Con motivo del Año de San José, convocado por el Papa Francisco, la parroquia de La Asunción de Ntra. Sra. de Albocàsser encargó un óleo sobre madera al joven artista albocacense, Carlos Peraire.
El cuadro, titulado «Ite ad Iosep!» -Id a José- representa a San José en su taller de carpintero acompañado del niño Jesús y la Virgen María. La obra, que mide 90 x 110 cm, fue bendecida por D. Casimiro el pasado 26 de noviembre, coincidiendo con su visita al municipio donde se celebró la reunión con los Consejos Pastorales y Arciprestal.
Tal como ha destacado el párroco, D. José Gabriel Bettín, el joven artista «ha recogido con gran realismo y expresividad la admiración de María y Jesús por el esposo y padre que fue San José, como muestra la sonrisa de Jesús y que representa la humildad, sencillez y alegría de la Sagrada Familia de Nazaret». Se trata, efectivamente, de una obra que pretende ensalzar la figura de San José, en el contexto de una escena familiar, padre y esposo siempre en la sombra, pero fundamental para el plan de Dios.
Se trata de la primera obra de arte religioso que pinta el joven Carlos Peraire, y va a ocupar uno de los laterales de la Capilla de la Pila Bautismal de la Parroquia ,que está presidida por un retablo de madera de la Virgen de la Esperanza de gran valor artístico.
El próximo miércoles día 8, la Iglesia celebrará la Solemnidad de la Inmaculada Concepción que, en la Arciprestal San Jaime de Vila-real, tiene en «Les Purissimeres» a más de tres mil congregantes, cuya devoción por la Madre de Dios, pasa de generación en generación.
Entrevistamos a Nuria, Bonet, presidenta de la Junta directiva de la Congregación.
¿Cuál es tu trayectoria en la Congregación? Con 18 años entré a formar parte de la Junta Directiva de la Congregación asumiendo la vocalía de Juventud. Desde esa responsabilidad se organizan y preparan los campamentos para los más jóvenes de la Congregación. Hace tres años la Junta me nombró Presidenta, y con la fiesta de este año, ya son cuatro años que ejerzo como tal.
¿Cómo nace y evolucionan Les Purissimeres en Vila-real? La Congregación se fundó en 1756 en el antiguo convento e Iglesia del Rosario, donde hoy se levanta la Basílica de San Pascual. Este año, el Ayuntamiento de Vila-real nos ha concedido, de manera unánime la Medalla de Oro de la ciudad en reconocimiento a nuestra trayectoria. Contamos con más de 3.000 congregantes siendo una de las instituciones religiosas más importantes y longevas de Vila-real. Me gustaría destacar que nuestra labor pastoral y social está centrada, sobre todo, en los más jóvenes, a través del fomento de los valores católicos, especialmente los de nuestra Madre, María Inmaculada.
Estos días de celebración, ¿cuáles están siendo los actos principales? Estamos muy agradecidas a todas las personas que hacen posible esta fiesta y también por la comprensión que tuvieron el pasado año con la pandemia pues fue una celebración ajustada a las necesidades. Afortunadamente, este año hemos podido volver a celebrar los actos que el año pasado la situación sanitaria no nos permitía, aunque tomando todas las precauciones que nos recomiendan las autoridades sanitarias y locales. Hemos podido celebrar las Misas Principales de la Archicofradía de la Felicitación Sabatina y de la Congregación, aunque sin aforo. También la Fiesta infantil y juvenil, la «Vestición de medallas», la serenata, la Vigilia a nuestra Madre y el paso por el manto de los más pequeños y pequeñas, entre otros actos.
A nivel personal, ¿qué mueve a ser Purissimera?, ¿qué es lo que os une a la Virgen? Es algo que no se puede explicar de una manera específica. Sólo las que lo vivimos lo entendemos. Desde nuestro nacimiento nos la presentan y nos unen a ella nuestras familias, a mi personalmente, fue mi abuela.Estoy muy agradecida a la Virgen, por darme esta oportunidad tan bonita, de poder estar en la Junta Directiva de la Congregación, de conocer a gente tan maravillosa, de aprender cada día a ser mejor persona y nutrirte de todas las personas que nos rodean.
En octubre celebrasteis el 50º aniversario de los “Campamentos de la Purísima”, ¿qué ha significado esta conmemoración? Era un cita importante para nosotras y para quienes han formado parte de este proyecto. La ilusión por reencontrarnos las Purissimeras de diferentes etapas, y la certeza de comprobar que el campamento de Montanejos continúa vivo y con un futuro esperanzador.
El 5 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Voluntarios, una jornada establecida por la Organización de las Naciones Unidas en 1985, para poner de relieve la importante labor que realizan todas aquellas personas que se hacen cargo de múltiples servicios de forma desinteresada, para hacer de nuestro mundo un lugar mejor.
El voluntariado como virtud es una realidad que sin lugar a dudas ha existido siempre, es algo propio del ser humano responder de forma voluntaria al sufrimiento y a la necesidad de los demás. Trabajar como voluntario no es una tarea sencilla, pero sí es una actividad muy gratificante.
Conviene dejar claro que la Iglesia no es una agencia de voluntariado. Pensar lo contrario sería expresión de una comprensión muy pobre del misterio de la Iglesia. Sin embargo, desde siempre ha brindado un servicio generoso que trasciende una actitud meramente asistencialista para mirar al hombre en su totalidad, en su dignidad y condición de hijo de Dios. También es importante señalar, en relación al voluntariado cristiano, que éste ha de responder a una recta comprensión de Dios, del hombre, del mundo, y de la creación.
En nuestra Iglesia diocesana son muchas las personas que emplean parte de su tiempo, de su creatividad y de su saber al trabajo no remunerado, transformando la realidad social con la fuerza del Evangelio. Son mujeres y hombres fieles a Jesucristo y al anuncio de la Buena Noticia, «de la fe que salva, de la esperanza que ilumina y de la caridad que ama» (Doctrina Social de la Iglesia).
Podemos hablar aquí de toda la gente que sirve en las parroquias, movimientos, asociaciones, cofradías… Es el caso de catequistas, lectores, Ministros extraordinarios de la comunión, monaguillos y acólitos, coros, responsables de la limpieza y cuidado del templo, visitadores de enfermos, colaboradores de las Delegaciones diocesanas…
Pero también existe un amplio abanico de entidades y de realidades eclesiales, o vinculadas a la Iglesia, que viven el compromiso de la Caridad con los más pobres y necesitados de la sociedad, con los que sufren, con los excluidos, con los enfermos, con los ancianos, con los migrantes y refugiados, con los que sufren el maltrato y la violencia, con las familias heridas…
«Para la Iglesia, la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia» (“Deus caritas est”, Benedicto XVI).
El voluntariado constituye uno de los pilares fundamentales de Cáritas. Se trata de mujeres y hombres que se comprometen en su comunidad, al servicio de lo que puedan necesitar sus vecinos, conocidos o no; vengan de donde vengan; a cualquier edad, tengan unas creencias u otras… Queremos dar las gracias a todas estas personas. Todas y cada una de ellas aportan ese granito de arena que hace que entre todos manifestemos nuestra esperanza en construir el Reino de Dios.
Necesitamos voluntariado con algunas características determinadas, aunque siempre tratamos de encontrar el lugar adecuado en el que toda persona pueda desarrollar su labor.
Necesitamos personas con:
conocimientos de informática a nivel usuario.
habilidades para recepción y atención telefónica.
situación estable. Para tener la misma disponibilidad todas las semanas.
conocimientos en diseño de materiales gráficos.
Algunos de los lugares que necesitan voluntariado:
apoyo escolar, especialmente a estudiantes de la ESO.
atención directa y capacidad de escucha para las Cáritas parroquiales.
Aunque no te veas reflejado/a en está lista, si sientes la llamada ven a vernos o escríbenos un mail a voluntariado@caritas-sc.org, porque entre todos construimos comunidad.
El voluntariado es una de las señas de identidad de la ONG, que se autodefine como una organización de voluntarios.
La labor de los voluntarios en Manos Unidas abarca todas las áreas de trabajo, desde la presidencia hasta el apoyo puntual en la época de la Campaña anual.
El trabajo de más de 6.000 voluntarios permite que más del 90% de los fondos se destine a los fines de la organización: sensibilización y financiación de proyectos.
Es necesario aumentar el número de voluntarios para hacer frente al aumento del hambre, que afecta ya a 811 millones de personas.
Manos Unidas, como Organización formada casi en su totalidad por personalvoluntario, se suma a la celebración, el domingo 5 de diciembre, del Día Internacional del Voluntariado 2021. “El voluntariado es una de nuestras señas de identidad de las que más orgullosos no sentimos porque Manos Unidas se constituyó como una organización de voluntarios y esta cualidad sigue siendo una de sus principales fortalezas”, explica Clara Pardo, Presidenta Nacional de la ONG de la Iglesia católica y también voluntaria. “Son ya casi 63 los años que hace que Manos Unidas emprendió su guerra contra el hambre y esta batalla no hubiera sido posible sin el esfuerzo y la entrega de muchos miles de voluntarios”.
A lo largo de la historia de la Organización, los voluntarios de Manos Unidas han puesto sus conocimientos, su tiempo y sus habilidades al servicio de los más desfavorecidos con un compromiso y una entrega encomiables. “Hoy, Día del Voluntariado, y con la terrible noticia del aumento del hambre en el mundo, aprovechamos para hacer un llamamiento a todas las personas que quieran unirse a Manos Unidas, porque solo con el trabajo y el esfuerzo de todos, podremos terminar con esta lacra que afecta a más de 800 millones de personas”, declara Pardo.
Según Jaime Aguirre, coordinador del departamento de Voluntariado de Manos Unidas, durante los meses más duros de la pandemia, Manos Unidas perdió un 10 por ciento del voluntariado, y, “aunque en el año 2021 hemos incorporado nuevos voluntarios que han suplido dichas bajas, necesitamos ser más. En la actualidad contamos con un total de 6.344 en toda España de los cuales 172 son de la diócesis de Segorbe-Castellón pero en estas circunstancias en que se agrava la situación de hambre mundial y se incrementan las desigualdades, nuestro trabajo es cada vez más necesario”, asegura Aguirre.
La actividad en las 72 delegaciones de Manos Unidas es constante y necesita de grandes apoyos. No obstante, un aspecto muy positivo que destacaría que nos ha dejado la pandemia es la magnífica adaptación de los voluntarios a las circunstancias –prosigue Aguirre- porque, pese a los condicionantes que les dificultaban realizar muchas de las actividades que llevaban a cabo, han realizado otras muchas en el entorno virtual con las que seguir ayudando a los que más lo necesitan”.
La labor de los voluntarios, que en Manos Unidas abarca todas las áreas de trabajo, desde la presidencia hasta el apoyo puntual en la época de la Campaña anual, permite que Manos Unidas destine, cada año, casi el 90% de sus ingresos a las tareas de sensibilización y a la financiación de proyectos de desarrollo (en 2021 la organización tiene 807 proyectos en ejecución en 53 países de África, América Latina y Asia).
La austeridad es una de las señas de identidad de Manos Unidas y “una de las principales razones que mueven a nuestros voluntarios a sumarse a la causa de la Organización”.
En el Día de Voluntariado, Manos Unidas felicita a todos los que colaboran con nosotros en la construcción de un mundo más justo, trabajando por los más desfavorecidos de la tierra. “Para nuestra organización –declara Clara Pardo- es una gran alegría poder, en esta jornada, agradecer a todas estas personas que confían en nuestra labor, su entrega y compromiso. Sin ellos, Manos Unidas no podría existir y no habría podido escribir una historia que dura ya casi 63 años”.
Según datos de 2020 de la Plataforma del Voluntariado en España, casi 2,7 millones de personas son voluntarias, lo que supone el 6,4% de la población española mayor de 14 años. La tasa de voluntariado femenino es mayor que la masculina y, en general, aumenta conforme el nivel de estudios y el estatus socioeconómico es mayor.
Este domingo se celebra el Día Internacional del voluntariado. Está dedicado a las personas que dedican parte de su tiempo y energías a trabajar de forma gratuita en favor de las personas excluidas, marginadas, que padecen cualquier tipo o grado de precariedad o pobreza, o en favor de otras causas. La solidaridad social ha existido siempre, pero a partir de los años sesenta del siglo pasado ha crecido como fenómeno y como inquietud, y ha asumido una identidad particular con características peculiares y específicas. En el mundo occidental son muchas las iniciativas promovidas por diversos sectores de la sociedad. Se trata de un fenómeno amplío y heterogéneo tanto por las causas a que se dedica como por sus motivaciones ideológicas, sociales o religiosas.
El voluntariado que nace del Evangelio, el voluntariado cristiano, existe desde los inicios de la Iglesia, aunque con nombres diferentes. Nace en el seno de la comunidad cristiana y hunde sus raíces en la experiencia del amor de Dios al hombre y, preferentemente, al más necesitado. La parábola del buen samaritano, en la que Cristo acoge y hace suya la situación del hombre herido, es la manifestación del encuentro de Dios ‘rico en misericordia’ con el hombre necesitado de apoyo para salir de su situación precaria y lograr su promoción integral. La vida de todo cristiano por el hecho de seguir a Cristo y de intentar cumplir el mandamiento del amor, debe ser la de un voluntario que por amor se compromete en servir a los demás. Los cristianos sabemos que amor a Dios y amor al prójimo son inseparables y que cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios. La fusión de estos dos amores es la que hace de nosotros una comunidad en la que cada uno pone su vida al servicio de los otros, sea de manera espontánea e individual, sea de manera comunitaria y organizada.
El voluntariado social cristiano es, pues, una exigencia del amor de Dios y a Dios, que conlleva en su ser y actuar la mística de la comunión, de la gratuidad, de la entrega desinteresada al otro. La donación individual y grupal hace que el voluntario esté siempre disponible para ser testigo fiel del amor de Dios a los necesitados y excluidos sociales. En ellos, no existe espacio para la ‘utilización’ en provecho propio, ni para el simple deseo de acallar la conciencia ante las responsabilidades sociales.
Ser voluntario cristiano es algo más que echar una mano a un proyecto concreto, o dedicar algunas horas a cooperar como voluntarios de Cáritas, de Manos Unidas, de la pastoral penitenciaria o de tantas otras iniciativas de voluntariado. Es, sobre todo, esforzarse por expresar el amor recibido de Dios en una sociedad profundamente humana, en la que reine la justicia, la paz y la verdad; y es poner a prueba la autenticidad del amor a Dios. Quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (cf. 1 Jn 4,20).
El voluntario cristiano se distingue, pues, no por lo que hace, sino por su forma de ser y de actuar: por su motivación, su estilo, su actitud y su forma de actuar, que son las de Jesús. Todas sus acciones altruistas, solidarias y compasivas nacen de la gratuidad de un “amor primero”, precedente, gratuito, inmerecido e impagable. Somos don del Amor de Dios manifestado en Jesucristo en orden a ser don de amor para los demás. Como a Jesús, el Espíritu Santo nos urge a anunciar la Buena Noticia a los pobres, liberándolos en su fuerza de la pobreza, de la esclavitud, del dolor (cf. Lc 4, 18-21). El cristiano ha recibido el Espíritu Santo para actuar, pensar y sentir como Jesús. Él es el voluntario por excelencia que no “vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en redención de muchos” (Mt 20, 28). Jesús dedicó buena parte de su vida pública a atender, acompañar, cuidar, curar y promocionar a los enfermos, marginados y excluidos. Cristo se identifica con los pobres, con los que sufren. Lo que a ellos les hacemos, a Él se lo hacemos. Jesús nos dice que la salvación definitiva o la condenación dependen del amor efectivo y afectivo que demos o no a los pobres (cf. Mt 25, 31-46).
El servicio del voluntariado es para el cristiano un deber que brota de la fe, una respuesta coherente con los compromisos bautismales, una invitación que espolea a testimoniar la fe, la esperanza y la caridad en los más variados sectores del mundo, como signo y fuente de esperanza y de amor. El voluntariado social es un modo, no el único, pero sí uno de los más privilegiados, de vivir nuestra condición de cristianos. Por eso, la Iglesia nos llama a ser voluntarios y a vivir el voluntariado como cristianos en organizaciones eclesiales o no, privadas o públicas.
La Pastoral Penitenciaria de Segorbe-Castellón ha presentado la campaña de Navidad que este año está centrada, tal como afirma Dña. Sonia Barreda, Delegada diocesana de la Pastoral, «en todas las mujeres que acompañan en la cárcel».
Esta es una realidad que afecta a «madres, hijas, esposas y, en definitiva a mujeres que sufren la prisión desde fuera intentando hacer frente a situaciones difíciles y dolorosas». Estas mujeres, aseguran desde la Pastoral, «han de sobrevivir a la complicada conciliación laboral por tener que seguir afrontando los gastos familiares que se multiplican y que a final de mes se hacen inasumibles».
Por ello, la campaña busca centrar la atención en la generosidad, teniendo como ejemplo a María de Nazaret que como madre acarició a su hijo camino del Calvario y se fundió en su amarga agonía a los pies de la cruz, sintiendo la misma impotencia que estas mujeres. Puedes dar tus aportaciones por transferencia a ES38 3058 7307 102720003580 o a través de BIZUM al 01215.
El director, Juan Manuel Cotelo, ha concedido una entrevista a «El Espejo de la Iglesia diocesana», este mediodía
Esta tarde se estrena en cines la película que pone en valor la institución familiar. “Tengamos la fiesta en paz”, del periodista, director, guionista, productor y actor Juan Manuel Cotelo. Una divertida comedia que llega a la cartelera en este Tiempo de Adviento y que nos llega como un auténtico regalo.
En plena vorágine de promoción, Juan Manuel Cotelo ha concedido una entrevista a “El Espejo de la Iglesia” que se ha emitido este mediodía en Cope Castellón.
¿Cómo y por qué surge “Tengamos la fiesta en paz”?
Surge de varios detonantes. El primero el hecho de conocer a tantas familias que se quieren mucho y están unidas, pero también a aquellos matrimonios que celebran sus bodas de oro viendo que son modelos de conducta y de vida que son apetecibles para cualquiera porque todos deseamos tener una familia unida. Pero también, en contraste ver familias que se están rompiendo con la tristeza que eso genera… y de esos dos extremos surge le deseo de hacer algo que ayude a querernos más en los hogares. Además se sumó que tras la película que hicimos sobre el perdón (“El mayor regalo”) había una historia de reconciliación entre dos esposos que parecía una historia que estaba rota para siempre pues estuvieron siete años separados y nadie apostaba un céntimo por ellos… nosotros contamos su reconciliación y para sorpresa nuestra fue la historia de la que recibimos más reacciones… gente que nos llamaba para dar las gracias, matrimonios que tras ver la película también se reconciliaron… y so fue el detonante final porque si esta historia que ha durado diez minutos ha ayudado a tantas familias, hagamos una película entera que, en clave de humor, de música y navideña, por ser una fiesta familiar, y veamos qué sucede. En definitiva, esos han sido los componentes de “Tengamos la fiesta en paz”.
¿Nos puede detallar la sinopsis?, ¿en torno a qué protagonistas se desarrolla la trama?
La trama gira en torno a una travesura infantil, cuyos componentes más importantes es que haya música y fiesta y al ser navideña hemos querido que la Sagrada Familia, como protagonistas auténticos de la Navidad, estén presentes y no como figuras decorativas, sino como verdaderos protagonistas que pueden ayudar mucho en la resolución de los conflictos familiares.
Juan Manuel, todas las producciones tiene una intencionalidad comunicativa, ¿cuál es el mensaje que se pretende trasladar al espectador?
Cada espectador se llevará su propio mensaje porque no hay dos espectadores iguales, pero en general se trata de una invitación amable a querernos más que se traduce en estar por encima de las discusiones antes de que lleguen a mayores, que se traduce en pequeños actos de servicio de unos a otros en casa. Realmente la unidad familiar no es una cuestión de suerte… algo habrán hecho y descubres que el amor en la familia se va creando a base de pequeños servicios unos a otros, desde hacer la comida, servir la mesa, planchar y, sobre todo, cerrar la boca a las discusiones, no alimentarlas, respetarnos y querernos con las diferencias de cada uno… eso es lo que va formando una unidad familiar. Hoy se nos dice desde muchos puntos que si te cuesta la relación con alguien: ¡corta!… y así vamos cortando con hermanos, con padres, con hijos, con la esposa, con el esposo, con los suegros, con el yerno y a lo mejor no es tan grave como para cortar una relación por una discusión, al final la película recoge un conjunto de mensajes.
El otro día, al salir de la premier en Madrid una persona me decía un espectador que tenía muchas ganas de llegar a casa para besar a su esposa y pensé que ese era el mensaje que él se llevaba, la necesidad de querer un poquito más a su esposa.
Tras la premier, la crítica ha aplaudido las temáticas de trasfondo que aborda esta trama tan divertida… sobre todo por la defensa del matrimonio y la familia… el perdón, la defensa la vida, o valores tan necesarios en la sociedad actual como el respeto, la aceptación del otro, la madurez afectiva…al final ¿todo es tan fácil como servir y amar a ejemplo de la Sagrada Familia?
…Y al ejemplo de nuestros abuelos!. Tengo 55 años y recuerdo que a mis 15 años lo normal era que las familias se quisieran, era normal respetar a los padres…¡claro que ha habido conflictos!, pero desde que Caín mató a Abel empezaron los problemas familiares…. Pero lo cierto es que había una cultura de la unidad familiar y creo que aquí la bomba cultural educativa que nos ha salpicado a todos es el desprestigio de las palabras servicio y esfuerzo. Servir y sacrificarse parece que está feo, lo aplaudimos en los deportistas, igual que aplaudimos el trabajo en equipo… sin embargo trascendemos del deporte y pasamos a nuestras familias y parece que todos somos competidores, hasta incluso enemigos porque quien no piensa como tú es tu enemigo y ¡no!… quien no piensa como tu es mi hermano, mi esposa, mi hijo, mi vecino o mi compañero de trabajo… y eso no les convierte a ninguno de ellos en mis enemigos. Todos tenemos una tarea de fondo que es recuperar los valores familiares que siempre han estado ahí y que realmente nunca se van a perder porque somos adictos al amor y todo lo que construya amor favorece; y todo lo que va en contra y favorece el egoísmo lo estropea.
Juan Manuel parece que en estos tiempos es pecado ser católico, creer y valorar la familia… qué contradicción que la familia sea una de la institución más valorada y atacada al mismo tiempo, ¿cómo ayuda la fe a vivir y revivir la familia?
La fe es la confianza en que Dios nos ayuda y nos acompaña; es la confianza de que no estamos solos y que estamos vigilados y sostenidos por un Padre…¡wowww!… es que la palabra es fuerte ¿no?. No tenemos un Dios hacedor de personas o fabricante de seres humanos, ¡no!,… ¡tenemos un Padre! y de ahí vivimos nuestra paternidad. El que yo sea padre de mis hijas es porque participo de la paternidad divina; y cuando decimos que todos somos hermanos, no es una frase bonita, es porque tenemos un Padre común y por eso podemos decir que somos hermanos, sino ¿de qué?… puede parecer poético pero esto no es poesía, esto es verdad. Al final la fe, la confianza en Dios nos ayuda en todas las facetas de nuestra vida, absolutamente en todas, y debemos confiar en Él porque la fe no es un examen teórico que apruebas y te dan el título del Bautismo, el de la comunión o el del matrimonio… y cuando surge una dificultad, por ejemplo en el matrimonio, recurres a la fe mediante una oración bien sencilla: ¡Dios mío, ayúdame!… ahora en Navidad y durante todo el año puedes recurrir a la Virgen María, a San José, al Niño y decirles. ¡Hey que sois familia, ayudadme!… En definitiva, uno puede convertir todo esto en algo simplemente bonito o ponerlo a prueba y jugársela con un acto de fe, con una oración y vemos que sí, que ayuda.
En Castellón, “Tengamos la fiesta en paz” se puede ver desde esta tarde en las salas de cine de La Salera.
Noveno episodio online del diálogo entre el Santo Padre y las familias
«Hoy en día, la fragilidad de las familias se pone fuertemente a prueba. Todos somos frágiles, y las separaciones, divorcios y convivencias se han convertido en una realidad para muchas familias de todo el mundo. La Iglesia tiene la tarea de ir al encuentro de quienes desean permanecer cerca de Dios, para ayudarles a transformar sus fracasos y sufrimientos en oportunidades para caminar hacia la plenitud del Evangelio». Con estas palabras el Santo Padre nos introduce en el tema del acompañamiento a las familias. Este es el noveno de los 10 vídeos en los que aparece el Papa Francisco junto a familias de diferentes partes del mundo.
Este vídeo se refiere al capítulo octavo de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia: “Acompañar, discernir e integrar la fragilidad”. Acompaña a las palabras del Santo Padre el testimonio de la familia Likesya, de Mbandaka, una ciudad del norte de la Rep. Dem del Congo: « las crisis matrimoniales no son eternas y no tienen por qué conducir a la ruptura. Por eso es imperativo integrarlas para que puedan encontrar el diálogo, el perdón mutuo y la alegría del amor».»
En los «10 videos Amoris Laetitia», a partir de los capítulos de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, el Santo Padre, con la ayuda de algunas familias, nos invita a releer el documento papal y a redescubrir el valor y la belleza de la familia.
Como en los casos anteriores este vídeo está acompañado de un Subsidio Pastoral que puede ser utilizado de manera flexible tanto por las familias como por las distintas realidades eclesiales (diócesis, parroquias, comunidades…). Cada subsidio, además, está subdividido en 4 partes, cada una de las cuales puede ser utilizada para profundizar en la familia o la comunidad, incluso en momentos diferentes.
Esta semana se han celebrado dos nuevos encuentros entre nuestro Obispo, D. Casimiro, con los sacerdotes, diáconos permanentes y miembros de los Consejos de Pastoral parroquiales y arciprestal de los arciprestazgos de la Diócesis.
La primera de estas dos reuniones ha sido con el Arciprestazgo de Pla de l´Arc, el pasado martes, del que D. Óscar Bolumar es el Arcipreste. Comprende a la Vall d´Alba, La Barona, Borriol, Cabanes, La Pobla Tornesa, les Coves de Vinromà, La Torre d’en Doménec, Vilafamés, Sant Joan de Moró, la Serratella, Sierra Engarcerán, Benlloc y Vilanova d’Alcolea.
Y ayer tuvo lugar la segunda. En este caso con el Arciprestazgo de Segorbe y con el Arciprestazgo de Jérica. El arcipreste de Segorbe es D. Federico Caudé, y comprende Algimia de Almonacid, Geldo, Vall de Almonacid, Almedijar, Castellnovo, Altura, Chóvar, Navajas, Gaibiel, Matet, Segorbe, Azuébar, Soneja y Sot de Ferrer.
El Arcipreste de Jérica es D. Alexander Alzate, y comprende Fuente la Reina, Los Calpes, Villanueva de Viver, Barracas, El Toro, Benafer, Caudiel, Higueras, Pavías, Montán, Puebla Arenoso, Viver, Pina de Montalgrao, Bejís, Canales, Sacañet, Teresa, Torás y Jérica.
D. Casimiro presentó la Carta Pastoral con motivo del Año Jubilar diocesano por el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe. Un Jubileo para el que todos debemos prepararnos volviendo nuestra mirada a Dios, profundizando en la alabanza y en la acción de gracias a Dios Padre y haciendo memoria agradecida de nuestra historia personal en nuestra Iglesia diocesana. También cultivando el encuentro personal con Jesucristo, pidiendo el don de la conversión personal y comunitaria, cultivando el mandamiento nuevo del amor, la comunión cristiana de bienes y la dimensión social de la fe, y avivando nuestro compromiso social para curar las llagas de la injusticia.
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