Vigilia Pascual: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado”
A las 22 h. de anoche, en la Santa Iglesia Catedral de Segorbe, el Obispo de la Diócesis presidió la Vigilia Pascual. Para el pueblo de Israel, la Pascua era la fiesta más importante de su calendario, recordando su liberación de Egipto, cuando pasó el Ángel exterminador e hirió a los egipcios en sus primogénitos; su salida tenía como meta el Monte Sinaí, donde celebrarían la Alianza con Dios.
Celebramos que «este es el día en que actuó el Señor», la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo según la carne, fuente de profunda alegría y sin la cual no tendría sentido el cristianismo. “Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe” (1 Cor. 15,14), afirma con rotundidad San Pablo.
La liturgia y los símbolos de esta noche santa nos ayudan a entender y a vivir el misterio que celebramos, el paso de Cristo de la muerte a la vida. Durante la Vigilia Pascual todo gira en torno al fuego, que representa a Cristo que es la Luz del Mundo. Comienza con la bendición del fuego en el lucernario, así como del cirio pascual, que representa a Cristo resucitado, vencedor de las tinieblas y de la muerte, sol que no tiene ocaso. Se enciende con fuego nuevo, producido en completa oscuridad, porque en Pascua todo se renueva: de él se encienden todas las demás luces. «Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo» (Texto del Pregón Pascual).
¡Cristo ha resucitado, Aleluya! “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado”, aseveró D. Casimiro en la homilía, “esta es la gran Noticia cada año en esta Noche santa de Pascua: Jesús ha resucitado. Es la Pascua del Señor. Jesús ha pasado a través de la muerte a la Vida gloriosa. Cristo ha pasado a una nueva y definitiva existencia. El Señor vive glorioso para siempre junto a Dios”.
La Palabra poderosa de Dios es proclamada en esta Vigilia, recordándonos una vez más que “Dios no es un Dios de muertos sino de vivos, no es un Dios de la obscuridad y de la muerte, sino un Dios de Luz, de Amor y de Vida”, dijo. “En esta Noche Santa se cumplen las Escrituras, que hemos proclamado recorriendo las etapas de toda la Historia de la Salvación. En esta Noche Santa todo vuelve a empezar desde el “principio”; todo recupera su auténtico significado en el plan amoroso de Dios, es la nueva creación”.
“La Pascua de Cristo es por ello también nuestra propia Pascua, la pascua de todo bautizado”, recordó, “como nosotros un día, por el Bautismo renacemos a la nueva vida de Dios e incorporados a su familia, lavados de todo vínculo de pecado, signo y causa de muerte y de alejamiento de Dios, Dios Padre nos acoge amorosamente y para siempre como a sus hijos amados en el Hijo y nos inserta en la nueva Vida resucitada de Jesús”.
“¡Vivamos con la ayuda de la gracia la nueva vida de hijos de Dios en el seguimiento del Hijo por la fuerza del Espíritu Santo en el seno de la Iglesia, que está presente, vive y se realiza en esta Iglesia Diocesana de Segorbe-Castellón!”, exhortó, y para ello, “Dios mismo nos concederá gracias abundantes en el Año Jubilar diocesano recién comenzado”.
En la Vigilia, D. Casimiro bautizó a una niña, Caterina. “Vuestra hija quedará esta noche vitalmente y para siempre unida al Padre Dios en su Hijo Jesús por el don del Espíritu Santo en el seno de la familia de Dios. A partir de hoy y para siempre será hija amada de Dios en su Hijo, Jesucristo, y, a la vez, hermana de cuantos formamos la familia de los hijos Dios, es decir, la Iglesia”, les dijo a sus padres.
También tenía un significado especial para la 3ª comunidad neocatecumenal de Santo Tomás de Villanueva de Castellón, y para la 4ª de la comunidad de la Merced de Burriana. “Hoy concluís el Camino Neocatumenal, y os habéis preparado de modo especial para renovar las promesas bautismales solemnemente en esta S.I. Catedral-Basílica, ante mí, sucesor de los Apóstoles”.