Vigilia Pascual: con renovada alegría anunciamos que ¡Cristo vive. Ha resucitado!
A las 20.00h de esta tarde, en la Santa Iglesia Catedral, en Segorbe, el Obispo de la Diócesis ha presidido la Solemne conmemoración litúrgica de la Resurrección del Señor. Tras una noche en vela en honor del Señor, en esta antiquísima tradición se celebra la noche santa en la que el Señor resucitó, considerándose la madre de todas las santas liturgias.
La celebración ha comenzado con las luces del templo apagadas, mientras que la bendición del fuego, los ritos de preparación y el encendido del cirio pascual que representa la «Luz de Cristo» se ha realizado fuera del templo al que han accedido el Obispo y los Ministros por el pasillo central, proveyendo de luz a los feligreses que, sin moverse de sus bancos ya habían sido provistos previamente de sus cirios. Así, tras el inicio de la Vigilia o lucernario, se ha cantado el Pregón Pascual y tal como ha anunciado nuestro Obispo «hemos entrado en la Noche Santa de la Resurrección del Señor» y ha dado inicio, en silencio meditativo a la lectura de la Palabra de Dios.
Liturgia de la Palabra
La liturgia de la Palabra se ha celebrado con las lecturas del Libro del Génesis (1 y 2), y del Libro del Éxodo 14, intercaladas por el Salmo 103, precioso poema que se convierte en un verdadero himno a Dios, creador y conservador del universo y de todo lo que en él hay, todas las maravillas y esplendores de la creación, en su diversa y rica manifestación; así como el salmo 15 y el del Éxodo, dando paso a la Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos y a la Proclamación del santo Evangelio según San Mateo (28:1-10). Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento hablan de Cristo e iluminan la Historia de la Salvación y el sentido de los sacramentos pascuales produciéndose un diálogo entre Dios que habla a su Pueblo a través de las lecturas y el Pueblo que responde a través de los Salmos.
La homilía del Obispo se ha centrado en esta buena noticia, «antigua y siempre nueva» ha remarcado D. Casimiro, que resuena de nuevo en esta Vigilia Pascual: ¡Cristo vive. Ha resucitado!, «este es el centro de nuestra fe cristiana». En esta Noche Santa se cumplen las Escrituras proclamadas durante la liturgia como «manifestación del amor de Dios y de su voluntad salvífica universal» ha dicho el Obispo, recuperándose así todo el sentido de la creación pues el hombre, «creado por Dios a su imagen y semejanza, en comunión con Dios, con sus semejantes y la creación, está llamado a esa comunión en Cristo».
El mensaje de esta noche está cargado de esperanza pues, como ha resaltado D. Casimiro, «la muerte ha sido vencida, el pecado ha sido borrado, la humanidad ha quedado reconciliada». A través de la Resurrección de Jesucristo «todo está revestido de una nueva vida, y, en Cristo la humanidad es rescatada por Dios, y recobra la esperanza».
Renovación del Bautismo
En esta noche también renace el pueblo de Dios, la Iglesia, «con quien Dios ha sellado una alianza eterna y toda la tierra exulta y glorifica al Señor». En el transcurso de la Vigilia Pascual se renuevan las promesas del Bautismo, «renunciando a Satanás para creer firmemente en Dios y en sus planes de salvación». Y es modo nuevo de vida, ha dicho el Obispo, «no es temporal, sino inmortal y eterna, supone una vida en libertad de la esclavitud del pecado para ser libres y vivir en servicio constante del Dios vivo».
A través del bautismo, recibimos el don inicial de «ser cristianos y participar de la misma vida de Cristo», y esta noche a través de la renovación bautismal renovamos nuestra participación en la misma vida de Dios, creciendo y madurando a través del resto de sacramentos, de la oración y del compromiso de caridad en la Iglesia. En este sentido, el Obispo ha resaltado que vivir esta vida divina, supone «no vivir para sí mismo, porque egoísmo y Dios se excluyen; quien vive la vida divina vive para los demás ya que en los ellos descubre la presencia del Resucitado». Quien vive para Dios, ha enfatizado D. Casimiro, «transpira amor y perdón, alegría y paz, felicidad y esperanza; se convierte así en verdadero apóstol, testigo de la resurrección, despertando en cuantos encuentra a su paso el deseo de Dios».
Para terminar, ha invocado a María como testigo gozosa de la Resurrección para que «nos ayude a todos a caminar en una vida nueva» saliendo de ese hombre viejo que cada uno de nosotros hemos dejado crucificado con Cristo y «comportarnos como hombres nuevos que viven para Dios en Jesucristo». Tras la homilía D. Casimiro ha procedido de la bendición del agua bautismal dando paso al rito de la renovación del bautismo, la renuncia a Satanás y la profesión de la fe en el que han participado fervorosamente los feligreses segorbinos que han seguido la celebración de forma presencial.
En la celebración de esta tarde-noche la liturgia Eucaristíca cobra un especial sentido pues es la culminación de la noche Pascual pues Cristo, el Señor Resucitado, nos hace participar de su Cuerpo y de su Sangre, como memorial de su Pascua. La ceremonia ha concluido con la Bendición Papal con «Indulgencia Plenaria a todos los presentes que estén verdaderamente arrepentidos, se hayan confesado y hayan recibido la comunión».
Al igual que el resto de celebraciones litúrgicas del Triduo Pascual, la Vigilia ha sido retransmitida en directo por televisión de Castellón, así como otras televisiones locales y también por el canal diocesano de YouTube.