Con renovada esperanza y dispuestos a ser acogidos por la Virgen, la peregrinación diocesana a Nuestra Señora de Lourdes, partió ayer hacia el Santuario
Casi 500 personas desde diferentes puntos de la Diócesis de Segorbe-Castellón partieron ayer en autobuses y coches particulares en dirección al Santuario de Lourdes.
La peregrinación, integrada por 75 enfermos, un equipo de médicos y sanitarios, sacerdotes y hospitalarios, llegaba ayer tarde-noche al pequeño municipio del pirineo francés.
Los hospitalarios de Segorbe-Castellón viajan de nuevo al Santuario Mariano, viendo el rostro de Jesús en cada uno de los enfermos a quienes van a acompañar y asistir, conscientes de que la peor enfermedad es la del alma.
Diferentes delegaciones celebraron esta misma semana la “Misa de Envio” elevando petición a la Virgen María para que las vivencias de estos días se prolonguen durante el año y podamos vivir en nuestras comunidades parroquiales la fraternidad, el servicio y el amor que viviremos estos días en Lourdes.
D.Casimiro, muy unido siempre en oración por quienes más sufren, encabeza esta peregrinación, que a las 8,30 de esta mañana participará en la Misa en la gruta, que se podrá seguir en directo a través del canal de youtube del Santuario.
Durante la celebración, el Obispo de la Diócesis ha presentado ante la Virgen a los jóvenes y niños de la Hospitalidad de Segorbe-Castellón.
El próximo fin de semana, organizado por nuestra Hospitalidad diocesana, peregrinaremos un año más al Santuario de Lourdes, acompañando a setenta y cinco enfermos. Quien ha estado en Lourdes sabe que en pocos otros lugares como en la Gruta de Massabielle se experimenta la presencia cercana y amorosa de nuestra Madre, la Virgen María, que nos alienta en nuestro camino y nos lleva siempre al encuentro con su Hijo.
Este año, ante la imagen de la Inmaculada en la Gruta, recordaremos la misión que la Virgen encomendó a Bernardita, el 2 de marzo de 1858, durante la decimotercera de las dieciocho apariciones: “Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión”; y más en concreto, nos centraremos en la segunda parte de sus palabras: “que se construya aquí una capilla”. Bernardita cumplió la misión que la ‘Señora’ le había encargado, se dirigió al párroco de Lourdes, Mn. Peyramale, y poco después comenzó la construcción de la capilla, centro del Santuario. ¿Cuál es el significado de todo ello?
La construcción de la capilla requiere unas bases. En este lugar, la base existe. A nivel material es la Gruta, cuyo tesoro es la fuente, sobre la que se construirá la capilla pedida por la Virgen: la Basílica de la Inmaculada Concepción. En el plano espiritual, la base de la capilla y, por tanto, de toda peregrinación a Lourdes, es el contenido de la relación que María entabló con Bernardita. Y este contenido es la gracia que Dios da a la Virgen María, la ‘Inmaculada Concepción’: Dios la llena de su gracia para que la difunda ampliamente en la Gruta de Lourdes a todos los peregrinos.
En efecto; el gran milagro de Lourdes no son tanto las curaciones de algunas personas, sino la aceptación de la gracia de Dios que una multitud de enfermos y peregrinos recibe a través de María, la Virgen Inmaculada. Su fruto es la conversión, es decir, la vuelta de la mirada y del corazón a Dios, la aceptación de la salvación ofrecida por Cristo Jesús, la esperanza que no defrauda, y el cambio de vida. Es la gracia propia del Santuario. No se trata de una gracia entre otras. Es la gracia inicial del Evangelio: “Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca” (Mt 3,2).
La petición que tuvo que transmitir Bernardita fue la de construir una capilla para que la Gruta se convirtiera en santuario y en un lugar de peregrinación, donde se pudiera rezar y celebrar los sacramentos de Eucaristía y de la Misericordia. Todo empezó con el rezo del santo Rosario que Bernardita rezaba con María. También hay que mencionar la ‘procesión’ que, para Bernardita, era la marcha con los demás en recogimiento y oración silenciosa desde su casa hasta la Gruta, como preparación para el encuentro con la ‘Señora’, y luego el momento de acción de gracias al final del mismo.
Además la Virgen añadió un gesto que se ha convertido en lo específico de la Gruta de Lourdes: “Vaya a beber y a lavarse en la fuente”. Este gesto ilumina las actividades de la piedad popular, pero también se refiere a la vida sacramental, fuente de purificación, de vida y de gracia. Al gesto del agua se unen otros dos gestos, uno vinculado a la roca y otro a la luz. Estos tres gestos introducen al Misterio pascual, al misterio de la muerte y resurrección de Jesús, el Salvador del mundo, la roca sobre la que fundamenta nuestra fe y luz para el mundo. La petición de construir una capilla abre por tanto a la celebración de los sacramentos de la Iglesia y a participar en su vida y en su misión de anunciar el Evangelio y llevar al encuentro con Cristo.
En nuestra peregrinación a Lourdes daremos una vez más gracias a Dios por el regalo precioso que nos ha hecho al entregarnos a María como Madre. La Virgen es siempre presencia de Dios, de su vida, amor, perdón y ternura en nuestras vidas; a sus pies depositaremos nuestros sufrimientos y nuestras fragilidades; en ella, consoladora de los afligidos, encontraremos consuelo maternal. María nos llevará al encuentro con su Hijo, la misericordia encarnada de Dios. Nuestra Señora de Lourdes nos enseñará a acoger a Dios, su gracia y su voluntad en nuestras vidas para seguir caminando con fe, confiando y esperando siempre en Dios, incluso en la enfermedad y en la dificultad. Con mi afecto y bendición.
La veneración tuvo lugar ayer en el contexto de una Eucaristía celebrada en la Gruta de Lourdes de Vilavella que estuvo presidida por el P. Mauricio, coordinador de lengua española en el Santuario de Ntra. Sra. de Lourdes, y concelebrada por el consiliario de la Hospitalidad Diocesana, D. José Luis Valdés.
Los fieles del municipio se sumaron, junto a los voluntarios y hospitalarios, a la celebración que sirvió para tener presente los mensajes que la Virgen dio a santa Bernardita y para afrontar desde la fe, las dificultades por las que todos atravesamos en la vida.
Acogerse a Nuestra Señora de Lourdes en momentos de sufrimiento y dolor, como ocurre en el caso de la enfermedad, nos ayuda a ser testigos de la luz de Cristo y reflejarla en todos los que nos rodean.
Durante la celebración, los fieles pudieron realizar el tradicional gesto del agua y, tal como sucede en el Santuario de Lourdes, se bendijo a los enfermos y presentes con el Santísimo Sacramento.
Mañana, miércoles 26 de abril, la Gruta de Lourdes de la Vilavella acogerá la visita de Santa Bernardita.
Se celebrará en el contexto de la celebración de la Eucaristía, a las 19 h., con la veneración y gesto del agua, presidida por el P. Mauricio, coordinador de lengua española en el Santuario de Ntra. Sra. de Lourdes.
La fe y devoción se hicieron sentir durante la Eucaristía celebrada en la parroquia de Lourdes, en La Vall d’Uixó, con motivo de la vista del relicario de Santa Bernardita.
La Junta de la Asociación de la Virgen acogió con agrado la posibilidad de recibir la reliquia, gestión que ha realizado el presidente de la Hospitalidad Diocesana, D. Pascual Aznar. De esta forma, el Padre Mauricio Elías, sacerdote responsable de idioma español en el Santuario de Lourdes, celebró la Eucaristía que estuvo concelebrada por D. José Luis Valdés, consiliario de la Hospitalidad Diocesana, y por el párroco, Mosén D. Mauro Zúñiga.
Fieles y devotos de la Virgen se sumaron al acto en el que además, se rezó el Santo Rosario por los enfermos. Del mismo modo, fue muy bien acogida la celebración del «gesto del agua», tras la celebración de la Misa, por el importante significado que tiene, especialmente para los enfermos.
La Parroquia Ntra. Sra. de Lourdes, en La Vall d’Uixó celebra además, cada 11 de febrero, la festividad de la Virgen bajo esta advocación, que se suma a la Novena y a la Unción de enfermos.
El Seminario Diocesano Mater Dei ha acogido esta mañana la celebración de la Asamblea anual de la Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes que ha reunido a los hospitalarios y consiliarios de las diferentes secciones de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Todo ello tras la celebración de las elecciones a la presidencia que tuvieron lugar el pasado 5 de marzo, en la que se presentaron las candidaturas de Pascual Aznar y Noelia Nicolau. Con un 42% de la participación, finalmente resultó elegido D. Pascual Aznar, que afronta, a partir de ahora, el reto inminente de la organización de la próxima peregrinación diocesana prevista para el mes de junio.
La Asamblea comenzaba a las 10.30 horas con la oración de la mañana, para abordar, a continuación, el orden del día que, entre otras cuestiones, ha presentado las cuentas anuales.
Lema Pastoral del año
El consiliario de la Hospitalidad Diocesana, D. José Luis Valdés, presentó el lema pastoral de este año y que, tal como se presentó en el 49º Congreso Nacional de Hospitalidades celebrado el pasado año en Castellón, tiene su origen en las palabras que dirigió la Virgen a Bernardita: «Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla».
En este sentido, esta es la meditación que se propone para la preparación de las peregrinaciones que se van a celebrar en este 2023, incluida de la nuestra Hospitalidad y que está dirigida a todos cuantos participan en la labor pastoral que realizan los capellanes del santuario de Ntra. Sra. de Lourdes en favor de los peregrinos.
Por eso, más que ninguna otra, esta historia singular de María y Bernardita está iluminada por las Sagradas Escrituras, la Enseñanza de la Iglesia, pero también por la experiencia de los peregrinos de Lourdes que no dejan de vivirla.
Tal como recordó D. José Luis Valdés, el lema es una invitación «a la misión» trasnmitida a Bernardita, por María misma, objeto de esta misión desde su Inmaculada Concepción, para participar plenamente en la ofrenda de su Hijo para la salvación del mundo.
El papel de los sacerdotes
Como ministros de la Palabra y de los sacramentos, los sacerdotes anuncian a Cristo Jesús y lo entregan sacramentalmente para que cada bautizado sea fortalecido por él. Servidores de la Iglesia, los sacerdotes enseñan y santifican al pueblo santo y fiel de Dios.
María ama a los sacerdotes con un amor maternal y protector, viendo en cada uno de ellos un ministro servidor y cooperador ferviente de su Hijo para la salvación del mundo.
Y, como hace con Bernardita, María atrae hacia sí a los pecadores a los que indica los sacerdotes para que vayan a confesar sus pecados y reciban el perdón sacramental de todas sus faltas y vivan de la superabundancia de la misericordia de Dios.
A todo ello se suma la petición de construir una Capilla. En el plano espiritual, es el contenido de la relación que María entabló con Bernardita lo que es la base de la capilla y, por tanto, de la peregrinación a Lourdes.
Este contenido es la gracia que Dios da a María, para que la difunda ampliamente en la Gruta de Lourdes. Las curaciones y milagros son solo un aspecto. Así, el gran milagro de Lourdes no se encuentra en las curaciones de algunas personas, sino en la gracia de la aceptación que una multitud recibe de María, la Virgen Inmaculada. El fruto de esto es la conversión, es decir, el cambio de vida y la aceptación de la salvación ofrecida por Cristo Jesús.
La asamblea finalizaba este mediodía con una Eucaristía que ha estado presidida por el Obispo, Mons. Casimiro López Llorente a lo que ha seguido una comida fraterna. Durante la homilía el Obispo se ha referido a la figura del «hijo menor» en este tiempo de Cuaresma, y recordando la parábola del Hijo pródigo se ha referido a la veces que abandonamos la casa del Padre. El hijo menor, ha dicho «nos muestra el camino del arrepentimiento de nuestros pecados y faltas para volver al Padre» y ha exhortado ha analizar nuestra vida «a la luz de la Palabra, mirándonos a nosotros mismos con los ojos de Dios», para recorrer el camino del Hijo pródigo y que nos nos ocurra cómo al hermano mayor, «siendo misericordiosos como nuestro Padre con aquellos que no piensan como nosotros».
Medio centenar de feligreses de la Parroquia La Sagrada Familia de La Vilavella, junto a su párroco, D. Ignasi del Villar, viajaron el pasado fin de semana al Santuario de Lourdes para celebrar la festividad de la patrona de los enfermos. A ellos se sumaron fieles de otras parroquias de la Diócesis y el sacerdote de Segorbe, D. Juan Manuel Beltrán.
Viajaron durante la noche del pasado viernes en autobús para poder participar, ya el sábado 11 día de Nuestra Señora de Lourdes, de todos los actos programados por el Santuario con motivo de la celebración. De hecho en un solo día, peregrinos llegados de diferentes lugares, junto a los de nuestra Diócesis, participaron en todos los actos que se celebraron para venerar a la Virgen: Misa internacional, bendición del Santísimo a los enfermos y la procesión de las antorchas.
Los peregrinos diocesanos coincidieron con el Consiliario de la Hospitalidad de Segorbe-Castellón, D. José Luis Valdés, que se encontraba en Lourdes asistiendo a unas jornadas de formación. Ya el domingo por la mañana, los sacerdotes de la Diócesis concelebraron la Misa en la gruta, a los pies de la Virgen, junto al Consiliario de Valencia, que presidió la Eucaristía.
El pasado viernes por la noche regresaban a Castellón los hospitalarios, enfermos y peregrinos que han regresado, en peregrinación diocesana, al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes tras dos años de pandemia. Casi prácticamente sin restricciones, con todas las precauciones y con una agenda de celebraciones repleta, este año, en Lourdes, se ha podido volver a sentir a la Virgen, y de su mano, encontrarse con el Señor a las casi 300 personas que han participado de la peregrinación de nuestra Diócesis.
Poco antes del regreso, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón hizo balance (ver vídeo) de lo que ha significado regresar al Santuario. En primer lugar, D. Casimiro da gracias a la Virgen «por habernos acompañado en todo este tiempo y recuperar el ánimo y la esperanza». Ha tenido también palabras de recuerdo para todos aquellos que, durante este tiempo, «han sido llamados por el Padre», y también por todos los que han contribuido, desde su experiencia profesional y esfuerzo, a contraer efectos peores en esta pandemia, como ha sido el trabajo de los sanitarios.
Todos los integrantes de la peregrinación (casi 300 en total) han participado activamente en cada una de las celebraciones y actos que tuvieron lugar entre el lunes 27 y el viernes 30 de junio. La peregrinación arrancaba con el largo viaje en autobús por parte de la gran mayoría de participantes. Otros se adelantaron para que a su llegada todo estuviera organizado en el Accueil Notre-Dame, hospital del Santuario donde se hospedan los enfermos.
El martes a primera hora de la mañana, los peregrinos pudieron pasar por la gruta, donde es habitual pasar las manos por las rocas de donde brota el agua. Fue uno de los momentos donde la devoción a la Virgen, Nuestra Señora de Lourdes, se manifestó con mayor fervor. A los pies de la gruta esperaba el Obispo, D. Casimiro, para bendecir a todos y cada uno de los participantes. Allí se vivieron momentos realmente emocionantes, también se visualizó que siempre hay lugar para la esperanza y sobre todo para avivar nuestra fe.
Tras el saludo a la Virgen, a los pies de la Gruta, se celebró la Proclamación de la Palabra en la Basílica del Rosario y un acto Penitencial, lo que supuso la administración del Sacramento de la Reconciliación, sanando heridas y recibiendo la ansiada Misericordia del Señor, que se compadece de todos sus hijos.
Ya por la tarde se celebró una Misa en la Capilla de Santa Bernadette, presidida por D. Casimiro, donde se administró la Unción de Enfermos por parte de D. Casimiro y los 12 sacerdotes que han asistido espiritualmente a los peregrinos.
A continuación, diferentes diócesis participaron el la Procesión de las Antorchas y el rezo del Santo Rosario. Allí se visualizó el servicio de los hospitalarios, siempre alegres y dispuestos a mostrar el rostro de Jesucristo.
Miércoles: Solemnidad de San Pedro y San Pablo
Fue un día de intensas emociones porque nuestro Obispo presidió la Misa Internacional en la Basílica Pío X que acogía a miles de enfermos y peregrinos, no solo de diferentes diócesis españolas, sino de otras de otros países.
El mensaje de D. Casimiro arrancó aplausos al poner el énfasis en que «lo decisivo en el cristiano es el encuentro con el Señor Resucitado». Durante la homilía, reconfortó y consoló a los enfermos, dándoles el aliento que necesitan para superar las dificultades a las que se enfrentan. También tuvo palabras de reconocimiento al Santo Padre, por quien pidió «oración en estos tiempos tan difíciles».
Por la tarde se celebró la Procesión del Santísimo, custodiado por los obispos participantes, donde los sanitarios de la Diócesis de Segorbe-Castellón y otras ocuparon un lugar preferente que precedía a los enfermos, siempre acompañados por los hospitalarios transportistas cuyo servicio es encomiable puesto que transportan a los enfermos de un lugar a otro tirando de ellos.
La jornada finalizó con una velada festiva organizada por lo casi 70 jóvenes que han acudido este año al Santuario como hospitalarios, aportando la energía y fuerza que se precisa en los momentos de mayor decaída. Cantos, bailes y juegos convirtieron una velada lluviosa en alegría desbordante.
Jueves: Santa Misa en la Gruta, «Gesto del agua» y Via Crucis
La jornada amenazaba lluvia. Llovió, y mucho, pero eso no impidió que miles de peregrinos asistieran a la Misa en la Gruta. A los pies de la Virgen, presidida por el Obispo de Jaén y concelebrada por Monseñor Casimiro López Llorente y el Obispo de Mondoñedo-Ferrol, todos los participantes recibían palabras de ánimo, consuelo y esperanza. A continuación se celebró el «gesto del agua» que sustituye al tradicional baño en las piscinas debido al protocolo COVID y que se celebra en la más estricta intimidad. Previamente, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón oró junto a los enfermos y peregrinos.
Debido a la intensa lluvia, la meditación y rezo del Via Crucis se celebró en la Capilla de Santa Bernadette. Jóvenes hospitalarios se ubicaron a los pies del Altar, lo que permitió a todos visualizar y seguir el paso por la estaciones que estuvieron introducidas por los sacerdotes que han participado en la peregrinación, y meditado por nuestro Obispo.
La jornada finalizó con el agradecimiento de D. Casimiro a todos los hospitalarios por su servicio, así como sus palabras de aliento ante los momentos de dificultad donde la fragilidad nos puede vencer. Las palabras de D. Casimiro supusieron el aliento necesario para, en este Año Jubilar que estamos viviendo, invitarnos a la conversión personal y comunitaria para, siempre juntos, salir a la misión.
Demos Gracias a Dios
Desde estas líneas, damos gracias a Dios por habernos llevado de nuevo a Él de manos de su Madre, la Santísima Virgen, así como a todos aquellos que han facilitado nuestro trabajo para hacer llegar, a todos cuantos no han podido peregrinar al Santuario, el consuelo del Señor de la mano de María, su Madre, y Madre de todos.
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