Intenciones de oración del mes de agosto
Con el inicio del mes de agosto se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intención por la Jornada Mundial de la Juventud: “Oremos para que la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa ayude a los jóvenes a ponerse en camino, dando testimonio del Evangelio con su propia vida”.
En su Mensaje para la XXXVI Jornada Mundial de la Juventud, Francisco les dice a los jóvenes:
Una vez más quisiera tomarlos de la mano para continuar juntos la peregrinación espiritual que nos conduce hacia la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa en el 2023.
Cuando un joven cae, en cierto sentido cae la humanidad. Pero también es verdad que cuando un joven se levanta, es como si se levantara el mundo entero. Queridos jóvenes, ¡qué gran potencialidad hay en sus manos! ¡Qué fuerza tienen en sus corazones!.
Por eso hoy, una vez más, Dios le dice a cada uno de ustedes: “¡Levántate!”. Espero de todo corazón que este mensaje nos ayude a prepararnos para tiempos nuevos, para una nueva página en la historia de la humanidad. Pero, queridos jóvenes, no es posible recomenzar sin ustedes. Para volver a levantarse, el mundo necesita la fuerza, el entusiasmo y la pasión que tienen ustedes. […]
“¡Levántate y da testimonio!”
Al abrazar la vida nueva que nos fue dada en el bautismo, recibimos también una misión del Señor: “¡Serás mi testigo!”. Es una misión a la que dedicarse, que lleva a cambiar la vida.
Hoy la invitación de Cristo a Pablo se dirige a cada una y cada uno de vosotros, jóvenes: ¡Levántate! No puedes quedarte tirado en el suelo sintiendo pena de ti mismo, ¡hay una misión que te espera! También tú puedes ser testigo de las obras que Jesús ha comenzado a realizar en ti. Por eso, en nombre de Cristo, te digo:
— Levántate y testimonia tu experiencia de ciego que ha encontrado la luz, que ha visto el bien y la belleza de Dios en sí mismo, en los otros y en la comunión de la Iglesia que vence toda soledad.
— Levántate y testimonia el amor y el respeto que es posible instaurar en las relaciones humanas, en la vida familiar, en el diálogo entre padres e hijos, entre jóvenes y ancianos.
— Levántate y defiende la justicia social, la verdad, la honradez y los derechos humanos; a los perseguidos, a los pobres y los vulnerables, a los que no tienen voz en la sociedad y a los inmigrantes.
— Levántate y testimonia la nueva mirada que te hace ver la creación con ojos maravillados, que te hace reconocer la tierra como nuestra casa común y que te da el valor de defender la ecología integral.
— Levántate y testimonia que las existencias fracasadas pueden ser reconstruidas, que las personas que ya han muerto en el espíritu pueden resurgir, que las personas esclavas pueden volverse libres, que los corazones oprimidos por la tristeza pueden volver a encontrar la esperanza.
— ¡Levántate y testimonia con alegría que Cristo vive! Difunde su mensaje de amor y salvación entre tus coetáneos, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, en el mundo digital, en todas partes.
El Señor, la Iglesia, el Papa confían en ustedes y los constituyen testigos para tantos otros jóvenes que encuentran en los “caminos de Damasco” de nuestro tiempo. No se olviden: «Si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 120).
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por la Iglesia en España, y particularmente por los laicos, para que, con talante sinodal, descubran su vocación de ser luz, sal y fermento en medio del mundo.”
Nuestro Obispo, D. Casimiro, en su carta del 26 de enero de 2019, explicaba lo siguiente:
La misión de la Iglesia corresponde a todos los bautizados según el carisma, el ministerio y la función que cada uno ha recibido. Las palabras de Jesús “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15), se dirigen a todos los bautizados. Ya el Concilio Vaticano II nos enseñó que también los fieles laicos, incorporados a Cristo y a la Iglesia por el bautismo, están llamados a participar, según su condición, en la misión evangelizadora de todo el pueblo de Dios. No es una concesión de los pastores, sino un don y una llamada, que han recibido del mismo Señor en el bautismo. Es más; sin la implicación efectiva de los laicos no será posible la urgente tarea de la nueva evangelización de nuestra Iglesia y comunidades y menos aún de nuestra sociedad. Es la hora de los laicos.