Los obispos españoles han celebrado su 127ª Asamblea Plenaria del 31 de marzo al 3 de abril en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Entre ellos se encontraba el de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente.
La Asamblea ha coincidido con el cambio de destino del nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, recién nombrado representante pontificio ante la Unión Europea. En la sesión inaugural, el presidente de la CEE, Mons. Luis Argüello, agradeció el trabajo realizado en estos cinco años y repasó las cuestiones fundamentales para la Iglesia en España y su relación con la sociedad contemporánea.
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Después tomó la palabra Mons. Auza que agradeció “de corazón” a los obispos españoles estos años en los que ha “compartido alegrías y penas de la sociedad y de la Iglesia española”. Además, trasladó en nombre de Su Santidad, “un vivo agradecimiento por las oraciones ofrecidas al Señor por su salud en este tiempo de convalecencia”.
Líneas pastorales y aplicación del documento final del Sínodo
Uno de los temas del orden del día ha sido definir las líneas pastorales que marcarán el trabajo de la CEE en el cuatrienio 2026-2030. Como punto de partida, se han recogido las aportaciones de la Comisión Permanente de febrero, que ya trabajó sobre este tema. También se ha propuesto incorporar las consideraciones del Documento Final de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, que ahora tienen que aplicarse en las Iglesias particulares.
Siguiendo la metodología de trabajo del Sínodo, que ya se aplicó en la Plenaria anterior, este punto se ha desarrollado según el formato de “conversación en el Espíritu”. Así, después de una breve presentación de Mons. Argüello, los obispos se han distribuido en grupos. Cada miembro del grupo, en una primera ronda, ha compartido sus aportaciones sobre el tema de la conversación. En una segunda ronda, se han subrayado algunos aspectos que resuenan con más fuerza en el grupo. En la tercera ronda, se han recogido tres sugerencias concretas, que después se han expuesto reunidos de nuevo en Asamblea Plenaria.
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Actividad de las Oficinas para la Protección de Menores en 2024
El servicio de Coordinación y Asesoramiento de las Oficinas para la Protección de Menores ha presentado el resumen de la actividad realizada por estas Oficinas en el 2024. En el ámbito de la prevención, las oficinas de protección de menores y prevención de abusos han recogido que se ha ofrecido formación a través de las diócesis y congregaciones religiosas a 225.000 personas:
a. 130.000 niños y adolescentes,
b. 43.000 profesores,
c. 20.000 padres,
d. 18.600 agentes de pastoral (catequistas, monitores de tiempo libre, etc.)
e. 5.000 sacerdotes,
f. 1.800 consagrados no sacerdotes,
g. 800 seminaristas y consagrados en formación, etc.
También han acogido nuevos testimonios de abusos. En concreto 146. De ellos, 94 no han tenido recorrido judicial, por fallecimiento del victimario o prescripción del delito. Y estos pueden tener su cauce en la Comisión Asesora de Reparación Integral del plan PRIVA. El resto tienen recorrido judicial y se acompañan también desde las oficinas de protección de menores.
Modelo unificado de rendición de cuentas
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La vicesecretaría para Asuntos Económicos, además de las cuestiones habituales de seguimiento, ha presentado el documento «Modelo de rendición de cuentas económicas y de actividades de las entidades de la Iglesia en España».
El objetivo es que todas las instituciones tengan un modelo homologado de rendición de cuentas, de recogida de datos económicos y de la actividad que desarrollan las parroquias y otras instituciones eclesiales. Los obispos han aprobado el documento como texto base que se va a someter a consultas a las distintas entidades de la Iglesia para su presentación definitiva en una próxima Asamblea Plenaria.
Temas presentados por las Comisiones Episcopales y otros organismos
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También se han abordado distintos temas que han llevado a la Plenaria las Comisiones Episcopales y otros organismos de la CEE. Entre ellos:
Declaración sobre el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea
La Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso sigue avanzando en la preparación del acto ecuménico, que tendrá lugar en la Plenaria de noviembre, con motivo del 1.700 aniversario del Concilio de Nicea, considerado como el primer concilio ecuménico de la Iglesia católica.
En este acto se hará pública una Declaración conjunta con el resto de las confesiones cristianas en España. La Asamblea Plenaria ya ha aprobado el documento que presentará, para consensuar, esta Subcomisión.
Regulación del Consejo General de la Iglesia en la Educación
La Plenaria también ha dado el visto bueno a la regulación del «Consejo General de la Iglesia en la Educación». Con este Consejo, que comienza así su andadura, la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura, que preside Mons. Alfonso Carrasco, quiere dar continuidad al camino que se emprendió en el Congreso La Iglesia en la Educación. Presencia y Compromiso, de febrero de 2024.
Entre sus objetivos está abordar de manera conjunta los grandes desafíos que las entidades educativas católicas afrontan en la actualidad.
Proyecto “Recordar la santidad en la Iglesia particular”
El Papa Francisco hacía pública el 16 de noviembre de 2024 una Carta para el recuerdo en las Iglesias particulares de sus Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios. En este escrito, exhorta a las Iglesias locales a que, desde este año, con motivo del Jubileo, cada 9 de noviembre recuerden a las figuras de santidad de sus respectivos territorios. También señala que las Conferencias Episcopales podrán desarrollar y proponer indicaciones y orientaciones pastorales.
Recogiendo esta invitación, la oficina para las Causas de los Santos trabaja en el proyecto “Recordar la santidad en la Iglesia particular”. Su directora, Lourdes Grosso, M.Id, ha llevado a la Plenaria el documento en el que se proponen unas orientaciones pastorales y algunas iniciativas que puedan ayudar a las diócesis en la pastoral de la santidad. El texto ha sido aprobado y se presentará próximamente.
Catecumenado de adultos
También ha intervenido en la Plenaria el presidente de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, Mons. José Rico Pavés, para hacer balance de los 25 años de trabajo del departamento del Catecumenado de adultos. El repaso a estos años ha servido, además, para valorar la situación actual de este Catecumenado y para presentar unas propuestas con las que seguir impulsando y animando en las diócesis la iniciación cristiana de los adultos que solicitan el bautismo.
Textos litúrgicos de la memoriade santa Teresa de Calcuta
El presidente de la Comisión Episcopal para la Liturgia, Mons. Leonardo Lemos, ha presentado a la Plenaria la traducción en castellano, catalán, euskera y gallego de los textos litúrgicos de la memoria de santa Teresa de Calcuta que se celebra cada 5 de septiembre. Tras su aprobación, se remitirán al Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos para su confirmatio y poder incorporarlos en el Misal y la Liturgia de las Horas.
El Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) invita a todos sus miembros a unirse a la cadena eucarística de esta Cuaresma 2025 «para orar por las víctimas de la guerra e invocar del Señor «una paz justa y duradera especialmente para Ucrania y Tierra Santa». La Iglesia española tiene designado el jueves 3 de abril. Con este motivo, la Conferencia Episcopal Española celebrará este día la Eucaristía con estas intenciones en la Capilla de la Sucesión Apostólica.
La cadena eucarística nació como signo de cercanía de la Iglesia con las víctimas del Covid y sus familias, pero ya se ha convertido en una cita fija de oración de las Conferencias Episcopales de Europa desde el Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo.
Esta iniciativa pretende ser «una experiencia de comunión y un signo visible de esperanza para todo el continente europeo; tiempo de oración, ayuno y limosna «para que todos nos sintamos hermanos e imploremos a Dios el fin de la guerra», explica el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa.
Desde el CCEE llaman también a seguir rezando por la salud del Papa Francisco «en estos días de sufrimiento y enfermedad».
El Papa Francisco agradeció ayer a los fieles la oración por su salud. El audio con la voz del Papa se escuchó al comenzar el rezo del Rosario en la Plaza de San Pedro. En sus palabras decía: «Agradezco de todo corazón las oraciones que hacen por mi salud desde la Plaza, los acompaño desde acá. Que Dios los bendiga y que la Virgen los cuide. Gracias».
La Conferencia Episcopal se suma a la iniciativa de la Santa Sede de rezar, desde la tarde del lunes 24 de febrero, el Rosario por la salud del papa Francisco a las 21.00 horas en la Plaza de San Pedro. La oración de ayer estuvo presidida por el cardenal Ángel Fernández Artime, pro-prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica desde 2025.
Se unen en oración los cardenales residentes en Roma, con todos los colaboradores de la Curia romana y de la diócesis de Roma. Con esta iniciativa, informa la oficina de prensa de la Santa Sede, se quiere recoger el sentir del pueblo de Dios.
Con el inicio del mes de marzo se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por las familias en crisis: “oremos para que las familias divididas encuentren en el perdón la curación de sus heridas, redescubriendo incluso en sus diferencias las riquezas de cada uno.”
Oración Mensual
Padre Bueno, Tú quisiste que tu Hijo naciera en una familia, en un espacio de amor y ayuda en el que el Salvador “crecía y se fortalecía». Hoy traemos ante tu mirada a todas las familias atravesadas por la división y la crisis, rogándote que abras en ellas espacios para comunicarse de corazón a corazón, aprendiendo el difícil arte de la reconciliación.
Que el Corazón de tu Hijo Jesús les descubra la buena noticia que esconde la crisis, ayudándoles a afinar el oído del corazón e impulsándoles a dar paso al perdón.
Sopla tu Espíritu sobre todas ellas para que con el sostén de la gracia y el acompañamiento de familiares y amigos puedan dar un nuevo “sí» que haga posible en ellas, que el amor renazca fortalecido, transfigurado, madurado, iluminado.
Amén.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por los seminaristas, para que, ayudados por sus formadores, respondan a su vocación y se conviertan en apóstoles alegres que susciten, en medio de los jóvenes, la llamada de Dios al ministerio sacerdotal.”
«Propongamos personalmente a niños, adolescentes y jóvenes la llamada de Dios al sacerdocio tomando como modelo el llamamiento de Jesús a sus apóstoles. La llamada de Jesús fue siempre directa y personal. No tengamos miedo a proponer explícitamente la vocación al sacerdocio. Si la respuesta es negativa ya tenemos respuesta; si es dubitativa hay que hacer un seguimiento, y si es afirmativa ya tenemos una vocación. La propuesta vocacional necesita personas convencidas e identificadas con su vocación.
Hemos de acompañar a los niños, adolescentes y jóvenes que se sienten llamados por el Señor para ayudarles a discernir y madurar su vocación. Con este fin reabrimos hace unos años el Seminario Menor. Pensemos también en el seminario en familia o en grupos de acompañamiento. Los sacerdotes y agentes de pastoral deberían acompañar a las familias y en especial a aquellas que tengan hijos con inquietud vocacional, para que favorezcan la vocación.
Cuidemos con esmero a nuestros seminarios, a nuestros seminaristas y las vocaciones al sacerdocio ordenado. Seamos también generosos en la colecta. La Iglesia y nuestro mundo necesitan sacerdotes, hombres de Dios para servir a los hermanos».
Las Jornadas de Delegados y Responsables de Catequesis y Catecumenado, organizadas por la Comisión de Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la Conferencia Episcopal Española, se celebraron en Roma del 11 al 13 de febrero. Bajo el lema “La importancia del encuentro con Jesucristo en la catequesis”, alrededor de 90 delegados, entre ellos el representante de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Juan Agost, participaron en el encuentro, enmarcado en la preparación del Año Jubilar 2025.
La primera jornada incluyó la ponencia de Mons. Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, quien destacó que “no se comienza a ser cristiano por una gran idea, sino por el encuentro con Jesucristo”. También subrayó la importancia de la dimensión comunitaria en la catequesis: “La Iglesia es el nosotros en la fe, sin la comunión no hay verdadera fe”. Insistió, además, en que “el Catecumenado tiene un camino que continúa y que no termina por un acto o una celebración sacramental, sino que se necesita de una comunidad viva para su desarrollo”.
El miércoles 12, los delegados asistieron a la Audiencia General del Papa Francisco en el Aula Pablo VI. En su catequesis, el Santo Padre presentó a los pastores de Belén como “modelos de todos los evangelizadores”, destacando en ellos la prontitud y la humildad como virtudes fundamentales para anunciar el Evangelio. Durante la audiencia, el obispo de Asidonia-Jerez y presidente de la Comisión Episcopal de Evangelización, Catequesis y Catecumenado, Mons. José Rico Pavés, junto con los responsables del Secretariado de la Comisión, entregó al Papa el nuevo Catecismo para adultos “Buscad al Señor”, recibiendo su aliento para la catequesis en España.
Ese mismo día, los participantes realizaron la peregrinación jubilar y cruzaron la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, donde celebraron la Eucaristía presidida por Mons. Rino Fisichella. Por la tarde, el cardenal Angelo Donatis, Penitenciario Mayor de la Penitenciaría Apostólica, habló sobre “La catequesis como proceso de conversión”, destacando que “la catequesis ofrece la posibilidad de un encuentro con Jesús que transforma interiormente al hombre”.
El jueves 13, la jornada comenzó con la celebración de la Santa Misa en la capilla de la Conferencia Episcopal Italiana. Posteriormente, don Alberto Royo Mejía, Promotor de la Fe del Dicasterio para la Causa de los Santos, abordó la formación de catequistas para iniciar al encuentro con Jesucristo y la santidad, destacando que los santos de hoy “hacen que la catequesis tenga un gran sentido de esperanza”. Finalmente, la Comisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana compartió la realidad catequética y catecumenal en el país.
Las jornadas concluyeron con la convicción de que la catequesis sigue siendo un camino esencial para el encuentro con Cristo, reforzado por el testimonio comunitario y el acompañamiento en la fe.
La Iglesia en España ha celebrado su Congreso de Vocaciones “¿Para quién soy?”, entre el viernes, 7 de febrero, y hasta el domingo, día 9. El Congreso se ha celebrado en el «Madrid-Arena» y se ha podido seguir en la página web del Congreso y en el canal de Youtube de la Conferencia Episcopal. La Asamblea Plenaria de la CEE encomendó la organización de este evento al Servicio de Pastoral Vocacional. La Conferencia Episcopal Española cierra, con este Congreso, su ciclo del Plan Pastoral que inició en 2021.
Día primero. Inauguración, ponencia marco y vigilia de oración
El viernes 7 por la tarde comenzó la acogida de participantes, que llegaron de las 70 diócesis españolas, entre ellas de Segorbe-Castellón con una delegación encabezada por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y por el Delegado diocesano para la Pastoral Vocacional, D. Jon Solozabal. Y lo hicieron con la alegría de los bautizados, de ser peregrinos, de compartir, de vivir desde el comienzo, personal y comunitariamente, los retos que plantea este Congreso: que sea un encuentro que ayude a reconocer que el Señor sigue llamando a la vida, a la fe y a la misión.
La inauguración del Congreso comenzó con música, con la proyección del video-clip del himno del Congreso de Vocaciones, «Para quien soy yo», compuesto y cantado por Hakuna, en un acto amenizado por los periodistas Mª Ángeles Fernández y Fran Otero, que invitaron a una pequeña dinámica con algunas frases del himno del Congreso, que i nterpelaban al público: “Lo que todo el mundo ansía — ¿Qué ansía tu corazón?”; “¿Para quién soy?” – “¿Qué hago aquí?” — “¿Qué haces aquí?” y la frase “Tu mirada da sentido a nuestra vida” con la pregunta “¿Cómo me mira Jesús?”. Los congresistas escribieron sus respuestas en unos folios que alzaban con las manos. La música y las canciones acompañaron también las distintas partes y reflexiones del Congreso.
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Seguidamente, comenzó un momento de oración guiado por un grupo de la Archidiócesis de Valencia. “Somos una Asamblea de los llamados. Nos hemos preparado. La cuestión vocacional es un gran reto para nuestra Iglesia, que abre una respuesta desde el discernimiento y el acompañamiento que ofrece la Iglesia. El Señor nos sigue llamando a la vida. La vida cristiana es vocación. Toda vida es vocación. Se vive como una llamada y se ofrece como una misión particular”, reflexionaron.
Saludos iniciales de bienvenida
Los saludos iniciales de acogida corrieron a cargo del arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo; del arzobispo de Braga, Mons. José Manuel García Cordeiro, responsable de Vocaciones y Jóvenes en el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE); del nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, quien agradeció la celebración del encuentro y transmitió el mensaje que el papa Francisco envió a los participantes de este Congreso. Por último, el presidente de la CEE, Mons. Luis Argüello, dio la bienvenida también, cerrando este acto de recibimiento, a todos los congregados.
Cardenal Cobo: «nuestra vida tiene futuro, nuestra vida tiene sentido»
El cardenal Cobo acogió con su saludo a todos los participantes en Madrid, con unas palabras y un deseo compartido: que nos escuchemos unos a otros durante estos días. Afirma que “lo mejor que a alguien le puede ocurrir en la vida es poder conducir su libertad a su horizonte más amplio y eso solo se hace si es capaz de formular a las preguntas fundamentales. Nada es tan obvio que no merezca ser interrogado. Nuestro tiempo presenta una grieta peligrosa y es la falta de preguntas”.
“Dedicamos -continuó- mucho esfuerzo a nuestra personalidad on-line, pero la falta de preguntas nos hace volar muy bajo. Navegamos en la incertidumbre y nos da mucho miedo el futuro. Ante una pandemia como la que tuvimos olvidamos las preguntas y no hacemos nada ante el miedo”.
Por ello, explicó qué si no nos dejamos sorprender por el Dios que nos llama por nuestro nombre, seremos seres deshumanizados. Pero si cultivamos la capacidad del asombro seremos capaces de ver a Dios. “Despertad es la llamada. Despertad de la dormidera para poder hacer en el corazón las preguntas fundamentales. Para percibirnos creados y amados desde siempre. La revelación es así. La historia de un coloquio amoroso entre Dios y el hombre. Debemos apostar por la cultura del encuentro: que incorpora al otro y a los otros. La revelación es la que da sentido a nuestra vida. Hay que sentarse a escuchar y estar juntos”, constató.
El cardenal Cobo explicó que el divorcio de la fe en el día a día es una grieta y limita nuestra capacidad de vivir la fe en todos los aspectos de la vida. Por ello, el reto que nos propone es: integrar la fe en la vida cotidiana y así puede cumplir cada persona su misión en el mundo. “Él no nos propuso solo un ideal, Él se encarna. Nos propuso un encuentro con Él, vino a nuestro lado. «Maestro, ¿dónde vives? esta es la pregunta. Venid y veréis, la respuesta”, reflexionó.
También destacó que “nuestra vida tiene futuro, nuestra vida tiene sentido porque depende de la mirada Dios. Somos convocados, Dios llama en la Asamblea que es la Iglesia. Por ello, «estar juntos nos da alas, para vivir más arraigados, haciendo uso de nuestra libertad. Nos hace caminar y aprender juntos”. Así, indicó que “Dios nos saca de nuestras ideas que polarizan la convivencia, que no acepta a los otros”. Por ello, como toda vocación es un don y una vida, «todas las vocaciones deben ser acompañadas. La vocación es una llamada, la llamada del Maestro para seguirle. Vivimos un momento de gracia para la Iglesia. El Espíritu santo nos empuja a descubrirnos como Pueblo de Dios. Todos somos discípulos de Cristo en misión. Vocación única que nos iguala a todos. En la comunidad todos nos sentiremos valorados. Pongámonos en camino y preguntémonos “¿Para quién soy?”.
A continuación, tomó la palabra Mons. José Manuel García Cordeiro, quien aseguró en su saludo que “todos estamos llamados – todos somos una asamblea de llamados a la misión. De hecho, la Iglesia o es misionera o no existe. Salir, evangelizar y discipular son verbos activos para una Iglesia en misión peregrina de esperanza”.
Mons. García Cordeiro dio un «Sí» a la vocación misionera, sinodal y de comunión que tiene la Iglesia: “Sí, soñamos con una Iglesia en actitud permanente de oración, formación, renovación y misión; una Iglesia cada vez más atenta a todas las personas y a los signos de los tiempos. Sí, soñamos con una Iglesia que sienta, viva, comparta y se esfuerce por ayudar a resolver los innumerables problemas que afectan a las familias. Sí, soñamos con una Iglesia que se convierta en compañera de viaje de los jóvenes, atenta a sus sueños, deseos y dificultades, sabiendo que los jóvenes vienen a la Iglesia no para divertirse, sino para alimentarse desde dentro”.
Ante ello, subrayó el arzobispo, que más que saber responder a la pregunta fundamental: ¿Quién soy yo? “debemos responder con nuestra vida: ¿Para quién soy yo? ¿Para qué sirve la vida, sino para dar? ¿Qué puedo hacer por la Iglesia?”.
Mensaje del papa Francisco al Congreso
Por su parte, el Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito C. Auza, mostró su alegría por la organización de este Congreso vocacional y dio lectura al Mensaje con el que el Papa Francisco quiso unirse a la celebración de este Congreso de Vocaciones “agradeciendo a todos los que trabajan por las vocaciones en las amadas tierras de España”.
El Santo Padre manifestó su alegría porque el lema del Congreso recoja las palabras de la Exhortación apostólica postsinodal Christus vivit. Un documento que advierte que muchas veces “perdemos tiempo preguntándonos: «Pero, ¿quién soy yo?»” y “no llegamos a la pregunta fundamental: «¿Para quién soy yo?»”. Sin duda, responde el Pontífice “eres para Dios”. Pero, matiza, “Él quiso que seas también para los demás, y puso en ti muchas cualidades, inclinaciones, dones y carismas que no son para ti, sino para otros” (n. 286).
El Papa recordó la escena del joven rico que le pregunta al Señor qué tiene que hacer para alcanzar la vida eterna. En su respuesta, “el Señor nos hace ver, con una dulce pedagogía, que la bondad a la que aspiramos no se consigue cumpliendo requisitos y alcanzando objetivos y, aunque hayamos tratado de realizar todo esto desde nuestra juventud, siempre nos faltará algo muy simple, el don total de nosotros mismos, el seguir a Jesús en la prueba del amor más grande”.
Lo que le pide al joven rico: «anda, vende lo que tienes, y dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme» (Mc 10,21), “lo podemos escuchar dirigido a cada uno de nosotros. Todos somos administradores de los dones de gracia y de naturaleza que el Señor nos ha regalado, y nuestros talentos son para ponerlos en el banco y sacar interés, nuestros bienes para venderlos, de forma que el fruto llegue a los demás”.
Francisco puso como ejemplo la DANA “una situación que nos interpela profundamente, y que deja al vivo la idea de «para quién soy». Cuántos testimonios de valentía, de solidaridad, de ver que en ese contexto lo que tengo, lo que soy, tiene un propósito concreto: los otros”. Ante la actitud del joven rico que “no supo invertir en el negocio esencial al que Dios le invitaba”. El Papa ensalzó el testimonio de “todos esos jóvenes que, como hemos visto en la catástrofe de la DANA, en la acogida de los migrantes o del volcán de La Palma, son los primeros en ponerse manos a la obra”.
En el discernimiento de la propia vocación, sigamos “ese ejemplo para captar el valor de los bienes espirituales o materiales que estamos llamados a gestionar. Como aquel administrador deshonesto de la parábola recogida por san Lucas no los «derrochemos», usándolos para alejar a los demás de nosotros y de Dios, sino busquemos poder decir que no nos debemos más que amor (cf. Rm 13,8)”.
“No pensemos que lo que tenemos no es suficiente” afirma el Papa apoyándose en el ejemplo de los apóstoles que no tenían “oro ni plata” pero que, después de recibir el Espíritu Santo, perciben la necesidad del pobre paralítico. También Felipe movido por el Espíritu, “consigue ver la necesidad del otro y, por encima de sus expectativas, anunciarle a Jesús, en la Palabra y los sacramentos, atendiendo una pobreza que no es material sino espiritual (cf. Hch 8,27-35)”.
En este Congreso de Vocaciones “pidamos una mirada capaz de percibir la necesidad del hermano, no en abstracto, sino en lo concreto de unos ojos que se clavan en nosotros como los del paralítico del templo. En la oficina, en la familia, en el apostolado, en el servicio, lleven a Dios allí donde Él los envíe, esa es nuestra vocación”. Con la pregunta «¿para quién soy?», concluyó, “nos introducimos en el misterio de Dios y de su proyecto sobre nosotros, pero no tengan miedo y abandónense a la voluntad divina, el Espíritu los sorprenderá a cada paso, haciéndoles bajar del tren de la vida, como a santa Teresa de Calcuta, para reducir las distancias que los separan de Dios y del hermano, para cambiar sus rumbos y encontrar a Jesús en el abrazo de aquel al que son enviados”.
Palabras de acogida de Mons. Argüello
Así cerró este bloque de bienvenida Mons. Luis Argüello, presidente de la CEE, con su saludo a los participantes. En primer lugar, dio gracias al Papa por su mensaje al Congreso, del que ha desbrozado el lema: “El Yo del lema del Congreso es un Yo que es un nosotros. Para quién soy yo es preguntarnos para quien somos nosotros”. El arzobispo de Valladolid subrayó lo esperanzador de este encuentro, cuando recuerda que 60 diócesis “nos hemos congregado aquí, preguntándonos para quién somos”.
Mons. Argüello puso de relieve el valor de la cruz, “donde vemos el corazón que se entregó por nosotros, la sangre que nos redime y alimenta y el aliento que nos hace descubrir quiero ser santo”. También invitó a todos a esperar con María en los momentos de dificultad. Además de “a vivir el domingo, día del Señor, día del hombre, día de la creación, para comunicar la alegría del Evangelio, como Pueblo que camina y que podamos decir: he descubierto un nuevo Yo, el Yo que es un nosotros, que podamos ofrecer a nuestros contemporáneos”.
Ponencia marco inicial
A continuación, Ana Samboal y Alfonso Alonso-Las Heras presentaron a los asistentes la ponencia marco inicial, que recogía el trabajo en común anterior a este Congreso. En ella destacaron que la razón de realizar este Congreso era ofrecer la certeza de que “Dios sigue amando y llamando”. “La vocación es el regalo que Dios nos dona junto a la vida, que debemos descubrir y a la que hay que responder”, subrayaron.
Por ello, la Iglesia quiere ayudar a fortalecer la cultura vocacional para que cada persona pueda descubrir su vocación y alcanzar la plenitud a la que ha sido llamada.
El Congreso de Vocaciones “¿Para quien soy yo. Asamblea de llamados para la misión”, cierra el ciclo pastoral 2021-2025 de la CEE, continuando el trabajo del Congreso de Laicos de 2020 “Pueblo de Dios en salida”. Con este encuentro se quiere dar un paso más: del anuncio del Kerigma a vivir la propia vida como respuesta al mismo. La razón última de este Congreso es descubrir la “certeza de que Dios sigue invitándonos a todos a una existencia plena y dichosa”. Es mostrar la certeza de que “todos tenemos vocación”. Por ello, la Iglesia quiere ayudar a fortalecer la cultura vocacional para que cada persona pueda descubrir su vocación y alcanzar la plenitud a la que ha sido llamada.
El Congreso comenzó hace meses con el trabajo previo y este fin de semana continúa el itinerario de encuentro, formación, oración y celebración.
Diagnóstico del momento actual: una crisis antropológica
Esta ponencia inicial partía de un diagnóstico de la situación actual, donde explica el porqué de este énfasis en el tema de la vocación en los últimos años. La respuesta es que existe una crisis antropológica, “de comprensión de lo que somos”. Esta crisis no se limita a la disminución de vocaciones de “especial consagración” sino a la falta de vidas entendidas y vividas como vocación. En todos los ámbitos: en el familiar, en el profesional, en la Iglesia… lo que está en crisis es la “vida entendida como vocación”.
Explicaron que esta situación tiene diferentes causas, entre las que destacan:
–La exacerbada búsqueda de libertad, que quiere a toda costa generar sujetos autónomos e independientes. Una exaltación de la autonomía casi por encima de todo. Una libertad, reduciéndola a su dimensión negativa, sin límites y sin asumir responsabilidades.
-Hoy se sitúa en el centro al sujeto y la búsqueda de bienestar se convierten en el foco de toda decisión. De manera que no hay cabida al amor, centro de un paradigma vocacional. La libertad en la sociedad actual se pone por encima del amor y desemboca en valores que son opuestos a las virtudes necesarias para poder responder a la propia vocación.
-Están en crisis los elementos antropológicos esenciales para la vocación. Existe una pérdida de trascendencia. Los jóvenes viven sumergidos en un mundo lleno de información, pero carecen de las herramientas básicas para la vida, con consecuencias de vacío existencial y soledad.
Pese a este contexto, la razón de realizar este Congreso no es esta crisis actual, es la certeza de que “Dios sigue amando y llamando”, afirman. Es ayudar a descubrir y alcanzar la vocación de cada uno y acompañar en el proceso. Por ello, la Iglesia, con este encuentro, quiere ofrecer lo que Dios “sueña para todos y cada uno, que es un camino de dicha y verdadera plenitud”.
La vocación: una llamada al ser y un don para darse a los demás
Con este planteamiento recordaron que la vocación no se reduce a una tarea o profesión, sino que tiene que ver con el ser antes que con el hacer. La vocación se convierte “en modo de vivir y de plantearse la existencia”. La vocación constituye a la persona. La vocación es un don que se recibe del amor de Dios y nos lleva a la felicidad y plenitud de vida.
En este sentido, se constata que la vida es vocación. Esto significa que la vida ha de vivirse como un don y encuentra su sentido convirtiéndola en un bien que se dona para todos. Además, ofrecieron algunas características que ayudan a entender mejor la vocación:
No es una auto-realización. Dios llama y tienen la iniciativa. Los propios sentimientos no son creadores de la realidad ni de la vocación.
Tiene un horizonte de sentido hacia el que dirigir la vida: marca la dirección de la vida como una brújula, más que como un GPS que indique tiempo y lugar a cada paso.
Es un don que ha de concretarse en una respuesta. Tiene carácter personal y dialógico: implica una relación con Dios que demanda respuesta libre y concreta.
Es un proceso dinámico: es un camino continuo de actualización del «sí». La vocación no se impone. Es clave la revisión de vida, escuchar y avanzar.
Dimensión comunitaria, en un doble sentido eclesial y misional: toda vocación se verifica y enriquece en la Iglesia y en la misión común, en la sinodalidad. La vivencia personal es imposible sin los otros.
Tiene carácter de perpetuidad. La llamada vocacional nos lleva al compromiso y a perseverar en ella, incluso frente a los fracasos. Hay una continuidad inseparable entre vocación, misión y santidad.
La cultura vocacional: un desafío compartido
Ante una sociedad que prioriza el bienestar personal y la eficacia por encima del amor y el bien común, es esencial crear una cultura vocacional que ayude a cada persona a plantearse la vida como una respuesta a la llamada de Dios. Esta cultura debe impregnar todas las dimensiones de la Iglesia y sus estructuras. “Toca remar a contracorriente apostando por una cultura vocacional en todos los ámbitos”, apuntaron.
El Servicio Nacional de Vocaciones, creado por la CEE en 2022, es un ejemplo de esta apuesta integral. Su objetivo es coordinar esfuerzos pastorales para generar un ambiente vocacional que anime a niños, jóvenes y adultos a descubrir su llamada personal y a responder con generosidad.
Promover una educación cristiana, ayudar en los procesos de iniciación, una visión comunitaria de las vocaciones, destacando la complementariedad entre ellas (sacerdocio, vida consagrada, laicado, matrimonio), así como ofrecer experiencias de encuentros con el Espíritu, especialmente a través de la Palabra y el sacramento de la Reconciliación, además de fomentar el acompañamiento y el discernimiento se muestran como herramientas claves.
Conclusión: una invitación a la conversión y la esperanza
Como conclusión, el horizonte de este Congreso es crecer en la conciencia de que la vida es don recibido y está llamada a ser don para otros. Es una llamada a la conversión personal y comunitaria. Crear una cultura vocacional es un proceso largo, que exige superar el pesimismo y el derrotismo. Los jóvenes, lejos de ser culpables de la crisis actual, son víctimas de una cultura que los desorienta, pero también muestran una sed de sentido y una apertura a un discurso alternativo.
Este momento, por tanto, es una gran oportunidad para la evangelización y para testimoniar la belleza de una vida bien vivida, plena y en sintonía con el proyecto de Dios. El Congreso es una celebración de la riqueza de todas las vocaciones y una invitación a cada persona a descubrir para quién ha sido creada, con la certeza de que este camino es fuente de plenitud y alegría auténtica. «¿Para quien soy? nos preguntamos, con una respuesta clara en la vida cristiana: para Dios y para los demás, han concluido.
Día segundo. Cuatro itinerarios: Palabra, Comunidad, Sujeto, Misión
La jornada comenzó con la celebración de la Eucaristía, presidida por Mons. Jesús Pulido, obispo de Coria-Cáceres.
A continuación, dio comiendo la sesión de la mañana con dos ponencias para todos los congresistas. En el pabellón Arena, Eloy Bueno de la Fuente, catedrático de la Facultad de Teología del Norte (Burgos), pronunció la conferencia del itinerario Comunidad (descargar aquí); y en el pabellón Satélite, José Luis Albares Martín, profesor titular del Centro Universitario Cardenal Cisneros, en Alcalá de Henares (Madrid), pronunció la ponencia en el itinerario Palabra (descargar aquí).
Por la tarde intervino María Concepción Isart Hernández, de la Universidad Católica de Valencia quien desarrolló el itinerario Vocación (descargar aquí); y en el pabellón Satélite intervino María José Castejón Giner, del Instituto Secular Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote que desarrolló el itinerario Sujeto (descargar aquí).
Itinerario Palabra
En el primer itinerario del Congreso de Vocaciones, José Luis Albares partió de la constitución dogmática Dei Verbum para identificar hasta quince arquetipos de llamada en la Sagrada Escritura.
Dei Verbum establece que el Concilio busca exponer la doctrina genuina sobre la divina revelación y sobre su transmisión y este enfoque, señaló Albares, se puede relacionar con el pasaje de Marcos 3, 13-14, donde se narra cómo Jesús llama a sus discípulos para que estén con él y los envía a predicar. Esta conexión, prosiguió, nos permite reflexionar sobre el significado de «estar con Jesús», la transmisión de la revelación y la llamada vocacional.
De esta forma, el primer objetivo de los discípulos es «estar con él» (Mc 3, 14a), no solo como una cuestión de proximidad física, sino de una relación profunda y amistosa. La Dei Verbum describe la revelación como un «diálogo amistoso» donde Dios se revela a sí mismo y se comunica con la humanidad: «Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor». La revelación, por tanto, es una invitación a una relación personal del hombre con el creador. La fe cristiana se basa en este diálogo, donde cada creyente es llamado a reconocer que «soy amado-llamado, por eso existo».
Al darse, la revelación no puede quedarse en la intimidad de una relación cerrada con Dios debe ser transmitida. Tomando nuevamente la autoridad de la Dei Verbum, afirma que Dios benignamente… dispuso que todo lo que había revelado para la salvación de los hombres permaneciera íntegro para siempre. De aquí, resulta fácil deducir que la misión de la Iglesia es evangelizar, llevando el mensaje de Cristo a todos los pueblos (Mt 28, 19). Desde esta perspectiva, la evangelización no trata solamente de la transmisión de doctrinas, sino de la presentación de Jesucristo, quien se hace presente en la historia. La misión de la Iglesia es, en este sentido, una expresión de la economía de la revelación.
La llamada de Dios es algo central en la experiencia cristiana. La Escritura reafirma esta percepción, pues está llena de relatos de vocación, donde Dios toma la iniciativa y llama a personas a cumplir una misión. Estos relatos siguen un patrón: una situación inicial, una manifestación de Dios, una respuesta de disponibilidad, una misión encomendada y, a menudo, una objeción por parte del llamado.
1. Agricultor, ganadero: representa el dinamismo de la llamada, donde la semilla de la Palabra debe caer en un terreno fértil (Mc 4, 1-20).
2. Constructor: simboliza la edificación de la comunidad de fe, donde cada uno contribuye al proyecto de Dios (1 Cor 3, 9).
3. Juez: implica discernimiento y servicio a la comunidad, guiando a otros en la justicia (Mt 5, 20).
4. Sanador, médico: la curación es una misión que supone restaurar a las personas y comunidades (Mt 8, 17).
5. Luchador, soldado, guerrero, centinela: nos brindan la idea de que la llamada de Dios requiere una respuesta valiente, induce a interpretar las opciones del creyente como una conquista que hay que vivir día a día (1 Sam 17, 45).
6. Maestro, educador: Dios educa a su pueblo y Jesús es el Maestro por excelencia. La respuesta a la voluntad del Señor capacita al creyente para enseñar la verdad (Dt 8, 2-6).
7. Mediador, sacerdote: es crucial en la relación entre Dios y la humanidad, ejemplificado por figuras como Abrahán y Moisés, y culmina en Jesucristo. La misión implica construir relaciones y escuchar las necesidades de los demás. (1 Tim 2, 4-6).
8. Padre, madre: esenciales para la vocación, reflejando la paternidad de Dios y la maternidad de la Virgen María, simbolizando amor y cuidado. La llamada divina invita a desarrollar un amor fraternal hacia los demás (Éx 4, 22).
9. Pastor, guía: representa la responsabilidad de guiar a otros en el camino de Dios. La vocación implica ser un punto de referencia para los demás (Jn 10, 11).
10. Peregrino, caminante: en busca de Dios, siguiendo el camino hacia la Jerusalén celeste, como lo hizo Israel en su travesía. La llamada es el inicio de un viaje hacia la plenitud (Sal 84, 4).
11. Pescador de hombres: invitar a otros a la salvación, transformando la pesca en un símbolo de relación y servicio (Mt 4, 19).
12. Predicador, profeta, mensajero: esenciales en la misión de evangelización, con su capacidad de escuchar y responder a la Palabra (Mt 28, 19).
13. Siervo, servidor: refleja la identidad de quien recibe una misión de Dios, destacando el servicio y la humildad, como ejemplifica Jesús (Mc 10, 45).
14. Esposo, esposa: simboliza el amor y la comunión, donde la llamada divina se vive como una experiencia de amor único (Is 62, 5).
15. Testigo: atestigua la veracidad no solo con la comunicación verbal, sino con el testimonio existencial. Constituye un elemento básico y provee la necesaria credibilidad para interpretar con fruto el mandato vocacional (Jn 18, 37).
Itinerario Comunidad
Eloy Bueno de la Fuente señaló que hablar de comunidad en un evento sobre pastoral vocacional es “fundamental”, ya que toda vocación cristiana es eclesial y la vida de la Iglesia se manifiesta como un dinamismo continuo de vocaciones. La vocación y la comunidad están intrínsecamente unidas, como lo expresa el papa Francisco: sin el «nosotros» que trasciende el «yo», la vida eclesial se fractura.
En este sentido, toda pastoral vocacional intenta salvar la distancia que las personas establecen entre la fe personal y la realidad de la comunidad eclesial. Si esto no ocurre se corre el riesgo de reducir la eclesialidad a un cumplimiento de normas o a la pertenencia a un grupo, en lugar de reconocer que la Iglesia es una realidad personal, en la que las relaciones son fundamentales.
Eloy Bueno estableció que la Iglesia como ekklesía, es una comunidad de llamados, que existe gracias a la iniciativa de Dios y que, por tanto, antecede a la Iglesia y a cada creyente. Sin embargo, vocación y misión están íntimamente ligadas, pues ser cristiano implica una decisión consciente en respuesta a la gracia de Dios. Desde esta perspectiva, apuntó Bueno de la Fuente, el Bautismo no es solo un rito, sino el inicio de una vida que integra al individuo en la historia de amor de Dios con la humanidad.
En relación al Concilio Vaticano II, en el que se introdujo la noción de «Pueblo de Dios» y estableciendo y destacando la igualdad y dignidad de todos los bautizados, el bautismo implica que todos somos corresponsables de la misión de la Iglesia. La máxima expresión de la dignidad de cada bautizado se manifiesta en su participación activa en la vida de la Iglesia, que debe ser entendida como una «comunidad en salida, comprometida con el mundo».
Solo de esta forma, prosiguió, la Iglesia superará la comprensión de sí misma como una entidad abstracta, pasando a realidad concreta, habitada por personas, cada una en su contexto específico. Dentro de esta variedad de circunstancias, las Iglesias locales cobran protagonismo erigiéndose como estructura básica de la Iglesia universal, donde cada comunidad, con su casuística, debe ser vista como un «nosotros» eclesial. Y todo ello sin olvidar que la familia, como «Iglesia doméstica», también juega un papel crucial en la transmisión de la fe y en la vivencia de la vocación.
La diversidad de vocaciones en la Iglesia debe ser entendida como algo que produce un enriquecimiento mutuo: cada miembro tiene un papel que desempeñar, y la comunidad debe fomentar un ambiente en el que se produzca el florecimiento de estas vocaciones. Siguiendo el hilo de la argumentación de Bueno de la Fuente, la pastoral vocacional debe ser transversal, integrando todas las dimensiones de la vida eclesial. Como ya se ha comentado anteriormente, el discernimiento comunitario es una cuestión esencial para identificar y promover vocaciones: la comunidad debe ser protagonista en este proceso, reconociendo que cada vocación surge en respuesta a las necesidades de la Iglesia.
Itinerario Misión
La ponencia correspondiente al cuarto y último itinerario del Congreso Nacional de Vocaciones 2025 corrió a cargo de María Consolación Isart. Ella comenzó su exposición destacando la pasión por evangelizar como aquello que nos apela e invita a reflexionar sobre nuestra responsabilidad como cristianos. La pregunta inicial que surge es: «¿Por qué evangelizar?» La respuesta, a su juicio, es clara: la Iglesia tiene la obligación de anunciar a Jesucristo a todos los pueblos, tal como se nos recuerda en el mandato de Jesús: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio».
Sin embargo, pese a esta rotundidad evangélica es fundamental que cada uno de nosotros reconozca su papel como misionero. Isart citó una encuesta reciente que reveló que un 72 % de los católicos nunca había intentado hablar de su fe, lo que la ha llevado a cuestionarse si estamos contagiados por el relativismo que nos rodea.
La historia de la Iglesia nos muestra que la actividad misionera brota del dinamismo de la fe, donde la mayoría de los evangelizadores eran laicos. La evangelización se realiza en la cotidianidad, en el hogar, en el trabajo, y no necesariamente en grandes eventos. La pasión por evangelizar “surge de la experiencia personal con Cristo”. “No es lo mismo —afirmó— haber conocido a Jesús que no conocerlo”, y esta vivencia nos impulsa a compartirlo con otros. La Iglesia crece por atracción, y ahí es donde cada nuevo cristiano tiene la responsabilidad de transmitir su experiencia. La historia está llena de ejemplos de personas que, con poco conocimiento, lograron llevar a muchos a Cristo. Porque la evangelización no es un adorno para la vida, sino una responsabilidad ineludible. San Juan Crisóstomo nos recuerda que «¡Cristiano, tendrás que dar cuenta del mundo entero!».
También señaló que la evangelización se dirige especialmente a los jóvenes, quienes tienen el potencial de transformar la sociedad. Sin embargo, en este contexto es crucial que se les presente un “ideal atractivo”. La educación en la oración es fundamental, ya que “no se puede dar a conocer a Dios únicamente con palabras”, y hay que dar a los más jóvenes formas de conectarse con Dios y prepararles para llevar su mensaje a otros. Además de la oración, la acción emerge también como algo esencial, pues no basta con charlas y buenos consejos, sino que debemos «educar la voluntad de los jóvenes» para que actúen en consecuencia.
El acompañamiento, como se vio a lo largo de todas las ponencias, es otro aspecto clave. Como es sabido, el papa Francisco nos invita a ser “personas-cántaros” que den de beber a los demás, y en este sentido, la amistad es el medio más eficaz para llevar el amor de Dios a otros. Este apostolado se realiza uno a uno, con paciencia y respeto, siguiendo el ejemplo de Jesús. La evangelización no busca resultados inmediatos, sino que se basa en la confianza en que Dios actúa en cada corazón.
Por último, Isart concluyó con mucho optimismo que la secularización del mundo no es irreversible. Si todos nos convertimos en apóstoles de apóstoles y forjamos una minoría santa, podremos transformar la sociedad, siendo testigos de la alegría que supone seguir a Jesucristo.
Itinerario Sujeto
María José Castejón Giner, del Instituto Secular Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote desarrolló el itinerario Sujeto. María José Calderón puso de manifiesto la importancia de ir formando personas que descubren su vocación como algo que configura su identidad personal. Según destacó, “deseamos suscitar la pregunta “¿Para quién soy?” frente a una cultura que promueve la idea del hombre sin vocación. Por ello resulta fundamental el discernimiento, la formación y el acompañamiento”.
La vocación: es un camino de encuentro y comunión ya que desde el principio ya existía la Palabra. Este principio nos invita a explorar tres dimensiones fundamentales del sujeto de toda vocación: el yo, el tú y el nosotros. Estas dimensiones nos ayudan a profundizar en nuestra identidad, nuestra relación con Jesucristo y nuestra pertenencia a la comunidad de creyentes.
En la relación con uno mismo, el yo nos invita a mirar hacia dentro y reconocer que cada uno de nosotros es un sujeto de vocación, estamos “abiertos a la trascendencia”. La dignidad humana y la vocación cristiana son resaltadas en la constitución Lumen gentium, que nos recuerda que «hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios». Esta conciencia de ser criaturas nos conecta con nuestra propia vulnerabilidad y, al mismo tiempo, con la sed de infinitud que nos impulsa a buscar a Dios.
En el encuentro con Jesucristo se da el tú, y se centra en la relación íntima con el Verbo. En fase más avanzada, este encuentro personal con Dios Trinitario nos invita a la conversión y a querer avanzar más en su conocimiento. De esta forma, “en el encuentro con el Tú amoroso de Dios” reconocemos nuestra identidad como hijos y hermanos, llamados a seguir las huellas de Cristo y a participar en su misión. Este encuentro transforma nuestra vida y nos convierte en testigos del amor y la misericordia de Dios.
Finalmente, está la dimensión del nosotros nos lleva a entender que nuestra relación con el tú nos conduce a una comunidad. “No estamos solos en nuestro camino espiritual; somos parte de un cuerpo más grande, el Cuerpo de Cristo, indicó. Esta comunión nos llama a vivir en solidaridad y amor mutuo, reflejando el amor de Dios en nuestras relaciones cotidianas. Del mismo modo, la fe en Jesucristo nos impulsa a generar relaciones nuevas basadas en el amor y la misericordia.
Participar en la vida de la Iglesia es una respuesta a la llamada a ser “apóstoles de las vocaciones”. Esta invitación nos desafía a ser generadores de una cultura vocacional, donde cada uno de nosotros es mediador de vocación para otros. En este proceso, la provocación es esencial, ya que genera reacciones y preguntas que nos llevan a un encuentro con Cristo. De manera inevitable, “la experiencia personal de Dios” es fundamental, asimismo, combinada con la experiencia comunitaria que nos invita a caminar junto a otros en la fe.
64 talleres y experiencias
Tras las dos ponencias, por la mañana y de la tarde, se desarrollaron los 64 talleres, en torno a los cuatro itinerarios: Palabra, Comunidad, Misión, Sujeto, en los que participaron los más de 3000 congresistas asistentes.
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A las diez de la noche dio comienzo el festival con la participación de Shemá, Marta Mesa, Hermanas Pobres de Santa Clara, Musical Sueños de Toño Casado y Hakuna Group Music, que se pudo seguir aquí:
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Día tercero. Ponencia final y eucaristía de envío
Con el rezo de las laudes dio comienzo la jornada final del Congreso de Vocaciones “¿Para quién soy?”.
A continuación se presentó la ponencia final del Congreso, elaborada por un equipo compuesto por Alfonso Salgado, María Ruíz, Raúl Tinajero, Luis Manuel Suárez cfm, Juan Carlos Mateos, José María Calderón y Mons. Jesús Pulido (descárgala aquí). A las 12.00 h. se celebró la Eucaristía de envío presidida por Mons. Luis Argüello.
Ponencia final. Un pueblo de Dios vocacional: De los sueños a los retos
Siete ideas para un pueblo de Dios vocacional: De los sueños a los retos
“El Congreso Vocacional es una gran fiesta del Espíritu”
“El pueblo santo de Dios es un pueblo vocacional y es un pueblo de soñadores”
“Hemos constado que toda vocación cristiana, asumida y entregada, es un mensaje de alegría para la Iglesia y para el mundo”
La pregunta clave para una vida cristiana es: “¿Para quién soy?, que tiene una respuesta: para los demás. “Dios es el que llama y llama por amor. La misión es inundar el mundo de fe, amor y esperanza”
“Una pastoral vocacional debe centrarse en fomentar esta amistad y ayudar a cada persona a descubrir su lugar en la comunidad cristiana”.
“La Iglesia es una gran familia vocacional y cada vocación enriquece la vida”.
Este Congreso de Vocaciones “¿Para quién soy?” pide vivir la vocación como un fuego que transforma el mundo.
El Congreso de Vocaciones ha sido una gran fiesta del Espíritu, un momento de encuentro para reflexionar sobre la vocación, entendida como don y llamada personal al servicio de los demás. “El pueblo santo de Dios es un pueblo vocacional y es un pueblo de soñadores. El Dios que llama y hace soñar es el Dios de la historia”, se subraya en esta ponencia final. Este evento, que ha congregado a laicos, sacerdotes, consagrados y obispos, se ha preparado y vivido para avanzar juntos y proponer algunos retos para caminar como una Iglesia misionera y vocacional.
Asimismo, constatan lo que se ha vivido estos días: “una fiesta del Espíritu porque hemos experimentado que toda vocación cristiana, asumida y entregada, es un mensaje de alegría para la Iglesia y para el mundo, un mundo que en ocasiones muestra un rostro a-vocacional o incluso anti-vocacional”. Y recuerdan que en este Congreso la pregunta clave para una vida cristiana es: “Para quién soy?”, de la cual emerge la respuesta “tu vida para los demás”.
1. La vocación: un don que se recibe y se entrega
Toda vocación nace en Dios y es una llamada para el bien del mundo. No es una elección personal basada en intereses propios, sino un don gratuito que se acoge con agradecimiento. La vocación debe vivirse como una respuesta al amor de Dios, alejándose de una perspectiva de conquista personal para abrazar una actitud de entrega generosa. “Dios llama por amor y su llamada envía a extender el amor. En esencia la misión no es otra cosa que inundar el mundo de fe, amor y esperanza”, manifiestan en esta ponencia final del Congreso.
Durante estos días de Congreso se han identificado tres actitudes fundamentales ante la vocación:
-Acoger el don: No es algo que se merece, sino que se recibe con humildad, como María en su respuesta al ángel: “Hágase en mí según tu palabra”.
–Agradecer el don: La gratitud es clave, reconociendo la llamada como una gracia que transforma la vida, como muestra el evangelio del leproso agradecido.
–Entregar el don: La vocación no se guarda, sino que se comparte, convirtiéndose en una donación plena al prójimo.
2. La vocación brota de la amistad con Jesús
La relación con Cristo es el fundamento de toda vocación cristiana. La amistad con Él no solo nos define como creyentes, sino que también transforma nuestra vida y nos impulsa a vivir en comunión con los demás.
Recuerdan, en el texto final, estas las palabras de Jesús, del Evangelio de San Juan: «Ya no os llamo siervos, sino amigos» (Jn 15,15). Esta amistad se vive especialmente en la oración, descrita por Santa Teresa de Ávila como un “tratar de amistad con quien sabemos que nos ama”. Una pastoral vocacional debe centrarse en fomentar esta amistad y ayudar a cada persona a descubrir su lugar en la comunidad cristiana.
3. La Iglesia como familia vocacional
La Iglesia es una gran familia vocacional, donde conviven diversas vocaciones: laical, sacerdotal y consagrada, cada una con su riqueza y especificidad.
Los laicos son llamados a santificar el mundo desde su vida cotidiana, viviendo el Evangelio en el ámbito familiar, laboral y social.
Los sacerdotes son servidores del pueblo de Dios, mediadores entre Dios y los hombres, llamados a anunciar el Evangelio y celebrar los sacramentos.
Los consagrados son un signo de la trascendencia de Dios, viviendo los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, y testimoniando la vida eterna.
La diversidad de estas vocaciones enriquece a la Iglesia y muestra su comunión y misión. Cada vocación contribuye a la misión común de anunciar el Reino de Dios. Todos, cada uno según su propia vocación, hemos sido llamados por el Espíritu a la plenitud de la vida cristiana: la santidad.
4. De los sueños a los retos
Este Congreso de Vocaciones invita a pasar de los sueños a los retos concretos para promover una cultura vocacional y dar un nuevo impulso a la pastoral vocacional. Esto implica discernir los signos del Espíritu Santo en nuestra vida y comunidad, y asumir el compromiso de fomentar las vocaciones en todas sus formas.
Entre los principales retos identificados están:
Pedir al dueño de la mies que suscite nuevas vocaciones.
Reavivar la conciencia vocacional y misionera en la Iglesia.
Vivir gozosamente la propia vocación, agradeciendo y celebrando la diversidad vocacional.
Fomentar una pastoral integrada que tenga un “alma vocacional” en todas sus dimensiones: familiar, juvenil, educativa y cultural.
5. La urgencia vocacional y misionera
Por todo ello, en esta ponencia final subrayan la urgencia de promover las vocaciones y la conciencia misionera. En un contexto de crisis vocacional, el Papa Francisco nos invita a no rendirnos ni refugiarnos en el pasado, sino a lanzarnos con valentía al mar de la evangelización y la misión. La clave está en testimoniar con alegría la vocación recibida, contagiando a otros el fuego del amor de Dios.
Los participantes del Congreso se sienten llamados a ser embajadores del compromiso vocacional, llevando a sus familias, parroquias y comunidades el mensaje de la vocación como una llamada al servicio y a la misión. La vocación, lejos de ser un privilegio para unos pocos, es el núcleo de toda vida cristiana, un camino de amor, esperanza y comunión.
Finalmente, este Congreso de Vocaciones “¿Para quién soy? realiza una llamada a vivir la vocación como un fuego que transforma el mundo. Jesús, quien nos bautiza en el Espíritu Santo y en el fuego, nos envía a iluminar y calentar el mundo con su presencia. Ser una Iglesia misionera es, en esencia, ser una Iglesia vocacional. La misión de cada bautizado es transmitir este fuego y hacer de su vida un signo del amor de Dios para todos.
Eucaristía de clausura y de envío al Pueblo de Dios
“Que la alabanza llene de alegría nuestro corazón, hermanos» con estas palabras comenzaba Mons. Argüello la homilía. Una alabanza, que «nos permita levantar las manos, estrecharlas y ofrecerlas”.
“Jesucristo ha muerto por nosotros, según las Escrituras. Ha entrado en la hondura del sepulcro, según las Escrituras y ha resucitado, según las Escrituras. Y así se lo ha ido comunicando a unos y a otros, a Simón, a Cefas, a sus amigos, a Pablo, a quienes nosotros aquí somos presencia de los sucesores de los apóstoles”.
El presidente de la CEE, se dirigió a los “hermanos laicos, Pueblo santo de Dios, que venís a la eucaristía a caer en la cuenta de que este pueblo tiene la forma de un cuerpo, el cuerpo de Cristo”. A la vida consagrada, “que realizáis ensayos para que este pueblo peregrino pueda seguir una senda. Nos ofrecéis ensayos de alabanza, de fraternidad, de acoger a los que están tirados en las cunetas de la historia. Peregrinando vais delante, pero vais tantas veces en medio y detrás de nosotros”. A los “queridos matrimonios, iglesia doméstica, que hacéis presente el amor singularísimo que Cristo tiene a su esposa, la iglesia, a nosotros, la Iglesia, esposa de Jesucristo”.
Mons. Argüello invitó a acoger la invitación del Señor que nos dice, «Duc in altum», «rema mar adentro» para hacer su voluntad. Con tres referencias concretas:
Rema mar adentro para configurarte cada día más y mejor con Jesucristo, cuerpo entregado y sangre derramada.
«Duc in altum», entra en lo profundo de este misterio de comunión que es la iglesia. Navega en tu lugar concreto, en tu parroquia concreta, en tu comunidad, en tu asociación, en tu diócesis. Navega la comunión. Vete mar adentro en la hondura de la comunión, de este misterio de belleza, de comunión que es la Iglesia y rema adentro.
Vete a la espesura de la historia, atraviesa las dificultades, anuncia el reino de Dios en tu ambiente, en tu trabajo, que las diversas redes que cada uno de nosotros tenemos, según la vocación en la que hemos sido llamados, nos permita navegar más adentro en la espesura de la historia.
Por último, invitó a los asistentes a la Eucaristía a ofrecer una antropología de comunión como referencia de la vida cristiana: “Viviremos una presencia en la que la comunión y el encuentro superará las polarizaciones. Viviremos una presencia en el que el curar las llagas de los pobres nos curará nuestras propias heridas como Iglesia, nuestros propios pecados de los que hemos de pedir perdón”.
Y terminó la homilía con una petición y una invocación: “acordémonos de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde somos convocados. Duc in altum, a lo alto, a lo ancho, a lo hondo, para responder a la pregunta, ¿para quién soy yo? Ya sabemos la respuesta Para el Señor en los hermanos. Bendito y alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha convocado en esta liturgia de alabanza”.
Con el inicio del mes de febrero se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por lasvocaciones a la vida sacerdotal y religiosa: “oremos para que la comunidad eclesial acoja los deseos y las dudas de los jóvenes que sienten la llamada a servir la misión de Cristo en la vida sacerdotal y religiosa”.
Por ello, Francisco propone acompañar el discernimiento: “Es necesario acompañar a los jóvenes, caminar con ellos, escucharlos, provocarles, moverles para que vayan más allá de las comodidades en las que descansan, despertar el deseo, interpretarles lo que están viviendo, llevarlos a Jesús y siempre favoreciendo la libertad para que respondan a la llamada del Señor libre y responsablemente.”
Oración Mensual
Padre bueno,
que sigues llamando jóvenes
a servir la misión de Cristo
en la vida sacerdotal y religiosa,
enséñanos a acoger sus dudas y deseos.
Te pedimos que nos concedas
mayor apertura y cercanía a sus preguntas,
desde una escucha atenta y gratuita,
para acompañar mejor sus discernimientos
con una libertad y entusiasmo renovados.
Que como comunidad eclesial
cultivemos una pastoral vocacional
alegre, valiente, auténtica y movilizadora.
Que, centrándonos en Jesús y su reino,
animados por la fuerza del Espíritu Santo,
generemos condiciones favorables
para que el ‘evangelio de la vocación’
encienda el corazón de quienes
se abren a tu llamada.
Amén.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por aquellos que viven la riqueza de los distintos carismas en la vida consagrada, para que sean testigos misioneros de los valores del Reino en el mundo”.
En su mensaje del pasado domingo, con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, nuestro Obispo D. Casimiro expresaba lo siguiente:
«Se pide a las personas consagradas caminar con esperanza y sembrar esperanza. Las dificultades actuales de la vida consagrada como la falta de vocaciones, el envejecimiento, el cierre de conventos y de obras educativas, caritativas y apostólicas, el rechazo o la irrelevancia social podrían llevar a la tristeza, al desaliento o la desesperanza de cara al futuro. Es precisamente en esta situación donde hemos de escuchar la llamada a caminar con esperanza, que brota de la fe confiada en el Señor de la historia. Jesús nos sigue diciendo “No tengáis miedo. Confiad en mi”. El Papa Francisco nos pide permanecer despiertos y vigilantes para no caer en la desesperanza.
De otro lado, con frecuencia encontramos a personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo. Hay quienes han perdido toda esperanza, familias en dificultad, niños abandonados, jóvenes sin futuro alguno, enfermos y ancianos abandonados, encarcelados desesperanzados, ricos hartos de bienes y con el corazón vacío, hombres y mujeres en busca del sentido de la vida y sedientos de lo divino. En estas situaciones, las personas consagradas están llamadas a sembrar esperanza, a poner signos tangibles de la esperanza que no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (cf. Rom 5,5). Es una esperanza que tiene como fundamento a Cristo Jesús, nuestra esperanza, en quien hemos puesto nuestra confianza. Él es la esperanza que no defrauda y que permitirá a la vida consagrada seguir escribiendo una gran historia en el futuro, conscientes de que nos asiste el Espíritu Santo para continuar haciendo cosas grandes con nosotros.»
El pasado sábado, el Seminario Mater Dei de Castellón acogió el Encuentro Diocesano para el Sostenimiento de la Iglesia, dirigido a los miembros de los Consejos Parroquiales de Pastoral y de Economía. Este evento, organizado por la Comisión Diocesana para el Sostenimiento de la Iglesia, tuvo como objetivo profundizar en el concepto de corresponsabilidad en la vida eclesial, destacando la importancia de la participación activa de todos los fieles en la misión y sostenimiento de la Iglesia.
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Durante la apertura, el Obispo de la Diócesis recordó que este esfuerzo va más allá del ámbito económico. Subrayó que “la corresponsabilidad no es solo una cuestión material, sino un compromiso integral que refleja la fe y el amor de cada cristiano hacia su comunidad”. Insistió en que revitalizar la fe de los fieles es esencial para que puedan vivir plenamente su condición de bautizados, discípulos del Señor y miembros activos de la Iglesia. También resaltó la importancia de implicarse en la misión evangelizadora, asegurando que esta tarea es de todos los cristianos, no solo de unos pocos. “La economía de nuestra Iglesia solo tiene una finalidad: cumplir el mandato misionero del Señor, que puso en nuestras manos llevar el Evangelio a todos los rincones del mundo”.
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D. Casimiro situó el encuentro en el marco del camino pastoral diocesano, subrayando la conexión entre las diferentes acciones emprendidas por la diócesis, como la posible creación de unidades pastorales para potenciar la evangelización tanto en las parroquias más pequeñas como en las más grandes. “Gracias por acudir a esta jornada, que no es solo para nuestra diócesis, sino un desafío para toda la Iglesia en España”, concluyó.
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La Jornada continuó con la ponencia de D. José María Albalad, director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia en la Conferencia Episcopal Española. Durante su intervención, destacó la corresponsabilidad como un principio fundamental que implica a todos los miembros de la Iglesia, no solo en el ámbito económico, sino también en la dedicación de tiempo, talentos y oración. “El sostenimiento de la Iglesia es responsabilidad compartida por todos los fieles, en función de sus posibilidades”, explicó Albalad, haciendo especial énfasis en que el compromiso de cada cristiano es esencial para que la Iglesia cumpla su misión evangelizadora.
Tras esta ponencia, D. Casimiro retomó la palabra para concluir la jornada, destacando que la solución a los desafíos económicos de la Iglesia radica en la vitalidad de sus comunidades. “Nuestra tarea es la evangelización, ofrecer a las personas la nueva vida que nos viene de Dios en Cristo Jesús. No podemos atraer a los alejados si no creamos comunidades fraternales, vivas, acogedoras y que vivan desde el Señor. Preguntémonos: ¿cómo están nuestras parroquias? ¿Se vive lo que se predica?”. El Obispo subrayó que la coherencia y el testimonio de vida son fundamentales para revitalizar las comunidades parroquiales. “De la vitalidad de la fe surgen los recursos para el sostenimiento. Es necesario sentir la Iglesia como la propia familia”, afirmó, agradeciendo a los presentes por su participación activa y su compromiso.
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El encuentro concluyó a las 13:30 h, con la firme convicción de que la corresponsabilidad es clave para una Iglesia más unida y consciente de su misión. A través de este tipo de iniciativas, la Diócesis de Segorbe-Castellón avanza en la construcción de una comunidad cristiana más comprometida, que entiende su rol tanto en el sostenimiento material como en la misión evangelizadora de la Iglesia.
La Conferencia Episcopal ha recibido ya los datos de la campaña de la Renta del año 2024 que corresponde al ejercicio fiscal de 2023. Según estos datos, se constata que ha aumentado en 208.841 el número de declaraciones en favor de la Iglesia, lo que supone un valioso reconocimiento de la labor realizada por la Iglesia.
7.839.984 personas marcaron la ‘X’ de la Iglesia en su declaración de la renta, lo que supone el 30,43 % de las declaraciones presentadas. Contando las declaraciones conjuntas, son 9 millones los contribuyentes que confían en la labor de la Iglesia, el número más alto de apoyos en la historia del sistema.
Según estos datos, el importe total asignado a la Iglesia se sitúa en los 382.437.998 euros, lo que supone un incremento de 23,6 millones de euros, un 6,6 % más, lo que va a permitir a la Iglesia hacer frente al aumento de las necesidades. De media, la aportación que recibe la Iglesia de cada contribuyente que marca la casilla de la X es de 42,5 euros.
Uno de los datos para la reflexión es que setecientos mil nuevos declarantes no han marcado ninguna casilla de las que la Declaración deja a la libertad de los contribuyentes, lo que implica una bajada de 1,5% de casillas marcadas. Este dato afecta tanto a las declaraciones de fines sociales como a las de la Iglesia. En el caso de la Iglesia supone un descenso de 0,56 puntos. Este dato obliga a hacer un mayor esfuerzo para explicar la casilla de la X en favor de la Iglesia y el significado que tiene, un ejercicio de libertad para el contribuyente que no supone ni pagar más ni que te devuelvan menos.
Declaraciones y porcentaje de asignación por comunidades
El número total de declaraciones a favor de la Iglesia aumenta en 16 de las 17 comunidades autónomas, especialmente en Andalucía, Madrid, Comunidad Valenciana y Castilla La Mancha. También destaca el aumento del porcentaje de asignación en la Hacienda foral de Guipúzcoa. En relación con el importe asignado, se ha producido un incremento de la cantidad recaudada en todas las Comunidades Autónomas.
Castellón
En la campaña de la renta de 2024, correspondiente al IRPF de 2023, un total de 99.874 personas en Castellón marcaron la X a favor de la Iglesia, lo que representa un incremento respecto a la campaña anterior de 2023 (IRPF de 2022), cuando lo hicieron 97.520 contribuyentes. Este aumento refleja que el 29,97 % de las declaraciones incluyeron esta opción. Además, el importe total recaudado asciende a 3.998.880 euros.
Datos para destacar
En estos datos destaca que:
Los tres últimos tramos de renta, es decir aquellos que ganan más de 30.000 € al año, representan en la práctica el 85,1% del dinero recaudado, incrementándose un año más en un punto su peso con relación al año anterior. La subida es especialmente importante en el tramo de 60.000 a 150.000 €.
Por tramos de edad, la mejor evolución está en los tramos entre 50 y 70 años.
Por sexo, aunque la distancia entre hombres y mujeres es muy pequeña, han aumentado más las declaraciones de las mujeres por su creciente incorporación al mercado laboral.
En cuanto al tipo de declaración, por segunda vez desde que tenemos datos, el porcentaje de declaraciones conjuntas con asignación (32,43%) supera al de las declaraciones individuales (30,75%).
“Gracias de corazón»
Pero detrás de todos estos datos están cada una de las personas que cada año muestran su confianza en la labor de la Iglesia marcando la X en la Declaración de la Renta. Y a ellas está dedicada la campaña de agradecimiento que pone hoy en marcha la oficina de Sostenimiento de la Iglesia con el lema, “Gracias de corazón”.
Los protagonistas de esta Campaña son esas casi 9 millones de personas que mostraron su apoyo a la Iglesia marcando la X en su declaración de la Renta. Todas forman parte de la familia Xtantos. Una familia que hace posible sostener la actividad de la Iglesia ofreciendo su tiempo, su oración o con su aportación económica. Y una familia que se completa con los que reciben esta ayuda de la Iglesia, tanto social como espiritual. Ellos también son los rostros que están detrás de los datos que hoy se presentan.
Además, para responder a su compromiso con la transparencia, en la página web Xtantos se pueden consultar, de manera visual y accesible, todos los resultados de la campaña de 2024 (IRFP 2023).
El especial se sirve de un vídeo en el que enlaza con el viaje por tantos, que fue el hilo conductor de la Campaña de la Renta 2024. Además, incluye un mapa de España interactivo donde es posible consultar los datos segmentados por Comunidades Autónomas. También cinco ránquines con las delegaciones de Hacienda y CC.AA. líderes en porcentaje de asignación, número de ‘X’ en términos absolutos, o recaudación… Además, propone seguir el viaje de la X mostrando su recorrido desde la casilla de la Renta hasta llegar a los más desfavorecidos y se vuelven a presentar los testimonios que este año pedían que se marcara la casilla de la Iglesia.
Otro portal, donoamiiglesia.es, permite donar directamente a cualquier parroquia de España, para hacer llegar directamente las ayudas a las instituciones que las ponen al servicio de la sociedad.
La Conferencia Episcopal Española ha presentado la Memoria anual de actividades de la Iglesia Católica en España correspondiente al año 2023. Un documento que elabora la Oficina de Transparencia para dar cuenta del destino de los 382.437.998 euros que han asignado los contribuyentes a la Iglesia marcando la X en la Declaración de la Renta de 2024 (ejercicio fiscal 2023).
Fiel a su compromiso con estos contribuyentes, y con toda la sociedad, estas páginas muestran también el verdadero rostro de la Iglesia dando a conocer su estructura y la actividad que desarrolla en el marco de sus fines propios: anunciar, celebrar y vivir la fe.
El adelanto en la recopilación de datos -330 indicadores- es ahora mismo viable gracias a los avances que se han producido en estos años en los sistemas de contabilidad y de rendición de cuentas de las entidades de la Iglesia, el desarrollo de códigos de buen gobierno, o la aplicación de las nuevas tecnologías en la gestión diocesana.
Como es habitual, la Memoria se publica con el aval de un proceso de revisión externa que firma PWC.
La Memoria de actividades de la Iglesia se divide en cinco partes: Introducción; La Iglesia católica en España; Asignación tributaria y reparto; La economía diocesana; y Anexos (se detalla todo el proceso de elaboración de la información que contiene esta Memoria).
Los datos
¿Qué personas forman la Iglesia católica? El capítulo dedicado a la Iglesia católica se abre respondiendo a este interrogante. En este apartado se recogen, además, los datos cuantitativos sobre la actividad de la Iglesia dividida en tres bloques: anunciar la fe, celebrar la fe y vivir la fe.
Sobre estos datos se puede decir que son todos los que están, pero no están todos los que son. Porque, como se aclara en el documento, “presentar en una publicación el total de la aportación de la Iglesia en favor de la sociedad es una tarea prácticamente imposible”. Con estas páginas, “no se agota la actividad de la Iglesia ni su aportación social”.
Esta Memoria presenta la información sobre la que se tienen datos ciertos y contrastables. 330 indicadores que sí permiten mostrar una radiografía de la Iglesia en España, que se articula y hace presente en 69 diócesis territoriales y en la diócesis castrense.
¿Quiénes forman la Iglesia en España?
– Millones de laicos. Están registradas 80 asociaciones y movimientos laicales y hay 406.817 laicos asociados territoriales; 81.080 catequistas; 36.686 profesores de Religión.
– En la vida religiosa hay 32.531 religiosos/as. Además, son de clausura, 7.664 monjes y monjas de clausura;
– 9.932 misioneros;
– 957 seminaristas;
– 587 diáconos permanentes;
– 15.285 sacerdotes y 119 obispos.
Anunciar la fe:
– Los sacerdotes dedicaron más de 26.962.740 horas en su labor en las parroquias. A través de la actividad pastoral, se encargan de acompañar a los fieles en los momentos esenciales de su vida. Una labor que se intensifica en el ámbito rural, donde se ubican la mayoría de parroquias de nuestro país (11.437 parroquias rurales).
– La labor educativa: 1.498.182 alumnos estudian en los 2.536 centros educativos católicos, que cuentan con 135.311 trabajadores. Estos centros, supone un ahorro de 4.604 millones de euros al Estado. En la asignatura de Religión están inscritos 2.940.793 alumnos. En el curso 2022-23, hay 8.503 universitarios de grado más (122.701 en total) en las 17 universidades de orientación católica, donde estudian el 58% de los alumnos de grado de universidades privadas presenciales.
– Misiones: 9.932 misioneros/as y 537 familias en misión anuncian la fe en los 1.123 territorios en misión por los cinco continentes. Destaca que el 56% son mujeres y un 57% son consagrados y consagradas. En 2023, el Fondo “Nueva Evangelización” aumentó el número de proyectos financiados, 258 por valor de 2.521.856 euros.
– Patrimonio cultural: Además de su finalidad litúrgica, evangelizadora y pastoral, la actividad que genera se cifra en un impacto total en el PIB de España de 22.620 millones de euros. Pertenecen a la Iglesia 3.161 Bienes de Interés Cultural (BIC) y existen 283 museos diocesanos. Las diócesis españolas destinaron, en 2023, 66.773.094 euros a 531 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación.
Celebrar la fe:
– En 2023, acudieron regularmente a misa 8.5 millones y se celebraron 9.5 millones de eucaristías en las 22.921 parroquias, 87 catedrales o 639 santuarios.
– Sacerdotes, consagrados/as y seglares dedicaron 40.067.061 horas a la actividad celebrativa de la Iglesia.
– Los sacramentos: se han vuelto a incrementar el número de bautizos con 152.426; confirmaciones, 107.153; matrimonios, 33.500; y unciones de enfermos, 26.120
418 Celebraciones y fiestas religiosas en España: (Semana Santa, romerías, Corpus Christi, etc.) cuentan con la declaración de interés turístico tanto nacional como internacional
97 Fiestas religiosas de interés turístico nacional: (Semana Santa de Ponferrada, Granada, Almería…).
46 Fiestas religiosas de interés turístico internacional: (Semana Santa de Cieza, Valladolid, Zamora, Romería del Rocío…)
Fiestas de Semana Santa declaradas de interés turístico
Otros datos: 14.383 entidades religiosas católicas y 5.020 cofradías con más de un millón de miembros cofrades.
Vivir la fe:
La Iglesia lidera iniciativas en áreas clave como la promoción del empleo, la defensa de la vida y la familia, y el apoyo a mujeres en situación de exclusión. En 2023, la Iglesia Católica gestionó 646 centros para la promoción de la mujer y el apoyo a víctimas de violencia, brindando asistencia a más de 38.000 beneficiarias. Además, más de 2.800 programas ayudaron a personas en riesgo de exclusión, incluyendo el acompañamiento espiritual y humano a través de 96 casas de acogida.
Con 874 capellanes y 18.581 voluntarios activos, la pastoral de la salud atendió a 98.447 pacientes en hospitales y 65.516 en domicilios cada mes. En el ámbito penitenciario, la Iglesia gestionó 1.064 programas que beneficiaron a más de 10.000 personas, fomentando su reintegración social y económica. En esta línea, la red de 230 centros dedicados a la defensa de la vida y la familia atendió a cerca de 85.000 beneficiarios, ofreciendo apoyo integral a madres en situaciones vulnerables, familias en crisis y menores en riesgo.
En materia de inmigración, la Iglesia Católica en España sigue siendo un apoyo esencial para las personas en situación de vulnerabilidad. Durante 2023, se atendieron a más de 120.000 personas en 132 centros dedicados a la acogida y acompañamiento de migrantes y refugiados. Estos espacios brindaron servicios clave como orientación social, acceso al mercado laboral y vivienda, asistencia jurídica, y acompañamiento en los centros de internamiento para extranjeros.
En el ámbito pastoral, los sacerdotes dedicaron más de 27 millones de horas a acompañar espiritualmente a los fieles, especialmente en las 11.437 parroquias rurales, “donde se ubican la mayoría de las parroquias en nuestro país y donde el acompañamiento de los sacerdotes y agentes de pastoral se hace todavía más necesaria”.
El compromiso
La Memoria de actividades nace tras la firma, en 2006, del vigente sistema de asignación tributaria entre la nunciatura apostólica y el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. A partir de ese momento, la Iglesia recibe para su sostenimiento únicamente lo que los contribuyentes deciden asignarle anualmente en su Declaración de la Renta a través del 0,7% de su cuota íntegra.
Desde entonces, la CEE cumple con el compromiso que adquirió con el Estado de mejorar la memoria justificativa que ya se realizaba con el sistema de financiación anterior. Pero, además, quiere que ese compromiso se haga extensivo con cada uno de los contribuyentes que cada año depositan su confianza en la Iglesia poniendo la X en su Declaración.
Por eso, desde que se presentó la primera Memoria en el año 2009 (correspondiente al ejercicio fiscal de 2007) ha ido aumentando la información que contenían estas páginas pasando de 77 indicadores o datos, a más de 300.
Lo que reflejan estas páginas, lo resume el cardenal Juan José Omella en su carta de saludo: “En la reciente JMJ celebrada en Lisboa, escuchamos al papa Francisco que la Iglesia somos todos y que <en la Iglesia cabemos todos, todos, todos>. Una vez más, al contemplar esta Memoria de actividades de la Iglesia nos damos cuenta de qué verdad son las dos cosas: en la Iglesia caben todos y la Iglesia la formamos todos. De eso hay que dar gracias. De las personas de buena voluntad que, con la aportación de su tiempo, de su vida, de su oración, contribuyen a la misión recibida del mismo Jesucristo. Esta misión es anuncio del Evangelio, celebración del misterio cristiano y vida de caridad al servicio de las personas”.
La Iglesia católica ayuda a cerca de 4 millones de personas al año con su actividad social y asistencial
–Esta labor incluye la actividad de Cáritas y Manos Unidas a través de comedores sociales, residencias de mayores, centros para víctimas de violencia, asistencia a inmigrantes o, más recientemente, la ayuda desplegada con motivo de la DANA en Valencia.
–Cada euro invertido a través de la asignación tributaria se multiplica por cuatro en valor social alcanzando los 1.428 millones de euros anuales.
La Iglesia Católica es uno de los principales pilares del tejido social en España. Así lo refleja la Memoria Anual de Actividades presentada por la Conferencia Episcopal Española (CEE), que destaca que, en 2023 (últimos datos publicados), más de 8.800 centros sociales y asistenciales, gestionados por diócesis, parroquias y organizaciones como Cáritas y Manos Unidas, ofrecieron apoyo a más de 3,8 millones de personas (90.000 en comparación con el año anterior).
Esta labor incluye la actividad de Cáritas y Manos Unidas a través de comedores sociales, residencias de mayores, centros para víctimas de violencia, asistencia a inmigrantes o, más recientemente, la ayuda desplegada con motivo de la DANA en Valencia, donde la Iglesia ha movilizado a cerca de 600 voluntarios para acompañar y atender necesidades inmediatas de alimentación, higiene y limpieza, además de canalizar la ayuda que llegó desde distintos lugares y medios; en total 42.809.752 millones de euros con los que espera atender a más de 20.000 personas.
CADA EURO DE LA ASIGNACIÓN TRIBUTARIA SE MULTIPLICA POR CUATRO
El documento, elaborado por la Oficina de Transparencia de la CEE, la Iglesia da cuenta del destino de, entre otras partidas, los 382 millones de euros que han asignado los más de 8,5 millones contribuyentes a la Iglesia católica marcando la X en la Declaración de la Renta de 2024 (ejercicio de 2023) que estima que, por cada euro invertido a través de la asignación tributaria se multiplica por cuatro en valor social, alcanzando los 1.428 millones de euros anuales.
La Iglesia lidera iniciativas en áreas clave como la promoción del empleo, la defensa de la vida y la familia, y el apoyo a mujeres en situación de exclusión. En 2023, la Iglesia Católica gestionó 646 centros para la promoción de la mujer y el apoyo a víctimas de violencia, brindando asistencia a más de 38.000 beneficiarias. Además, más de 2.800 programas ayudaron a personas en riesgo de exclusión, incluyendo el acompañamiento espiritual y humano a través de 96 casas de acogida.
Con 874 capellanes y 18.581 voluntarios activos, la pastoral de la salud atendió a 98.447 pacientes en hospitales y 65.516 en domicilios cada mes. En el ámbito penitenciario, la Iglesia gestionó 1.064 programas que beneficiaron a más de 10.000 personas, fomentando su reintegración social y económica.En esta línea, la red de 230 centros dedicados a la defensa de la vida y la familia atendió a cerca de 85.000 beneficiarios, ofreciendo apoyo integral a madres en situaciones vulnerables, familias en crisis y menores en riesgo.
En materia de inmigración, la Iglesia Católica en España sigue siendo un apoyo esencial para las personas en situación de vulnerabilidad. Durante 2023, se atendieron a más de 120.000 personas en 132 centros dedicados a la acogida y acompañamiento de migrantes y refugiados. Estos espacios brindaron servicios clave como orientación social, acceso al mercado laboral y vivienda, asistencia jurídica, y acompañamiento en los centros de internamiento para extranjeros.
En el ámbito pastoral, los sacerdotes dedicaron más de 27 millones de horas a acompañar espiritualmente a los fieles, especialmente en las 11.437 parroquias rurales, “donde se ubican la mayoría de las parroquias en nuestro país y donde el acompañamiento de los sacerdotes y agentes de pastoral se hace todavía más necesaria”.
UN AHORRO AL ESTADO DE 4.604 MILLONES DE EUROS
El documento también pone en valor el impacto económico que genera la Iglesia en España y estima que impacta de forma directa en la generación de 2.375 millones de euros de PIB y que, por cada euro de gasto de la Iglesia, con el fin de cumplir su misión pastoral, social y cultural, se generan 1,65€ en la economía española.
La evaluación del impacto socioeconómico de la Iglesia en España elaborado por Deloitte que expone el documento, destaca al mismo tiempo su papel como motor de generación de empleo, contribuyendo directamente a la creación de más de 52.000 empleos y más de 34.000 indirectos. Una cifra que abarca desde personal educativo y sanitario hasta trabajadores en iniciativas sociales y culturales.
La actividad que desarrolla la Iglesia en el ámbito educativo también impacta en la economía de nuestro país. El documento calcula que el sistema católico, con más de 1,4 millones de alumnos y 2.536 centros, genera un ahorro estimado de 4.604 millones de euros al Estado (un 9% más en comparación con el mismo periodo del año anterior) por la eficiencia en la gestión del gasto en los centros y la baja dotación de los conciertos en comparación con la enseñanza pública.
La Iglesia católica ahorra al Estado 4.600 millones de euros y crea casi 90.000 empleos
–Los datos de la Memoria Anual de Actividades confirman el papel de la Iglesia Católica como creadora de riqueza
–Por cada euro de gasto en sus actividades se generan 1,65€ en la economía española.
–El gasto de la actividad de la iglesia diocesana es de 1.428 millones de euros, 4 veces más en relación a lo aportado por la asignación tributaria.
La actividad de la Iglesia Católica en España va mucho más allá de lo espiritual. Así lo refleja la última Memoria Anual de Actividades, publicada hoy por la Conferencia Episcopal Española (CEE), que estima, según los últimos datos, que impacta de forma directa en la generación de 2.375 millones de euros de PIB y que, por cada euro de gasto de la Iglesia, con el fin de cumplir su misión pastoral, social y cultural, se generan 1,65€ en la economía española.
Además del impacto económico de la Iglesia en España, la evaluación del impacto socioeconómico de la Iglesia en España elaborado por Deloitte recogida en el documento, destaca su papel como motor de generación de empleo contribuyendo directamente a la creación de más de 52.000 empleos y más de 34.000 indirectos. Una cifra que abarca desde personal educativo y sanitario hasta trabajadores en iniciativas sociales y culturales.
UN AHORRO AL ESTADO DE 4.604 MILLONES DE EUROS
La actividad que desarrolla la Iglesia en el ámbito educativo también impacta en la economía de nuestro país. El documento calcula que el sistema católico, con más de 1,4 millones de alumnos y 2.536 centros, genera un ahorro estimado de 4.604 millones de euros al Estado (un 9% más en comparación con el mismo periodo del año anterior) por la eficiencia en la gestión del gasto en los centros y la baja dotación de los conciertos en comparación con la enseñanza pública.
Con esta Memoria Anual de Actividades elaborada por la Oficina de Transparencia de la CEE, la Iglesia da cuenta del destino de, entre otras partidas, los 382 millones de euros que han asignado los más de 8,5 millones contribuyentes a la Iglesia católica marcando la X en la Declaración de la Renta de 2024 (ejercicio de 2023). Esto supone un incremento de 23 millones de euros de asignación en el último año.
En este sentido, el informe calcula que el gasto de la actividad de la iglesia diocesana en España (diócesis con sus parroquias, centros de formación y Conferencia Episcopal) es de 1.428 millones de euros, lo que supone 4 veces más en relación a lo aportado por la asignación tributaria. En términos de aportación fiscal, la contribución socioeconómica de la Iglesia diocesana alcanza los 290.271.269 €.
UN ACTOR CLAVE EN EL ÁMBITO SOCIAL
La Iglesia no solo es un custodio del patrimonio cultural, sino también un actor clave en el ámbito social. La actividad asistencial de la Iglesia gestionó en 2023 más de 8.800 centros, atendiendo a 3,8 millones de personas. Esta labor incluye la actividad de Cáritas y Manos Unidas a través de comedores sociales, residencias de mayores, centros para víctimas de violencia, asistencia a inmigrantes o, más recientemente, la ayuda desplegada con motivo de la DANA en Valencia, donde han movilizado a cerca de 600 voluntarios para acompañar y atender necesidades inmediatas de alimentación, higiene y limpieza, además de canalizar la ayuda que llegó desde distintos lugares y medios; en total 42.809.752 millones de euros con los que esperan atender a más de 20.000 personas.
La Iglesia lidera iniciativas en áreas clave como la promoción del empleo, la defensa de la vida y la familia, y el apoyo a mujeres en situación de exclusión. En 2023, la Iglesia Católica gestionó 646 centros para la promoción de la mujer y el apoyo a víctimas de violencia, brindando asistencia a más de 38.000 beneficiarias. Además, más de 2.800 programas ayudaron a personas en riesgo de exclusión, incluyendo el acompañamiento espiritual y humano a través de 96 casas de acogida.
Con 874 capellanes y 18.581 voluntarios activos, la pastoral de la salud atendió a 98.447 pacientes en hospitales y 65.516 en domicilios cada mes. En el ámbito penitenciario, la Iglesia gestionó 1.064 programas que beneficiaron a más de 10.000 personas, fomentando su reintegración social y económica. En esta línea, la red de 230 centros dedicados a la defensa de la vida y la familia atendió a cerca de 85.000 beneficiarios, ofreciendo apoyo integral a madres en situaciones vulnerables, familias en crisis y menores en riesgo.
APOYO A INMIGRANTES Y REFUGIADOS
En materia de inmigración, la Iglesia sigue siendo un apoyo esencial para las personas en situación de vulnerabilidad. Durante 2023, se atendieron a más de 120.000 personas en 132 centros dedicados a la acogida y acompañamiento de migrantes y refugiados. Estos espacios brindaron servicios clave como orientación social, acceso al mercado laboral y vivienda, asistencia jurídica, y acompañamiento en los centros de internamiento para extranjeros.
En el ámbito pastoral, los sacerdotes dedicaron más de 27 millones de horas a acompañar espiritualmente a los fieles, especialmente en las 11.437 parroquias rurales, “donde se ubican la mayoría de las parroquias en nuestro país y donde el acompañamiento de los sacerdotes y agentes de pastoral se hace todavía más necesaria”.
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