En el contexto de la celebración del 773 aniversario de la fundación de la Ciudad y, con todos los honores, la Real Cofradía de Ntra. Sra. del Lledó ha recibido la Medalla de Oro de la ciudad de manos de la alcaldesa, Dª. Begoña Carrasco.
El Presidente de la Real Cofradía, Jesús Lumbreras, y la Presidenta de las Camareras de la Virgen, Lledó Querol, recogieron con orgullo la medalla conscientes de que quien la recibe «es nuestra Patrona» que en el año en que se ha celebrado el Centenario de su Coronación «nos ha unido sacando los mejor de cada uno».
El reconocimiento, en palabras de la alcaldesa al programa El Espejo de Cope Castellón, «es merecido a una entidad con un enorme arraigo en Castellón y cuyo trabajo se resume en tres palabras: orgullo, castellonerismo y sentimiento y es ejemplo del triunfo colectivo y del talento de un pueblo».
Junto a la Real Cofradía de la Mare de Déu del Lledó, el Cuerpo Nacional de Policía y el Centro Aragonés de Castellón, recibieron los corbatines de Honor.
La Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Castellón se reunió ayer en una sesión extraordinaria para debatir la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad. Durante la reunión, se aprobó por unanimidad otorgar este prestigioso reconocimiento a la Real Cofradía de Nuestra Señora del Lledó.
Además, se decidió conceder el Corbatín de Honor al Cuerpo Nacional de Policía y al Centro Aragonés de Castellón. Estas distinciones se entregarán el próximo 8 de septiembre, coincidiendo con la celebración del 773º aniversario de la firma del Privilegio de Traslado de la ciudad por el rey Jaime I.
La Alcaldesa de la ciudad, Dña. Begoña Carrasco, ha explicado que “es un orgullo poder reconocer con la máxima distinción de la ciudad a la Real Cofradía de Nuestra Señora del Lledó por el magnífico trabajo realizado durante la celebración histórica del Centenario de la Coronación de la Patrona de Castellón. Un reconocimiento que hacemos extensible a los miembros de la Comisión organizadora del Centenario, pese a estar ya disuelta. Su dedicación plena hizo posible una programación de más de 130 actos con un resultado extraordinario de seguimiento en las calles que desbordó todas las expectativas posibles. Tres palabras resumen su legado: orgullo, castellonerismo y sentimiento, con una ciudad volcada que supo estar a la altura de las exigencias de un hito tan esperado por todos”.
Castellón de la Plana, Plaza de la Independencia o de la “La Farola” 4 de mayo de 2024
Con profunda alegría y emoción estamos celebrando el Centenario de la coronación canónica y pontificia de la Mare de Déu del Lledó tal día como hoy en esta plaza.
Con sus mismas palabras en el Magníficat proclamamos y cantamos la grandeza del Señor porque ha hecho obras grandes en María y, a través de ella, en favor de nuestro pueblo: tú, Virgen Santa, eres la Madre de Dios y Madre nuestra, tú eres nuestra Reina y Señora, tú eres la Patrona de Castellón.
Damos gracias a Dios, Mare de Déu, porque dejaste a Dios ser grande en tu persona y en tu vida, tú la humilde esclava del Señor. Damos gracias a Dios porque nos ha dado a tan buena y tierna madre; una madre que conoce nuestras alegrías y nuestras penas, una madre que atiende siempre nuestras súplicas. Contigo, Virgen María, damos gracias a Dios por poder tenerte como Patrona, que dirige nuestros pasos hacia tu Hijo Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida. Gracias damos a Dios por poder aclamarte como nuestra Reina.
Desde aquel 1366, año de la feliz “Troballa” de tu imagen por el labrador Perot de Granyana, tú, Virgen de Lidón, formas parte de la historia de nuestro pueblo. Castellón es tierra de María. Generación tras generación, los castellonenses han sentido tu presencia y tu protección maternal en su vida: en la vida de las personas, de las familias, de las parroquias y de nuestro pueblo entero. Como signo de su gratitud y devoción hacia ti, Madre, este pueblo quiso que fueras su Reina. Hoy recordamos con gratitud especialmente al Obispo de Tortosa, al Alcalde la Ciudad, al Prior de la Basílica y al Presidente de la Real Cofradía, que en 1923 solicitaron del Santo Padre que pudieras ser coronada; hoy recordamos a quienes hace cien años te coronaron en esta misma plaza.
¡Virgen santa de Lidón! El pasado 13 de abril dejaste por unos días tu santuario para venir a la Ciudad, para que te sintiéramos más cerca, si cabe, y pudiéramos venerarte y cantarte, contemplarte y suplicar tu protección. La numerosa y devota acogida de tu imagen coronada en las parroquias de la Ciudad, en colegios, en el albergue, en el centro penitenciario y en la Concatedral, o en los conciertos y en la ofrenda floral nos ha mostrado que la devoción hacia ti, Mare de Déu del Lledó, sigue muy viva en nuestro pueblo. Niños y jóvenes, adultos y mayores, ancianos y enfermos, matrimonios y familias te han acogido con alegría, emoción y devoción. Bastaba contemplar sus rostros, ver sus lágrimas y mirar sus labios. Gracias Mare de Déu por tu visita y gracias también a todos aquellos que han posibilitado tu recorrido por la Ciudad.
Mare de Déu del Lledó. Eres nuestra Reina y queremos que lo sigas siendo hoy y siempre. Te reconocemos como Reina porque eres la Madre de Jesús, el Rey mesiánico, cuyo reino no tendrá fin. Te proclamamos Reina, porque eres la llena de gracia y del amor de Dios y nos llevas a la fuente de la gracia y del amor, que es Dios mismo. Te aclamamos Reina porque participas ya plenamente de la gloria de tu Hijo en cuerpo y alma en el cielo; tú has recibido ya la corona de gloria que no se marchita. Tú, María, eres nuestra alegría, esperanza y consuelo.
Sabes, Madre, que nos toca vivir tiempos recios. En estos tiempos de secularización e indiferencia religiosa, de alejamiento de la fe y vida cristianas, llévanos, Madre, al encuentro personal con Cristo vivo, el fruto bendito de tu vientre, para que se afiancen y aviven la fe y vida cristiana en todos los bautizados (niños y jóvenes, adultos y mayores, matrimonios y familias) y seamos de verdad creyentes en tu Hijo y sus discípulos misioneros en nuestra sociedad.
En un contexto en que se expande la “cultura de la muerte” enséñanos, Madre, a acoger y cuidar toda vida humana desde su concepción hasta su muerte natural; y que, reconociendo a Dios como Creador, trabajemos por una ‘ecología integral’, por el respeto y cuidado de toda la creación, cuyo centro es el ser humano y su dignidad sagrada en toda circunstancia.
En este cambio de época, en que tantas veces andamos desorientados, ayúdanos, Madre, a no perder la brújula en nuestro peregrinaje por este mundo y confiemos siempre en ti y en tu Hijo: que no olvidemos nunca que de Dios venimos y hacia Él caminamos. Tú eres Madre de la esperanza, que nos has dado al Hijo de Dios, la esperanza que no defrauda.
En estos tiempos de dificultad económica de tantas familias y empresas y de dificultad para encontrar trabajo, especialmente los más jóvenes, enséñanos, Virgen santa, a todos y en particular a los gobernantes y responsables de la actividad económica y laboral a trabajar por el bien común: que todos puedan encontrar las condiciones sociales y laborales necesarias para lograr su propia perfección y desarrollo humano y espiritual.
Tú, Virgen María, eres la reina de la paz. Enséñanos y ayúdanos a acoger la paz de Dios en nuestro corazón para ser constructores de la paz en nuestros matrimonios y familias, en la sociedad y en el mundo. Por tu intercesión pedimos a Dios por el cese de la crispación social reinante en España y por el cese de las guerras en el mundo, especialmente en Ucrania, Tierra Santa y Oriente próximo.
Tú, Mare de Déu, eres la salud de los enfermos. A ti te pedimos por nuestros enfermos y ancianos, por quienes los cuidan y por todos los que trabajan en el mundo de la salud.
Te pedimos, Madre, que sigas reinando en nuestros corazones, en nuestras familias, en nuestras comunidades parroquiales y en nuestra Ciudad de Castellón. Que de tus manos volvamos nuestra mirada a Dios en tu Hijo, el único que tiene palabras de vida eterna. Acudamos a María porque ella alumbra nuestro camino terrenal hacia la casa del Padre.
Como la Virgen María abramos de par en par nuestro corazón a Cristo Jesús. La Virgen de Lledó será de verdad Reina nuestra, si su Hijo y su Evangelio reinan en nuestro corazón. Ella ha sido en el pasado signo y medio permanente de la bondad de Dios para con todos. Esta experiencia secular de la cercanía maternal de la Mare de Déu de Lledó fue la que condujo a pedir su patrocinio y su coronación. Esta misma experiencia nos mueve hoy al celebrar el centenario de la coronación de su imagen. A ella le cantamos “de l’amor nostre, Senyora, Mare de Deú del Lledó”.
Mons. Casimiro López Llorente exhorta a profundizar en nuestra relación con Dios, de la mano de la Virgen
Con la emoción contenida por la jornada histórica que ayer vivió la ciudad de Castellón, a las 11.00h de hoy, la Concatedral de Santa María ha acogido la Solemne Misa Estacional en honor a Nuestra Señora del Lledó presidida por el Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente.
A primerísima hora de la mañana el «Vol d’Alba» desde El Fadrí anunciaba la solemnidad del día congregando de nuevo a los fieles en torno a la mesa del Altar, acogidos por «la mareta» para seguir caminando firmes en la fe y en la esperanza.
A la celebración eucarística se han unido el Obispo emérito de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Plá, el Cabildo Concatedral, los Priores de la Real Cofradía y de la Basílica, así como una representación de los sacerdotes de la ciudad.
Un día más, el Señor ha llamado al pueblo de Castellón a través de la devoción a su Madre, en este día de fiesta grande que nos recuerda la transmisión de la fe que nos legaron nuestros antepasados y que ha sido transmitida de generación en generación.
La Concatedral de Santa María ha acogido al Presidente, Directiva y Cofrades de la Real Cofradía junto a la Presidenta y Camareras de la Virgen. Junto a ellos, la alcaldesa de Castellón, Dª Begoña Carrasco, que representa al Excmo. Ayuntamiento como Clavario, el concejal de Agricultura y «Perot», D. Vicente Sales, y la concejal procuradora de Ermitas, Dª Noelia Selma, así como el resto de autoridades que se han sumado a la celebración, junto a las reinas de las Fiestas de La Magdalena.
La liturgia de la Palabra (Jn 15,9-17) ha puesto el acento en «el amor infinito y expansivo de Dios». Las primeras palabras de la homilía de D. Casimiro se han dirigido a María, Madre del Hijo de Dios, «mediadora de todas las gracias que nos lleva a su Hijo». Recordando el pasaje evangélico de la Visitación, ha puesto en valor la actitud humilde, servicial y de confianza plena en Dios de María exhortándonos a «abrir nuestra mente y nuestro corazón a la Palabra de Dios de este VI Domingo de Pascua».
Le emotiva reflexión teológica del Obispo de Segorbe-Castellón ha puesto a Dios en el centro y, citando a san Agustín, ha invitado a los fieles a vivir en comunión con Dios dejándonos transformar por el amor recibido de Él e involucrándonos en su lógica de gratuidad.
En este VI domingo de Pascua, D. Casimiro ha recordado la resurrección del Señor «para que todo el que cree en él tenga vida, una vida eterna, plena y feliz: es la vida y el amor mismo de Dios para siempre». Jesús mismo es el amor encarnado de Dios, ha resaltado, y «nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Amar, ha destacado el Obispo, «es servir, es entregarse, es no buscarse a sí mismo» y así se ha referido al «mandato nuevo del amor».
El amor cristiano, ha continuado D. Casimiro, «es activo, servicial, entregado, desinteresado y universal: busca amar de la misma manera que Jesus nos ha amado». Un amor que no es humano y que no nace «de la atracción física, del deseo, de la pasión o de la satisfacción, sino un amor para dar y para darse». Y así, ha exhortado al amor desinteresado que proviene de Dios y se manifiesta en el servicio y la entrega, tal como lo demostraron Jesús y María y, en alusión a la Palabra proclamada nos ha invitado «a volver nuestra mirada y nuestro corazón a Dios, que es amor, y a abrirnos a su gracia».
Ha concluido animando a los fieles a seguir el ejemplo de María, Mare de Déu del Lledó, que nos muestra el camino del amor entregado y el servicio desinteresado para ser testigos del amor de Dios a través del amor al prójimo, convirtiendo las comunidades cristianas en lugares de encuentro con el amor personal de Jesucristo.
La parte musical de la celebración ha estado magistralmente cantada por el Coro y Orquesta del Santo Ángel de La Vall d’Uxó bajo la dirección de Juan Felipe Durá Llopis, y que a petición de D. Casimiro, al final de la celebración, ha merecido un caluroso y prolongado aplauso.
Han interpretado la Misa “Es grande el amor del Señor” de Marco Frisina, acompañados en el órgano por Augusto Belau.
La ceremonia ha finalizado con el canto de los Gozoa y la Salve Popular. Previamente D. Casimiro ha impartido la Bendición con Indulgencia Plenaria concedida con motivo del Año Jubilar Mariano.
Al finalizar se ha disparado una mascletá desde la Plaza Cardona Vives y desde el campanario de la ciudad ha volteado la campana “Omnis ángelis et arcángelis”, seguida del resto de campanas.
Esta tarde a las 17.30 se celebrará el noveno día del Novenario con el rezo del Santo Rosario. Ya a las 18h tendrá lugar la procesión general. Nuestra Señora del Lledó estará acompañada por una comitiva en la que participarán los Santos Patronos y recorrerá las principales calles de Castelló: Plaza Mayor, Plaza de la Hierba, C/ Colón, C/ Enmedio, Puerta del Sol, C/ Gasset y C/ Mayor.
A la llegada de la imagen de la Virgen a la Capilla de la Purísima Sangre, tendré lugar el acto de despedida de la ciudad a su Patrona y su posterior traslado desde la Plaza Mª Agustina a la Basílica del Lledó, por la Avda. Virgen del Lidón.
La Concatedral de Santa María de Castellón ha acogido esta mañana, la Misa Estacional con motivo del Centenario de la Coronación de la Mare de Déu del Lledó, que ha presidido Mons. Bernardito Auza, Nuncio Apostólico de S.S. en España y concelebrada por el Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, y el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente.
Han estado acompañados por Mons. Juan Antonio Reig Pla, por el Obispo de Tortosa, Mons. Sergi Gordo, el Cabildo de la Concatedral de Santa María, y el Cabildo de la Catedral de Segorbe así como una nutrida representación de sacerdotes de la Diócesis de Segorbe-Castellón, seminaristas y diáconos que les han asistido.
Muy significativa ha sido también la presencia de las principales autoridades de la ciudad, máxime, siendo la alcaldesa de Castellón, Dª. Begoña Carrasco, quien representa al Excmo. Ayuntamiento de Castellón, como Clavario de las fiestas del Lledó de 2024 junto al ‘Perot’, que en esta ocasión recae en el edil de Agricultura, D. Vicent Sales.
Junto a miembros de la corporación municipal, han estado también presentes, el President de la Generalitat Valenciana, D. Carlos Mazón, y la Presidenta de las Cortes Valencianas Dª. Llanos Massó, así como otras autoridades civiles y militares.
El templo se ha quedado pequeño ante la solemnidad de la celebración en la que se ha visibilizado el fervor castellonense hacia la Patrona, que justo hace hoy cien años, fue solemnemente coronada, mediante Decreto del Papa Pio XI. El Coro y Orquesta del Santo Ángel de La Vall d’Uixó, bajo la dirección de Juan Felipe Durá Llopis, ha interpretado magistralmente la Misa de la Coronación de Mozart.
La Concatedral lucía esplendorosa ante la Mare de Déu de Lledó, Reina de Castellón, ante quien se han dirigido todas las miradas y vítores, en un día en el que la devoción y el fervor popular también han tenido un especial protagonismo.
La Iglesia: misterio de unidad y comunión enraizada en el misterio de Dios
Tras la proclamación de la Palabra, Mons. Bernardito Auza, ha puesto el énfasis en la celebración del Año Jubilar Mariano, concedido por el Papa Francisco, a petición de nuestro Obispo. Un año, ha dicho, «cuya vivencia ha contribuido a una renovación espiritual de las almas de los fieles de esta Iglesia particular de Segorbe-Castellón, una renovada vida religiosa, una renovada vida de fe, y una renovada devoción a la Santísima Virgen María».
La celebración ha coincidido con el 25 aniversario de la consagración de la Concatedral de Santa María, que el Nuncio Apostólico ha aprovechado para recordar la realidad visible de la Diócesis que se concreta en cada uno de los fieles. Así, ha destacado cómo hoy, se ha hecho presente «la comunión con el sucesor de Pedro», siendo una realidad «tangible y visible por el misterio de la unión de los hombres con Dios».
Y es que Dios, ha resaltado Mons. Bernardito Auza, «ha querido entrar en nuestra historia a través del Misterio de la Encarnación» que ha sonado con gran fuerza durante la proclamación del Evangelio. Un misterio vivo que nos ha dejado el Señor «a través de la oración, la predicación, la celebración de los divinos misterios y, particularmente, en el sacrificio eucarístico».
La Iglesia pues, «no es un armazón vacío, no es un simple fenómeno humano y social, ni es una estructura o una comunidad de gente ilusionada más o menos con una idea». La Iglesia, ha enfatizado Mons. Bernardito Auza, «es un misterio de unidad y de comunión, enraizada en el misterio de Dios».
Unidos a María, por su Hijo
Las palabras del Nuncio Apostólico en referencia a la Mare de Déu del Lledó, han calado hondo en los fieles. Recordando el evento histórico del hallazgo de la «imagen sagrada al abrigo del Perot» se ha referido a María como «Madre que cuida y vela, protege y ayuda a mantenernos unidos a su Hijo, nuestro Señor».
Una unión espiritual, ha proseguido, que «ocurre en el primer instante de su concepción a través de su cuerpo santo e inmaculado y en permanente actitud de escucha de la Palabra, que brilla en su vida de unión con Dios como la perfecta discípula y, como dice del Concilio Vaticano II, la cooperadora del Redentor».
Se ha referido también a la «maternidad de María que perdura fiel a los pies de la cruz junto a su Hijo convirtiéndose en intercesora de los dones de la salvación eterna». Y, en referencia al pasaje evangélico de la Anunciación que se ha proclamado, «María representa la mayor humildad al proclamarse esclava del Señor, una expresión que nos enseña la donación total a Dios».
En este sentido ha recordado las palabras del papa Francisco invitándonos a «la conversión a Dios a través del anuncio de Cristo» en contraposición con un mundo que vive a espaldas de Dios. Ha exhortado a los presentes a concebir la vida cotidiana teniendo presente a Dios para discernir nuestra misión en la Iglesia permitiendo que se forje en cada uno de nosotros el misterio personal que refleje a Jesucristo siendo testimonio vivo de Él en el mundo actual.
Jubileo 2025
Mons. Bernardito Auza ha recordado también que el próximo 9 de mayo, coincidiendo con la Ascensión del Señor, el Santo Padre convocará a la Iglesia Universal a celebrar el Jubileo bajo el lema «Peregrinos de Esperanza».
Se ha encomendado a la intercesión de la Santísima Virgen María, «sierva de su Hijo, discípula perfecta, Madre y Señora» para que sigamos siendo fieles cada día y renovar nuestra ilusión en el amor de su Hijo, que resucitado, ha vencido a la muerte. Y que, «en nuestra peregrinación como pueblo de Dios, con María, no nos cansemos de amar a todos, acompañar a todos y ser testigos de Jesús con la alegría de su Evangelio».
La celebración ha concluido con el rezo de la oración del Año Jubilar Mariano, el canto de los Gozos y la Salve Popular, dando paso a la procesión que, saliendo de la Concatedral de Santa María ha recorrido la C/ Colón y C/ Zaragoza, hasta llegar a la Plaza de la Independencia para conmemorar el Centenario de la Coronación.
Tanto la Misa Estacional como la procesión y el acto conmemorativo del Centenario han estado retransmitidos por varias televisiones, entre ellas La 8 Mediterráneo, Trece TV, A Punt y Televisión de Castellón.
Los jóvenes de la Diócesis fueron los protagonistas del cuarto día del Novenario a la Patrona de Castellón. Convocados por la Delegación Diocesana para la Infancia y la Juventud, los integrantes del apostolado parroquial Effetá (adscrito a la Parroquia de La Santísima Trinidad) fueron los encargados de organizar la celebración.
Comenzaba a las 19h con el rezo del Santo Rosario que dirigieron los propios jóvenes. Arropados por el manto de la Virgen y bajo el lema «Al cielo, en equipo», se encomendaron a la Mare de Déu del Lledó a quien veneraron y honraron como digna Madre de Dios y Madre nuestra. A ellos se sumaron jóvenes de otros movimientos y realidades de la Iglesia de nuestra Diócesis, así como el Presidente de la Real Cofradía del Lledó, la Presidenta de las Camareras de la Virgen y demás integrantes, así como fieles devotos de la «mareta».
La celebración de ayer tarde estuvo presidida por Mons. Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón, quien, dentro de la programación del curso pastoral, tal como advirtió, comparte con los jóvenes una vigilia al trimestre que correspondía organizar a los integrantes de Effetá y, en esta excepcional ocasión se sustituyó con su participación en los actos del Centenario de la Coronación de la Virgen del Lledó.
Tras el rezo del Rosario se celebró la Eucaristía presidida por D. Casimiro y concelebrada por el Delegado Diocesano para la Infancia y la Juventud, D. Manuel Díaz; el Prior de la Real Cofradía, D. Miguel Abril; el Prior de la Basílica, D. Joaquín Guillamón; y el Vicario Parroquial de Santa María, D. Ángel Cumbicos, asistidos por los diáconos Álvaro González y Pablo Durán.
La Liturgia de la Palabra dio paso a la homilía de nuestro Obispo que agradeció a los jóvenes su implicación y participación en la Novena y, citando el libro de los Hechos de los Apóstoles, recordó cómo la Virgen «es la mejor intercesora para crear unidad en la Iglesia para, como dice el lema, caminar en equipo hacia el cielo». Ella nos une, nos alienta, y nos lleva hacia la Padre celestial». Precisamente fue esto, lo que ayer pidió D. Casimiro al Señor, «que cree unidad entre nosotros, y que de sus manos, como decía al comienzo, vayamos al encuentro con Cristo».
Habiéndose proclamado el Evangelio de las Bodas de Caná, el Obispo exhortó a «asumir la invitación de María para hacer lo que Él os diga». Porque Ella, continuó D. Casimiro, «es la buena Madre que, como en aquella ocasión en Caná, está en medio de nosotros y sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos». El vino que falta y al que se refiere el Evangelio, dijo el Obispo, «es lo que nos falta a cada uno en nuestra vida para ser felices, para caminar con sentido en la vida y para dejarnos sanar».
A los que confían en el poder de Jesús y en la intercesión de la Virgen María, les espera el mejor vino, el del amor de Dios y la salvación eterna, vino a decir D. Casimiro explicando el pasaje evangélico. «Ella es la Madre solícita, que preocupada por todos y cada uno de nosotros, advierte a Jesús que ‘falta vino’ y nos invita a ponernos en manos de Jesús para descubrir en Él lo que necesitamos pero, sobre todo, para poner en manos de Él nuestra persona y estar abiertos a la voluntad de Dios en nuestra vida».
El buen vino, advirtió D. Casimiro dirigiéndose a los jóvenes, «es vino en abundancia y signo de la alegría de aquel que se encuentra con el Señor porque también la gracia que viene de Él es sobreabundante». Así les animó a dejarse encontrar con el Señor, llenarse de su gracia y de la alegría que brota de saberse amados personalmente por Dios en Cristo Jesús y de mostrarlo a los demás».
Terminó su exhortación invitándolos a ser discípulos misioneros y «anunciar a Cristo resucitado a tantos jóvenes que han perdido la brújula de su vida o que son esclavos del individualismo, las drogas, el afán del dinero o el poder». Haciéndolo así, «también otros encontrarán un nuevo horizonte y darán sentido a su vida para caminar juntos, como dice vuestro lema, hacia el cielo, hacia la patria celestial, como iglesia peregrina que se sabe, siempre, acompañados por la Madre y bendecidos por el Señor».
La Patrona visita el campus coincidiendo con el 50ª Aniversario del CEU en Castellón
E
A la hora del Ángelus llegaba la Virgen del Lledó al campus de la Universidad CEU-Cardenal Herrera de Castellón siendo recibida por el Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, y las autoridades académicas de la insigne universidad, siendo portada a hombros por alumnos de diferentes grados universitarios.
El Rector, D. Higinio Marín ha dado la bienvenida a todos los presentes, entre quienes se encontraban las principales autoridades locales, civiles y militares, miembros de la Asociación Católica de propagandistas (ACdP), así como miembros de la Real Cofradía del Lledó, alumnos, ex-alumnos y familias que se han unido a esta doble celebración: el 50º Aniversario de la presencia del CEU en la ciudad de Castellón y la visita de la Patrona al centro universitario.
Por su parte, D. José María Mira de Orduña Gil, Director del campus castellonense, representando a toda la comunidad educativa, ha dirigido unas emotivas palabras a la Virgen, destacando que, siendo una universidad católica, a ella se la invoca «como Señora de Sabiduría fijando nuestra mirada en vuestro corazón». Del mismo modo ha advertido que la Universidad CEU Cardenal Herrera necesita a la Virgen «para hacer ciencia y para formar en la ciencia a personas que deben servir a la sociedad desde esa sensibilidad que da respetar, promover y proteger siempre la dignidad infinita del ser humano».
También ha tenido palabras para los estudiantes que han estado presentes en la celebración, invitándolos a que se identifiquen con ella, siguiendo, «como ella hizo, la llamada del Señor a la vocación de servir al prójimo como maestros, enfermeros, médicos, cocineros o deportistas y hacerlo con el amor con el que Dios lo hace, que es el amor con el que la Virgen María lo hizo».
Ofrenda de floresy Eucaristía
A los pies del Altar, instalado en una carpa para la ocasión, la Mare de Déu del lledó ha recibido la ofrenda floral de todos los participantes dando paso a la celebración de la Eucaristía en acción de gracias que ha estado presidida por el Obispo y concelebrada por varios sacerdotes, entre ellos, D. Samuel Torrijo, actual Capellán del CEU y D. Jesús Robledo, vice-consiliario de la ACdP.
Tras la liturgia de la Palabra, D. Casimiro ha dado gracias a Dios por estos 50 años de andadura académica en la ciudad de Castellón y por la obra educativa del CEU, uniendo esta acción de gracias a la visita de la Mare de Déu del Lledó en los actos conmemorativos del Centenario de su Coronación.
El Obispo ha recordado el Evangelio de la Visitación de la Virgen a su prima Isabel para destacar que «ella es el Arca de la Alianza y presencia de Dios en medio de todos nosotros, porque ella nos da al Hijo de Dios y ella sigue siendo su presencia aquí y ahora para nosotros, en un mundo que parece querer olvidarse de Dios».
Ante la presencia de la Virgen, el Obispo ha invitado a los presentes «a recuperar nuestra alegría por creer, pero sobre todo, para recuperar a Dios en medio de nosotros, en las actividades académicas, profesionales, en la familia y en la vida personal de cada cual, sabiendo que Dios está presente».
Del mismo modo ha exhortado a, de la mano de María, ir al encuentro personal con el Señor porque solo así, ha recalcado, citando a Benedicto XVI «solo se empieza a ser cristiano». En este sentido ha explicado que la fe no es una ideología ni un mero código ético. La fe se sustenta, ha insistido, «en el encuentro con el señor resucitado de manos de María». Y a la Virgen ha puesto como ejemplo de confianza en Dios pues «en ella puso Él su vida y siempre estuvo atenta a la escucha para cumplir la voluntad de Dios».
Finalmente, ha exhortado a los presentes a acoger a María y de sus manos unirnos a su hijo para, como ella nos dice, haced lo que Él os diga y cumplir su voluntad».
Mascletá en honor a la Mare de Déu del Lledó
La celebración ha concluido a las puertas del centro universitario junto a la Virgen, en cuyo honor, se ha disparado una mascletá. Así se ha despedido a la Virgen que prosigue su recorrido por las parroquias de Castellón.
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