Como cada año en los días previos a la Navidad, la Pastoral Penitenciaria organiza diversos actos en los centros penitenciarios de la provincia, Castellón I en la capital de la Plana, y Castellón II en Albocàsser. Aunque en esta ocasión, debido a la crisis sanitaria que estamos atravesando, D. Casimiro López Llorente no ha podido compartir con los internos estos actos.
Pero ello no ha sido motivo para que el Obispo dejase de felicitarles la Navidad, dirigiéndoles unas palabras de esperanza y de consuelo.
La Instrucción pastoral “Un Dios de vivos”, sobre la fe en la resurrección, la esperanza cristiana ante la muerte y la celebración de las exequias, se ha presentado hoy en la sede de la Conferencia Episcopal Española. Este documento se aprobó en la pasada Asamblea Plenaria de la CEE celebrada del 16 al 20 de noviembre.
En el acto de presentación han intervenido los presidentes de las dos Comisiones Episcopales que han redactado de manera conjunta el documento: Mons. Enrique Benavent, de Doctrina de la Fe, y Mons. José Leonardo Lemos, de Liturgia; además del secretario general de la CEE, Mons. Luis Argüello.
La motivación es doble, ya que por una parte está la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, y que tiene como componente esencial la propuesta de la victoria de Jesucristo sobre la muerte. Y por la otra el hecho de que, en los últimos años, llegaran preguntas de las diferentes diócesis sobre la forma de abordar nuevas situaciones de las celebraciones de las exequias.
Todo ello en un año en el que la muerte ha sido una de las protagonistas, como consecuencia de la pandemia del Covid-19 y por la aprobación, en el Congreso de los Diputados, de la proposición de ley que despenaliza la eutanasia.
En esta Instrucción, los obispos españoles recuerdan las verdades fundamentales del mensaje cristiano sobre la resurrección y la vida eterna, así como sugerencias para el acompañamiento de las personas que sufren por la muerte de un ser querido. Así, afirman que “la atención y cercanía en los momentos difíciles del duelo es una acción pastoral de la Iglesia que requiere una preparación, una formación y una espiritualidad adecuada”.
El documento se divide en cuatro partes y un apéndice. La primera parte analiza “La situación actual y retos pastorales”; la segunda explica “La fe de la Iglesia; la tercera cómo “Acompañar en el momento de la muerte”, la cuarta la importancia de “Celebrar las exequias cristianas”, y el apéndice ofrece “Orientaciones sobre los columbarios”.
Celebrado en formato mixto, presencial y online, el sábado pasado tuvo lugar un encuentro en Madrid en el que se constituyó el Consejo Asesor de Laicos, un órgano que tiene encomendada la labor de impulsar la fase postcongresual del Congreso de Laicos, celebrado el pasado mes de febrero, y organizado por la Comisión Episcopal para Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española.
En este encuentro participó de forma presencial Francisco Javier Vicente, Delegado Diocesano de Apostolado Seglar, representando a la Provincia Eclesiástica Levantina.
Francisco Javier Vicente indicó que este Consejo es fruto del Congreso de Laicos, para dar continuidad al proceso que se inició, en un claro apoyo a las diferentes delegaciones de Apostolado Seglar y al laicado, tanto al asociado como al no asociado (parroquias, movimientos, asociaciones…).
Asimismo, a éste le corresponde determinar cómo articular los trabajos del postcongreso y facilitar la recepción del mismo en nuestra Diócesis durante los próximos 10 años, para lo que se va a realizar un encuentro mensual.
D. Luis Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal Española, manifestó que la creación de este Consejo es «un motivo de esperanza para la Iglesia española» en un contexto socio-político complejo, que hace imprescindible «que todos los miembros del Pueblo de Dios y, particularmente, los fieles laicos, vivamos la Doctrina Social de la Iglesia y nos hagamos presentes en la vida social y política española».
POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA,
OBISPO DE SEGORBE-CASTELLÓN
En atención a las circunstancias generadas por la pandemia del Covid-19, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, mediante decreto de 16 de este mes de diciembre, nos ha concedido a los Ordinarios del lugar la facultad de permitir celebrar cuatro Misas en las solemnidades del día Navidad (25 de diciembre), de Santa María, Madre de Dios, o Año Nuevo (1 de enero) y de la Epifanía del Señor o de Reyes (6 de enero), a los sacerdotes que residen en nuestras diócesis, siempre que lo consideren necesario para el bien de los fieles.
En virtud de esta facultad que me concede la Congregación para el Culto Divino y mirando al bien de nuestros fieles, por el presente
DECRETO
que los sacerdotes que residen en nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón, siempre que lo consideren necesario para el bien de los fieles, puedan celebrar cuatro Misas el día de la Natividad del Señor (25 de diciembre), el día de Santa María, Madre de Dios, o Año Nuevo (1 de enero) y el día de la Epifanía del Señor o de Reyes (6 de enero). Esta autorización tiene como objetivo facilitar a los fieles la participación en la Santa Misa en los días citados, máxime teniendo en cuenta que las autoridades sanitarias han reducido el aforo de nuestras iglesias al y treinta por ciento. Recomiendo a los sacerdotes que hagan uso de esta facultad respetando siempre las normas vigentes para detener la propagación del virus.
En relación con las intenciones y el estipendio recuerdo que es de obligada aplicación lo establecido en el canon 951 del Código de Derecho Canónico y en la legislación diocesana.
Envíese el presente decreto a todos los sacerdotes, publíquese en la página web y en el Boletín del Obispado y guárdese en el archivo de nuestra Curia.
Dado en Castellón de la Plana a veintiuno de diciembre del Año del Señor de dos mil veinte.
Tanto el hecho de haber sido aprobada la ley orgánica para la regulación de la eutanasia, como la forma en la que se ha aprobado, es algo escandaloso y torticero, pues no solamente supone el reconocimiento de un derecho inventado, “derecho a morir” le llaman, sino que se asume como una prestación básica del Sistema Nacional de Salud.
Es llamativo como, al igual que se está haciendo con otras leyes, no se está buscando un mínimo de consenso con las partes implicadas, interesadas y conocedoras de este tema. Además de otras organizaciones, asociaciones y sociedades, no se ha tenido en cuenta para nada la voz del Comité de Bioética de España (CBE).
En este sentido, el pasado el 6 de octubre, el CBE publicó un informe sobre `el final de la vida y la atención en el proceso de morir, en el marco del debate sobre la regulación de la eutanasia´, con el objetivo de ofrecer elementos para la reflexión y la deliberación.
Tal y como indica el Comité en la introducción de dicho informe, “deben ser bienvenidos todos los argumentos que permitan, desde la prudencia, nutrir el mismo, sobre todo, cuando éstos proceden, con mayor o menor acierto, del máximo órgano consultivo del Estado y los poderes públicos en materia de Bioética”.
Se trata de un informe muy interesante en cuanto que aclara varios conceptos de necesario conocimiento a la hora de abordar el tema con seriedad. Entre otros, trata el marco legal actual del homicidio compasivo y el auxilio al suicidio en el ordenamiento jurídico español, la protección de la vida humana como valor ético y legal sustancial, la eutanasia y el profesionalismo médico, y la eutanasia y la vulnerabilidad en situaciones especiales (como son la discapacidad, la enfermedad mental e infancia).
También se realiza un análisis bastante claro de lo que son y de lo que suponen los cuidados paliativos. Éstos “han demostrado en numerosos estudios que ahorran recursos económicos a los sistemas públicos de salud, ya que facilitan que los pacientes sean atendidos en sus domicilios, evitando así los ingresos innecesarios en hospitales de tercer nivel, con alta tecnificación y que no están preparados para el cuidado de estos pacientes, posibilitando, además, la obstinación terapéutica y diagnóstica, con el consiguiente sobrecoste añadido. Los pacientes desean ser cuidados en su propio domicilio, por personas capaces y con el apoyo de profesionales formados para ello”.
Todo ello a pesar de que, “lamentablemente, pese a que constituyen un derecho asistencial para todos los ciudadanos que los necesitan -y es responsabilidad del Estado, sus respectivas instituciones u otros organismos y gestores garantizar su cumplimiento- hoy día, en nuestro país, muchos pacientes no pueden beneficiarse de ellos y mueren en peores condiciones de las humanamente aceptables y deseables”.
Entre sus conclusiones, el CBE aclara que “legalizar la eutanasia y/o auxilio al suicidio supone iniciar un camino de desvalor de la protección de la vida humana cuyas fronteras son harto difíciles de prever, como la experiencia de nuestro entorno nos muestra”.
Además, estos “no son signos de progreso sino un retroceso de la civilización, ya que en un contexto en que el valor de la vida humana con frecuencia se condiciona a criterios de utilidad social, interés económico, responsabilidades familiares y cargas o gasto público, la legalización de la muerte temprana agregaría un nuevo conjunto de problemas”.
“Responder con la eutanasia a la `deuda´ que nuestra sociedad ha contraído con nuestros mayores tras tales acontecimientos, no parece el auténtico camino al que nos llama una ética del cuidado, de la responsabilidad y la reciprocidad y solidaridad intergeneracional”, explica al final en relación a la muerte, y las circunstancias, de miles de mayores durante estos meses a causa de la pandemia del Covid-19.
Esta mañana, con una Eucaristía presidida por el Obispo, D. Casimiro López Llorente, los fieles de las parroquias de Onda y de Artesa han celebrado la apertura del Año Mariano de Ntra. Sra. de la Esperanza.
Cada Año Santo Compostelano, como lo es el 2021, el municipio celebra el Año Mariano dedicado a la Virgen de la Esperanza, patrona de la ciudad. Así fue declarado, mediante decreto, por el Obispo en el año 2009, el último Año que se celebró.
En su homilía, D. Casimiro indicaba que comenzamos este nuevo Año Mariano “centrando nuestra mirada en la Virgen de la Esperanza”, y lo hacemos bajo el lema `No tienen vino´ (Jn. 2, 3), lo que “suscita en nosotros el recuerdo de la situación que estamos atravesando de pandemia sanitaria, de crisis económica y laboral, y de otras pandemias que brotan cuando el hombre y la mujer apartan su mirada de Dios”.
De la Virgen de la Esperanza nace el Salvador, “que es la esperanza que no defrauda”, ha continuado, “y en Él, en el Hijo de Dios que se hace carne en el seno virginal de María” nos muestra Dios “designios de amor por toda la creación, de forma especial por el ser humano”, por ello “Dios está con nosotros, nunca nos abandona”.
Igual que María le dice a su hijo «No tienen vino», tampoco nosotros “tenemos vino, nos falta la alegría, nos falta la esperanza porque vivimos momentos de incertidumbre, estamos acosados, atenazados por el miedo, por la desesperanza ante tanta pandemia del virus de la mentira y de la muerte”, ha explicado.
Nuestro Obispo ha hablado tres actitudes a poner en práctica durante esta Navidad y durante todo este Año Mariano que comienza: escucha, acogida y misión.
ESCUCHA
“María escucha la Palabra de Dios, «Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo»”, decía para a continuación exhortar a los presentes, “¡Alegraos ondenses!, ¡alegraos todos!, porque Dios nos ama y está con nosotros”. “Dios no necesita de nosotros, sino que nosotros necesitamos de Dios, para que nos abramos a su amor, a su gracia, que es lo mejor que nos puede ocurrir, dejarnos amar por Dios”.
“Todo cuanto tenemos, cuanto existe es puro don de Dios que lo ha puesto en nuestras manos para que lo cuidemos, como hemos de cuidar la creación, pero también cada vida humana desde su concepción hasta su muerte natural”, ha indicado.
ACOGER
“María contestó «He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra»”, “toda ella se puso a disposición de Dios”, acogiendo “en la fe y en la disponibilidad al Hijo de Dios”, y toda su vida será “disponibilidad y servicio a la Palabra de Dios, y desde allí a los hermanos”.
“Acoger la voluntad de Dios en nuestra vida es lo más grande que nos puede ocurrir, porque Dios es un Dios de vivos y no de muertos, solo quiere nuestro bien, nuestra plenitud, nuestra felicidad”.
MISIÓN
La Virgen sale de su casa y se pone rápidamente “en camino para atender a su prima” Santa Isabel, es “la primera misionera” (Papa Francisco). “La fuente de la vida, la fuente de la alegría es Cristo Jesús, el hijo de María, la Madre de la esperanza”, y sabe que “lo que recibe gratis, gratis lo ha de llevar a los demás para que el mundo recupere la alegría, la esperanza, la generosidad, la solidaridad y la fraternidad, recupere el respeto por la vida, por las familias y por la educación de los hijos”, decía al final de la homilía.
La Delegación de Enseñanza de la Diócesis de Segorbe-Castellón, junto a los representantes de los colegios diocesanos, así como padres de alumnos de los mismos, se han sumado hoy a la movilización contra la LOMLOE organizada por la plataforma «Más plurales, más iguales» «para parar el atropello que supone a la libertad de educación, a la libertad de enseñanza y a la libertad religiosa» ha afirmado Mauro Soliva, delegado diocesano de Enseñanza.
Esta forma de hacer leyes «en estado de alarma y cuando la sociedad no puede manifestar aquello en lo que cree y defiende» no ha evitado que hoy se visualice «el rechazo que esta ley está provocando entre los padres, la comunidad educativa y el conjunto de personas que están preocupadas por el sentido auténtico de la educación».
El mensaje de rechazo a la ley Celaá lo es porque «ataca las bases de lo que es la educación integral de las personas, no solo porque conculca el derecho de los padres a la libertad de elección del centro de sus hijos» sino porque además «cuestiona las bases de la propia educación». En palabras del delegado diocesano de Enseñanza esta ley «está convirtiendo nuestros colegios e institutos en meras guarderías y no en lugares donde la persona crezca, se forme, madure, tenga criterio y, desde la libertad, pueda opinar». La razón de ser fundamental de la participación en la movilización por parte de la Delegación de Enseñanza, «es para mostrar todo nuestro apoyo al conjunto de padres que toman conciencia de la necesidad de protestar, para mostrar todo nuestro apoyo a los profesores de la asignatura de religión que también se ven afectados por estos cambios legislativos y al conjunto de familias que libremente eligen un centro con ideario cristiano para sus hijos», ha dicho Mauro Soliva.
Navidad está a las puertas. Y muchos se preguntan cómo será este año la Navidad a causa de la pandemia del Covid-19. Porque sigue habiendo muchas personas contagiadas y fallecidas a causa del virus en todo el mundo; el futuro económico, social y político en nuestro país es incierto y provoca en muchos miedo y desesperanza; vivimos en estado de alarma y de restricción de movimientos; hemos de usar mascarillas, mantener la distancia social y esmerar la higiene; está limitado el número en las reuniones familiares y sociales. Todo esto hará que cambien también muchas cosas que han proliferado y desfigurado la auténtica Navidad, como el consumo desmesurado, las fiestas, las comilonas o las cabalgatas despilfarradoras en muchos casos.
Seguro que nuestra forma de vivir, celebrar y festejar la Navidad será distinta este año. Pero lo que no cambiará es el misterio de fe, que celebramos cada año en Navidad. Siempre, también este año, habrá Navidad. Y la situación causada por el Covid-19 nos puede ayudar a centrarnos en lo fundamental.
En Navidad resuena el anuncio del ángel a los pastores. “Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor” (Lc 2,10-11). Este es el centro y esta es la buena noticia de la Navidad, la razón más profunda de nuestra alegría navideña, que es motivo de nuestra esperanza, siempre y en estos momentos de obscuridad. Como los pastores, los creyentes escuchamos con estupor este anuncio y acudimos con gozo al belén a contemplar este misterio de salvación: el Hijo de Dios se hace carne y acampa entre nosotros. Dios mismo se hace uno de los nuestros y se queda con nosotros, porque este Niño es el Emmanuel, Dios-con-nosotros. Dios se hace hombre para hacernos partícipes de su misma vida divina y de su gloria eterna.
Ese Niño, que yace humilde y pobre en el portal, es el Mesías esperado, es la luz para el pueblo que camina en tinieblas (cf. Is 9, 1). Al pueblo oprimido y doliente se le apareció “una gran luz”. Es la luz de la nueva creación. En el Niño de Belén, la luz originaria vuelve a resplandecer para la humanidad y despeja las tinieblas del mal, del pecado y de la muerte. La luz radiante de Dios aparece en el horizonte de la historia para proponer a los hombres un nuevo futuro de vida y de esperanza, de amor y de fraternidad universal, basado en el perdón, la reconciliación y la solidaridad. Es la luz divina que da valor, dignidad y sentido a la vida de todo ser humano y a toda la creación; sin ella todo estaría desolado; nada tendría sentido.
El Niño-Dios no es una idea o una invención humana, sino que es el mismo Dios que por amor se hace presente entre nosotros. El viene para alumbrar nuestra noche, para orientar nuestros caminos y para llevarnos por la senda de la verdad y del bien. Él viene para sanar nuestras dolencias y perdonar nuestros pecados, para darnos la vida misma de Dios. En medio de la noche fría y oscura, nace Dios. También en estos momentos de pandemia, nace Dios, hay Navidad. Dios nunca nos abandona.
Este es el mensaje y la realidad que emanan del portal de Belén, que nos introduce en el misterio del Emmanuel, el Dios-con-nosotros, despertando nuestra capacidad de asombro y llamándonos a la caridad, la generosidad, la solidaridad con los más desfavorecidos, que sufren, que viven en el abandono y el desconsuelo, y los efectos del Covid-19. El Niño-Dios nos invita con fuerza a contemplar y acoger en Él el amor de Dios, a dejarnos transformar por él y amar a nuestros hermanos como Él. Muchos dicen que no necesitan de Dios y se empecinan en vivir de espaldas a Él. Pero el ser humano, pese a todos los cambios y progresos, permanece siempre el mismo; sufre porque le falta amor; necesita amar y ser amado, ser perdonado y perdonar; todo hombre y toda mujer reclaman consuelo en su sufrimiento y en su soledad, y piden solidaridad en la necesidad material y espiritual.
En Navidad, Dios sale a nuestro encuentro porque nos ama sin condiciones. Es preciso dejarse encontrar y amar por Él. El Amor misericordioso de Dios, que cura, sana y salva, ha venido en Jesús al mundo. Algo ha cambiado definitivamente desde entonces. Y algo puede y debe cambiar en nuestra vida, si contemplamos, adoramos y acogemos al Niño-Dios: las desgracias se tornarán en gracia, la muerte en vida, el sufrimiento en gloria, la tristeza en alegría, el odio en amor, la esclavitud en libertad, los llantos en alegría, y los rencores en fraternidad.
Esta mañana, en la sede provincial de la Federación de Sindicatos Independientes de Enseñanza (FSIE), ha tenido lugar una rueda de prensa en la que se han explicado los motivos de la movilización contra la LOMLOE, más conocida como Ley Celaá, y que va a celebrarse el próximo domingo, 20 de diciembre, en la ciudad de Castellón. Aprobada su tramitación sin consenso, sin contar con la comunidad educativa y en plena pandemia, es la octava ley de Educación de la democracia.
Esta movilización, que es a nivel estatal, se llevará a cabo en coche a partir de las 11 de la mañana. Así, los vehículos saldrán del antiguo Mercado del Lunes para seguir por la Ciudad de la Justicia, dirigiéndose hacia Rafalafena y la Plaza María Agustina, siguiendo posteriormente por la Calle Gobernador, y por último la Avenida Hermanos Bou para volver al punto de origen.
En rueda de prensa han intervenido los portavoces de las organizaciones integrantes de la Plataforma “Más Plurales, Más Iguales” en representación de las asociaciones de padres, organizaciones empresariales y sindicales del Sector: José Antonio Rodríguez, Presidente de CONCAPA Castellón, y Víctor Cardona, responsable de comunicación de FSIE en Castellón. También estaba presente una representación de los profesores de la asignatura de Religión en la enseñanza pública.
Han catalogado la imposición de esta Ley como “partidista e ideológica”, sin visión de Estado y sin atender el clamor ciudadano y de la comunidad educativa por la estabilidad y a favor de un Pacto de Estado por la Educación.
Además, va “en contra de la libertad de elección” de los padres para “elegir libremente aquel colegio con el modelo educativo con el que mejor se identifican”, y que creen que es el más adecuado para la educación de sus hijos. En este sentido, “muchas familias, a medio plazo, no van a tener la capacidad de elegir porque el Estado se va a constituir como la única oferta de educación”, discriminando de esta forma a aquellos que no tienen recursos económicos.
También supone “un atentado gravísimo contra las familias que tienen que llevar a sus hijos a un colegio de Educación Especial”, donde mejor se encuentran y donde mejor se atienden sus necesidades, como es el caso de niños con autismo, con parálisis cerebral o con Síndrome de Down, “no tienen en cuenta esta realidad y demuestran un desconocimiento total de la situación de estas familias”.
Además de esto, otro de los aspectos que esta Ley “tira por tierra es la consideración y el desprecio hacia otras opciones de educación”, pues La LOMLOE pretende eliminar la demanda social como elemento a tener en cuenta en la programación de puestos escolares. Es decir, que la Administración ni siquiera debe valorar la elección de las familias para establecer las vacantes. Lo que supone un paso más a la planificación unilateral de la Administración, el cierre de unidades concertadas con demanda en beneficio de públicas vacías o la consideración de subsidiaria de los centros concertados.
Por otra parte, se vuelve a postergar la enseñanza de la religión. Sin alternativas y sin efectos en la evaluación, siendo uno de los objetivos de la Ley el laicismo activo como ideario de la educación, aplicándolo incluso en los centros que no son de su titularidad. Tal y como destacó Mauro Soliva, Delegado Diocesano de Enseñanza, «socava los fundamentos de la educación, la libre elección de los padres, la propia continuidad de los centros concertados, la libertad religiosa y está dirigida a cercenar la asignatura de Religión».
Hoy es un día de luto para España. Lamentablemente, el Parlamento español ha aprobado el proyecto de Ley de eutanasia y suicidio asistido, que no tardará en convertirse pronto en ley tras su rápido paso por el Senado. Llámese y véndase como se quiera, esta ley va a provocar muerte. Parece como si nuestros políticos no tuvieran suficiente con los miles y miles de personas muertas a causa de la pandemia del Covid-19. Quieren más. Los legisladores se han endiosado y se creen señores de la vida y de la muerte ajena.
Esta ley se está tramitando por la vía de urgencia; se nos roba así un debate serio, sobre lo que está en juego en esta ley: es decir, sobre el valor de toda vida humana, en especial de los más vulnerables y necesitados de nuestro cuidado. La solución no es matar por falsa compasión a un ser humano –que de eso se trata en la eutanasia activa y en el suicidio asistido-. Se cambia así uno de los pilares fundamentales de la convivencia y de una sociedad humana: la acogida, el respeto y el cuidado de todo ser humano y de toda vida humana. No existe un derecho a matar o a pedir que te maten; es una invención. Sí que hay, por el contrario, un derecho a ser cuidado en la enfermedad y una obligación de la sociedad, la familia y la Iglesia a cuidar y acompañar a los enfermos, y en especial a los enfermos incurables o a las personas con alguna discapacidad. ¿Por qué no una ley de cuidados paliativos? Toda vida humana es un don sagrado, que hemos de acoger, proteger, y cuidar.
Para el trámite de esta ley se ha aprovechado además el momento de la pandemia, en el que los ciudadanos y la sociedad estamos preocupados por otras cosas: por la lucha contra el virus, por las penurias económicas, por el empleo y el futuro económico y social, o por la celebración de la Navidad este año. Y se ha aprovechado el estado de alarma, en el que está muy restringido el derecho de manifestación, para no dejar hablar a la sociedad.
Ante esta tropelía, los católicos, los cristianos en general, los creyentes de otras religiones y las personas de buena voluntad no podemos callar. Cada uno verá cómo mostrar su desacuerdo.
Por mi parte he ordenado que las banderas de la casas episcopales en Segorbe y en Castellón de la Plana ondeen a media asta y con crespón negro; e invito a quienes estén a favor del cuidado de toda vida humana a poner un crespón negro en las ventanas o balcones de sus casas, y en este tiempo de Navidad en el tapiz del Niño Jesús. Pido a todos sacerdotes que en las iglesias, especialmente en las parroquiales, mañana día 18, y todos los días 17 de cada mes se toquen las campanas (toque de difuntos o de clamor) a las 13:00 horas durante tres minutos.
Finalmente pido seguir rezando todos los días, y de forma especial los días 17 de cada mes, para que el Señor inspire a nuestros gobernantes leyes que respeten y promuevan el cuidado de la vida humana. SÍ al cuidado de toda vida humana. NO a la eutanasia y el suicidio asistido. SI a los cuidados paliativos. Muchas gracias a todos por vuestra implicación en estos gestos en favor de la vida.
Con mi afecto y con mi deseo de una feliz y santa Navidad,
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