La Conferencia Episcopal ha recibido ya los datos de la campaña de la Renta del año 2024 que corresponde al ejercicio fiscal de 2023. Según estos datos, se constata que ha aumentado en 208.841 el número de declaraciones en favor de la Iglesia, lo que supone un valioso reconocimiento de la labor realizada por la Iglesia.
7.839.984 personas marcaron la ‘X’ de la Iglesia en su declaración de la renta, lo que supone el 30,43 % de las declaraciones presentadas. Contando las declaraciones conjuntas, son 9 millones los contribuyentes que confían en la labor de la Iglesia, el número más alto de apoyos en la historia del sistema.
Según estos datos, el importe total asignado a la Iglesia se sitúa en los 382.437.998 euros, lo que supone un incremento de 23,6 millones de euros, un 6,6 % más, lo que va a permitir a la Iglesia hacer frente al aumento de las necesidades. De media, la aportación que recibe la Iglesia de cada contribuyente que marca la casilla de la X es de 42,5 euros.
Uno de los datos para la reflexión es que setecientos mil nuevos declarantes no han marcado ninguna casilla de las que la Declaración deja a la libertad de los contribuyentes, lo que implica una bajada de 1,5% de casillas marcadas. Este dato afecta tanto a las declaraciones de fines sociales como a las de la Iglesia. En el caso de la Iglesia supone un descenso de 0,56 puntos. Este dato obliga a hacer un mayor esfuerzo para explicar la casilla de la X en favor de la Iglesia y el significado que tiene, un ejercicio de libertad para el contribuyente que no supone ni pagar más ni que te devuelvan menos.
Declaraciones y porcentaje de asignación por comunidades
El número total de declaraciones a favor de la Iglesia aumenta en 16 de las 17 comunidades autónomas, especialmente en Andalucía, Madrid, Comunidad Valenciana y Castilla La Mancha. También destaca el aumento del porcentaje de asignación en la Hacienda foral de Guipúzcoa. En relación con el importe asignado, se ha producido un incremento de la cantidad recaudada en todas las Comunidades Autónomas.
Castellón
En la campaña de la renta de 2024, correspondiente al IRPF de 2023, un total de 99.874 personas en Castellón marcaron la X a favor de la Iglesia, lo que representa un incremento respecto a la campaña anterior de 2023 (IRPF de 2022), cuando lo hicieron 97.520 contribuyentes. Este aumento refleja que el 29,97 % de las declaraciones incluyeron esta opción. Además, el importe total recaudado asciende a 3.998.880 euros.
Datos para destacar
En estos datos destaca que:
Los tres últimos tramos de renta, es decir aquellos que ganan más de 30.000 € al año, representan en la práctica el 85,1% del dinero recaudado, incrementándose un año más en un punto su peso con relación al año anterior. La subida es especialmente importante en el tramo de 60.000 a 150.000 €.
Por tramos de edad, la mejor evolución está en los tramos entre 50 y 70 años.
Por sexo, aunque la distancia entre hombres y mujeres es muy pequeña, han aumentado más las declaraciones de las mujeres por su creciente incorporación al mercado laboral.
En cuanto al tipo de declaración, por segunda vez desde que tenemos datos, el porcentaje de declaraciones conjuntas con asignación (32,43%) supera al de las declaraciones individuales (30,75%).
“Gracias de corazón»
Pero detrás de todos estos datos están cada una de las personas que cada año muestran su confianza en la labor de la Iglesia marcando la X en la Declaración de la Renta. Y a ellas está dedicada la campaña de agradecimiento que pone hoy en marcha la oficina de Sostenimiento de la Iglesia con el lema, “Gracias de corazón”.
Los protagonistas de esta Campaña son esas casi 9 millones de personas que mostraron su apoyo a la Iglesia marcando la X en su declaración de la Renta. Todas forman parte de la familia Xtantos. Una familia que hace posible sostener la actividad de la Iglesia ofreciendo su tiempo, su oración o con su aportación económica. Y una familia que se completa con los que reciben esta ayuda de la Iglesia, tanto social como espiritual. Ellos también son los rostros que están detrás de los datos que hoy se presentan.
Además, para responder a su compromiso con la transparencia, en la página web Xtantos se pueden consultar, de manera visual y accesible, todos los resultados de la campaña de 2024 (IRFP 2023).
El especial se sirve de un vídeo en el que enlaza con el viaje por tantos, que fue el hilo conductor de la Campaña de la Renta 2024. Además, incluye un mapa de España interactivo donde es posible consultar los datos segmentados por Comunidades Autónomas. También cinco ránquines con las delegaciones de Hacienda y CC.AA. líderes en porcentaje de asignación, número de ‘X’ en términos absolutos, o recaudación… Además, propone seguir el viaje de la X mostrando su recorrido desde la casilla de la Renta hasta llegar a los más desfavorecidos y se vuelven a presentar los testimonios que este año pedían que se marcara la casilla de la Iglesia.
Otro portal, donoamiiglesia.es, permite donar directamente a cualquier parroquia de España, para hacer llegar directamente las ayudas a las instituciones que las ponen al servicio de la sociedad.
La Conferencia Episcopal Española ha presentado la Memoria anual de actividades de la Iglesia Católica en España correspondiente al año 2023. Un documento que elabora la Oficina de Transparencia para dar cuenta del destino de los 382.437.998 euros que han asignado los contribuyentes a la Iglesia marcando la X en la Declaración de la Renta de 2024 (ejercicio fiscal 2023).
Fiel a su compromiso con estos contribuyentes, y con toda la sociedad, estas páginas muestran también el verdadero rostro de la Iglesia dando a conocer su estructura y la actividad que desarrolla en el marco de sus fines propios: anunciar, celebrar y vivir la fe.
El adelanto en la recopilación de datos -330 indicadores- es ahora mismo viable gracias a los avances que se han producido en estos años en los sistemas de contabilidad y de rendición de cuentas de las entidades de la Iglesia, el desarrollo de códigos de buen gobierno, o la aplicación de las nuevas tecnologías en la gestión diocesana.
Como es habitual, la Memoria se publica con el aval de un proceso de revisión externa que firma PWC.
La Memoria de actividades de la Iglesia se divide en cinco partes: Introducción; La Iglesia católica en España; Asignación tributaria y reparto; La economía diocesana; y Anexos (se detalla todo el proceso de elaboración de la información que contiene esta Memoria).
Los datos
¿Qué personas forman la Iglesia católica? El capítulo dedicado a la Iglesia católica se abre respondiendo a este interrogante. En este apartado se recogen, además, los datos cuantitativos sobre la actividad de la Iglesia dividida en tres bloques: anunciar la fe, celebrar la fe y vivir la fe.
Sobre estos datos se puede decir que son todos los que están, pero no están todos los que son. Porque, como se aclara en el documento, “presentar en una publicación el total de la aportación de la Iglesia en favor de la sociedad es una tarea prácticamente imposible”. Con estas páginas, “no se agota la actividad de la Iglesia ni su aportación social”.
Esta Memoria presenta la información sobre la que se tienen datos ciertos y contrastables. 330 indicadores que sí permiten mostrar una radiografía de la Iglesia en España, que se articula y hace presente en 69 diócesis territoriales y en la diócesis castrense.
¿Quiénes forman la Iglesia en España?
– Millones de laicos. Están registradas 80 asociaciones y movimientos laicales y hay 406.817 laicos asociados territoriales; 81.080 catequistas; 36.686 profesores de Religión.
– En la vida religiosa hay 32.531 religiosos/as. Además, son de clausura, 7.664 monjes y monjas de clausura;
– 9.932 misioneros;
– 957 seminaristas;
– 587 diáconos permanentes;
– 15.285 sacerdotes y 119 obispos.
Anunciar la fe:
– Los sacerdotes dedicaron más de 26.962.740 horas en su labor en las parroquias. A través de la actividad pastoral, se encargan de acompañar a los fieles en los momentos esenciales de su vida. Una labor que se intensifica en el ámbito rural, donde se ubican la mayoría de parroquias de nuestro país (11.437 parroquias rurales).
– La labor educativa: 1.498.182 alumnos estudian en los 2.536 centros educativos católicos, que cuentan con 135.311 trabajadores. Estos centros, supone un ahorro de 4.604 millones de euros al Estado. En la asignatura de Religión están inscritos 2.940.793 alumnos. En el curso 2022-23, hay 8.503 universitarios de grado más (122.701 en total) en las 17 universidades de orientación católica, donde estudian el 58% de los alumnos de grado de universidades privadas presenciales.
– Misiones: 9.932 misioneros/as y 537 familias en misión anuncian la fe en los 1.123 territorios en misión por los cinco continentes. Destaca que el 56% son mujeres y un 57% son consagrados y consagradas. En 2023, el Fondo “Nueva Evangelización” aumentó el número de proyectos financiados, 258 por valor de 2.521.856 euros.
– Patrimonio cultural: Además de su finalidad litúrgica, evangelizadora y pastoral, la actividad que genera se cifra en un impacto total en el PIB de España de 22.620 millones de euros. Pertenecen a la Iglesia 3.161 Bienes de Interés Cultural (BIC) y existen 283 museos diocesanos. Las diócesis españolas destinaron, en 2023, 66.773.094 euros a 531 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación.
Celebrar la fe:
– En 2023, acudieron regularmente a misa 8.5 millones y se celebraron 9.5 millones de eucaristías en las 22.921 parroquias, 87 catedrales o 639 santuarios.
– Sacerdotes, consagrados/as y seglares dedicaron 40.067.061 horas a la actividad celebrativa de la Iglesia.
– Los sacramentos: se han vuelto a incrementar el número de bautizos con 152.426; confirmaciones, 107.153; matrimonios, 33.500; y unciones de enfermos, 26.120
418 Celebraciones y fiestas religiosas en España: (Semana Santa, romerías, Corpus Christi, etc.) cuentan con la declaración de interés turístico tanto nacional como internacional
97 Fiestas religiosas de interés turístico nacional: (Semana Santa de Ponferrada, Granada, Almería…).
46 Fiestas religiosas de interés turístico internacional: (Semana Santa de Cieza, Valladolid, Zamora, Romería del Rocío…)
Fiestas de Semana Santa declaradas de interés turístico
Otros datos: 14.383 entidades religiosas católicas y 5.020 cofradías con más de un millón de miembros cofrades.
Vivir la fe:
La Iglesia lidera iniciativas en áreas clave como la promoción del empleo, la defensa de la vida y la familia, y el apoyo a mujeres en situación de exclusión. En 2023, la Iglesia Católica gestionó 646 centros para la promoción de la mujer y el apoyo a víctimas de violencia, brindando asistencia a más de 38.000 beneficiarias. Además, más de 2.800 programas ayudaron a personas en riesgo de exclusión, incluyendo el acompañamiento espiritual y humano a través de 96 casas de acogida.
Con 874 capellanes y 18.581 voluntarios activos, la pastoral de la salud atendió a 98.447 pacientes en hospitales y 65.516 en domicilios cada mes. En el ámbito penitenciario, la Iglesia gestionó 1.064 programas que beneficiaron a más de 10.000 personas, fomentando su reintegración social y económica. En esta línea, la red de 230 centros dedicados a la defensa de la vida y la familia atendió a cerca de 85.000 beneficiarios, ofreciendo apoyo integral a madres en situaciones vulnerables, familias en crisis y menores en riesgo.
En materia de inmigración, la Iglesia Católica en España sigue siendo un apoyo esencial para las personas en situación de vulnerabilidad. Durante 2023, se atendieron a más de 120.000 personas en 132 centros dedicados a la acogida y acompañamiento de migrantes y refugiados. Estos espacios brindaron servicios clave como orientación social, acceso al mercado laboral y vivienda, asistencia jurídica, y acompañamiento en los centros de internamiento para extranjeros.
En el ámbito pastoral, los sacerdotes dedicaron más de 27 millones de horas a acompañar espiritualmente a los fieles, especialmente en las 11.437 parroquias rurales, “donde se ubican la mayoría de las parroquias en nuestro país y donde el acompañamiento de los sacerdotes y agentes de pastoral se hace todavía más necesaria”.
El compromiso
La Memoria de actividades nace tras la firma, en 2006, del vigente sistema de asignación tributaria entre la nunciatura apostólica y el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. A partir de ese momento, la Iglesia recibe para su sostenimiento únicamente lo que los contribuyentes deciden asignarle anualmente en su Declaración de la Renta a través del 0,7% de su cuota íntegra.
Desde entonces, la CEE cumple con el compromiso que adquirió con el Estado de mejorar la memoria justificativa que ya se realizaba con el sistema de financiación anterior. Pero, además, quiere que ese compromiso se haga extensivo con cada uno de los contribuyentes que cada año depositan su confianza en la Iglesia poniendo la X en su Declaración.
Por eso, desde que se presentó la primera Memoria en el año 2009 (correspondiente al ejercicio fiscal de 2007) ha ido aumentando la información que contenían estas páginas pasando de 77 indicadores o datos, a más de 300.
Lo que reflejan estas páginas, lo resume el cardenal Juan José Omella en su carta de saludo: “En la reciente JMJ celebrada en Lisboa, escuchamos al papa Francisco que la Iglesia somos todos y que <en la Iglesia cabemos todos, todos, todos>. Una vez más, al contemplar esta Memoria de actividades de la Iglesia nos damos cuenta de qué verdad son las dos cosas: en la Iglesia caben todos y la Iglesia la formamos todos. De eso hay que dar gracias. De las personas de buena voluntad que, con la aportación de su tiempo, de su vida, de su oración, contribuyen a la misión recibida del mismo Jesucristo. Esta misión es anuncio del Evangelio, celebración del misterio cristiano y vida de caridad al servicio de las personas”.
La Iglesia católica ayuda a cerca de 4 millones de personas al año con su actividad social y asistencial
–Esta labor incluye la actividad de Cáritas y Manos Unidas a través de comedores sociales, residencias de mayores, centros para víctimas de violencia, asistencia a inmigrantes o, más recientemente, la ayuda desplegada con motivo de la DANA en Valencia.
–Cada euro invertido a través de la asignación tributaria se multiplica por cuatro en valor social alcanzando los 1.428 millones de euros anuales.
La Iglesia Católica es uno de los principales pilares del tejido social en España. Así lo refleja la Memoria Anual de Actividades presentada por la Conferencia Episcopal Española (CEE), que destaca que, en 2023 (últimos datos publicados), más de 8.800 centros sociales y asistenciales, gestionados por diócesis, parroquias y organizaciones como Cáritas y Manos Unidas, ofrecieron apoyo a más de 3,8 millones de personas (90.000 en comparación con el año anterior).
Esta labor incluye la actividad de Cáritas y Manos Unidas a través de comedores sociales, residencias de mayores, centros para víctimas de violencia, asistencia a inmigrantes o, más recientemente, la ayuda desplegada con motivo de la DANA en Valencia, donde la Iglesia ha movilizado a cerca de 600 voluntarios para acompañar y atender necesidades inmediatas de alimentación, higiene y limpieza, además de canalizar la ayuda que llegó desde distintos lugares y medios; en total 42.809.752 millones de euros con los que espera atender a más de 20.000 personas.
CADA EURO DE LA ASIGNACIÓN TRIBUTARIA SE MULTIPLICA POR CUATRO
El documento, elaborado por la Oficina de Transparencia de la CEE, la Iglesia da cuenta del destino de, entre otras partidas, los 382 millones de euros que han asignado los más de 8,5 millones contribuyentes a la Iglesia católica marcando la X en la Declaración de la Renta de 2024 (ejercicio de 2023) que estima que, por cada euro invertido a través de la asignación tributaria se multiplica por cuatro en valor social, alcanzando los 1.428 millones de euros anuales.
La Iglesia lidera iniciativas en áreas clave como la promoción del empleo, la defensa de la vida y la familia, y el apoyo a mujeres en situación de exclusión. En 2023, la Iglesia Católica gestionó 646 centros para la promoción de la mujer y el apoyo a víctimas de violencia, brindando asistencia a más de 38.000 beneficiarias. Además, más de 2.800 programas ayudaron a personas en riesgo de exclusión, incluyendo el acompañamiento espiritual y humano a través de 96 casas de acogida.
Con 874 capellanes y 18.581 voluntarios activos, la pastoral de la salud atendió a 98.447 pacientes en hospitales y 65.516 en domicilios cada mes. En el ámbito penitenciario, la Iglesia gestionó 1.064 programas que beneficiaron a más de 10.000 personas, fomentando su reintegración social y económica.En esta línea, la red de 230 centros dedicados a la defensa de la vida y la familia atendió a cerca de 85.000 beneficiarios, ofreciendo apoyo integral a madres en situaciones vulnerables, familias en crisis y menores en riesgo.
En materia de inmigración, la Iglesia Católica en España sigue siendo un apoyo esencial para las personas en situación de vulnerabilidad. Durante 2023, se atendieron a más de 120.000 personas en 132 centros dedicados a la acogida y acompañamiento de migrantes y refugiados. Estos espacios brindaron servicios clave como orientación social, acceso al mercado laboral y vivienda, asistencia jurídica, y acompañamiento en los centros de internamiento para extranjeros.
En el ámbito pastoral, los sacerdotes dedicaron más de 27 millones de horas a acompañar espiritualmente a los fieles, especialmente en las 11.437 parroquias rurales, “donde se ubican la mayoría de las parroquias en nuestro país y donde el acompañamiento de los sacerdotes y agentes de pastoral se hace todavía más necesaria”.
UN AHORRO AL ESTADO DE 4.604 MILLONES DE EUROS
El documento también pone en valor el impacto económico que genera la Iglesia en España y estima que impacta de forma directa en la generación de 2.375 millones de euros de PIB y que, por cada euro de gasto de la Iglesia, con el fin de cumplir su misión pastoral, social y cultural, se generan 1,65€ en la economía española.
La evaluación del impacto socioeconómico de la Iglesia en España elaborado por Deloitte que expone el documento, destaca al mismo tiempo su papel como motor de generación de empleo, contribuyendo directamente a la creación de más de 52.000 empleos y más de 34.000 indirectos. Una cifra que abarca desde personal educativo y sanitario hasta trabajadores en iniciativas sociales y culturales.
La actividad que desarrolla la Iglesia en el ámbito educativo también impacta en la economía de nuestro país. El documento calcula que el sistema católico, con más de 1,4 millones de alumnos y 2.536 centros, genera un ahorro estimado de 4.604 millones de euros al Estado (un 9% más en comparación con el mismo periodo del año anterior) por la eficiencia en la gestión del gasto en los centros y la baja dotación de los conciertos en comparación con la enseñanza pública.
La Iglesia católica ahorra al Estado 4.600 millones de euros y crea casi 90.000 empleos
–Los datos de la Memoria Anual de Actividades confirman el papel de la Iglesia Católica como creadora de riqueza
–Por cada euro de gasto en sus actividades se generan 1,65€ en la economía española.
–El gasto de la actividad de la iglesia diocesana es de 1.428 millones de euros, 4 veces más en relación a lo aportado por la asignación tributaria.
La actividad de la Iglesia Católica en España va mucho más allá de lo espiritual. Así lo refleja la última Memoria Anual de Actividades, publicada hoy por la Conferencia Episcopal Española (CEE), que estima, según los últimos datos, que impacta de forma directa en la generación de 2.375 millones de euros de PIB y que, por cada euro de gasto de la Iglesia, con el fin de cumplir su misión pastoral, social y cultural, se generan 1,65€ en la economía española.
Además del impacto económico de la Iglesia en España, la evaluación del impacto socioeconómico de la Iglesia en España elaborado por Deloitte recogida en el documento, destaca su papel como motor de generación de empleo contribuyendo directamente a la creación de más de 52.000 empleos y más de 34.000 indirectos. Una cifra que abarca desde personal educativo y sanitario hasta trabajadores en iniciativas sociales y culturales.
UN AHORRO AL ESTADO DE 4.604 MILLONES DE EUROS
La actividad que desarrolla la Iglesia en el ámbito educativo también impacta en la economía de nuestro país. El documento calcula que el sistema católico, con más de 1,4 millones de alumnos y 2.536 centros, genera un ahorro estimado de 4.604 millones de euros al Estado (un 9% más en comparación con el mismo periodo del año anterior) por la eficiencia en la gestión del gasto en los centros y la baja dotación de los conciertos en comparación con la enseñanza pública.
Con esta Memoria Anual de Actividades elaborada por la Oficina de Transparencia de la CEE, la Iglesia da cuenta del destino de, entre otras partidas, los 382 millones de euros que han asignado los más de 8,5 millones contribuyentes a la Iglesia católica marcando la X en la Declaración de la Renta de 2024 (ejercicio de 2023). Esto supone un incremento de 23 millones de euros de asignación en el último año.
En este sentido, el informe calcula que el gasto de la actividad de la iglesia diocesana en España (diócesis con sus parroquias, centros de formación y Conferencia Episcopal) es de 1.428 millones de euros, lo que supone 4 veces más en relación a lo aportado por la asignación tributaria. En términos de aportación fiscal, la contribución socioeconómica de la Iglesia diocesana alcanza los 290.271.269 €.
UN ACTOR CLAVE EN EL ÁMBITO SOCIAL
La Iglesia no solo es un custodio del patrimonio cultural, sino también un actor clave en el ámbito social. La actividad asistencial de la Iglesia gestionó en 2023 más de 8.800 centros, atendiendo a 3,8 millones de personas. Esta labor incluye la actividad de Cáritas y Manos Unidas a través de comedores sociales, residencias de mayores, centros para víctimas de violencia, asistencia a inmigrantes o, más recientemente, la ayuda desplegada con motivo de la DANA en Valencia, donde han movilizado a cerca de 600 voluntarios para acompañar y atender necesidades inmediatas de alimentación, higiene y limpieza, además de canalizar la ayuda que llegó desde distintos lugares y medios; en total 42.809.752 millones de euros con los que esperan atender a más de 20.000 personas.
La Iglesia lidera iniciativas en áreas clave como la promoción del empleo, la defensa de la vida y la familia, y el apoyo a mujeres en situación de exclusión. En 2023, la Iglesia Católica gestionó 646 centros para la promoción de la mujer y el apoyo a víctimas de violencia, brindando asistencia a más de 38.000 beneficiarias. Además, más de 2.800 programas ayudaron a personas en riesgo de exclusión, incluyendo el acompañamiento espiritual y humano a través de 96 casas de acogida.
Con 874 capellanes y 18.581 voluntarios activos, la pastoral de la salud atendió a 98.447 pacientes en hospitales y 65.516 en domicilios cada mes. En el ámbito penitenciario, la Iglesia gestionó 1.064 programas que beneficiaron a más de 10.000 personas, fomentando su reintegración social y económica. En esta línea, la red de 230 centros dedicados a la defensa de la vida y la familia atendió a cerca de 85.000 beneficiarios, ofreciendo apoyo integral a madres en situaciones vulnerables, familias en crisis y menores en riesgo.
APOYO A INMIGRANTES Y REFUGIADOS
En materia de inmigración, la Iglesia sigue siendo un apoyo esencial para las personas en situación de vulnerabilidad. Durante 2023, se atendieron a más de 120.000 personas en 132 centros dedicados a la acogida y acompañamiento de migrantes y refugiados. Estos espacios brindaron servicios clave como orientación social, acceso al mercado laboral y vivienda, asistencia jurídica, y acompañamiento en los centros de internamiento para extranjeros.
En el ámbito pastoral, los sacerdotes dedicaron más de 27 millones de horas a acompañar espiritualmente a los fieles, especialmente en las 11.437 parroquias rurales, “donde se ubican la mayoría de las parroquias en nuestro país y donde el acompañamiento de los sacerdotes y agentes de pastoral se hace todavía más necesaria”.
Con el inicio del mes de diciembre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por los peregrinos de la esperanza: “oremos para que este Jubileo nos fortalezca en la fe, nos ayude a reconocer a Cristo resucitado en medio de nuestras vidas, y nos transforme en peregrinos de la esperanza cristiana”.
Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza. Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna. Pienso especialmente en los numerosos refugiados que se ven obligados a abandonar sus tierras. Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación al Jubileo que, según el mandato bíblico, devuelve a cada uno el acceso a los frutos de la tierra: «podrán comer todo lo que la tierra produzca durante su descanso, tú, tu esclavo, tu esclava y tu jornalero, así como el huésped que resida contigo; y también el ganado y los animales que estén en la tierra, podrán comer todos sus productos» (Lv 25,6-7).
Por lo tanto, la dimensión espiritual del Jubileo, que nos invita a la conversión, debe unirse a estos aspectos fundamentales de la vida social, para formar un conjunto coherente. Sintiéndonos todos peregrinos en la tierra en la que el Señor nos ha puesto para que la cultivemos y la cuidemos (cf. Gn. 2,15), no descuidemos, a lo largo del camino, la contemplación de la belleza de la creación y el cuidado de nuestra casa común. Espero que el próximo Año Jubilar se celebre y se viva también con esta intención. De hecho, un número cada vez mayor de personas, incluidos muchos jóvenes y adolescentes, reconocen que el cuidado de la creación es expresión esencial de la fe en Dios y de la obediencia a su voluntad.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por las personas mayores, especialmente por quienes viven solos, para que encuentren el apoyo y la solidaridad que necesitan”.
Muchas personas mayores sufren el drama de la soledad no deseada, que no consiste en estar solas, sino en sentirse solas, no queridas y abandonadas. Este drama lo sufren alrededor de la décima parte de los mayores. Hemos de trabajar para prevenirlo o tratar de evitar que dure en el tiempo. Esto nos incumbe a todos: a la misma persona mayor y a la familia, a las instituciones sociales y a la Iglesia. Otro reto es favorecer el diálogo y la convivencia entre generaciones. Los mayores destacan por su experiencia y sabiduría acumuladas. Los jóvenes lo aprecian y ven en ellos referentes y modelos para su vida. Frente a la ansiedad, inseguridad o miedo ante el futuro, el testimonio de los ancianos les puede ayudar afrontarlo con confianza y esperanza. […]Es muy importante valorar a los abuelos, las abuelas y las personas mayores y darles el lugar que les corresponde en la familia, la sociedad y por supuesto en la Iglesia. La ancianidad es un tiempo de gracia, que puede ser de especial vitalidad. Nuestra Iglesia diocesana, en sus parroquias y movimientos, hemos de cuidar con esmero la pastoral para las personas mayores; estamos llamados a acompañarlas, escucharlas y educarlas para que sepan vivir esta etapa de la vida como oportunidad para crecer en la fe, en la vida cristiana y en el camino de la santidad. Y también hemos de cuidar la pastoral de las personas mayores con el debido acompañamiento, incluido el espiritual y religioso.
El Obispo de Segorbe-Castellón, D. Casimiro, ha convocado a todos los sacerdotes, religiosos y diáconos permanentes a una Jornada de Formación sobre la Protección del Menor, programada para el próximo miércoles 4 de diciembre. Este evento se llevará a cabo en el Seminario Mater Dei a partir de las 10:30 h.
La Jornada, dirigida por el Rvdo. D. Jesús Rodríguez Torrente, Coordinador del Servicio de Coordinación y Asesoramiento de las Oficinas de Protección de Menores de la Conferencia Episcopal Española, es considerada de carácter obligatorio para quienes estén involucrados en actividades relacionadas con menores. Esto responde a la necesidad de fortalecer el compromiso de la Iglesia en la prevención y actuación frente a abusos sexuales.
El contenido incluirá una reflexión sobre el amor y la dignificación del ser humano, así como una presentación del programa de renovación pastoral AUTEM. La asistencia y colaboración de todos los convocados es fundamental para el éxito de esta jornada formativa.
Entrevista a D. Jesús Rodríguez
1.- ¿Nos podría desgranar los ejes principales de esta charla formativa?
Sí, me pidió D. Casimiro, a través del Vicario General si podía acompañar en esta jornada. Lo que voy a hacer fundamentalmente es abordar tres temas. Primero, cuál es la realidad de los abusos y por qué cuando nos hemos dado cuenta se han producido, porque muchas veces pasan como inadvertidos, y tenemos que ver primero esa realidad. En segundo lugar, cuáles son las características que pueden tener las personas que cometen los abusos; y, por último, cuál debería ser nuestra disposición para poder afrontarlos y enfrentarlos.
2.- ¿Cuáles son las medidas concretas que está tomando la Iglesia para garantizar que las víctimas sientan que se está haciendo justicia?
Las víctimas tienen que saber, primero, que se han creado en España 202 oficinas de atención a todas ellas, por lo que cada diócesis cuenta con un servicio de atención a las víctimas. Es decir, la primera acción que se ha tomado es ofrecer un espacio físico donde van a ser acogidas, donde no van a ser cuestionadas como víctimas y que vamos a acompañar su proceso.
Si la víctima realmente lo que quiere es presentar una denuncia, a partir de ahí tendría que pasar al tribunal eclesiástico o el propio Obispo ordenará que se investigue y se realice todo el proceso.
Aquí nos vamos a encontrar con las víctimas que son actuales, esas víctimas tienen doble proceso, el civil y el canónico, pero aquí el verdadero problema aparece con las víctimas, digamos que los sacerdotes o religiosos que cometieron los abusos ya han fallecido, por lo tanto, no puede haber ninguna acción civil sobre los mismos o los casos que ya están prescritos.
En este momento lo que la Iglesia ha hecho de una manera absolutamente voluntaria, y más por un deber moral, porque realmente obligación no tiene, ha sido crear una comisión asesora para que pueda orientar a todos los Obispos, a todos los superiores y mayores, en los casos que presenten reclamación o atención para ver de qué forma, bien terapéuticamente, o bien a través de un itinerario de acompañamiento, se puede reparar un daño que es irreparable. Creo que en este momento no hay ninguna Diócesis de España, ninguna congregación religiosa que no tenga ya la oficina y, desde luego, que no esté por una verdadera labor de poder intentar reparar y restaurar el dolor de muchas personas que fueron injustamente maltratadas.
3.- ¿Cuál está siendo la labor específica de estas oficinas?, ¿se está demostrando su utilidad?
Sí, por una razón, porque cada formación que se les ha ido dando ha sido un recorrido. Por ejemplo, en las primeras sesiones formativas lo que trabajamos profundamente es cómo hacer protocolos, cómo hacer códigos éticos y entornos seguros, y cómo se podían aplicar para que las oficinas empezaran a trabajar no solo en un protocolo diocesano, sino que las parroquias, los colegios, las actividades de tiempo libre tuvieran una formación en los monitores, una formación en los responsables y que todos elaboraran protocolos para que los padres conozcan qué tienen que hacer y cómo sus hijos van a ser salvaguardados.
Pero es que, además, después de acabar esos tres primeros temas, tanto jurídicos como de protocolo y entorno seguro, se trataron cuestiones que abordan cómo tratar con una persona que ha sido víctima, cómo reconocer las heridas, cómo ayudarles y cómo trabajar con victimarios que no reconocen el daño que han hecho.
Trabajamos también en otro aspecto una situación dolorosísima, como son los abusos que se están produciendo desgraciadamente ya con mucha frecuencia de menores, por la influencia de las redes sociales y por la pornografía, y les dimos claves para poder entender y formarse en ese sentido.
Se ha trabajado también el tema de la vulnerabilidad y el tiempo libre, y se está trabajando en ver cómo afecta en el seno de la familia cuando los abusos se producen allí y se reconocen en estas oficinas, no porque vengan a comunicar una situación de un religioso, un sacerdote, una religiosa, sino porque vienen a decir lo que les pasa en su familia o en su casa.
En definitiva, es todo un itinerario formativo que profundiza en la tarea más importante que tienen las oficinas, que no solo es acoger a la víctima, sino prevenir que esta lacra no vuelva a reproducirse.
4.- ¿Cómo evalúa la colaboración entre la Iglesia y las autoridades civiles en la lucha contra los abusos?
Sin duda, yo creo que se están dando muchos pasos. Hemos creado comisiones conjuntas de relación, por ejemplo, a nivel gubernativo y a nivel de comunidades autónomas, y ahora estamos también tratando de elaborar una vía de colaboración conjunta para poder ayudar a las víctimas y que en ningún caso se revictimice. Con todo, no es fácil, porque las posiciones no siempre están de acuerdo.
La Iglesia en España continúa mostrando su solidaridad con los afectados por la DANA, sumando nuevas iniciativas a las acciones realizadas en las últimas semanas. El próximo domingo, 24 de noviembre, solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, se llevará a cabo una colecta especial en todas las eucaristías de España, destinada a ayudar a los damnificados por esta catástrofe.
Los obispos españoles celebraron ayer una Eucaristía en la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena en memoria de las víctimas y de todos los afectados por la DANA que ha asolado Valencia y el sudeste español. Entre todos los representantes civiles que acudieron se encontraban los senadores por Castellón, Jaime Llorens y Susana Marqués.
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La Eucaristía, preparada por el equipo de celebraciones litúrgicas de la Conferencia Episcopal Española (CEE), es lo más “radical que puede ofrecer la Iglesia, que es la esperanza en Jesucristo resucitado», como afirmó en su anuncio el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis. J. Argüello.
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Esta Eucaristía, presidida por Mons. Enrique Benavent, arzobispo de Valencia, y concelebrada por 107 obispos españoles, entre ellos nuestro Obispo D. Casimiro, junto con el Nuncio de Su Santidad, Mons. Bernardito Cleopas Auza, se enmarca dentro de la 126ª Asamblea Plenaria, que se está celebrando del 18 al 22 de noviembre en Madrid.
Puedes leer AQUÍ la homilía de Mons. Benavent, arzobispo de Valencia
Otra de las acciones que también convocará la Iglesia será una colecta, el domingo 24 de noviembre, fiesta de Cristo Rey, en todas las eucaristías que se realicen en España en favor de los damnificados por esta catástrofe. Los obispos también dedicarán un tiempo durante la Plenaria a la situación generada por la DANA.
Nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, junto a los demás obispos españoles, participa desde ayer en la 126ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que se celebrará hasta el próximo viernes en su sede. La sesión inaugural comenzó con el discurso de Mons. Luis Argüello, presidente de la CEE, y fue seguida por la intervención del nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza.
Además, como anunció Mons. Argüello, el domingo 24 de noviembre, fiesta de Cristo Rey, la Conferencia Episcopal convoca una colecta en todas las eucaristías que se realicen en España en favor de los damnificados por esta catástrofe. Los obispos también dedicarán un tiempo durante la Plenaria a la situación generada por la DANA.
Temas de la Plenaria
Estos son los temas que llevarán a la Plenaria las Comisiones Episcopales y otros organismos de la CEE:
Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana, proyecto de “hospitalidad atlántica”.
Subcomisión Episcopal para la Juventud y la Infancia, proyecto marco de Pastoral juvenil.
En la Asamblea los obispos van a dialogar sobre tres acontecimientos relevantes en la vida de la Iglesia en este curso:
El Sínodo de los obispos, cuya fase final se celebró en Roma el pasado mes de octubre.
El Jubileo 2025 y la participación de la CEE en las distintas convocatorias organizadas con el lema «Peregrinos de la esperanza».
El Congreso Nacional de Vocaciones, asamblea de llamados para la Misión, que se va a celebrar en Madrid del 7 al 9 de febrero.
También se ha previsto un tiempo para el diálogo sobre el documento final del plan de puesta en marcha de los criterios para la reforma de los seminarios en España y sobre la reestructuración de los institutos teológicos e institutos superiores de ciencias religiosas.
Otros asuntos del orden del día
Como es habitual en la Plenaria de noviembre, los obispos estudiarán, para su aprobación, el presupuesto del Fondo Común Interdiocesano y de la Conferencia Episcopal para 2025.
Los obispos recibirán información sobre el estado actual del grupo Ábside (TRECE Y COPE), del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, del órgano de cumplimiento normativo y de Manos Unidas. Además, Ayuda a la Iglesia Necesitada presentará la iniciativa Redweek, con la que invita a abrir los ojos a la realidad de los cristianos perseguidos en el mundo a causa de su fe.
La Plenaria dedicará un tiempo para que los presidentes de las Comisiones Episcopales comuniquen sus actividades y proyectos. Además, se abordarán distintos asuntos de seguimiento. Se completa el orden del día con el capítulo dedicado a las asociaciones nacionales.
El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, anuncia que durante la semana de la Asamblea Plenaria del 18 al 22 de noviembre, tendrán lugar dos acciones en favor de los afectados por las terribles consecuencias de la Dana en Valencia, pero también en otras partes de España, como Albacete, Cuenca, Cataluña y Andalucía.
Por un lado, todos los obispos españoles celebrarán la Eucaristía «como apoyo espiritual» el martes 19 de noviembre en la catedral de la Almudena de Madrid «ofreciendo lo más radical que puede ofrecer la Iglesia, que es la esperanza en Jesucristo resucitado». Además, el domingo 24 de noviembre, fiesta de Cristo Rey, se convocará una colecta en todas las eucaristías que se realicen en España en favor de los damnificados por esta catástrofe.
Mons. Luis Argüello, que ha hecho este anuncio en Valladolid durante la rueda de prensa de presentación de la XLIV Semana Social, ha señalado que con la celebración de la Eucaristía «queremos ofrecer nuestro apoyo espiritual y nuestra invocación al Señor por el eterno descanso de las víctimas». También invita a sumarse a la colecta que será ofrecida «como una pequeña ayuda» porque «las necesidades económicas de reconstrucción son impresionantes» y hace falta «arrimar el hombro».
El portal «Dono a mi Iglesia» abre una campaña para donar a la diócesis de Valencia
Además, el portal «Dono a mi Iglesia» ha abierto una campaña que permite ayudar directamente a la diócesis de Valencia. Con el título «Reconstruye tu comunidad», este portal invita a donar para ayudar a las parroquias afectadas por la Dana.
El Día de la Iglesia Diocesana se suma a la Campaña de Cáritas
Por otro lado, la página «Por tantos», que estos días presenta la Campaña del Día de la Iglesia Diocesana, se suma a la recogida de fondos que lleva a cabo Cáritas. Así, pinchando en su web, aparece también una ventana emergente para hacer estos donativos.
Con el inicio del mes de octubre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por los que han perdido un hijo: “Oremos para que todos los padres que lloran la muerte de un hijo o una hija encuentren apoyo en la comunidad y obtengan del Espíritu consolador la paz del corazón”.
«La muerte es una experiencia que toca a todas las familias, sin excepción. Forma parte de la vida; sin embargo, cuando toca los afectos familiares, la muerte nunca nos parece natural. Para los padres, vivir más tiempo que sus hijos es algo especialmente desgarrador, que contradice la naturaleza elemental de las relaciones que dan sentido a la familia misma. La pérdida de un hijo o de una hija es como si se detuviese el tiempo: se abre un abismo que traga el pasado y también el futuro. La muerte, que se lleva al hijo pequeño o joven, es una bofetada a las promesas, a los dones y sacrificios de amor gozosamente entregados a la vida que hemos traído al mundo. Muchas veces vienen a misa a Santa Marta padres con la foto de un hijo, de una hija, niño, joven, y me dicen: «Se marchó, se marchó». Y en la mirada se ve el dolor. La muerte afecta y cuando es un hijo afecta profundamente. Toda la familia queda como paralizada, enmudecida. Y algo similar sufre también el niño que queda solo, por la pérdida de uno de los padres, o de los dos. Esa pregunta: «¿Dónde está papá? ¿Dónde está mamá?». —«Está en el cielo». —«¿Por qué no la veo?». Esa pregunta expresa una angustia en el corazón del niño que queda solo. El vacío del abandono que se abre dentro de él es mucho más angustioso por el hecho de que no tiene ni siquiera la experiencia suficiente para «dar un nombre» a lo sucedido. «¿Cuándo regresa papá? ¿Cuándo regresa mamá?». ¿Qué se puede responder cuando el niño sufre? Así es la muerte en la familia.
En estos casos la muerte es como un agujero negro que se abre en la vida de las familias y al cual no sabemos dar explicación alguna. Y a veces se llega incluso a culpar a Dios. Cuánta gente —los comprendo— se enfada con Dios, blasfemia: «¿Por qué me quitó el hijo, la hija? ¡Dios no está, Dios no existe! ¿Por qué hizo esto?». Muchas veces hemos escuchado esto. Pero esa rabia es un poco lo que viene de un corazón con un dolor grande; la pérdida de un hijo o de una hija, del papá o de la mamá, es un gran dolor. Esto sucede continuamente en las familias. En estos casos, he dicho, la muerte es casi como un agujero. Pero la muerte física tiene «cómplices» que son incluso peores que ella, y que se llaman odio, envidia, soberbia, avaricia; en definitiva, el pecado del mundo que trabaja para la muerte y la hace aún más dolorosa e injusta. Los afectos familiares se presentan como las víctimas predestinadas e inermes de estos poderes auxiliares de la muerte, que acompañan la historia del hombre. Pensemos en la absurda «normalidad» con la cual, en ciertos momentos y en ciertos lugares, los hechos que añaden horror a la muerte son provocados por el odio y la indiferencia de otros seres humanos. Que el Señor nos libre de acostumbrarnos a esto.
En el pueblo de Dios, con la gracia de su compasión donada en Jesús, muchas familias demuestran con los hechos que la muerte no tiene la última palabra: esto es un auténtico acto de fe. Todas las veces que la familia en el luto —incluso terrible— encuentra la fuerza de custodiar la fe y el amor que nos unen a quienes amamos, la fe impide a la muerte, ya ahora, llevarse todo. La oscuridad de la muerte se debe afrontar con un trabajo de amor más intenso. «Dios mío, ilumina mi oscuridad», es la invocación de la liturgia de la tarde. En la luz de la Resurrección del Señor, que no abandona a ninguno de los que el Padre le ha confiado, nosotros podemos quitar a la muerte su «aguijón», como decía el apóstol Pablo (1 Cor 15, 55); podemos impedir que envenene nuestra vida, que haga vanos nuestros afectos, que nos haga caer en el vacío más oscuro.
En esta fe, podemos consolarnos unos a otros, sabiendo que el Señor venció la muerte una vez para siempre. Nuestros seres queridos no han desaparecido en la oscuridad de la nada: la esperanza nos asegura que ellos están en las manos buenas y fuertes de Dios. El amor es más fuerte que la muerte. Por eso el camino es hacer crecer el amor, hacerlo más sólido, y el amor nos custodiará hasta el día en que cada lágrima será enjugada, cuando «ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto, ni dolor» (Ap 21, 4). Si nos dejamos sostener por esta fe, la experiencia del luto puede generar una solidaridad de los vínculos familiares más fuerte, una nueva apertura al dolor de las demás familias, una nueva fraternidad con las familias que nacen y renacen en la esperanza. Nacer y renacer en la esperanza, esto nos da la fe. Pero quisiera destacar la última frase del Evangelio que hemos escuchado hoy (cf. Lc 7, 11-15). Después que Jesús vuelve a dar la vida a ese joven, hijo de la mamá viuda, dice el Evangelio: «Jesús se lo entregó a su madre». ¡Esta es nuestra esperanza! Todos nuestros seres queridos que ya se marcharon, el Señor nos los devolverá y nos encontraremos con ellos. Esta esperanza no defrauda. Recordemos bien este gesto de Jesús: «Jesús se lo entregó a su madre», así hará el Señor con todos nuestros seres queridos en la familia.
Esta fe nos protege de la visión nihilista de la muerte, como también de las falsas consolaciones del mundo, de tal modo que la verdad cristiana «no corra el peligro de mezclarse con mitologías de varios tipos», cediendo a los ritos de la superstición, antigua o moderna (cf. Benedicto xvi, Ángelus del 2 de noviembre de 2008). Hoy es necesario que los pastores y todos los cristianos expresen de modo más concreto el sentido de la fe respecto a la experiencia familiar del luto. No se debe negar el derecho al llanto —tenemos que llorar en el luto—, también Jesús «se echó a llorar» y se «conmovió en su espíritu» por el grave luto de una familia que amaba (Jn 11, 33-37). Podemos más bien recurrir al testimonio sencillo y fuerte de tantas familias que supieron percibir, en el durísimo paso de la muerte, también el seguro paso del Señor, crucificado y resucitado, con su irrevocable promesa de resurrección de los muertos. El trabajo del amor de Dios es más fuerte que el trabajo de la muerte. Es de ese amor, es precisamente de ese amor, de cual debemos hacernos «cómplices» activos, con nuestra fe. Y recordemos el gesto de Jesús: «Jesús se lo entregó a su madre», así hará con todos nuestros seres queridos y con nosotros cuando nos encontremos, cuando la muerte será definitivamente derrotada en nosotros. La cruz de Jesús derrota la muerte. Jesús nos devolverá a todos la familia.»
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por todos los que sufren por cualquier causa, por los pobres, migrantes, los enfermos, los cristianos perseguidos, para que hallen en nuestra caridad el consuelo y la cercanía que necesitan, así como una ayuda eficaz para aliviar las consecuencias de su situación”.
«Somos ungidos para ungir a nuestro Pueblo de Dios. Seamos siempre mediadores generosos de la gracia de Dios, siempre disponibles para ofrecer nuestro servicio pastoral a quien nos lo reclame. Acojamos en nuestro corazón el programa esbozado por Jesús en la sinagoga de Nazaret. Amemos a todos, pero especialmente a los más pobres, a los cautivos por tantas cadenas, a los enfermos y a los marginados por la soledad y el abandono, a los parados y a los que han pedido toda esperanza. Aceptemos también el sufrimiento pastoral, que significa, en palabras del Papa, “sufrir con y por las personas, como un padre y una madre sufren por sus hijos”. Oremos ante el Sagrario por nuestro pueblo, teniendo muy presentes la vida, problemas y sufrimientos de nuestros fieles.
Queridos hermanos sacerdotes: Redescubramos la alegría, la belleza y la grandeza de nuestra misión y renovemos nuestras promesas sacerdotales con la confianza puesta en el Señor.»
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