Éxito de la campaña de Navidad 2020 de la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis
El pasado mes de noviembre, la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis lanzó la campaña de Navidad 2020 con mucha incertidumbre.
Bajo el lema «Presos y Familias», era el décimo tercer año consecutivo que la Pastoral lanzaba su campaña de Navidad, con la que la Iglesia tenía los objetivos de recaudar dinero y hacer visibles a los presos y a sus familias, «invisibles por la pandemia».
La pandemia ha zarandeado todas nuestras estructuras y proyectos, y está dejando como consecuencia demasiadas pobrezas: emocionales, psicológicas, laborales y evidentemente económicas.
Sonia Barreda, delegada diocesana de Pastoral Penitenciaria, ha explicado que “desde la delegación salimos a contar a nuestra Diócesis como los presos son víctimas de todas las pobrezas mencionadas, y como además esta pandemia los ha hecho mucho más invisibles”.
“Los muros de nuestras cárceles son ahora mucho más altos y difíciles de atravesar, para poder visitar a un familiar o llevarle ropa, para recibirlo en la calle disfrutando de un permiso o simplemente para que pueda llamarles por teléfono”, informa.
En este sentido, la pastoral ha podido ser su voz en los tiempos de Adviento y de Navidad, “las parroquias de nuestra Diócesis nos han abierto las puertas generosamente y han dejado que los pobres de los pobres sean también parte de su comunidad”, ha continuado. Todos los sábados y domingos, en varias eucaristías se pudo escuchar testimonios de voluntarios que acercaban una realidad que para muchos es desconocida.
Según la Delegada, “como fina lluvia que penetra en la tierra, esto dio su fruto y ha hecho posible que muchos feligreses, parroquias, comunidades de religiosos y religiosas hayan dado valor a la misericordia en forma de aportaciones económicas, y con ellas se ha cubierto con éxito la campaña más complicada que seguramente vamos a vivir”.
“La incertidumbre con la que comenzábamos se transformó poco a poco en sorpresa y especialmente en agradecimientos por tanta generosidad. Satisfacción por el trabajo y el esfuerzo realizado a pesar de las dificultades que el maldito bicho nos ponía cada día, satisfacción cuando ahora veremos que hombres y mujeres podrán salir de permiso a nuestras casas, recibirán peculio que podrán invertir en llamadas de teléfono, recibirán zapatillas nuevas y ropa de abrigo para tan gélido invierno etc. ¡Y se repite el milagro de los panes y los peces! (Mt 14, 13-22), a pesar de nuestra incredulidad”, concluye Sonia Barreda.