“La Pastoral Penitenciaria somos la mano amiga, el abrazo que nunca recibieron, la esperanza y la Palabra de Dios hecha vida”
El pasado 24 de septiembre se celebró la festividad de La Merced. Por este motivo nos acercamos a la Pastoral Penitenciaria en nuestra Diócesis, una actividad de escucha y acompañamiento. «Estuve en la cárcel y vinisteis a verme» es una de las obras de misericordia, palabras de Jesús que se cumplen hoy en nuestra Iglesia gracias a la Delegación para la Pastoral Penitenciaria. Hablamos con la Delegada diocesana, Sonia Barreda.
¿Cómo han celebrado este año los presos el día de la Virgen de La Merced?
A nivel religioso que es lo que da sentido al día de la patrona y lo que compete a la Penitenciaria lo hemos hecho rezando con ellos en la eucaristía. En Castellón I, la Merced se ha celebrado como el año pasado puesto que todavía no se pueden juntar en espacios comunes como puede ser la capilla. Por tanto, hemos llevado la palabra de Dios y el pan de la eucaristía a cada uno de los módulos realizando un total de 6 misas repartidas entre el 24 y el 25. Pudiendo participar 3 voluntarios y el capellán, el P. Florencio Roselló. Al finalizar las eucaristías se les ha entregado a cada preso una estampa de la virgen de la Merced y una bolsa de bombones. Y junto con los maestros de la escuela se ha organizado un concurso de carteles con motivo de la patrona, dotado de premio económico que aporta la Pastoral.
En Castellón II, la Merced se ha celebrado en el salón de actos, obviamente aplicando las medidas de seguridad sanitarias, pero recuperando la normalidad de estar todos juntos y celebrando una única Eucaristía. Presidida por el P. Jordi Mas, capellán de esta prisión junto a un nutrido grupo de voluntarios y animada por un el coro de la cárcel, internos que ensayan semanalmente para animar las eucaristías. Con el objetivo de ambientar en los módulos y preparar la fiesta también se ha convocado un concurso de carteles cuyo tema es La Merced.
Sobre la pandemia, ¿cómo se han vivido, y se viven, sus consecuencias en las prisiones?
Sorprendentemente los presos durante la pandemia han reaccionado con mucho respeto, y han entendido todas las medidas que se han tomado para evitar contagios dentro de la cárcel. No han sido de su agrado, como no lo son para nosotros en la calle, pero entienden que el valor de la vida está por encima de cualquier cosa. Las consecuencias las tenemos en positivo y en negativo. Por poner ejemplos os diré uno con sabor amargo y otro más dulzón. Ha sido muy negativo todos los meses de aislamiento con el exterior, nadie de fuera podíamos entrar y ellos no podían salir en sus permisos. Se cortaron comunicaciones que son el punto fuerte que aguanta a muchos a seguir luchando. Pero también hemos experimentado cosas positivas como que la tecnología traspase los muros, y que se den cuenta que no pasa nada porque un interno pueda hacer una videoconferencia con la familia, y esto ha sido positivo porque todo apunta que no fue un parche y que ya se quedará.
¿Cómo trabajáis en la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis?
La P. Penitenciaria trabaja en tres áreas: prevención, prisión y la reinserción. En la prevención entran charlas coloquios con hijos de presos o familiares, trabajos de acompañamiento intentando reconducir sus estilos de vida desestructurados para evitar el delito. Y también hacemos prevención a través de testimonios en los institutos o parroquias donde la población adolescente corre el riesgo de caer en el consumo y de ahí saltar al delito.
Si ya están en prisión, el voluntariado lo coordinan los capellanes de cada prisión. Y detrás de las rejas se funciona como en una parroquia, de tal manera de se desarrollan talleres de catequesis, biblia, formación humana, valores, talleres de oración, costura, coro, manualidades, y con entusiasmo y gozo se celebra la Eucaristía a la que acuden muchos presos y presas.
En la reinserción es donde más empeño pone la Pastoral, porque pensamos que todas las personas merecen nuevas oportunidades. Por ello les facilitamos vivienda para salir de permiso y un itinerario integral y personalizado de acompañamiento para poder rehacer su vida, comenzar nuevamente y saber que en ese arduo camino no están solos.
¿Quiénes son los voluntarios?, ¿Con cuántos cuenta la Delegación?
Los voluntarios de P. Penitenciaria son personas creyentes, sin ningún afán por completar agenda en sus ratos libres. Nuestro voluntariado debe ser vocacionado y de entrega sincera. Las personas presas no merecen recibir lo que nos sobra, aunque sea nuestro tiempo. El voluntario de esta pastoral es una persona que emocionalmente tiene que estar equilibrado puesto que la realidad a la que te enfrentas y las vidas tan complejas con las que te cruzas a veces superan nuestra imaginación. Y sobre todo tienen que ser personas que no juzguen y que no hagan ninguna distinción entre personas o delitos. Dios los mira a todos con los mismos ojos de misericordia, no podemos nosotros hacer lo contrario.
La Delegación se apoya en los capellanes de los centros penitenciarios que coordinan esos voluntarios especialmente en el interior. En CSI contamos con unos 40 voluntarios y en CSII se comparte voluntariado con la Diócesis de Tortosa y entre ambas también estamos alrededor de 40.
¿Cómo acogen los presos la presencia de la Iglesia, encarnada en los capellanes y en los voluntarios?
Maravillosamente, para ellos somos la mano amiga. Para ellos somos esperanza. Para algunos nos convertimos en el abrazo que nunca les dieron, la palabra de ánimo que nunca recibieron, en un te quiero, aunque seas un desastre, somos palabra de Dios hecha vida (no entienden que vayamos sin cobrar nada), somos referentes positivos y sobre todo no somos la institución. Somos escucha.