El próximo 12 de abril comienza el Año Jubilar diocesano, «Un regalo del amor de Dios».
Carta del Obispo, D. Casimiro: “Comienza el Año Jubilar Diocesano”.
La Procesión Diocesana de Semana Santa recorre las calles de l’Alcora.
D. Casimiro nos exhorta a «acoger el abrazo, el perdón y la Misericordia de Dios que sale a nuestro encuentro» durante la celebración de las «24 horas para el Señor».
Entrevista a David Montolío, Miembro de la Delegación Diocesana de Patrimonio, con motivo de la Exposición «Germen y diseño» en el Año Jubilar.
Nos disponemos a inaugurar el Año Jubilar diocesano para conmemorar el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, y con ello el origen de nuestra Iglesia diocesana. La apertura tendrá lugar el próximo día 12 abril, fecha de la Bula de Inocencio IV por la que se creaba realmente la sede episcopal, y lo haremos con la celebración de la Misa Crismal en la Catedral de Segorbe. Nos ha parecido muy oportuno unir ambas celebraciones por el profundo significado que tiene la Misa crismal en la Catedral para nuestra Iglesia diocesana.
La Misa Crismal es, en efecto, la manifestación principal de nuestra Iglesia diocesana (cf. SC 41). Presidida por el Obispo, su Pastor, en nombre y representación del Buen Pastor, Jesucristo, esta Misa es concelebrada por los sacerdotes y participada por el resto de los fieles. La comunidad diocesana se reúne en su Iglesia madre- la Catedral-, en torno a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, para consagrar el santo Crisma y bendecir los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Con el Crisma, aceite perfumado, que representa al Espíritu Santo, serán ungidos quienes reciban el bautismo, la confirmación y el orden sacerdotal; con el óleo de los catecúmenos serán ungidos quienes reciban el bautismo y con el de los enfermos quienes sufran grave enfermedad o las personas mayores. Todo el Pueblo de Dios está representado en la iglesia madre, la Catedral.
En la Catedral está la ‘cátedra’, la sede del Obispo y signo de su sucesión apostólica, cuya creación hace casi ocho siglos es el motivo de nuestro Jubileo. La Catedral es la casa de la familia diocesana que se edifica por la Palabra, la Eucaristía y los sacramentos; es, a la vez, su símbolo visible, porque la comunidad de bautizados que formamos esta Iglesia diocesana, está llamada a ser morada de Dios entre los hombres; es decir, un ‘templo de piedras vivas’, que, por su santidad, sea anuncio y presencia del amor de Dios, de su misericordia y de su salvación entre los hombres y mujeres de esta tierra. En esta Misa estaremos presentes las distintas vocaciones que conformamos esta Iglesia del Señor: el obispo, los sacerdotes, los diáconos, los consagrados, los laicos, los matrimonios y las familias. Todos juntos formamos la Iglesia de Segorbe-Castellón.
La Misa Crismal nos recuerda que también nosotros fuimos ungidos en nuestro bautismo, por el que renacimos a la nueva vida de los hijos e hijas de Dios y entramos a formar parte de su familia: y nos ayuda a tomar conciencia de que juntos formamos la Iglesia de Jesús de Segorbe-Castellón: cada uno según su vocación, carisma y ministerio, distintos pero complementarios; cada uno con sus dones y talentos, cada uno con una preciosa tarea y un hermoso destino: vivir la comunión con Dios y con los hermanos para salir a la misión siempre nueva de llevar el Evangelio a todas las gentes. Juntos formamos esta Iglesia que Dios ha puesto como levadura de Evangelio en la masa de la historia humana de esta tierra.
Vivimos tiempos recios para nuestra misión evangelizadora: por la indiferencia religiosa, por la increencia, por la secularización, por el peligro de la mundanidad en la Iglesia y bautizados, por nuestras tibiezas y pecados. En este contexto no podemos olvidar nuestra historia diocesana para dar gracias a Dios por los dones recibidos a lo largo de estos casi ocho siglos de historia diocesana y para volver nuestro corazón a Dios: su amor nunca nos abandona. Ayer, hoy y siempre Él está con nosotros. El Espíritu Santo continúa presente en y entre nosotros. El santo Crisma nos lo recuerda; es el óleo perfumado y consagrado, que representa al mismo Espíritu Santo. Con él somos ungidos en el bautismo, confirmación o en el orden sacerdotal. Él Espíritu Santo habita en nosotros. Fiémonos siempre de Él, de su presencia y de su fuerza en nuestra Iglesia diocesana. Seamos dóciles a sus mociones y dejémonos renovar personalmente por Él para experimentar la alegría del Evangelio mediante el encuentro o el reencuentro personal con Jesucristo.
Que este Año Jubilar nos ayude a una conversión personal, comunitaria, pastoral y misionera. Para mantener vivo el ardor misionero hace falta una decidida confianza en el Espíritu Santo, porque ‘él viene en ayuda de nuestra debilidad’ (Rom 8, 26)” (EG. 280). “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido y me ha enviado a evangelizar a los pobres”(Lc 4, 18). Estas palabras de Isaías, que proclamamos en la Misa Crismal, valen en primer lugar y ante todo para Jesús. Él es el Mesías, el Cristo, el Ungido por el Espíritu Santo. Pero valen también para todos los bautizados. La unción con el Crisma marca para siempre la persona de todo cristiano. El Espíritu del Señor está en nosotros y con nosotros. Dejémonos llevar por la fuerza y la sabiduría del Espíritu.
Que María, nuestra Madre y nuestra Patrona bajo la advocación de Cueva Santa, nos enseñe a abrir nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo. Acojamos las gracias especiales que Dios quiere derramar sobre nuestra Iglesia diocesana y sobre cada uno de nosotros en este Jubileo.
Jesucristo, leyendo al profeta Isaías, dice que Él ha venido a proclamar el Año de Gracia del Señor: de abundancia y regalo de sus bienes. El Jubileo cristiano es un tiempo destinado a promover la santidad, animar a los creyentes para que vivan de acuerdo con el Evangelio, invitar a seguir a Jesucristo con mayor entusiasmo. Es tiempo de perdón, de reconciliación. Es tiempo de mirar la vida a Ia luz de la Palabra de Dios, que ilumina el pasado con sus luces (buenas obras) y sus sombras (pecados) y abre caminos de arrepentimiento hacia un futuro de santidad.
Durante el Jubileo la Iglesia concede la Indulgencia plenaria con el ánimo de fortalecer la fe de todos sus hijos, también de los que se encuentran alejados y quieren volver al camino del Señor.
Existen dos clases de Jubileos: los ordinarios, que se celebran en plazos de años preestablecidos, como el de Santiago de Compostela; y los extraordinarios, que conmemoran un acontecimiento puntual, como el que el Papa Francisco ha concedido a nuestra diócesis para celebrar el 775 aniversario de la sede episcopal en Segorbe.
El 12 de Abril nuestro Obispo abrirá solemnemente la Puerta Santa en nuestra Santa Iglesia Catedral Basílica en Segorbe. Por eso nuestra Catedral estará directamente comprometida a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual. Por la puerta Santa, cualquiera que entre, podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza.
¿Qué es la Indulgencia Jubilar?
Como nos recordaba el Papa Francisco en la Carta Misericordiae vultus, la indulgencia, en el Año Santo, adquiere una relevancia particular. El perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado.
La indulgencia, en efecto, nos libera de todo residuo o consecuencia del pecado y nos habilita a obrar con caridad y a crecer en el amor. Vivir entonces la indulgencia en el Año Jubilar significa acercarse a la plenitud de la misericordia del Padre con la certeza de que nos ofrece, a través de la Iglesia, por los méritos de Cristo y por los bienes espirituales de la comunión de los santos, no sólo el alivio de las penas que merecen nuestros pecados sino que también repara el desequilibrio interior y la desordenada relación con las criaturas que nos dejaron nuestros pecados.
Es, por eso, que la indulgencia ha de ser para nosotros una gracia preciosa que desearemos alcanzar, si de verdad queremos ir por el camino adecuado de nuestra vida cristiana, por el de la santidad. En realidad, la indulgencia nos encauza por el camino de la perfección.
¿Cómo alcanzar la indulgencia plenaria?
1. Para lucrar la indulgencia plenaria de este Jubileo hace falta que los fieles, movidos por un verdadero espíritu de penitencia y caridad, visiten la propia iglesia Catedral como peregrinos y participen allí devotamente en los ritos jubilares, o, al menos, dediquen un conveniente espacio de tiempo a piadosas consideraciones, concluyendo con la Oración Dominical, el Símbolo de la Fe y la invocación a la Santísima Virgen María.
2. Para conseguirla, además de la exclusión de todo afecto a cualquier pecado, incluso venial, es necesario cumplir tres condiciones:
– confesión sacramental;
– comunión eucarística;
– oración por las intenciones del Papa.
3. La indulgencia plenaria sólo se puede obtener una vez al día y se puede aplicar por tu alma o por la de los difuntos.
4. Los fieles que por edad o enfermedad no puedan salir de casa pueden alcanzar la Indulgencia plenaria en su propia casa si cumplen todo lo que sigue:
-están arrepentidos de los pecados cometidos y tienen sincero deseo de no pecar más
-tienen verdadera intención de cumplir las 3 condiciones generales (confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Papa) tan pronto como les sea posible;
-se unen espiritualmente a las celebraciones o peregrinaciones jubilares, ofreciendo a Dios sus oraciones y sufrimientos.
5. Todo esto entra en vigor desde el 12 de Abril de 2022 hasta el 16 de Abril 2023, ambos inclusive.
En una circular dirigida a todos los fieles de la Diócesis, así como a los sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos, D. Casimiro invita a participar en la Santa Misa Crismal con la que «comenzaremos el Año Jubilar diocesano para conmemorar el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe y así el origen de nuestra Iglesia diocesana».
Se celebrará el próximo 12 de abril, Martes Santo, a las 11 h. en la Catedral de Segorbe. Una celebración, indica, con un significado muy especial, pues en ella «es consagrado el santo Crisma y son bendecidos los óleos de los catecúmenos y de los enfermos», además, los sacerdotes renuevan sus promesas. Una Misa en la que se hace especialmente visible toda nuestra Iglesia diocesana, reunida «en torno a la mesa la Palabra y de la Eucaristía, de las que se alimenta sin cesar».
Además, la Santa Misa Crismal adquiere un significado especial en esta ocasión, ya que «es providencial poder comenzar con ella nuestro Año Jubilar en la Catedral». Por todo ello, nuestro Obispo nos invita «de corazón a todos a la Misa Crismal en la que además recibiremos la Bendición Apostólica y, con las condiciones establecidas, podemos ganar la Indulgencia Plenaria».
Para aquellos fieles que no puedan participar físicamente, D. Casimiro les invita a unirse a través de la televisión, mediante la retransmisión en directo por TreceTv, LaOchoTv y MediTV: «También podéis ganar la Indulgencia Plenaria, en las condiciones establecidas, si seguís la Misa con atención y recibís devotamente la Bendición Apostólica».
Con gran alegría os invito a la santa Misa Crismal con la que, a la vez, comenzaremos el Año Jubilar diocesano para conmemorar el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe y así el origen de nuestra Iglesia diocesana. Tendrá lugar el próximo 12 de abril, martes santo, a las 11:00 de la mañana en la S.I. Basílica Catedral de Segorbe.
La Misa Crismal tiene un significado muy especial. En ella es consagrado el santo Crisma y son bendecidos los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Con el santo Crisma, óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, serán ungidos quienes durante el próximo año reciban los sacramentos del bautismo, la confirmación y el orden sacerdotal; con el óleo de los catecúmenos quienes reciban el bautismo y con el de los enfermos quienes sufran grave enfermedad o las personas mayores. Además, en esta Misa, cercano ya el Jueves Santo, día en que Cristo instituyó el sacramento del Orden, los sacerdotes renovaremos las promesas de nuestra ordenación sacerdotal.
Esta Misa es la manifestación principal de nuestra Iglesia diocesana. Presidida por el Obispo, acompañado por los sacerdotes, los diáconos y el resto del Pueblo santo de Dios, nuestra Iglesia de Segorbe-Castellón se reúne en torno a la mesa la Palabra y de la Eucaristía, de las que se alimenta sin cesar, para la consagración del Crisma y la bendición de los óleos. Así se hace especialmente visible toda nuestra Iglesia diocesana en la variedad de vocaciones, carismas y ministerios: Obispo, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, otros consagrados, fieles laicos, matrimonios y familias.
Por este profundo significado de la Misa Crismal es providencial poder comenzar con ella nuestro Año Jubilar en la Catedral. Os invito de corazón a todos a la Misa Crismal en la que además recibiremos la Bendición Apostólica y, con las condiciones establecidas, podemos ganar la Indulgencia Plenaria. La invitación vale de manera especial para vosotros, los sacerdotes. Juntos queremos mostrar nuestra gratitud a Dios por nuestra Iglesia diocesana y refrescar nuestra alegría por el don del sacerdocio.
A quienes no puedan participar físicamente en la Catedral, especialmente las personas enfermas o impedidas, os invito a uniros a esta celebración a través de TreceTv o La OchoTv. También podéis ganar la Indulgencia Plenaria, en las condiciones establecidas, si seguís la Misa con atención y recibís devotamente la Bendición Apostólica.
A los sacerdotes os comunico que tendremos de nuevo la acostumbrada comida de fraternidad en el Seminario. Estáis todos invitados.
Nuestro Obispo ha promulgado un decreto con motivo de la celebración del Año Jubilar diocesano con ocasión del 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, gracia concedida por el Papa Francisco con la posibilidad de ganar la Indulgencia Plenaria.
Para celebrar debidamente esta efeméride y aprovechar espiritual y pastoralmente este acontecimiento, D. Casimiro ha dispuesto que el Año Jubilar comience el día 12 de abril de 2022 a las 11 h., con la Santa Misa Crismal, y que concluya el día 16 de abril de 2023 a las 18 h., siendo ambas celebraciones en la S.I. Catedral de Segorbe.
Requisitos para ganar Indulgencia Plenaria:
Que haya un verdadero arrepentimiento de los pecados.
Cumplir las tres condiciones: Confesión, Comunión y Oración por las Intenciones del Papa.
Participar «devotamente en las celebraciones jubilares en la S.I. Catedral como peregrinos, o aquellos que, al menos, peregrinen a la Catedral y dediquen allí un conveniente espacio de tiempo a la meditación piadosa, concluyendo con el Padrenuestro, el Símbolo de la Fe y la invocación a la Santísima Virgen María».
También podrán ganar Indulgencia Plenaria los ancianos, enfermos o aquellos fieles que no puedan salir de casa:
Si hay un verdadero arrepentimiento de los pecados.
Cumplir las tres condiciones lo antes posible: Confesión, Comunión y Oración por las Intenciones del Papa.
Deberán unirse espiritualmente a las celebraciones jubilares, «ofreciendo al Dios misericordioso sus oraciones, dolores o sufrimientos de su propia vida».
Del mismo modo, la Penitenciaría Apostólica ha concedido el poder impartir la Bendición Apostólica con Indulgencia Plenaria, lo que, tal y como indica D. Casimiro en el Decreto, «será impartida al final de la Misa de apertura del Año Jubilar, el día 12 de abril de 2022, para todos los presentes que cumplan las condiciones acostumbradas».
Por otra parte, también podrán ganar la Indulgencia Plenaria aquellos fieles «que devotamente reciban la Bendición papal, aunque no pudieran estar presentes físicamente en la Catedral por una circunstancia razonable, si siguen la santa Misa piadosamente a través de la retransmisión directa de medios televisivos o radiofónicos».
Por último, el Obispo solicita a los sacerdotes de la Diócesis «que manifiesten su disponibilidad para favorecer la administración individual del sacramento de la Penitencia».
POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA,
OBISPO DE SEGORBE CASTELLÓN
DECRETO
AÑO JUBILAR DIOCESANO CON OCASIÓN DEL 775º ANIVERSARIO DE LA CREACION DE LA SEDE EPISCOPAL EN SEGORBE
Para conmemorar debidamente el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe por el Papa Inocencio IV mediante la bula Pie Postulatio, de 12 de abril de 1274, solicitamos al Papa Francisco, a través de la Penitenciaria Apostólica, que nos concediera la gracia de celebrar un Año Jubilar diocesano con la posibilidad de ganar la Indulgencia Plenaria. La Penitenciaría nos ha concedido benignamente ambas peticiones así como el poder impartir la Bendición Apostólica con Indulgencia Plenaria el día que libremente determinemos, mediante sendos decretos de 21 de febrero de 2022.
A tenor de lo establecido en los decretos citados, por el presente
DISPONGO
1. El Año Jubilar comenzará el día 12 de abril de 2022, a las 11:00 horas con la Santa Misa Crismal en la S.I. Catedral-Basílica diocesana en Segorbe y concluirá con la Misa Estacional en la misma Catedral, a las 18:00 horas del día 16 de abril de 2023, Domingo de Divina Misericordia.
2. Podrán obtener el don de la indulgencia plenaria, aplicable también como sufragio por las almas de Purgatorio, los fieles cristianos que estén verdaderamente arrepentidos de sus pecados, cumplan debidamente las condiciones acostumbradas (confesión sacramental, comunión, eucarística y oración por las intenciones del Papa), y, dentro de las fechas citadas participen devotamente en la celebraciones jubilares en la S.I. Catedral como peregrinos, o aquellos que, al menos, peregrinen a la Catedral y dediquen allí un conveniente espacio de tiempo a la meditación piadosa, concluyendo con el Padrenuestro, el Símbolo de la Fe y la invocación a la Santísima Virgen María.
3. Podrán conseguir de igual modo la Indulgencia plenaria los ancianos, los enfermos y todos los que por una causa grave no pudieran salir de casa, si detestando todo pecado y con la intención de cumplir, cuanto antes le fuese posible, las tres condiciones acostumbradas (confesión sacramental, comunión, eucarística participación y oración por las intenciones del Papa), se unieran espiritualmente a las celebraciones jubilares, ofreciendo al Dios misericordioso sus oraciones, dolores o sufrimientos de su propia vida.
4. La Bendición Apostólica con Indulgencia Plenaria será impartida al final de la Misa de apertura del Año Jubilar, el día 12 de abril de 2022, para todos los presentes que cumplan las condiciones acostumbradas. También podrán ganar la Indulgencia Plenaria, si cumplen dichas condiciones, los fieles que devotamente reciban la Bendición papal, aunque no pudieran estar presentes físicamente en la Catedral por una circunstancia razonable, si siguen la santa Misa piadosamente a través de la retransmisión directa de medios televisivos o radiofónicos.
5. Siguiendo las indicaciones de la Penitenciaría Apostólica, pido encarecidamente a los sacerdotes que manifiesten su disponibilidad para favorecer la administración individual del sacramento de la Penitencia.
Pido a Dios por intercesión de los santos Patronos diocesanos, la Virgen de la Cueva Santa y san Pascual Baylón, que el Año Jubilar sea un verdadero año de gracia para toda nuestra Iglesia diocesana y nos ayude a todos en la conversión y renovación espiritual, pastoral y misionera.
Dado en Castellón de la Plana, a veinticinco de marzo de dos mil veintidós, Solemnidad de la Anunciación del Señor.
V Encuentro Diocesano de Jóvenes en proceso de confirmación
Tras dos años consecutivos sin poderse realizar debido a la pandemia, se ha retomado este año, el Encuentro Diocesano de jóvenes en proceso de confirmación que, en su quinta edición, se ha celebrado hoy en el Seminario Diocesano del Mater Dei. La jornada ha estado presidida por el Obispo de la Diócesis, Monseñor Casimiro López Llorente quien ha invitado a los adolescentes y jóvenes confirmandos a «compartir juntos la alegría de ser cristianos y de ser amigos de Jesús».
El Encuentro ha comenzado a primera hora de la mañana con la acogida de los participantes. La jornada ha continuado con la oración inicial en el salón de actos y las palabras de acogida de nuestro Obispo.
D. Casimiro ha vivido este Encuentro con especial entusiasmo y gozo, por ser una oportunidad, tal como les ha trasmitido, para «escuchar vuestros anhelos y esperanzas, pero también las dificultades y peticiones a nuestra iglesia diocesana, para poder ser y vivir como cristianos». En su mensaje a los jóvenes ha querido enfatizar respecto a la importancia del proceso que están viviendo como bautizados, en el que se están preparando para recibir su confirmación «acogiendo personalmente la gracia y la vida que Dios os da, primero en el bautismo y la primera comunión, y una vez finalice este proceso de iniciación cristiana, también en la confirmación». De esta forma se convertirán en «cristianos de verdad», ha recalcado nuestro Obispo,»creyentes en Cristo Jesús y sus amigos discípulos misioneros en el seno de la comunidad de Iglesia».
Durante toda la jornada se ha vivido, como decía el Obispo, «la alegría de la fe» poniendo el acento en que, como rezaba el lema del encuentro «juntos somos Iglesia» y a ellos les ha invitado a sentirse partícipes de la celebración de los 775º años de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe, que es – ha insistido – «la Iglesia a la que pertenecemos» y como padre y Pastor de los más de 200 jóvenes que han asistido al encuentro junto a sacerdotes y catequistas, les ha hecho sentirse «parte de esta gran familia que somos todos los bautizados y, como tal hay que, vivirla y sentirla y juntos seguir siendo la familia de los amigos de Jesús».
La intervención de nuestro Obispo ha sido una breve, pero intensa catequesis en la que D. Casimiro ha unido a todos los jóvenes en torno al ejemplo de Jesús «para seguirle como antes lo hicieron sus discípulos». Recordando a los discípulos de Emaús, ha insistido el Obispo, en la necesidad de salir juntos a su encuentro, convirtiéndonos en parte de su familia. ¿Qué ocurre si en una familia cada uno va por su lado?, ha interpelado D. Casimiro, «que la familia se rompe». Así, les ha exhortado a vivir su fe y su crecimiento espiritual en la «familia que formamos todos juntos y que es nuestra Iglesia Diocesana», porque al igual que ocurre en el seno de la familia, «es donde encontramos el cariño, la comprensión, el afecto de Jesús que se hace presente entre nosotros».
Con el objetivo de confraternizar y animar a la participación, los confirmandos de las parroquias de la Diócesis han asistido a la actuación del joven mago David Reolid (miembro de la Parroquia de San José Obrero, en Castellón) que ha cautivado a los participantes con su actuación.
En esta jornada, el Delegado Diocesano de Infancia y Juventud, D. José Miguel Sala, ha explicado «la importancia del Encuentro para conocerse entre parroquias y animarse entre ellos pues no están solos en el proceso de confirmación y son muchas y muchos los adolescentes y jóvenes que necesitan sentirse acompañados, no solo por los catequistas, sino también por quienes están en su misma condición».
Tras estos dos años de pandemia en los que no se ha podido celebrar, el Encuentro de hoy ha servido también a la Delegación de Infancia y Juventud, «para presentar las diferentes actividades organizadas por la Delegación en las que se pueden implicar: vigilias, encuentros de jóvenes, peregrinaciones, etcétera, que sirven para crecer juntos en la fe, pero también para compartir esperanzas y enfrentarse a las dificultades creciendo juntos espiritualmente como Iglesia diocesana».
Para ello se han organizado diferentes dinámicas que han girado en torno al lema «Juntos, somos Iglesia». Los jóvenes tienen mucho que aportar a la Iglesia de Segorbe-Castellón que quiere escuchar su voz para lo que, desde la Delegación diocesana de Infancia y Juventud , se ha adaptado el cuestionario de la reflexión diocesana en el proceso sinodal con preguntas centradas en los temas de la comunión y misión, y acompañamiento. Este acompañamiento es necesario, ha dicho D. José Miguel Sala, máxime en el momento actual «en el que los jóvenes acuden a las catequesis de post comunión con muchísimos interrogantes, dudas e inputs que reciben arrastrados por las modas o las redes sociales».
Eucaristía: centro neurálgico del encuentro con Jesús
Todo ello se ha puesto de manifiesto en la Eucaristía, centro neurálgico del encuentro con Jesucristo, que ha estado presidida por el Obispo. A la luz de la Palabra proclamada, la homilía de D. Casimiro ha puesto el acento en el «amor de Dios». Ya en la primera lectura (Gén 15, 5-12; 17-18)) los jóvenes participantes se han podido sentir parte de la descendencia de «aquel día en que el Señor hizo alianza con Abraham». Sintiéndose parte viva de la Iglesia Diocesana el salmista alababa al Señor que «es mi luz y mi salvación«. La alegría de lo que se ha vivido hoy quedaba reflejada también en la segunda lectura (Flp 3, 17-4,1) en la que se invitaba a los jóvenes a «mantenerse en el Señor». Y de la mano del evangelista Lucas (9,28-36) han subido al monte Tabor, junto a Pedro, Juan y Santiago reviviendo las palabras de Pedro al Maestro: «qué bien se está aquí».
La comida en fraternidad ha sido el prolegómeno de la fiesta final del encuentro, amenizada por Hakuna Group Music, con quienes los jóvenes han podido sentirse «forofos» de Jesús y, a pesar de sentir «vértigo y dudas» quieren abrirle la puerta a Jesús para sentir su «Misericordia». Un amplio repertorio de canciones que han contribuido a sentirse parte de la Iglesia alegre, unida y abrazada por Jesús.
D. Casimiro ha presidido esta mañana la Santa Misa del Miércoles de Ceniza en el Seminario Menor, Segorbe, que ha congregado a los alumnos de los colegios diocesanos de La Milagrosa y del Seminario Menor, así como a las directivas y al equipo docente de ambos centros educativos.
«Rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos, y convertíos al Señor vuestro Dios, un Dios compasivo y misericordioso»
Nuestro Obispo ha reflexionado en la homilía sobre el sentido y el significado de la Cuaresma, “son 40 días de preparación para la Pascua y para el encuentro con el Señor”, ha explicado. Es un tiempo, pero también es “un camino de preparación a la Pascua del Señor, a la muerte y resurrección de Jesús, pero que en esta ocasión tiene también una meta, prepararnos para celebrar el Año Jubilar diocesano, que comenzaremos el Martes Santo”, ha recordado. Es un tiempo “que nos recuerda nuestro caminar hacia el encuentro con el Padre Dios”, ha continuado, “hacia el encuentro definitivo con el Señor”.
«En el tiempo favorable te escuché, en el día de la salvación te ayudé»
Muchas veces nos despistamos en este caminar, y la Cuaresma “nos llama a la conversión, a volver nuestra mirada y nuestro corazón a Aquel de quien venimos y hacia el que caminamos, que es Jesús, camino, verdad y vida”. “Cuantas veces vivimos como si Dios no existiera”, perdiendo de vista “el camino, que es Jesús”, pues este es “un tiempo para recuperar a Dios en nuestra vida”.
«y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».
Para ello ha exhortado a poner en práctica el trípode de Cuaresma: el ayuno, la limosna y la oración. Es un tiempo de oración, “para orar, es decir, para estar con Dios, para escucharle”. Es un tiempo de ayunar, que se expresa en la comida, pero abarca todas las dimensiones de la vida, de tantas cosas que nos estorban para estar atentos a Dios y a las necesidades de los demás. Y es un tiempo de limosna, como actitud de misericordia hacia los pobres y necesitados, de los que no podemos desentendernos, ejercitándonos en el amor fraterno.
El Obispo también ha recordado que hoy, acogiendo el llamamiento del Papa Francisco, celebramos una Jornada de oración y ayuno por la paz en Ucrania. “Es terrible ver esas escenas de los edificios, de las personas muriendo, también niños, de las familias que tienen que huir ante la invasión”, ha lamentado. En este sentido ha animado a colaborar en las campañas que varias entidades de la Iglesia han puesto en marcha para recaudar fondos para enviar a Ucrania.
Del mismo modo, ha citado el mensaje del Papa para la Cuaresma 2022, «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos» (Ga. 6,9-10a).
Nuestro Obispo, D. Casimiro, se reunió ayer con los vicarios y con los arciprestes de la Diócesis para tratar varios puntos en relación a este curso.
Uno de ellos ha sido la preparación del Año Jubilar diocesano por el 775º aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe. En este sentido, D. Miguel Abril, Vicario de Pastoral y presidente de la Comisión Diocesana para el Año Jubilar, ha explicado el programa de actos organizado para su celebración, entre ellos la Eucaristía de apertura, exposiciones, peregrinaciones, convivencias, vigilias, encuentros y jornadas de formación.
Otro de los temas tratados en la reunión ha sido la presencia y acción pastoral y misionera de la Iglesia en las parroquias de pueblos pequeños y en zonas rurales, así como la realización de propuestas para animar y favorecer la participación de los sacerdotes a la hora de tratar esta cuestión que, por otra parte, será uno de los puntos a trabajar en el próximo Consejo Presbiteral.
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