En relación al Plan presentado ayer por el ministro de la Presidencia, la Conferencia Episcopal Española (CEE) quiere señalar que:
La acción que la Iglesia viene desarrollando frente a los abusos sexuales coincide, en buena parte, con los cinco ejes de acción que este plan propone. La Iglesia trabaja ya en la línea de la acogida, la atención y la reparación de las víctimas, la prevención de los abusos, la formación de las personas y la sensibilización de la sociedad.
En relación al plan presentado, la CEE considera que, ciertamente, son valiosas aquellas medidas que se refieren a todas las víctimas y en ese aspecto trabaja y trabajará también la Iglesia, con la experiencia que ella misma puede aportar para acoger a todos los que han sufrido y sufren esta lacra.
Por otra parte, no se pueden plantear unas medidas de reparación que, siguiendo el informe del Defensor del Pueblo, dejarían fuera a 9 de cada diez víctimas. La Iglesia no puede aceptar un plan que discrimina a la mayoría de las víctimas de abusos sexuales.
El texto presentado parte de un juicio condenatorio de toda la Iglesia, realizado sin ningún tipo de garantía jurídica, un señalamiento público y discriminatorio por parte del Estado. Al centrarse sólo en la Iglesia católica, aborda únicamente una parte del problema. Es un análisis parcial y oculta un problema social de enormes dimensiones.
Además, esta regulación cuestiona el principio de igualdad y de universalidad que debe tener todo proceso que afecta a derechos fundamentales. La Iglesia va por delante en la acogida de las víctimas, en la formación para la prevención y en su reparación. Son los poderes públicos los que deben desarrollar medidas oportunas en esta labor de proteger a los menores en tantos ámbitos de su competencia.
La CEE ya adelantó al ministro Bolaños su valoración crítica sobre este plan al fijarse sólo en la Iglesia católica. También le manifestó su disposición a colaborar en los ámbitos de su responsabilidad y competencia, pero siempre en la medida en que aborde el problema en su conjunto.
En todo caso, la Iglesia mantiene su compromiso de continuar con la acogida a todas las víctimas de abusos sexuales, para acompañarlas y repararlas.
Con el inicio del mes de marzo se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por los nuevos mártires, testigos de Cristo: “Oremos para que quienes en diversas partes del mundo arriesgan su vida por el Evangelio contagien a la Iglesia su valentía y su impulso misionero”.
Hemos venido como peregrinos a esta basílica de San Bartolomé de la Isla Tiberina, donde la historia antigua del martirio se une a la memoria de nuevos mártires, de muchos cristianos asesinados por las locas ideologías del siglo pasado —y también hoy— y asesinados sólo por ser discípulos de Jesús.
El recuerdo de estos testigos heroicos antiguos y recientes nos confirma en la conciencia de que la Iglesia es Iglesia si es Iglesia de mártires. Y los mártires son aquellos que, como nos ha recordado el Libro del Apocalipsis, «esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y la han blanqueado con la sangre del Cordero» (7, 14). Estos han tenido la gracia de confesar a Jesús hasta el final, hasta la muerte. Ellos sufren, ellos dan la vida, y nosotros recibimos la bendición de Dios por su testimonio. Y hay también muchos mártires escondidos, esos hombres y esas mujeres fieles a la fuerza mansa del amor, a la voz del Espíritu Santo, que en la vida de cada día buscan ayudar a los hermanos y amar a Dios sin reservas. Si miramos bien, la causa de cada persecución es el odio: el odio del príncipe de este mundo hacia los que han sido salvados y redimidos por Jesús con su muerte y con su resurrección. En el pasaje del Evangelio que hemos escuchado (cf. Juan 15, 12-19) Jesús usa una palabra fuerte y que asusta: la palabra “odio”. Él, que es el maestro del amor, al cual le gustaba tanto hablar de amor, habla de odio. Pero Él quería siempre llamar a las cosas por su nombre. Y nos dice: «¡No os asustéis! El mundo os odiará; pero sabed que antes que a vosotros me ha odiado a mí».
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por las vocaciones al sacerdocio ministerial, para que los jóvenes puedan escuchar la llamada de Dios y encuentren testigos y guías para este camino.”
Toda nuestra comunidad diocesana debe sentirse llamada a implicarse en esta tarea: Obispo y sacerdotes, familias y comunidades cristianas, catequistas y otros agentes de pastoral. Esta tarea no es cosa sólo de unos pocos. A ningún cristiano o comunidad cristiana le puede ser indiferente la escasez de vocaciones; no nos puede dar lo mismo que niños, adolescentes y jóvenes puedan o no escuchar, discernir y acoger la posible llamada del Señor a ser pastores misioneros como camino concreto de vivir la llamada de Jesús a todos a ser sus discípulos misioneros. Y a todos nos debe preocupar que nuestras comunidades se puedan ver privadas de sacerdotes, que las cuiden en nombre de Jesús, el Buen Pastor.
Toda vocación es un don de Dios. Por ello lo primero que hemos de hacer es orar con mayor frecuencia e intensidad por las vocaciones al sacerdocio. Jesús mismo nos dice: “Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9, 38).
Además, entre todos hemos de lograr que haya familias y comunidades cristianas capaces de suscitar en nuestros niños y jóvenes un encuentro personal con Cristo que los entusiasme, enamore y provoque su entrega incondicional a Jesús y a los demás.
Con el inicio del mes de febrero se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por los enfermos terminales: “Oremos para que los enfermos terminales y sus familias reciban siempre los cuidados y el acompañamiento necesarios, tanto desde el punto de vista médico como humano”.
Cuando la enfermedad llama a la puerta de nuestra vida, aflora siempre en nosotros la necesidad de tener cerca a alguien que nos mire a los ojos, que nos tome de la mano, que manifieste su ternura y nos cuide, como el Buen Samaritano de la parábola evangélica. (cf. Mensaje para la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, 11 de febrero de 2020).
El tema del cuidado de los enfermos, en las fases críticas y terminales de la vida, invoca la tarea de la Iglesia de reescribir la “gramática” de hacerse cargo y de cuidar de la persona que sufre. El ejemplo del Buen Samaritano enseña que es necesario convertir la mirada del corazón, porque muchas veces los que miran no ven. ¿Por qué? Porque falta compasión. Se me ocurre que, muchas veces, el Evangelio, al hablar de Jesús frente a una persona que sufre, dice: “se compadeció”, “se compadeció”… Un estribillo de la persona de Jesús. Sin compasión, el que mira no se involucra en lo que observa y pasa de largo; en cambio, el que tiene un corazón compasivo se conmueve y se involucra, se detiene y se ocupa de lo que sucede.
Alrededor de la persona enferma es necesario crear una verdadera plataforma humana de relaciones que, al tiempo que fomentan la atención médica, se abran a la esperanza, especialmente en aquellas situaciones límite en las que el dolor físico va acompañado de desamparo emotivo y angustia espiritual.
El enfoque relacional ―y no meramente clínico― con el enfermo, considerado en la singularidad e integridad de su persona, impone el deber de no abandonar nunca a nadie en presencia de males incurables. La vida humana, por su destino eterno, conserva todo su valor y dignidad en cualquier condición, incluso de precariedad y fragilidad, y como tal es siempre digna de la más alta consideración.
Santa Teresa de Calcuta, que vivió el estilo de la cercanía y del compartir, preservando hasta el final el reconocimiento y el respeto de la dignidad humana, y haciendo más humano el morir, decía: «Quien en el camino de la vida ha encendido incluso solo una luz en la hora oscura de alguien no ha vivido en vano».
A este respecto, pienso en lo bien que funcionan los hospices para los cuidados paliativos, en los que los enfermos terminales son acompañados con un apoyo médico, psicológico y espiritual cualificado, para que puedan vivir con dignidad, confortados por la cercanía de sus seres queridos, la fase final de su vida terrenal. Espero que estos centros continúen siendo lugares donde se practique con compromiso la “terapia de la dignidad”, alimentando así el amor y el respeto por la vida. […]
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por los religiosos y religiosas de vida contemplativa, para que el Señor los enriquezca con nuevas vocaciones que puedan sostener la misión de la Iglesia siguiendo el ideal de la oración constante y la vivencia de los consejos evangélicos.”
Nuestro Obispo D. Casimiro, en su carta del 3 de junio del 2007 en el que hablaba del “valor de la vida contemplativa”, nos decía lo siguiente:
Los monasterios son ‘faros luminosos’ en medio de un mundo que ha perdido la luz de Dios; nos hacen presente a Aquel que siempre nos acompaña, y, a su vez, acompañan con amor a Quien se ha hecho nuestra mejor compañía.
Los monjes y monjas nos recuerdan que hay una Palabra por antonomasia –la de Dios- que es preciso escuchar, y que hay una presencia por excelencia –la de Dios-con-nosotros, sobre todo en la Eucaristía-, que debemos siempre acoger, contemplar y adorar. Esa Palabra ha llenado su silencio con una voz inconfundible, y esa Presencia ha colmado su soledad con una plenitud inmerecida.
Los monjes y monjas no se desentienden ni de la Iglesia ni del mundo. Aunque separados de todo están unidos a todo porque nada humano ni eclesial les es ajeno. En nuestras evasiones nos dan el más precioso testimonio de su encuentro con Dios en Cristo Jesús, para que nos sea devuelta la luz a los ojos y nos vuelva a latir el corazón con el fuego de Dios. Nada hace ensanchar el corazón humano tanto como considerar que Dios es el único bien. Porque la vida tiene sentido cuando Dios es reconocido como Bien supremo.
El secretario general, Mons. Francisco César García Magán, y la directora de la oficina de Transparencia, Ester Martín, han presentado en rueda de prensa la Memoria anual de actividades de la Iglesia 2022.
Presenta la información sobre la que se tienen datos ciertos y contrastables: 330 indicadores que permiten mostrar una radiografía de la Iglesia en España.
72.000.000 euros destinados a la actividad asistencial por las diócesis en 2022, casi 17 millones más que en 2021.
Se han vuelto a incrementar el número de bautizos, confirmaciones, matrimonios y unciones de enfermos.
El Fondo “Nueva Evangelización” aumentó el número de proyectos financiados en 263 por valor de 2.576.950 euros (291.745 euros más que el año anterior).
Los sacerdotes dedican más de 27.430.000 horas en su labor en las parroquias.
La actividad pastoral se intensifica en el ámbito rural, donde se ubican la mayoría de parroquias de nuestro país, 11.421 parroquias rurales.
La actividad asistencial en las diócesis genera un valor anual de más de 580 millones de euros.
Los 2.536 centros católicos de enseñanza suponen un ahorro de 4.213 millones de euros al Estado.
Las diócesis españolas destinaron 47.244.310,75 a 499 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación, 22 proyectos más que en 2021.
8.796 centros asistenciales de la Iglesia en los que se atiende a 3.778.740 personas.
Fiel a su compromiso con estos contribuyentes, y con toda la sociedad, estas páginas muestran también el verdadero rostro de la Iglesia dando a conocer su estructura y la actividad que desarrolla en el marco de sus fines propios: anunciar, celebrar y vivir la fe.
El pasado mes de mayo, la Oficina de Transparencia presentó la Memoria referida a 2021. A partir de esta Memoria de 2022, que hoy se hace pública, el documento comenzará a presentarse en el mes de diciembre y hará referencia al año anterior. El adelanto en la recopilación de datos -330 indicadores- es ahora mismo viable gracias a los avances que se han producido en estos años en los sistemas de contabilidad y de rendición de cuentas de las entidades de la Iglesia, el desarrollo de códigos de buen gobierno, o la aplicación de las nuevas tecnologías en la gestión diocesana.
Como es habitual, la Memoria se publica con el aval de un proceso de revisión externa que firma PWC.
La estructura
La Memoria de actividades de la Iglesia se divide en cinco partes: Introducción; La Iglesia católica en España; Asignación tributaria y reparto; La economía diocesana; y Anexos (se detalla todo el proceso de elaboración de la información que contiene esta Memoria).
Los datos
¿Qué personas forman la Iglesia católica? El capítulo dedicado a la Iglesia católica se abre respondiendo a este interrogante. En este apartado se recogen, además, los datos cuantitativos sobre la actividad de la Iglesia dividida en tres bloques: anunciar la fe, celebrar la fey vivir la fe.
Sobre estos datos se puede decir que son todos los que están, pero no están todos los que son. Porque, como se aclara en el documento, “presentar en una publicación el total de la aportación de la Iglesia en favor de la sociedad es una tarea prácticamente imposible”. Con estas páginas, “no se agota la actividad de la Iglesia ni su aportación social”.
Esta Memoria presenta la información sobre la que se tienen datos ciertos y contrastables. 330 indicadores que sí permiten mostrar una radiografía de la Iglesia en España, que se articula y hace presente en 69 diócesis territoriales más la diócesis castrense.
¿Quiénes forman la Iglesia en España?
– Millones de laicos. Están registradas 80 asociaciones y movimientos laicales y hay 407.563 laicos asociados territoriales; 83.435 catequistas; 35.799 profesores de Religión; 32.967 religiosos/as; 7.906 monjes/as de clausura; 10.147 misioneros; 974 seminaristas; 572 diáconos permanentes; 15.669 sacerdotes; y 112 obispos.
Anunciar la fe:
– Los sacerdotes dedicaron más de 27.430.000 horas en su labor en las parroquias. A través de la actividad pastoral, se encargan de acompañar a los fieles en los momentos esenciales de su vida. Una labor que se intensifica en el ámbito rural, donde se ubican la mayoría de parroquias de nuestro país (11.421 parroquias rurales).
– La labor educativa: 1.502.868 alumnos (82.199 extranjeros) estudian en los 2.536 centros educativos católicos, que cuentan con 134.336 trabajadores. Estos centros, supone un ahorro de 4.213 millones de euros al Estado. Además, 10.990 alumnos están matriculados en los 423 centros de educación especial. En la asignatura de Religión están inscritos3.119.268 alumnos. En el curso 2022-23, hay 6.989 universitarios de grado más (114.198 en total) en las 17 universidades de orientación católica, donde estudian el 58,46% de los alumnos de grado de universidades privadas presenciales.
– Misiones: 10.147 misioneros/as y 463 familias en misión anuncian la fe en los 1.122 territorios en misión por los cinco continentes. Destaca que el 53%, son mujeres y el 57%, son consagrados y consagradas. En 2022, el Fondo “Nueva Evangelización” aumentó el número de proyectos financiados, 263 (222 en 2021) por valor de 2.576.950 euros (2.285.205 euros en 2021, 291.745 euros más).
– Patrimonio cultural: Además de su finalidad litúrgica, evangelizadora y pastoral, la actividad que genera se cifra en un impacto total en el PIB de España de 22.620 millones de euros. Pertenecen a la Iglesia 3.161 Bienes de Interés Cultural (BIC) y existen 283 museos diocesanos. Las diócesis españolas destinaron, en 2022, 47.244.310,75 a 499 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación, 22 proyectos más que en 2021.
Celebrar la fe:
– En 2022, acudieron regularmente a misa 8.048.484 personas y se celebraron 9.540.128 eucaristías en las 22.933 parroquias, 87 catedrales o 639 santuarios.
– Sacerdotes, consagrados/as y seglares dedicaron 40.067.061 horas a la actividad celebrativa de la Iglesia.
–Los sacramentos: se han vuelto a incrementar el número de bautizos con 159.129 (9.418 más); confirmaciones, 104. 600 (1.016 más); matrimonios, 35.253 (9.491 más); y unciones de enfermos, 27.788 (743 más). Tras un fuerte aumento en el número de primeras comuniones en 2021 debido al COVID, este año el número se sitúa en 171.494. Destacar que, 11.270 de los bautizados son mayores de 7 años.
– El impacto estimado de las 420 celebraciones y fiestas religiosas es de 9.896 millones de euros con 134.000 empleos generados.
– Otros datos:14.383 entidades religiosas católicas y 5.020 cofradías con más de un millón de miembros cofrades; 438.307 peregrinos/as (178.912 en 2021) recibidos en la oficina del peregrino de Santiago de Compostela; más de 170.000 participantes en el Año Jubilar Guadalupense; 45 fiestas religiosas de interés turístico internacional y 98 de interés turístico nacional; y 169 fiestas de Semana Santa cuentan con la declaración de interés turístico, dos más que en 2021.
Vivir la fe:
– La labor social y asistencial acerca cada día el verdadero rostro de la Iglesia a muchas personas de nuestra sociedad que lo desconocen. En los últimos diez años los centros asistenciales de la Iglesia han aumentado en un 64,81%. Según los datos de 2022 hay 8.796 (3.459 más que en 2010). 3.778.740 son las personas beneficiarias.
– Datos sobre la presencia de la Iglesia en el ámbito de la salud: 829 capellanes; 18.921 voluntarios y agentes de pastoral; 982 personas dedicadas a la atención hospitalaria; 2.831 parroquias con grupo de pastoral de la salud; 64.875 personas acompañadas al mes en domicilios y 96.664 en hospitales; 158. 691 sacramentos en hospitales; 938.727 participantes en la eucaristía; y 283.068 comuniones a enfermos.
– Datos sobre la presencia de la Iglesia en el mundo del mar: 15 delegaciones de pastoral del Mar – Stella Maris; 115 agentes de pastoral; 40.000 marinos mercantes beneficiados; y 4.556 barcos visitados.
– Datos sobre la presencia de la Iglesia en el ámbito penitenciario: 158 capellanes; 81 capellanías en centros penitenciarios; 2.191 voluntarios dentro y fuera de la prisión; 1.000 parroquias e instituciones colaboradoras; 5.575 participantes en celebraciones de capellanía; 85 casas de acogida; 3.086 personas acogidas; 1.065 programas dentro y fuera de prisión; 266.290 euros de ayuda económica; 11.696 personas atendidas gracias a esta ayuda; 8.955 paquetes de ropa entregados; 8.535 personas atendidas en este programa de paquetes de ropa.
– Como cada año, también se incluyen en este aportado los datos de Cáritas y Manos Unidas.
La parte económica
Asignación tributaria y reparto es el título que encabeza el tercer apartado de la Memoria, en el que se detalla qué es la asignación tributaria, cómo se recibe y cuál es su reparto. Un reparto que se realiza fundamentalmente entre las diócesis siguiendo los principios de solidaridad y comunicación de bienes, para atender así la capacidad de atender las necesidades básicas de cada diócesis y prestando especial atención a aquellas con menos recursos y menor capacidad de obtención de los mismos.
Y como las principales receptoras de los fondos procedentes de la asignación tributaria son las diócesis, a ellas están dedicadas las siguientes páginas, las del cuarto apartado, en las que se pueden consultar las cuentas agregadas del conjunto de diócesis españolas y conocer: la totalidad de fuentes de financiación diocesanas (recursos), la importancia de la asignación tributaria en el conjunto de la economía diocesana y la aplicación de los recursos a las distintas necesidades y actividades (empleos).
¿Dónde se destinan los recursos?
La cantidad de la asignación tributaria recibida por las diócesis repercute directamente en la sociedad: un ejemplo es el valor del impacto de la actividad asistencial y caritativa de la Iglesia, que se centra especialmente en mitigar la pobreza, la atención a inmigrantes o la promoción del empleo, y que representa más del doble de la inversión realizada: 72.000.000 euros destinados a esta actividad por las diócesis en 2022, casi 17 millones más que en 2021.
¿Cómo contribuye la actividad diocesana al desarrollo económico y social?
La presencia de la Iglesia en nuestro país contribuye al desarrollo social y económico. Solamente a través de las actividades asistenciales, concretamente empleo, pobreza e inmigración, genera un valor anual de más de 580 millones de euros. Más del doble de lo recibido a través de la asignación tributaria.
Además, el empleo derivado de la actividad de las diócesis y parroquias supone un total de 64.925 empleos en España en un año. Por cada empleado directo de la Iglesia católica, se generan 0,27 puestos de trabajo adicionales en la economía española.
El compromiso
La Memoria de actividades nace tras la firma, en 2006, del vigente sistema de asignación tributaria entre la nunciatura apostólica y el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. A partir de ese momento, la Iglesia recibe para su sostenimiento únicamente lo que los contribuyentes deciden asignarle anualmente en su Declaración de la Renta a través del 0,7% de su cuota íntegra.
Desde entonces, la CEE cumple con el compromiso que adquirió con el Estado de mejorar la memoria justificativa que ya se realizaba con el sistema de financiación anterior. Pero, además, quiere que ese compromiso se haga extensivo con cada uno de los contribuyentes que cada año depositan su confianza en la Iglesia poniendo la X en su Declaración.
Por eso, desde que se presentó la primera Memoria en el año 2009 (correspondiente al ejercicio fiscal de 2007) ha ido aumentando la información que contenían estas páginas pasando de 77 indicadores o datos, a más de 300.
Lo que reflejan estas páginas, lo resume el cardenal Juan José Omella en su carta de saludo: “En la reciente JMJ celebrada en Lisboa, escuchamos al papa Francisco que la Iglesia somos todos y que <en la Iglesia cabemos todos, todos, todos>. Una vez más, al contemplar esta Memoria de actividades de la Iglesia nos damos cuenta de qué verdad son las dos cosas: en la Iglesia caben todos y la Iglesia la formamos todos. De eso hay que dar gracias. De las personas de buena voluntad que, con la aportación de su tiempo, de su vida, de su oración, contribuyen a la misión recibida del mismo Jesucristo. Esta misión es anuncio del Evangelio, celebración del misterio cristiano y vida de caridad al servicio de las personas”.
La Editorial EDICE ha publicado el catecismo de adultos: «Buscad al Señor», que fue aprobado por la Asamblea Plenaria de noviembre de 2022. Desde el secretariado de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado presentan este nuevo Catecismo, enfocado al catecumenado y la reiniciación cristiana de adultos. Con su publicación, la CEE completa la edición de sus documentos de la fe.
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La Conferencia Episcopal Española ofrece a la Iglesia de España un nuevo documento de fe. Se trata del Catecismo para Adultos llamado “Buscad al Señor”. De esta manera culmina con este Catecismo la respuesta de los obispos españoles a la petición de san Juan Pablo II en la constitución apostólica Fidei Depositum, donde pedía que cada Conferencia Episcopal pudiese hacer llegar a todos, pequeños y mayores, el contenido del Catecismo de la Iglesia Católica, teniendo en cuenta las diversas situaciones y culturas. Así, los Catecismos publicados, y que están siendo utilizados en las comunidades cristianas de nuestro país, son Mi encuentro con el Señor, para el despertar la fe de los más pequeños con sus familias; Jesús es el Señor, para la infancia; Testigos del Señor, para la catequesis con adolescentes y jóvenes; y, ahora, Buscad al Señor, para los adultos.
“Buscad al Señor” es un documento que contiene la fe de la Iglesia que se transmite en la catequesis de iniciación cristiana con adultos, con el fin de que sea acogida en sus corazones y les ayude en su proceso espiritual hasta madurar la fe y la conversión. Este Catecismo no contiene una letra muerta del pasado, sino la experiencia de la fe de la Iglesia que se entrega al catecúmeno o catequizando para que, una vez que se haya encontrado con el Señor, pueda acogerla, iluminar su vida y dar una respuesta a Jesucristo. Así, el Espíritu Santo va a edificar un cristiano por la catequesis y la celebración litúrgica, apoyado en el Catecismo “Buscad al Señor”.
¿Por qué ahora este Catecismo?
Sin duda que los destinatarios adultos de nuestras catequesis no tienen la misma mentalidad que los que vivieron en décadas precedentes, el contexto en el que viven es nuevo, la realidad social y cultural de la que participan les pide una respuesta sencilla y clara a los planteamientos de siempre, a sus dudas e inquietudes. Por tanto, este nuevo catecismo busca ayudar en el proceso de iniciación cristiana a aquellos que, habiéndose encontrado con Cristo, le aman, quieren seguirle, conocerle e imitarle, desean aprender a ser cristianos guiados por la madre Iglesia presente en cada comunidad cristiana. “Buscad al Señor” es un nuevo Catecismo para un nuevo tiempo, que responde a las necesidades del hombre y la mujer del hoy, con el lenguaje que entienden.
¿Quiénes son sus destinatarios?
La catequesis con adultos, al servicio de la cual nace este catecismo, tiene dos destinatarios fundamentales. Por una parte, aquellos que realizan el catecumenado bautismal, es decir, los que se están iniciando como discípulos de Cristo para recibir los sacramentos de la iniciación cristiana. Por otra parte, los que ya están bautizados y ahora desean revitalizar su fe, bien porque la necesitan afianzar y madurar, bien porque se alejaron de Cristo y de la Iglesia, y desean volver a la vida cristiana. En el subtitulo del Catecismo se señala abiertamente quienes son sus destinatarios: “Catecismo para el catecumenado de adultos y para la revitalización de la vida cristiana”.
¿Cuáles son los elementos que quiere tener en cuenta?
Este documento de fe responde a las preguntas e interrogantes fundamentales, dudas… del hombre y la mujer de nuestro tiempo. Al mismo tiempo, ofrece los fundamentos de lo que cree, celebra, vive y ora un cristiano, para que el catecúmeno o catequizando se introduzca en el Misterio de Cristo y consolide su respuesta.
Las dos columnas en las que se asienta, siguiendo el proceso de iniciación cristiana de adulto que el RICA (Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos) indica son la catequesis y la liturgia. Ambas llevan de la mano de manera complementaria a la oración, a la vida de la gracia, al diálogo con la cultura, con la ciencia, con el mundo en el que el iniciando vive y desarrolla su existencia. Quiere “Buscad al Señor” ayudar a poner los fundamentos de la vida cristiana a quien se está construyendo como discípulo de Cristo, para que aprenda a ser cristiano en el mundo en el que les ha tocado vivir, se introduzca en la comunidad de fe y sean discípulos misioneros en los ambientes.
El Catecismo que presentamos quiere, ante todo, ayudar al catequista en la catequesis para que acompañe el proceso de iniciación cristiana de los adultos. Para ello contará, junto al Catecismo, con una guía para la catequesis y una carpeta con las celebraciones que se han de realizar a lo largo del proceso iniciático. El Catecismo es para la catequesis y para que el catequista, por medio de él, pueda anunciar la fe de la Iglesia. Por tanto, Catecismo, guía y celebraciones forman un todo unitario para el servicio de la transmisión de la fe.
Un Catecismo para una nueva catequesis
La catequesis no es una acción puntual, es decir, no pretende anunciar de modo deshilvanado un conjunto de temas en unas sesiones más o menos extensas en el tiempo. La catequesis es un proceso, un camino a recorrer con la gracia de Dios. Este proceso requiere una catequesis narrada por un discípulo de Cristo que anuncie la doctrina desde su propia experiencia de fe vivida en la Iglesia; unas celebraciones que vertebren dicho itinerario y en las que la gracia divina se haga presente por medio de ellas. Lo que se anuncia en la catequesis se hace palpable por la liturgia que concede la gracia del Señor. De modo complementario la catequesis y la liturgia, como venimos diciendo, van haciendo crecer al catecumenado o catequizando.
Sigue el Catecismo el modelo del proceso del RICA
El modelo del proceso catequético que está presente en el Catecismo “Buscad al Señor” es el señalado en el Ritual para la Iniciación Cristiana de Adultos (RICA). El RICA es, además de un Ritual, un documento en el que se indican las acciones catequéticas y pastorales que se han de llevar a cabo con aquellos que realizan su iniciación cristiana. El RICA sirve de guía para la acción catequética y litúrgica del itinerario de iniciación cristiana de adultos.
El catecismo Buscad al Señor sigue paso a paso las indicaciones de este Ritual, es más, está estructurando según sus orientaciones. Hay cuatro etapas en su recorrido, jalonado por tres ritos significativos, llamados grados, que concluyen una etapa y abren las puertas para la siguiente.
Siguiendo “Buscad al Señor” y el recorrido procesual del RICA estas son las etapas y las celebraciones que encontramos en el Catecismo y en el discurrir de sus temas:
Primera etapa: el precatecumenado
La primera etapa que termina con el Rito de entrada en el catecumenado, es el precatecumenado. Después que la persona se ha encontrado con Jesucristo por medio del testimonio y de la palabra de otro cristiano, nace una simpatía por el Evangelio y por la vida cristiana. En esta etapa el simpatizante es acompañado por la Iglesia por medio de unas catequesis en las que se realiza la evangelización del kerigma de la fe, de los elementos básicos y nucleares, con el fin de que la persona conozca los rudimentos de la fe, de los primeros pasos en el conocimiento de la comunidad cristiana y descubra si ese es el camino que quiere emprender de fe y conversión para responder a sus interrogantes y encontrar un sentido a la vida. Es un tiempo muy necesario que nunca se debe omitir. Sin él, y sin haber alcanzado sus objetivos, no se debe pasar a la siguiente etapa. Aquí se le darán las primeras oraciones. Experimentaran de manera reiterativa el encuentro con Jesucristo.
Segunda etapa: el catecumenado
Le sigue la etapa del catecumenado, larga en el tiempo, que busca consolidar la fe y la conversión. Es el tiempo para el anuncio del contenido de la fe de modo sistemático, íntegro y orgánico. La narración de las verdades doctrinales, el acompañamiento personal, la celebración y el aprendizaje práctico de la vida de un cristiano irá dando la forma de Cristo al catecúmeno o catequizando. Son propias de esta etapa las celebraciones de la Palabra, los exorcismos menores y las bendiciones. Culmina este tiempo con el Rito de elección o de inscripción del nombre. Dios elige por medio de la Iglesia a estos para los sacramentos de la iniciación cristiana.
Tercera etapa: purificación o iluminación
El Rito de elección o de inscripción del nombre da paso a la tercera etapa del proceso, la purificación e iluminación. Un tiempo que coincide con la cuaresma y las catequesis doctrinales se convierten en catequesis espirituales. Es una etapa para la preparación espiritual al bautismo o a la renovación del mismo. Hay que purificarse del pecado y dejarse iluminar por la Palabra del Señor. Se realizan los escrutinios y las entregas. Es un momento significativo para la profundización espiritual guiados por el acompañamiento personal. Termina esta etapa con la celebración la noche de la Pascua de los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía, o la renovación de ellos en el caso que los catequizandos los hubieran recibido ya previamente.
Cuarta etapa: la mistagogía
La cuarta etapa es la mistagogía. Ahora las catequesis explanan o explican los ritos y su significación espiritual para quienes los han recibido. Es el tiempo para la integración en la comunidad cristiana, estableciendo lazos afectivos con todos sus miembros. Es el momento para el ejercicio de la caridad. Los cincuenta días de la Pascua, o si se ve oportuno alargarlo por el bien de los miembros del grupo, darán una nueva visión de la vida cristiana, de su práctica y, especialmente, de los sacramentos. La catequesis debe tener siempre un aspecto mistagógico.
Cada tema de “Buscad al Señor”
Cada tema del Catecismo esta dividido en varios apartados que se van sucediendo en cuatro páginas. Se abre con una obra de arte que sintetiza de manera gráfica lo que deseamos profundizar en el tema. Junto a ella hay una frase significativa, bien de un padre de la Iglesia, santo o autor espiritual. Esta ilustra de alguna manera la imagen contenida en la obra de arte. Bajo ellas aparece en letra bien identificable el título del tema. Le sigue un texto bíblico que resume e ilumina el contenido de lo que vamos a transmitir al catecúmeno o catequizando para que lo acoja y lo interiorice. Parte, por tanto, cada tema de una cita de la Palabra de Dios que fundamenta lo que vendrá a continuación en el texto. Este apartado lleva por nombre “Lámpara es tu Palabra para mis pasos” y se le reconoce con el símbolo de una lámpara encendida.
En la segunda página llegamos al apartado “Para iluminar la vida”. En él se recoge el pensamiento, los interrogantes, las cuestiones… que pueden plantearse entre los miembros del grupo de catequesis. Estas cuestiones, y otras que pueden aparecer a raíz de ellas, posibilita a cada uno poner encima de la mesa aquello que se habla en su entorno, que piensan sus conciudadanos y ellos mismos… Siempre con el objetivo de generar interés e inquietud para acoger la Palabra de Dios que se le irá anunciando en esa catequesis. El símbolo de este apartado es una estrella.
En el resto de la segunda página y en la página siguiente llegamos al contenido propio de la fe expresado con un lenguaje cercano y sencillo. Allí se encuentra lo que la Iglesia cree en referencia al tema que se está tratando. Por eso este apartado lleva por título “La fe de los cristianos” y su símbolo es un pez. En el lateral se encuentran referencias al Catecismo de la Iglesia Católica que, tanto el catecúmeno como el catequizando, pueden consultar para profundizar en su contenido.
La página cuarta recoge dos apartados. El primero es “La expresión de fe”, cuyo símbolo es un crismón. Aquí se desea subrayar que la dimensión celebrativa, oracional y de compromiso de vida es parte del proceso catecumenal. La fe que se ha transmitido exige ponerla en práctica por medio de la oración, de la celebración o del comportamiento moral. Le sigue el último apartado “La fe hecha cultura”. La riqueza de fe que expresan las diferentes artes se recoge en este apartado para ayudar a dialogar con la cultura en la que vive inserto el iniciando.
Es deseo de los obispos españoles contribuir con este Catecismo a enriquecer la vida de las comunidades cristianas con la incorporación de nuevos hijos que han madurado su fe mediante un proceso de iniciación cristiana que le ha llevado a recibir los sacramentos de la iniciación cristiana o les ha permitido revitalizar su fe. Hay muchos que buscan al Señor. La Iglesia los desea acoger y acompañar para que lo encuentren. El Catecismo “Buscar al Señor” es un instrumento a su servicio.
Con el inicio del mes de diciembre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por las personas con discapacidad: “Oremos para que las personas con discapacidad estén en el centro de atención de la sociedad, y que las instituciones promuevan programas de inclusión que potencien su participación activa”.
En primer lugar, la «lluvia», los «ríos» y los «vientos» que amenazan la casa pueden ser identificados con la cultura del descarte, difundida en nuestro tiempo (Evangelii gaudium). Para dicha cultura, «partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites. En el fondo no se considera ya a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas» (Fratelli tutti).
Esa cultura afecta principalmente a los sectores más frágiles, entre los que se encuentran las personas con discapacidad. En los últimos cincuenta años se han dado pasos importantes, tanto en el ámbito de las instituciones civiles como de las realidades eclesiales. La conciencia de la dignidad de cada persona ha aumentado, lo que ha llevado a tomar decisiones valientes para la inclusión de cuantos padecen una limitación física y/o psíquica.
Sin embargo, todavía subsisten en el sustrato cultural demasiadas expresiones que contradicen de hecho este enfoque. Debido también a una mentalidad narcisista y utilitarista, se constatan actitudes de rechazo que conducen a la marginación, sin considerar que, inevitablemente, la fragilidad pertenece a todos. En realidad, hay personas con discapacidades incluso graves que, aun con gran esfuerzo, han encontrado el camino hacia una vida buena y rica de significado, como hay muchas otras “normalmente dotadas” que sin embargo están insatisfechas, o a veces desesperadas.
Por lo tanto, es importante, especialmente en este Día, promover una cultura de la vida, que afirme continuamente la dignidad de cada persona, en particular en defensa de los hombres y mujeres con discapacidad, de cualquier edad y condición social.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por todos los fieles cristianos, para que la venida del Hijo de Dios en la carne aumente la esperanza de la venida gloriosa del Señor y fortalezca nuestra caridad para con los más necesitados.”
Para preparar el camino al Señor o allanar sus senderos hemos abrir nuestro corazón a Dios y al hermano y cultivar las virtudes y las actitudes de la humildad y la rectitud de vida, del amor a la verdad y la justicia, de la honradez y la solidaridad, de la caridad y de la fraternidad, y de la fe y la esperanza en la salvación que sólo puede llegarnos de Dios. Esta es la buena Noticia del Adviento: Dios nos ama, nos busca y viene a nosotros como Salvador. Si le dejamos entrar en nuestra vida, entonces todo cambiará en nosotros: la tristeza se convertirá en alegría, la desesperanza en fe confiada, el miedo en fortaleza, la esclavitud en libertad y el egoísmo en amor.
En la mañana de ayer, martes 28 de noviembre de 2023, tuvo lugar en la sala nueva del Sínodo en el Vaticano, el encuentro de los miembros de la Conferencia Episcopal Española (CEE) con el papa Francisco y los responsables del Dicasterio para el Clero de la Santa Sede. Acudió nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente.
El presidente de la CEE, cardenal Juan José Omella; el secretario general, Mons. Francisco César García Magán, y el presidente de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios, Mons. Jesús Vidal, han explicado en rueda de prensa los detalles de este encuentro.
Este encuentro, convocado en la última semana de octubre, sirvió para dar cuenta del resultado de la visita apostólica a los seminarios españoles que tuvo lugar en el primer trimestre de 2023. Los obispos mantuvieron una extensa conversación con el Santo Padre sobre los seminarios y la formación necesaria. Seguidamente recibieron el documento de trabajo elaborado por el Dicasterio para el Clero.
El encuentro comenzó a las 8 de la mañana con un tiempo de oración dirigido por el cardenal Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, quien hizo una meditación basada en el acontecimiento de Pentecostés, sobre la necesidad y la importancia del encuentro personal con Jesucristo de los sacerdotes y seminaristas. En el transcurso de la meditación, se unió al encuentro el papa Francisco.
Tras la meditación, el presidente de la CEE, cardenal Omella, dirigió el saludo al Santo Padre agradeciendo la invitación a este encuentro y la visita apostólica realizada.
Inmediatamente después, comenzó un extenso diálogo de más de dos horas con el papa Francisco, centrado en la cuestión de los seminarios. Se abordaron temas como la formación en los seminarios, la experiencia pastoral de los seminaristas, o la importancia de las diversas dimensiones de la formación (pastoral, espiritual, teológica, humana, etc.).
Conclusiones del documento de trabajo
Tras el encuentro con el Papa y un breve descanso, tuvo lugar la reunión con los miembros del Dicasterio que trasladó a los obispos las conclusiones del documento de trabajo.
Los miembros del Dicasterio señalaron los acentos importantes que el texto para la formación de los seminaristas, aprobado por la Conferencia Episcopal, ya recoge, y en lo que se debe insistir en adelante.
A partir del texto, se inició un diálogo entre los obispos y los miembros del Dicasterio para poder desarrollar las mencionadas recomendaciones, que tienen como objetivo formar sacerdotes misioneros para una Iglesia en salida. Como obispo referente para este proceso de discernimiento e impulso de la formación en los seminarios, se nombró a Mons. Jesús Vidal, presidente de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios.
El documento de trabajo destacó algunos de los criterios que señala la «Ratio fundamentalis» de los seminarios españoles que lleva por título “Formar pastores misioneros”. El documento requiere que, en los próximos años, se afronte este proyecto con flexibilidad, sin rigores, adaptando a las circunstancias de cada provincia eclesiástica, diócesis, etc.
Los responsables del Dicasterio manifestaron su disponibilidad a colaborar con el desarrollo de estas medidas en las diversas diócesis y seminarios.
La visita apostólica a los seminarios
El Dicasterio para el Clero promovió la visita apostólica a los seminarios españoles que fue encomendada a dos obispos uruguayos: Mons. Arturo Eduardo Fajardo, obispo de Salto, y Mons. Milton Luis Tróccoli, obispo de Maldonado-Punta del Este – Minas.
La visita tuvo lugar entre el 11 de enero y el 3 de marzo de 2023. En este tiempo conocieron los 55 centros de formación españoles, además del Colegio internacional Bidasoa y el Centro de Formación Comillas.
A su llegada a España, los visitadores fueron recibidos por el presidente de la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios, Mons. Joan Enric Vives, arzobispo obispo de la Seo de Urgell; y por el presidente de la Subcomisión de Seminarios, Mons. Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid; además de por los secretarios de la Comisión y la Subcomisión en la Conferencia Episcopal, Juan Carlos Mateos y Sergio Requena. Las visitas se realizaron en dos rutas simultáneas, cada una de ella con uno de los obispos visitadores.
Los seminarios españoles
En España hay erigidos 86 seminarios, distribuidos en diversas casas de formación. Hay un seminario interdiocesano en Cataluña, 14 seminarios que acogen en sus casas de formación a seminaristas de otras diócesis, y 40 seminarios que acogen a sus propios seminaristas. De estos 40, 29 son de las diócesis y 15 son seminarios Redemptoris Mater. Hay también una comunidad de formación de una realidad eclesial de ámbito diocesano.
Los obispos españoles se encuentran celebrando, desde ayer, la 123º Asamblea Plenaria en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE). La sesión inaugural tuvo lugar con el discurso del presidente, el cardenal Juan José Omella. Después intervino el nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza.
En esta Plenaria, los obispos van a estudiar los siguientes proyectos y documentos:
“Proyecto en favor de la dignidad de la persona” de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y la Promoción Humana.
Propuesta de la Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso para la constitución de la Mesa de diálogo interconfesional de España entre la Iglesia católica y las distintas Confesiones cristianas.
Directorio sobre las retransmisiones de celebraciones litúrgicas que han redactado de manera conjunta las Comisiones Episcopales para las Comunicaciones Sociales y para la Liturgia.
Presentación de la Comisión Episcopal para los Laicos, la Familia y la Vida de la puesta en marcha del Proyecto marco de Pastoral de Juventud.
Reglamento del órgano de cumplimiento normativo (Compliance), en el que ha trabajado el Consejo Episcopal de Asuntos Jurídicos.
Información de las Comisiones Episcopales y otros Servicios de la CEE
Durante estos días, el Servicio de coordinación y asesoramiento de las oficinas para la protección de menores presentará el plan de reparación integral de víctimas de abusos sexuales en el ámbito eclesiástico.
La Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado llevará a la Plenaria la edición del nuevo Catecismo de adultos. Y la Comisión Episcopal para la Liturgia informará sobre el 53° Congreso Eucarístico Internacional que se va a celebrar en Quito (Ecuador) en septiembre de 2024.
El pasado mes de agosto se celebró en Lisboa la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida hará balance de este encuentro.
También estudiarán la propuesta de la Orden de los Carmelitas Descalzos para la declaración de santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) como Doctora de la Iglesia universal y de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales para la declaración de san John Henry Newman como Doctor de la Iglesia universal.
Están previstas las intervenciones del obispo delegado de la Conferencia Episcopal Española para la COMECE, Mons. Juan Antonio Martínez Camino; del rector del Pontificio Colegio Español San José de Roma; y del rector de la Universidad Pontificia de Salamanca.
Como es habitual en la Plenaria de noviembre, se revisarán, para su aprobación, la propuesta de constitución y distribución del Fondo Común Interdiocesano para el año 2024 y los Presupuestos para el año 2024 de la Conferencia Episcopal Española y de los organismos que de ella dependen.
La Asamblea tratará diversos asuntos de seguimiento; recibirá información sobre el estado actual de Ábside (TRECE y COPE) y sobre las OMP; y procederá a la aprobación de distintas Asociaciones Nacionales.
Con el inicio del mes de noviembre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por el Papa: “Oremos por el Papa, para que en el ejercicio de su misión siga acompañando en la fe a la grey que le ha sido encomendada, con la ayuda del Espíritu Santo”.
“Es importante que la gente rece por el Papa y sus intenciones. El papa está tentado, está muy asediado: solo la oración de su pueblo puede liberarlo, como se lee en los Hechos de los Apóstoles. Cuando Pedro estaba prisionero, la Iglesia oró incesantemente por él. Si la Iglesia ora por el papa, esto es una gracia. Yo siento de verdad continuamente la necesidad de pedir la limosna de la oración. La oración del pueblo sostiene”.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “Por el fin de todas las guerras y violencias que asolan la faz de la Tierra, por el triunfo del diálogo, el perdón y la reconciliación.”
“La paz es, pues, un don que debemos pedir a Dios. Pero también es tarea de todos, que de ser construida día a día con la implicación de todos para que se extienda entre los hombres y los pueblos. La paz no es la mera ausencia de guerras ni el equilibrio de las fuerzas adversarias ni el fruto de una dominación despótica. El Papa Juan XXIII, en su encíclica Pacem in terris, señalaba hace 60 años que los cuatro pilares sobre los que construye la paz auténtica son la verdad, la justicia, el amor y la libertad, y que tiene su corazón en el respeto a toda persona humana.
Hemos de promover la verdad, para ser rectos y honrados en el pensamiento y en la acción. A la verdad ha de unirse el compromiso por la justicia que pide el respeto exquisito de la dignidad y derechos inviolables de todo ser humano. Pero no se puede construir la paz en el mundo sin amor sincero y compromiso desinteresado hacia todo ser humano. La justicia por sí sola no podrá asegurar la paz al hombre y al mundo. La verdadera paz florece cuando en el corazón se vence el egoísmo y el afán de poder, dando paso a la solidaridad y al compromiso efectivo.
Todo cristiano ha de ser testigo comprometido por la paz y constructor de una cultura de la paz. Unido a todos los hombres de buena voluntad, el cristiano ha de trabajar por el respeto efectivo de la igual dignidad de todo ser humano, ha de poner en práctica el amor fraterno hacia todos”.
Con el inicio del mes de agosto se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intención por la Jornada Mundial de la Juventud: “Oremos para que la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa ayude a los jóvenes a ponerse en camino, dando testimonio del Evangelio con su propia vida”.
Una vez más quisiera tomarlos de la mano para continuar juntos la peregrinación espiritual que nos conduce hacia la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa en el 2023.
Cuando un joven cae, en cierto sentido cae la humanidad. Pero también es verdad que cuando un joven se levanta, es como si se levantara el mundo entero. Queridos jóvenes, ¡qué gran potencialidad hay en sus manos! ¡Qué fuerza tienen en sus corazones!.
Por eso hoy, una vez más, Dios le dice a cada uno de ustedes: “¡Levántate!”. Espero de todo corazón que este mensaje nos ayude a prepararnos para tiempos nuevos, para una nueva página en la historia de la humanidad. Pero, queridos jóvenes, no es posible recomenzar sin ustedes. Para volver a levantarse, el mundo necesita la fuerza, el entusiasmo y la pasión que tienen ustedes. […]
“¡Levántate y da testimonio!”
Al abrazar la vida nueva que nos fue dada en el bautismo, recibimos también una misión del Señor: “¡Serás mi testigo!”. Es una misión a la que dedicarse, que lleva a cambiar la vida.
Hoy la invitación de Cristo a Pablo se dirige a cada una y cada uno de vosotros, jóvenes: ¡Levántate! No puedes quedarte tirado en el suelo sintiendo pena de ti mismo, ¡hay una misión que te espera! También tú puedes ser testigo de las obras que Jesús ha comenzado a realizar en ti. Por eso, en nombre de Cristo, te digo:
— Levántate y testimonia tu experiencia de ciego que ha encontrado la luz, que ha visto el bien y la belleza de Dios en sí mismo, en los otros y en la comunión de la Iglesia que vence toda soledad.
— Levántate y testimonia el amor y el respeto que es posible instaurar en las relaciones humanas, en la vida familiar, en el diálogo entre padres e hijos, entre jóvenes y ancianos.
— Levántate y defiende la justicia social, la verdad, la honradez y los derechos humanos; a los perseguidos, a los pobres y los vulnerables, a los que no tienen voz en la sociedad y a los inmigrantes.
— Levántate y testimonia la nueva mirada que te hace ver la creación con ojos maravillados, que te hace reconocer la tierra como nuestra casa común y que te da el valor de defender la ecología integral.
— Levántate y testimonia que las existencias fracasadas pueden ser reconstruidas, que las personas que ya han muerto en el espíritu pueden resurgir, que las personas esclavas pueden volverse libres, que los corazones oprimidos por la tristeza pueden volver a encontrar la esperanza.
— ¡Levántate y testimonia con alegría que Cristo vive! Difunde su mensaje de amor y salvación entre tus coetáneos, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, en el mundo digital, en todas partes.
El Señor, la Iglesia, el Papa confían en ustedes y los constituyen testigos para tantos otros jóvenes que encuentran en los “caminos de Damasco” de nuestro tiempo. No se olviden: «Si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 120).
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por la Iglesia en España, y particularmente por los laicos, para que, con talante sinodal, descubran su vocación de ser luz, sal y fermento en medio del mundo.”
La misión de la Iglesia corresponde a todos los bautizados según el carisma, el ministerio y la función que cada uno ha recibido. Las palabras de Jesús “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15), se dirigen a todos los bautizados. Ya el Concilio Vaticano II nos enseñó que también los fieles laicos, incorporados a Cristo y a la Iglesia por el bautismo, están llamados a participar, según su condición, en la misión evangelizadora de todo el pueblo de Dios. No es una concesión de los pastores, sino un don y una llamada, que han recibido del mismo Señor en el bautismo. Es más; sin la implicación efectiva de los laicos no será posible la urgente tarea de la nueva evangelización de nuestra Iglesia y comunidades y menos aún de nuestra sociedad. Es la hora de los laicos.
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