El pasado sábado 12 de abril, Castellón se llenó de color, alegría y vida con la llegada de más de 150 jóvenes del movimiento Juniors procedentes de Castellón, Paiporta y Valencia, que participaron en un encuentro que quedará para el recuerdo.
Desde primera hora de la mañana, el parque de Rafalafena se convirtió en el epicentro de la energía juvenil. Allí, niños, niñas y monitores disfrutaron de una gran variedad de juegos para todas las edades, donde no faltaron las risas, la emoción y el espíritu de equipo. Fue el inicio perfecto para una jornada en la que la diversión y los valores fueron de la mano. Tras la mañana de juegos, el grupo se trasladó al IES La Plana para compartir una comida en comunidad, un momento de descanso que también sirvió para seguir conociéndose y fortalecer los lazos entre centros.
La tarde continuó con nuevas dinámicas donde tanto niños como monitores participaron activamente en actividades pensadas para crear conexiones, jugar y compartir momentos únicos. La mezcla de caras nuevas y conocidas dio lugar a un ambiente mágico que reflejaba el verdadero espíritu Juniors: acogida, alegría y unidad.
El broche de oro llegó con un momento muy especial: la celebración de la Eucaristía del Domingo de Ramos, donde la emoción se hizo visible en los rostros de todos los presentes. Durante la misa, se vivió uno de los instantes más significativos del día: la bendición de las pañoletas, un símbolo lleno de identidad y compromiso con el movimiento.
Este encuentro no solo fue una oportunidad para divertirse y conocerse, sino también para vivir la fe de forma compartida, creciendo juntos como comunidad. Un día que demuestra, una vez más, que ser Juniors es mucho más que una actividad: es una forma de vivir, de sentir y de transformar el mundo desde lo cotidiano.
El sábado 12 de abril, a las 19:30 h, la parroquia de San Cristóbal de Castellón se convertirá en el escenario de una nueva edición de la representación de “La Pasión de Jesús”.
Un total de 35 jóvenes darán vida a los personajes bíblicos en una única función con entrada libre, ofreciendo una catequesis visual sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Esta iniciativa, que ya es una tradición en la parroquia, busca acercar el mensaje del Evangelio a través del arte y la interpretación.
El próximo sábado 5 de abril, la Diócesis de Segorbe-Castellón acogerá el VIII Encuentro Diocesano de Jóvenes, titulado «Autopista hacia el Cielo», en el que además se celebrará el Jubileo Diocesano de los Jóvenes. Organizado por la Pastoral Universitaria y la Cultura, la Delegación para la Infancia y Juventud y la Delegación para la Pastoral Vocacional, este evento busca ofrecer a los jóvenes un espacio de espiritualidad, convivencia y crecimiento personal. La jornada está dirigida a adolescentes de entre 12 y 15 años y a jóvenes a partir de 16 años, pertenecientes a grupos, movimientos y parroquias de la diócesis.
El evento comenzará a las 11:00 con la acogida en el Colegio Nuestra Señora de la Consolación de Castellón, seguido de una presentación a las 11:30. A las 11:45, Diego Blanco Albarova, escritor y guionista de televisión, ofrecerá la charla «El héroe y el mentor: El acompañamiento en el camino de la santidad», en la que se reflexionará sobre la importancia de la guía espiritual en la vida cristiana.
A las 13:00, se celebrará una sesión especial de la charla de Diego Blanco, dirigida a acompañantes, monitores y catequistas (a partir de 1º de Bachiller), para profundizar en ambas dimensiones del acompañamiento: ser acompañado y acompañar. Se subrayará especialmente la llamada a acompañar a otros. Esta charla se desarrollará hasta las 14:15 en el Colegio de la Consolación.
Los participantes también podrán escuchar el testimonio de jóvenes de la Comunidad del Cenáculo, quienes compartirán su experiencia de liberación y conversión. Además, se llevará a cabo una gymkana centrada en la figura del Beato Carlo Acutis, cuyo testimonio de vida sigue inspirando a muchos jóvenes en su camino de fe. Tras un momento de reflexión, se celebrará el almuerzo a las 14:15, seguido de un espectáculo del Mago Orbit a las 14:45.
La jornada proseguirá a las 17:00 con la Adoración al Santísimo en la Concatedral de Santa María, guiada por la Madre Verónica, fundadora y superiora de Iesu Communio, cuya meditación, titulada «La esperanza no defrauda», será acompañada por los cantos del Coro Emunah. Durante este tiempo, habrá sacerdotes disponibles para confesarse y obtener la gracia del Jubileo.
El encuentro culminará con la celebración de la Santa Misa, presidida por el obispo de la diócesis, D. Casimiro, a las 19:00. En esta Eucaristía, se impartirá la bendición del peregrino a los grupos de jóvenes que participarán este verano en el Jubileo de los Jóvenes en Roma.
Enmarcado dentro del Jubileo «Peregrinos de la Esperanza», este evento representa una oportunidad para que los jóvenes de la Diócesis fortalezcan su fe y descubran la importancia del acompañamiento en su camino hacia la santidad. Desde el Consejo Diocesano de Jóvenes, se ha preparado esta jornada con entusiasmo, invitando a todos los jóvenes a participar en esta experiencia de comunión eclesial.
A los responsables de grupos de adolescentes y jóvenes se les solicita que completen el formulario de inscripción a través del siguiente enlace: https://forms.gle/nQgh4hXFgpeMVwoR7. Cada participante deberá llevar su propia comida, aunque habrá disponible un kiosko donde podrán adquirir agua, refrescos, café y snacks. Para cualquier consulta, los organizadores están disponibles a través del correo electrónico o en el teléfono 601 20 10.
Jóvenes que rezan: una generación que redescubre el amor de Dios
En un mundo marcado por la incertidumbre y los desafíos globales, cada vez más jóvenes están redescubriendo el amor de Dios, hallando en la fe una respuesta tanto a sus inquietudes personales como a las de su generación. Movidos por el anhelo de sentido y fortaleza, estos jóvenes encuentran en itinerarios de formación, grupos de oración, encuentros y retiros una conexión profunda con Dios y con la Iglesia.
En este camino, descubren su papel y misión como portadores de esperanza en un mundo herido que clama por la luz de Cristo. Resulta conmovedor ser testigos de cómo el Señor sigue cuidando de su viña y de cómo tantos corazones jóvenes responden a su llamada, acercándose a Él con valentía y amor renovado.
Las parroquias y los movimientos eclesiales desempeñan un papel fundamental en este renacer espiritual. Propuestas como vigilias de oración, encuentros juveniles o actividades que combinan música, adoración y reflexión se han convertido en imanes para quienes buscan una experiencia de fe auténtica y transformadora.
Este resurgir espiritual tiene nombres y rostros concretos. Helena de María, de 18 años y vinculada a la Casa de Misericordia explica que “la oración es el camino que me permite estar unida a Dios. Es la forma que Dios ha dispuesto para que pueda ofrecerme a Él y también, para poder descubrir Su voluntad en mi vida”. Gracias a la oración, añade, aumenta en ella la fe y la esperanza, “de forma que, reside en mi corazón, la certeza de que Dios saca un bien mayor de la incertidumbre y el dolor”. En palabras como estas, se refleja cómo la fe proporciona la fortaleza necesaria para enfrentar las adversidades.
También Laura Basiero, de Effetá, comparte que “la oración es un diálogo con Dios, ya no solo recitar oraciones sino hablar con Jesús, mi mejor amigo y contarle mi día”. Además, en los momentos difíciles, “saber que sus planes son mejores que los míos, me da consuelo. Abrazar la cruz, como decía Santa Teresa de Calcuta, hasta que duela, me ayuda a acercarme más a Él”.
Para Francisco Javier Vilarroig, de 20 años, “la oración es aceite en el motor; cuando la dejo por un tiempo, noto que mi alma chirría un poco y se hace mucho más complicado hacer la voluntad de Dios. Por el contrario, cuando rezo, cuando hago una visita al Santísimo después de la universidad, siento la fuerza del Señor que me da paz”. Francisco considera que el rechazo actual hacia la fe ha dejado a muchos sin rumbo. Sin ella, «sin este propósito sólido, estamos perdidos», añade.
En estos tiempos complejos, los jóvenes que rezan son un signo de esperanza. Su testimonio inspira a creer que, incluso en medio de la incertidumbre, hay espacio para redescubrir lo esencial, el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, pero también que la Iglesia, con ellos, sigue teniendo futuro.
Adrián Ruedas, de 28 años y miembro del Camino Neocatecumenal, siente la vocación al sacerdocio y, si Dios quiere, pronto ingresará al seminario. Para él, la oración “es el abrazo de Dios, el momento de descanso y mi refugio. Cuando veo que todo tiembla a mi alrededor, Él siempre está ahí para escucharme. Ser devoto de María me ha ayudado mucho a amar la oración”.
Del mismo modo, Alejandra Corredera, de 22 años, destaca la dimensión de intimidad y amor que encuentra en la oración. Para ella “es un diálogo de corazón a corazón con nuestro Dios y Padre”. Ello le “permite entrar en sintonía con Él, recibir de su amor para poder vivir. Porque no hay vida sin amor, y no hay amor sin Dios. Y en medio de la incertidumbre, en medio de cualquier circunstancia sobrevenida, allí está Él, como roca firme para dárnoslo todo.»
«En medio de tanto ruido y de tantos estímulos, la gracia de la oración ha sido el lugar donde cultivar mi amistad con Dios diariamente, dónde cada día me ha ido y me va abriendo los ojos del alma para poder verLe en el prójimo”, explica otro joven, Sergio Escribano. “La oración ha sido alimento diario del alma que Dios ha utilizado para fortalecer y madurar mi fe, como el cordón umbilical de una madre alimenta y cuida a su bebé.»
Son solo algunos testimonios de jóvenes de nuestra Diócesis, que reflejan la acción de Dios. Tan diversos como personales, son un signo de esperanza. En ellos se revela que la espiritualidad cristiana no es una evasión, sino un pilar que les permite afrontar los retos de su tiempo. Inspirados por el diálogo con Dios y sostenidos por la comunidad, demuestran que el amor de Dios sigue transformando vidas y que, con ellos, la Iglesia tiene un futuro prometedor.
Vigilia en preparación del Jubileo
La Delegación para la Infancia y la Juventud, en colaboración con la Casa de Misericordia, invita a la primera Vigilia Diocesana de Jóvenes de este curso pastoral. El encuentro tendrá lugar el próximo 29 de noviembre, a las 21:00 h, en la Concatedral de Santa María de Castellón.
La vigilia, presidida por el Obispo D. Casimiro López Llorente, busca reunir a los jóvenes de la Diócesis en un espacio de oración y reflexión, preparándolos para el próximo Jubileo ordinario de 2025, bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”. Además, se enmarca en la preparación para el Jubileo de los Jóvenes, que se celebrará en Roma durante el verano.
La Delegación de Juventud está organizando una peregrinación especial para este evento, programada del 23 de julio al 4 de agosto de 2025. Una oportunidad única para vivir la fe y la comunión junto a jóvenes de todo el mundo.
Quien cree sinceramente en Dios se comunica con él. La oración es la expresión de la fe, su aliento y su alimento. Cuando la fe entra en crisis, entra también en crisis la oración. Y cuando falla la oración en la vida de una persona, es señal de que la fe se está apagando. No es difícil detectar entre nosotros una grave crisis de oración en el conjunto del pueblo cristiano. Pero sería una equivocación hablar sólo de crisis de oración. Más aún. Tal vez, en estos momentos, lo que se percibe en no pocos es su necesidad y el deseo de avivarla. Son muchas las personas que oran, y oran de verdad. La crisis religiosa, lejos de arruinar su oración, ha purificado sus rezos y prácticas, despertando en ellas un deseo sincero de Dios.
También entre los jóvenes. Muchos jóvenes, si son acompañados con atención y dedicación, muestran un interés y una participación sorprendentes por la oración. Así lo muestran las vigilias diocesanas con los jóvenes, los oratorios y los encuentros de grupos de jóvenes para la oración, la alabanza y la adoración de la Eucaristía, entre otros ejemplos. No es verdad que nuestra época sea menos propicia que otras para que los jóvenes eleven su corazón hacia Dios. Lo que necesitan es que se les ayude a encontrarse con Cristo vivo para que la oración pueda brotar de nuevo en su corazón de jóvenes de hoy.
Cuando un joven descubre que Cristo le ama y dio su vida para salvarle, cuando un joven experimenta que Jesús ahora está vivo y a su lado en todo momento, para iluminarle, fortalecerle y liberarle, le abre su corazón. Cuando un joven escucha a Jesús vivo que le ofrece su amistad gratuita e inquebrantable, algo acontece en su vida que le lleva a querer entrar en su amistad. “Ya no os llamo siervos, os llamo amigos” (Jn 15,15). Por la gracia que Jesús nos regala, somos elevados de tal manera que somos realmente amigos suyos.
La oración es expresión y fuente de la amistad con Dios en su Hijo, Jesús. Orar, en definitiva, es amar a Dios y sabernos amados por él en su Hijo. Como dice santa Teresa de Jesús, orar no es otra cosa sino “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. Orar es conocer y amar cada vez más a Dios en Cristo, y acoger cada vez con más fe y fidelidad su amistad. En la oración, la primacía la tiene el amor. “No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho”. Recordar que Jesús te ama y es tu amigo, disfrutarlo y agradecerlo, conversar con él y dejarse iluminar e interpelar por él, esa es la oración del joven. Para vivir de esa amistad y responder a sus exigencias.
Esta oración de amistad no es algo complicado. Según santa Teresa, está al alcance de todos. “No todos son hábiles para pensar; todos lo son para amar”. Esta oración se hace sobre todo con el corazón, desde lo más íntimo de nosotros, desde el centro que unifica los deseos, pensamientos, sentimientos, dudas y esperanzas. Lo importante es aprender a “mirar” a Jesús con amor y sabernos “mirados” por Él con amor. No es una mirada inquisitoria, sino una mirada de amigo; una mirada que busca sólo nuestro bien, crea confianza y acrecienta la amistad.
La oración con los jóvenes se hace desde la Palabra de Dios y desde la vida del joven, tocando sus dudas e interrogantes, sus afectos y relaciones, sus miedos y deseos. Precisamente el silencio y la intimidad de la oración pueden constituir el espacio donde cuenten al Señor lo que llevan en el corazón y reciban de él palabras de vida. Nos dice el papa Francisco: “si entras en amistad con Él y comienzas a conversar con Cristo vivo sobre las cosas concretas de tu vida, esta será la grande experiencia, será la experiencia fundamental que sostendrá tu vida cristiana” (Ex. Ap. Christus vivit, n. 129).
Finalmente, es inevitable que la oración con los jóvenes tenga aspectos de carácter vocacional. El tiempo de la juventud es por excelencia el tiempo para mirar y construir el propio futuro, también en servicio de los demás. Ayudar a los jóvenes a orar significa ayudarles a soñar, buscar, discernir y acoger el propio futuro con el Señor, percibiéndolo como compañero inseparable. En la oración, los jóvenes pueden escuchar la llamada al servicio en el corazón de la noche, como Samuel; o, como Pedro y Andrés, Santiago y Juan, pueden escuchar en el trabajo diario de pescadores la llamada a ser ‘pescadores de hombres’; o, como la Virgen Maria, en la oración pueden abrir la puerta al Señor y decir sí a la voluntad de Dios en su vida. Es importante suscitar nuevamente este diálogo vocacional en el corazón de los más jóvenes, alegrándose por el paso del Señor que llama.
Los grupos de Confirmación de primero y segundo año de la parroquia San Vicente Ferrer de Almassora organizaron este pasado domingo, 17 de noviembre, un café solidario con el objetivo de recaudar fondos para ayudar a los afectados por la DANA en Valencia.
Gracias a la colaboración de los asistentes, lograron recaudar 300 euros, que serán donados a través de Cáritas Diocesana para apoyar a las personas damnificadas por este fenómeno.
Un grupo de 90 jóvenes del Camino Neocatecumenal, pertenecientes de la parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Castellón, realizó una peregrinación vocacional al sureste de Francia. Durante una semana, acompañados por su párroco, D. Enrique Martínez, junto con otros sacerdotes y catequistas, visitaron varios lugares de gran importancia religiosa.
Del 27 al 31 de agosto visitaron el sur de Francia para rezar ante los restos de María Magdalena, Lázaro y Marta, figuras centrales en la tradición cristiana: y también visitaron Cotignac, un lugar destacado por ser el sitio de la única aparición de San José reconocida oficialmente por la Iglesia Católica. Al regresar, los peregrinos expresaron sentirse renovados y llenos de entusiasmo para comenzar la evangelización en este nuevo curso.
El apostolado parroquial Effetá, adscrito a la Parroquia de La Santísima Trinidad de Castellón y surgido de los Retiros de Emaús pero para jóvenes de entre 18 y 30 años, ultima la preparación del III Retiro en nuestra Diócesis que se celebrará del 27 al 29 de septiembre en el Seminario Diocesano Mater Dei.
De esta forma, el pasado fin de semana se celebró la convivencia preparatoria del Retiro en el que participarán 140 jóvenes y 15 adultos, todos ellos acompañados, a nivel espiritual, por el Padre Rafael Manzaneque que acogió en su parroquia la celebración de los retiros de Emaús en 2019 y los de Effetá en 2022.
La convivencia comenzó con la adoración al Santísimo Sacramento, ante quien oraron «por los frutos del retiro con un corazón dispuesto y agradecido» que les lleve a cumplir la misión de acercar a los jóvenes a Jesucristo para que tengan un encuentro personal y único que, con posterioridad les lleve a seguir creciendo en el camino de fe.
Servir y dar la vida
El Evangelio de Mateo 20, 20-28 sirvió como punto de partida de la reunión preparatoria para el grupo de 73 jóvenes que han sentido la llamada al servicio, siendo conscientes de que es en la entrega a los demás en donde cobra sentido su implicación en la tarea evangelizadora como miembros de la Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón.
Es por ello que, a las puertas del inicio del presente curso pastoral que, además coincidirá con la celebración del retiro, se hizo hincapié en la Carta Pastoral del Obispo de nuestra Diócesis en la que se marcan las líneas básicas del acompañamiento como objetivo diocesano pastoral. El Retiro de Effetá, al igual que los de Emaús, se conciben como herramienta de Primer Anuncio que facilita el encentro personal con Jesucristo Vivo y Resucitado para después, emprender un camino de fe en el contexto del apostolado parroquial y de la mano de la comunidad parroquial. No en vano, tras la celebración del retiro los jóvenes celebran un encuentro semanal en la parroquia donde acogen y acompañan a los que desean mantenerse unidos al apostolado, sintiéndose acompañados en su camino de fe.
En el próximo retiro, primero de los dos que se celebrarán en este curso, participarán un total de 68 jóvenes, asistidos por otros 73 que lo harán como servidores del apostolado. Además, tal como se informó en el transcurso de la convivencia, han acogido a participantes y servidores de la Diócesis de Valencia y de la de Orihuela-Alicante que se están preparando y formando para la apertura del apostolado en una parroquia de Sagunto y en otra de Orihuela.
Los jóvenes de Effetá de la Diócesis de Segorbe-Castellón también han participado acxtivamente durante este verano en diversas actividades organizadas por la Delegación Diocesana para la Infancia y la Juventud asistiendo, el pasado julio al Festival de la Juventud en Medjugorje en unos casos, y como voluntarios junto a las Misioneras de la Caridad en Etiopía, en otros.
Un grupo de 68 jóvenes del Camino Neocatecumenal, pertenecientes a las parroquias de la Santísima Trinidad de Castellón y la Virgen del Carmen de Onda, emprendió este verano una significativa peregrinación al monasterio de Saint-Pierre, en Francia.
Del 3 al 8 de agosto, los jóvenes, acompañados por sus catequistas, compartieron una experiencia enriquecedora con la comunidad de 160 Hermanitas del Cordero. Durante su estancia, convivieron con las religiosas, participaron en diálogos y tomaron parte en las celebraciones eucarísticas. Además, aprovecharon la oportunidad para visitar Carcassonne y el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, donde participaron en una vigilia de oración. Allí pudieron experimentar la presencia cercana y amorosa de nuestra Madre, la Virgen María.
La peregrinación también incluyó una visita al monasterio de Nuestra Señora de Prouille, fundado por Santo Domingo de Guzmán entre los pueblos de Fanjeaux y Montréal. Este lugar, considerado la cuna de los dominicos, alberga a una comunidad de hermanas dominicas que, con su estilo de vida, ofrecen un testimonio vivo del Reino de Dios.
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