Hoy la Iglesia celebra la fiesta del Bautismo del Señor Jesús. Con ella concluimos el Tiempo de Navidad, conmemorando que Jesús es bautizado en las aguas del Jordán al inicio de su ministerio público, y comenzamos el Tiempo Ordinario.
Cristo llega delante de San Juan Bautista y le pide que le bautizara. Juan duda, no sabía qué hacer, y exclama «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?». El Catecismo hace referencia a esta actitud humilde del Mesías: el Bautismo de Juan es con agua, exterior, como signo de arrepentimiento para el perdón de los pecados, y el de Jesús es con Espíritu Santo, signo de la renovación interior que nos hace «partícipes de la naturaleza divina” (n.536).
Por el Bautismo, los cristianos nos asimilamos sacramentalmente a Jesús, que anticipa su muerte y su resurrección. Entrando en este misterio de arrepentimiento descendemos al agua con Jesús, para subir con Él y renacer del agua y del Espíritu para convertirnos en hijos amados del Padre, viviendo «una vida nueva» (Rm. 6, 4).
Se borra el pecado original y nos hacemos hijos de Dios. San Juan Crisóstomo decía que el Bautismo no solamente limpia el vaso, sino que lo rehace completamente. La realidad que se crea es un hijo de Dios, que es introducido en la vida íntima de Dios, regalado por una vida eterna.
El Catecismo nos indica también que este sacramento «es el fundamento de toda la vida cristiana, es el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión» (n. 1213).
Gracias a esta puerta podemos pasar de la no vida al lugar en el que reina la vida, a la vida divina, la vida de Dios, tal y como expresa la fórmula del Bautismo: «Yo te bautizo, en el Nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo». El catecúmeno accede a la vida eterna, de la que empieza a participar, en la que hay amor, belleza y verdad.
“El Bautismo es el mayor regalo que hemos conocido”, dijo el Papa Francisco en una catequesis, destacando la importancia de volver al origen, al Bautismo, para avivar la conciencia de que este sacramento es la puerta que permite al Señor hacer su morada en cada cristiano.
Bautizar significa sumergir en el agua, simbolizando el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, para luego salir por la resurrección con Él transformado en una nueva criatura. Los Padres de la Iglesia decían que la pila bautismal es como el útero de la Iglesia, el seno del que salen los nuevos hijos de Dios. “Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por madre”, decía San Cipriano.
A través de Jesucristo, Dios nos concede su vida, nos invita a vivir su misma vida, a vivir fundidos con Él, a ser sus hijos disfrutando de su riqueza y de su amor. La paternidad de Dios se revela de un modo asombroso en el sacramento del Bautismo, pues coge a la criatura y la introduce en su propia vida por la acción del Espíritu.
Símbolos, gestos y diálogos
Diálogos: uno inicial en el que se le pregunta a la persona, o a los padres y padrinos, qué es lo que le pide a la Iglesia, siendo “el Bautismo” la respuesta. Conlleva la obligación de educar en la fe, de guardar los mandamientos, y de amar al Señor y al prójimo. El segundo dialogo consta de tres noes: al diablo, a sus obras y a sus seducciones. Y de tres síes: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Símbolos y gestos: el óleo de los catecúmenos simboliza la fortaleza en la lucha contra las tentaciones; el agua, símbolo de la vida, que limpia, purifica y salva; la unción con el santo crisma, que significa el don del Espíritu Santo y la pertenencia a la Iglesia y a Cristo; la imposición de la vestidura blanca es símbolo de la belleza del alma cuando recibe esa nueva vida, y es signo de la dignidad de cristiano; el cirio, que significa la luz de Cristo, que ilumina, y la obligación de caminar como hijo de la luz.
El Papa Francisco está recibiendo a los obispos españoles, que se encuentran realizando la visita «ad Limina Apostolorum» en cuatro grupos, organizados por provincias eclesiásticas, entre los meses de diciembre y enero. La última visita ad limina fue en el año 2014, en el primer año de pontificado de Francisco.
De esta forma, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, viajará a Roma del 10 al 15 de enero junto a 21 obispos más, pertenecientes a las provincias eclesiásticas de Tarragona, Barcelona y Valencia.
El momento central de la visita será el viernes 14 de enero, día en el que se celebrará la audiencia que el Papa Francisco ofrecerá a los obispos participantes en el Palacio Apostólico. Se trata de un encuentro muy importante, en el que los prelados dialogarán con el Santo Padre sobre cuestiones concernientes a su misión eclesial, e irán exponiendo sus inquietudes personales, de España en general y de cada diócesis en particular.
Pero además de la audiencia con el Santo Padre, los prelados tendrán una semana de convivencia y celebrarán la Eucaristía en las cuatro Basílicas Romanas: San Pedro, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros. Los obispos mantendrán también reuniones con las diferentes congregaciones y dicasterios de la curia romana.
Todo ello tiene un objetivo final, un propósito, que es seguir anunciando el Evangelio en primer lugar a los de casa, a los fieles cristianos, en segundo a aquellos hermanos que por algún motivo han dejado de frecuentar la Iglesia y se han convertido en alejados, y en tercero a los que no han podido acudir en ningún momento.
Previa a la visita ad limina, desde la Diócesis se ha enviado a la Santa Sede un informa sobre el estado y la realidad de la misma, así como las diversas programaciones anuales realizadas entre 2014-2021. Cabe destacar que en estas se ha acentuado la escucha de la Palabra de Dios para discernir los caminos que Dios nos señala para crecer en la comunión y salir a la misión con alegría y esperanza en los tiempos actuales.
También se ha indicado que en este curso se celebrará un Año Jubilar Diocesano con motivo del 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe y de nuestra Iglesia diocesana.
En estos momentos es muy necesaria nuestra oración por esta visita y sus frutos, por el Papa y por nuestro Obispo, por toda la Iglesia universal y por nuestra Iglesia diocesana, ya que es una ocasión para la comunión eclesial, la colegialidad episcopal y la caridad fraterna entre los pastores y el Papa.
¿Qué es una visita ad limina?
Como indican los cánones 399 y 400 del Código de Derecho Canónico, la visita ad limina es la visita que todos los obispos católicos deben hacer, cada cinco años, a Roma. Comprende la peregrinación a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo como expresión de comunión eclesial y el encuentro con el Papa como sucesor de san Pedro. Por otra parte, informarán sobre la situación de la Iglesia en la diócesis que cada obispo tiene encomendada.
El Papa se vio obligado a suspender estas visitas a causa de la situación provocada por la pandemia de la Covid-19, y en septiembre de 2021 volvió a retomar sus encuentros con los obispos de todo el mundo.
Programa de la visita
Lunes, 10 de enero: Misa en la Basílica de San Pedro, visita a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y visita a la Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
Marte, 11 de enero: Misa en la Basílica de San Juan de Letrán. Visita a la Congregación para los Obispos, a la Congregación para la Doctrina de la Fe y a la Secretaría de Estado.
Miércoles, 12 de enero: Misa en la Basílica de Santa María la Mayor, visita la Congregación para la Educación Católica, a la Congregación para el Clero y al Dicasterio para la Comunicación.
Jueves, 13 de enero: Misa en la Basílica de San Pablo Extramuros, visita al Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, y al Sínodo de los Obispos.
Viernes, 14 de enero: Audiencia con el Santo Padre.
Desde el pasado 8 de diciembre de 2020, coincidiendo con el 150 aniversario del decreto Quemadmodum Deus con el que el Papa Pío IX declaró a San José Patrono de la Iglesia Universal, el papa Francisco convocó el «Año de San José» mediante la Carta Apostólica Patris corde considerando que «todos pueden encontrar en San José un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad»
Ahora, coincidiendo con la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, finaliza este Año en el que nuestra Diócesis ha promovido, a petición del Santo Padre, acudir a la intercesión de San José para que nos fuera concedida la gracia de la conversión y nos ayudara a contemplar en él la ternura y misericordia de Dios.
San José es uno de los santos que más espacio ocupa en el Magisterio papal al margen del que se dedica a María, Madre de Dios. Fue el Papa Pío IX quien lo declaró Patrono de la Iglesia Universal. El venerable Pío XII lo presentó como «Patrón de los trabajadores» y San Juan Pablo II como «Guardían del redentor». A ello se suma la Carta Apostólica del Papa Francisco (Patris corde) que viene a retomar el mensaje que recogen algunos pocos pasajes de los evangelios en los que se nos presenta a San José como figura destacable en la Historia de la Salvación.
A partir de Mateo y Lucas, por ser los evangelistas que más se refieren al santo, el Papa destaca las características más sobresalientes, pero también aquellas que pueden pasar desapercibidas y que le llevaron a ser, además de padre de Jesús, un esposo en salida y auténtico misionero. El objetivo principal de la celebración de este Año de San José, en palabras del Papa, ha sido, acercar sus reflexiones sobre esta «extraordinaria figura» para encontrar en este hombre que pasa desapercibido, un intercesor a quien acudir para llevar a plenitud nuestra vida cristiana y a la perfección de la caridad creciendo nuestro amor y devoción por este gran santo para ser impulsados a imitar todas sus virtudes.
Durante este año, la Diócesis de Segorbe-Castellón, a través de una carta dirigida por nuestro Obispo, D. Casimiro, nos exhortaba a acudir a la intercensión de San José «para que nos sea concedida la gracia de la conversión», e iniciábamos el camino cuaresmal con la celebración de las «24 horas con el Señor» en este Año dedicado a San José en el que siguiendo la voluntad del Santo Padre, la Penitenciaria Apostólica publicó un Decreto por el que se concede el don de indulgencias especiales, concedidas benévolamente durante este año. De esta forma, nuestra Diócesis informaba a los fieles de las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre) para que, con espíritu desprendido de cualquier pecado, participaran en el Año de San José en las ocasiones y en el modo indicado por la Penitenciaría Apostólica.
También mediante carta de D. Casimiro con motivo del Día del Seminario, nuestro Obispo reconocía la figura de San José como «fundamental en la vida de todo cristiano y, en especial, por ser modelo de entrega para los sacerdotes y seminaristas de todo el mundo», exhortándonos a pedir en nuestras oraciones al santo que vele por aquellos que quieren ser formados según el corazón sacerdotal de Cristo y por sus formadores”. Del mismo modo la Delegación de Liturgia y Música Sacra, cuyo delegado es Antonio Sanfélix, remitió diversos materiales a las parroquias para que todos los fieles pudieran unirse a este Año dedicado al santo a través de oraciones, novenas, y ejercicios.
El 5 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Voluntarios, una jornada establecida por la Organización de las Naciones Unidas en 1985, para poner de relieve la importante labor que realizan todas aquellas personas que se hacen cargo de múltiples servicios de forma desinteresada, para hacer de nuestro mundo un lugar mejor.
El voluntariado como virtud es una realidad que sin lugar a dudas ha existido siempre, es algo propio del ser humano responder de forma voluntaria al sufrimiento y a la necesidad de los demás. Trabajar como voluntario no es una tarea sencilla, pero sí es una actividad muy gratificante.
Conviene dejar claro que la Iglesia no es una agencia de voluntariado. Pensar lo contrario sería expresión de una comprensión muy pobre del misterio de la Iglesia. Sin embargo, desde siempre ha brindado un servicio generoso que trasciende una actitud meramente asistencialista para mirar al hombre en su totalidad, en su dignidad y condición de hijo de Dios. También es importante señalar, en relación al voluntariado cristiano, que éste ha de responder a una recta comprensión de Dios, del hombre, del mundo, y de la creación.
En nuestra Iglesia diocesana son muchas las personas que emplean parte de su tiempo, de su creatividad y de su saber al trabajo no remunerado, transformando la realidad social con la fuerza del Evangelio. Son mujeres y hombres fieles a Jesucristo y al anuncio de la Buena Noticia, «de la fe que salva, de la esperanza que ilumina y de la caridad que ama» (Doctrina Social de la Iglesia).
Podemos hablar aquí de toda la gente que sirve en las parroquias, movimientos, asociaciones, cofradías… Es el caso de catequistas, lectores, Ministros extraordinarios de la comunión, monaguillos y acólitos, coros, responsables de la limpieza y cuidado del templo, visitadores de enfermos, colaboradores de las Delegaciones diocesanas…
Pero también existe un amplio abanico de entidades y de realidades eclesiales, o vinculadas a la Iglesia, que viven el compromiso de la Caridad con los más pobres y necesitados de la sociedad, con los que sufren, con los excluidos, con los enfermos, con los ancianos, con los migrantes y refugiados, con los que sufren el maltrato y la violencia, con las familias heridas…
«Para la Iglesia, la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia» (“Deus caritas est”, Benedicto XVI).
El voluntariado constituye uno de los pilares fundamentales de Cáritas. Se trata de mujeres y hombres que se comprometen en su comunidad, al servicio de lo que puedan necesitar sus vecinos, conocidos o no; vengan de donde vengan; a cualquier edad, tengan unas creencias u otras… Queremos dar las gracias a todas estas personas. Todas y cada una de ellas aportan ese granito de arena que hace que entre todos manifestemos nuestra esperanza en construir el Reino de Dios.
Necesitamos voluntariado con algunas características determinadas, aunque siempre tratamos de encontrar el lugar adecuado en el que toda persona pueda desarrollar su labor.
Necesitamos personas con:
conocimientos de informática a nivel usuario.
habilidades para recepción y atención telefónica.
situación estable. Para tener la misma disponibilidad todas las semanas.
conocimientos en diseño de materiales gráficos.
Algunos de los lugares que necesitan voluntariado:
apoyo escolar, especialmente a estudiantes de la ESO.
atención directa y capacidad de escucha para las Cáritas parroquiales.
Aunque no te veas reflejado/a en está lista, si sientes la llamada ven a vernos o escríbenos un mail a voluntariado@caritas-sc.org, porque entre todos construimos comunidad.
Custodios de nuestras raíces y transmisores de la fe
“Yo estoy contigo todos los días” (Mt. 28, 20) es el tema elegido por el Papa Francisco para la celebración de la primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, que festejamos hoy, 25 de julio, cerca de la memoria litúrgica de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús. Con este tema se quiere expresar la cercanía del Señor y de la Iglesia en la vida de cada persona mayor, especialmente en este difícil momento de pandemia.
Según el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, este lema es también una promesa de cercanía y esperanza que jóvenes y mayores pueden expresarse mutuamente. De hecho, no sólo los nietos y los jóvenes están llamados a estar presentes en la vida de las personas mayores, sino que los mayores y los abuelos tienen también una misión de evangelización, de anuncio, de oración y de guía de los jóvenes a la fe.
Para facilitar la celebración de esta Jornada, nuestra Diócesis ha publicado el mensaje del Santo Padre para la ocasión, que está disponible para quien lo desee en todas las parroquias. También es posible encontrar algunas herramientas pastorales en la web www.amorislaetitia.va “Después de un año tan difícil hay una verdadera necesidad de celebrar, juntos, a abuelos y nietos, jóvenes y mayores”, dijo el Cardenal Farrell, Prefecto del Dicasterio.
A veces, hemos pensado que las personas mayores no son importantes en la vida de las familias, en la vida de la sociedad o de la Iglesia, y son descartadas, pudiéndose llegar en España, a causa de la aprobación de la Ley de la eutanasia, a la triste situación de los ancianos que huyen de Holanda o Bélgica por temor (en estos países existe la posibilidad de aplicar la eutanasia a enfermos a petición de los hijos o de los padres).
Pero podemos aprovechar esta preciosa ocasión para iniciar una nueva era de protagonismo de los ancianos, como escribió hace poco el Dr. Vittorio Scelzo, responsable de la pastoral de los ancianos del Dicasterio, “muchos de ellos han vivido aislados durante más de un año y hoy viven las consecuencias del virus Covid y de la soledad. El Papa nos invita a prometer a cada uno de ellos: «Yo estoy contigo todos los días»”.
Tras el rezo del Ángelus del domingo 31 enero, Francisco nos recordaba que “la vejez es un regalo y que los abuelos son el eslabón entre las generaciones, para transmitir a los jóvenes experiencias de vida y de fe”. “A menudo se olvida a los abuelos y nosotros olvidamos esta riqueza de preservar las raíces y transmitir”, subrayó. De aquí su decisión de instituir esta Jornada Mundial.
Hoy, más que nunca, los abuelos tienen un papel fundamental. ¿Cuántos abuelos mantienen las familias de sus hijos?, ¿cuántos se encargan de los nietos a diario?, y sin duda, ellos son testigos de la fe recibida y los primeros en transmitirla a las nuevas generaciones. Ya en el libro del Éxodo, la Biblia nos habla de la importancia de la transmisión de la fe por parte de nuestros mayores, cuando Dios ordena a los israelitas que den a conocer las maravillas del Señor: «…y para que puedas contar a tus hijos y nietos cómo manejé a Egipto y los signos que realicé en medio de ellos. Así sabréis que yo soy el Señor».
Ellos son escuela de vida, y como puente que son entre niños y padres en cuanto a la experiencia de Jesús, son valiosos transmisores de la fe. Como subraya el Papa en su Mensaje, la vocación que tienen es «custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y cuidar a los pequeños». Y para ello «no importa la edad que tengas, si sigues trabajando o no, si estás solo o tienes una familia, si te convertiste en abuela o abuelo de joven o de mayor, si sigues siendo independiente o necesitas ayuda, porque no hay edad en la que puedas retirarte de la tarea de anunciar el Evangelio, de la tarea de transmitir las tradiciones a los nietos».
Pero no solo los abuelos tienen responsabilidad en esta relación, también la tienen los nietos, los jóvenes, con el deber de honrar y respetar a las generaciones mayores: «Igualmente los más jóvenes: someteos a los mayores. Pero revestíos todos de humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes» (1ª Pedro 5, 5).
Desde estas líneas agradecemos a nuestros abuelos y a nuestros mayores todo lo que han hecho y hacen por nosotros, muchas veces desde el silencio, con cosas que no vemos, como por ejemplo sus oraciones, y también felicitar a todas las personas que realizan una honorable labor en el cuidado de los ancianos, ya sea en sus casas, residencias, hospitales…
El verano, como tiempo que dedicamos al descanso, puede ser una oportunidad maravillosa para seguir cultivando nuestra relación con los demás y con el Señor, de una forma más íntima, pero tratando de buscar el sentido del descanso en el Señor.
Durante las vacaciones de verano es necesario señalar momentos y tiempos de oración, de interiorización, para la reflexión religiosa, para atender a nuestra vida espiritual, para la escucha de la Palabra de Dios. Una buena opción es acudir a las Casas de Espiritualidad de la Diócesis de Segorbe-Castellón, regidas en su mayoría por religiosas y religiosos de distintas órdenes y congregaciones, que con sus propuestas de retiros y ejercicios se convierten en verano en uno de los lugares preferidos por los amantes del silencio, el sosiego y la oración, ya sea para días o semanas.
Centro de Espiritualidad Sta. Teresa (Benicàssim)
Los 6 frailes y los 2 novicios han organizado para este tiempo distintas tandas de ejercicios espirituales, dirigidas la mayoría por hermanos Carmelitas Descalzos. La Casa tiene una capacidad para 40 personas y ofrecen la posibilidad de acudir individualmente o en grupo, tanto días sueltos como varios días. El Prior, el Padre Sebastián García, aclara que la gente ha de ir respetando el lugar, con el silencio, respetando los horarios…
En la Urbanización Las Palmas, en Benicàssim, las ocho Hermanas de Monjas Agustinas ofrecen un espacio de acogida con la Hospedería “Madre del Buen Consejo” para aquellas personas que buscan un alto en el camino para profundizar es su vida y en su fe, en un clima de oración, y con la posibilidad de compartir las celebraciones litúrgicas. También acoge grupos parroquiales y de colegios para realizar un día de Convivencia.
En su convento, situado en la calle Tirant lo Blanc de Benicàssim, las 4 Hermanas de la Congregación acogerán unos Encuentros para matrimonios, que se desarrollarán entre las 19,00 y las 21,00 horas de cada jueves del mes de agosto. La Casa está disponible para poder tener un momento de oración, también es posible hablar un rato con ellas, y ofrecen la posibilidad de realizar retiros o convivencias de un día a grupos parroquiales y movimientos.
Casa de Espiritualidad de la Fraternidad Monástica de la Paz
Situada en la calle Algemesí nº 4 de Castellón, las 4 Hermanas del Monasterio de la Transfiguración del Señor tienen un espacio amplio que permite la celebración de encuentros y convivencias de un día a diferentes movimientos. También ofrecen la posibilidad de retirarse por unos días. En ocasiones se trata simplemente de unas horas, o de una conversación con alguna de las monjas en búsqueda de acompañamiento espiritual.
Situada en la CV-200 nº 6, Castellnovo, es una casa dedicada a la acogida en las actividades y encuentros de Formación y Pastoral que tiene la Provincia Hijas de la Caridad. En sus instalaciones, tanto las 5 Hermanas como las personas o grupos disponen de estancias cómodas y sencillas para poder realizar retiros, ejercicios espirituales, o actividades de formación y Pastoral. Debido al Covid es necesario preguntar la disponibilidad.
Casa de Espiritualidad “Carmelo de la Divina Providencia”
Las Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo, en Tales, ofrecen su Casa a toda actividad de evangelización y pastoral para comunidades religiosas, parroquias, seminaristas, asociaciones, catequistas, colegios… Podrán realizar retiros, ejercicios, cursillos, encuentros y asambleas. Entre otros, del 1 al 9 de agosto han organizado unos Ejercicios Espirituales para religiosas/os y seglares, también del 1 al 9 de septiembre.
En la parroquia de San Bartolomé y San Jaime de Nules encontramos una de las 63 capillas de Adoración Eucarística Perpetua de toda España, la única de la Diócesis, estando el Señor 24 horas, 365 días al año, al alcance de todos los fieles (salvo desde el Jueves Santo antes de la Santa Misa in Coena Domini hasta después de la Vigilia Pascual).
El origen
Se inauguró el 24 de septiembre de 2009, después de una misión parroquial realizada por el Padre Justo Lofeudo, Misionero de la Santísima Eucaristía, a propuesta del entonces párroco, Esteban Badenes. En una semana se consiguieron más de 350 adoradores que tomaron el compromiso de adorar una hora a la semana. Fue la primera que se inauguró en España en el Año Sacerdotal.
Gracias a 250 adoradores
El Señor está expuesto gracias a un gran equipo de fieles que, organizados en rigurosos turnos, le acompañan de día y de noche, adorando, reparando y consolando, y permitiendo así que otros muchos puedan acercarse para adorar en cualquier momento, porque la Capilla está siempre abierta.
El vicario parroquial, Manuel Díaz, ha explicado que la Organización de los turnos de Adoración consta de un Coordinador General, que, junto al párroco, Manuel Agorreta, supervisa la gestión de los cuatro Coordinadores de las cuatro partes del día: madrugada, mañana, tarde y noche. Éstos a su vez cuentan con la labor de un responsable de cada una de las seis horas que comprende su franja horaria. Los responsables de cada una de las seis horas, tienen a su cargo a todos los adoradores de la misma hora de cada uno de los días de la semana.
Actualmente hay casi 250 adoradores que cubren las 168 horas de la semana, y cada hora del día tiene su adorador, o adoradores, organizados por un responsable que atiende los problemas que puedan surgir, manteniendo un contacto asiduo, revisando asistencias y favoreciendo la comunión entre todos los adoradores. El adorador se compromete con esa hora concreta a la semana, anotando su nombre en un libro de registro, y cuando este llega, el adorador de la hora anterior puede salir, de forma que nunca se deja al Santísimo a solas.
Hay un gran trabajo que no se ve
El Coordinador General, José Blas, aclara que “el compromiso que cada adorador toma con una hora semanal es de su propia responsabilidad”. La organización “está al servicio de intentar solventar las incidencias que se puedan producir y evitar aquellas que puedan ser previstas”, y en el caso de que “un adorador no pueda realizar su hora por alguna cuestión, lo primero es asegurar si en esa misma hora hay más adoradores, de este modo se asegura que no se desatiende la hora”.
“Lo que corresponde cuando se está como único adorador es intentar encontrar un sustituto en sus círculos de amistad, familiar, vecindario, etc; o bien cambiar el día de la semana con algún otro de la misma hora o anteriores o posteriores”, continua José Blas, y “cuando esto no puede ser solventado se acude a lo que llamamos Lista de Oro, conformada por voluntarios, que en función de su disponibilidad se ofrecen para cubrir los huecos que pueden producirse”.
Adorar es una prioridad
Es importante destacar que “no se trata de un movimiento o asociación, sino que es la misma parroquia, sus feligreses, y aquellos que viniendo de otras parroquias sienten la llamada a la adoración al Señor. Las diversas funciones que se han descrito se entienden como servicio al resto de los adoradores, a la parroquia y a la Diócesis”. “Cada hora que se pasa con el Señor no se mide en minutos sino en gracias, bendiciones, protección, frutos, mayor intimidad y conocimiento de Dios. Esa hora, el Señor la bendice y multiplica en beneficios incalculables, esa hora que ofreces a Dios tiene valor de eternidad, es tu hora santa”, aclara.
Benedicto XVI dijo: «Sin adoración no habrá transformación del mundo… Adorar no es un lujo, es una prioridad». Con ello presente, “nuestro ofrecimiento hace posible que la capilla puede estar siempre abierta, día y noche, para quien quiera que sea a la hora que sea puede acercarse hasta el Señor y recibir quizás la misma salvación (abundan los testimonios de personas que se encontraron con Dios porque la iglesia estaba abierta), por eso cada adorador es un eslabón de la cadena de amor y adoración que lo hace posible, y al mismo tiempo que ello sea siempre un motivo de alegría y un aliciente más para la fidelidad en la adoración”, concluye el Coordinador General.
En la homilía de la Santa Misa de inauguración, nuestro Obispo, D. Casimiro, decía: “En efecto: La Eucaristía contiene de un modo estable y admirable al mismo Dios, al Autor de la gracia, de la vida y de la salvación. Permaneciendo ante el Señor en adoración, disfrutamos de su trato íntimo, nos dejamos empapar y modelar por su amor, le abrimos nuestro corazón por nosotros mismos y por todos los nuestros, le rogamos por nuestra Iglesia, por su unidad, vida y misión, y, en especial, por las vocaciones al sacerdocio, o le pedimos por la paz, la justicia y la salvación del mundo. Este trato admirable con Dios aumenta la fe, esperanza y caridad del adorador, crea unidad, fortalece la fraternidad, dispone para celebrar con la devoción conveniente el Memorial del Señor y recibir frecuentemente el Pan de la Vida. La Adoración de la Eucaristía configura el espíritu del adorador y hace de su vida una existencia eucarística, que estará marcada por el amor y entrega a Dios y a los hermanos, por el empeño de hacer buenas obras y de agradar a Dios, trabajando por impregnar al mundo del espíritu cristiano y ser testigo de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana.”
Estado de alarma por el Covid-19
Con el cese de la movilidad por la declaración del Estado de alarma, con dolor se tuvo que suspender la Adoración Perpetua, y cuando se evidenció la posibilidad de retomarla, los miedos de nuestros mayores y el periodo estival, aconsejó esperar a retomarla en el aniversario el 24 de septiembre, si bien la Capilla permanecía abierta, aunque sin los turnos y la Exposición del Santísimo que se mantenía reservado en el Sagrario.
Antes de ello, y en el fin de semana de la festividad de la Asunción de la Virgen, en todas las Misas se realizó de nuevo misión para despertar el anhelo de estar con Cristo Eucaristía. Se reorganizaron algunas horas para la reapertura de la Adoración Perpetua, el 24 de septiembre de 2020, y tras obtener salvoconductos para poder acudir a las horas de madrugada, se tuvieron que suspender las horas del toque de queda para evitar problemas. Con el fin de los toques de queda, de momento, se ha retomado la Adoración permanente con los diversos turnos.
Testimonios
Testimonio 1:
El Señor ha tenido a bien abrir en la parroquia de Nules la Adoración Eucarística Perpetua, pero no para nosotros, sino para toda la Diócesis y la Iglesia en general. La primera vez que yo me encontré con el Santísimo fue junto al Mar de Galilea, en una capilla que está abierta todo el año. Esto fue hace 12 años, de madrugada de 5 a 6 h., lo cual quiere decir que llegue de noche y salí de día, y enfrente de mi mujer y de mí el Mar de Galilea.
Allí me di cuenta de la importancia que tiene la Adoración Eucarística para el mundo. Y cuando se anunció en Nules que iba a abrirse la Adoración Eucarística, por mí falta de fe no me lo acabé de creer porque veía todo el trabajo que tenía detrás. El Señor tuvo a bien regalarme ser el Coordinador de madrugada. Y no fue por mí, pero me lo regaló.
En este momento de nuestra vida donde la muerte se nos hace patente por el coronavirus veo que la Adoración Eucarística es un bálsamo, y me he sentido triste cuando no las han cerrado por madrugada, pero Dios sabrá. Lo que sí que tengo claro es que no es solo para Nules sino para toda la Iglesia. No obstante, hay gente que baja de Onda, viene de Villavieja, de Villarreal, y esto es un regalo grandísimo porque la Iglesia somos todos. Yo ánimo a todo el que se sienta llamado por el Santísimo a venir a la parroquia de Nules para hacer este servicio. No por Nules, sino por toda la Diócesis.
Testimonio 2:
Lo más importante para mí es que la Adoración me permite cada semana tener un encuentro personal con Dios. Mi experiencia personal es que cuando se abrió la Capilla, no solamente estaba segura de que eso no era para mí, sino que además me sentía con todo el derecho de juzgar a quien sí estaba, incluso mi madre.
A los dos días de fallecer llamé a M. Esteban y le dije que iba a coger su hora, empecé a venir cada semana, lo que menos tenía eran ganas de rezar, estaba que no me lo creía todavía, y estaba muy enfadada con todo, pero la cogí no por rezar sino porque creía que cogiendo su hora cogía algo personal suyo.
Semana tras semana solo hacía que calentar el asiento, nada más, pero es cierto que es el Señor quien toma la iniciativa siempre. Me pilló en ese momento apartada de la Iglesia, pero sin saber cómo, Él puso en mi camino a Manuel y vi que aunque me había distanciado, en ningún momento se me cerraron las puertas, y hoy puedo decir que si le dejas Dios es el que cambia el corazón de las personas, vengo (digo vengo porque estoy ahora en la Capilla) y me faltaba el tiempo… pues eso, vengo muy a gusto. Hace poco he cogido otra hora, quién me lo hubiera dicho…, me reí un montón cuando en la reunión del verano pasado en la playa nos dijeron que para que fuera adelante tal vez habría que plantearse de coger otra.
Tengo los dos días de 8-9h., y en días de invierno, que casi es de noche y hay días de mucho frío, suelo estar sola bastantes ratos y me siento muy privilegiada. En momentos difíciles he podido ver la fuerza de la oración, y a la par que yo había muchos días una persona rezando conmigo en la Capilla.
Tú también puedes ser adorador, herramienta en manos de Dios
Durante todo el año, pero más en este tiempo de vacaciones, los adoradores hacen un esfuerzo por mantener todos los turnos cubiertos y así tener abierta la Capilla las 24 horas del día. Puedes unirte a ellos y mantener éstos lugares de oración que tan necesarios son y tanto bien hacen:
El verano es un buen momento para hacer balance del año con el Señor, pedir por el próximo curso, buscar consuelo en aquellas situaciones que nos hacen sufrir, y tantas otras cosas que necesitamos compartir con Él. Es muy probable que en tu destino de vacaciones haya una Capilla de Adoración Eucarística Perpetua. Tienes más información AQUÍ
Hoy es un día triste. Hoy, lamentablemente, entra en vigor en España la Ley de la Eutanasia. Es de sobra conocida la postura de la Iglesia Católica ante la eutanasia, que no es otra que, ante el avance de la “cultura de la muerte”, la defensa de toda vida humana, desde el momento de su concepción hasta la muerte natural, como un don sagrado.
La Iglesia siempre nos ha exhortado a ser custodios de la vida. En su carta del domingo pasado, nuestro Obispo, D. Casimiro, nos indicaba que «La Iglesia católica considera ‘como enseñanza definitiva’ que la eutanasia es un crimen, una grave violación de la ley de Dios y un atentado a la dignidad de la persona. Toda cooperación formal o material inmediata a tal acto es un pecado grave contra la vida humana.»
Y es que algo funciona realmente mal en una nuestra sociedad cuando en la sede de la soberanía nacional se aplaude a la muerte. Ante ello, D. Casimiro nos pedía «seguir rezando por la vida humana, de forma especial los días 17 de cada mes», además «hemos de urgir a nuestros gobernantes que legislen sobre los cuidados paliativos para todos», porque matar es lo contrario de cuidar, y el sufrimiento sí se puede aliviar. Lo que necesitan las personas, los pacientes, es que alivien su sufrimiento y que la sociedad siga preocupándose y ocupándose de ellos. Y, en tercer lugar, el Obispo nos invitaba a «formalizar personalmente el Documento de Voluntades Anticipadas (conocido como Testamento Vital) y difundirlo entre nuestros conocidos».
El portavoz de los Obispos españoles, Mons. Luis Argüello, ha manifestado su deseo de que nazca en España “un movimiento fuerte de protección de la vida”, recordando que “provocar la muerte” no puede ser “la solución a los problemas y al sufrimiento”. Pidiendo también “que se respete la objeción de conciencia de los sanitarios que no quieran participar en ese proceso. Que se respete la decisión de entidades que es ese su ideario y que desde la puerta de entrada se dice a los que entran que es un lugar donde se pone por delante la persona y los cuidados. Una zona libre de eutanasia”, subrayó.
Esta preocupación también está fundada, pues la ley contempla que se haga un registro, una especie de lista negra, de médicos objetores de conciencia. Como explica el Dr. Manuel Martínez-Sellés, presidente del Colegio de Médicos de Madrid, “a los médicos que queremos seguir actuando según nuestro código deontológico, nos obligan a significarnos, en lugar de significarse los médicos dispuestos a la eutanasia, tendremos que significarnos los que no estemos dispuestos a ello. Registrarnos con datos que son muy sensibles como de creencias, convicciones, valores… Podría ir incluso contra la ley de protección de datos y se tendrá que ver si las posibles consecuencias a nivel laboral tienen estas listas negras”.
Entrevista a Julio Tudela
Julio Tudela, investigador, profesor en la Universidad Católica de Valencia y doctor en Bioética, participó en el programa de la CADENA COPE, «El Espejo de la Iglesia», donde matizó, desde el punto de vista de la ética, respecto a la entrada en vigor de la Ley de la Eutanasia llegando a afirmar que es «paso absolutamente retrógrado pues es un atentado contra la vida pues lo último que tenemos que hacer cuando hablamos de vida es extinguirla». Igual de rotundo se manifestó respecto a aquellos que, habiendo sido formados para preservar la vida y mejorar la salud de los más débiles, ahora participen en extinguirla «es el mayor de los retrocesos». También hizo hincapié en las alternativas frente a la Ley de la Eutanasia como son los cuidados paliativos y animó a la audiencia a firmar el Documento de últimas voluntades o Testamento Vital.
Puedes escuchar la entrevista:
Documental “Human Life”
Actualmente, en algunos cines de nuestro país es posible disfrutar de “Human Life, la vida siempre merece la pena”, un documental que ilustra la verdadera belleza e importancia del don de la vida, incluso en medio del sufrimiento y las dificultades. Explora las historias de un pintor tetrapléjico, del fundador de un hogar para niños abandonados y discapacitados, de un surfista que perdió las manos en un accidente, de una ex medallista olímpica que se ofreció como voluntaria en un centro de apoyo para mujeres embarazadas, de la madre de una niña con síndrome de Down, de una sobreviviente del Holocausto y de muchas otras personas.
Como cada día 17 de mes, hoy celebramos la “Jornada de oración por la vida”, una petición que nos hizo nuestro Obispo, D. Casimiro, ante la aprobación de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia, que entrará en vigor en España el próximo 25 de junio, convirtiéndose nuestro país en el cuarto de Europa – tras Holanda, Bélgica, y Luxemburgo – y en el séptimo del mundo que permite poner fin a la vida de las personas.
La nueva norma se consuma en forma de dos modalidades: con la intervención de un profesional de la salud, administrando al paciente una dosis letal (eutanasia), o en forma de suicidio asistido, recetándose un medicamento al paciente para que se lo autoadministre, en su domicilio si así lo estima oportuno.
Desde sus defensores, impulsores y legisladores, se nos ha vendido el drama de la eutanasia como un derecho: “derecho a morir”, “derecho a una muerte digna”, “derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida”, “derecho a morir sin sufrimientos”… Son derechos inventados, y sin demanda social, pues la realidad es bien distinta, ya que, en lugar de acabar con el sufrimiento de la persona, con esta Ley se permite matar a la persona que está sufriendo.
Aprobada por el Congreso de los Diputados en diciembre del año pasado con gran celeridad, sin debate social, tramitada en mitad de una pandemia y en Estado de alarma, no es la solución al sufrimiento, es parte del problema, porque matar es lo contrario de cuidar, porque el sufrimiento sí se puede aliviar.
Ante ello, los Obispos de España publicaron una Nota que lleva por título `La vida es don, la eutanasia un fracaso´, y convocaron a una Jornada de ayuno y de oración para pedir el Señor que inspire leyes que respeten y promuevan el cuidado de la vida humana. En dicha Nota calificaron este hecho de “especialmente grave, pues instaura una ruptura moral; un cambio en los fines del Estado: de defender la vida a ser responsable de la muerte infringida; y también de la profesión médica, llamada en lo posible a curar o al menos a aliviar, en cualquier caso a consolar, y nunca a provocar intencionadamente la muerte”.
También indicaban la respuesta a la que estamos llamados: “a no abandonar nunca a los que sufren, no rendirse nunca, sino cuidar y amar para dar esperanza”. Del mismo modo, D. Casimiro dirigió una carta a toda la comunidad diocesana que llevaba por título `No podemos callar´. “Ante esta tropelía – nos decía- los católicos, los cristianos en general, los creyentes de otras religiones y las personas de buena voluntad no podemos callar. Cada uno verá cómo mostrar su desacuerdo”. Además, ordenó que las banderas de las casas episcopales en Segorbe y en Castellón ondeasen a media asta y con crespón negro, y nos pidió “seguir rezando todos los días, y de forma especial los días 17 de cada mes”.
Asimismo, han sido numerosas las organizaciones, asociaciones y sociedades (médicas y no médicas), que se han posicionado contra esta Ley. Es el caso del Comité de Bioética de España, máximo asesor del Gobierno en el tema, que entre sus conclusiones aclara que “legalizar la eutanasia y/o auxilio al suicidio supone iniciar un camino de desvalor de la protección de la vida humana cuyas fronteras son harto difíciles de prever, como la experiencia de nuestro entorno nos muestra”. Además, estos “no son signos de progreso sino un retroceso de la civilización, ya que en un contexto en que el valor de la vida humana con frecuencia se condiciona a criterios de utilidad social, interés económico, responsabilidades familiares y cargas o gasto público, la legalización de la muerte temprana agregaría un nuevo conjunto de problemas”.
Recientemente, el Dr. Manuel Martínez-Sellés, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, en una ponencia destinada al clero joven de nuestra Diócesis explicó que con esta norma se vulnera el Juramento Hipocrático Médico (“Velar con el máximo respeto por la vida humana”) y el Código de Deontología Médica (“El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste”). No solo eso, sino que también es incompatible con lo que recoge el artículo 15 de la Constitución Española: “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral”.
Y lo que es más importante. El quinto mandamiento deja claro que sólo Dios es el Señor sobre la vida y la muerte: «No matarás» (Ex. 20, 13). Este mandamiento incluye: el asesinato y la complicidad en el asesinato, los crímenes de guerra, la interrupción voluntaria del embarazo, el suicidio y la eutanasia.
Cuidados paliativos
La Diócesis ha editado un tríptico, disponible en todas las parroquias, sobre los cuidados paliativos que recoge con riguroso detalle cómo conservar el valor y la dignidad de la vida humana en cualquier condición, y con el objetivo de informar respecto a la posibilidad de comprometerse con la «terapia de la dignidad», tal y como asegura el Papa Francisco, alimentando, como cristianos, «el amor y el respeto por la vida».
Los cuidados paliativos son aquellas atenciones y cuidados dirigidos a las personas con enfermedades avanzadas y a sus familias cuando la expectativa médica ya no es la curación. Su objetivo principal es mejorar la calidad de vida, controlando o minimizando el sufrimiento, y proporcionando una atención integral brindada por equipos de trabajo interdisciplinarios.
Cabe recordar que 228.000 personas mueren cada año en España con necesidad de cuidados paliativos. Por ello es necesario reclamar a la Administración sanitaria más inversión para que nadie se pueda ver privado de ellos, y para que nadie se vea forzado a pedir la eutanasia o el suicidio asistido.
También está disponible en las parroquias de la Diócesis un tríptico informativo, y un modelo a cumplimentar, sobre la importancia de formalizar el Documento de Voluntades Anticipadas, también conocido como Testamento Vital. Es la expresión escrita de la voluntad de un paciente sobre los tratamientos médicos que desea recibir, o no está dispuesto a aceptar, en la fase terminal de su vida. También especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia.
Los contribuyentes debemos presentar la Declaración de la Renta 2020 antes del 30 de junio, fecha en que finaliza la campaña de la Agencia Tributaria. Junto a ella también se pone en marcha la campaña Xtantos 2021, en plena pandemia, con las consecutivas oleadas y normativas que están afectando al normal desarrollo de la vida social en todos los ámbitos.
Sin embargo, en medio de esta situación, la Iglesia es refugio para quien no tiene casa, alimento para quien pasa hambre, y esperanza para quien se siente solo. Es la luz que alumbra a toda persona. Porque la Iglesia somos tú, yo y todos. Ahora y siempre. La Iglesia es más de lo que se ve a primera vista. Su presencia es un gran bien para toda la sociedad, especialmente, para los más olvidados.
Como recordaba el Obispo, D. Casimiro, nuestra Iglesia diocesana, formada por fieles laicos, religiosos, sacerdotes y obispo, ha estado desde un primer momento presente y operante en la lucha contra la pandemia. Cada uno en su lugar: en las parroquias, en las cáritas, en los conventos, en las asociaciones y movimientos, en los colegios, en las residencias, en las cárceles, en los hospitales, en ONGs, etc.
Desde la unidad, la Iglesia hemos sido luz en la oscuridad y esperanza en el sufrimiento, haciendo el bien a todos desde multitud de ámbitos, ofreciendo nuestras instalaciones y todo lo que somos, y en estos momentos es necesaria nuestra colaboración, porque juntos, sumando esfuerzos y voluntades, logramos un mundo mejor.
Son muchas las formas en las que la Iglesia, a través de sus diferentes realidades, lleva a cabo su misión de difundir la palabra de Dios y promover la dignidad del ser humano, muy especialmente durante estos duros meses de pandemia, en los que la Iglesia y todas las personas que la conforman se ha volcado con todo lo que tiene y con todo lo que es, poniendo todos los recursos al servicio de la sociedad, del bien común. En lo material, en lo espiritual y en lo humano.
También hace una llamada a la esperanza, a la fraternidad, a la generosidad y a la concordia, en un clima en el que la urgencia de cubrir las necesidades más básicas de tantísimas personas, un pequeño gesto caritativo de compasión, ayuda o apoyo al otro puede suponer una gran diferencia.
Datos nacionales en 2020
El número de declaraciones a favor de la Iglesia ha sido de 7.297.646.
Teniendo en cuenta las declaraciones conjuntas, más de 8,5 millones de contribuyentes eligen con libertad destinar a la Iglesia el 0,7% de sus impuestos.
Esto supone que el porcentaje de contribuyentes que asignan a la Iglesia es del 32,15%.
La cifra de declaraciones a favor de la Iglesia es de 106.000 más que el año anterior, una muestra del respaldo de la sociedad a la labor que la Iglesia desarrolla y que es de una muy especial ayuda para afrontar el aumento de necesidad de ayuda al prójimo provocada por la pandemia.
Todo lo que necesitas saber mara marcar la X
¿Por qué marcar la casilla de la Iglesia Católica?, ¿a qué se dedica el dinero?
El dinero que la Iglesia recibe, y que procede de la voluntad libre de los contribuyentes, lo dedica a desarrollar su inmensa labor. ¿Se dedica el salario de los sacerdotes? Claro. ¿Se dedica a centros de transeúntes y de rehabilitación de drogodependientes? Por supuesto. Es que la labor de la Iglesia está sostenida por personas, por los que formamos la Iglesia. Ni la luz, ni el agua de las parroquias, ni de los centros parroquiales son gratis. Hay que hacer frente a gastos de conservación y de mantenimiento.
¿Pagarás más impuestos marcando la casilla?
No pagarás más impuestos ni te devolverán menos, pagas los mismos, tanto si la marcas como si no.
¿Qué pasa si no marco la casilla?
El Gobierno utilizará el 0,7% de tus impuestos a las partidas que considere.
¿Se puede marcar conjuntamente las casillas de Iglesia Católica y de Fines Sociales?
Por supuesto, aportarás el 1,4% de tus impuestos al sostenimiento de la Iglesia y a apoyar proyectos de atención a personas en situación de pobreza y exclusión, de Cáritas y de Manos Unidas, por ejemplo.
¿Es un privilegio la asignación tributaria?
La Iglesia en España no tiene asignación directa por parte del Estado español. Esto es así desde 2007. Recibe lo que los contribuyentes quieren al marcar la casilla de la Iglesia libremente. Es el más respetuoso, el más solidario, el más democrático de toda Europa. Además, si la economía va mal, el 0,7% representa un importe menor. Si la economía va bien y las personas tienen mayores ingresos, el 0,7% será mayor. Es una decisión libre de cada persona destinar ese porcentaje de sus impuestos al fin que consideran conveniente.
¿Existen privilegios fiscales para la Iglesia?
La Iglesia, como cualquier otra institución o asociación, puede acceder a subvenciones públicas siempre y cuando, y en las mismas condiciones que los demás, cumpla los requisitos marcados por la Ley. Es decir, la Iglesia accede en condiciones de igualdad, no con ningún privilegio. Por ejemplo, en relación al patrimonio cultural las catedrales, las iglesias, las pequeñas ermitas son del pueblo cristiano. Hace siglos que se construyeron en la mayoría de los casos y la Iglesia, desde sus personas, se encarga de cuidar, de mantener, de conservar y de proteger. En el último año se han invertido más de 60 millones de euros en esa tarea. Para disfrutar de este patrimonio no se le pregunta a nadie si cree o no cree, si es católico y su profesa otra religión. El arte sacro es una gran contribución a la cultura de nuestro país y, por eso, se pide colaboración a los organismos públicos para su conservación.
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