Ayer por la noche tuvo lugar la celebración del 50º aniversario (1973-2023) de la Adoración Nocturna Femenina (ANFE) de Onda. A las 21 h. comenzó con la acogida en la Iglesia de la Sangre, desde donde salió la procesión de las banderas hasta la parroquia Virgen del Carmen.
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Allí, celebraron una Eucaristía, que presidió nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, con procesión eucarística y bendición de los campos.
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En la homilía, el Obispo exhortó a las adoradoras a amar sin interés y a perdonar siempre de corazón, “porque el Dios que tenemos es amor, compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en perdón”. Siempre se compadece de nosotros, también “cuando nos alejamos de Él, de los hermanos, cuando no acogemos los caminos que nos muestra”.
Además, “nos envía a su Hijo, que se entrega hasta el final y derrama su sangre para el perdón de los pecados”. Esto, continuó, “es lo que celebramos en cada Eucaristía”, “la actualización y la presencia del amor de Dios”.
“Que importante es tener un encuentro personal con el Señor”, les decía recordando la Jornada de Inicio de Curso Pastoral, “de que Él nos ama y nos perdona, de que ha resucitado para que creyendo en Él tengamos vida”. “Ese es el encuentro tan fundamental, que tenéis la posibilidad, la dicha, de tener con el Señor en la adoración eucarística”, indicó.
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Que esta Eucaristía, “nos ayude a caminar en la unidad y en la comunión con Dios y con los hermanos, entre todos nosotros, parroquias, movimientos y tantas realidades que hay en nuestra Diócesis”.
En el último año, fieles a la llamada de nuestro Obispo, hemos participado en la Reflexión en el Proceso Sinodal y hemos celebrado un Año Jubilar Diocesano, por lo que partimos de una mejora en el conocimiento de la realidad actual de nuestra Iglesia, así como de las prioridades y el camino que tenemos que seguir recorriendo juntos.
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Plan Pastoral 2023-27: “Unidos en Cristo, enviados con esperanza a la misión”
Partiendo de ello, con la celebración esta mañana de la Jornada de Inicio de Curso Pastoral comenzamos ahora una nueva e ilusionante etapa, con un nuevo Plan Pastoral para los próximos cuatro cursos, 2023-27, con un objetivo específico cada año, pero con un título y objetivo principal: “Unidos en Cristo, enviados con esperanza a la misión”.
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La Iglesia del Seminario Diocesano Mater Dei se ha quedado pequeña para acoger a las más de 250 personas que han participado en la celebración de la Eucaristía, presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro, y concelebrada por más de 70 sacerdotes.
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Ha sido un día de alegría, de comunión con Dios y con la Iglesia, en el que estaba representada toda la Diócesis de Segorbe-Castellón. Laicos, religiosas, sacerdotes, diáconos y seminaristas, de distintas parroquias y comunidades eclesiales, familias cristianas, grupos, movimientos y cofradías, de todas las edades.
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“Venid a mi, escuchad mi palabra y ponedla en práctica”
En la homilía, el Obispo ha expresado su deseo de que ojalá “todos tuviéramos la experiencia de los primeros discípulos del Señor al encontrarse con Él”. Este fue un encuentro real, ha explicado, pues “el Señor resucitado era el mismo que había convivido con ellos antes de la muerte en la cruz”. Del mismo modo hoy, “Él sale a nuestro encuentro”.
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Al escuchar la voz del Señor “nuestro corazón se llena de alegría”, ha indicado D. Casimiro, exhortando a “acoger su palabra, de salir por el mundo entero y hacer discípulos a toda creatura, porque a todos está destinada la salvación del Señor”, y estamos llamados a “ser signo e instrumento de salvación para el mundo”. Él “ha resucitado y está vivo, presente en medio de nosotros”, ha recordado.
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“Entre todos debemos llevar a cabo la misión que Él ha puesto en nuestras manos: ir por todo el mundo, salir… para llevar a otros al encuentro con Cristo Jesús y su Evangelio, el mensaje de salvación, la Buena Noticia”, ha recalcado, pues todos los bautizados somos enviados por el Señor “para anunciar que Cristo Jesús es la vida para el mundo”. Pero ello debemos hacerlo “en el contexto concreto que nos toca vivir: en la familia, en los estudios, en las parroquias, en las catequesis… en todo lugar».
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Primer Anuncio: “Cristo, encuentro de Amor”
Nos centraremos en este curso 2023-24 en el Primer Anuncio, con una Programación pastoral que lleva por lema: “Cristo, encuentro de Amor”. Lo decía el Obispo en la homilía de la Eucaristía, todos los bautizados estamos llamados a evangelizar, a ser discípulos misioneros, por lo que el Primer Anuncio no es una tarea más, sino nuestra tarea central.
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Estamos llamados a ser comunidad que anuncia a Jesucristo, muerto y resucitado, con obras y palabras, de ahí que el objetivo para este primer año sea: promover el Primer Anuncio mediante la manifestación explícita de la fe y el Evangelio para facilitar el encuentro personal con Cristo y el compromiso con la Iglesia. Es el mandato que nos hace Jesús: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc. 16, 15).
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“El Primer Anuncio es una invitación expresamente dirigida al corazón, para que una persona o personas, decida entrar en una relación existencial, personal con Jesucristo, o decida renovar la relación que ya tuvo con Jesucristo, personal y existencialmente, aceptado aquí y ahora como salvador de su vida, como liberador integral” (Congreso de Laicos, Madrid 2020).
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“Claves prácticas del Primer Anuncio”
Sobre ello nos ha hablado esta mañana en su ponencia Fran Ramírez, laico al servicio de la Subcomisión Episcopal para la Juventud y la Infancia de la Conferencia Episcopal Española, también hasta hace poco responsable nacional del proyecto de Primer Anuncio, “Encuentros Cuatro40” de Acción Católica General.
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La ponencia, realmente ha servido para – desde la concreción, desde cada persona, desde sabernos instrumentos en manos del Padre – animarnos a todos a iniciar este camino del Primer Anuncio, y hacerlo con fuerza, con esperanza y con pasión.
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Fran, con determinadas propuestas y motivaciones, ha invitado a retomar la pasión evangelizadora, explicando que el Primer Anuncio tiene que estar en el centro, siendo ésta la labor principal de la Iglesia. Para ello, indicaba, el Primer Anuncio ha de pasar por el “tú a tú”, de persona a persona, de corazón a corazón; ha de renovar nuestras parroquias y comunidades, de forma que se conviertan en evangelizadoras; y es lo que nos toca en este siglo XXI, pues estamos en la era del Anuncio, de la propuesta, de transmitir el amor de Cristo de una manera sincera, con infinita pasión y llena de esperanza.
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Presentación del Plan y de la Programación
Tras la ponencia, D. Miguel Abril, Vicario de Pastoral, ha presentado el Plan Pastoral 2023-27 y la Programación Diocesana 2023-24, en cuya redacción se ha implicado toda la Diócesis, siendo un verdadero ejercicio práctico de sinodalidad, sabiéndonos todos corresponsables de la vida y misión de la Iglesia, cada uno según nuestra vocación, ministerio y carisma.
También ha anunciado una gran Jornada Diocesana de Primer Anuncio, una celebración festiva que tendrá lugar el día 11 de noviembre, víspera del día de la Iglesia Diocesana, en Betxí. Con ponencias, mesas redondas, dinámicas, testimonios y talleres, con esta Jornada se pretende celebrar, motivar, testimoniar, clarificar, dar a conocer y concretar propuestas operativas de Primer Anuncio.
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Además, D. Casimiro mantendrá una serie de encuentros con las distintas zonas y arciprestazgos de la Diócesis durante el mes de octubre, como preparación para vivir esta Jornada Diocesana de Primer Anuncio de Betxí.
Palabras del Obispo
D. Casimiro ha concluido esta Jornada de Inicio de Curso Pastoral con unas palabras, exhortando “a ir trabajando en superar las diferencias, las separaciones, las envidias…” que pudieran haber en nuestra Diócesis. El Plan Pastoral que hoy se ha presentado “es el camino que el Señor nos ha mostrado, y una vez lo hemos trabajado toca recibirlo cordialmente, en comunión”, y sirve “para toda la Diócesis, para todos los ámbitos – parroquiales, movimientos, colegios… – si queremos ser signo de comunión y de credibilidad”.
La próxima semana peregrinaré a Roma con algo más de un centenar de personas. Aunque sólo algunos pocos participen presencialmente, en verdad peregrina toda nuestra Iglesia diocesana. Porque, como decía San Cipriano, “el Obispo está en la Iglesia, y la Iglesia en el Obispo”. Os llevaré en mi mente y en mi corazón a todos cuantos formáis conmigo esta Iglesia que peregrina en Segorbe-Castellón.
La peregrinación será como el colofón del Año Jubilar diocesano con el que hemos celebrado el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe y del origen de nuestra Iglesia diocesana. En la Misa de clausura del Jubileo, el pasado 11 de abril, dimos graciasa Dios por tantos dones recibidos de Dios a lo largo de su historia y del Año Jubilar, en el que hemos experimentado una vez más su misericordia, su amor, su cercanía, su perdón, su aliento y su presencia. El Jubileo ha sido realmente un tiempo de gracia para nuestra conversión y purificación, personal y comunitaria, para la renovación de nuestra vida cristiana y para la conversión pastoral y misionera de toda nuestra Iglesia. Ahora, en la audiencia privada prevista con el Santo Padre, queremos agradecerle personalmente que nos haya concedido el don de la indulgencia plenaria que hemos podido ganar durante el Jubileo. Además deseamos expresar al Papa Francisco nuestro sincero amor filial, nuestra adhesión a su persona y a su ministerio petrino y nuestra comunión efectiva con sus directrices pastorales. Rezaremos por el Papa, por su persona e intenciones, para que el Señor le conceda sabiduría y fortaleza y nos confirme en la fe en momentos de duda y desorientación.
Como tantas generaciones de peregrinos a lo largo de los siglos, vamos a Roma para venerar las tumbas de los santos Pedro y Pablo y de los primeros mártires de la fe y profundizar en la comunión con la única Iglesia de Cristo, fundada en los Apóstoles. Esto pide de todo peregrino una actitud de fe, un espíritu de penitencia y un clima de oración. Vamos a las raíces apostólicas de nuestra fe cristiana para encontrarnos con el Señor Resucitado, con Cristo vivo, de quien ellos fueron sus testigos con su palabra, vida y martirio. Se trata de refrescar las raíces de nuestra fe, que en muchos de nosotros, por la intemperie del momento, han podido perder el humus y el amor primero.
Desde los primeros tiempos, la Iglesia se fue cimentando sobre la base de una estrecha comunión en la fe y en la misión con los Apóstoles reunidos en torno a Pedro, y con los sucesores de los Apóstoles -los Obispos- reunidos en torno al Sucesor de Pedro, el Romano Pontífice. No hay otro camino para transitar por las vías del Evangelio y del seguimiento de Cristo que el abierto por el testimonio apostólico.
Las Eucaristías en las cuatro Basílicas Mayores -San Pedro, San Pablo Extramuros, San Juan de Letrán y Santa María La Mayor- serán una ocasión privilegiada para acrecentar y consolidar nuestra comunión con el Señor, con el Papa, sucesor de Pedro, y con la Iglesia Universal. Así se hará visible y quedará sin duda fortalecida la unidad y la comunión que nos une a los Obispos, sucesores de los Apóstoles, con el Papa, sucesor de Pedro, y a nuestra Iglesia diocesana con la Iglesia Universal. En Santa María la Mayor pondremos a nuestra Iglesia diocesana bajo la protección y guía de la Santísima Virgen, Madre de la Iglesia y de los creyentes. Ella acogió la Palabra de Dios, la retuvo fielmente y junto a la cruz se mantuvo en pie. Que María nos enseñe a acoger a su Hijo para que los peregrinos regresemos con una fe más firme, una esperanza más alegre y un amor más ardiente por el Señor.
Venerar las tumbas de los santos Pedro y Pablo es recordar el destino universal del Evangelio y nos impulsará a la misión de anunciar a Cristo y su Evangelio a toda la creación como hicieron los Apóstoles. Que esta peregrinación nos lleve a todos a comprometernos con nuevo celo en la tarea de dar testimonio de Cristo en nuestro mundo.
Recemos para que estos días en Roma sean tiempo de oración, ocasión para revivir el testimonio de fe de los apóstoles y de los mártires, y de crecer en el amor y en la esperanza cristiana. Que nuestra peregrinación haga más profundo nuestro amor por la Iglesia Universal y nos una más íntimamente con el Sucesor de Pedro. Que nos ayude a crecer en comunión con Cristo y con los hermanos, con la Iglesia universal y la Iglesia diocesana, para salir con esperanza a la misión.
La semana pasada, nuestro Obispo, D. Casimiro, pedía a los fieles de nuestra Diócesis que se uniesen en oración y solidaridad con los afectados del terremoto ocurrido en Marruecos, que en estos momentos ascienden a más de 2.950 los muertos y a 5.600 heridos. Y la Diócesis ha respondido con varias iniciativas, destacando la ayuda económica enviada por la Delegación diocesana para las Misiones; la colaboración, con la comunidad musulmana de Castellón, por parte de la Delegación para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso para el envío de enseres; así como la campaña puesta en marcha por Cáritas Diocesana.
Del mismo modo, el Obispo realiza un nuevo llamamiento urgente a la oración y a la solidaridad, en este caso por los afectados por las lluvias extremas y graves inundaciones que ha sufrido Libia a causa del huracán Daniel, apuntando algunas cifras que podrían haber más de 20.000 muertos, con miles de desaparecidos.
Además, desde la Vicaría General se ha enviado a las parroquias una intención de oración por estas últimas catástrofes, para que se añada a la oración universal de las misas del domingo.
También el Papa Francisco, tras la Audiencia General del pasado miércoles, expresó que sus pensamientos «están con las poblaciones de Libia, duramente afectadas por las fuertes lluvias que han provocado inundaciones, causando numerosas víctimas, heridos y graves daños».
Asimismo, invitó a los fieles a unirse en oración «por aquellos que han perdido la vida, sus familias y las personas desplazadas. No debemos dejar de mostrar nuestra solidaridad hacia estos hermanos y hermanas que están pasando por una calamidad tan devastadora», expresó el Santo Padre.
El Santuario de la Virgen de la Cueva Santa, en Altura, ha acogido esta mañana la solemne Eucaristía en honor a la Patrona de la Diócesis de Segorbe-Castellón. Sacerdotes, seminaristas y fieles devotos de la Virgen han acompañado a nuestro Obispo en la celebración.
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El Santuario se ha convertido en el centro neurálgico para venerar y honrar a la Virgen, cuya advocación de la Cueva Santa, ha dicho D. Casimiro, es «lo que nos une como Iglesia diocesana, y sentirla como nuestra es sentir a la Iglesia a la que pertenecemos».
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El Obispo ha invitado a los fieles a dejar ante la Virgen «las inquietudes, anhelos y necesidades que llevamos en nuestro corazón, pues ella está pendiente de nosotros y nos lleva al encuentro con su Hijo».
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Ha puesto a los pies de la Patrona el nuevo Curso Pastoral, que se inicia este próximo sábado con una Jornada Diocesana que se va a celebrar, a partir de la 09.30h de la mañana, en el Seminario Mater Dei. Un curso, ha resaltado el Obispo, «en el que iniciamos una nueva etapa como Iglesia diocesana para que, unidos en Cristo acojamos la misión evangelizadora».
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En este sentido, se ha referido a María como primera discípula de su Hijo quien, en referencia al Evangelio de la Visitación que se ha proclamado, acudió presta a servir a su prima llevando en su vientre al Hijo de Dios. Como Ella, ha exhortado el Obispo a los presentes en este momento de la Iglesia, a «levantarnos, salir de nuestra comodidad y ser testimonio de Jesucristo, vivo y resucitado, ante tantos».
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También ha abogado por la fraternidad y la comunión para ser auténtica Iglesia misionera que, en este curso pastoral, tiene como objetivo el Primer Anuncio para promover el encuentro personal con Cristo.
Para concluir, a la Virgen de la Cueva Santa ha elevado petición «para acoger a Cristo en nuestra vida, y dejarnos transformar por Él y llevarlo a otros a la misión.
La Iglesia del Seminario Mater Dei acogió, ayer por la tarde, una Eucaristía de acción de gracias por los frutos de la última Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Lisboa el pasado mes de agosto.
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Estuvo presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y concelebrada por una veintena de sacerdotes, asistidos por diáconos y seminaristas. Cabe destacar la numerosa participación jóvenes en la Misa, pues acudieron más de 200, algunos de los cuales tuvieron que seguir la celebración desde el exterior.
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En la homilía, el Obispo dio gracias a Dios “por estos maravillosos días que hemos podido experimentar en Lisboa”, que lo han sido de encuentro con los demás y con el Señor. “Él nos cambia, nos hace abrir el corazón y nos hace caminar juntos”. Pero, además, han sido días “en los que hemos podido experimentar la universalidad de la Iglesia, con tantos jóvenes venidos de tantos países del mundo, unidos por una misma fe en Cristo Jesús”.
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“Damos gracias a Dios porque algunos han descubierto a Cristo Jesús, otros se han reencontrado con Él, y algunos de vosotros también han descubierto el camino por el que el Señor les llama a vivir su condición de cristianos: en el matrimonio, en la vida consagrada o en el sacerdocio”, continuó D. Casimiro.
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“Cristo Jesús es el centro”, recordó, “está presente y vivo en medio de nosotros, y sale a nuestro encuentro para que nos dejemos encontrar, transformar y alentar por Él”. El Señor, recalcó en sus palabras, “no quita nada, Él nos lo da todo”, transformando nuestra mente, nuestro corazón y nuestras acciones. Este encuentro con Cristo Jesús es el que “debe estar en el centro de nuestra vida”, es también “el que crea movimiento, el que crea comunidad, el que crea Iglesia”.
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Habló también de la corrección fraterna, desde el amor. “Cristo es quien nos une, nos cambia, nos hace salir de nosotros mismos y preocuparnos por el que está a nuestro lado”, recordando que en la Iglesia no cabe el individualismo y la indiferencia. “No seáis nunca indiferentes ante un compañero triste o que ha perdido el rumbo en la vida”, indicó. Concluyó exhortando a llevar a los demás, “lo que hemos oído, lo que hemos visto, lo que hemos contemplado y lo que hemos experimentado”.
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Antes de concluir la Eucaristía, los presentes pudieron escuchar el testimonio de tres de los peregrinos que participaron en la JMJ: uno de la Casa de la Misericordia (“esta Iglesia merece la pena vivirla”), otro de los Mercedarios (“De la mano de la Virgen se puede”), y otra del Camino Neocatecumenal (“Dios quiere hacerme feliz, no sé cómo lo hará, pero sé que lo hará”).
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Por otra parte, el Obispo agradeció la labor de D. José Miguel Sala, al frente de la Delegación para la Infancia y la Juventud durante los últimos 10 años. También lo hizo el nuevo Delegado, D. Manuel Díaz, recalcando la programación y organización de todas las actividades y jornadas de adolescentes y jóvenes a nivel diocesano. Los jóvenes, también agradecidos, le entregaron un obsequio. También, previamente a la celebración de la Eucaristía tuvo lugar una reunión con los grupos juveniles representados en el Consejo de Juventud, en la que el nuevo Delegado trató las actividades y eventos que ha organizado la Delegación para este nuevo curso 2023-24.
El Obispo de la Diocesis de Segorbe-Castellon, Mons. Casimiro López Llórente, se une al escrito remitido hoy por la Conferencia Episcopal Española a Mons.Cristóbal López Romero, Arzobispo de Rabat, y pide a los fieles de nuestra Diócesis que se unan en oración y solidaridad con los afectados del terremoto ocurrido en Marruecos.
En el escrito de la CEE, el presidente y el secretario general de la Conferencia, muestran su consternación ante las noticias del terrible terremoto que ha asolado la ciudad de Marrakech.
En nombre de la Iglesia en España, afirman, «le hacemos llegar nuestra aflicción y dolor por el sufrimiento de todas aquellas personas que están padeciendo las terribles consecuencias de este desastre».
A la vez, se unen a toda la Iglesia «para rezar por las personas afectadas, por los difuntos, por los heridos, por los desaparecidos y por todas aquellas que han perdido sus bienes y sobre todo a sus seres queridos, para que encuentren la protección divina, el consuelo y la fortaleza en estos momentos de sufrimiento».
Después de la pausa del verano, nos disponemos a comenzar un nuevo curso. Lo haremos con la ya acostumbrada Jornada diocesana de apertura del curso pastoral el próximo sábado, día 16 de septiembre, en el Seminario diocesano Mater Dei. Todos estáis invitados.
Este año estrenamos un nuevo Plan Diocesano de Pastoral para los próximos cuatro cursos, que será presentado en la Jornada diocesana. Su título y objetivo principal es Unidos en Cristo, enviados con esperanza a la misión, con un objetico específico para cada año. El Plan Pastoral es el fruto granado de un proceso sinodal de toda nuestra Iglesia diocesana a largo de los dos últimos años, dedicados a la oración, la reflexión y el diálogo para discernir juntos los caminos que el Señor nos pide hoy para llevar a cabo nuestra misión evangelizadora. Desde la escucha atenta de la Palabra de Dios y, abiertos a la acción del Espíritu Santo, hemos analizado con realismo y humildad la situación de nuestra Iglesia diocesana para discernir y acoger con docilidad las llamadas que Dios nos hace a través de ella y de la sociedad, y para señalar así las prioridades y los caminos de la misión aquí y ahora.
El Congreso Nacional de Laicos, Pueblo de Dios en salida, en febrero de 2020, con sus ricas reflexiones y aportaciones, nos ha recordado la centralidad de la misión –la Iglesia existe para evangelizar- y nos ha ayudado a fijar los objetivos específicos para cada curso. El Año Jubilar diocesano (abril 2022 – mayo 2023), por su parte, nos ha ofrecido la gracia de la conversión y la renovación espiritual, personal y comunitaria, para crecer en Cristo en la comunión con Dios y con los hermanos y salir a la misión siempre nueva de anunciar a Cristo vivo y su Evangelio. Sin comunión no será posible la necesaria renovación pastoral y misionera para llevar a cabo la misión que el Señor nos encomienda. Una comunión viva y vivida hará de todos nosotros “evangelizadores con Espíritu”, en palabras del Papa Francisco.
Jesús nos dice de nuevo a todos: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15). Puede que estemos cansados y desalentados, pero el Señor nos envía de nuevo a anunciar el Evangelio a todos y nos da la fuerza del Espíritu Santo, el principal protagonista de la misión. Esta misión corresponde a todos y cada uno de los bautizados conforme a su vocación, carisma y estado –laicos, religiosos, diáconos y sacerdotes- y a cada una de las comunidades cristianas. Nuestra Iglesia entera –miembros y comunidades- estamos llamados a ponernos en estado de misión y a comprometernos en el anuncio del Evangelio, que lleve al encuentro personal y transformador con Jesucristo que “da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Benedicto XVI, Deus caritas est, 1).
Este curso pastoral, bajo el lema Cristo, encuentro de Amor, nos centraremos en el primer objetivo específico del Plan de Pastoral; es decir, en el Primer Anuncio o el Kerigma. Estamos llamados a anunciar con obras y palabras a Jesucristo, muerto y resucitado, para que todo el que crea en Él tenga vida en plenitud, la vida eterna. Este es el anuncio que responde al anhelo de infinito que hay en todo corazón humano. No puede ser sustituido por ningún otro mensaje que impida el encuentro de cada persona con el amor de Dios, manifestado y ofrecido en Jesucristo, nuestro salvador; un encuentro que mueva a cada persona a creer de corazón en Cristo vivo, a entrar en una relación existencial personal con Él y a orientar toda nuestra vida según su Evangelio en el seno de la comunidad de los creyentes. Entre todos hemos de promoverlo mediante la manifestación explícita de la fe y el anuncio del Evangelio para facilitar el encuentro personal con Cristo.
Hablamos de primer anuncio no porque sea el primero que hacemos y después lo olvidemos; sino porque es el principal y el fundamento de todo: es el anuncio que siempre hay que volver a anunciar, escuchar y renovar de una forma o de otra a lo largo de la vida de todo cristiano.
Sin la gracia de Dios, sin la unión a la savia de la Vid que es Cristo Jesús y sin la fuerza del Espíritu nada podemos ser o hacer ni como cristianos ni como Iglesia. Vivamos el nuevo curso pastoral con ánimo y esperanza renovados. El Señor Jesús vive porque ha resucitado, Él es nuestro compañero de camino y su Espíritu nos ilumina, alienta y fortalece para salir con renovada esperanza a la misión. ¡Que la Virgen de la Cueva Santa nos guíe, proteja y aliente en este nuevo curso pastoral!
A todo el Pueblo de Dios de Segorbe-Castell6n: sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y seglares
Queridos todos en el Señor Jesús:
Después de la pausa del verano nos disponemos a comenzar un nuevo curso pastoral en nuestra Iglesia diocesana: parroquias y comunidades eclesiales, movimientos, asociaciones y grupos, arciprestazgos y servicios diocesanos. El Señor nos llama a retomar con esperanza y con fuerzas renovadas la misión evangelizadora, que Él nos ha confiado.
Este año estrenamos un nuevo Plan Diocesano de Pastoral para los próximos cuatro cursos; su título y objetivo principal es Unidos en Cristo, enviados con esperanza a la misi6n, con un objetico específico para cada año. Este curso pastoral, bajo el lema Cristo, encuentro de Amor, nos centraremos en el Primer Anuncio o Kerigma. Estamos llamados a anunciar con obras y palabras a Jesucristo, muerto y resucitado, para que todo el que crea en Él tenga vida en plenitud, la vida eterna. Es el anuncio que responde al anhelo de infinito que hay en todo corazón humano. No puede ser sustituido por ningún otro mensaje y ha de hacerse una y otra vez: tiene como fin llevar al encuentro de cada persona con el amor de Dios, manifestado y ofrecido en Jesucristo, nuestro salvador; un encuentro que mueva a cada persona a creer de corazón en Cristo vivo, a entrar en una relación existencial personal con Él y a orientar toda la vida según su Evangelio en el seno de comunidad creyente.
Como es ya habitual, comenzamos el curso con una Jornada Diocesana de Inicio del Curso Pastoral; será el sábado, 16 de septiembre, en el Seminario Diocesano ‘Mater Dei’ de Castellón, a partir de las 9:30 de la mañana. A las 10:00 celebraremos juntos la Eucaristía, fuente y cima de la comunión y misión de la Iglesia, de toda comunidad cristiana y de todo cristiano. A continuación, D. Fran Ramírez Mora, de la Subcomisión Episcopal para la Juventud y la Infancia de la CEE, nos ofrecerá una ponencia sobre Claves prácticas del Primer Anuncio. Seguirán la presentación del PDP, de la programación pastoral de este año y otras comunicaciones. Terminaremos con una comida fraterna, a la que está invitado todo el que lo desee, con una módica colaboración.
Todos estamos invitados a esta Jornada: sacerdotes y diáconos, religiosos y religiosas de vida activa, y seglares, en especial los colaboradores en delegaciones diocesanas y en parroquias, los miembros de los Consejos, los catequistas, lectores y voluntarios, los miembros de movimientos, asociaciones, cofradías y grupos, los profesores cristianos y de religión. A las monjas contemplativas os pido vuestra oración. Ruego que esta convocatoria se anuncie en las parroquias, comunidades, movimientos y grupos y que se anime a participar. El Señor nos convoca a todos a trabajar en esta parcela de su Viña, nuestra Iglesia diocesana.
Hasta ese día recibid mi saludo afectuoso y la bendición del Señor
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