Las Cofradías y Hermandades de Semana Santa de la Diócesis se han reunido esta tarde en Segorbe para rezar un Vía Crucis diocesano, en el contexto de Cuaresma y con motivo del Año Jubilar.
Tras ello se han congregado en la S.I. Catedral para celebrar la Eucaristía, que ha presido nuestro Obispo. En la homilía, D. Casimiro se ha centrado en el Evangelio de este domingo, II de Cuaresma, de la Transfiguración del Señor (Mt. 17, 1-9), hablando de tres verbos que nos acompañan en este tiempo litúrgico que nos lleva hasta la Pascua, y también en nuestra vida cristiana.
“Jesús les invita a subir al monte”, ha indicado, lo que supone un esfuerzo para el que debemos ir ligeros de equipaje, seleccionando lo que de verdad es imprescindible. “También la Cuaresma nos invita a todos a la ascesis, al compromiso, a reconocer que hay cosas en nuestra vida de las que nos tenemos que librar si queremos llegar a la Pascua”, ha explicado el Obispo, “porque la Cuaresma no termina en la muerte de Jesús sino en la Pascua de Resurrección”.
En segundo lugar “estar en el monte, gozar de la estancia junto a Jesús en el monte”. Jesús nos invita a acercarnos a Él “para contemplarlo, para experimentar su cercanía, porque Él está vivo en medio de nosotros y quiere hacernos participes de su vida”. También a “convertirnos a Dios, poniendo en el centro a su Hijo, que es el camino que nos lleva a Dios y a los hermanos”, y “a escuchar su voz” a través de la lectura y de la meditación de su Palabra.
Y, por último, “bajar de nuevo al valle”. “Desde el encuentro con el Señor hemos de bajar a la vida, con sus dificultades, con sus alegrías y con sus penas, para llevar a otros lo que hemos experimentado en nuestro encuentro con el Señor”.
Esta mañana se ha reunido, en el Seminario Mater Dei, el Consejo Diocesano de Pastoral, el órgano consultivo del Obispo en el que están representadas todas las realidades de la Diócesis. La sesión comenzaba con la oración, a las 10.30 h. de la mañana en la Capilla.
Tras ello, reunidos en la Biblioteca del Seminario, ha intervenido el Obispo de la Diócesis, que ha hablado del documento de la Conferencia Episcopal «El Dios fiel mantiene su alianza», presentado como un instrumento de trabajo pastoral sobre persona, familia y sociedad ofrecido a la Iglesia y la sociedad española desde la fe en Dios y la perspectiva del bien común.
D. Casimiro ha recordado también la proximidad de varias celebraciones muy importantes para toda la Iglesia y para la Diócesis de Segorbe-Castellón, entre ellas las “24 horas para el Señor”, el “Día del Seminario” y la clausura del Año Jubilar diocesano, que tendrá lugar el 16 de abril, Domingo de la Divina Misericordia.
A continuación, los miembros del Consejo han trabajado sobre el borrador del Plan Diocesano de Pastoral 2023-27, que ha presentado el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril.
También sobre la Programación Pastoral del próximo curso 2023-24, centrado en promover el Primer Anuncio mediante la manifestación explícita de la fe y el Evangelio para facilitar el encuentro personal con Cristo y el compromiso con la Iglesia. Sobre todo ello se va a seguir trabajando durante los próximos meses.
Fue ayer en el contexto de la Vigilia de Oración por las Vocaciones organizada anualmente por ANE y ANFE
Cercano el día de San José, patrón del Seminario, la Adoración Nocturna Española (ANE) y la Adoración Nocturna Femenina Española (ANFE) se reunieron ayer noche en el Seminario Mater Dei para celebrar la Vigilia de oración por las vocaciones sacerdotales.
Además, en el contexto de esta vigilia anual de ANE y ANFE, en la Iglesia mayor del Seminario tuvo lugar el rito de Institución de Acólitos para tres candidatos al diaconado permanente – Vicente Meneu, Paco Rubio y Abraham Saera – y de un seminarista del Mater Dei – Álvaro González.
Por este motivo, tras el rezo del Santo Rosario por parte de los adoradores, de los seminaristas diocesanos y de sus formadores, tuvo lugar la Misa con el rito de Institución de Acólitos, que presidió Monseñor Casimiro López, y en la que también participaron familiares, diáconos y sacerdotes.
Cabe recordar que el acólito ayuda al diácono y al sacerdote en el servicio del altar.
El Obispo indicó la conveniencia para nuestra Iglesia diocesana de que, en las próximas celebraciones de esta Vigilia de oración por las vocaciones, estuviera involucrada toda la Diócesis, “porque a todos nos tiene que implicar la oración ante la necesidad que tenemos de seminaristas y de sacerdotes”, también “ante la dificultad que tenemos para que se generen cristianos”.
D. Casimiro también recordó el documento “Pastoral Vocacional. Orientaciones de los Obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina”, elaborado en el año 2012, y en el que se recogen las líneas de acción de cualquier proyecto de Pastoral Vocacional orientada al ministerio sacerdotal: la oración; la sensibilización, que haga nacer en el joven la pregunta “¿Qué quiere Dios de mí?”; la propuesta, que debe tomar como modelo el llamamiento que hizo Jesús a sus discípulos; y el acompañamiento, ya que la Iglesia tiene la responsabilidad de acompañar a los niños, adolescentes y jóvenes que se sienten llamados por el Señor para ayudarles a discernir y madurar su vocación.
En la Cuaresma, la Palabra de Dios nos exhorta a la conversión de mente, de corazón y de vida, al arrepentimiento de nuestros pecados y a la reconciliación con Dios y los hermanos en el sacramento de la penitencia.
La lectura orante de la Palabra de Dios, la lectio divina, nos puede ayudar en este proceso. Una vez leída, meditada y hecha oración la Palabra de Dios, viene su contemplación y la aplicación a nuestra vida. En la contemplación la Palabra de Dios ponemos nuestro pensamiento y nuestros afectos en Dios y dejamos que Dios mismo ilumine nuestra realidad personal. La Palabra de Dios “es viva y eficaz; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu…; juzga los deseos e intenciones del corazón” (Hb 4,12). La Palabra de Dios nos ayuda a descubrir si nuestros pensamientos y deseos, si nuestras acciones y omisiones han sido o son los que nos pide el Señor.
La contemplación de la Palabra de Dios encarnada, Cristo Jesús, de sus palabras, de sus acciones y de su muerte en la Cruz, nos muestra que el amor de Dios es más fuerte que nuestro pecado. Quien contempla y experimenta la grandeza y profundidad del amor de Cristo, siente profundo dolor por su falta de respuesta al amor de Dios. El amor infinito de Dios que se entrega por cada uno de nosotros hasta la muerte, nos desvela sobre todo, la misericordia infinita de Dios, que está siempre dispuesto al darnos el abrazo del perdón. Pues como nos dice San Pablo, “en la Cruz, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuenta de sus pecados” (2 Cor, 5, 19). Por ello el mismo apóstol nos exhorta: “En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios” (2 Cor 5, 20). Y es en el sacramento de la penitencia donde podemos experimentar de un modo muy personal ese amor misericordioso y reconciliador de Dios.
Si dijésemos que no tenemos pecado, nos engañaríamos a nosotros mismos (cf. 1 Jn 1,8). El mismo Jesús nos enseñó a sus discípulos a pedir perdón cada día por sus nuestros pecados. En nuestro peregrinaje hacia la casa del Padre, nos vemos con frecuencia tentados a abandonar los caminos que Dios nos ofrece para llegar a la Vida plena, eterna y feliz. Cuando transgredimos por acción u omisión los mandamientos de la ley de Dios y el mandamiento nuevo del amor, nos alejamos de Dios y de los hermanos, de su amistad y de la casa paterna. Dejamos de permanecer en Dios y Él en nosotros (cf. 1 Jn 3,23-24). Como hijos pródigos tenemos la necesidad de repetir con frecuencia: “Padre, he pecado contra el cielo y contra Ti. No soy ya digno de llamarme hijo tuyo” (Lc 15,21). Para que no nos sintamos abandonados en nuestro alejamiento y en nuestra soledad, Cristo nos ha dejado en su Iglesia el sacramento del perdón. Como al hijo pródigo, Dios nos espera siempre para darnos el abrazo del perdón.
Necesitamos recuperar el sacramento de penitencia y celebrarlo asiduamente. Su recuperación comienza por reconocer con humildad nuestra condición de pecadores y la realidad del pecado en nuestra vida en relación con Dios, con el prójimo y con la creación. Todo pecado es un rechazo del amor de Dios. En nuestros pecados descubrimos siempre la voluntad de construir nuestra vida sin Dios o al margen de Dios, de anteponer nuestros intereses personales a su voluntad. Así nos lo desvelara un buen examen de conciencia, dejando que la Palabra de Dios ilumine nuestra realidad. Dios nos llama a la perfección del amor. Cuando el examen de conciencia es sincero, surge la el dolor por nuestros pecados, que lleva a un rechazo claro y decidido de los pecados cometidos junto con el propósito de no volver a cometerlos por amor a Dios. Todo ello nos llevará a la confesión íntegra de nuestros pecados para dejarnos abrazar por el amor misericordioso de Dios que nos perdona en la absolución del sacerdote y a cumplir la satisfacción por nuestros pecados.
Para recuperar este sacramento de la Penitencia es preciso también que sea ofrecido en todas las parroquias, en horarios concretos, y que los sacerdotes estén siempre dispuestos a administrarlo si se les pide oportunamente. A los sacerdotes, como a Pablo, el Señor nos ha encargado el ministerio de la reconciliación. Y para el cristiano el sacramento de la penitencia “es el camino ordinario para obtener el perdón y la remisión de sus pecados graves cometidos después del Bautismo”.
Recordemos las palabras de San Pablo: “En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios”. La cuaresma es tiempo de salvación; tiempo favorable para dejarse perdonar y reconciliar con Dios y con el prójimo.
Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón ha celebrado durante los últimos 12 meses el 65 aniversario de su creación con la realización de diferentes actos que se iniciaban en Segorbe, el 27 de febrero del pasado año, con la Eucaristía que presidía el obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente.
Al principio de este aniversario, Cáritas Diocesana afrontaba, con diferentes campañas de ayuda, la crisis humanitaria provocada por la invasión rusa de Ucrania.
A lo largo de estos últimos 12 meses, Cáritas Diocesana ha proseguido con su labor constante y diaria de ayuda a las personas más vulnerables, a través de los más de 20 proyectos de acción social que se impulsan desde la entidad.
Este 65 aniversario ha servido para recordar la labor de Cáritas Diocesana, desde su creación en 1957, a través de una Exposición itinerante que se inauguraba en junio en Segorbe y que se ha podido contemplar, posteriormente, en Torreblanca, Benicàssim, Almassora, Castelló y Burriana y que tendrá continuidad también durante 2023 en otras poblaciones de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
El Jubileo y encuentro de voluntarios, celebrado en Segorbe en octubre, recuperado tras dos años de pandemia, ha sido también uno de los momentos más significativos de este 65 aniversario, así como el tradicional acto de agradecimiento a donantes, empresas y medios de comunicación, celebrado en diciembre en el campus de Castelló de la Universidad CEU-Cardenal Herrera.
En septiembre de 2022 se constituía el Coro de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón y prácticamente culminando este aniversario, en diciembre, se realizaba la campaña de los Corazones que se instalaron por toda la ciudad de Castelló, como muestra de agradecimiento a los voluntarios de la entidad en particular y a toda la sociedad en general por su solidaridad con los colectivos más desfavorecidos.
En el transcurso de este aniversario, se producía, en septiembre, el relevo en la dirección de Cáritas Diocesana, ya que Francisco Mir asumía el cargo en sustitución de Juan Manuel Aragonés, quien había ostentado esta responsabilidad durante los anteriores 14 años.
Francisco Mir, al realizar balance del 65 aniversario de Cáritas Diocesana y mirar hacia el futuro, considera que la labor caritativa y de fraternidad con los más pobres debe basarse en dos pilares fundamentales como son “la acción y el compromiso”.
También destaca que es prioritario contar con más voluntarios, especialmente jóvenes, dar visibilidad a la acción que realiza Cáritas, así como mantener e incrementar, si cabe, la credibilidad de la entidad, siendo necesarias más donaciones para cubrir la imprescindible financiación de los proyectos e iniciativas que realiza la entidad.
Todo ello, como recuerda Francisco Mir, subrayando que “la Iglesia nunca dará la espalda a los más pobres”.
Prioridades para 2023
Como exponían, recientemente, el delegado episcopal en Cáritas Diocesana, Sergio Mendoza, y el director, Francisco Mir, al obispo de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente, en los próximos meses se dará un nuevo impulso al “ProyectoBetania” de alquiler social de viviendas y se inaugurará la Casa de Acogida San Pascual “El Pati” de Vila-real.
Por otra parte, como cada invierno, se ha puesto en marcha el “dispositivo de frío” en el Centro de Atención Temporal Mare de Déu del Lledó de Castelló.
Asimismo, próximamente se presentará la iniciativa “Encontres” para paliar el problema de la soledad de las personas mayores y la Semana de la Caridad, en junio, incluirá un acto especial de reconocimiento a los donantes.
Todo ello, sin olvidar los más de 20 proyectos sociales que se realizan desde Cáritas Diocesana y siguiendo con las campañas de ayuda a los damnificados por el terremoto de Turquía y Siria y a los ciudadanos ucranianos que se han visto obligados a abandonar su país por la invasión rusa.
La Conferencia Episcopal presenta los datos de la campaña de la Renta del año 2022, que corresponde al ejercicio fiscal de 2021. En la rueda de prensa han intervenido el vicesecretario para Asuntos Económicos, Fernando Giménez Barriocanal, y el director del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, José María Albalad Aiguabella.
Importante respaldo a la labor de la Iglesia
En los datos se constata que ha aumentado en 84.201 el número de declaraciones en favor de la Iglesia (más del doble que en el año anterior), lo que supone un importante respaldo a la labor de la Iglesia. En conjunto, más de 8,5 millones de españoles marcan la casilla de la Iglesia teniendo en cuenta las declaraciones individuales y las conjuntas, lo que supone el 31,29% de las declaraciones presentadas.
El importe total asignado a la Iglesia se sitúa en los 320.723.062 euros, lo que supone un incremento del 8,5% que va a permitir a la Iglesia hacer frente al aumento de las necesidades sociales en un contexto económico difícil. De media, la aportación que recibe la Iglesia de cada contribuyente que marca la casilla de la X es de 37,73 euros.
Comunión eclesial
Si la cantidad percibida está en relación con la capacidad y fortaleza económica que hay en cada provincia, los mecanismos de distribución tienen como criterio la solidaridad y la comunión entre las diversas diócesis. De modo que las diócesis que están en provincias con rentas altas como Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga o Murcia ayudan a sostener a las diócesis de la España despoblada y, por tanto, con menor capacidad para su sostenimiento. Es un auténtico mecanismo de comunión eclesial de recursos que permite mantener la acción pastoral en lugares en los que, de otro modo, sería casi imposible.
Supone el 22% de la financiación de las diócesis
Por otra parte, la asignación tributaria supone, como media, el 22% de la financiación de las diócesis. Eso significa una progresiva mejora de su capacidad de financiación propia por otras vías al margen de la declaración de la renta (aumento de las colectas propias, trabajo de las oficinas de sostenimiento en las diócesis, etc.).
Declaraciones y porcentaje de asignación en la Comunidad Valenciana
El número total de declaraciones a favor de la Iglesia ha aumentado en 14 de las 17 comunidades autónomas, especialmente Andalucía, Madrid, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana.
En relación con el importe asignado, se ha producido un incremento de la cantidad recaudada en todas las comunidades autónomas. En términos absolutos, los mayores aumentos en euros asignados se producen en Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana.
Especial informativo en portantos.es
Dentro del compromiso de la Iglesia con la transparencia, el Secretariado para el Sostenimiento hace público el especial de los datos hoy presentando en su webportantos.es/gracias, que ofrece la información más relevante de una manera visual y accesible para todos los públicos.
¡Gracias!
La Iglesia agradece el compromiso de todas las personas que sostienen su actividad. Algunos de ellos fueron protagonistas de la campaña del año pasado “Por tantas razones” y hoy agradecen el sencillo gesto que cambia vidas como las suyas.
Muchas personas sostienen la vida de la Iglesia en España con su oración, con la entrega de su tiempo y con la aportación económica, que se hace visible de manera especial en la casilla de la declaración de la renta. A todos ellos va un agradecimiento especial. El Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia (portantos.es) informa del modo en que se puede ayudar a la Iglesia.
Por su parte, el portal donoamiiglesia.es permite donar directamente a cualquier parroquia de España, para hacer llegar directamente las ayudas a las instituciones que las ponen al servicio de la sociedad.
Se celebró ayer tarde en la Concatedral de Santa María, organizado por la M.I. Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús
La Concatedral de Santa María, en Castellón, acogió ayer tarde la celebración del Pregón Diocesano de Semana Santa, organizado por la Muy Ilustre Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, de Castellón, en colaboración con la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa.
En este primer sábado de Cuaresma, el Pregón Diocesano supone, para las Cofradías y Hermandades de Semana Santa de la Iglesia de Segorbe-Castellón, el punto de partida para vivir, a través de la religiosidad popular, la Pasión, Muerte y Resurreción del Señor.
Coincidiendo con el 475º Aniversario de la Fundación de la Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, en Castellón, la pregonera de esta XXXIII edición, fue Mª Teresa Giner Pallarés, cofrade de la Purísima Sangre de Jesús de la rama de industriales, y también presidenta de la Junta Local de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Castellón desde el pasado enero. Mujer de fe y profundamente vinculada a la Real Cofradía de Nuestra Señora del Lledó, entre otros cargos.
El acto estuvo presidido por el Obispo, Mons. Casimiro López Llorente, a quien acompañaron el Delegado Diocesano para la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, D. Pascual Luis Segura; el Consiliario Diocesano para la Junta, D. Federico Caudé; el Deán de la Concatedral, D. Miguel Simón; así como el y Presidente de la Cofradía de la Sangre, D. Juan Antonio Guzmán; y el Hermano Mayor, D. Ignacio Valls.
Pregón Diocesano
En sus primeras palabras, Mª Teresa Giner Pallarés, destacó con emoción, su condición de cristiana, por coincidir este 25 de febrero con el aniversario de su Bautismo, agradeciendo las vivencias y enseñanzas recibidas, a lo largo de los años, por los hermanos y hermanas cofrades. Recordó las palabras de D. Casimiro en su Carta Pastoral para este Año Jubilar Diocesano, en el que «hay que hacer memoria agradecida del pasado», poniendo el acento en las personas sencillas que se se asociaron, a través de la Cofradía, «para ayudar a los más necesitados ante las dificultades que muchos, por aquel entonces, atravesaban, siendo su máxima amar al prójimo siguiendo el Evangelio y proclamando su fe». El pregón supuso, en gran parte, un repaso a las Sagradas Escrituras, con referencias a la grandeza de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Recuerdo agradecido a la Historia
Hubo palabras de agradecimiento y reconocimiento «a quienes iniciaron este camino pero también a todos los que han seguido sus pasos a través de los siglos haciendo posible la realidad de hoy, siendo capaces de superar todas las dificultades sin rendirse y continuando siempre adelante». Palabras que resonaron con fuerza coincidiendo con la celebración del 475º Aniversario de la Cofradía que nos recuerdan a todos los casi cinco siglos de historia de algunas cofradías de nuestra Diócesis, así como aquellas otras que han ido surgiendo, cuya historia, para la pregonera refiriéndose a la propia de la Cofradía de la Purísima Sangre de Castellón, «nos ayuda a comprender la riqueza que encierran, siendo un tesoro de solidaridad, arte, religiosidad, lo hizo poniendo la mirada en el sentimiento de solidaridad hacia quienes lo necesitaban como el origen de su existencia». Del mismo modo, alzó su voz para destacar el papel protagonista «de aquellos hombres y mujeres – refiriéndose a los cofrades- que con la mirada puesta en Jesucristo fueron capaces de transformar la realidad social con la fuerza del Evangelio, siendo un desafío que aún hoy persiste».
En este sentido, sirviéndose de la parábola del Buen Samaritano, reivindicó la necesidad de «seguir el ejemplo de los cristianos que nos precedieron de acercarse al diferente, al necesitado, al desconocido que sufre, superando las barreras de la enemistad, la discriminación y prejuicios que dificultan el trato hacia las personas». Puso en valor «la caridad cristiana que es ejemplo de misericordia, consuelo y fraternidad» y advirtió que «el corazón el cristiano está llamado a hacerse grande y a acercarse al del prójimo de manera sencilla, sin arrogancia, con humildad para transmitir ese amor que – recordando a San Pablo – ni presume ni se engríe».
Salir al encuentro
Reclamó la autenticidad y el significado real del papel de la Cofradía cada tercer domingo de Cuaresma que «sale al encuentro en auxilio de aquellos, que como entonces, llegaban exhaustos en su camino de penitencia» exaltando, precisamente el «acto de caridad que esta salida al encuentro» suponía y que tristemente hoy «parece que ha perdido su esencia convirtiéndose en un mero acto festivo». En este sentido puntualizó y reivindicó que hoy » es un signo con el mismo significado: salir al encuentro y acoger porque es la esencia de nuestra misión a la que se han sumado el resto de cofradías de la ciudad», y recordando al papa Francisco (Fratelli tutti) invitó a «hacerlo juntos porque nadie puede pelear la vida aisladamente, se necesita una comunidad que nos ayude, que nos sostenga y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar adelante».
Fe para creer
Servirse de la condición de cofrade para mostrar a la sociedad que «la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús es nuestra máxima expresión de fe» frente a una sociedad que muestra la misma incredulidad que Tomas (Juan 20, 24-29), dijo, «y necesita ver y tocar para creer». En este sentido se refirió al importante patrimonio artístico y cultural de la religiosidad popular «como muestra del don especial de muchos artistas que han sabido plasmar todo aquello que sucedió hace más de 2000 años y que cambió la humanidad». El arte que atesoran las cofradías ha de servirnos para «transformar nuestros sentidos y avivar nuestras almas porque además de la profunda huella cultural, son imágenes que forman parte de nuestra propia historia». Se refirió al «privilegio que es para todos los cofrades que nos confesamos creyentes mostrar al mundo una lectura que vaya más allá de la contemplación de una obra de arte».
Destacó que en el privilegio de procesionar por las calles «nos debemos dejar guiar por el espíritu del Evangelio y vivir una Semana Santa en la que se manifieste un estilo de vida basado en la seriedad y el compromiso que supone recordar que Jesucristo se abandonó a la voluntad del Padre sufriendo el martirio hasta la cruz, pero pidiendo el perdón para toda la humanidad instantes antes de morir». Y no quedarnos solo en eso, porque, repasando desde la entrada triunfante en Jerusalén hasta su camino en el calvario, «su entrega lo fue de amor tal como pidió a sus discípulos, a quienes llama amigos. No hay amistad sin perdón y no hay perdón sin amor. Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos».
Tesoro de fe, arte y religiosidad
Para terminar se refirió al compromiso que han de asumir las Cofradías y los cofrades, un compromiso dijo, que «va va más allá de la Cuaresma y de la Pascua, que lo es de cada día porque eso es lo que construye la historia». Las Cofradías son «un tesoro de fe, arte y religiosidad pero de nada sirve un tesoro si lo escondemos solo para nosotros», apuntó. Animó a convertirse en «pregoneros del amor, la esperanza, el perdón y la reconciliación para que todos vean que nuestro Cristo Yacente no es una imagen de muerte, sino una imagen de amor, que hemos de dar a conocer al mundo», concluyó.
El Pregón Diocesano concluyó con las palabras de Mons. Casimiro López Llorente, que dio gracias a Dios por Mª Teresa Giner pues sus palabras, dijo, «no solo han sido una reflexión profunda respecto a la dedicación de las Cofradías y a la contemplación de la Semana Santa, sino una confesión pública de la fe». Aplaudió, en este sentido, la organización y celebración del acto «como símbolo de nuestra preparación para celebrar con fe profunda la Semana Santa y con gozo alegre la Pascua».
Con guiño a las palabras de la pregonera, celebró el repaso por la memoria agradecida al pasado «en este año, que la Iglesia Diocesana celebra el Jubileo, mirando nuestro presente y mirar hacia el futuro, que es la perspectiva que debe tener todo aniversario», dijo.
En el análisis del presente, se refirió al individualismo y a la secularización de la sociedad actual, invitándonos a interpelarnos en caso de que decaiga nuestra fe, y «buscando la respuesta en Cristo Jesús que es la fuente de nuestra fe, porque muere y resucita para que tengamos vida eterna y que en Él acojamos el amor de Dios y ahí – destacó- es donde hay que poner el acento porque vivimos un tiempo complicado para mantener la fidelidad en la fe».
Pandemia espiritual
El Obispo exhortó a los presentes a volver la mirada hacia todos esos rostros necesitados y «avivar nuestra fe en Él desde el encuentro con Él, vivo y resucitado». Superada la pandemia, valoró que hemos sufrido también una «pandemia espiritual que nos ha hecho más individualistas, dejando atrás aquella solidaridad inicial, sin percibir que siguen existiendo aquellos que nos necesitan». Recordó que ese es «el peligro al que se enfrentan, no solo las cofradías, sino también la Iglesia» y avalando el importante legado de tradición, cultura y fraternidad que implican las cofradías, pidió que, ante todo, sean «expresión de la fe y de la fidelidad cristiana siendo promotores de reconciliación y de la paz, mirando a la cruz porque, precisamente, de ahí brota el amor, la reconciliación y el perdón».
Durante el acto se entregaron obsequios de reconocimiento, a Mª Teresa Giner como pregonera, pero también a D. Feliope Monfort Gómez, presidente de la M.I. Cofradía de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Vila-real, por la organización del Pregón Diocesano de 2022, así como a Dª. Mª Carmen Gozalbo, Secretaria de la Cofradía de Jesús Nazareno, organizadores de la procesión diocesana de la Semana Santa del pasado año.
La celebración estuvo acompañada por la interpretación magistral de varias piezas musicales por parte de la Coral Vicent Ripollés bajo la dirección de Jordi Ràfols. Siendo todas ellas aplaudidas por el numeroso público que asistió al acto, destacó el Misere que el propio Vicent Ripollés compuso, cuya partitura original que regaló a la Cofradía de la Sangre, generosidad que le fue agradecida nombrándolo cofrade honorario. La partitura se extravió y dejó de interpretarse hasta que fue encontrada hace unos años, reestrenándose la tarde de ayer.
El Altar, especialmente engalanado para la ocasión, estuvo acompañado de la imagen de la Mater Dolorosa que el artista Adsuara tallara en 1942 para la Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús.
VI Encuentro Diocesano de Jóvenes en Segorbe con motivo del Año Jubilar Diocesano
Casi 250 adolescentes y jóvenes confirmandos se han unido hoy a la celebración del Año Jubilar Diocesano durante el VI Encuentro que, organizado por la Delegación para la Infancia y la Juventud, se ha celebrado extraordinariamente en Segorbe.
La S.I. Catedral ha acogido a los peregrinos, procedentes de diferentes comunidades parroquiales de la Diócesis, así como a sus párrocos y catequistas en una jornada que ha sido de júbilo y celebración, pero también de reencuentro con Jesucristo en este proceso de maduración y crecimiento de fe que supone prepararse para recibir el Sacramento de la Confirmación. Han participado las parroquias de San Miguel, San Vicente Ferrer, Santa María y La Sagrada Familia (Castellón); la parroquia de San Francisco, y la Arciprestal San Jaime (Vilarreal): También las parroquias de San Bartolomé de Nules, San Jaime de Oropesa del Mar, San Bartolomé de Torreblanca, Santo Tomás de Benicassin; La Asunción de La Vall d’Uixó, y las parroquias de Betxí, Segorbe y Azúebar. Del mismo modo se han sumado a este Encuentro Casa de Misericordia, Jòvenes en el corazón de Cristo, Juniors el Carmen y Scouts Tramuntana Almassora, entre otros movimientos juveniles de la Diócesis
A primera hora de la mañana se concentraban en la explanada del Santuario de la Cueva Santa, Patrona de la Diócesis de Segorbe-Castellón, y en el interior ha habido una pequeña celebración, con la bendición de los peregrinos y la lectura del Evangelio. Desde allí han emprendido camino a pie hasta Segorbe.
En este especial peregrinaje a la Iglesia Madre de nuestra Diócesis, «hemos considerado muy oportuno hacerlo de la mano de María, que acoge y abraza a todos nuestros jóvenes para llevarlos hasta su Hijo», ha señalado D. José Miguel Sala, Delegado Diocesano para la Infancia y la Juventud.
Con gran entusiasmo y alegría se ha iniciado la jornada «en camino» simbolizando que ellos – los jóvenes – «también lo hacen en comunión con nuestro Obispo para salir a la misión que la Iglesia les encomienda de anunciar la alegría del Evangelio a aquellos otros que están más alejados o que ni tan siquiera conocen a Jesucristo».
Acompañarles en este proceso supone, según advierte el Delegado Diocesano, «compartir sus inquietudes y sus anhelos, escucharles y comprender las dificultades a las que muchas veces se enfrentan en el camino de la vida». De hecho para el Encuentro de hoy, la Delegación Diocesana ha preparado material que les ha ayudado a vivir la jornada de la mano del mejor amigo: Jesús, a través del Sacramento de la Confesión.
Llegados a Segorbe, han sido acogidos en la Capilla del Seminario Diocesano. En procesión se han dirigido a la S.I. Catedral donde, tras cruzar la Puerta Santa, renovar el Bautismo y profesar su fe, han participado en la Santa Misa que ha presidido Mons. Casimiro López Llorente.
Tras la proclamación de la Palabra, D. Casimiro ha agradecido al Cabildo Catedral la acogida y ha mostrado su agradecimiento a los catequeistas y sacerdotes que han acompañado hoy a los jóvenes catecúmenos “por sembrar en ellos la Palabra del Señor y llevarlos hasta el encuentro con Él” por todos los frutos que ello supone.
Durante la homilía, se ha referido a la importancia histórica de la celebración que supone casi ocho siglos de historia de nuestra Diócesis desde que la Santa Sede creara la Cátedra del Obispo en Segorbe, como signo de la sucesión apostólica, que ininterrupidamente, nos remonta a la Iglesia misma de Jesús, por lo que sus primeras palabras han sido para dar gracias a Dios por la Iglesia de Segorbe-Castellón y por los dones concedidos a lo largo de la historia.
Así ha repasado junto a los adolescentes y jóvenes los signos de la celebración jubilar y que, como recordaba “comenzaba en la Cueva Santa para caminar juntos al encuentro con el Señor” resaltado la importancia de “caminar juntos como cristianos tal como lo hacía Jesús junto a sus discípulos” y formar así “la familia de los amigos de Jesús”.
La unión de todos hoy, forma, ha dicho D. Casimiro, una parte del Pueblo de Dios de Segorbe-Castellón, “independientemente de la parroquia a la que pertenecemos o del movimiento de la Iglesia con el que caminamos en la fe, todos formamos parte de la familia de los Hijos de Dios y amigos de Jesús”.
Ha recordado el paso por la Puerta Santa, “signo vivible del mismo Jesús que es la puerta para entrar en su comunidad e ir al Padre, haciendo estación ante la presencia real de él en medio de nosotros a través de la Eucaristía”.
Les ha animado a ser piedras vivas de la Iglesia que camina en Segorbe-Castellón “en comunión con Dios y con los hermanos para salir a la misión y anunciar la alegría del Evangelio”. No ha sido ajeno nuestro Obispo a las especiales dificultades a las que se enfrentan los jóvenes en la sociedad actual y que, en alguna circunstancia provocan consecuencias irremediables haciendo alusión al elevado índice de suicidios entre la gente joven.
En este sentido les ha animado a “mirar a Jesús ante la falta de esperanza, ante el desaliento o el desánimo porque Él es la luz que nos guía en el camino” y hacerlo presente en los demás, sintiéndose siempre “invitados por el Señor a llevar todos juntos la alegría y la esperanza que da su Evangelio bajo la protección de la Virgen de la Cueva Santa”.
La jornada ha continuado con la comida fraterna para participar, ya por la tarde, en tres interesantes talleres que se han organizado pensando, precisamente, en aquellas cuestiones que son más susceptibles de empatizar con ellos y así dar respuesta cristiana a las muchas inquietudes que manifiestan. Así, los influencers católicos Quique y Mery han sido los ponentes del taller sobre el noviazgo; Juan Colomina, psicólogo y experto en adicciones les ha ayudado a conocer pautas y herramientas para evitar caer en este mal que, en diferentes tipologías atrapa a muchos jóvenes. Por último se ha celebrado una charla de series y películas ofrecida por el escritor y director de cine, Diego Blanco.
Los jóvenes confirmandos también han podido celebrar un rato de oración íntima con el Señor a través de la Adoración al Santísimo Sacramento del Altar. Y como no hay encuentro de jóvenes sin música, la Delegación Diocesana ha organizado un concierto con la rapera católica Aisha que ha servido para poner el colofón a un Encuentro en el que los adolescentes y jóvenes de nuestra Diócesis, han ganado también su Jubileo.
La Cuaresma, recién comenzada, es un tiempo de gracia y de salvación, que nos conduce a las celebraciones pascuales. Este tiempo nos llama a renovar nuestra fe y vida cristiana, personal y comunitaria, a saciar nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y a recibir con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo.
Dios es misericordia. En su Hijo Jesucristo, la misericordia encarnada, Dios nos espera siempre, sale a nuestro encuentro, se hace cercano a todos los hombres y nos reconcilia consigo, con nosotros mismos, con el prójimo y con toda la creación. En la persona de Cristo, Dios no deja de llamarnos e invitarnos a recuperar o intensificar la amistad con Él. Tan sólo tenemos que responder a sus invitaciones y abrirle nuestro corazón, para recuperar nuestra amistad con Dios, ser perdonados, reconciliados y sanados.
El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son los santos medios que nos propone la Iglesia para intensificar la vida del espíritu en este tiempo cuaresmal y que nos preparan para el encuentro salvador con Dios; son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. Ese triple ejercicio nos ayuda a que el paso de Dios por nuestras vidas en la cuaresma no sea en vano. Es verdad que sabemos que la Iglesia nos propone estos medios para la Cuaresma. Pero ¿los consideramos como algo trasnochado o, por el contrario, los acogemos cordialmente como medios necesarios para nuestra renovación espiritual? ¿Sabemos ir más allá de su mero cumplimiento?
La oración cristiana es estar y hablar con Dios. Como dice Sta. Teresa de Jesús, la oración es “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. Y ‘tratar de amistad’ y ‘tratar a solas’ implica buscar estar a solas con Aquél que “sabemos nos ama”. Quien está a solas y en silencio con Dios, se deja hablar e interpelar por Él. Dios nos habla de muchas maneras: a través de las personas, de los pobres, de los acontecimientos de cada día, pero sobre todo y de modo especial por su Palabra: por su Hijo, Jesús, que es la Palabra encarnada, y por su Palabra escrita, contenida en la Sagrada Escritura que nos llega en la tradición viva de la Iglesia. La oración personal es una práctica vital para nuestra vida espiritual; es como la respiración de nuestra alma. Si nos falta la oración, la muerte de nuestra alma está asegurada. Sería bueno proponernos para esta cuaresma momentos precisos de oración, a poder ser al comienzo de cada jornada, antes de cualquier otra acción, sirviéndose del Evangelio del día. Tonificados por la oración, el día y el trabajo, nuestras relaciones en la familia, en el trabajo o en el ocio serán distintas.
Junto a la oración, el Señor nos propone el ayuno durante todo el tiempo cuaresmal y no sólo en los días establecidos por Iglesia; a saber, el ayuno, el miércoles de ceniza y el Viernes santo, y la abstinencia de comer carne, todos los viernes de Cuaresma. Hemos de ayunar no sólo de alimentos materiales, sino también de todo aquello que dificulta nuestra apertura a Dios y al hermano necesitado, y engorda nuestro egoísmo; hemos de ayunar de todo aquello que favorece los vicios, las pasiones, las ataduras a las cosas y el egocentrismo. Hemos de ayunar, en definitiva, de todo aquello que mata nuestro amor a Dios y a los hermanos. Ayunar es autocontrol, negación de sí mismo, ascesis, renuncia a las cosas superfluas, incluso a lo necesario, para que su fruto redunde en ayuda a los más necesitados. En un mundo dominado por el consumo y el afán del dinero, que potencia el endurecimiento del corazón ante tanta pobreza y sufrimiento, necesitamos ayunar. Y hemos de hacerlo para ayudar a los necesitados. El ayuno de los ricos debe convertirse en alimento de los pobres y los pobres en alimento de los ricos.
Junto a la oración y al ayuno, el Señor nos propone el ejercicio de la limosna, que se expresa en gestos de amor hacia el hombre herido y en obras de caridad hacia los más necesitados de cerca o de lejos. Hemos de saber compartir nuestro dinero; pero también nuestro tiempo y nuestra preocupación activa por el bien del otro, necesitamos aligerar nuestras mochilas para recorrer con presteza el itinerario cuaresmal. Así llegaremos llenos de alegría a la meta de la Pascua.
El Delegado Diocesano de Cáritas, D. Sergio Mendoza, y el Director, D. Francisco Mir, han mantenido esta ,mañana un encuentro con D. Casimiro, al objeto de informarle «respecto al transcurso de los proyectos, actividades y nuevas iniciativas que en nuestra Diócesis se están ejecutando en el presente curso pastoral».
En este sentido han informado de que el Proyecto Social Betania, que nació este Año Jubilar con el fin de ayudar a familias y personas con recursos limitados, al acceso a la vivienda, creando una cartera de viviendas en alquiler. De esta forma, anima a la comunidad cristiana a poner en alquiler los pisos vacíos que sean de su propiedad para que las familias más vulnerables puedan hacer frente a un alquiler social. Cáritas es el aval de cara a la propietario, pues no solo se compromete a prestar apoyo y acompañamiento a las Cáritas Parroquiales y a sus voluntarios en la gestión de los contratos de alquiler, sino también a dar cobertura a quienes pongan sus propiedades a disposición de este Proyecto. Cáritas Diócesana cuenta para este proyecto social, con un total de 85.000€ proveniente de un legado, a los que hay que sumar 3.600€ de las colectas de las peregrinaciones jubilares a la Catedral de Segorbe,según han informado hoy a D. Casimiro. En este sentido, Francisco Mir, ha realizado un llamamiento a las comunidades cristianas de las parroquias de nuestra Diócesis a consultar el proyecto a través de los párrocos y, en caso de que puedan ofrecer alguna vivienda para promocionar este alquiler social, se sumen al proyecto.
Del mismo modo han abordado la recta final de las obras construcción del centro parroquial de Santos Evangelistas y de “El Pati”, destacando «la encomiable colaboración del Excmo. Ayuntamiento de Vila-real en este proyecto en el que la Iglesia de Segorbe-Castellón, a través de Cáritas acogerá y reinsertará en la vida social a personas en situación de sin hogar», ha señalado Francisco Mir.
Del mismo modo, han puesto en común la importante labor que desde Cáritas se está realizando en el Centro de Atención Temporal Mare del Déu del Lledó (albergue municipal), sobre todo por la puesta en marcha del denominado «dispositivo de frío» por el que estas últimas semanas en las que la climatología se ha endurecido, se han atendido a 20 personas en situación de sin hogar.
Durante la visita han presentado a D. Casimiro el Proyecto Encontres que bajo el lema «Acompañar a la soledad» pretende abordar la soledad en la que muchas personas mayores y enfermas viven la fe sin poder acudir a los centros parroquiales. Desde Cáritas Diocesana afirman que «la realidad de la soledad afecta a gente de todos los niveles, con o sin recursos» y la califica de “nueva pobreza”. Es por ello que ha organizado un curso de formación, especialmente dirigido a sacerdotes y diáconos (también a aquellos voluntarios más comprometidos) y así «dar respuesta, con toda humildad, pero con el mayor compromiso posible ante esta situación y ofrecer formación para todos aquellos que acompañan en la soledad a muchas personas». El curso tiene una duración de 8 horas, es de carácter presencial, y tendrá lugar el próximo 23 de marzo,en los salones de San Pablo en la calle pescadores, 19 de Castellón.
Del mismo modo han abordado los actos que se van a programar con motivo de la Semana de la Caridad que se celebrará el próximo mes de Junio para lo que, tal como le han adelantado a D. Casimiro, se va a celebrar, como novedad, un acto especial de agradecimiento al donante.
Por último han comentado el compromiso de Cáritas Diocesana con los afectados en el terremoto de Turquía y Sira, para lo que desde la Iglesia de Segorbe-Castellón ya ha enviado los primeros 25.000€, que se suman a los 200.000€, que Cáritas Española remitió nada más producirse la tragedia.
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