Ayer, lunes 14 de enero, comenzó la digitalización de los archivos parroquiales de la Diócesis de Segorbe-Castellón. El primer documento fue un registro de bautismos de 1677 perteneciente a la arciprestal de San Jaime, en Vila-real. Además de una mejor conservación, esta iniciativa tiene por objetivo «poner al servicio de la sociedad este acervo documental y cultural» en un compromiso de «apertura a una misión cultural e investigadora a la vez social y eclesial», ha explicado el Vicario General, Javier Aparici.
La tarea está encargada a la Mamen Enríquez, que ya ha colaborado en un trabajo equivalente en la Archidiócesis de Valencia y en Orihuela Alicante. El proceso consiste, de entrada, en fotografiar los documentos. El primer día se tomaron 9.610 imágenes de 34 libros. En un segundo momento se indexará el contenido en una base de datos, de modo que se pueda consultar telemáticamente a través de la Delegación Diocesana de Patrimonio.
La digitalización concierne a la documentación custodiada en las parroquias que tenga una antigüedad de cien años, ciento diez en el caso de los libros de bautizados. Después de Vila-real, la fotógrafa documentalista se trasladará a La Vall d’Uixó, y así irá recorriendo los 14 arciprestazgos hasta culminar la primera fase a final de año.
La manipulación de estos libros requiere en determinados casos un gran cuidado por su antigüedad. El Salvador de Burriana, una de las pocas iglesias góticas de la Diócesis, conserva documentación del 1388. La Asunción de Benlloch, La Natividad de Nuestra Señora de Villahermosa y San Bartolomé de Atzeneta siguen el ranking de antigüedad con libros del siglo XIV.
En ellos se pueden encontrar no solo información de sacramentos, sino que también «se puede recrear la historia de los pueblos, de las familias y de la parroquia», explica Mamen Enríquez. Los archivos parroquiales pueden poseer, además de los registros de bautismos, libros censales en los que se anotan préstamos hechos por la parroquia, o documentación referente a cofradías o cantorales.