Monseñor López Llorente ha celebrado la tradicional reunión mensual con el clero joven de la Diócesis, que este mes de febrero ha tenido lugar en la Parroquia de san Bartolomé y san Jaime de Nules. La jornada comenzó con el rezo de la hora intermedia en la capilla de la Adoración Eucarística Perpetua de la localidad de la Plana Baja y continuó con la conferencia impartida por Santiago Bohigues, director del Secretariado de Espiritualidad de la diócesis de Valencia, que disertó sobre la espiritualidad sacerdotal de la que –recordó- tiene que brotar el manantial del que bebe la vida de un presbítero: “El sacerdote debe estar unido a Jesucristo, que nos eligió y que siempre nos acompaña”, ha subrayado.
La conferencia ha estado dividida en dos partes. Primero, el ponente ha reflexionado sobre la espiritualidad del sacerdote, de cómo el Concilio Vaticano II subsanó la mentalidad de secularización e historicidad que extendió una concepción falsa de lo que significa la santidad sacerdotal: “Nuestra santidad –ha afirmado- consiste en conocer el amor de Dios y cómo lo desarrollamos por medio de la Palabra, la Eucaristía y la caridad pastoral. La santidad no consiste solo en celebrar la Santa Misa, sino en vivirla; la caridad pastoral consiste en dar a cada persona el tiempo que necesite; la oración es el medio a través del cual llego a todos y en la eucaristía me ofrezco por todos”.
A continuación, Santiago Bohigues ha hablado sobre la realidad sacerdotal. El sacerdote es un hombre en relación con el Padre por medio del Espíritu, que se considera hijo de Dios. Esto le lleva a personificarse existencialmente con Jesucristo. “El sacerdote no es un francotirador; es partícipe de un cuerpo”. Está unido al obispo y a un presbiterio y se relaciona con una comunidad a la que santifica y que le santifica. La Gracia prima sobre la mera acción. El desánimo, la amargura, la falta de generosidad y entrega, son elementos que anulan la fraternidad. “Un sacerdote que no experimenta la misericordia de sus pecados no puede ser nunca misericordioso. Debemos experimentar la misericordia de Dios constantemente; si no, estaremos ideologizados y nuestra palabra no tendrá ningún fruto porque predicaremos de la misericordia de libro y no sobre la fe, que es una realidad encarnada”, ha destacado. También ha hablado de la relación del sacerdote con la sociedad, que debe ver que está implicado en una misión pero sin dejar que el mundo le engulla.
Por su parte, Monseñor López Llorente ha manifestado la necesidad de la presencia del sacerdote en la vida de la diócesis y en sus principales hitos, como es el caso de las reuniones de los arciprestazgos: “La diócesis es más que un elemento jurídico; la patria espiritual del sacerdote a la que se siente unido y por la que forma parte de un cuerpo que forma la Iglesia universal”.
La reunión ha finalizado con la habitual comida de fraternidad y un rato de animada y agradable tertulia.