La parroquia de Santa Joaquina de Vedruna de Castellón acogió anoche la celebración de la “Vigilia Diocesana de Pentecostés”, presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro, en el Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar. «Juntos anunciamos lo que vivimos» es el lema propuesto por la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida para la Jornada de este año.
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Organizada por la Delegación Diocesana para los Laicos, se celebró la venida del Espíritu Santo, acogiendo el don del Espíritu de Dios a todos los hombres y mujeres de nuestra Diócesis. En Pentecostés la Iglesia, bajo el impulso del Espíritu Santo, inaugura la misión encomendada por el Señor de predicar el Evangelio hasta los últimos confines de la tierra. Precisamente la misión “es la tarea” fundamental del laicado, no una tarea más.
El Señor cumple su promesa y nos envía su Espíritu Santo, “sobre nuestra Iglesia diocesana, sobre nuestros corazones, nuestras parroquias, movimientos… para que nos fortalezca en la fe, y para que, sintiendo su presencia, juntos anunciemos lo que vivimos”, indicó el Obispo en la homilía.
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“Nuestros miedos, nuestros complejos, nuestras vergüenzas para anunciar a Cristo Jesús vivo, solo se superarán si nos dejamos encontrar por Él”, explicó, del mismo modo que les ocurrió aquel día a los apóstoles, que del miedo pasaron a la alegría tras el encuentro con el Señor resucitado.
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“Anunciamos a Cristo Jesús, a quien hemos visto, hemos odio y hemos experimentado”, “y lo que vivimos lo anunciamos”, recalcó D. Casimiro. Es el Señor resucitado, “para que todo el que crea en Él tenga vida, y vida en plenitud”.
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Para poder anunciar la Buena Noticia a los demás y predicar el Evangelio, “antes hay que estar con Él, dejarse empapar de su Palabra, de su amor, de su perdón, de su sanación, de la fuerza del Espíritu, que nos alienta a salir a la misión”.
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Por ello, “en este momento lo prioritario debe ser el Primer Anuncio, es decir, anunciar a Cristo Jesús, que ha dado su vida por amor a cada uno de nosotros, y así animar al encuentro con el Señor a otros, que se han alejado o que no lo conocen”, en este tiempo de indiferencia, de increencia, de falta de esperanza, de falta de amor y de falta de fe. Todos los bautizados, desde la comunión, “hemos de anunciarle a Él y a su Evangelio” por la fuerza del Espíritu, exhortó.
Tras la celebración de la Vigilia, los asistente cenaron en el Patio del Colegio Madre Vedruna Sagrado Corazón, y pudieron disfrutar del concierto de uno de los mejores grupos de música católicos de España, “El árbol de Zaqueo”.
La parroquia de Santa Joaquina de Vedruna de Castellón, acogerá, el sábado 27 de mayo, la celebración de la “Vigilia Diocesana de Pentecostés”, presidia por nuestro Obispo, D. Casimiro.
Esta vigilia es una invitación a celebrar juntos la venida del Espíritu Santo, a acoger el don del Espíritu de Dios a todos los hombres y mujeres de nuestra Diócesis. En Pentecostés la Iglesia, bajo el impulso del Espíritu Santo, inaugura la misión encomendada por su Señor de predicar el Evangelio hasta los últimos confines de la tierra. Precisamente la misión “es la tarea” fundamental del laicado, no una tarea más. De ahí que la fiesta de Pentecostés sea la celebración del Apostolado Seglar, del laicado, el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar.
En está ocasión tendrá lugar bajo el lema “Juntos anunciamos lo que vivimos”. Precisamente el Primer Anuncio va a ser el tema central del próximo curso en la Diócesis, de manera que culminar el curso diocesano con este tema, nos invita a preparar desde la oración el siguiente.
No obstante, “desde un primer momento, hemos querido que esta Vigilia vaya más allá del laicado. Queremos que sea la fiesta de la Diócesis, por lo que hemos unido fuerzas en su preparación laicado, sacerdotes y vida consagrada”, explica el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril. “Es fruto por tanto de comunión entre diferentes carismas, sensibilidades y vocaciones. Todos estamos invitados, es para todos”.
Además, tras su celebración habrá una cena en el Patio del Colegio Madre Vedruna Sagrado Corazón, (cada uno lleva su cena y algo para compartir) y se podrá disfrutar del concierto de uno de los mejores grupos de música católicos de España, “El árbol de Zaqueo”.
El pasado sábado, día 5 de noviembre, se reunió la Delegación Diocesana para los Laicos. Estaban convocadas todas las realidades laicales de la Diócesis: movimientos y asociaciones, cofradías, laicos representantes de Arciprestazgos y los participantes de la Diócesis en el Congreso Nacional de Laicos. También se contó con la presencia de D. Miguel Abril, Vicario de Pastoral.
En esta reunión se concretaron 6 líneas de trabajo:
Potenciar la Delegación como plataforma desde la que animar y acompañar a los laicos y laicas de la Diócesis, para crecer juntos en la vocación laical a la que hemos sido llamados por Dios. Así mismo se busca valorar y potenciar el laicado asociado en sus diferentes carismas.
Llevar adelante los objetivos aprobados por la Diócesis para este curso.
Estar disponibles para acompañar a cualquier realidad de parroquia, arciprestazgo o asociación, prestando nuestro apoyo y asesoramiento para seguir en la senda iniciada con la Reflexión Diocesana en el proceso Sinodal, o ante cualquier dificultad en la que podamos apoyarles.
Participar en las tareas del post Congreso Nacional de Laicos propuestas por la Conferencia Episcopal Española, que se denominan “Nuevos frutos para un Pueblo de Dios en camino”, empezando por el itinerario del Primer Anuncio en este curso y el próximo.
Preparar una Vigilia Diocesana para la Víspera de Pentecostés.
Elaborar una propuesta de Jornada Diocesana sobre el laicado para inicios del próximo curso. Se valorará la posibilidad de que esta jornada sea un espacio común para la reflexión de toda la Iglesia Diocesana, en base a un tema que nos pueda interpelar a todos y en coordinación con otras delegaciones diocesanas.
Por otro lado, a lo largo de la reunión se destacó, entre otros:
La importancia de cuidar el conocernos entre nosotros, entre las realidades laicales como primer paso hacia la necesaria comunión.
No perder de vista la verdadera misión de los laicos, que es llevar el Evangelio al mundo en el que estamos, evitando la tentación de dedicarnos sólo a tareas de dentro de la Iglesia.
Cuidar y potenciar los movimientos y asociaciones porque son un motor para la Iglesia y una gran riqueza.
El gran servicio que como Delegación puede prestar a parroquias y arciprestazgos que, por muchos motivos, no saben cómo concretar en su realidad las propuestas que les llegan para la renovación pastoral, cómo pasar de una Iglesia de Mantenimiento a una Iglesia en Salida. Puede acompañarles y ayudarles en este camino.
La fuerza que nos da el trabajar juntos, desde aquello que nos une, entre nosotros, entre parroquias, dentro de la Diócesis y con el resto de diócesis de España.
En la Diócesis ya contamos con un número importante de jornadas de formación/reflexión y a las que en ocasiones van los mismos porque tienen diferentes tareas. Por eso, se propuso buscar un tema que nos convoque a todos, y mirando la opción de unificar convocatorias en una sola, aunque también se corre el peligro de no dar respuesta a las necesidades concretas de cada tarea pastoral.
Así mismo, se valoró el papel que los laicos pueden desarrollar animando a que las parroquias y los órganos sinodales de participación, tanto en parroquias como en arciprestazgos, sigan en la senda de la renovación pastoral. También sin olvidar que no todo depende de los laicos, y que no puede recaer en ellos la responsabilidad única de este cambio de modelo de Iglesia.
El siguiente paso va a ser la constitución de comisiones de trabajo para llevar a cabo estas tareas, de manera que sea una labor de toda la Delegación, con mayor corresponsabilidad de todos sus miembros.
Este mes de agosto se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intenciónpor los pequeños y medianos empresarios: “Recemos para que los pequeños y medianos empresarios, duramente afectados por la crisis económica y social, encuentren los medios necesarios para continuar su actividad al servicio de las comunidades en las que viven”.
«El empresario es una figura fundamental de toda buena economía: no hay una buena economía sin un buen empresario. No hay buena economía sin buenos empresarios, sin vuestra capacidad para crear, crear trabajo, crear productos. […] Es importante reconocer las virtudes de los trabajadores y las trabajadoras. Sus necesidades —de los trabajadores y las trabajadoras— tienen que ver con el hacer bien el trabajo porque el trabajo hay que hacerlo bien. A veces se piensa que un trabajador trabaja bien sólo porque se le paga: esta es una grave desestima de los trabajadores y del trabajo, porque niega la dignidad del trabajo, que inicia precisamente en trabajar bien por dignidad, por honor. El verdadero empresario —intentaré dibujar el perfil de un buen empresario— el verdadero empresario conoce a sus trabajadores, porque trabaja junto a ellos, trabaja con ellos. No olvidemos que el empresario debe ser antes que nada un trabajador. Si él no tiene esta experiencia de la dignidad del trabajo, no será un buen empresario. Comparte las fatigas de los trabajadores y comparte las alegrías del trabajo, la solución de los problemas, crear algo juntos. Y si debe despedir a alguien es siempre una decisión dolorosa y no lo haría, si pudiese. Ningún buen empresario ama despedir a su gente —no, quien piensa resolver el problema de su empresa despidiendo a la gente, no es un buen empresario, es un comerciante, hoy vende a su gente, mañana vende la propia dignidad—, sufre siempre, y a veces de este sufrimiento nacen nuevas ideas para evitar el despido. Este es el buen empresario. Yo recuerdo, hace casi un año, un poco menos, en la misa en Santa Marta a las7 de la mañana, a la salida saludo a la gente que está ahí, y se acercó un hombre. Lloraba. Dijo: “he venido a pedir un favor: estoy al límite y debo hacer una declaración de quiebra. Esto significaría despedir unos 60 trabajadores, y no quiero, porque siento que me despido a mí mismo”. Y aquel hombre lloraba. Él era un buen empresario. Luchaba y pedía por su gente, porque era “suya”: “Es mi familia”. Están unidos…».
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por los laicos, en particular por quienes participan en la Peregrinación Europea de la Juventud, para que sepan llevar la buena noticia del Evangelio, de palabra y de obra, a todos los ambientes de su vida”.
En su carta del 2 de noviembre de 2019, con motivo del Congreso Nacional de Laicos, nuestro Obispo D. Casimiro recordaba la misión de los laicos, imprescindibles para la urgente tarea de la nueva evangelización:
«Una vez más os recuerdo que la misión de la Iglesia corresponde a todos los bautizados según el carisma, el ministerio y la función que cada uno ha recibido. Las palabras de Jesús “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15), se dirigen a todos los bautizados. Ya el Concilio Vaticano II nos enseñó que también los fieles laicos, incorporados a Cristo y a la Iglesia por el bautismo, están llamados a participar, según su condición, en la misión evangelizadora de todo el pueblo de Dios. No es una concesión de los pastores, sino un don y una llamada, que han recibido del mismo Señor en el bautismo. Sin la implicación efectiva de los laicos no será posible la urgente tarea de la nueva evangelización de nuestra Iglesia y comunidades y menos aún de nuestra sociedad».
Un total de 52 fieles de la Diócesis de Segorbe-Castellón, entre ellos un grupo de jóvenes de la parroquia de San Francisco de Castellón, asistirán al «Encuentro de Laicos de Parroquia», que se celebrará en Barcelona del 21 al 24 de julio, congregando a más de 800 fieles católicos de toda España. El lema es «Anunciar a Jesucristo con obras y palabras».
Durante el Encuentro, la Acción Católica General, organizadora del evento, celebrará su IV Asamblea General, centrada en el Sínodo sobre la sinodalidad, y acogiendo el empeño del Papa Francisco de “caminar juntos” y en comunión eclesial en una “Iglesia en salida”, en sintonía con el Congreso de Laicos.
Según los organizadores, el Encuentro será “una fiesta de la fe” y contará con una celebración de la Eucaristía en el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia y otra en Santa María del Mar, conocida como “la catedral del mar”, así como visitas guiadas a diversos lugares de la capital catalana.
El Encuentro ha sido acogido con alegría por el Arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el Cardenal Juan José Omella, quien expresó su apoyo a los organizadores.
“Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”
La fase diocesana del Sínodo en Segorbe-Castellón ha terminado hoy, día 4 de junio, con la celebración de la Asamblea de clausura que ha presidido D. Casimiro. Ha tenido lugar en el Seminario Mater Dei en la víspera del domingo de Pentecostés, Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar.
La Jornada, que se ha desarrollado en un ambiente festivo, de oración y de acción de gracias por el camino recorrido y los dones recibidos, también de reflexión, ha comenzado con la escucha de la Palabra de Dios y con la celebración la Eucaristía. En la homilía, el Obispo ha recalcado la necesidad de abrir “nuestro corazón, personalmente y como Iglesia diocesana, a una nueva efusión del Espíritu, que quiere hacer de nosotros un Pueblo renovado, convertido al Señor, para seguir caminando como Iglesia del Señor”, ha dicho recordando el lema del Año Jubilar diocesano: “Crecer en Comunión para salir a la Misión”.
Tras la celebración de la Eucaristía, los asistentes se han reunido para escuchar a D. Miguel Abril, Vicario de Pastoral y Responsable sinodal diocesano; a la Hermana María Carmen Sapiña, Hija de la Caridad; y a D. Jesús Fernández, del Arciprestazgo de Lucena; que han presentado la “Síntesis Diocesana en el Proceso Sinodal”, remitida ya a la Secretaría del Sínodo de la Conferencia Episcopal Española, exponiendo las principales aportaciones de los grupos que han participado este proceso. D. Miguel ha aprovechado también para agradecer “el trabajo y el esfuerzo, sereno y responsable, de los 8 miembros del equipo para la consulta sinodal”.
Como datos a destacar, en la Diócesis han participado cerca de 2.000 personas repartidas en unos 180 grupos, con una edad media un poco superior a los 55 años. Ha habido 73 parroquias que han creado grupos sinodales, 8 congregaciones religiosas, 3 instituciones educativas, 9 instituciones de distintos carismas, y 59 participaciones en el cuestionario online.
Desde que diera comienzo en octubre de 2021, esta ha sido una fase centrada en las Iglesias particulares y otras realidades eclesiales que han puesto “en escucha” a todo el Pueblo de Dios, sin excluir a nadie, y que en Segorbe-Castellón hemos integrado en la Reflexión Diocesana, en el contexto de la celebración del Año Jubilar.
Un hito importante en la puesta en marcha del proceso fue la visita de nuestro Obispo a todos los Arciprestazgos. Además, ha sido acogido con gran alegría e ilusión, pero también con gran responsabilidad, y la mayoría de los participantes ha manifestado su gratitud por el hecho de poder participar, aportar su propio punto de vista y experiencia y ser escuchados.
“Poco a poco se va despertando entre los laicos la urgencia de un cambio de actitud”, ha señalado, pasando “de considerarse sujetos receptivos en la evangelización, a la espera de las indicaciones de la jerarquía, a ser agentes activos de evangelización, con iniciativa: discípulos misioneros”, ha apuntado el Responsable sinodal diocesano.
A continuación, han señalado las principales preocupaciones, dificultades, debilidades y necesidades extraídas de la Síntesis, para lo que se han especificado, como conclusión, una serie de posibles pasos a dar en el futuro:
Preocupaciones: preocupa mucho cómo llegar a los más alejados y a grupos como los jóvenes, que cada vez participan menos de la vida de la Iglesia; y se trabaja muy poco la misión, la presencia pública, los grandes problemas sociales.
Dificultades y debilidades: la dificultad de compaginar la vida familiar y laboral con el compromiso pastoral; la falta de conocimiento mutuo entre los diferentes grupos y movimientos que conforman una Parroquia, y la falta de sentido de pertenencia a un todo (parroquia, Iglesia diocesana, Iglesia universal); y el envejecimiento de nuestras comunidades.
Necesidades: implicación de los laicos en los partidos políticos, para trabajar desde ellos en la defensa de las personas y los valores cristianos; necesidad del acompañamiento; de volver a Jesús, a la esencia de su mensaje, centrándonos con más fidelidad en su persona y en su proyecto de Reino de Dios; y de una Iglesia marcada por la experiencia de Jesucristo.
Entre los posibles pasos a dar: cuidar la vida de oración; iniciar procesos en las parroquias para ser una Iglesia en salida evangelizadora; fomentar la vocación laical; cuidar la liturgia de los sacramentos, la forma de celebrarlos, y mostrar su sentido de forma pedagógica; así como priorizar el servicio a las personas más necesitadas.
Tras la oración del Ángelus y un descanso, todos los asistentes se han reunido por grupos para trabajar una serie de puntos: realizar una valoración de la Síntesis; una reflexión sobre el modo de superar los obstáculos que recoge la Síntesis; y un compromiso de acción en el grupo, asociación, movimiento, parroquia… Posteriormente, algunos voluntarios han querido expresar brevemente su experiencia al respecto.
Como conclusión de la Asamblea, D. Casimiro ha dado gracias a Dios “porque hemos caminado juntos en este proceso”, que ha sido un don del Espíritu “para darnos cuenta de que no podemos caminar solos”. A partir de aquí “hemos de seguir caminando”, ha indicado, “más en este año en el que celebramos el Año Jubilar debemos seguir abiertos a la gracia del Señor”. Ha querido agradecer también el trabajo realizado por el Equipo sinodal diocesano.
Próximas fechas clave
Todas las diócesis de España van a concluir conjuntamente esta etapa del Sínodo en un encuentro que tendrá lugar el 11 de junio en Madrid, en el que se presentará una síntesis final y en el que participarán unas 650 personas entre obispos, sacerdotes, fieles laicos y consagrados de todas las diócesis españolas.
Fase continental: septiembre 2022 – marzo 2023
Fase de la Iglesia Universal: la celebración del Sínodo de los Obispos en Roma tendrá lugar en octubre de 2023.
En el momento de nuestra incorporación a la Iglesia, en el día del bautismo, pasamos a ser parte del grupo más numeroso de los que forman este Pueblo de Dios. Somos fieles laicos con una consagración única, la recibida en el bautismo. Esta elección de Dios, confirmada después con el don del Espíritu Santo, se mantiene en el tiempo y es fuerza y señal del compromiso que adquirimos para participar, como laicos, en la misión de la Iglesia.
El lugar en que se realiza la consagración de los laicos es el mundo.El mandato del Señor en el Génesis: “moveos por la tierra y dominadla” (Gn 9,7) es llamada a la presencia de los laicos en todas las circunstancias de la vida para colaborar en la organización del común: en las instituciones públicas, políticas o económicas, en las organizaciones sociales, vecinales, profesionales, culturales o deportivas. Trabajar, como dice el Concilio buscando “el Reino de Dios tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios” (Lg 31). Pero ese dominio al que nos llama la Biblia es un dominio desde el servicio, como enseña Jesús: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9,35).
Es muy grande la diversidad de situaciones y circunstancias que hoy existen en el mundo, sometidas además a una constante evolución. La crisis económica, social y sanitaria exige un compromiso activo, los problemas derivados de la guerra y de los conflictos en tantos lugares del mundo precisan también respuestas rápidas y globales. Los cristianos en este tiempo tenemos una misión que realizar desde el compromiso y la entrega generosa de sus capacidades, de su tiempo y de sus habilidades para construir el Reino de Dios. Necesitamos para ello una vida de gracia, cercana al Espíritu que sostiene, una comunidad de referencia, una familia que acoja y sostenga en los momentos de dificultades y una implicación personal en el mundo con criterio de servicio, colaboración y escucha mutua.
Los fieles laicos miramos al mundo cara a cara con sus valores y problemas, sus inquietudes y esperanzas, sus conquistas y derrotas: un mundo cuyas situaciones económicas, sociales, políticas y culturales presentan problemas y dificultades graves. Es nuestro lugar y nuestro tiempo para la caridad política, la que implica a todos los bautizados a proponer un ordenamiento del común basado en la doctrina social de la Iglesia que pueda dar respuesta cristiana a las situaciones planteadas.
Los fieles laicos estamos llamados a acoger el llamamiento de Cristo a trabajar en el Reino, a ser parte activa, consciente y responsable de la misión de la Iglesia en el tiempo presente y hasta el final de la historia.
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