Intenciones de oración del mes de febrero
Con el inicio del mes de febrero se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa: “oremos para que la comunidad eclesial acoja los deseos y las dudas de los jóvenes que sienten la llamada a servir la misión de Cristo en la vida sacerdotal y religiosa”.
Por ello, Francisco propone acompañar el discernimiento: “Es necesario acompañar a los jóvenes, caminar con ellos, escucharlos, provocarles, moverles para que vayan más allá de las comodidades en las que descansan, despertar el deseo, interpretarles lo que están viviendo, llevarlos a Jesús y siempre favoreciendo la libertad para que respondan a la llamada del Señor libre y responsablemente.”
Oración Mensual
Padre bueno,
que sigues llamando jóvenes
a servir la misión de Cristo
en la vida sacerdotal y religiosa,
enséñanos a acoger sus dudas y deseos.
Te pedimos que nos concedas
mayor apertura y cercanía a sus preguntas,
desde una escucha atenta y gratuita,
para acompañar mejor sus discernimientos
con una libertad y entusiasmo renovados.
Que como comunidad eclesial
cultivemos una pastoral vocacional
alegre, valiente, auténtica y movilizadora.
Que, centrándonos en Jesús y su reino,
animados por la fuerza del Espíritu Santo,
generemos condiciones favorables
para que el ‘evangelio de la vocación’
encienda el corazón de quienes
se abren a tu llamada.
Amén.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por aquellos que viven la riqueza de los distintos carismas en la vida consagrada, para que sean testigos misioneros de los valores del Reino en el mundo”.
En su mensaje del pasado domingo, con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, nuestro Obispo D. Casimiro expresaba lo siguiente:
«Se pide a las personas consagradas caminar con esperanza y sembrar esperanza. Las dificultades actuales de la vida consagrada como la falta de vocaciones, el envejecimiento, el cierre de conventos y de obras educativas, caritativas y apostólicas, el rechazo o la irrelevancia social podrían llevar a la tristeza, al desaliento o la desesperanza de cara al futuro. Es precisamente en esta situación donde hemos de escuchar la llamada a caminar con esperanza, que brota de la fe confiada en el Señor de la historia. Jesús nos sigue diciendo “No tengáis miedo. Confiad en mi”. El Papa Francisco nos pide permanecer despiertos y vigilantes para no caer en la desesperanza.
De otro lado, con frecuencia encontramos a personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo. Hay quienes han perdido toda esperanza, familias en dificultad, niños abandonados, jóvenes sin futuro alguno, enfermos y ancianos abandonados, encarcelados desesperanzados, ricos hartos de bienes y con el corazón vacío, hombres y mujeres en busca del sentido de la vida y sedientos de lo divino. En estas situaciones, las personas consagradas están llamadas a sembrar esperanza, a poner signos tangibles de la esperanza que no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (cf. Rom 5,5). Es una esperanza que tiene como fundamento a Cristo Jesús, nuestra esperanza, en quien hemos puesto nuestra confianza. Él es la esperanza que no defrauda y que permitirá a la vida consagrada seguir escribiendo una gran historia en el futuro, conscientes de que nos asiste el Espíritu Santo para continuar haciendo cosas grandes con nosotros.»