El reto de ser joven y católico. Enfrentar los desafíos y exprimir las oportunidades.
Carta del Obispo, D. Casimiro: “Cristo, Rey de la verdad, el amor y la vida”.
D. Casimiro urge al Consejo Presbiteral a “trabajar sin demora” en la vocación cristiana.
La Delegación diocesana para la Juventud organiza una peregrinación a Medjugorje.
Iniciativa formativa para profundizar en la belleza del matrimonio y de la familia.
Vigilia de oración en memoria de los mártires de la Diócesis en la Basílica del Lledó.
D. Casimiro, en la VII Jornada Mundial de los Pobres: «ellos nos evangelizan a nosotros, nos muestran el rostro de Cristo Jesús, doliente y sufriente».
Entrevista a Monseñor Florencio Roselló Avellanas, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela.
La Basílica de Ntra. Sra. del Lledó acogió ayer por la noche una Vigilia de Oración a los Mártires Diocesanos, organizada por la Delegación para las Causas de los Santos. Estuvo presidida por el Prior, D. Joaquín Guillamón, y dirigida por el Delegado, D. Recaredo Salvador. Fue en el templo dedicado a la Patrona de la ciudad de Castellón con motivo de la celebración del Año Jubilar Mariano por el centenario de su coronación.
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Los asistentes se unieron en oración a los mártires de la causa diocesana que forman el SdD Miguel Serra Sucarrats, Obispo, y 213 compañeros, que abarca a mártires de distintos lugares de nuestra Diócesis durante el S. XX. Siendo inocentes fueron asesinados por odio a la fe, porque eran católicos. Vencieron al mal con el bien, perdonando a sus verdugos, y son para todos nosotros todo un ejemplo de perdón y de paz.
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La Vigilia sirvió para conocer el testimonio de tantos sacerdotes, religiosos y laicos que, en circunstancias muy difíciles, antepusieron la confianza en Dios por encima de cualquier otra cosa, viviendo su fe hasta el final, sin renunciar a ella, perdiendo la vida por amor a Jesucristo.
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Con la proclamación del libro del Apocalipsis (7) y del Evangelio de San Juan (12, 24-26), y en oración ante el Santísimo Sacramento, se siguió el testimonio, la vida y el martirio de algunos de estos hermanos nuestros en la fe, «esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y la han blanqueado con la sangre del Cordero».
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Algunos de ellos son el SdD Miguel Serra Sucarrats, Obispo de Segorbe (1936); el SdD D. Marcelino Blasco Palomar, Presbítero; el SdD. D. Juan Francisco Latorre Latorre, presbítero; Francisco Granell Felis, Carmelita Seglar; las SdD Teodora Celades García y Carlota Tena Fabregat, mártires seglares; el SdD José Vicente Centelles Abad y el SdD. Antonio Gallur Aliaga, presbítero. Tanto en La Hoja dominical como en el apartado “Mártires Diocesanos” de la web, puedes conocer su testimonio.
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En noviembre del año pasado se celebró por primera vez esta Vigilia, tanto en la S.I. Catedral de Segorbe como en la S.I Concatedral de Castellón, en el contexto de la celebración del Año Jubilar por el 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe.
Sepultura actual: Templo parroquial Nuestra Señora de Gracia de Viver
El SdD. Antonio Gallur Aliaga estudió en el seminario de Segorbe y fue ordenado sacerdote el 26 de mayo de 1934 en Segorbe. Su único cargo pastoral fue vicario de Viver, su pueblo natal. Era muy caritativo con las familias más necesitadas.
Al estallar la persecución se refugió en casa de un pariente hasta el 22 de noviembre de 1936. Con falsas promesas, lograron descubrirlo sus perseguidores. A su madre le dijeron que lo necesitaban para averiguar la propiedad de unos objetos del convento de las Carmelitas descalzas de Caudiel, prometiendo que lo devolverían. Lo llevaron inicialmente a Caudiel, cuyo párroco era de Viver, pero ya lo habían asesinado, y lo encerraron seis días, soportando interrogatorios.
El 28 de noviembre lo trasladaron a Segorbe y lo tuvieron tres días en la cárcel. El 1 de diciembre lo sacaron, lo condujeron hacia Castellnovo, en cuyas cercanías lo maniataron con un cíngulo, conminándole a que emprendiera carrera, en la cual cayó víctima de los disparos. Antes de morir dijo a sus verdugos: “Os perdono. ¡Viva Cristo Rey!”
Sepultaron su cuerpo en Castellnovo y posteriormente fue trasladado a Viver. Hoy sus restos reposan en el templo parroquial Nuestra Señora de Gracia de Viver.
La Basílica de Ntra. Sra. del Lledó acogerá, el próximo viernes día 17 de noviembre a las 20:30 h., una Vigilia de Oración a los Mártires Diocesanos, organizada por la Delegación para las Causas de los Santos. Será en el templo dedicado a la Patrona de la ciudad de Castellón con motivo de la celebración del Año Jubilar Mariano por el centenario de su coronación.
Cabe recordar que, tanto en La Hoja dominical como en el apartado “Mártires Diocesanos” de la web, se van publicando las biografías de la causa diocesana que forman el SdD Miguel Serra Sucarrats, Obispo, y 213 compañeros, y abarca a mártires de distintos lugares de nuestra Diócesis durante el S. XX. Auténticos testimonios de fe, de personas que amaron y perdonaros a quienes les quitaban la vida.
Sepultura actual: Parroquia del Santo Ángel, La Vall d’Uixó
El SdD. José Vicente Centelles Abad nació el 14 de marzo de 1901 en el seno de una familia sencilla y religiosa de La Vall d’Uixó. Dotado de gran inteligencia, tuvo que abandonar los estudios ante la muerte prematura de su padre, cuando tenía quince años. Su madre morirá cuatro años más tarde. De este modo, pasó a trabajar como representante de la fábrica de calzados de su cuñado Leopoldo Peñarroja,
El 7 de mayo de 1931 contrajo matrimonio con Josefa Moya Ferrando y de este matrimonio nacieron tres hijos. Además de estar dedicado a la vida familiar y laboral, sus inquietudes cristianas le llevaron a colaborar estrechamente en la parroquia del Santo Ángel.
El 18 de julio de 1936, por motivos laborales, se encontraba cerca de Barcelona y un amigo le ofreció un salvoconducto para trasladarse a Mallorca y así estar a resguardo de la guerra que se había iniciado. El Siervo de Dios rechazó esta invitación y decidió regresar al lado de su familia. Cuando entró en su casa le comentó a su esposa que no iba a salvarse él solo, y que «para morir, todos juntos».
En la madrugada del 2 de agosto de 1936 unos milicianos se presentaron en su casa para detenerlo. Lo condujeron al convento de las MM. Clarisas y, a mediados de septiembre de 1936, fue trasladado a la prisión de Castelló. El Siervo de Dios continuaba con su actitud serena y animando a los suyos.
La tarde del 2 de octubre de 1936, junto con otros presos, fue fusilado en el cementerio de Castelló. Antes de ser sacado de la celda escribió esta carta a su esposa:
«Mi querida esposa:
Para ti y mis hijos el último suspiro de mi corazón.
Hoy, 2 de octubre me sacan de la cárcel para ser fusilado.
Muero cristianamente y desde el cielo rogaré a Dios para que te proteja y ayude en el calvario de la vida.
Perdono a todos y a todos pido perdón.
Si algo debe consolarte en estos momentos es pensar que en el cielo tenéis un esposo y un padre mártir por Cristo pues sólo por él muero.
Desde allí intercederé a Dios su protección por todos vosotros.
Adiós esposa mía. Da a nuestros hijos el último beso de su padre y hasta el cielo donde os espero para volveros a abrazar.
La semana pasada, los fieles de Albocàsser recordaron a sus mártires, los beatos Modesto y Joaquín, capuchinos, con la celebración de una solemne Eucaristía presidida por el párroco, D. Gabriel Bettín. Estos mártires fueron misioneros en Colombia a comienzos del siglo XX, y en un viaje a España para visitar a sus familiares en el pueblo, fueron inmolados en el verano de 1936. Sus restos reposan en la Iglesia parroquial La Asunción de Nuestra Señora de Albocàsser, a la que acuden muchos fieles invocando su intercesión.
Ayer tarde se celebró la Vigilia de Oración en la Concatedral de Santa María
La Delegación Episcopal para las Causas de los Santos organizó ayer tarde, la segunda Vigilia de Oración por los mártires diocesanos en el contexto de celebración del 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe. En esta ocasión el escenario de la celebración fue la Concatedral de Santa María, en Castellón.
Los fieles se sumaron a este segundo encuentro que puso en valor el testimonio de algunas de las más de 200 personas que integran la causa de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Ante el Santísimo Sacramento expuesto en el Altar, se siguió el testimonio de nuestros mártires a través de una proyección que facilitó la meditación y la reflexión sobre aquellos que nos precedieron como Pueblo de Dios de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
La lectura del Evangelio de San Lucas (21, 9-19) y el de San Mateo (10, 28-33) sirvieron de hilo conductor para poner de relieve el amor y el perdón, en una vigilia que sirvió a los presentes para profundizar en la necesidad de perseverar en la fe con la mira puesta en la de aquellos que nos precedieron en tiempos pasados.
Algunos de los testimonios que se pudieron conocer durante la Vigilia:
SdD Miguel Serra Sucarrats, Obispo de Segorbe (1936)
Siendo Obispo de Canarias el Papa Pío XI lo nombró Obispo de Segorbe. Su amigo, el Cardenal de Tarragona, preocupado por lo que le pudiese ocurrir le aconsejó que retrasase su entrada en Segorbe, pues, según le dijo “pueden pasar cosas importantes”. Ante las palabras del Cardenal, D. Miguel, llevado por su celo de Buen Pastor, respondió: “Su Santidad el Papa me ha encomendado el cuidado pastoral de la Iglesia de Segorbe. Si como usted dice, pueden pasar cosas importantes en España, razón de más para que no retrase mi presencia en la Iglesia cuyo pastoreo Cristo me ha confiado”.
El 28 de junio de 1936 tomó posesión de la Diócesis, pero lo hizo de forma privada y sin solemnidad, puesto que las autoridades le pusieron muchos impedimentos. Pese a que le ofrecieron vivir en un lugar más seguro que el Palacio de Segorbe, pero él siempre respondía que debía permanecer en su sede. Un grupo de Guardias Civiles que se habían pasado de bando, le ofrecieron ir con ellos para salvar su vida, pero él les dijo: “No quiero dejar solos a mis sacerdotes y fieles, en unos momentos de persecución y de cruz”. El 22 de julio de 1936, 23 días después de su llegada a Segorbe, fue expulsado violentamente del Palacio Episcopal y tuvo que refugiarse en la primera planta de la casa de los hermanos Morro, canónigos de la Catedral de Segorbe. La vida del Prelado en esta casa acusó la misma serenidad que siempre había mostrado, sin quejarse de la condición a que se veía reducido y haciendo la vida normal que las circunstancias le permitían. El 27 de julio, a las 6 de la mañana hora en que solía celebrar la Eucaristía, el Sr. Obispo fue detenido junto con su hermano Carlos y trasladados a pie entre fusiles y escopetas, hasta la cárcel donde quedaron presos conservando, tanto D. Miguel como D. Carlos, las ropas talares.
Cuenta un testigo que los últimos días en la cárcel fueron horribles: “Después de cada sesión de interrogatorio, salía el Sr. Obispo derramando sangre por las piernas y su cuerpo estaba lleno de hematomas. Tanto el Sr. Obispo como el Sr. Vicario General salían extenuados de aquella habitación”. Así, tan solo 43 días después de su llegada a Segorbe y 58 días desde su salida del Puerto de La Luz de Canarias, la noche del 8 al 9 de agosto, y según declaraciones del carcelero fueron sacados de la cárcel camino del supremo testimonio, debido a que temían que se les muriera en la cárcel a consecuencia de las torturas. Fue conducido al término municipal de La Vall d’Uixó donde fue fusilado junto a su hermano Carlos, también sacerdote, el Vicario General D. Marcelino Blasco, el Hermano Carmelita Vicente Sauch Brusca y los Hermanos Franciscanos Domingo Ferrando Savall y José María Balaguer Juan. D. Miguel Serra, previamente perdonó a sus verdugos en el momento de su muerte y les bendijo. Algunos de los participantes en el traslado y muerte del Obispo de Segorbe, declararon en sus respectivos juicios sumarísimos que recordaban que antes de morir dijo: “Que Dios os perdone como yo os perdono” “Os perdonamos a todos Viva Cristo Rey.”
Durante este mes de noviembre, en el marco del Año Jubilar por el 775º aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe, se van a celebrar dos Vigilias de oración a los mártires diocesanos: la primera tendrá lugar en la Catedral de Segorbe, el próximo viernes 18 de noviembre, a las 19:30h; y la segunda, en la Concatedral de Castellón, el viernes 25 de noviembre, a las 20:30 h.
La Causa diocesana la forman el SdD Miguel Serra Sucarrats, Obispo y 213 compañeros, y abarca a mártires de distintos lugares de nuestra Diócesis. Es la primera vez que se va a realizar una Vigilia de Oración a nuestros mártires diocesanos, y seguro que será una experiencia de fe importante en este Año Jubilar.
Cuando nos acercamos a los mártires, percibimos con abundancia el «buen olor de Cristo» del que habla San Pablo (2 Cor. 2,15). En efecto, los mártires nos ofrecen testimonios de fe auténticos, de vidas dadas con generosidad, de personas que han amado y han perdonado a quienes les quitaban la vida, de ejemplos de confianza y abandono ilimitados en las manos de Dios por encima de las circunstancias históricas y dramáticas que les tocaba vivir. Ellos prefirieron morir antes que renunciar a su fe, y murieron perdonando.
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