Un grupo de 25 religiosas y religiosos de la Diócesis ha participado en un retiro organizado por la Junta Diocesana de la CONFER en el Monasterio de Nuestra Señora de Mirambel, de las Madres Agustinas en Montornés, Benicàssim. La jornada de oración y reflexión ha estado guiada por la Hna. Inmaculada Cifuentes, de las Hermanas de la Caridad de Nevers.
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En su mensaje, la Hna. Inmaculada ha invitado a los participantes a «ir al encuentro de Jesús y de los otros», animándolos a «levantarse y otear con esperanza» para descubrir el deseo que el Señor tiene para cada uno. Basándose en la carta de Mons. Cobo, ha señalado la necesidad de convertirnos de los pecados contra la esperanza y ha profundizado en el pasaje evangélico de las tentaciones de Jesús en el desierto, resaltando la importancia de contemplarlo como fuente de sentido en todas las realidades de la vida.
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El retiro ha transcurrido en un ambiente de oración, concluyendo con la celebración de la Eucaristía en un clima fraterno y participativo. Tras la comida, los asistentes han expresado su deseo de volver a encontrarse pronto. La jornada ha finalizado con un agradecimiento especial a las Madres Agustinas por su acogida y a la Hna. Inmaculada por su mensaje lleno de sencillez y profundidad.
El pasado mes de septiembre se renovó íntegramente la Junta diocesana de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), dando inicio a una nueva etapa marcada por la fraternidad y el compromiso con la misión de la vida consagrada. Joaquín Pina, religioso mercedario, asumió la presidencia, acompañado por Montse Comabella, de las Hermanas de la Caridad de Nevers, como vicepresidenta. Inmaculada Aguilella y Mª Luisa Dauder, ambas de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, asumieron los cargos de ecónoma y secretaria, respectivamente. Como vocal se incorporó Ignacio Husillos, carmelita descalzo.
El equipo ha comenzado su labor con entusiasmo, conscientes del reto de fortalecer la comunión y el gozo de la vocación consagrada en la Diócesis. El primer trimestre ha sido un tiempo de adaptación y conocimiento, tanto de la realidad de la vida religiosa en el territorio como de los propios miembros del equipo. En este proceso han descubierto las capacidades que cada uno aporta y han experimentado la necesidad de complementarse en sus debilidades, en un ejercicio de sinodalidad que ha resultado enriquecedor.
En el segundo trimestre, la Junta ha centrado su labor en la organización de encuentros que fortalezcan la identidad y la misión de la vida consagrada. Entre ellos, ha destacado la celebración de la Jornada de la Vida Consagrada en la Basílica de la Mare de Déu del Lledó, Castellón, así como el retiro de Cuaresma, espacios de oración y reflexión para renovar el compromiso con la llamada del Señor.
Conscientes de que la vida consagrada está llamada a ser testimonio de la alegría del Evangelio, la Junta Diocesana de CONFER seguirá impulsando iniciativas que favorezcan el encuentro, la comunión y la vivencia de la misión en el seno de la Iglesia diocesana.
Con el inicio del mes de mayo se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por la formación de religiosas, religiosos y seminaristas: “Oremos para que las religiosas, los religiosos y los seminaristas crezcan en su camino vocacional a través de una formación humana, pastoral, espiritual y comunitaria, que les lleve a ser testigos creíbles del Evangelio”.
2. […] Como tuve ocasión de destacar: «Buscar superar este divorcio entre teología y pastoral, entre fe y vida, ha sido precisamente uno de los principales aportes del Concilio Vaticano II. Me animo a decir que ha revolucionado en cierta medida el estatuto de la teología, la manera de hacer y del pensar creyente» (…)
3. Ha llegado el momento en el que los estudios eclesiásticos reciban esa renovación sabia y valiente que se requiere para una transformación misionera de una Iglesia «en salida» desde ese rico patrimonio de profundización y orientación, que ha sido confrontado y enriquecido —por así decir— «sobre el terreno» del esfuerzo perseverante de la mediación cultural y social del Evangelio, que ha sido realizada a su vez por el Pueblo de Dios en los distintos continentes y en diálogo con las diversas culturas.
En efecto, la tarea urgente en nuestro tiempo consiste en que todo el Pueblo de Dios se prepare a emprender «con espíritu» una nueva etapa de la evangelización. Esto requiere «un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma». Y, dentro de ese proceso, la renovación adecuada del sistema de los estudios eclesiásticos está llamada a jugar un papel estratégico. De hecho, estos estudios no deben sólo ofrecer lugares e itinerarios para la formación cualificada de los presbíteros, de las personas consagradas y de laicos comprometidos, sino que constituyen una especie de laboratorio cultural providencial, en el que la Iglesia se ejercita en la interpretación de la performance de la realidad que brota del acontecimiento de Jesucristo y que se alimenta de los dones de Sabiduría y de Ciencia, con los que el Espíritu Santo enriquece en diversas formas a todo el Pueblo de Dios: desde el sensus fidei fidelium hasta el magisterio de los Pastores, desde el carisma de los profetas hasta el de los doctores y teólogos.
Y esto tiene un valor indispensable para una Iglesia «en salida», puesto que hoy no vivimos sólo una época de cambios sino un verdadero cambio de época, que está marcado por una «crisis antropológica» y «socio-ambiental» de ámbito global, en la que encontramos cada día más «síntomas de un punto de quiebre, a causa de la gran velocidad de los cambios y de la degradación, que se manifiestan tanto en catástrofes naturales regionales como en crisis sociales o incluso financieras». Se trata, en definitiva, de «cambiar el modelo de desarrollo global» y «redefinir el progreso»: «El problema es que no disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir liderazgos que marquen caminos».
Esta enorme e impostergable tarea requiere, en el ámbito cultural de la formación académica y de la investigación científica, el compromiso generoso y convergente que lleve hacia un cambio radical de paradigma, más aún —me atrevo a decir— hacia «una valiente revolución cultural». En este empeño, la red mundial de las Universidades y Facultades eclesiásticas está llamada a llevar la aportación decisiva de la levadura, de la sal y de la luz del Evangelio de Jesucristo y de la Tradición viva de la Iglesia, que está siempre abierta a nuevos escenarios y a nuevas propuestas.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por quienes viven su espiritualidad cristiana ayudados por la piedad popular, para que acogiendo la Palabra de Dios con fe y humildad, a ejemplo de María, crezcan en el conocimiento de la fe y la vivan con coherencia.”
La religiosidad popular es expresión de la búsqueda de Dios y de la fe cristiana de un pueblo de acuerdo con su idiosincrasia y su historia. Pablo VI escribió que “refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer” (EN 48). Surge de la apertura a la Trascendencia, a Dios, propia de toda persona humana. En el ser humano y en los pueblos existe un hondo sentido de lo sagrado, que se expresa de diversas maneras, según las vivencias y la cultura propia del pueblo. La llamamos “popular” porque mediante ella el pueblo de Dios expresa su fe según los rasgos de la cultura propia de cada lugar; es una fe que se hecho cultura. En su origen es una expresión pública y compartida de la fe cristiana. Mediante ella el pueblo cristiano llano vive y expresa su relación con Dios, con la Virgen y con los Santos. Su fuente se encuentra en la presencia viva y activa del Espíritu de Dios en el organismo eclesial. Las formas auténticas de piedad popular son fruto del Espíritu Santo y deben ser consideradas como expresiones de la piedad de la Iglesia (Catecismo, 1674).
La religiosidad popular tiene, sin embargo, sus límites. Como todas las realidades cristianas no siempre está exenta de errores o desviaciones. A veces se puede quedar en un sentimiento pasajero o en lo superficial, y quedar vaciada de su verdadero sentido y fin. La piedad popular necesita también ser evangelizada, “para que la fe que expresa, llegue a ser un acto cada vez más maduro y auténtico” (Juan Pablo II).
El Nuncio de S. S. el Papa en España ha pedido «compromiso» a los sacerdotes, «confianza en el Señor» a la Vida Consagrada, y «anunciar la alegría del Evangelio» a los laicos
El Nuncio de S.S. el Papa Francisco en España, Mons. Bernardito C. Auza ha presidido esta mañana, en la Iglesia del Seminario Diocesano Mater Dei, una Eucaristía que marca el inicio de su agenda en la Diócesis de Segorbe-Castellón durante este fin de semana.
La visita responde a la invitación de nuestro Obispo, Mons. Casimiro López, con motivo de la Clausura del Año Jubilar Diocesano que tendrá lugar mañana domingo en la S.I. Catedral Basílica de Segorbe.
La importancia de la visita radica, precisamente, en la necesidad de comunión de nuestra Iglesia Diocesana con la Iglesia Universal. La oportunidad de agradecer personalmente al máximo representante de las diócesis españolas, y del Papa en España, la concesión de este Año de Gracia, es motivo también para mostrarle que la Iglesia de Segorbe-Castellón, está en camino, como nos pide el Papa, y sale, con renovado espíritu, a cumplir con la tarea evangelizadora.
La jornada de hoy, coincidiendo con la octava de Pascua, se ha iniciado con la Eucaristía. Así, a través de la Palabra de Dios, y de la comunión en Cristo, los asistentes se han preparado para el encuentro que el Nuncio ha tenido posteriormente con los sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas, así como con la Comisión del Año Jubilar Diocesano, y con los laicos a través de sus representantes en los diferentes Consejos Pastorales Parroquiales, incluyendo movimientos, asociaciones y diferentes realidades parroquiales.
La Eucaristía daba comienzo con las palabras de bienvenida y de agradecimiento de Mons. Casimiro López Llorente hacia el Nuncio de S.S. por el encuentro y a través de él con el Papa Francisco a quien representa en España y ante todas las Diócesis españolas con el fin de que «se fortalezcan los lazos de comunión de la Iglesia de Segorbe-Castellón con la Iglesia Universal a través del Santo Padre». El de hoy, ha dicho D. Casimiro, será un día de «acción de gracias al Señor a través de la Eucaristía que es la fuente, el centro y la cima hacia donde camina la Iglesia peregrina de Segorbe-Castellón y cada uno de los que formamos parte de ella».
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio»
Providencialmente la Palabra que se ha proclamado nos invitaba a todos, a través de San Marcos (16,9-15) a cumplir con la misión evangelizadora, y en esa misma Palabra ha basado su homilía Mons. Bernardito C. Auza en este sábado de la octava de Pascua. A través del Evangelio, el Nuncio Apostólico ha puesto de relieve «la Palabra que hoy dirige el Señor al colegio apostólico que pasan al colegio episcopal y también necesariamente a los colaboradores de los Obispos: los presbíteros».
Y lo ha hecho destacando la importancia del Seminario Diocesano Mater Dei como lugar de la celebración «por ser el espacio donde todo circula en torno a la tarea evangelizadora cuyo núcleo vital es la Eucaristía, de donde nace y se nutre la Iglesia». Así, se ha referido a la Eucaristía como «el principio y el fin de toda la acción de la Iglesia; el lugar donde se ilustra la mente, pero también se educa y se forma el corazón con la amistad y convivencia con Cristo».
El mensaje de Mons. Bernardito C. Auza se ha dirigido a los sacerdotes y seminaristas; a los representantes de los religiosos y religiosas, así como a la Vida Consagrada; y a la representación de los laicos presentes.
«Contad lo que hemos visto y oído«
En su mensaje a los sacerdotes y seminaristas, el Nuncio de S.S. se ha servido de la 1ª lectura (Hch. 4, 13-21) exhortándolos «a contar lo que hemos visto y oído, como advirtió Pedro, ante aquel Tribunal, inspirado por el Espíritu Santo, y en predicar la Divina Palabra sin disminuirla y darla tal como han recibido».
En este sentido ha invitado a los sacerdotes concelebrantes, a hacer del trato, de la intimidad y de familiaridad con la Palabra y con la vida del Señor, nuestra experiencia de vida cotidiana, porque sin la experiencia de Cristo es arriesgado entrar en un estado de vida que lo pide absolutamente todo». Se ha dirigido a ellos como «colaboradores esenciales del Obispo», invitándoles «a crecer en el amor a Cristo a través de la oración, de la práctica sacramental, la dirección espiritual y la convivencia sincera y fraterna, porque así también crece el interés por el conocimiento de la Iglesia Universal y Diocesana, y de todas sus necesidades y realidades».
En el contexto «de estos tiempos recios», ha agradecido el compromiso del Obispo y de los formadores en el acompañamiento y el camino de la formación hacia los seminaristas, animando a éstos a prepararse ante un futuro «que no es fácil». En este sentido ha recordado el mensaje de los Obispos en el Plan Pastoral 2021-2025 cuando se refieren a la sociedad actual como «una sociedad post-moderna líquida y voluble» que ha dejado atrás, aquella sociedad moderna «que buscaba la solidez en los grandes principios ideológicos y las grandes causas» en la que prima «la desconfianza en los vínculos humanos» que se deja llevar por «el individualismo y se caracteriza por relaciones efímeras en las que no se mantienen la lealtad ni el compromiso adquirido». Son tiempos líquidos, ha insistido, «en una sociedad líquida, donde el amor es líquido y el hombre es líquido porque solo quiere ser ciudadano del mundo sin ataduras ni en el amor, ni en la forma de vida». Y a este tipo de sociedad «ha de dirigirse nuestro compromiso en la formación», ha dicho.
Por ello, ha continuado, «los sacerdotes ordenados y quienes se preparan para el Ministerio sacerdotal deben de participar de la riqueza y la belleza del sacerdocio de Cristo, siendo conscientes que el sacerdocio ordenado es una llamada dentro de la llamada universal de un sacerdocio de todos los bautizados».
Se ha referido también a las enseñanzas de San Juan de Ávila como ejemplo de «predicar lo que recibía del Señor a través de la oración, desde el corazón; un hombre que escuchaba con la fe, miraba desde el amor, y predicaba con el corazón». Les ha exhortado a «permanecer generosos en el compromiso a su ministerio, testimoniando la misericordia de Dios en las tareas de cada día».
Mensaje del Papa Francisco
Depositar la confianza en el Señor
A las religiosas, religiosos y representantes de la Vida Consagrada que han participado en la Eucaristía, les ha alentado a depositar la confianza en el Señor. Ha puesto en valor la encomiable labor que realizan en beneficio de la Iglesia y de la sociedad en general en todas aquellas tareas y labores que realizan. Desde las diferentes congregaciones e institutos, ha dicho Mons. Bernardito C. Auza, «respondéis a la voz de la Iglesia que cuenta con vuestra entrega y vuestra fidelidad para asegurar el bien de la misma Iglesia y de las personas que se benefician de vuestra acción según vuestra vocación y carisma».
También ha recordado la próxima celebración de la 52ª Semana de la Vida Consagrada que se va a centrar en el déficit de esperanza en la Iglesia y en la sociedad, con el objetivo de dar respuesta a las muchas inquetudes manifestadas por los consagrados, ante la amenaza de extinción de algunos institutos de Vida Consagrada. En este sentido les ha agradecido «la insustituible labor» que realizan en la Iglesia de Segorbe-Castellón y, encomendado su tarea a la Virgen, les ha animado y alentado a mantener «el coraje para seguir adelante».
Es la hora de los laicos
También ha tenido palabras para los representantes del laicado de nuestra Diócesis: movimientos, asociaciones, apostolados y miembros de los Consejos parroquiales. Les agradecido, en nombre del Santo Padre, «su compromiso en la Diócesis colaborando y actuando con el compromiso de fe asumido en el Bautismo» así como por su participación en la convocatoria del Papa Francisco en el proceso sinodal.
Como miembros de la Iglesia, ha dicho, «los fieles laicos tenéis la vocación y la misión de anunciar el Evangelio en estos tiempos recios en que decae la fe y la práctica religiosa por parte de nuestros contemporáneos». En este sentido, les ha exhortado a «ser comunidades fuertes y comprometidas para emprender la Nueva Evangelización». Llevar el mensaje del Evangelio a la sociedad contemporánea «con nuevos métodos y nuevas formas en la vida comunitaria pero también entre quienes no practican la fe recibida en el Bautismo».
Por último, les ha recordado el mensaje del Papa Francisco durante el Congreso de Laicos celebrado en Madrid en 2020: «es la hora de hombres y mujeres comprometidos en todos los ámbitos, que con su modo de vivir son capaces de llevar la alegría del Evangelio allí donde estén».
Tras la Eucaristía, sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas, y los laicos a través de sus representantes en los diferentes Consejos Pastorales Parroquiales, incluyendo movimientos, asociaciones y diferentes realidades parroquiales, han mantenido un encuentro con Mons. Bernardito Auza en el que han podido conocer los acentos, las dificultades y los anhelos que están en el corazón del Santo Padre, asumiéndolos como propios y seguir el camino marcado en este Año Jubilar como Iglesia peregrina que camina, en comunión con el Papa y con el Obispo, en la tarea evangelizadora de la Iglesia misionera del Señor.
También se ha proyectado un vídeo resumen del Año Jubilar Diocesano que ha producido la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación y que, en palabras de D. Casimiro, refleja «cómo hemos vivido este Año de Gracia del Señor.
La Confederación de Religiosos de España (CONFER) mantuvo del 13 al 15 de noviembre su asamblea anual con el lema «Os daré un futuro lleno de esperanza». El Papa envió un mensaje de felicitación por los 25 años de unificación en una única entidad de las congregaciones masculinas y femeninas. La hermana Fina Gómez, religiosa de la Consolación y presidenta de CONFER diocesana, destaca la esperanza que contienen el mensaje de Francisco.
Ayer 20 de mayo, jornada de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, la Orden de los Mercedarios acogió en la parroquia de san José Obrero una solemne Eucaristía de Pentecostés. El acto, presidido por monseñor Casimiro López Llorente, sirvió como encuentro con los religiosos de la diócesis de Segorbe-Castellón. Leer más
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