Palabras de Mons. Casimiro López en la Jornada por la Vida
La Virgen Peregrina de los Desamparados acoge la oración por la vida de la Diócesis en la Basílica de Lledó
Ayer tarde, la ciudad de Castellón acogía a la Mare de Déu dels Desamparats coincidiendo con la Jornada Diocesana por la Vida. Además, la celebración de ayer coincidía, en el calendario litúrgico, con la Anunciación del Señor, día de la concepción de la Virgen María, a nueve meses de dar a luz al Unigénito, el Hijo de Dios, el Salvador.
No en vano, la Iglesia celebra en este día la Jornada en defensa de la Vida teniendo como modelo a María, concebida sin pecado original, pura y sin mancha, y elegida por Dios para ser la Madre de su hijo. Tal día como ayer, hace más de dos mil años, todo cambió gracias al «SÍ» de María.
Así lo hizo constar Mons. Casimiro López Llorente, durante la Eucaristía previa a la Vigilia de Oración poniendo a María como modelo en su lucha contra el pecado y la tentación. Ejemplo de santidad y pureza, que llevó a cabo la voluntad de Dios a pesar de las dificultades y desafíos que tuvo que enfrentar.
A las 20h de la tarde daba comienzo la Vigilia de Oración por la Vida que, organizada por la Delegación Diocesana para la Familia y la Defensa de la Vida, unió en torno al rezo del Santo Rosario a diferentes movimientos, asociaciones y fieles.
Cada uno de los Misterios del Rosario estuvo precedido de la correspondiente meditación por parte de representantes de los grupos participantes: Equipos de nuestra Señora , Comunidad de las Bienaventuranzas, grupos de matrimonios, las Hernanas de la S. F. de Nazaret, representantes de 40dias por la Vida, y también de Pro vida. En la Vigilia también participó la Pastoral de la Salud.
Primer Misterio: LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS.
“Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús” Lc. 1, 31
María se turbó con las palabras del Ángel, pero a su vez se fio, y se regocijó por cumplir la voluntad de Dios. Acogió en su seno al Salvador, como toda criatura, que desde el mismo instante de su concepción es una nueva vida creada por Dios, a su imagen y semejanza, creada por amor y para amar.
Eliminar una vida humana, un embrión o feto, es una grave equivocación, nunca es solución para un problema. Las leyes que promueven el aborto, son injustas, puesto que no amparan ningún bien, lo que hacen es legalizar la muerte de personas indefensas e inocentes. El hombre no puede decidir, por sí mismo, quién puede vivir y quién no, no podemos suplantar el acto amoroso de Dios que nos dice: “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado” (Jr.1,5).
Se rezó, por intercesión de María, para que el Espíritu nos enseñe el valor sagrado de la vida humana desde el instante de su concepción; que las madres gestantes acojan con generosidad la vida naciente y encuentren los medios necesarios para superar aquellas dificultades que encuentren; que los sanitarios cuiden cada vida puesta a su cuidado y tengan la fortaleza de objetar en conciencia para no convertirse en cooperadores de la muerte; que los gobernantes dicten leyes que protejan la vida humana; y que la Iglesia, nuestra Madre, cumpla con libertad su misión de promover el evangelio de la vida.
2º Misterio: LA VISITACIÓN DE NUESTRA SEÑORA A SU PRIMA SANTA ISABEL
“María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludo a Isabel.” Lc. 1, 39-40
Muchas veces las personas tienes que salir de su tierra, por necesidad, por voluntad de conseguir unas mejores condiciones para su familia, para evitar poner en peligro sus vidas, porque son perseguidos. Los inmigrantes y refugiados, deben ser cuidados y acogidos, como hermanos, respetando la propia dignidad vital que nos hace iguales. Como dice el Papa Francisco: “La guerra es el suicidio de la humanidad, porque mata el corazón. La guerra viene del odio, de la envidia, del deseo de poder”, la guerra no soluciona ningún problema, sino que genera sufrimiento y miseria.
La oración, por intercesión de María, se elevó para que nos enseñe a acoger y acompañar a aquellos hermanos que huyen de sus tierras por las presiones políticas, jurídicas, económicas o bélicas; que buscan en una nueva tierra óptimas condiciones de desarrollo; que la prueba a la que se ven sometidos sea superada con la alegría de una buena acogida; que sus ansias de justicia y libertad se vean colmadas con la pronta reconciliación y la paz verdadera; que se ponga fin a todas las causas que obligan a estos traslados, que el Espíritu Santo conquiste los corazones de aquellos que tienen el poder para parar el terrorismo, las guerras, las persecuciones y sean capaces de dialogar y velar por el bien de quienes sufren.
Tercer Misterio: EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS EN BELÉN
“Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él” Lc. 2, 14
Ayer hace 28 años promulgaba, San Juan Pablo II, la Encíclica Evangelium Vitae, allí nos decía: “el suicidio es siempre moralmente inaceptable (…). La tradición de la Iglesia siempre lo ha rechazado como decisión gravemente mala.(…) el suicidio, bajo el punto de vista objetivo, es un acto gravemente inmoral, porque comporta el rechazo del amor a sí mismo y la renuncia a los deberes de justicia y de caridad. (…) constituye un rechazo de la soberanía absoluta de Dios sobre la vida y sobre la muerte”. ¡Cuánta desolación y tristeza debe pasar por las mentes de aquellos que no ven otra salida más allá de la muerte y deciden suicidarse!. Y ese dolor, se extiende a los familiares y seres queridos, que dejan huella de desolación difícil de borrar, por no haberse dado cuenta de la gravedad de la situación y por ello no haber sido capaces de evitar el desastre.
Se oró, por intercesión de María, por los familiares y amigos de las personas que se han suicidado para que contemplando a Cristo recién nacido, reciban el consuelo y la paz en medio de su dolor; que nuestros jóvenes no vean como salida a su situación, por difícil que sea, el suicidio, sino que nos encuentren abiertos a colaborar y encontrar soluciones a los problemas que les afectan y que no saben como superar; que aquellos que se encuentren en situaciones vitales que no saben como resolver, en la oscuridad, en la tribulación, que la misericordia de Dios les guié a una solución asumible y que encuentren la paz sin necesidad de morir.
4º Misterio: LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO.
“Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: ”Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido…” Lc. 2, 28-29
En nuestra sociedad se está empezando a desvirtuar el papel de las personas mayores, estos molestan, se reformula su papel y su importancia, son apartados en muchas ocasiones de los entornos familiares, separados de los suyos. Debemos poner en valor estas vidas, que nos han dado la nuestra, puesto que con su cooperación generosa y fiel en la obra divina nos han transmitido la vida que hemos recibido. Su contribución vital en los ámbitos social y eclesial es fundamental e insustituible, por lo que deben tener un papel protagonista, donde su voz sea escuchada y respetada. Simeón, anciano justo y piadoso, alcanzó su plenitud al tener en sus manos a Jesús, su vida cumplió su finalidad con ello, que nuestros mayores acojan con la misma gratitud el fin de sus días, y que sus familiares estén preparados para vivir esta mudanza de este mundo con la esperanza de un reencuentro en la eternidad.
Se elevó oración, por intercesión de María, para que acojamos a los mayores como tesoros de experiencia y sabiduría, para que ayuden a los jóvenes a mirar el futuro con esperanza y responsabilidad; que las familias tengan el suficiente apoyo, y en su caso, ayudas, para prestar un cuidado adecuado a los ancianos, para que sean atendidos cuidando su dignidad humana; que llegados al fin de sus días sus familiares lo vivan desde la esperanza y no desde la desesperación.
5º Misterio: EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO.
“Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas” Lc. 2, 47-47.
El papa Benedicto XVI subrayó la necesidad de tener “valor para decir con claridad que la eutanasia es una falsa solución al drama del sufrimiento, una solución que no es digna del hombre. La verdadera respuesta no puede ser la de provocar la muerte, por dulce que sea, sino testimoniar el amor que ayuda a afrontar el dolor y la agonía de modo humano”. Es moralmente inaceptable, cualquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa poniendo fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas.
Por intercesión de María, se rezó para obtener las fuerzas necesarias para ofrecer el sufrimiento de la enfermedad; que las leyes no impongan ni ofrezcan como derecho y solución la muerte que sólo Dios puede decidir; que valoremos nuestra vida como un don del que no podemos disponer; que los sanitarios no colaboren poniendo fin a la vida humana; que los cuidados paliativos no se conviertan en un ensañamiento terapéutico ni en una eutanasia encubierta; que obremos rectamente al dictar nuestro testamento vital para llegado el momento se actúe en consecuencia con nuestra voluntad.
“Rogamos a nuestros fieles, a la sociedad en general y a la comunidad política, que reflexionen una vez más y asuman el compromiso de cooperar y trabajar juntos para que toda vida humana sea protegida y custodiada como un don de Dios, dotado de la más alta dignidad”
Responsables de distintas confesiones religiosas presentes en el territorio diocesano, han firmado esta mañana una “Declaración Interconfesional e Interreligiosa sobre la Dignidad de la Vida Humana”. El acto estaba organizado por la Delegación diocesana para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso junto a la Delegación para la Familia y Defensa de la Vida.
Se trata de la exhortación que representantes pertenecientes a distintas confesiones religiosas, unidos en la defensa de la vida, de la dignidad humana y de los derechos humanos, especialmente de los más vulnerables, han dirigido a los fieles, a la sociedad en general y a la comunidad política por medio de una Declaración Interreligiosa sobre la dignidad de la vida humana.
En el texto, el representante del Centro Islámico de Castellón, de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Rumanía, de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú, de la Iglesia Greco-Católica de Ucrania, de la Iglesia Evangélica y de la Iglesia Católica, observan con preocupación creciente cómo desde hace décadas, en España “se vienen promoviendo y aprobando leyes en las que, en algunos casos, la vida humana queda gravemente desprotegida, legislando no solo contra los principios del Creador, sino también contra el más esencial de los derechos humanos: el derecho a la vida”.
La inviolable dignidad de toda vida humana
Afirman asimismo que “la vida es un don de Dios para el conjunto de la creación y de la humanidad» y que la “dignidad humana no depende de sus circunstancias vitales ni del consenso social, sino que es una cualidad intrínseca de todo ser humano, cuyos derechos han de ser respetados siempre”. Por tanto, precisan, “toda vida humana, en su inviolable dignidad, debe ser protegida desde el principio hasta el fin”.
El respeto de la vida es signo de progreso de una sociedad
“El respeto a la dignidad de la vida de todo ser humano y sus derechos fundamentales, especialmente de los más débiles, son signos del progreso y la prosperidad de una sociedad y no puede considerarse que dicho respeto sea un retroceso o sea contrario a la libertad”, observan en otro de los puntos de la Declaración. Conscientes de que existen situaciones complejas y de aparentes “conflictos de derechos, que son difíciles de resolver”, señalan que “profundos dilemas éticos y morales no pueden resolverse de forma genérica con el sacrificio de uno de los derechos fundamentales afectados (en este caso, el derecho a la vida) haciendo prevalecer el otro”.
La Declaración lleva la firma de D. Hamed Ahmed, en representación del Imán D. Abdeslam el Ghzaoui, Centro Islámico de Castellón; del Reverendo Padre Aurelian Gheorghe Stoica, de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Rumanía; del Reverendo Padre Sergiy Prosandeev, Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú; del Reverendo Padre Sergiy Znak, Iglesia Greco-Católica de Ucrania; del Pastor D. Francisco Hilario, Centro Cristiano de Castellón, Iglesia Evangélica; y Monseñor D. Casimiro López Llorente, Iglesia Católica, Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
“La vida humana no está lo suficientemente protegida”
“La defensa de la vida y de la dignidad humana es un buen signo de lo que nos une”, ha dicho el Obispo de la Diócesis, que ha lamentado el reciente aval, por parte del Tribunal Constitucional, de las leyes del aborto y de la eutanasia. También la entrada en vigor de la nueva ley del aborto, que amplía, todavía más, la desprotección de las vidas más indefensas.
“Todo ello pone de manifiesto que la vida humana no está lo suficientemente cuidada, acogida y protegida”, ha subrayado D. Casimiro, lo que también debería interrogarnos a todos, “desde la razón y desde la fe, sea cual sea, porque Dios Padre y Creador nos interpela”, y “debemos cuidar y proteger en todo momento la vida humana, como un gran don, desde su concepción hasta su muerte natural”.
Del mismo modo, ha mostrado su preocupación por la sostenibilidad del sistema de pensiones, para lo que ha planteado, como parte de la solución, la necesidad de implementar medidas para favorecer la natalidad. Por último, el Obispo ha exhortado a participar en la Jornada Diocesana por la Vida, que tendrá lugar mañana sábado día 25 de marzo en la Basílica de Nuestra Señora del Lledó, y en la que contaremos con la visita de la Virgen Peregrina de los Desamparados, Patrona de la Comunidad Valenciana.
El próximo sábado, 25 de marzo, celebramos la Solemnidad de la Encarnación del Hijo de Dios en el seno virginal de María, es decir, el inicio de su vida humana. El Verbo de Dios asumió nuestra naturaleza humana para sanarla y llevarla a su plenitud. Concebido en el seno virginal de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, el Hijo de Dios se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado. “El Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre”, nos dice el Concilio Vaticano II (GS 22), mostrándonos así el valor incomparable de cada vida humana.
Ya la sola razón es suficiente para que todo hombre y mujer, creyente o no creyente, abierto sinceramente a la verdad y el bien, pueda reconocer el valor sagrado e inviolable de cualquier vida humana. Si además lo miramos desde la fe, la encarnación revela a la humanidad no sólo el amor infinito de Dios que “tanto amó al mundo que dio a su Hijo único” (Jn 3, 16), sino también el valor incomparable de cada vida y persona humana. Por ello, de modo particular los creyentes en Cristo debemos acoger, cuidar, defender y promover el don precioso de toda vida humana desde su concepción hasta su muerte natural, siempre e independientemente de cualquier circunstancia o condición.
Esto es lo que nos recuerda la Jornada por la Vida que celebramos también el 25 de marzo. Es una jornada dedicada a orar por la vida, para que toda vida humana sea acogida, protegida y respetada por todos, para tomar conciencia del valor de toda vida humana y para invitar a todos a acompañar cada vida humana en todas las fases de su existencia, desde su concepción hasta su muerte natural, aumentando los cuidados cuando la vida es más vulnerable: en el seno de la madre, en la enfermedad, en la ancianidad o en la hora de la muerte.
Ya el Concilio Vaticano II, en una página de dramática actualidad, denunció los numerosos delitos y atentados contra la vida humana; entre otros, los homicidios, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario, o todo lo que viola la integridad y la dignidad de la persona humana (cf. GS 27). Por su actualidad nos fijaremos en el cuidado de la vida a su inicio.
Acaba de entrar en vigor la nueva ley del aborto, llamado eufemísticamente “de la interrupción voluntaria del embarazo”. Va en contra de la realidad hablar de interrupción, cuando en verdad ya no se puede continuar el embarazo pues se elimina el embrión o el feto. Los conocimientos sobre el ADN, las ecografías 3D, 4D y 5D permiten afirmar que existe una nueva vida en el seno de una mujer embarazada desde la concepción. El aborto sigue siendo “un crimen abominable” de un ser humano totalmente indefenso, como enseñó el Concilio Vaticano II (cf. GS 51).
No se puede hablar de un ‘derecho al aborto’, pues no es un bien lo que se persigue, sino un mal; habría que hablar de un “derecho a matar’, aunque lo revistamos con un lenguaje que oculte la realidad y anestesie las conciencias. En consecuencia las leyes que promueven y amplían este presunto “derecho al aborto” son absolutamente injustas e inicuas porque no solo no amparan ningún bien, sino que legalizan la muerte de personas inocentes e indefensas. Hablar de un supuesto “derecho a decidir sobre el propio cuerpo” es una falacia, pues los conocimientos citados indican que los embriones o fetos, aún estando en el seno de la mujer, son seres humanos distintos a ella. Eliminar una vida humana no puede ser solución para las madres que afrontan, muchas veces en soledad, un embarazo no deseado. Iniciativas a favor de la vida o de las mujeres embarazadas, propias o ajenas como las que ofrece la asociación civil ‘Provida’ o la acción internacional ‘40 días por la vida’, que rezan y no acosan a nadie, tendrán siempre nuestro apoyo.
Esta Jornada nos llama a todos los cristianos y a todas las personas de buena voluntad a implicarnos por crear una cultura de la vida en la que toda vida humana sea acogida con amor, gratitud y alegría frente a una mentalidad anticoncepcionista y antinatalista; una cultura de la vida en la que toda vida humana sea respetada desde su concepción hasta su muerte natural frente a una mentalidad abortista y eutanásica; y una cultura en la que la vida humana sea cuidada en todo momento, sobre todo cuando es más frágil e indefensa, cuidando al que sufre o está necesitado, al anciano o al moribundo.
Trabajemos para que se recupere entre nosotros el sentido de la maternidad y de la fecundidad como el gran don de Dios a la mujer, que la dignifica, y como un servicio impagable e impagado a la sociedad. Ofrezcamos los medios que eviten que cualquier mujer embarazada vea en el aborto la solución a sus problemas y a sus angustias.
D. Casimiro, afirma que la labor del movimiento es motivo de alegría, de gozo y de gratitud»
Los salones de la concatedral de Santa María, han acogido esta mañana el encuentro de la líder para Iberoamérica de 40 días por la Vida, Lourdes Varela, junto a Nayeli Rodríguez, responsable en España con los voluntarios del movimiento en Castellón, que ha estado presidido por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, dando así su apoyo al movimiento en nuestra Diócesis.
Al mismo también ha asistido el equipo de voluntarios que desde el pasado 22 de febrero y hasta el próximo 2 de abril se han sumado a la campaña de 40 días por la Vida, así como fieles de diferentes parroquias. Lourdes Varela y Nayeli Rodrígez han dado su testimonio de fe explicando cómo surgió este movimiento en Texas y se ha expandido por todo el mundo. En este sentido, ha dicho Loirdes Varela, 40 días por la Vida surgió de la «frustración del esfuerzo humano por tratar de acabar con el aborto en varias ciudades» y lejos de conseguirlo comprobaban cómo cada día eran más las mujeres que decidían acabar con la vida de sus bebés».
El movimiento surgió de la oración y precisamente es la oración lo que ha motivado a cientos de miles de personas en todo el mundo que, durante 40 días, establecer turnos de oración de una hora frente a clínicas abortistas, «con la esperanza y la fe de que el Señor sí puede acabar con el aborto». Por ello ha afirmado que «esta batalla contra el aborto es una batalla espiritual basada en la oración y el ayuno para terminar con este gran genocidio».
De esta forma han dado su respaldo a los voluntarios que, tanto en Castellón, como en el resto de ciudades españolas donde se está desarrollando la campaña, están siendo sometidos a controles policiales debido a las quejas que presentan responsables de las clínicas abortistas. No obstante han recalcado que la labor de los voluntarios debe seguir siendo la misma: cooperar con las autoridades locales y rezar haciéndolo bajo el compromiso que cada uno de ellos asumen firmando la «declaración de paz» al acudir a la vigilia de oración.
En este sentido se comprometen a:
Buscar soluciones pacíficas a la violencia del aborto cuando esté de voluntario(a) en la campaña 40 Días por la Vida.
Mostrar compasión y reflejar el amor de Cristo al personal, empleados, voluntarios y clientes del abortorio.
No actuar de manera violenta o dañina porque eso les desasocia inmediata y completamente de la campaña 40 Días por la Vida.
No estar asociado(a) de ninguna forma con el abortorio o sus filiales mediante empleo, medio de comunicación, voluntariado, clientes, ni en ningún otro aspecto.
No promocionar a ningún partido político; ni apoyar el voto a favor o en contra de ningún candidato político a través de la campaña de 40 Días por la Vida.
No realizar proselitismo de ningún tipo a través de la campaña de 40 Días por la Vida.
No obstruir las calles o la acera mientras esté de pie en el paso peatonal público.
No tirar basura en la calle o en la acera.
Responsabilizase de las personas menores de edad que lleve a la vigilia de oración.
No amenazar, ni entrar en contacto físico, u ofender verbalmente a las personas que sean empleados, voluntarios o clientes del abortorio.
No dañar de ninguna forma la propiedad privada.
Cooperar con las autoridades locales de la ciudad en la que esté llevando a cabo la campaña.
Por su parte, el Obispo de la Diócesis, Mons. Casimiro López Llorente, ha aplaudido la labor del movimiento y ha asegurado que para la Iglesia de Segorbe-Castellón «es motivo de alegría, de gozo y de gratitud». Del mismo modo ha recalcado la importancia de que en este momento, «los laicos apoyen estas causas». Así ha reconocido que pese a ser un momento difícil los voluntarios de 40 días por la vida «habéis aportado esperanza porque para los cristianos la vida siempre vence a la muerte». Y en esa esperanza es en la que debemos vivir aún comprobando que si miramos a nuestro alrededor, «parece que el diablo está ganando la batalla».
En este sentido les ha recordado su carta para esta semana, en la que se refiere a «cómo el Concilio Vaticano II denunció los numerosos delitos y atentados contra la vida humana; entre otros, los homicidios, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario, o todo lo que viola la integridad y la dignidad de la persona humana». De esta forma ha asegura que hoy no es fácil denunciar estos hechos porque «se prohíbe que se hable a favor de la vida», y si se habla se silencia y aun estando convocados los medios no interesa salvo que haya motivo para la polémica». También se ha referido a la reciente entrada en vigor «la nueva ley del aborto y a la aplicación del derecho penal renovado que prohíbe cualquier acoso a personas que vayan a abortar».
Del mismo modo ha afirmado que «no es nada perjudicial para nadie rezar y ayunar», animándoles a hacerlo para concienciar a que «merece la pena salvar vidas y también a ofrecer medios a aquellas mujeres que se encuentran en una situación desesperada, acompañándolas como Iglesia y como sociedad disponiendo medios para evitar que vean una salida en el aborto».
La coordinadora nacional de “40 días por la vida”, Nayeli Rodríguez, junto a la coordinadora de la organización para Iberoamérica, Lourdes Varela, mantendrán próximamente un encuentro con los voluntarios en la Diócesis de Segorbe-Castellón con el fin de apoyar el testimonio de fe en defensa de la vida.
Será el próximo viernes, día 17 de marzo, en la Concatedral de Santa María de Castellón, dentro de la campaña que se inició el 22 de febrero y que concluirá el día 2 de abril.
Recordamos que “40 Días por la Vida” es una campaña mundial de 40 días dirigida a acabar con el aborto a nivel local mediante la oración, el ayuno, la sensibilización de la comunidad y una vigilia pacífica, diaria y constante frente a los abortorios. En Castellón se unen en oración en el parque Ribalta frente a la única clínica en la que, entre otros servicios, se practica el aborto.
La Pastoral Universitaria de la Diócesis de Segorbe-Castellón, junto a la Universidad Cardenal Herrea CEU y la Asociación Católica de Propagandistas, organizaron ayer la charla-coloquio que, bajo el título «La dignidad de la vida humana» ofreció el Obispo de Orihuela-Alicante. Mons. Jose Ignacio Munilla.
El prelado abordó la cuestión a partir de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional en España a través de la cual se afirma de facto que «el supuesto derecho al aborto es constitucional», lo que Monseñor Munilla calificó «una prevaricación» por parte del mencionado Tribunal y comparó la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de EE.UU que, recientemente y tras 50 años eliminó el derecho constitucional al aborto. En este sentido puso en valor «la perseverancia en mantener el pulso por la vida».
La conferencia trató de dar respuesta a las causas que han favorecido la desprotección de la dignidad humana. Para ello, Mons. Munilla realizó una aproximación teórica desde el punto de vista del hedonismo, como doctrina que identifica el bien con el placer sensorial e inmediato; también abordó la cultura del deseo, el relativismo moral, la concepción jurídica positivista y la pérdida de la vocación política al bien común, derivando en un feminismo errático. Todo ello para afirmar que la causa principal de la desprotección de la dignidad de la persona «es el olvido de la existencia del alma humana».
En este sentido recordó que la cuestión de «la existencia del alma humana es antropológica y filosófica lejos de ser una afirmación de carácter religioso que es lo que nos han querido hacer entender». Y recordando al filósofo y ensayista español Julián Marias, explicitó que además «del principio biológico hay que considerar también el principio espiritual que trasciende de la propia biología», y que, «hace que nuestra dignidad como personas quede totalmente desprotegida» afirmando que olvidar la existencia del alma humana ha derivado en «personalizar a los animales y animalizar a las personas».
Por ello dijo, privar a la antropología de ese principio tan fundamental «no solo hace inexplicable al ser humano sino que uno pierde conciencia de su dignidad porque en el origen de nuestra vida, al mismo tiempo que nuestros padres engendraron un embrión, Dios infundió un alma, de manera que en la concepción de una persona ha habido una colaboración entre el cuerpo engendrado y un acto creador de Dios que nos ha querido por nosotros mismos».
Dios encarnado
Se refirió también a la argumentación teológica para sustentar la dignidad humana afirmando que «Dios encarnado se hizo embrión y acampó entre nosotros y por eso el día de la vida es el 25 de marzo, día de la Anunciación y de la concepción a falta de nueve meses para el nacimiento de Jesús».
No hace falta ser religioso para afirmar la existencia del alma humana, dijo en alusión a quienes la rebaten tratando de hacer ver que los creyentes tratamos de imponer nuestra moral, pues «no decimos que el aborto es malo porque la Iglesia Católica dice que es pecado, sino que la Iglesia Católica considera el aborto pecado porque objetivamente es malo», pues «la moralidad nace del valor intrínseco de la vida».
En este sentido, aseguró que la Encarnación aporta mayor clarividencia para, a la luz de lo que aconteció en el seno de María. Es decir, «si aquel embrión concebido en el seno de María era una persona divina que había asumido la naturaleza humana, ¿cómo no va a ser persona humana cada embrión humano concebido en el seno materno?, cuestionó para afirmar que «a la luz del verbo encarnado se ilumina la dignidad del hombre».
Frente a la deriva errática de la cultura actual ¿qué podemos hacer?, interpeló al público para exhortarnos a «ser muy perseverantes». Sugirió tres formas de enfrentar el aborto. por un lado, dijo «uno a uno, como en la lista de Schlinder» y luchar frente a la sentencia del Tribunal Constitucional que reconoce que, en España, cabe el derecho al aborto, que, en palabras de Mons. Munilla, es «el derecho a matar». Por otra parte, «siendo familias abiertas a la vida dando testimonio del gozo que supone dar apertura a la vida». Por último, «el acompañamiento», acogiendo y consolando, a quienes han pasado por el trauma del aborto «siendo conscientes de que estamos llamados a rescatar a todos los que han caído en esa herida».
Para concluir, se refirió a Evangelium Vitae, de San Juan Pablo II, como «la encíclica clave sobre la dignidad de la vida». Se inició, a continuación, un interesante coloquio en el que los asistentes pudieron intercambiar con Mons. Munilla sus inquietudes.
La Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) ha puesto en marcha una campaña con motivo del 8-M en favor de la familia y de la maternidad. La campaña incluye carteles en las marquesinas y estaciones de metro de más de ochenta ciudades de nuestro país y un spot donde denuncia el modelo de sociedad y de familia que impera en el mundo de hoy.
“Parece que para triunfar necesitas una vida sin vínculos, para ser enteramente autónomo y no depender de nadie. Vivir para el trabajo, sin vincularnos a nadie, sin familia y buscando cariño en Tinder…¿seguro que eso es lo que necesitamos para ser felices?”, se puede leer en el título del vídeo difundido a través de Youtube.
De esta manera, ACdP invita a compartir las fotografías de las marquesinas y el vídeo que también se ha instalado en diferentes territorios desde este miércoles con motivo del Día Internacional de la Mujer: “Está en juego nuestro futuro y nuestra felicidad”, aseguran los organizadores de la campaña, que han incluido el hashtag #QueNoTeLaCuelen para difundirla.
No es la primera vez que la Asociación Católica de Propagandistas ponen en marcha este tipo de iniciativas el 8-M. Hace dos años también hicieron lo propio, colocando numerosos carteles en marquesinas de color morado que se asocia al feminismo.
En el mensaje de ACdP se reivindicaba a la Virgen María con una oración mariana propuesta como homenaje y ejemplo a la mujer y por ello en el cartel se destacaban los términos ‘Mujeres y Madre’.
No solo con motivo del Día Internacional de la Mujer, los propagandistas también han lanzado campañas en defensa de los grupos provida que rezan frente a los abortorios, el recuerdo a los mártires españoles del siglo XX que murieron perdonando a sus verdugos o la felicitación de Navidad a los pobres, odiados y marginados.
Nuestro Obispo, D. Casimiro, dirige hoy una carta a todos los sacerdotes de la Diócesis de Segorbe-Castellón con motivo de la próxima celebración de las “24 horas para el Señor”, durante el viernes y sábado que la tercera semana de Cuaresma, tal y como pide Francisco en Misericordiae Vultus, ocasión propicia para vivir el Sacramento de la Reconciliación en el contexto de la adoración eucarística.
Como todos los años, la Diócesis «acoge cordialmente esta hermosa iniciativa, que tanto bien hace a cuantos participan en ella y a nuestra Iglesia diocesana», indica el Obispo, pero teniendo en cuenta que la ciudad de Castellón celebra las Fiestas de la Magdalena, las fechas de la celebración de las “24 horas para el Señor” en la Diócesis serán las siguientes:
En la ciudad de Castellón: viernes 24 al sábado 25 de marzo en la iglesia de La Sangre.
En el resto de la Diócesis: del viernes 17 al sábado 18 de marzo.
D. Casimiro pide que, en esta ocasión, tengamos presente la paz y la vida humana en nuestra adoración al Santísimo. Sobre todo, ante la situación en Ucrania y en otras partes del mundo, conflictos y guerras que tantas muertes, sufrimiento y destrucción están causando; pero también teniendo presente la Jornada por la Vida que celebraremos el día 25 de marzo, con el fin de orar para que todos sepamos acoger y cuidar de toda vida humana.
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