Como todos los años en estas fechas, Manos Unidas Castellón celebró, el sábado pasado, su Asamblea Diocesana anual, aunque en esta ocasión de modo online, y en la que participaron todas las Delegaciones Comarcales.
El Consiliario Diocesano de Manos Unidas, Juan Crisóstomo Nangagahigo, dirigió un momento de oración, y la presidenta-delegada, Amparo Faulí, reconoció la labor del voluntariado, animó a la unidad y a seguir trabajando con ilusión, a pesar de las circunstancias.
Pusieron en común todos los proyectos, como la campaña “Tus pesetas pueden salvar vidas” o la Cena del Hambre virtual que la comarcal de Vila-real celebrará el próximo domingo, 29 de noviembre. También, los voluntarios han visitado durante los últimos días un gran número de iglesias, de establecimientos y de ayuntamiento para colocar unas huchas.
Todo ello con el objetivo de seguir recaudando fondos para los proyectos que se habían asumido este año, y que están ubicados en Camerún y en Haití. En el primero se trata de la formación, equipamiento y espacios sanitarios en una zona rural. En el segundo se quiere apoyar la mejora de la capacidad de atención y prevención de enfermedades.
El Banco de España dejará de canjear pesetas por euros el próximo 31 de diciembre, 18 años después de que la peseta fuera sustituida por el euro como moneda de curso legal en España.
Según datos del Banco de España, se calcula que en la actualidad los españoles tenemos aún sin canjear en pesetas el equivalente a 1.610 millones de euros, cantidad que representa cerca del 3% del saldo total en circulación a 31 de diciembre de 2001 (48.750 millones de euros).
Manos Unidas ha visto en esta circunstancia una oportunidad para mejorar sus ingresos, y con ellos, su trabajo por los más desfavorecidos, y ha decidido para poner en marcha una campaña de captación de fondos bajo el nombre de “Tus pesetas pueden salvar vidas”.
Con ella, hace un llamamiento a sus socios, colaboradores y amigos para que revisen esas monedas y billetes que pueden tener aún olvidados en algún rincón y piensen que pueden convertirse, por muy pocos que sean, en un tesoro que cambie la vida de muchas personas.
Amparo Faulí, presidenta-delegada de Manos Unidas de Segorbe-Castellón, ha informado de que todas aquellas personas que quieran colaborar en la campaña y donar a Manos Unidas las pesetas que aún conserven, tanto en monedas como en billetes, deberán dirigirse a la Delegación de Manos Unidas en Castellón, situada en C/San Luís, nº 15, o a las comarcales.
El jueves pasado, 17 de septiembre, Manos Unidas ofreció Misas por las víctimas de la pandemia y otras causas, de voluntarios, familias, socios, colaboradores y personas cercanas a la organización católica de ayuda al desarrollo. Las celebraciones se realizaron en Castellón – donde el consiliario, Juan Crisóstomo Nangagahigo presidió el acto en la Concatedral de Santa María -, San Pedro de Segorbe, la Arciprestal de San Jaime en Villareal, la Natividad de Almazora y Santo Tomás de Villanueva en Benicasim.
Calificada por el Papa Francisco como la «esclavitud del S. XXI», la trata de personas se define por la captación, traslado o recepción de personas con fines de explotación, recurriendo para ello a la amenaza u otras formas de coacción, al rapto, al abuso de poder o a una situación de vulnerabilidad.Esta explotación incluye la derivada de la prostitución y de otras formas de explotación sexual.
«Hay trata porque tenemos una “economía que mata”» afirmó el Papa Francisco en 2017. «Y la trata de personas sigue siendo una de las peores formas de esclavitud en 2020»,apunta Patricia Garrido, responsable de proyectos de Manos Unidas en el sudeste asiático.
Múltiples factores favorecen que se produzcan situaciones de trata: por ejemplo, nacer en un hogar pobre y en una familia monoparental, pertenecer a una minoría étnica, a una familia desestructurada…«Vivir en países con alto porcentaje de población joven en situación de extrema pobreza y con elevados índices de desempleo, con alta tasa de abandono escolar,con graves carencias en servicios básicos como la sanidad o la seguridad, falta de acceso de las mujeres a educación básica y a recursos financieros… son otras situaciones que propician que mujeres y personas menores de edad sean consideradas mercancías, siendo explotadas incluso por sus propias familias», explica Patricia Garrido.
La pobreza es una de las principales causas de la trata y la cifra de personas que pasan hambre en el mundo no ha parado de subir desde 2015, año en el que también se dio un considerable repunte de casos contabilizados de trata, llegando a los casi 25.000 solo en ese año, y siendo una cifra que continúa en ascenso. Según el último informe de la ONU, las estimaciones actuales indican que cerca de 690 millones de personas en el mundo padecen hambre y la pandemia del coronavirus podría sumar unos 130 millones de personas más a las que estarían en riesgo de padecer hambre severa a finales de 2020.
El «tráfico de novias» hacia China, un mercado emergente en el sudeste asiático
Una nueva tendencia está surgiendo en los últimos tres años en el sudeste asiático, el mayor mercado de prostitución del mundo: el «tráfico de novias»hacia China.
El contexto en el que se encuentran las mujeres en esas regiones no es fácil: la discriminación y la violencia contra la mujer se extiende por países como Laos, Myanmar y Tailandia, donde mujeres y niñas son las responsables de obtener los ingresos familiares, pues en numerosas ocasiones los hombres caen en el consumo de alcohol y drogas ilícitas. Además, el acceso a la educación y la salud es muy limitado, así como la disponibilidad de agua, electricidad e infraestructuras básicas.
«La pobreza obliga a muchas mujeres a emigrar para trabajar en el servicio doméstico, en restaurantes y, sobre todo, en la prostitución», explica Patricia Garrido.Es el caso de muchas minorías étnicas, en las que las niñas son obligadas a tener relaciones sexuales desde muy jóvenes y, debido a la política de hijo único que China ha tenido por décadas, existe un déficit de mujeres respecto a hombres que aumenta la presión de China sobre países fronterizos, lo que supone que cada vez más chicas sean vendidas a China para matrimonios forzados. «Los hombres chinos pagan entre 10.000 y 20.000 dólares para traer al país mujeres extranjeras», afirma Patricia Garrido.
La pandemia está agravando la situación
La pandemia que ha azotado a todo el planeta este año no ha hecho más que empeorar la situación de las víctimas de trata ya que «los prostíbulos han cerrado a causa del confinamiento y muchas chicas han quedado encerradas allí, pero sin ingresos ni nada que comer», según aseguran desde Alliance Anti Trafic, socio local de Manos Unidas en Tailandia, «organización muy competente con la que llevamos muchos años colaborando, acompañándoles en su trabajo contra esta esclavitud moderna que es la trata de personas», explica Patricia Garrido.
Por otro lado, Alliance Anti Trafic también advierte de que muchas mujeres que han perdido su empleo a causa del confinamiento, emigrarán o entrarán en la prostitución para poder sobrevivir. Además, las víctimas de la trata tienen menos acceso a los servicios básicos debido a la pandemia, ya que la prostitución es ilegal en Tailandia y a estas mujeres se les ha denegado la ayuda gubernamental prevista para quienes hubieran perdido su empleo. Asimismo, al haber cerrado los prostíbulos, muchas chicas se han introducido en el mercado de la prostitución online, encontrando clientes a través de redes sociales.
El papel de Manos Unidas contra la trata en el sudesteasiático
Para combatir esta situación, Manos Unidas colabora estrechamente con Alliance Anti Trafic en iniciativas y proyectos puestos en marcha en Laos, Myanmar y Tailandia, países donde se produce la mayor concentración de trata y tráfico de personas. Las víctimas son niñas que tienen relaciones sexuales desde muy jóvenes y pasan a ser propiedad de los hombres. Frecuentemente, estas chicas desconocen los mecanismos de ayuda, y las nuevas formas de captación y explotación virtual basadas en el uso de las nuevas tecnologías y redes sociales complican la identificación de los delincuentes, lo cual dificulta el poder combatir estos crímenes. Igualmente, el desplazamiento de las víctimas a las zonas fronterizas, donde los mecanismos de protección institucionales escasean, tampoco facilita la lucha contra la trata.
Para proteger a estas mujeres y activar los mecanismos que permitan disminuir el riesgo de sufrir estos delitos, Alliance Anti Traficha creado e implementado, con la ayuda de Manos Unidas, un sistema de detección y notificación de casos de tráfico de personas, que permite identificar a las víctimas de abuso sexual o trata y a aquellas en riesgo de serlo. Para ello, forma a exvíctimas de trata, para ser «agentes del cambio» en sus comunidades y que puedan ser testigos fiables en los tribunales, así como a voluntarios que conforman una amplia red de detección y notificación de casos de tráfico y explotación de personas.
La crisis del coronavirus y el forzado confinamiento han detenido las iniciativas de Manos Unidas para recaudar la financiación para los proyectos asumidos. Desde la central de esta organización católica de ayuda al desarrollo, se ha decidido que en algunos países, como en India, se desvíe temporalmente la ayuda al ámbito sanitario. En el caso de los proyectos de la Delegación diocesana, éstos siguen adelante ya que, precisamente, son un apoyo para atajar la pandemia.
Ayer, el hotel Intur de Castellón acogió la rueda de prensa y la conferencia de Clara Pardo, Presidenta Nacional de Manos Unidas, que con motivo de la próxima celebración del Día Internacional de la Mujer llevaba por título “Otro mundo es posible. El compromiso de las mujeres de Manos Unidas”.
Las mujeres de Manos Unidas
«Este año, todos los que formamos Manos Unidas recordamos que hace 60 años un grupo de mujeres de Acción Católica, partiendo del manifiesto de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC), decidió declarar la guerra al hambre», decía Pardo.
«Durante 61 años, esta organización formada principalmente por mujeres valientes, hemos mantenido ese espíritu de lucha contra el hambre, contra la injusticia y contra el dolor, en un mundo de abundancia, intentando con nuestro esfuerzo compensar las desigualdades en el mundo. Un camino que no hubiera sido posible sin el apoyo de socios, voluntarios y colaboradores» añadía.
Los objetivos siguen siendo los mismos
La asociación de la Iglesia Católica en España tiene 5.000 voluntarios y más de 70.000 socios que ayudan a mejorar la situación de hambre, de sanidad y de educación de más de 1,5 millones de personas en todo el mundo.
«Es triste que los objetivos sigan siendo los mismos 60 años después, pues sigue habiendo 821 millones de personas que pasan hambre en el mundo, y si todos nos paráramos a pensarlo seríamos mucho más eficaces en esta lucha», ha defendido.
«Nuestras fundadoras siempre decían que “la única batalla que no se puede ganar es la que damos por perdida”, hay gente y alimentos suficientes para acabar con el hambre, pero lo que no hay es espíritu y voluntad suficiente para ello», ha explicado.
Mujeres en guerra contra el hambre
Según la presidenta, «nuestros proyectos no tienen ningún tipo de discriminación, ni por sexo, ni por raza ni por religión, pero sí que es cierto que, desde nuestra experiencia, cuando involucras a una mujer tienes una mayor garantía de éxito, pues cuando una mujer se involucra se involucra toda una familia».
Un ejemplo de ello son las mujeres emprendedoras de África, que crean fondos de microcréditos para ayudar a garantizar la alimentación de sus familias, pues necesitan mejorar sus procesos productivos y de gestión. «Las monjas con las que trabajamos y que atienden a estas mujeres dicen que “las mujeres solo piden el futuro que ellas no han tenido”», añadía.
Segorbe-Castellón
Nuestra diócesis, ha explicado, «es una gran diócesis que aporta mucho, por ejemplo gracias a las cenas del hambre, una forma muy buena de recaudar y de sensibilizar». «La de aquí es una delegación que tiene un equipo de voluntarios muy importante, y gracias a ellos podemos llegar a mucha gente».
La organización católica ‘Manos Unidas’ celebra estos días su campaña anual en la lucha contra el hambre en el mundo y por el desarrollo de los pueblos más pobres. “Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú”. Así reza el lema de este año que quiere mostrar la íntima relación que existe entre el hambre y la pobreza, y el deterioro del planeta. En efecto: los pueblos más pobres son también los más afectados por la crisis medioambiental. Manos Unidas se hace eco de esta situación y nos cuestiona nuestros modos de vida y de consumo insolidarios e insostenibles; y quiere contribuir a la defensa de los derechos humanos, especialmente de las personas más vulnerables del planeta, trabajando por el derecho a una vida digna, que incluye el indispensable derecho a la alimentación en un medioambiente adecuado.
“Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú”, este es el lema con el que Manos Unidas invita a tomar una aguda toma de conciencia sobre la dramática situación de destrucción que afecta a la «casa común», con la consiguiente desaparición de ecosistemas, el deterioro del territorio, y la fragilidad de las comunidades más pobres.
En Castellón, la ONG católica acaba de lanzar su campaña anual para el año 2020, en un acto que ha contado con la presencia de la presidenta-delegada diocesana, Amparo Faulí, del Obispo, Casimiro López Llorente, así como de Marcel Bikongnyuy, sacerdote camerunés que ha explicado los proyectos que Manos Unidas desarrolla en su país.
Faulí ha explicado que «en esta ocasión, la delegación de Castellón se ha propuesto llevar a cabo dos proyectos, los dos sanitarios, uno de ellos en Haití, para equipar las salas materno-infantiles de un centro de salud, y el otro en Baalseng’la, Camerún, con el que ampliar la formación sanitaria, construir un quirófano, y mejorar los espacios de acogida y atención sanitaria». En total se necesita reunir 155.507 € para poder atender a todas las personas beneficiadas por ambos proyectos, alrededor de 13.000.
Por su parte, Bikongnyuy ha hecho un recorrido por los principales problemas con los que se encuentra la población rural de Camerún, siendo los pobres y necesitados los principales afectados, en especial los niños y las mujeres, «disponen de agua contaminada y enferman, pero además pueden llegar a recorrer distancias de hasta 60 Km para buscar y trabajar una tierra productiva, con el desgaste físico que ello conlleva».
Mons. López Llorente ha defendido que «como católicos debemos sentirnos interpelados sobre las causas de esta crisis ecológica y de las desigualdades sociales, y debemos ser colaboradores a través de nuestros hábitos de vida y de consumo, pues lo que hacemos aquí repercute allí».
«La casa común, la creación, el mundo, se nos ha dado como un don, no para esquilmar, sino para cuidar con responsabilidad, con justicia y con solidaridad – continuaba – y el cambio que necesitamos debe comenzar por la mente y el corazón para terminar en acción».
La crisis climática tiene un rostro humano
“Manos Unidas lucha contra el hambre y promueve el desarrollo humano integral de todas las personas – se puede leer en la web de la ONG – Este 2020 es momento de luchar por un planeta sostenible, contra la pobreza y por el cuidado del medio ambiente, nuestra casa común”.
«El modelo de vida dominante, nuestro consumismo, las estructuras de poder y la cultura del derroche en la que vivimos, provocan el actual deterioro medioambiental y las crisis humana y social que lo acompañan», explica el papa Francisco en Laudato Si’, su segunda encíclica.
Mañana, miércoles 5, en los salones de Cajamar en Castellón (C/En medio) a las 19 h., el Obispo presidirá el lanzamiento de la Campaña de Manos Unidas, uno de los actos más importantes de la agenda solidaria de la ciudad, en la que además se contará con la presencia del sacerdote camerunés Marcel Bikongnyny.
Actualmente, el padre Bikongnyny está en la localidad de Cedrillas, Diócesis de Teruel y Albarracín, pero procede de la Diócesis de Kumbo (Camerún), lugar en el que la delegación de Manos Unidas Castellón ha asumido el proyecto de reunir los 72.948 € necesarios para ayudar a dar solución a las urgentes necesidades sanitarias de la zona.
A raíz del lema de este año, “Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú”, Marcel ha explicado que «en esas zonas rurales la tierra cada vez es menos productiva, hay problemas con la potabilidad del agua, hay inseguridad alimentaria, y si alguien se pone enfermo, o una mujer de parto, tiene que desplazarse más de 10 Km andando para que haya una atención médica digna y adecuada». «Pequeñas acciones aquí pueden cambiar e incluso salvar la vida a mucha gente allí, y quiero garantizar a la gente que todo lo que se aporta aquí llega allí», ha continuado.
Amparo Faulí, presidenta diocesana de Manos Unidas, explica que «el objetivo es construir un quirófano, mejorar los equipamientos y espacios sanitarios, pero también nos gustaría ayudar en la formación y preparación del personal sanitario».
Con este proyecto no solo se pretende garantizar una atención digna, adecuada y cercana, sino que «también se pretende poner en marcha un seguro local sanitario para ayudar a la gente pobre, ya que allí la sanidad pública es de pago, con precios habitualmente no asequibles para la población», ha continuado el sacerdote camerunés.
Cabe recordar que el socio colaborador son las religiosas Siervas de María de los Enfermos, que contabilizan que los beneficiarios de este proyecto serán alrededor de 10.000 personas. «Quiero agradecer, en nombre de los niños, de las mujeres, de los enfermos y de las personas más vulnerables», ha finalizado Marcel, «a los castellonenses, a los voluntarios y socios, colegios, así como a instituciones y ayuntamientos por su importantísima colaboración con Manos Unidas».
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