«Allí donde nos necesitas, abrimos camino a la esperanza»
Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón organiza el Campo de Verano 2024, para jóvenes a partir de los 16 años, que tendrá lugar del 1 al 5 de julio de 09 horas a 17 horas en el Centro de Acogida Mare de Déu del Lledó de Castellón.
En el Campo de Trabajo conocerás la situación en la que se encuentran las personas sin hogar y cómo les acompañamos en sus procesos personales. Colaborarás en los distintos servicios que el centro les ofrece, conocerás qué es Cáritas y cómo colaborar como voluntario o voluntaria.
¡Colabora compartiendo tu tiempo con personas en situación de sin hogar!
La Diócesis de Segorbe-Castellón tiene una cita importantísima el día 22 de junio a las 11:00 horas. Álvaro González, formado en el Seminario diocesano Mater Dei; y Pablo Durán y José Salas, formados en el Seminario diocesano Redemptoris Mater; recibirán el sacramento del orden sacerdotal en una ceremonia presidida por monseñor Casimiro López en la Santa Iglesia Concatedral de Santa María, en Castellón.
“Vocación, ¿te suena?”
Por ello, la Delegación diocesana para la Pastoral Vocacional ha organizado una celebración, en la parroquia de San Miguel Arcángel de Castellón, en la que los tres diáconos darán su testimonio sobre la vocación y sobre cómo, gracias a ella, han visto en sus vidas el amor de Dios. Será el próximo domingo día 9 de junio a las 18:00 h., y comenzará con la oración de las Vísperas y una catequesis. Concluirá con un ágape.
¡Te esperamos!
Desde la Pastoral Vocacional realizan una invitación a quienes estén interesados en conocer más sobre la vocación sacerdotal, en especial a todos los jóvenes de la Diócesis, ya que se trata de una oportunidad única para escuchar los testimonios inspiradores de estos jóvenes diáconos y para reflexionar sobre la llamada de Dios en nuestras propias vidas.
La Delegación diocesana para la Pastoral Universitaria y la Cultura, junto a Casa de Misericordia, ha organizado varias eucaristías de jóvenes, para jóvenes y con jóvenes. Son los días 4, 5 y 6 de junio a las 8:15 h en la parroquia de El Salvador de Castellón. El fin es rezar para que cada estudiante pueda encontrar y realizar su vocación profesional, la llamada profunda a colaborar en la Creación y que todo cante la Gloria de Dios.
Según explica el Delegado de la Pastoral, D. Samuel Torrijo, se trata de una iniciativa que se ha puesto en marcha para que, durante estos días de exámenes y de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), “los estudiantes puedan afrontar este momento desde Dios, consiguiendo encontrar un espacio de amistad con Jesucristo, de tranquilidad y de seguridad, sabiendo que el Señor nos acompaña en todo momento”.
El próximo domingo, día 9 de junio, en el Seminario diocesano Mater Dei se celebrará la Fiesta Final de los Encuentros Matrimoniales de este curso 2023-24, organizado por la Delegación diocesana para la Familia, y al que están invitados todos los matrimonios y familias de la Diócesis.
Como explica el Delegado diocesano para la Familia, D. Luis Oliver, este “ha sido el año de la consolidación de estos Encuentros con su formato. Ha sido la tercera edición, y ya son conocidos en la Diócesis por muchos matrimonios que, sea de modo esporádico o más constante, acuden con el deseo que renovarse en el Señor y encontrar una comunión con otros matrimonios”.
Cabe indicar que se han organizado en colaboración con las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret de Benicàssim, han tenido una gran acogida entre los matrimonios de la Diócesis, y este curso pastoral se han centrado en “Las Pequeñas Virtudes del Hogar”. Además, las tres ediciones han seguido el mismo esquema. Con nueve sesiones durante el curso, una al mes en el Mater Dei, con el objetivo de que los matrimonios puedan tener un espacio de calidad para orar ante el Señor, profundizar en los diversos aspectos de su vida conyugal a la luz de la Palabra y también de la experiencia de otros matrimonios. Además, según ha adelantado D. Luis, “para el curso que viene ya estamos preparando la temática, que versará sobre la Teología del Cuerpo muy aterrizada al día a día del matrimonio”.
La Iglesia Católica siempre ha sostenido que la familia es la piedra angular de la sociedad y de la comunidad cristiana. Una de las nociones clave en la enseñanza católica es la idea de la familia como «Iglesia doméstica», como una pequeña iglesia en la que se vive y se transmite la fe. Los padres, como primeros educadores, tienen la responsabilidad de enseñar a sus hijos los valores cristianos, fomentar la oración y participar en la vida sacramental. Además, el Catecismo describe a la familia como «una comunidad privilegiada» llamada a cumplir un papel fundamental en la evangelización. A través de las experiencias cotidianas y del testimonio de vida, la familia contribuye a la misión de la Iglesia de anunciar el Evangelio y de formar discípulos de Cristo.
La Iglesia, consciente de los numerosos desafíos y dificultades a las que se enfrenta hoy la familia, ha intensificado sus esfuerzos para apoyarla y promover su bienestar integral. Francisco, por ejemplo, en Amoris Laetitia aborda de manera exhaustiva las alegrías y las dificultades que enfrentan las familias hoy en día, y llama a acompañarlas con amor y paciencia, reconociendo su diversidad y sus complejidades. También subraya la necesidad de políticas públicas que apoyen a las familias y de una pastoral familiar que sea inclusiva y misericordiosa.
En nuestra Diócesis hay múltiples iniciativas para fortalecer a las familias, tanto a nivel parroquial como diocesano, así como de distintas asociaciones y movimientos: Cursos Prematrimoniales, Encuentros Matrimoniales, iniciativas formativas, cursos y propuestas de verano, Centro de Orientación Familiar, Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, Proyecto Amor Conyugal, Equipos de Nuestra Señora, Grupos Parroquiales de Matrimonios, Proyecto Nazareth, Orad-Teen Star, Spei Mater… Y tantos otros que, aunque no están centrados de un modo directo en la familia, trabajan incansablemente para apoyarles en su vida diaria y en su camino de fe.
También, las celebraciones de eventos como los Encuentros Mundiales de las Familias, impulsados por el Papa Juan Pablo II y continuados por sus sucesores, son una muestra del compromiso de la Iglesia con la familia. Estos encuentros son ocasiones para que las familias de todo el mundo se reúnan, compartan sus experiencias y fortalezcan sus lazos a la luz de la fe.
Encuentro Diocesano
Para la Fiesta del 9 de junio, que comenzará a las 10:30 h., se ha organizado un coloquio, café y Adoración. Pero también, Valiván representará la Obra “Renata y Leopoldo”. La conocida empresa familiar dedicada a producir audiovisuales infantiles de contenido cristiano con el fin es evangelizar. Su propuesta comunicadora consiste básicamente en adaptar los contenidos bíblicos, a veces de difícil comprensión, de un modo atractivo, alegre y cercano a las vivencias normales del niño de hoy, sin perder la riqueza y profundidad de los textos originales.
En la función que representarán, Renata y Leopoldo quieren entender mejor como es el amor de Dios. Los niños se identificarán con sus comentarios, preguntas e ideas, y vivirán una experiencia profunda y sencilla. Con atractivos lenguajes, mantendrá al espectador infantil atento y entretenido: música en directo, diálogos entre los artistas y los títeres, sombras chinas, participación del público, etc. Las historias consisten en vidas de santos, leyendas y cuentos de tradición cristiana.
Este fin de semana, todas las parroquias de la Diócesis de Segorbe-Castellón se han vestido de fiesta para celebrar la solemnidad del Corpus Christi, una de las festividades más importantes del calendario litúrgico. Las diferentes comunidades han participado con fervor en las distintas actividades organizadas para honrar el Santísimo Sacramento.
Las celebraciones comenzaron con la Eucaristía, en la que Cristo nos ha dejado el memorial de su entrega total en la cruz por amor a toda la humanidad. En muchas parroquias, la Santa Misa fue el preludio de las procesiones que recorrieron las calles, llevando el Santísimo Sacramento bajo palio y acompañados por los cánticos y oraciones de los fieles.
Una de las tradiciones más arraigadas y vistosas de esta festividad es la confección de alfombras florales. Con gran dedicación y creatividad, los feligreses diseñaron y elaboraron alfombras con pétalos de flores, adornando el recorrido de las procesiones. Estos tapices efímeros embellecen las calles y simbolizan la acogida del Cuerpo de Cristo.
Asimismo, los altares en la calle, preparados por distintas familias y grupos parroquiales, añadieron un toque especial a la solemnidad. Decorados con esmero, estos altares se convirtieron en estaciones de oración y adoración durante las procesiones. La comunidad se detuvo en cada uno de ellos para rendir homenaje y elevar sus plegarias al Santísimo.
La festividad del Corpus Christi en la Diócesis de Segorbe-Castellón ha sido, una vez más, un momento de profunda espiritualidad y unión comunitaria. Las parroquias han demostrado su compromiso con las tradiciones y su fervor religioso, haciendo de esta celebración una experiencia memorable y significativa para todos los participantes.
La Acción Católica General de la Diócesis de SegorbeCastellón, como asociación laical creada para la evangelización de las personas y de las realidades en las que está inmersa la parroquia, se presenta como un instrumento adecuado para el desarrollo de un laicado articulado en la vida parroquial. Así, este pasado fin de semana han celebrado su asamblea de final de curso en la ermita de la Virgen de Gracia de Vila-real.
Tras la acogida de los participantes tuvo lugar la oración de la mañana a lo que siguió un balance de las principales actividades celebradas durante el presente curso pastoral en el que la realidad el Primer Anuncio ha estado muy presente. A este balance general siguió el realizado por los responsables de los sectores de adultos e infancia, responsable de economía.
La realidad del Primer Anuncio estuvo muy presente en el resto de la jornada, en el que se pudieron escuchar varios testimonios de los Encuentros Cuatro40, que se han organizado por primera vez en nuestra Diócesis en el presente curso pastoral. Los frutos de estos encuentros se empiezan a observar tras los encuentros postreiores que se han ido celebrando en diferentes parroquias.
La jornada finalizó con la celebración de la Eucaristía y una comida fraterna que materializó la riqueza de compartir la fe en comunidad.
La Hermandad Obrera de Acción Católica celebró ayer una jornada de convivencia, celebración y reflexión, que estuvo abierta a todos los que quisieron participar.
Los miembros de HOAC, como organización de trabajadores y trabajadoras cristianos, tienen como objetivo extender en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia la conciencia de la necesidad de cuidar el trabajo, para cuidar la vida de las personas, de las familias y de la sociedad.
Su máxima, tal como dice el Papa Francisco, implica concienciarnos a todos que, para cuidar la vida necesitamos cuidar el trabajo, la dignidad que el trabajo tiene y da, porque el trabajo no es solo un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo.
Mons. Casimiro López LLorente preside la Solemnidad del Corpus Christi en Segorbe
La Santa Iglesia Catedral de Segorbe acogió ayer tarde con toda Solemnidad la Santa Misa que antecedía a la procesión que más tarde recorrería las calles de la capital del Alto Palancia. El Señor, presente en el Santísimo Sacramento del Altar era venerado públicamente ensalzando su presencia viva y real entre nosotros.
El Obispo de Segorbe-Castellón presidía la Santa Misa, acompañado del Cabildo Catedral. D. Federico Caudé, así como por una representación de sacerdotes concelebrantes, diáconos y seminaristas. Como ocurriera el sábado en Castellón, especial protagonismo tuvieron también las niñas y niños de Primera Comunión que junto a sus catequistas ocupaban los primeros bancos, seguidos de sus padres y el resto de los fieles.
También las principales autoridades políticas, civiles y militares se sumaron a la celebración en la que D. Casimiro, a partir de la liturgia de la Palabra puso el énfasis en el memorial de la pasión, muerte y resurrección del Señor que «que bajo las especies dle pan y del vino se entrega a todo hombre como alimento y bebida de salvación», dijo, de forma que la solemnidad del Corpus Christi, «nos ayuda a crecer en la conciencia del lugar central que corresponde a la Eucaristía en nuestra vida como cristianos, como comunidad eclesial y en nuestra historia».
Describió la Eucaristía como «memorial, comunión y presencia» porque conmemoramos «el sacrificio redentor de Jesús en la cruz que actualizamos de modo incruento en cada Santa Misa» donde «el Señor mismo se nos da en comida de salvación», y «presencia real, permanente y sustancial bajo la apariencia de pan de Cristo resucitado entre nosotros».
El amor de Dios
El sacramento eucarístico fue el hilo conductor de una homilía en la que «el amor de Dios» estuvo muy presente pues «es el mayor signo del amor de Dios hacia todos los hombres, manifestado de una vez para siempre en el sacrificio redentor de Cristo en la cruz que nos descubre el verdadero rostro de Dios».
D. Casimiro recordó también que la Eucaristía «es el sacramento de la nueva y eterna alianza de Dios con la humanidad en Cristo» pues el cuerpo entregado y la sangre derramada de Cristo son un nuevo y definitivo pacto entre Dios y la humanidad. Una entrega, recordó el Obispo, que es única «para la reconciliación de la humanidad con Dios y que la actualizamos de modo ininterrumpido en cada Santa Misa para que el amor de Dios alcance a todos en todos los tiempos». En esta alianza definitiva «instaura una relación radicalmente nueva de Dios con los hombres; una relación de amor y de comunión de vida establecida por Jesucristo» quien durante su vida, advirtió D. Casimiro, «no tuvo otro fin que darnos a conocer y comunicarnos el misterio de Dios que es amor, comunión de vida y de amor infinito en sí mismo».
Eucaristía: centro de la vida de la Iglesia
El Obispo se refirió también a la Eucaristía como centro de la vida de la Iglesia, de todo cristiano y de toda comunidad cristiana, «fuente de la que nos nutrimos y, a la vez, cima hacia la que caminamos que está destinada a ser «fermento de la unidad de Dios con los hombres y de estos entre sí». La Iglesia nace y se renueva en cada Eucaristía y sin «la participación plena en este sacramento, la fe y la vida de todo cristiano languidecen, se apagan y terminan muriendo».
Exhortó a participar de una manera activa y plena en cada Eucaristía «para perseverar y existir como discípulos del Señor y no ser cristianos de ocasión que han dejado de ser sal en la tierra y luz en el mundo, que se han mundanizado». Del mismo modo invitó a «la fraternidad participando de la Eucaristía de la que brota el mandamiento nuevo del amor: amaos los unos a los otros, como yo os he amado».
Llamados a la caridad
D. Casimiro recordó también que coincidiendo con el Corpus Christi celebramos el Día de la Caridad. Dejándonos empapar del amor de Dios «todos estamos llamados a vivirlo de tal modo que a todos llegue porque a todos está destinado».
Se refirió al lema de la Semana de la Caridad este año y «abrir caminos de esperanza siendo cristianos «llamados a ser la comunidad de los que se conmueven ante la necesidad de los demás que siguen los pasos de Jesús y se implican en la atención de los más desfavorecidos». Todos los que en la comunión comparten el amor de Cristo «son enviados a ser sus testigos».
Finalmente exhortó a «contemplar su amor supremo, participando de Él y dejándonos moldear para ser testigos comprometidos de su amor en el mundo».
«Seamos sembradores de amor, de perdón y de reconciliación»
La Concatedral de Santa María, en Castellón, acogió ayer tarde la celebración de la fiesta del Corpus Christi con la celebración de la Santa Misa que estuvo presidida por Mons. Casimiro López Llorente y concelebrada por el Deán de la Concatedral y párroco de Santa María, D. Miguel Simón; y por el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, así como por el conjunto de párrocos de la ciudad que se sumaron a esta celebración conjunta y acompañaron a los catequistas y niños de Primera Comunión de sus respectivas parroquias. También lo hicieron las autoridades políticas, policiales y militares de la ciudad, con la alcaldesa Dª. Begoña Carrasco a la cabeza.
La liturgia de la Palabra dio paso a la homilía del Obispo que dirigió, principalmente, a las niñas y niños de Primera Comunión que, junto a sus catequistas, padres y familiares, tuvieron un papel destacado en la celebración. D. Casimiro hizo una catequesis sobre la Eucaristía poniendo el broche final a la formación que han recibido como paso previo. Así explicó cómo tras la lectura de la Palabra alza el Evangelio en señal de «bendición al Pueblo de Dios que recibe la Palabra de Dios aquí y ahora».
Recordó que lo más importante de la celebración de la Eucaristía es rememorar la última cena de Jesús con sus apóstoles en la que «toma el pan, lo bendice, lo parte y dice tomad y comed esto es mi Cuerpo; tomad y bebed esta es mi sangre». Con esta bendición, continuó D. Casimiro, «instituyó la Eucaristía y pidió que así lo hicieran siempre en memoria suya».
Memorial, banquete y presencia
Tres palabras sonaron con fuerza en el mensaje que nuestro Obispo trasladó a los más pequeños. Memorial, banquete y presencia. De esta forma explicó que la Eucaristía «no es un mero recuerdo, sino un memorial que actualiza, cada vez que celebramos la Santa Misa, lo que ocurrió en la última cena» y cada vez que se repite es el mismo Jesús quien a través del Obispo o sacerdote lo hace en conmemoración suya. «Ese es el mandato para actualizar el memorial de la última cena» dijo D. Casimiro, y que anticipa lo que ocurriría después al ser entregado a la Cruz derramando su sangre.
Por ello la Eucaristía «es el memorial del misterio pascual, de su muerte y resurrección para que todo el que crea en Él tenga vida eterna» sellando una nueva alianza que «es un pacto de comunión de Dios, que es amor, con toda la humanidad». Desde entonces, «el pecado y la muerte han sido vencidos y brota la esperanza para toda la humanidad».
El Señor se nos da cuando comulgamos, continuó el Obispo, «porque el pan se ha convertido en su cuerpo y el vino en su sangre». Se refirió así a la comunión como banquete y «como alimento necesario para todos los cristianos» recordando su primera comunión y animándolos «a que no sea la última y a hacerlo con fe, creyendo de verdad que es el Cuerpo de Jesús», que se hace presente en nosotros.
Él nos atrae hacía sí mismo para formar junto a Él un mismo Cuerpo. En este sentido explicó que «la Eucaristía no puede faltar en la vida de un cristiano que quiera vivir de verdad como un creyente y como un testigo del Señor». Si faltase la Eucaristía, «la Iglesia dejaría de existir», advirtió. Participando del amor de Dios a través de la Eucaristía «genera una fraternidad entre nosotros para que seamos testigos de su amor en el mundo».
«Día de la Caridad»
El amor que recibimos al participar de la Eucaristía es un amor para compartir «con aquellos que no tienen, con los pobres de pan, de cultura de Dios, con los destruidos, con las personas viven en soledad, que están enfermas, que necesitan nuestro acompañamiento». Se refirió así a la celebración del «Día de la Caridad» y al mandamiento del amor: «amaos los unos a los otros como yo os he amado». Y así es como se nos da el mismo Jesús en la cruz, afirmó, «hasta el final, derramando hasta la última gota de su sangre para darnos la vida».
Para terminar, Mons. Casimiro López Llorente exhortó a los presentes «a ser sembradores de amor de perdón y de reconciliación». La cruz, dijo D. Casimiro como en otras tantas ocasiones, «no tiene una denominación histórica, sino que es el signo puro de reconciliación».
La presencia del Señor a la que hizo alusión el Obispo durante la homilía, fue real en el transcurso de la procesión por las principales calles de la ciudad para, como él mismo había dicho durante la homilía «ofrecer a nuestra sociedad y al mundo, el amor de Dios que está presente en Cristo Eucaristía». Siendo así, «hemos de adorarlo para que contemplando el amor de Dios, nos dejemos llenar de ese amor, nos dejemos transformar por Él para, allí donde estemos, seamos testigos del amor de Dios para el mundo».
Y así fue pues los fieles de la ciudad se rindieron a la grandiosidad del Señor que bendijo a su paso a cuántos le alababan con cánticos, oraciones y postrándose ante Él. Representantes de las principales Cofradías, así como asociaciones y movimientos se sumaron a la procesión solemne que culminó de nuevo en la Concatedral con la bendición final.
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