Queridos diocesanos:
El domingo 26 de junio celebramos el Día del Papa y la colecta llamada desde los primeros siglos Óbolo de San Pedro, lo hacemos tres días antes de festividad de San Pedro y San Pablo, el día 29, por ser este día laborable en nuestra comunidad autónoma,.En esta Jornada estamos invitados a meditar en el ministerio del Sucesor de Pedro, a orar por él y a contribuir con nuestros donativos a su misión evangelizadora y de caridad. En este día damos gracias a Dios por la persona y por el ministerio del papa Francisco, y pedimos a Dios que se avive en nosotros el afecto hacia su persona y hacia su papel insustituible para toda la Iglesia y para cada uno de los cristianos católicos.
El Papa es, en efecto, el sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra. Entre los Apóstoles, testigos directos de las palabras, vida y obras de Jesús, elegidos y enviados por Él mismo para ser sus testigos de su Resurrección y maestrosen su nombre, Pedro tiene por voluntad expresa de Jesús un lugar especial.“Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18), dice Jesús a Pedro. Y más tarde, en la última Cena, le dirá: “¡Simón, Simón! Mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo; pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te hayasconvertido, confirma a tus hermanos” (Lc 22,31).Todos los Apóstoles entendieron y reconocieron que Jesús, con estas palabras, concedía a Pedro la función de primacía y de presidencia de los Doce y de toda la Iglesia. Después de ascender Jesús al Cielo, vemos cómo Pedro preside la vida y las actividades de los Doce y de la Iglesia naciente. Pedro es testigo, fundamento y piedra firme de la fe de todos los creyentes: él es la piedra sobre la que Jesús construye su Iglesia, el fundamento de la unidad en la fe, de la vida y la misión de la comunidad de los creyentes.
Después de anunciar el evangelio en Jerusalén, Pedro va a Antioquia, y luego a Roma, el centro del mundo conocido. Situarse en Roma era una manera de manifestar la universalidad del Evangelio de Jesús y de impulsar la difusión de la fe cristiana por todo el mundo. Hay testimonios muy antiguos de que los Obispos de todo el mundo se sentían vinculados a la tradición de fe de Roma y de que la comunión con el Obispo de Roma era expresión y garantía de la comunión con el resto de los Obispos y con toda la Iglesia. La huella de Pedro en la ciudad eterna ha dado a la Iglesia de Roma el papel de ser referencia para todas las demás Iglesias particulares y garantía de la autenticidad y de la unidad católica de la fe y de la vida de todos los cristianos.
El ministerio de Pedro se perpetúa en el Obispo de Roma. El Papa garantiza la unidad en la fe de todos los cristianos, de todos los Obispos, de todas las Iglesias diocesanas. Los cristianos católicos sabemos que nos encontramos dentro de la corriente viva de la fe de los Apóstoles, que arranca del mismo Cristo, si estamos en comunión amorosa y creyente con el sucesor de Pedro, con su persona y su doctrina en cuestiones de fe y de moral. Esta es la garantía para saber que nuestra fe es auténtica, que somos verdaderos discípulos de Jesús. Nuestra fe ha de ser personal, pero también eclesial, apostólica y en comunión afectiva y efectiva con el Papa.
La persona y el ministerio del papa Francisco, sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra,piden de nosotrosoración continua, afecto filial y acogida sincera de sus palabras. Como heraldo del Evangelio, sus palabrasnos confirman en la fe y renuevan nuestra esperanza. Hoy le damos gracias por su ejemplo claro y limpio de entrega desinteresada, al servicio de la Iglesia y de la humanidad entera, en especial de los más pobres y desfavorecidos de la tierra. Hoyqueremos acogercordialmente su llamada insistentea una ‘conversión pastoral y misionera’ de toda nuestra Iglesia, basada en la alegría del encuentro personal y transformador con Jesucristo.
Ayudemos al papa Francisco con nuestra generosa aportación en la colecta de estedía para que pueda cumplir con su misiónuniversal y con su compromiso con los más pobres de la tierra.
Con mi afecto y bendición,
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón