«Educar es tiempo», según Catherine L’Ecuyer
Catherine L’Ecuyer, divulgadora en educación y ponente en el Congreso Inter-diocesano de Educación
Catherine L’Ecuyer habla y escribe de educación porque sabe – su blog se acerca al millón de visitas y ha sido ponente por la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados – y sobretodo porque lo vive, como madre de 4 hijos. Es la encargada de tratar los retos para los padres en el Congreso Inter-diocesano de Educación.
- Muchos padres se sienten desbordados por la educación de los hijos. ¿Por qué?
- Para educar hace falta, entre otras cosas, mucho tiempo. Educar es tiempo. Sé que no es un mensaje popular, porque han habido muchos vendedores de humo que se han dedicado, con la ingeniosa idea de “no generar culpabilidades”, a decir que la estimulación cognitiva era más importante que la dimensión afectiva durante los primeros años de vida y que la cantidad puede ser sustituida por la calidad, como si fueran conceptos antagónicos. Vayamos a nuestro jefe diciéndole que vamos a sustituir las 8 horas de trabajo por una media hora de calidad, a ver si cuela. Cuando intentamos hacer en media hora lo que requiere cuatro, el resultado es un sentimiento de desbordamiento y de impotencia. Eso nos lleva a hablar de conciliación, que seguirá siendo un tema complejo mientras se plantee desde el punto de vista del derecho al éxito laboral, y no desde el punto de vista de las necesidades del niño.
- ¿Qué pueden delegar y qué no?
- Delegatapotestas non potest delegari. En el ámbito educativo, podemos delegar tareas, pero no responsabilidades. Escolarizar un niño, no es firmar un cheque en blanco. Todo el entorno debería actuar de alguna manera “por encargo de los padres”.
- Si no tengo tiempo para pasar con mis hijos, ¿tengo otros recursos o no me queda más remedio que buscarlo?
- Creo que no se trata de buscar una solución práctica, sino de entender cual es el problema que ha generado esa situación. A veces intentamos “solucionar” mediante “montajes” situaciones que necesitan una revisión estructural, vital. A veces nos creamos necesidades que no lo son y éstas consumen nuestro tiempo y nuestros recursos económicos. Genera una espiral que nos lleva a alargar la jornada laboral y que nos aleja aun más de ellos. Hemos de parar y descubrir la simplicidad voluntaria. Los niños necesitan menos de lo que nos podemos imaginar.
- ¿Cómo combinar la educación de los padres con otros actores que inevitablemente intervienen (amistades, medios de comunicación…)?
- Hemos de decidir quienes son los actores que dejamos entrar en casa para influir en nuestros hijos con su palabra y su ejemplo. Cuando hay más pantallas que ventanas en un hogar, entonces se llena la casa de miles de personas que desconocemos, y eso es el preámbulo lógico al grito de desesperación de muchos padres: “Es una batalla perdida”. “Que no hay que ser tan raro”. Dejemos esa frase para los acomplejados que confunden normalidad con mayoría o para los necios que confunden valor con precio.
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