El Papa envía a «compartir el Evangelio de la familia como alegría para el mundo»
Ante una multitudinaria participación de fieles – unas 37.000 personas de 116 países – en el Estadio Croke Park, Francisco concluyó el domingo el IX Encuentro Mundial de las Familias (EMF) celebrado en Dublín. El Papa deseó que “esta celebración nuestra de hoy pueda confirmar a cada uno de vosotros para compartir la alegría del Evangelio. Que podáis compartir el Evangelio de la familia como alegría para el mundo”. Al final de la Eucaristía, se anunció que Roma acogerá el X EMF en 2021.
El Papa explicó en la homilía que “la fuente última” de todo lo que se ha vivido durante la semana en Dublín, es “el Espíritu Santo que sopla constantemente vida nueva en el mundo, en los corazones, en las familias, en los hogares y en las parroquias”. Por ello invitaba a recibir cada día “un Pentecostés doméstico”. Uno de los frutos será “que podáis regresar a vuestros hogares y convertiros en fuente de ánimo para los demás, para compartir con ellos las palabras de vida eterna de Jesús”.
Para esta labor misioneras, la clave del éxito -explicaba el Pontífice a partir del testimonio de monje irlandés San Columbano- no se basa en “métodos tácticos planes estratégicos, sino en una humilde y liberadora docilidad a las inspiraciones del Espíritu Santo. Y reivindicaba el amor de Cristo como el único que “a través del testimonio de las familias tiene el poder, en cada generación, de derribar las barreras para reconciliar el mundo con Dios y hacer de nosotros lo que desde siempre estamos destinados a ser: una única familia humana que vive junta en la justicia, en la santidad, en la paz”.
Desfios para la familia
Francisco ha reconocido que no resulta fácil perdonar, acoger, soportar la desilusión, el rechazo o la traición, y proteger “los derechos de los más frágiles, de los que aún no han nacido o de los más ancianos, que parece que obstaculizan nuestro sentido de libertad”. Sin embargo, como decía el Evangelio del Domingo, “es justamente en estas circunstancias en las que el Señor nos pregunta: ¿También vosotros os queréis marchar”.
Estas dificultades se vieron reflejadas en el testimonio de las familias que explicaron sus experiencias el festival del sábado por la noche. Uno de los más relevantes fue el perdón vivido en una familia de Burkina Faso: “Cuando las familias lo hacen, sobreviven. No hay familia perfecta. Sin el hábito de perdonar, la familia se enferma y se desmorona gradualmente”. En el mismo sentido, Francisco animó a intentar “con palabras o sin ellas, manifestar el amor de Dios que salva a través de pequeños gestos de bondad en la rutina cotidiana y en los momentos más sencillos del día”. Y esto ¿cómo se llama? Esto se llama santidad”.
Congreso y visitas
El EMF comenzó con un Congreso desde el 21 de agosto. Francisco llegó el sábado, y visitó un centro de acogida para familias sin hogar regentado por los capuchinos y el santuario mariano de Knock, donde invitó a rezar el Rosario en familia. Durante el viaje también hizo numerosas referencias a los casos de abusos de poder, de conciencia y sexuales. En correspondencia con la carta al Pueblo de Dios difundida el lunes, condenó estas prácticas e exhortó a una actitud de penitencia y vigilancia.
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