de su Palabra”. “Dejémonos encontrar personalmente por el Resucitado”, ha exhortado D. Casimiro, pues “Él sale a nuestro encuentro hoy para que se avive en nosotros la alegria que de sabernos amados siempre por Dios en su Hijo resucitado y así se renueve nuestra alegría y nuestra esperanza”.
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“Para el cristiano, la vida no puede ser un deambular por este mundo sin saber hacia dónde va”, ha explicado, pues “somos ciudadanos del cielo, y caminamos hacia el cielo, donde Cristo está sentado a la derecha del Padre. De ahí que hayamos de aspirar a los bienes de arriba no a los de la tierra”.
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“El bautizado se convierte así en testigo de la resurrección”, ha señalado, y ahora “es preciso dar testimonio a todos de la fe que ha llegado a nosotros desde los Apóstoles. No tengamos miedo, no nos avergoncemos de ser cristianos”.
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Al finalizar la Santa Misa se ha celebrado la procesión del Encuentro, en la que han participado las tres cofradías de la ciudad episcopal: de la Santísima Trinidad, de la Sangre – Cristo de San Marcelo, y de la Verónica.
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