Multitudinaria acogida de la Virgen Peregrina de los Desamparados en Moncofa
Mons. Casimiro López Llorente presidió ayer la Solemne Eucaristía
Moncofa ha acogido este fin de semana la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados. La Virgen ha visitado el municipio en el marco del Año Jubilar Diocesano, y coincidiendo, además, con el Año Jubilar Mariano del Centenario de la Coronación de la Santísima Virgen de los Desamparados.
La imagen peregrina de la Virgen llegaba el pasado viernes por la tarde a a parroquia del municipio, donde tuvo lugar la celebración de una Misa Solemne, y posteriormente la Procesión General. Ya por la noche, a las 22:30 h., fieles y devotos se sumaron al “Rosario por la Paz”.
Ayer tuvo lugar el acto central de la visita, que estuvo presidido por D. Casimiro. Se celebró la procesión de Santa María Magdalena con el tradicional desembarco de la Virgen y, posteriormente, se celebró una Solemne Misa en la plaza de la Ermita. Por la mañana se había dedicado la jornada a los niños, que desde la 12 del mediodía fueron presentados a la Virgen.
Durante la homilía D. Casimiro hizo constar la «profunda alegría de la parroquia y el pueblo de Moncofa» ante la visita de la Mare de Deu dels Desamparats, «porque la Madre de Dios nos ha venido a visitar para que sintamos su cercanía y amparo». A la luz de la Palabra proclamada, nos exhorto a seguir el ejemplo de Juan a quien Jesús, desde la cruz, le entrega a su Madre y él la acoge. Nosotros, dijo el Obispo, «somos hoy como Juan porque Jesús nos entrega a su Madre para acogerla y la sintamos cerca para que se avive nuestra fe y nuestra devoción». Como buena Madre, «vela vela por nosotros, nos ampara y nos lleva a su Hijo, que es la verdad y la vida». Dios, que es fuente de vida y de salvación, «nos entrega a la Virgen que nos alienta en nuestro caminar».
Aludiendo al Libro del Apocalipsis, aseguró que «la Virgen fue la primera morada de Dios en este mundo gracias a la acción del Espíritu Santo, Dios se encarnó en su vientre y ahí es donde María comenzó a aprender que su corazón latiera como el corazón de Dios, enseñándonos a acogerlo en nosotros y que como Ella aprendamos a escuchar a Jesús, a amar a dios y, por tanto, a todos los hermanos, según la vocación que cada uno hemos recibido». La visita de María a Moncofa, dijo D. Casimiro, es «una bendición porque nos lleva al encuentro con el Señor».
Del mismo modo, a partir de la Carta a los Romanos, «María, llena de gracia respondió a Dios con amor y aceptación y nos enseña que el amor de Dios no queda en aquel que lo recibe sino que está destinado a llegar a otros».
La celebración de ayer, advirtió D. Casimiro, «nos ha de llevar ante quien esté necesitado y que el amor de Dios llegue a todos» siendo conscientes del sufrimiento de hoy en el mundo a causa de la enfermedad, de la ruptura de matrimonios y familias, por la falta de trabajo, incluso por aquellos que son esclavos del alcohol o las drogas». María «es un ejemplo de cómo amparar a aquellos que están enfermos de cuerpo o alma».
El Obispo nos invitó a «no tener miedo de ser testigos de Dios y que nadie se quede desamparado, porque a todos está destinado su amor», y nos exhortó a «acoger a María para avivar nuestra fe y nuestra devoción para que nos guíe ante cualquier situación a la que nos enfrentemos, protegiéndonos ante las dificultades de la vida».
Las celebraciones prosiguieron por la noche, en la que tuvo lugar la nit de Nit d´albaes, la serenata y vela a la Virgen.
Durante el día de hoy la Virgen recorrerá las calles del Grao, visitará el cementerio, la Residencia de Ancianos, y acontecerá la Misa de acción de gracias por la Visita, en sufragio de todos los fieles difuntos de Moncofa.