El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, ha dirigido una carta a todos los catequistas, profesores de religión y profesores cristianos, con motivo del Año Jubilar que estamos celebrando desde el pasado día 12 de abril por el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe.
Todos estamos llamados a acoger este tiempo de gracia, pero de un modo especial «los catequistas, en el proceso de iniciación cristiana de niños, jóvenes o adultos o en el neocatecumenado de adultos ya bautizados»; los profesores de Religión «en la transmisión de la fe y moral de la Iglesia»; y los profesores cristianos «en la transmisión de los valores evangélicos por la palabra y el testimonio de vida en el ejercicio de vuestra tarea docente».
Es por ello que realiza una invitación singular a participar en la celebración del Jubileo en la Catedral de Segorbe, que tendrá lugar el sábado día 15 de octubre: a todos los catequistas de parroquias, colegios y del Camino Neocatecumenal, a todos profesores de Religión en colegios e institutos, así como a los profesores cristianos.
El Jubileo comenzará en la Capilla del Seminario de Segorbe a las 10:00 h. para salir en procesión-peregrinación hacia la Catedral a las 10:45 h., y allí celebrar los ritos y la Santa Misa. Además, al final de la celebración, el Obispo enviará a los catequistas y entregará la missio a los profesores de Religión.
Este sábado iniciamos un nuevo curso pastoral con la Jornada diocesana en el Seminario Mater Dei. Un nuevo curso es un tiempo de gracia de Dios para crecer en santidad y comunión como Iglesia peregrina del Señor al servicio de la misión. Jesús nos dice a todos: “Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado” (Mt 28,19-20).
Puede que estemos cansados y desalentados, pero el Señor nos envía de nuevo. Hemos de salir a los caminos y a las periferias con una finalidad bien precisa: Hacer discípulos del Señor mediante el anuncio de Jesucristo vivo, que lleve al encuentro con personal con Él, a la conversión y adhesión a su Persona y a su Evangelio, al bautismo y a una vida conforme con lo que Jesús nos ha enseñado.
La misión de nuestra Iglesia corresponde a cuantos la formamos: a cada uno de los bautizados conforme a su vocación, carisma y estado –laicos, religiosos, diáconos y sacerdotes- y a cada una de las comunidades cristianas. Nuestra Iglesia entera –miembros y comunidades- estamos llamados a ponernos en estado de misión y a comprometernos en el anuncio del Evangelio, que lleve al encuentro personal y transformador con Jesucristo, que “da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Benedicto XVI, Deus caritas est, 1).
Este curso nos vamos a centrar en tres cosas: la celebración del Año Jubilar, la reflexión sobre nuestra Iglesia Diocesana y la preparación de un nuevo Plan diocesano de Pastoral. Me detengo brevemente en la celebración del Jubileo que comenzábamos el pasado día 12 de abril.
Algunos de los actos jubilares ya se han llevado a cabo, pero la mayoría tendrán lugar en este nuevo curso, hasta la clausura del Jubileo el 16 de abril de 2023. De los actos pendientes quiero resaltar las peregrinaciones por Arciprestazgos a la Catedral en Segorbe. Hemos de prepararlas con esmero pues de ello dependerán en gran medida los frutos espirituales, personales y comunitarios del Jubileo.
Recordemos que el objetivo del Año Jubilar es Crecer en comunión para salir a la misión. Se trata de la comunión con Dios y con los hermanos para salir a la misión siempre nueva de anunciar a Cristo vivo y su Evangelio. Como nos recuerda el papa Francisco, la misión pide evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo para anunciar la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios (cf. EG 259). Hemos pues de cuidar y favorecer la conversión y la renovación espiritual, personal y comunitaria, para crecer en la comunión. Esta es la fuente, la fuerza y la meta de la misión. Sin comunión no será posible la necesaria renovación pastoral y misionera de nuestra Iglesia. Una comunión viva y vivida hará de todos nosotros “evangelizadores con Espíritu”.
La comunión con Dios y los hermanos es un don de Dios, que hemos de suplicar con insistencia y acoger con gratitud. Estamos necesitados de Dios, de su Palabra, de su vida y de su gracia: esta es la fuente de la vitalidad espiritual, pastoral y misionera de nuestra Iglesia diocesana y de cuantos la formamos. El Jubileo nos llama a volver nuestra mirada y nuestro corazón a Dios para convertirnos a Él, nos ofrece la oportunidad y la gracia de recuperar y/o fortalecer la comunión con Dios y con los hermanos. Reconozcamos con humildad nuestros pecados, nuestras tibiezas y nuestras mundanidades; pidamos perdón a Dios y a los hermanos con sinceridad y con mucha humildad. Abrámonos al abrazo del perdón misericordioso del Padre que nos espera en el sacramento de la Penitencia. Recuperemos la alegría de estar en la casa del Padre formando parte de su Iglesia, que es su Pueblo, la familia de los hijos de Dios.
Os animo a todos a participar en las peregrinaciones a la Catedral y a cuidar con esmero su preparación espiritual. Es una buena oportunidad para intensificar la oración personal y comunitaria. Pido a los sacerdotes que ofrezcan el sacramento de la Reconciliación. Para ganar la Indulgencia plenaria del Jubileo es necesaria, entre otras cosas, la confesión personal de los pecados.
Sin la gracia de Dios, sin la savia de la Vid que es Cristo Jesús y sin la fuerza del Espíritu nada podemos ser o hacer ni como cristianos ni como Iglesia. Vivamos el nuevo curso pastoral con ánimo y esperanza renovados. El Señor Jesús es nuestro compañero de camino y su Espíritu nos ilumina, alienta y fortalece. ¡Que la Virgen de la Cueva Santa nos guíe, proteja y aliente en este nuevo Curso pastoral!
POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEGE APOSTÓLICA,
OBISPO DE SEGORBE-CASTELLÓN
Ante preguntas acerca de la vigencia de las medidas de prevención a causa del Covid-19 en los actos de culto público y las actividades pastorales en los templos y dependencias eclesiales, establecidas en nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón;
Teniendo en cuenta los datos de la evolución de la pandemia en la Comunidad Valenciana y la supresión por la Generalitat Valenciana de gran parte de las restricciones en las distintas actividades:
Considerando la Resolución de 21 de abril de 2022, de la Consellera de Sanidad Universal y Salud Pública, que recomienda que “las personas con una mayor vulnerabilidad” sigan usando mascarilla, y que se haga “un uso responsable de las mascarilla en espacios cerrados de uso público en los que las personas transitan o permanecen un tiempo prolongado”, por lo que deja de ser obligatorio el uso de mascarilla en los lugares de culto y otros espacios de la Iglesia; por el presente
DISPONGO
1. Quedan derogadas las “Disposiciones de prevención para la celebración del culto público y tareas pastorales en la Diócesis de Segorbe-Castellón después del cese del estado de alarma”, establecidas por decreto de 10 de julio de 2020.
2. Se recomienda el uso de mascarilla por las personas con una mayor vulnerabilidad y su uso por parte de todos en espacios cerrados en los que las personas permanezcan un tiempo prolongado.
3. En la celebración de la Santa Misa se recomienda asimismo:
a) Cubrir el cáliz, la patena y los copones con la palia durante la celebración eucarística, máxime si el celebrante no usa mascarilla.
b) Utilizar gel hidroalcohólico, antes y después de distribuir la sagrada Comunión.
c) Usar la mascarilla en el momento de la distribución de la sagrada Comunión, por la mayor proximidad a los fieles, así como recuperar el diálogo personal de este momento (“El Cuerpo de Cristo” “Amén”) en lugar de hacerlo de forma general.
4. Dada la persistencia del Covid-19 es necesario ser prudentes manteniendo la distancia personal adecuada, evitando el contacto personal y ventilando los espacios, para prevenir contagios ajenos y propios.
Dado en Castellón de la Plana a 9 de septiembre de 2022.
Mons. Casimiro López Llorente ha presidido la Solemne Eucaristía en su honor
Desde primera hora de esta mañana, el Santuario de Nuestra Señora de la Cueva Santa (Altura) se ha convertido en centro neurálgico al que han acudido cientos de fieles para honrar y venerar a la Virgen de la Cueva Santa.
A pesar de que la fiesta este año es mañana domingo, 11 de septiembre, un Decreto de nuestro obispo publicado la semana pasada, trasladaba la celebración al día de hoy «con el deseo de favorecer y extender la devoción a la Virgen de la Cueva entre nuestros fieles así como en las comunidades parroquiales y otras comunidades eclesiales».
Máxime este año en el que, el Año Jubilar Diocesano que, con motivo del 775º Aniversario de la creación de la sede espiscopal en Segorbe, estamos celebrando, se ha puesto bajo el patrocinio de Nuestra Señora de la Cueva Santa.
La Solemne Eucaristía ha estado presidida por Mons. Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón, y concelebrada por el Vicario General, Javier Aparici y el Rector del Santuario, Juan Manuel Gallent, así como el Vicario de Pastoral, Miguel Abril, el Vicario del Clero, Marc Estela y el Deán de la Catedral de Segorbe, D. Federico Caudé. La celebración ha estado marcada por la devoción y el culto a la Blanca Paloma, Patrona de nuestra Iglesia diocesana, en la que han participado también una nutrida representación de los sacerdotes de la diócesis, así como los seminaristas.
A través de la liturgia de la Palabra, los fieles han podido loar a Dios, creador del mundo y protector de su pueblo. El cántico de Judit (13, 14. 17-20) nos ha recordado a un «Te Deum» solemne después de una gran victoria en la que el enemigo ha sido derrotado.
«Tu eres el honor de nuestro pueblo»(Jdt 13, 18bcde. 19) rezaba el Salmo que ha precedido a la lectura del Evangelio según San Lucas (1, 39-47) en el que la Virgen María «proclama mi alma la grandeza del Señor». A través de la Virgen María, hoy hemos sentido la inmensa alegría del encuentro con Jesucristo a través de la Eucaristía. Y es que pocos encuentros evangélicos son tan llenos de alegría y de gozo. Una alegría tan abrumadora, que siente vibrar en su vientre al Hijo de Dios y pone en valor la actitud de servicio de la Virgen hacia su prima Isabel.
Y, a la luz de la Palabra proclamada, la homilía de nuestro Obispo ha puesto el énfasis en las virtudes de María, Madre de Dios, «modelo y guía para todos los fieles».
Las primeras palabras de D. Casimiro han sido de acción de gracias y de recuerdo a todos los afectados por el incendio que, el pasado mes de agosto, afectaba a miles de vecinos de diferentes municipios de la comarca y dejaba el fuego a escaso metros del Santuario, aunque es visible que afecto al paraje que lo rodea. De esta forma, el agradecimiento que se ha elevado a la Virgen de la Cueva Santa por su intercesión.
de lImagen del Rosario Monumental del Santuario de la Cueva Santa, hasta donde llegaron las llamas
Escuchar, creer, acoger y actuar
Durante la homilía, el Obispo ha puesto en valor estas cuatro actitudes de María, exhortándonos a imitarla «allí donde el Señor ponga nuestra vocación, seamos como María, una Iglesia misionera que escucha su palabra, cree en Él, acogemos su voluntad y actuamos según su llamada seremos portadores de Cristo y del Evangelio como María, sirviendo al necesitado, no solo de pan, sino de Dios».
La Virgen, Nuestra Señora de la Cueva Santa, es «defensora, protectora, abogada e intercesora ante Dios, y también guía de nuestro caminar porque ella dirige y orienta nuestra mirada, nuestros pasos y nuestra vida hacia su Hijo, el Hijo de Dios, el Salvador, el Camino, la Verdad y la Vida».
En ese sentido se ha referido también a la protección de María «a quien podemos acudir en los momentos de debilidad o de aflicción, de dificultad y de incertidumbre, como también en los momentos de alegría o de alivio». Ella es quien nos lleva a Cristo, y «nos enseña a vivir fieles a nuestra fe y existencia cristiana en el seno de la Iglesia diocesana».
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También ha habido referencias al Año Jubilar que estamos celebrando en el que la Virgen de la Cueva Santa ha de ser nuestra referencia y modelo. Así, nos ha exhortado a «dejarnos renovar para crecer en comunión y salir con alegría a la misión». Para hacerlo hemos de mirar «con fe y devoción a la Virgen de la Cueva Santa, escuchemos sus palabras y contemplemos su vida: acojamos de sus manos la gracia del encuentro o re-encuentro personal y comunitario con su Hijo y que transforme nuestros corazones».
Bajo la dirección de D. David Montolio, la parte musical de la celebración ha corrido a cargo de la Capilla de la S.I. Catedral de Segorbe, acompañados en los acordes por el organista de la Catedral, Santiago Díaz. Al concluir la ceremonia se han cantado los Gozos.
La celebración ha finalizado en la plaza de la explanada del Santuario donde los trabajadores del Santuario y voluntarios de la parroquia de Altura ha preparado un ágape que ha servido para confraternizar. Hasta la Virgen de la Cueva Santa han acudido hoy fieles de diferentes puntos de nuestra Diócesis atraídos por la devoción a la Patrona de la Diócesis a la que le es reconocida su intercesión.
Algunos de los fieles han visitado el Santuario y participado en la celebración en recuerdo de sus antepasados que, «acudían en carro tirado por mulas en peregrinación en agradecimiento por los favores concedidos». Y otros tantos llamados por la invitación que nuestro Obispo hizo extensiva esta semana pasada a toda la Iglesia de Segorbe-Castellón «por ser este un Año de Gracia en el que celebramos -decían- el Año Jubilar y en apoyo a nuestro pastor».
Nuestro Obispo, D. Casimiro, ha dirigido una carta a todo el Pueblo de Dios de la Diócesis de Segorbe-Castellón animando a participar en la Santa Misa en el Santuario de la Virgen de la Cueva Santa, nuestra Madre y Patrona,el próximo sábado día 10 de septiembre a las 11 h. de la mañana.
«El pasado agosto ha sido un mes muy atípico», indica, por las altas temperaturas, por la sequía y por los devastadores incendios que han afectado a varios municipios de la Diócesis, en especial el de Bejís y el de Les Useres. También tiene en cuenta otras situaciones preocupantes y que producen desazón, entre ellas la guerra en Ucrania, la crisis económica y la energética, y todas las consecuencias que sufrirán, de un modo más acusado, las familias más desfavorecidas.
Es por ello que mueve a sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y a fieles devotos a darle gracias a la Virgen por su protección, pues «el incendio quedó a las puertas del Santuario y no hay que lamentar pérdidas de vidas humanas», pero también a pedirle «su intercesión por las necesidades propias y ajenas, especialmente por los que han sufrido directamente los incendios».
Del mismo modo, el día de la Fiesta litúrgica de la Virgen de la Cueva Santa es el momento para dar gracias a Dios por todos aquellos que han estado luchando contra las llamas, y le pediremos «que nos envíe la lluvia tan necesaria para nuestras fuentes, campos y bosques. Y bajo la protección de la Virgen María pondremos el nuevo curso pastoral y los frutos del Año Jubilar diocesano».
Nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, ha dispuesto a través de un Decreto el trasladado de la celebración litúrgica de la Fiesta de la Virgen de la Cueva Santa, patrona de la Diócesis de Segorbe-Castellón, al sábado 10 de septiembre.
Tal y como indica en el documento, la Fiesta de nuestra Patrona es el día 11 de septiembre, pero se ha trasladado considerando que este año cae en Domingo, «que por ser Solemnidad tiene prioridad sobre las Fiestas». El fin, explica el Obispo, es que todos podamos celebrarla y vivirla. Además, recuerda que a la Virgen le hemos encomendado la celebración del Año Jubilar diocesano, albergando el deseo de «favorecer y extender la devoción a la Virgen de la Cueva entre nuestros fieles así como en las comunidades parroquiales y otras comunidades eclesiales».
Del mismo modo, el Decreto dispone que en todas las iglesias se celebre «la Misa de la Bienaventurada Virgen María de la Cueva Santa. El rezo del Oficio divino o Liturgia de las Horas será el propio de la Virgen de la Cueva Santa», teniendo en cuenta que «las Misas vespertinas del sábado, así como las primeras Vísperas serán ya del Domingo XXIV del Tiempo ordinario».
También que en la monición de entrada de las Misas se haga referencia «al patrocinio diocesano de la Virgen de la Cueva Santa», que en las preces se pida «su intercesión por la renovación espiritual, pastoral y misionera de nuestra Iglesia diocesana y por los frutos del Año Jubilar», y que en la homilía se explique «el significado del patrocinio de la Virgen de la Cueva Santa para toda la Diócesis».
Durante una entrevista en COPE CASTELLÓN este mediodía
El Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, ha participado este mediodía en una entrevista que se ha emitido hoy en el programa de la Cadena Cope «Mas Castellón» realizada por el Director, Raúl Puchol.
Durante el encuentro, D. Casimiro ha repasado los asuntos más destacados de este Curso Pastoral entre los que ha destacado la importante celebración del Año Jubilar Diocesano que también centrará parte del inicio del curso próximo donde se van a celebrar las peregrinaciones a la Catedral Basílica de Segorbe por Arciprestazgos.
Del mismo modo se ha referido a los tres principales ejes en los que se va a centrar el Curso Pastoral 23-24, afirmando que lo será de «celebración» porque van a tener lugar el resto de actos, celebraciones y actividades programadas con motivo del Jubileo que se clausurará en Abril de 2023; también de «profundización» pues tras la reflexión en la fase diocesana del Sínodo de los Obispos se seguirá trabajando a petición de los grupos con el objetivo, ha dicho, «de recuperar la alegría de la fe» y, por último de «formación» a través del acompañamiento personal.
D. Casimiro también se ha referido a otros asuntos que han centrado el presente curso valorando muy positivamente el regreso al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes donde ha habido una presencia destacada de jóvenes que son, ha afirmado, «el presente y el futuro de la Hospitalidad Diocesana», así como otros temas importantes en los que se ha trabajado y que centrarán parte del compromiso de la Iglesia Diocesana en el próximo curso como es la Defensa de la Vida y la Educación.
Esta presidido por D. Casimiro López Llorente, Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón
La reunión, de carácter ordinario, comenzó ayer a las 9,30 de la mañana con la celebración de una Eucaristía en la Capilla de Santa Teresa de la Casa de Espiritualidad de los Hermanos Carmelitas, en el Desierto de las Palmas.
La reunión del Consejo Episcopal para los Asuntos Jurídicos de la Conferencia Episcopal Española, que está presidido por nuestro Obispo, se ha celebrado en dos jornadas y finalizará hoy a las 16.00h de la tarde.
Este Consejo, es un órgano consultivo de la Conferencia Episcopal que tiene como función asesorar en cuestiones de índole jurídica (canónica, civil y concordataria) a los órganos de gobierno de la Conferencia episcopal y a los miembros de la misma.
De sus competencias, entre otras, destacan las cuestiones derivadas de la aplicación de los acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español en las que está prevista, directa o indirectamente, la intervención de la Conferencia Episcopal, así como las materias de legislación civil española y autonómica que afectan a la misión de la Iglesia.
El pasado viernes por la noche regresaban a Castellón los hospitalarios, enfermos y peregrinos que han regresado, en peregrinación diocesana, al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes tras dos años de pandemia. Casi prácticamente sin restricciones, con todas las precauciones y con una agenda de celebraciones repleta, este año, en Lourdes, se ha podido volver a sentir a la Virgen, y de su mano, encontrarse con el Señor a las casi 300 personas que han participado de la peregrinación de nuestra Diócesis.
Poco antes del regreso, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón hizo balance (ver vídeo) de lo que ha significado regresar al Santuario. En primer lugar, D. Casimiro da gracias a la Virgen «por habernos acompañado en todo este tiempo y recuperar el ánimo y la esperanza». Ha tenido también palabras de recuerdo para todos aquellos que, durante este tiempo, «han sido llamados por el Padre», y también por todos los que han contribuido, desde su experiencia profesional y esfuerzo, a contraer efectos peores en esta pandemia, como ha sido el trabajo de los sanitarios.
Todos los integrantes de la peregrinación (casi 300 en total) han participado activamente en cada una de las celebraciones y actos que tuvieron lugar entre el lunes 27 y el viernes 30 de junio. La peregrinación arrancaba con el largo viaje en autobús por parte de la gran mayoría de participantes. Otros se adelantaron para que a su llegada todo estuviera organizado en el Accueil Notre-Dame, hospital del Santuario donde se hospedan los enfermos.
El martes a primera hora de la mañana, los peregrinos pudieron pasar por la gruta, donde es habitual pasar las manos por las rocas de donde brota el agua. Fue uno de los momentos donde la devoción a la Virgen, Nuestra Señora de Lourdes, se manifestó con mayor fervor. A los pies de la gruta esperaba el Obispo, D. Casimiro, para bendecir a todos y cada uno de los participantes. Allí se vivieron momentos realmente emocionantes, también se visualizó que siempre hay lugar para la esperanza y sobre todo para avivar nuestra fe.
Tras el saludo a la Virgen, a los pies de la Gruta, se celebró la Proclamación de la Palabra en la Basílica del Rosario y un acto Penitencial, lo que supuso la administración del Sacramento de la Reconciliación, sanando heridas y recibiendo la ansiada Misericordia del Señor, que se compadece de todos sus hijos.
Ya por la tarde se celebró una Misa en la Capilla de Santa Bernadette, presidida por D. Casimiro, donde se administró la Unción de Enfermos por parte de D. Casimiro y los 12 sacerdotes que han asistido espiritualmente a los peregrinos.
A continuación, diferentes diócesis participaron el la Procesión de las Antorchas y el rezo del Santo Rosario. Allí se visualizó el servicio de los hospitalarios, siempre alegres y dispuestos a mostrar el rostro de Jesucristo.
Miércoles: Solemnidad de San Pedro y San Pablo
Fue un día de intensas emociones porque nuestro Obispo presidió la Misa Internacional en la Basílica Pío X que acogía a miles de enfermos y peregrinos, no solo de diferentes diócesis españolas, sino de otras de otros países.
El mensaje de D. Casimiro arrancó aplausos al poner el énfasis en que «lo decisivo en el cristiano es el encuentro con el Señor Resucitado». Durante la homilía, reconfortó y consoló a los enfermos, dándoles el aliento que necesitan para superar las dificultades a las que se enfrentan. También tuvo palabras de reconocimiento al Santo Padre, por quien pidió «oración en estos tiempos tan difíciles».
Por la tarde se celebró la Procesión del Santísimo, custodiado por los obispos participantes, donde los sanitarios de la Diócesis de Segorbe-Castellón y otras ocuparon un lugar preferente que precedía a los enfermos, siempre acompañados por los hospitalarios transportistas cuyo servicio es encomiable puesto que transportan a los enfermos de un lugar a otro tirando de ellos.
La jornada finalizó con una velada festiva organizada por lo casi 70 jóvenes que han acudido este año al Santuario como hospitalarios, aportando la energía y fuerza que se precisa en los momentos de mayor decaída. Cantos, bailes y juegos convirtieron una velada lluviosa en alegría desbordante.
Jueves: Santa Misa en la Gruta, «Gesto del agua» y Via Crucis
La jornada amenazaba lluvia. Llovió, y mucho, pero eso no impidió que miles de peregrinos asistieran a la Misa en la Gruta. A los pies de la Virgen, presidida por el Obispo de Jaén y concelebrada por Monseñor Casimiro López Llorente y el Obispo de Mondoñedo-Ferrol, todos los participantes recibían palabras de ánimo, consuelo y esperanza. A continuación se celebró el «gesto del agua» que sustituye al tradicional baño en las piscinas debido al protocolo COVID y que se celebra en la más estricta intimidad. Previamente, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón oró junto a los enfermos y peregrinos.
Debido a la intensa lluvia, la meditación y rezo del Via Crucis se celebró en la Capilla de Santa Bernadette. Jóvenes hospitalarios se ubicaron a los pies del Altar, lo que permitió a todos visualizar y seguir el paso por la estaciones que estuvieron introducidas por los sacerdotes que han participado en la peregrinación, y meditado por nuestro Obispo.
La jornada finalizó con el agradecimiento de D. Casimiro a todos los hospitalarios por su servicio, así como sus palabras de aliento ante los momentos de dificultad donde la fragilidad nos puede vencer. Las palabras de D. Casimiro supusieron el aliento necesario para, en este Año Jubilar que estamos viviendo, invitarnos a la conversión personal y comunitaria para, siempre juntos, salir a la misión.
Demos Gracias a Dios
Desde estas líneas, damos gracias a Dios por habernos llevado de nuevo a Él de manos de su Madre, la Santísima Virgen, así como a todos aquellos que han facilitado nuestro trabajo para hacer llegar, a todos cuantos no han podido peregrinar al Santuario, el consuelo del Señor de la mano de María, su Madre, y Madre de todos.
Ayer tarde en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, junto a las Hospitalidades de Jaén, Ourense, Todelo, Tortosa
La peregrinación diocesana a Nuestra Señora de Lourdes vivió ayer tarde el encuentro con el Señor a través de la procesión del Santísimo y la Adoración Eucarística en la que también participaron otras hospitalidades españolas. Así, vivieron lo que nuestro Obispo ha venido repitiendo en las homilías de las celebraciones de estos días en el Santuario: «la gracia del encuentro personal con el Señor a través de la gran intermediaria que es la Virgen».
La procesión comienza en la pradera del Santuario y termina en la Basílica de San Pío X con un tiempo de oración y adoración del Santísimo Sacramento, seguido por la bendición de los peregrinos, de entre los cuales los enfermos ocupan la primera fila.
Fue una tarde de encuentros y vivencias personales de muchos hospitalarios que llevan peregrinando a Lourdes desde que hicieron su Primera Comunión y ahora viajan con sus hijos, o aquellos otros a quienes también se suman sus nietos, juntándose hasta tres generaciones sirviendo al necesitado, especialmente a los enfermos que les acompañan.
En la procesión del Santísimo Sacramento de ayer tarde la emoción se sentía en el ambiente. A pesar de la amenaza de lluvia, pudo realizarse de principio a fin. Una emoción que hacía brillar los ojos de los casi 70 jóvenes que han peregrinado este año junto a la Hospitalidad Diocesana, muchos de ellos por primera vez, y que aseguran que no será la última.
Testimonios de hospitalarios
Procesión del Santísimo Sacramento
La procesión la encabezaban los estandartes de los cuatro Evangelistas y el de de Nuestra Señora de Lourdes, a quienes seguían los sacerdotes diocesanos que se han unido en esta peregrinación.
El solemne palio acogía el Santísimo Sacramento a quien acompañaba los prelados de las Diócesis participantes, entre ellos Monseñor Casimiro López Llorente, de la de Segorbe-Castellón.
El Señor, custodiado por el equipo de sanitarios (médicos, enfermeras y farmacéuticos) que han estado estos días atendiendo el servicio en el Accueil Notre-Dame donde se hospedan los enfermos peregrinos, era seguido muy de cerca por los enfermos portados por los hospitalarios durante todo el trayecto como venía siendo habitual en la peregrinaciones anteriores a la pandemia.
El final de la procesión es la entrada en la Basílica PíoX donde tiene lugar un tiempo de oración y de adoración ante el Santísimo Sacramento teniendo un protagonismo especial los enfermos que ocupan las primeras filas, siendo atendidos, en caso de necesidad, por los amables hospitalarios que siempre están pendientes de ellos. Al finalizar la oración se procedió, como es habitual a la bendición del Santísimo a los enfermos.
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