De la mano de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el Icono de la Anunciación a María, procedente de la diócesis de Homs (Siria), visitará Benicàssim los días 21 y 22 de julio.
Este icono, ante el cual han rezado con fervor numerosos cristianos, fue profanado con disparos cuando los terroristas del DAESH invadieron Siria con la intención de erradicar el cristianismo en esas tierras. Cuando algunos cristianos lograron regresar a su ciudad, rescataron este sagrado icono de los escombros de una de sus iglesias, y lo cedieron para que sirviera de nexo de unión entre ellos, nuestros hermanos perseguidos, y nosotros. Ellos esperan nuestra ayuda, nuestro apoyo y nuestras oraciones.
El domingo 21 de julio, el icono estará presente en la Misa que se celebrará en el Monasterio de Monjas Agustinas de Montornés a las 10:00 h.; en la del templo parroquial a las 12:00 h.; y en la capilla de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret a las 20:00 h. El lunes 22 de julio, a las 20:30 h., el icono volverá al templo parroquial, donde se llevará a cabo una vigilia organizada por Hakuna.
Ahora en verano, cuando preparamos el traslado a nuestra segunda residencia o ya lo hemos realizado y durante nuestras vacaciones, Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón anima a reflexionar sobre la cantidad de alimentos que tiramos a la basura durante todo el año y evitar que repitamos esa situación en esta época estival.
Por ello, es un buen momento para recordar la campaña “Compra comopiensas” contra el desperdicio alimentario que Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón presentaba a principios del mes de abril, que ahora se vuelve a recordar y que se relanzará en octubre, coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Alimentación.
La campaña “Compra como piensas” pretende concienciar sobre los 65,5 kilos de alimentos que cada hogar español lanza, al año, a la basura.
En todo el mundo, cada día se desperdician más de 1.000 millones de platos de comida, mientras 783 millones de personas padecen hambre. ”Una dicotomía desgarradora”, como el Papa Francisco ha definido esta situación.
Ante este panorama, la campaña “Compra como piensas” contempla que una de las maneras para reducir los desperdicios pasa, también, por no donar alimentos en especie y porque cada familia pueda destinar, si así lo desea, el importe de ese ahorro a Cáritas Diocesana que lo distribuirá entre las personas a las que acompaña, en función de sus diferentes necesidades.
De esta manera, se provoca una reacción positiva en cadena que permite, por ejemplo, a las personas voluntarias de Cáritas dedicar más tiempo a la acogida y acompañamiento de las familias atendidas, creando vínculos con ellas.
También disminuye los gastos superfluos, como alquileres de almacenes de productos, aumentando los recursos para quien realmente los necesiten.
Asimismo, respeta la dignidad de las personas, permitiéndolas comprar los alimentos que decidan de forma anónima y sin ser estigmatizadas por ello.
Y, por último, favorece la autonomía, dando la posibilidad a las familias de escoger los alimentos según sus gustos, creencias religiosas, cultura o necesidades.
Evitar el despilfarro alimentario, también en verano
En esta línea, como indica el voluntario responsable de Economía Solidaria de Cáritas Diocesana, Vicente Nebot, ahora en la época estival en la que nos encontramos, cuando llenamos la nevera de nuestra segunda residencia, o cuando estamos en nuestro lugar de vacaciones, es un buen momento para comprar lo que realmente precisamos, evitar el despilfarro y contribuir a crear un sistema alimentario “más eficiente, más equitativo y más sostenible”.
Todo ello, nos conduce, además, a reflexionar sobre el derecho universal a la alimentación que tiene toda persona, algo que siempre se recuerda e impulsa desde Cáritas Diocesana.
1.000 millones de raciones de comida desperdiciadas
Según las principales conclusiones del informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, “los hogares de todos los continentes desperdiciaron el equivalente a más de 1.000 millones de raciones de comida al día durante 2022, mientras que 783 millones de personas padecían hambre y un tercio de la humanidad atravesaba una situación de inseguridad alimentaria”.
Estas cifras de alimentos no aprovechados equivaldrían a proporcionar 1,3 comidas diarias a todas las personas que padecen hambre en el mundo.
En todo el mundo, en 2022 se generaron 1.050 millones de toneladas de desperdicios alimentarios, lo que representa 79 kilos por persona y aproximadamente una quinta parte de todos los alimentos disponibles para el consumo humano.
De esos alimentos desperdiciados, el 60% se desechó en los hogares, el 28% correspondió a los proveedores de servicios alimentarios y el 12% al comercio minorista.
Se calcula que el coste de este desperdicio de alimentos supone para la economía mundial unas pérdidas de 1 billón de dólares.
65,5 kilos de desperdicios en cada hogar español
En España, en el año 2022, cada hogar desperdició una media de 65,5 kilos de comida.
Los productos sin elaborar siguen siendo los más desperdiciados con una tendencia a la baja, aunque, por el contrario, los platos cocinados aumentaron con respecto al año anterior. Unas cifras y unos datos que conducen a reflexionar detenida y especialmente, ahora en esta época estival, y que el Papa Francisco ha calificado como una “dicotomía desgarradora” entre las personas que pasan hambre, frente a la gran insensibilidad que existe con el derroche de comida.
Los fieles de la Basílica El Salvador de Burriana, acompañados por D. Pedro Miguel Cid Requena, han peregrinado a Roma y Asís en acción de gracias a San Juan Pablo II, quien, a través de su secretario D. Angelo Sodano, permitió la Coronación Pontificia de la Patrona de Burriana, la Virgen de la Misericordia, hace ya 25 años.
Durante su visita a Roma, los peregrinos recorrieron la Basílica de San Pedro, los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina. Celebraron una solemne Eucaristía en la Capilla de Nuestra Señora de la Misericordia, situada en la zona de las criptas vaticanas.
En Asís, visitaron la Basílica de Santa Clara, la Basílica de San Francisco y la urna que contiene el cuerpo del beato Carlo Acutis. También celebraron una Eucaristía en el oratorio de la Basílica Papal de Santa María de los Ángeles de la Porciúncula, donde San Francisco elevaba sus oraciones a Dios.
El itinerario en Roma incluyó las Catacumbas de San Calixto, la Basílica de San Juan de Letrán, el Baptisterio de Letrán, la Basílica de San Clemente de Letrán y el Santuario de la Escalera Santa. En la Basílica de San Pablo Extramuros, celebraron la Eucaristía en la Capilla de San Benito. También visitaron el Monasterio Benedictino de la Abadía de Tre Fontane, lugar del martirio de San Pablo, y las basílicas de Santa María in Trastevere, Santo Stefano Rotondo, los Cuatro Santos Coronados y Santa Maria in Domnica.
Los peregrinos también se dirigieron a la Basílica de San Lorenzo Extramuros, donde descansan los restos de San Lorenzo, San Esteban y los papas Hilario y Pío IX, y visitaron las basílicas de la Santa Cruz en Jerusalén y de Santa María la Mayor, donde celebraron la Eucaristía en la Capilla Cesi.
La última visita fue para celebrar la Eucaristía en la Capilla del Santísimo Sacramento de la Basílica de San Pietro in Vincoli, donde pusieron el punto y final al itinerario de los peregrinos de Burriana.
Ayer domingo, Acción Católica General de la Diócesis de Segorbe-Castellón concluía los campamentos de verano que, este año se han celebrado en el albergue La Parreta, en Villafranca del Cid.
En esta ocasión han participado casi 140 niños y adolescentes en las dos convocatorias que se han celebrado consecutivamente del 5 al 7 de julio, para niños de 7 a 9 años; y del 9 al 14 de julio para los de de 9 a 14 años que se han centrado en la Encíclica Laudato si del Papa Francisco, teniendo muy presente el cuidado del planeta.
Los días han transcurrido con la oración al principio y al finalizar cada una de las jornadas, siendo así tanto para afrontar cada día, como para dar gracias a Dios por todos los dones y gracias recibidas día a día y que en ambos campamentos concluyeron con una Eucaristía final en la que también pudieron participar las familias.
Los campamentos han transcurrido, en ambos casos, con una oferta variada de actividades, dinámicas y talleres que han combinado el aprendizaje y puesta en práctica de valores y principios fundamentales como el compañerismo, el trabajo en equipo así como otras más lúdicas en las que se materializaban todos los aspectos trabajados:excursiones, contemplación de las aves, búsqueda de fósiles, Master Chef, Campus Party, asambleas y tareas diarias de la casa entre otras.
El objetivo principal era que los niños, adolescentes y jóvenes descubrieran que»nuestra casa común es también como una hermana con la cual compartimos nuestra existencia y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos (LS 1) y que esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella (LS 2), para así poder interiorizar lo que nos pide el Papa Francisco: «nos unimos para hacernos cargo de esta casa que se nos confió». De hecho, en alguno de los talleres pudieron realizar diferentes acciones para contribuir a la mejora de nuestro planeta durante esos días, compromiso que, ahora se lleva cada uno a su propia casa para realizar allí.
Los campamentos se han celebrado en un clima de de fraternidad en el que conocer más a Jesús y los valores que nos propone para vivir: amor, esperanza, acogida, alegría, perdón… En definitiva, conocerle más para amarlo más y seguirle.
La imagen itinerante de la Virgen, Reina de Radio María, ha visitado durante estos días varios lugares de la Diócesis de Segorbe-Castellón. El primero de ellos fue, los días 7 y 8 de julio, la Basílica de San Pascual de Vila-real.
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El día 9 fue recibida en la Parroquia de San José Obrero de Castellón, donde se celebró la Eucaristía en la Fiesta de Cristo Redentor; fiesta de la Orden de la Merced, presidida por el P. Cristian, párroco, y concelebrada por el P. Dins, vicario. Al terminar, los voluntarios de Radio María dirigieron el rezo del Santo Rosario.
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Los días 10 y 11, la Virgen visitó la Residencia Mare de Déu del Lledó, la parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón los días 11 y 12 y, finalmente, el Centro Penitenciario Castellón los días 13 y 14.
Domingo Canubio y una estampa de la Cueva Santa, impresa en Londres, para ayudar a restaurar el enlosado de la Catedral (1856)
Sin lugar a dudas, la advocación de la Virgen de la Cueva Santa, desde sus inicios históricos, ha despertado una enorme devoción popular, plasmada en esos pequeños detalles de la imaginaria popular que han hecho difundir su fervor por el antiguo reino de Valencia, tierras peninsulares y allende los mares, por la América hispana. Patrona de la diócesis de Segorbe-Castellón desde 1960, su imagen reconocible, sencilla y humilde, esta plasmada en innumerables medallas personales, pinturas, esculturas, objetos y, cómo no, dibujos, grabados y estampas, casi a la altura de advocaciones marianas de gran presencia en el mundo cristiano hispano, como la Virgen del Pilar, de los Desamparados, etc.
De todos es conocida la gran importancia de deliciosas realizaciones de dicha temática realizadas por el taller del maestro Nicolás Camarón [Montolío-Simón, 2017], responsables de fantásticos paneles de estuco modelados, dorados y policromados, muy difundidos en las décadas centrales del siglo XVIII, especialmente desde tiempos de Francisco de Cepeda Guerrero (1731-1748) y Pedro Fernández de Velarde (1751-1757), con algunas hermosísimas muestras conservadas, en su mayoría, en colecciones particulares. Un aumento del fervor público de la Cueva Santa que también favoreció la edición de monografías sobre la advocación mariana y su legitimidad, tanto por parte de la Cartuja de Valldecrist (en 1753 encargan la realización de un retablo para alojar decorosamente en el cenobio la Virgen Primitiva de la Cueva Santa), como por la villa de Altura y la propia diócesis.
Durante el pontificado de Gil Ruiz de Liori (1579-1582) comenzó a alcanzar mayor fama la Virgen de la Cueva Santa, sobre todo por su intervención en rogativas por la lluvia. Dicha circunstancia llevó al conocido canónigo alturano Jerónimo Decho y su familia, propietarios del recinto de la cueva e impulsores reales de su culto, a erigir un altar protegido por una reja de cerramiento y propiciando el culto en aquel lugar.
Tras la desmembración de la antigua diócesis de Albarracín y Segorbe y la sustitución del obispo Martín de Salvatierra, la llegada al episcopado segobricense del canónigo de Toledo e intelectual Juan Bautista Pérez (1591-1597), presentado por Felipe II, pretendía superar todos los apuros y temas pendientes de los conflictivos años pasados. Entre otras cuestiones, estaba muy preocupado por el control de las devociones populares, dictaminando que los cartujos de Valldecrist renunciasen a la Cueva Santa, comenzando un litigio de muchos años, del cual salió victorioso el prelado y la diócesis. Una situación muy delicada que vino a afectar al santuario y, consecuentemente, al culto, que quedó muy mermado.
Por otro lado, la antigua cofradía de la Virgen de la Cueva Santa, aprobada por el breve pontificio de 1642 y asentada en su santuario, fue estimulada por la adhesión del rey Felipe IV, así como familiares reales, además de otros personajes de la esfera religiosa y civil de su momento, siendo el germen de múltiples instituciones seglares vinculadas a su imagen y devoción, dentro y fuera del obispado, propiciándose romerías, rogativas y peregrinaciones.
No obstante, pese a que el propio obispado pasó a regentar el ermitorio desde mediados del siglo XVII, dicha advocación quedó, en un primer momento, ceñida a su marco festivo y al ámbito personal. Pensemos que, desde 1679 y por iniciativa real, capitular y episcopal, la patrona diocesana era la Virgen del Rosario [Cebrián-Montolío, 2024]. Dicha circunstancia propició que la cofradía no tuviera eco fuera del recinto de su oratorio de Altura pese a que la imagen, amada por el pueblo fiel, fuera constantemente trasladada a la Catedral para pedir por las lluvias en periodo de sequías [Simón-Montolío-Zafón, 2022]. Un auge devocional que, a pesar de la contención de los prelados ilustrados reformadores de tradiciones y de las costumbres populares del siglo XVIII, se globalizaría desde el mundo popular de los fieles, irrumpiendo con fuerza en la ciudad episcopal y en el territorio diocesano, sobrepasando sus límites, sustituyendo el gran culto que, desde tiempos medievales, tuvieron advocaciones como la Virgen del Tremedal, que desde 1577 radicaba en un extremo de otra diócesis, la de Albarracín, que separaba sus caminos después de siglos de unión, o el de la Virgen de Vallada de Pina de Montalgrao, gran plasmación de la religiosidad mariana medieval del Palancia desde el siglo XIII.
Desde el principio, la devoción a la Santa Cueva quedaba, por todas estas circunstancias, un tanto ajustada al entorno festivo y a la devoción particular. Más tarde, ya en el siglo XVIII, se plasmaría sobre el papel la cofradía de los Mozos de la Cueva Santa, que no tardaría en tener encontronazos con el Ordinario llegando, incluso, a su desaparición.
Domingo Canubio y Alberto
Es bien sabido que el siglo XIX fue sustancialmente complicado para la Iglesia española. Tras los desastres de la Guerra de la Independencia en la Diócesis [Montolío, 2024], las sucesivas desamortizaciones, así como las Guerras Carlistas, supusieron un golpe directo en la línea de flotación de su financiación. Una circunstancia que exigió un replanteamiento firme de los recursos, sobre todo a partir del Concordato de 1851, muy mermados desde las décadas anteriores, para asumir los gastos, especialmente el de la fábrica de los templos que, desde este tiempo, no podían realizarse, encontrando algunos templos destruidos y urgiendo la intervención en otros muchos.
Además, el concordato proveía el traslado de la Sede Episcopal a la ciudad de Castellón, así como la modificación de los límites diocesanos para ajustarlos a los provinciales. Aunque esta circunstancia se logró evitar por la oposición de la ciudad, a la larga supuso una disminución de la influencia del obispado a nivel político. También cambió la manera de cubrir las vacantes parroquiales, nuevamente clasificadas en el nuevo concordato.
La nueva situación supuso, a corto plazo, que la Catedral dejara de ser parroquia y dependiera del Cabildo. No obstante, la citada parroquia siguió emplazada dentro del espacio de la Seo, reservada a la antigua capilla del Salvador del claustro, sin depender del Cabildo, por lo cual, la problemática entre los capitulares y el párroco fueron constantes. También se realizó una reestructuración parroquial, con la aparición de los conceptos de parroquias de entrada, ascenso y término, y de los arciprestazgos (Las parroquias fueron divididas en los arciprestazgos de Ademuz, Alpuente, Chelva, Jérica y Montán), organizados a imagen de los distritos judiciales. En aquel momento en Segorbe, con una parroquia de Santa María en la Catedral y con otra en una iglesia de San Pedro recuperada para el culto, todas las demás se dividían en urbanas y rurales, de primera y de segunda, manteniéndose en lo mínimo con sus rentas establecidas, su huertecito y los aranceles.
Las antiguas terceras órdenes y cofradías fueron pasando, paulatinamente, a ser asistidas por los sacerdotes y no por el clero regular que las había inspirado. Las nuevas fundaciones, sin embargo, se encaminaban a la asistencia social y la docencia, en el contexto de los nuevos tiempos pudiendo, de esta manera, ser consideradas útiles por el Estado y permanecer en activo.
Domingo Canubio y Alberto (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1804-1864), antiguo dominico exclaustrado a la fuerza, capellán y profesor en la Archidiócesis de Sevilla, al ser elevado al episcopado era muy consciente de las problemáticas diocesanas. Como obispo en Segorbe (1848-1864), Siendo el primer obispo español en pregonar el dogma de la Inmaculada Concepción (1854) y reconocido por su carácter caritativo, acogiendo a cuantos se acercaban al palacio, durante la epidemia de cólera ayudó personalmente a los afectados, se encontró con un seminario y seis Iglesias al culto. Enseguida se preocuparía por la conservación de los edificios, empezando por la sede, todavía con muchas carencias tras un proceso reformador iniciado a finales del siglo XVIII y constantemente interrumpido por todos los acontecimientos, bélicos y no, citados.
Una de las últimas actuaciones en el templo, cuya renovación neoclásica duraba casi setenta y cinco años [Montolío-Cercós, 2021], era el de su enlosado en mármol. Hasta el momento, éste estaba compuesto de un piso de baldosas de barro cocido, colocado de una manera provisional en un principio de las obras pero que, después de tantos años de servicio, no resultaba digno, funcional ni adecuado para el lugar que ocupaba.
En el Libro de Actas Capitulares (1855-1867) del Archivo Catedralicio de Segorbe [ACS, 605, fol. 36v-37], en la reunión del catorce de abril de 1856, el obispo Canubio daba noticia al Cabildo de la impresión de una estampa de la Cueva Santa en Londres, cuyos beneficios por su venta serían destinados a la reparación y nuevo enlosado de la Seo.
«En el Aula Capitular de la Santa Yglesia catedral de Segorbe, dia catorce abril de mil, ochocientos, cincuenta y seis, reunidos el Ylustrisimo Señor Obispo y los Señores Don Rafael Martínez Dean, Don Juan Bautista Torres Arcipreste, Don Fulgencio Septien maestrescuela, Don Jose Todolí Penitenciario, Don Jose Prendergart, Don Manuel Martinez, Don Vicente Perez, Don Juan Sixto Cavera Doctoral, D. Miguel Moragues Magistral, Don Francisco García Monco y D. Andres Vicente canonigos de esta Santa Yglesia, mayor parte de los que en ella residen y podian asistir a este Cabildo extraordinario, el señor Obispo puso de manifiesto la plancha de la estampa grande de Nuestra Señora de la Cueva Santa que mando gravar en Londres; y dijo, que si bien era su voluntad que fuera propiedad de los señores Obispos sus sucesores, y de los señores vicarios capitulares, sede vacante, para que al producto de las estampas den la inversion que mas bien estimen; tambien lo era que por ahora, y hasta que se llene completamente su objeto, el producto de las que tiene tiradas y mande tirar en lo sucesivo se destine para un nuevo pavimento de marmol de esta Santa Yglesia, su presbiterio, capillas, sacristia mayor y de las reliquias; para cuyo efecto proponia el Cabildo una comision compuesta del señor García Marco que tendrá en su poder la plancha todo el tiempo para lo dicho necesario, del señor Sales que se encargará del despacho de las estampas, y del señor Vicente que se encautará y conservará el pavimento de ellas. El Cabildo aceptó el pensamiento de Su Señoría Ylustrisima, le dio las mas expresivas gracias y aprobó el nombramiento de la comisión propuesta por Su Señoría Ylustrisima. Y se levantó la sesion, de que certifico.
Doctor Juan Sixto Cavero [rubricado]
Canónigo Doctoral Secretario».
No sabemos, hasta el momento, cual fue la estampa impresa en la capital inglesa, aunque no debió de tener mucho éxito la campaña de recaudación pues, poco después, se tuvo que ajustar, probablemente en un alto porcentaje, a una subvención gubernamental para la confección del nuevo solado: «La obra principal fue alcanzar del gobierno la cantidad de 140.000 reales para embaldosar con mármoles la catedral, que lo estaba con ladrillos, muchos rotos, y formando molestos baches dentro del Santuario; pero adelantados los trabajos y traídos los mármoles a esta ciudad, Dios llamó al señor Obispo a vida mejor, sin que pudiese ver concluido su grandioso proyecto» [Aguilar, 1890, p. 754].
De cualquier manera, para glosar el presente artículo y a la feliz espera de poder localizar la estampa original, hemos confeccionado un dibujo inspirado en la imagen de la Cueva Santa, con su hermoso relicario de estilo imperio, conservado y venerado en la iglesia parroquial de Santa María de Segorbe, seguramente procedente del momento en que ésta radicaba en la capilla del Salvador del claustro de la Seo.
Un grupo numeroso de fieles de las parroquias de Vila-real participó el pasado jueves 11 de julio en la ceremonia de Bendición Abacial del nuevo Abad del Real Monasterio de Santa María de Poblet, el vila-realense Fray Rafael Barrué Broch.
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Entre los asistentes se encontraban el Vicario General de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Javier Aparici, el alcalde de Vila-real, José Benlloch, así como otras autoridades, sacerdotes, familiares y amigos del nuevo abad. La Eucaristía fue presidida por el Abad General de la Orden del Císter, el P. Mauro-Giuseppe.
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Fray Rafael, prior del cenobio cisterciense desde 2016, asumió oficialmente su cargo en abril de este año, durante una ceremonia especial. Además, preside la Congregación Cisterciense de la Corona de Aragón, que incluye los monasterios de Poblet, Santa María de Solius, Santa María de Vallbona y Santa María de Valldonzella de Barcelona.
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Es destacable que, antes de su vida monástica, Fray Rafael se licenció en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia y ha expuesto su obra pictórica, caracterizada por una profunda carga mística y conceptual, en diversas localidades como Castellón y Tarragona.
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Ingresó en el Monasterio de Poblet en el año 2000, realizó su profesión monástica en la festividad de San Benito al año siguiente, obtuvo la licenciatura en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana en 2009 y fue ordenado sacerdote en 2010.
La influencer católica, Laura Montesinos, ayer tarde en la Parroquia de San Jaime Apóstol
El apostolado parroquial Emaús, adscrito a la Parroquia San Jaime Apóstol en Oropesa del Mar celebró ayer el primer aniversario desde que en julio del año pasado Mons. Casimiro López Llorente bendijera su puesta en marcha. Ha sido un año intenso en el que, tal como afirman desde la coordinación, «en comunión con nuestro Obispo, acogimos el objetivo del curso pastoral, centrado en el Primer Anuncio, para anunciar a Jesucristo vivo y resucitado».
Ayer tarde, Emaús hizo extensiva la charla testimonio de Laura Montesinos «a toda la comunidad parroquial de San Jaime Apóstol, así como al resto de la Diócesis porque, precisamente Laura, es una gran embajadora del amor de Dios y su historia de encuentro personal con Jesucristo a través del retiro de Emaús puede dar esperanza a quienes todavía no se han encontrado con Él».
Casi trescientas personas acudieron a la cita en una tarde que comenzó con la celebración de la Eucaristía seguida de una Hora Santa dirigida por Hakuna y meditada por los jóvenes de Effetá, que es el apostolado juvenil de Emaús y que también han iniciado su andadura este año en la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Tu muerte es vida
Laura Montesinos, «hija de Dios, madre de una niña y médico de familia» como ella misma dijo, es la autora de «Tu muerte es vida», un libro autobiográfico que en menos de un año ya ha lanzado su segunda edición, y que como dijo ayer tarde «es una historia de vida y no de muerte».
La vida de Laura cambió radicalmente de la noche a la mañana un día «que mi marido no se despertó». Dios, «que es el mejor escultor de la vida nos había preparado para ello sin yo saberlo». Y es que, tal como relató Laura, previamente su marido había participado en un retiro de Emaús y había transformado de tal manera su vida que le llegó a confesar que aquel fin de semana «fue lo mejor que le había pasado en la vida» y la invitó a hacer el retiro.
Laura no podía entender cómo un retiro de fin de semana fuera lo mejor en la vida de su marido. Dos semanas después de su muerte, ella misma participó en el retiro de Emaús «y entonces lo entendí todo y supe que tras la muerte de mi marido había mucha vida». Reconoció que descubrir el amor de Dios «fue una revolución y se lo quiero transmitir al mundo».
Emaús, dijo, «ha sido ese camino que a mí me ha acompañado, que me ha dado luz y que es mi chute semanal de amor para poder continuar porque tenía, y tengo obviamente, mucho dolor en el corazón, pero a través de estos retiros maravillosos pude descubrir el amor del Señor de una forma diferente que nunca me habían enseñado, con una intensidad brutal y con una rapidez pasmosa».
Este punto de inflexión supuso «descubrir que en el sufrimiento se puede ser feliz y el mundo te oculta el sufrimiento, el fracaso y la muerte y yo, en todo eso había descubierto mucha luz, incluso felicidad». Todo forma parte de un proceso y «a medida que fui gestionando el dolor, se transformó en amor». Laura era una mujer «con una fe heredada, de libro pero eso no tiene nada que ver con el Dios que he conocido, un Dios vivo que ahora tengo en mi corazón y que es tan fuerte que te explota el corazón y no te lo puedes callar». Conocía a Jesús, «pero el que está ahora en mi corazón ha cambiado la perspectiva de mi vida: vivo con los pies en la tierra y la mirada en el cielo, sabiendo que la verdadera vida es la vida eterna».
Recordando a San Juan de la Cruz, afirmó que la cruz pesa más arrastrada que abrazada porque de lo contrario «vives de espaldas a tu realidad y es, precisamente en la cruz donde se produce el verdadero encuentro con Cristo y ahí es donde tu corazón se transforma y el dolor se convierte en amor, como hizo Él». La cruz «es un privilegio porque es un trampolín enorme de crecimiento y sobre todo de vivir con paz».
La noche concluyó con la firma de libros y la posibilidad de compartir con Laura Montesinos las experiencias personales de quienes vieron en ella y en su testimonio de vida, una fuente de inspiración para poder reconstruir la propia y enfrentar cualquier desafío.
La Capilla de la Comunión de la Parroquia de Llucena acogió ayer el acto de presentación de Cáritas Parroquial ante la asistencia de voluntarios, directivos y algunos párrocos del arciprestazgo. El evento comenzó con una Eucaristía en el día en que la Iglesia celebraba a San Benito Abad, patrono de Europa.
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Mosén Héctor Gozalbo, párroco de Villahermosa del Río y cura encargado de Castillo de Villamalefa y Llucena; abrió la tanda de intervenciones. Gozalbo habló sobre la caridad en la Doctrina Social de la Iglesia -tomando como base el documento “Caritas in veritate”- recordando que “el amor es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz” y señaló que “la principal función que tiene la Doctrina Social de la Iglesia es colaborar en la construcción del reinado de Dios en la tierra y cómo esto supone una sociedad que favorezca de una manera clara el amor y la misericordia”. Enfatizó también la idea de que la caridad es la vía maestra de la Doctrina. Porque, como dice el mismo Jesús, es la síntesis de toda ley. Sin caridad, todo pierde valor y queda incompleto. Porque una fe sin obras, es una fe muerta…
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Ana Rosa Negrín, Técnica de Formación y Voluntariado de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón insistió en tener claro que los protagonistas son las personas que estamos ayudando y señaló que quienes vienen a nosotros “son personas vulnerables que pasan un dolor”. Por eso nuestra visión debe estar encaminada a acoger y acompañar a quienes lo necesiten. Porque quienes lo pasan mal “esperan compresión y empatía. No rechazo”. Y puso en valor algo muy importante: la escucha. “A veces las personas más que ayuda necesitan que las escuchen. Porque la soledad es otra de las pobrezas de nuestra sociedad”, puntualizó. “La aceptación es incondicional. Y una parte fundamental es que descubran su potencialidad”, concluyó.
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Después intervinieron voluntarios de Cáritas de las parroquias de l’Alcora, Sant Joan de Moró y Figueroles; que contaron sus experiencias personales sobre todo en la cuestión de la acogida hacia los más necesitados. Y el testimonio de Paola (joven acogida en l’Alcora) puso de manifiesto esa realidad de los que llegan sin rumbo y sin saber qué pasara en un futuro y se encuentran con nuevas oportunidades. El párroco de l’Alcora y Arcipreste de la zona, mosén Pepe Aparici; recordó que es fundamental “un trato de tú a tú con las personas” señalando que “hace más quien quiere, que quien puede”.
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El acto concluyó con las palabras de Paco Mir, Director de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón. “Es un encuentro de amor el que posibilitamos desde Cáritas. Por eso es tan importante el acompañar y estar con los que nos necesitan”, indicó. Y puso de manifiesto las cifras que reflejan la necesidad de existencia de este organismo: 125.000 personas en exclusión severa tenemos en nuestra Diócesis. El director de Cáritas concluyó su intervención con una frase muy conocida: “Lo único que crece cuando se reparte es el amor”. El encuentro concluyó con un picoteco de fraternidad en los salones parroquiales de Llucena.
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