Entrevista al Obispo en COPE
El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, fue entrevistado ayer en COPE Castellón por el Director de la emisora, D. Raúl Puchol.
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El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, fue entrevistado ayer en COPE Castellón por el Director de la emisora, D. Raúl Puchol.
Hogar Nazareth es un recurso de la Pastoral Caritativa Social de la Diócesis de Segorbe-Castellón, gestionado por la Comunidad de las Bienaventuranzas, en el que se ofrece un hogar, recursos y acompañamiento a jóvenes madres solteras y a sus hijos.
Hogar Nazareth se define como un recurso en apoyo a la mujer y a la infancia, ¿cuál es su objetivo y su misión?
Desde su inicio, como fruto diocesano del Jubileo de la Misericordia en 2016, quiere ser , precisamente, un Hogar para estas mujeres que después de haber decidido llevar a término un embarazo, necesitan redes de apoyo para seguir adelante. Gracias a Dios en nuestra sociedad hay muchos tipos de ayudas sociales, pero en cambio no siempre se da respuesta a lo que más les hace sufrir: la soledad y el sentirse juzgadas. Y esta amistad y acogida incondicional es lo que encuentran en Hogar Nazareth. A partir de aquí, se desbloquean muchas situaciones para que puedan llegar, poco a poco, a una plena autonomía.
¿Cuál es el día a día de estas familias en Hogar Nazareth?
A partir del acompañamiento personal de cada madre, se define un programa de crecimiento en diversos aspectos. Éste marcará las prioridades que se traducen en objetivos a corto y medio plazo. Muy a menudo se trata de regularizar la situación legal, búsqueda de empleo compatible con su maternidad, atención a los menores y gestiones para conseguir guarderías, y también iniciar ciclos formativos. Cada día, además, reciben por la tarde la visita de un voluntario para tratar diversos temas.
¿Supone una oportunidad para que puedan conocer el amor de Dios y el abrazo de la Iglesia?
No concebimos la labor del Hogar y el resto de actividades del Proyecto Nazareth desde hace 10 años reducidas a una mera acción social. Como entidad de la Iglesia, sabemos que los problemas sociales tienen una raíz profunda en las heridas y males del corazón humano. Por eso Cristo es el que puede de verdad purificar el fondo para que el resto se vaya desarrollando armónicamente. Durante estos años muchas madres y sus hijos han recibido los sacramentos de la iniciación cristiana, y precisamente ahora estamos dando catequesis a cinco madres para el bautizo de sus hijos.
¿Cuántas unidades familiares podéis acoger?, ¿está habiendo durante este tiempo un aumento de peticiones de acogida?
El piso tiene una capacidad para tres madres con sus hijos… Y se queda corto. Desde inicio de curso hemos recibido media docena de peticiones, a las que no hemos podido dar respuesta. Hay que decir que es el único recurso en la provincia de Castellón específico para jóvenes madres solteras.
Es el único recurso de estas características en la Diócesis y en la provincia, ¿qué necesidades tenéis?
Cuando hay personas que nos preguntan cómo pueden colaborar, siempre respondemos con tres caminos. El primero es la oración, para que Dios toque el corazón de estas madres y sus hijos. El segundo, el tiempo que las personas pueden dedicar a acompañar las madres. Y el tercero, es el económico. Cada vez nos están llegando madres con menos recursos, por lo que en muchos casos es necesario ayudarlas en las necesidades más básicas. Y viendo las peticiones que llegan, se necesitaría poder aumentar la capacidad con un nuevo piso o casa. En estos años hemos constatado muchas veces la sensibilidad que mucha gente tiene por la vida y el apoyo a estas madres valientes. Muchas gracias.
¿Cómo pueden contactar con vosotros?
Nos pueden escribir al correo bienaventuanzasesp@gmail.com o llamar al teléfono 647 854 915.
Entrevista a D. Francisco Roig, diácono permanente de la Diócesis de Segorbe-Castellón y responsable del Proyecto Job, programa de espiritualidad y adicción de Cáritas Diocesana
Caritas, dentro de su acción caritativa y social, puso en marcha este proyecto en marzo de 2021. Tiene como finalidad llevar un mensaje de esperanza y solidaridad a las personas adictas y sus familias de que se puede salir de la esclavitud de la adicción y comenzar una nueva vida plena de felicidad.
Nos costó bastante encontrar un nombre para el proyecto. Al final le pusimos este nombre porque vimos en el santo Job, su sufrimiento y su regreso a una vida feliz un paralelismo con la persona que sufre una adicción, que después de una vida con mucho sufrimiento vuelve a una vida normalizada y plena después de su recuperación.
Nuestra actuación en este proyecto consiste principalmente en tres formas de acción: informar, prevenir, curar
– Información y asesoramiento. Cuando viene alguna persona con alguna adicción, o algún familiar, le informamos ampliamente sobre la enfermedad y sus tratamientos y sobre los recursos provinciales y nacionales que existen para que ellos elijan el que más les convenga. Tenemos un dossier actualizado con números de teléfonos, direcciones, horarios de atención y reunión de todas las asociaciones y grupos públicos y privados que trabajan para combatir las adicciones.
– Prevención sobre el peligro de las adicciones. Consiste en charlas dirigidas a grupos parroquiales, asociaciones eclesiales; principalmente a los adolescentes que van a tomar el sacramento de la Confirmación para advertirlos de los peligros que conllevan las drogas y los comportamientos adictivos.
– Curación. Abrimos un grupo terapéutico que se reúne una vez a la semana, los jueves de 19,30 a 21,30 en el local que tiene Caritas en el nº4 de la calle Segorbe de Castellón. Tiene como finalidad la rehabilitación de las personas adictas. Pueden asistir todas aquellas personas que crean que tienen un problema de adicción, no es necesario tener ningún tipo de fe, todas las personas con problemas son bien recibidas. Nuestros principios de recuperación están basado en los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos adaptados a nuestra fe católica.
La recuperación a través de los Doce Pasos es un proceso de crecimiento espiritual en el que el adicto, paso a paso, va liberándose de su ceguera espiritual y de su egoísmo. Es el Espíritu Santo el que guía al espíritu humano a la búsqueda y al conocimiento de Dios.
El Primer Paso es reconocer la impotencia ante la adicción y que la vida con ella se ha vuelto ingobernable. Cuando se reconoce esta impotencia dejamos un hueco para que la gracia de Dios pueda penetrar, y pueda nacer la fe. Después viene un inventario moral de la vida pasada, una confesión y una reparación, cuando sea posible del mal causado. Seguimos adelante y tomamos como un hábito la oración y la meditación para mejorar nuestro contacto consciente con Dios para ver su voluntad para nuestra vida. Al final del camino el que ha hecho bien los Doce Pasos tiene como valor supremo a Dios y en El tiene su confianza. Surge también una voluntad de servicio a los demás, en especial para los que son adictos.
De forma muy simplificada este es el proceso que seguimos para la liberación de las adicciones
Pueden contactar dirigiéndose a:
Teléfono de Caritas. Proyecto Job. (964255521)
También podéis contactar con mi teléfono personal (665060095)
O bien ir al local de Caritas en la C/Segorbe nº4 de Castellón, los jueves de 19,30 a 21,00 h
“Comencé a sentir por dentro una necesidad muy fuerte de dar a conocer a otros todo lo que yo sabía de Jesús, era como una obligación”
La Hna. Montserrat, de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, ha dedicado su vida y su vocación a evangelizar al pueblo awajún, aborígenes que habitan parte de la Selva Amazónica peruana.
Esta congregación religiosa femenina es única y exclusivamente misionera, y se fundó en mayo de 1942. La consagración de las hermanas lo es al servicio total de Jesucristo, y se expresa viviendo en fraternidad evangélica los votos de castidad, pobreza y obediencia, y la entrega a la acción misionera de la Iglesia.
Además de la Hna. Montserrat, a esta Compañía pertenece también Mª Dolores Montoliu, de Nules, que lleva más de 50 años en Colombia; la castellonense Marta Iturralde, también en Perú y Colombia; Mª Concepción Nabás, de La Vall d´Uixó, fallecida recientemente; la castellonense Josefina Garcés, tía de Marta, destinada muchos años en Perú; y Carmen Fortea, destinada en el Congo. Las dos últimas viven ahora en la Casa de Madrid.
Montserrat Ripollés nace en Cambrils (Tarragona) hace 90 años, pero cuenta que a causa de la Guerra Civil Española tuvo que venir a Castellón cuando tenía 5 años, y “aquí es donde he crecido, donde me he formado, donde he estudiado y donde ha brotado mi vocación misionera”.
Sintió la llamada del Señor al servicio, y desde entonces ha entregado su vida a los demás. Explica que el origen de su vocación está en su familia, pues “desde pequeña me llevaban a la Iglesia, y me formé en la Acción Católica en Castellón”.
Cuenta que “aunque no tenía padre pude realizar mis estudios de Magisterio con el esfuerzo de mis hermanos”, y fue a los 18 años cuando “comencé a sentir por dentro una necesidad muy fuerte de dar a conocer a otros todo lo que yo sabía de Jesús, era como una obligación”. A partir de ahí “brotó en mí el deseo de ser religiosa en una congregación que fuese a la misión, para llegar a aquellas personas que aún no habían oído hablar de Jesús”.
Ingresó en la congregación en 1952, y en 1956 le destinaron a Perú, con 23 años y la carrera terminada, “cuando todavía no había realizado mi primera renovación de votos”. Llegó a la desembocadura del río Nieva en un hidroavión vestida con su hábito blanco, al encuentro de este pueblo de Dios, dedicándose a la educación de los niños y a las catequesis en la parroquia. También a “formar agentes de pastoral indígenas, aprendiendo de los otros su vida, para que yo partiera de su mundo cultural y poderles dar a conocer todo lo que yo sabía y conocía de Jesucristo, siendo al final estos agentes los que lleven el mensaje a sus comunidades”, explica la hermana.
Desde entonces ha estado allí, menos dos periodos de 6 años en los que se le requirió en Madrid, dedicando su vida a compartir la alegría del Evangelio de Jesús en esta región de la selva amazónica. “Lo que he aprendido durante todos estos años es que tenía que cambiar la idea que tenía de dar lo que tengo, por ponerme del lado de este pueblo y aprender de ellos, partiendo de su mundo para yo poder dar el mío, sin imponer”, a lo que le ayudó en gran medida “el cambio que el Concilio Vaticano II nos trajo, al insistir en la necesidad de inculturarse en el lugar de misión”.
La presencia de la Compañía entre el pueblo awajún, en un lugar muy aislado, ha dado sus frutos, pues “ahora hay comunidades cristianas, muchos animadores de comunidades, poco a poco se ha introducido la fe en pueblos que no habían oído hablar de Jesucristo”, concluye.
#YoMeApuntoAReligion
#AmpliaTusPuntosDeVista
Cerca de 36.000 alumnos (son datos de la educación pública, concertada y privada) reciben clase de Religión este curso 2021-2022 en las escuelas e institutos de nuestra Diócesis. Estos son los números, pero tras ellos están alumnos, personas con nombres y apellidos, y sus familias, que libremente han decidido que la asignatura de Religión Católica es importante y la valoran como una materia educativa que contribuye a su formación integral. Acompañando a estos alumnos hay 393 profesores que realizan su trabajo con vocación, rigor y profesionalidad.
Estamos en un momento crucial. En educación siempre estamos en un tiempo decisivo porque nos jugamos el presente y el futuro de nuestros alumnos y de nuestra sociedad. Próximos a finalizar este curso escolar, se perfila en el horizonte un nuevo curso cargado de novedades, de inquietudes y de retos. Estrenaremos nueva ley educativa, LOMLOE, nuevos currículos…
Este mes de junio se inicia la campaña de matriculación para el nuevo curso escolar. Del 3 al 21 de junio lo harán los alumnos de Infantil y Primaria. A partir del 18 de julio lo harán los de ESO y Bachillerato. Por este motivo, la Iglesia Española ha iniciado una campaña que, con el lema «Amplia tus puntos de vista» nos ayuda a descubrir, a través de la asignatura de Religión Católica, una mejor versión de la vida.
D. Mauro Soliva, Delegado Diocesano para la Enseñanza, nos explica como «la asignatura de Religión ofrece el modelo de vida de Jesús y contribuye al desarrollo integral de la persona».
¿Cuál es el alcance educativo de la clase de Religión?
La asignatura tiene que sortear que los padres y toda la comunidad cristiana tomemos conciencia de la importancia de madurar esta dimensión en los niños y en los jóvenes. Por tanto, no podemos dejar de reivindicar la presencia de la asignatura en el sistema educativo y recordar, en estas fechas en las que se inicia todo el proceso de matrícula, que es un derecho de los padres, y también de aquellos jóvenes que la quieran elegir. Todos los centros educativos la deben incluir en su oferta a pesar de los cambios legislativos continuos, incluso la posición encontrada de algunas fuerzas políticas y sociales contra la presencia de la asignatura en la escuela hace que no tenga el reconocimiento que debería porque, como asignatura, contribuye a una educación integral. Pero si somos conscientes de su importancia, apostamos por ella y somos responsables al elegirla para nuestros hijos, estaremos contribuyendo a su educación integral, y a que los jóvenes tengan el referente de Jesús y del Evangelio para afrontar su vida con mayor alegría y esperanza.
El lema de este año nos invita a descubrir, a través de la Religión católica una mejor versión de la vida, ¿qué aporta en la formación del alumnado?
Desde la asignatura vamos a ofrecer el modelo de vida de Jesús de Nazaret. Todos los valores que están recogidos en el Evangelio y de la enseñanza de la tradición de la Iglesia en estos XXI siglos de historia y que proponen una forma distinta de vivir, basada precisamente en Jesús, que abre sus brazos en la cruz, que nos pone en relación con Dios, al que nos invita a llamar Padre y que, por tanto, nos hace hermanos de todos. Jesús nos propone que no nos mostremos indiferentes hacia lo que le sucede a otro a partir de sus enseñanzas y de las de sus seguidores, que somos nosotros, es la Iglesia que durante XXI siglos ha ido haciendo realidad el Reino de Dios. La asignatura de Religión contribuye a un desarrollo integral de la persona, que necesita desarrollar todas sus dimensiones, también la trascendente, dando respuesta a las grandes preguntas del ser humano, y eso debe ser acompañado desde pequeños e ir madurándose a lo largo de la vida del adolescente y del joven.
Este es un tiempo clave para la asignatura, ya que se comienzan a implantar los nuevos temarios, ¿qué destaca la propuesta?
Con el lema de este año «Amplia tus puntos de vista», la campaña pretende mostrar cómo la asignatura aborda la vida, las circunstancias de las personas, de la sociedad, de las interacciones entre nosotros desde la trascendencia de la Religión, es decir, de cómo Jesús actuaría frente a todo lo que acontece: la guerra, las situaciones de pobreza, los egoísmos y aquellas otras tantas cuestiones que nos interrogan… Desde el punto de vista del mensaje cristiano de Jesús tenemos otras formas de afrontar las cosas que no siempre coinciden con las que ofrece el mundo y la sociedad en la que vivimos.
¿Cuál es la radiografía de la asignatura de Religión en el momento actual?, ¿Cuáles son los principales retos?
La entrada en vigor de la LOMLOE este próximo curso supone un nuevo reto para la asignatura, pero se ha afrontado con muchas ganas y con el convencimiento de que aporta mucho a la formación integral de la persona, de hecho, en los meses previos se ha hecho todo un trabajo que ha dado como fruto un nuevo currículum que se ha aprobado y se ha remitido al BOE. Ahí se ve cómo la asignatura puede ir aportando a los retos que pretende la reforma educativa para conseguir un perfil del alumno capaz de asumir los retos que se le presenten una vez terminado su ciclo formativo obligatorio. Desde ese convencimiento la asignatura puede ofrecer, desde la base central de la figura de Jesús, el mensaje evangélico. También, como nos recordó el Papa Francisco en sus documentos (Evangelii Gaudium, Fratelli Tutti, Laudato Si) todos los cristianos tenemos una palabra que decir en el cuidado de la casa común, en el ir al encuentro de los marginados, así como de curar las heridas, esa fraternidad universal que muchas veces, en los últimos años, acciones como el terrorismo o las guerras han fracturado. En este sentido, la asignatura de Religión recordará esos valores del Evangelio y cómo a lo largo de su historia, la Iglesia lo ha dado todo a esa forma distinta de afrontar la vida, el mundo y las relaciones entre las personas, siempre con esa mirada desde Dios para actuar y para cambiar en este mundo.
D. Salvador Prades, Delegado diocesano para las Misiones y Cooperación entre las Iglesias, pretende con este libro, “Una historia de hombres íntegros”, realizar un «merecido homenaje a cuantos hicieron posible la historia misionera de la Diócesis de Segorbe-Castellón en tierras africanas», concretamente en Burkina Faso.
¿Cuál es el objetivo del libro?
Son varios los objetivos, en primer lugar, que no se pierda esta historia que durante más de cincuenta años unió a las diócesis de Segorbe-Castellón y de Nouna-Dédougou. Como canta el bolero “dicen que la distancia es el olvido” y existía el peligro de que algunos de los escritos que se han recogido desaparecieran para siempre y por tanto perdiéramos una parte muy importante de nuestra historia diocesana reciente. Un segundo objetivo era hacernos eco de lo que nuestro obispo dice en su carta pastoral con motivo del Jubileo diocesano: “Hacer memoria agradecida a Dios de nuestra historia personal en nuestra Iglesia diocesana”. Hemos de saber reconocer la entrega y generosidad de aquellos misioneros que abrieron nuevos caminos para la evangelización y que, desde la distancia, contribuyeron también a crear en nuestra diócesis una conciencia misionera en los fieles y comunidades parroquiales.
Evidentemente la historia misionera de nuestra diócesis no se limita a Burkina Faso. En aquellos tiempos Chile y República Dominicana fueron también referentes, y posteriormente se ha ido ampliando a muchos países.
¿Quiénes son sus protagonistas?
Fundamentalmente son los sacerdotes que han pasado por aquellas tierras africanas, cuyo pionero fue mosén Ricardo Miralles “el Barbas”, que está enterrado en Safané. Él abrió el camino para otros: Juan Antonio Albiol, Manuel Mechó, Joan Llidó, Eduardo García, Juan José Ventura, Antonio Climent, Antonio Caja y un servidor. También algunos seglares.
Pero para el desarrollo de la misión tuvieron una gran importancia tanto los obispos de la época – Pont i Gol y Cases Deordal- como los delegados diocesanos de Misiones -Salvador Ballester, José Doménech y Serafín Sorribes-, así como la que fue secretaria de la Delegación durante tantos años, Carmen Bellés.
A través de las páginas se van descubriendo otros personajes importantes: los médicos y enfermeras, las HH. de la Consolación, Carmelitas Descalzas, etc.
Profundizar en el papel de todos ellos hubiese sido una tarea inmensa.
¿Por qué este título?, ¿Cómo está estructurado?
El libro está estructurado en tres partes:
1. “Pequeñas historias de una historia”. Es un relato que hace Ricardo Miralles sobre los primeros años de la Misión en el Alto Volta. El escrito es muy desordenado, pasando continuamente de un tema a otro, pero el lenguaje cercano, como de tertulia, de Ricardo, lo hace muy atractivo.
2. “Viaje por el desierto”. También obra de Ricardo Miralles, cuenta las peripecias de un viaje que hizo desde Castellón hasta Safané atravesando todo el desierto del Sáhara a finales de 1974.
3. “Cartas desde la Misión”. Es una recopilación de cartas dirigidas a la Delegación Diocesana de Misiones de Segorbe-Castellón. Están ordenadas cronológicamente, aunque Seguro que faltan muchas.
Además, está ilustrado con muchas fotografías que se han podido recuperar.
En lo que se refiere al título, está cargado de intencionalidad. El país, en tiempos de la colonización francesa se llamaba Alto Volta, pero años después de la independencia, a consecuencia de un golpe de estado, se cambió a Burkina Faso, que es un nombre compuesto en sendas lenguas locales: “Burkina” en moré significa “hombres íntegros” y “Faso” en dioulá viene a referirse a “la tierra, la casa, la patria”, por tanto es la “Tierra de los hombres íntegros”, y los misioneros destacan por todo lo que significa ser íntegros (fe, generosidad, disponibilidad, cercanía, compromiso…).
¿Qué significa África, concretamente Burkina Faso, para la Diócesis?
La misión en Burkina ha sido una apertura a la catolicidad de la Iglesia. La diócesis de Segorbe-Castellón ha sido muy generosa tanto en sacerdotes y religiosas que han contribuido a la evangelización de aquellas tierras, como en proveer los recursos materiales para un desarrollo integral de las personas, con la colaboración de seglares y de instituciones como Medicus Mundi y otros.
Por tanto, pienso que Safané y Oury han sido (y pueden seguir siéndolo aunque sea de otro modo) escuela del sentimiento de pertenencia a una Iglesia que nos impulsa a abrirnos a los demás, especialmente en estos tiempos en que es necesario un nuevo estímulo evangelizador.
Sería interesante seguir fomentando la vinculación con aquella diócesis porque desgraciadamente, unido a la pobreza del país, está sufriendo la violencia yihadista. Tal vez sería ocasión para explorar nuevas vías de colaboración.
¿Dónde se destinan los donativos recibidos por este libro?, ¿cómo se puede colaborar?
Con motivo de la celebración del jubileo por el 775 aniversario de la creación de la diócesis de Segorbe, el Sr. Obispo pidió a los responsables de las distintas Delegaciones que pusiéramos en marcha iniciativas para revitalizar nuestro compromiso en la evangelización. Desde la Delegación de Misiones pensamos que era una ocasión para recaudar fondos para becas de seminaristas de Dédougou. Por tanto, se puede colaborar comprando el libro que se puede pedir en la Delegación de Misiones o a través de los párrocos y haciendo una aportación para este fin.
De la mano de Delegación diocesana para la Pastoral de la Familia y Defensa de la Vida, Pablo Medina e Isabel Blasco son el matrimonio responsable del «Proyecto Raquel» en la Diócesis. Un itinerario de sanación y reconciliación, que ofrece la Iglesia, para las personas que han sufrido el drama del aborto.
¿Qué es el “Proyecto Raquel”?
Proyecto Raquel es la propuesta pastoral de la Iglesia ante el drama del aborto. Consiste en un camino, que consta de una serie de etapas, en las que se ayuda a la persona a sanar la herida del aborto, y a reconciliarse consigo mismo, con Dios, con las personas que estuvieron involucradas y con el bebé no nacido.
¿Cómo surgió? ¿A qué da respuesta?
El proyecto, es una de las propuestas que ofrece Spei Mater, realidad eclesial que integra, además del proyecto Raquel, el proyecto Ángel, donde se acompaña a mujeres que se plantean abortar, y Parroquias por la Vida, que organiza oraciones y acciones provida a nivel parroquial.
A raíz de una situación cercana que vivimos hace unos años, nos dimos cuenta de que no había ninguna realidad en la Diócesis que diese respuesta a este tipo de situaciones, que son mucho más frecuentes de lo que a veces podemos intuir. Investigando un poco, dimos con el proyecto y descubrimos que funcionaba ya en muchas diócesis españolas, así que hablamos con el Delegado de Familia y Vida, D. Luis Oliver, y organizamos la formación.
¿Quiénes pueden acudir a este proyecto?
A veces parece que la única víctima en un aborto, además del bebé no nacido, es la madre. Es cierto que ella es la primera afectada, y puede sufrir multitud de síntomas que evidencien el Síndrome Postaborto. No obstante, un aborto afecta y salpica a cualquiera cercano a la situación: el padre, los familiares, los amigos, y, por supuesto, los sanitarios involucrados. Por otro lado, también está dirigido a aquellas mujeres que han sufrido abortos espontáneos. Aunque la herida es diferente, muchas veces ese duelo silenciado pesa indefinidamente en sus corazones y también puede ser sanado mediante este itinerario.
¿Cómo se les ayuda a estas personas?, ¿cuál es el proceso?
La ayuda consiste en un acompañamiento personal en el que es Cristo quien sana. La persona se reúne semanalmente durante unos meses con un consejero o consejera, que ha realizado la formación de Proyecto Raquel, para trabajar una serie de sesiones.
Los consejeros nos hemos formado para acompañar, pero, evidentemente, no somos profesionales de la salud mental ni sacerdotes. Por ello, si durante el proceso se constata que la persona necesita ayuda psicológica o dirección espiritual, se le puede derivar a ello también.
¿Qué tiene que hacer la persona que quiere acudir al proyecto?
Cualquiera que quiera acudir al proyecto puede llamar al teléfono 699 767 240 y se le tomarán unos datos mínimos para asignarle el consejero o consejera más adecuado según sus características. Se le devolverá la llamada lo más pronto posible para quedar con el consejero o consejera, tener una primera toma de contacto e iniciar el itinerario. Es importante recalcar que esta es una propuesta confesional: la curación de la herida pasa, entre otras cosas, por la relación con Dios a través de la oración y los sacramentos. Por ello, aunque la persona no sea creyente o practicante, puede participar de la propuesta, aunque debe ser consciente de que en el camino de sanación va a haber momentos en los que se entable diálogo o relación con Dios.
Pablo Ruiz, tiene 25 años y es natural de Caravaca de la Cruz (Murcia). Llegó a nuestra Diócesis siendo adolescente e ingresó en el Seminario Diocesano Redemptoris Mater, en Betxí. Cursó Bachillerato en el Seminario Diocesano Mater Dei y emprendió los estudios de Filosofía y Teología que terminará este año. El próximo curso académico saldrá a la misión a hacer la itinerancia previa a su ordenación sacerdotal, que también forma parte de su formación. Con motivo de la Solemnidad de San José, Pablo Ruiz ha estado en «El Espejo de Segorbe-Castellón» (Cadena Cope)
¿Qué te llevó a ingresar en el Seminario? ¿Cómo descubriste tu vocación?
Con 16 años estaba en una situación difícil por no encontrarle sentido a mi vida. La enfermedad de mi madre hizo mella en mí y ese verano una compañera de clase me invitó a un campamento organizado por monjas. Había dicho mil veces que no pero aquel año dije que sí y durante el campamento, en una exposición del Santísimo, le pregunté al Señor que si de verdad existía me lo confirmase. En ese momento, yo era una persona muy inquieta, tenía los nervios descontrolados pero me sentí muy querido y experimenté un amor enorme de Dios. Pensé que eso era lo que yo quería para mí. Ese verano también asistí a un encuentro del Camino Neocatecumal en Italia donde se nos dio destino a un Seminario. En mi caso tenía que ser un Seminario en España porque no había cursado todavía el Bachiller y aquí me destinaron. Primero estudié bachillerato en el Mater Dei y luego Teología.
¿Cómo se desarrolla tu día a día en el seminario?, ¿qué aporta la formación para el sacerdocio?
Desde fuera siempre había visto la vida del Seminario muy aburrida pero es todo lo contrario. Nos levantamos a las 6 de la mañana y tras la oración de las 7h, desayunamos y asistimos a la Universidad en el Mater Dei. Cuando acaban las clases regresamos al seminario y rezamos la hora intermedia. Tras un rato de descanso y deporte, dedicamos unas horas al estudio. Antes de cenar tenemos un rato de oración y ya por la noche, si se da el caso, podemos acudir a las actividades parroquiales en Castellón. A partir de las 22.30h de la noche se hace silencio y cada uno en su habitación puede leer, meditar…. cada uno lo que quiera.
¿Cómo crecéis en la formación espiritual?, ¿cuánto de renuncia hay en el día a día?, tal vez pesa más lo que recibes que lo que se queda atrás ¿no?
La verdad es que sí!…, se recibe mucho más de lo que se deja atrás porque a nivel espiritual nos alimentamos de los Sacramentos en el Seminario pero es verdad que nuestra vocación se ha gestado en una comunidad del Camino Neocatecumenal, movimiento al que estamos enraizados, y es a través de esa vivencia de la Palabra de Dios, de la Eucaristía y de la historia de sanación de los hermanos como poco a poco, sin forzar nada, el Señor, a través de ese alimento espiritual te va tocando el corazón y te das cuenta que la vocación viene del Señor, porque antes que la formación espiritual que es fundamental, el Seminario no es una fábrica de curas, sino que el pilar fundamental es que tu seas persona, una persona cristiana… y antes de ser cura, eres persona. También tenemos la ayuda del Rector, del Padre espiritual y poco a poco se va viendo esa formación espiritual que, como digo es fundamental, y a partir de ahí nace la vocación.
¿Qué te está ayudando a descubrir que el sacerdocio es el plan que Dios tiene para ti?
Lo que más me ayuda es ver lo contento que estoy en el Seminario. Yo era una persona muy triste, muy tímido y me costaba relacionarme con la gente. Una de las cosas que he descubierto en este tiempo es la alegría que me da hacer su voluntad. Muchas veces he tenido la tentación de abandonar por la presión y no ser capaz de aguantar el ritmo y el sufrimiento… y el Señor me confirma que es su voluntad porque a mi los estudios siempre me han costado muchísimo y la serenidad que me ha dado el Seminario me ha ayudado a sacar los estudios adelante que para mí era imposible. Recuerdo la primera vez que me llamó mi madre y me dijo: ¡pero muchacho qué te han hecho, que hablas tanto?!…. Son cosas que el Señor, poco a poco me va diciendo… tengo serenidad y paz…. es lo que el Señor me va confirmando mediante detalles de amor conmigo.
¿Cómo te imaginas el día que el Obispo te imponga sus manos para ordenarte sacerdote?
La verdad es que el Rector, cuando vamos a una ordenación presbiteral, siempre nos dice que no la vivamos como una Gracia para el que se ordena, sino que lo vivamos también como una Gracia para nosotros… de ver cómo hombres débiles como yo, hombres que han dudado, hombres que han sentido miedo… ver cómo el Señor a partir de ese día te regala una Gracia por el Sacramento… es impresionante… y de ver cómo el Señor confirma de verdad esa vocación y, en la debilidad, te levanta… Es una alegría ver como el Señor, confirma que no me violenta para nada sino que me deja completamente libre.
¿Quién es tu San José en la tierra?
A mí me ayuda mucho la figura de José de Egipto que siendo vendido por sus hermanos no se defiende y precisamente San José enseña a Jesús esa figura de no defenderse, de aprender a cargar con el pecado del otro. Y esta figura en el Seminario a mí me ayuda a ver que lo único que me ha hecho feliz es aceptar la voluntad de Dios y que todo lo demás da igual. Es cierto que todo lo demás importa, todo es fantástico, pero de verdad lo único que me ha hecho feliz es seguir al Señor y seguir su voluntad… y aunque aparentemente, desde fuera, parece que se renuncia a mucho, el Señor te da el doble o el triple.
Entrevista completa aquí:
Entrevista a David Rubio, tras regresar de misión en Ucrania
3.200 kilómetros separan la ciudad de Zhytomyr (Ucrania) con Castellón. Allí, la familia Rubio Millán fue enviada a misión por la Iglesia, ahora hace doce años, primero en la Diócesis de Odessa, y desde el pasado año al norte del país. Se acostaron el jueves 24 de febrero tras una jornada en la que todo transcurrió con normalidad, y se despertaron la madrugada del viernes 25 tras estallar dos bombas muy cerca de su hogar.
La entrevista se realizó en El Espejo de COPE CASTELLÓN, el espacio informativo de la actualidad de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
David, lo primero de todo, ¿cómo os encontráis emocionalmente?
Estamos agradecidos a Dios por encontrarnos ya en Castellón y haber podido salir del país, agradecidos también por la acogida de la parroquia, de nuestra comunidad, del párroco, pero es verdad que nos dejamos el corazón en Ucrania, y tenemos una sensación de desgarro y pena de haber dejado allí muchas cosas y muchos años de trabajo y de misión.
¿Cómo ha sido recorrer esos 3.200km que separan Zhytomyr de Castellón? Suponemos que los primeros 1000 kilómetros fueron los más difíciles….
Así es. La madrugada del jueves 24 al viernes 25 de febrero escuchamos caer dos bombas en nuestra ciudad. Nos despertaron las bombas. El día anterior los niños habían ido al colegio, yo había estado en el proyecto de construcción que estábamos haciendo allí…, había sido un día normal, y de madrugada nos despertaron las bombas. Nos levantamos, recogimos lo que pudimos y salimos corriendo, porque también habían llamado algunos hermanos de Kiev que habían caído bombas allí, y entendimos que había empezado la invasión. Salimos corriendo con los coches y fue muy difícil, porque uno de los dos coches solo tenía gasolina para hacer 100km y todas las gasolineras estaban colapsadas… Cuando se acabó el gasoil nos paramos en la gasolinera a esperar… Gracias a Dios, porque los ucranianos son muy buena gente, y al vernos con niños nos dejaron pasar y pudimos llenar el depósito. Así, directamente hicimos los 1000km hasta la frontera, sin parar a dormir, porque sabíamos que cuanto más tiempo nos retuviéramos más tapón habría en la frontera… Cuando llegamos las colas ya colapsaban las fronteras… y también nuestros hijos nos abrieron el camino porque los militares abrían el paso a las familias con niños menores de un año, y en tres/cuatro horas pudimos cruzar la frontera gracias a Dios, porque sabemos de otros hermanos que han estado más de dos días haciendo cola… Es verdad que fueron los 1000 km más difíciles, con mucha tensión, una rueda pinchada…en fin mucho lío.
Tras 12 años de misión en Ucrania, primero en la Diócesis de Odessa y desde 2021 en Zhytomyr… ¿qué habéis dejado allí?
Ciertamente hemos dejado muchos hermanos… mi esposa y yo éramos catequistas de tres comunidades, así que hemos dejado muchos catecúmenos, muchas personas a las que ayudábamos en la fe… muchos hermanos con los que hemos estado durante 12 años juntos, muchos proyectos como la construcción de una casa de convivencias … hemos dejado muchísimas cosas porque hemos dejado 12 años de nuestra vida… y lo peor es que lo hemos dejado de golpe… porque nuestra vida era continuar allí… nuestros hijos han dejado amigos de la infancia, de la escuela…
¿En qué ha consistido la misión que os encomendó la Iglesia? ¿Por qué Ucrania?
Nosotros pertenecemos al Camino Neocatecumenal, a la 4ª Comunidad de Santo Tomas de Villanueva de Castellón, que es el lugar donde tuvimos un encuentro con Dios, y en agradecimiento nos ofrecimos a la Iglesia para ir en misión a cualquier parte del mundo, pero en una convivencia que organizan los responsables del Camino Neocatecumenal (Kiko, el Padre Mario y todavía Carmen), nos invitaron y por sorteo nos tocó Ucrania. Al preguntarnos si estábamos dispuestos, pues en Ucrania había esta necesidad, dijimos que sí. La misión abarcaba muchísimas cosas…, en primer lugar hacer presente a Jesucristo resucitado con nuestra vida, porque una persona cree que Cristo ha resucitado y que le quiere cuando se encuentra con otro cristiano, es mostrar cómo vive una familia cristiana, abierta a la vida…, evangelizando… Nosotros salíamos a la plazas anunciando Kerygma, la Buena Noticia, que Dios ama a esta gente… pero sobre todo en el día a día, formando una comunidad de familias, como los primeros cristianos, anunciando que Jesucristo ha resucitado. Además teníamos otros proyectos, como la construcción para una casa de convivencias, la pastoral de la post confirmación de los chicos, con 38 jóvenes, catequizando en las parroquias…
¿Hay tiempo para la esperanza? ¿piensas que podréis volver?
Los cristianos no pierden la esperanza porque nuestra esperanza está puesta en Dios y estamos llamados a la vida eterna … esa es nuestra esperanza. No te puedo decir si vamos a volver, el cristiano vive el hoy, porque el futuro nadie lo sabe, lo que sí puedo decir es que el Señor me invita a vivir en la historia, hoy… y hoy debemos empezar aquí… matricular a los niños, buscar un trabajo… nos gustaría mucho volver, pero tenemos que ver si es voluntad de Dios o no… De momento la voluntad de Dios es que estemos aquí.
Entrevistamos a Mons. Vicente Jiménez Zamora, Arzobispo emérito de Zaragoza, que dirigió los Ejercicios Espirituales de los sacerdotes de la Diócesis la semana pasada.
¿Quién es monseñor Jiménez Zamora?
Soy natural de Ágreda (Soria), en las faldas del Moncayo, un pueblo con raíces históricas y con un gran amor a la Virgen Santísima bajo la advocación de los Milagros. Nací de padres muy cristianos, Vicente y Silvina, que siempre nos inculcaron a los 6 hermanos una sana educación cristiana, el amor a la Iglesia, y los valores de la entrega, del servicio y de la responsabilidad.
El año que entré en el Seminario, nuestro pueblo pasaba a ser de la Diócesis de Osma-Soria, porque antes era de Tarazona, y fui el primer seminarista de Ágreda que fue a El Burgo de Osma. De allí es vuestro Obispo, D. Casimiro, y allí le conocí, buen amigo y buen compañero.
Me formé bien, con unos buenos superiores, buenos profesores y buenos directores espirituales, que nos inculcaron mucho la vida espiritual, de estudio, de compañerismo y de amor a la Iglesia. Hasta que llegó la ordenación sacerdotal con 24 años. Primero, los estudios fueron en El Burgo de Osma, pero luego el Obispo me envió a estudiar a la Universidad de Comillas (Cantabria) para estudiar Teología. Acabé los estudios en el Colegio Español de Roma.
Al volver a la Diócesis recibí el encargo de dar clases en el Seminario. Después el Obispo me envió a Soria para trabajar, sobre todo con la juventud, pero también impartiendo clases de Religión en institutos y en la Escuela de Enfermería.
En la Diócesis he ido realizando distintos ministerios: cura de pueblo, Delegado del Clero, Delegado de Enseñanza, Vicario de Pastoral y Vicario General. Al quedar la Diócesis vacante me nombraron Administrador Diocesano, hasta que el Santo Padre quiso que fuera Obispo de mi propia Diócesis de Osma-Soria. Junto con D. Casimiro trabajé mucho en la realización de un sínodo diocesano (1994-98) con el que hacer una Iglesia diocesana viva y evangelizadora. Desde entonces mi misión ha sido servir a nuestra Iglesia en las tareas que me han ido confiando los obispos.
¿Cómo fue el despertar de su vocación?
Fui a la catequesis desde niño, y también fui monaguillo. Viendo que otros chicos se iban a colegios de religiosos o al seminario, y lo contentos que volvían en las temporadas de vacaciones, tuve también una inclinación para ir al seminario. El sacerdote que estaba entonces en la parroquia me invitó a entrar en el seminario de la Diócesis, en El Burgo de Osma. Allí fui cultivando esa semilla vocacional, porque el Señor te va madurando y vas creciendo en el discernimiento vocacional.
¿Por qué «Amoris officium» (oficio de amor) como lema episcopal?
Cuando San Juan Pablo II me nombró Obispo de Osma-Soria, los obispos elegimos un tema. Yo hacía tiempo que iba trabajando el tema de la caridad pastoral, de los sacerdotes y del ministerio como servicio de amor. Y encontré una frase de San Agustín, cuando comenta el pasaje de San Juan 21, 15. El pasaje del primado, cuando Cristo resucitado se aparece a los apóstoles en el lago de Galilea y le pregunta a Simón Pedro por tres veces: «¿Simón, hijo de Juan, me amas más que estos?», y Pedro le responde: «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero». Y la respuesta del Señor resucitado es «apacienta mis ovejas». Comentando este pasaje dice San Agustín: “Sit amoris Officium pascere dominicum gregem” (que sea Oficio de amor apacentar la grey del Señor). El Señor no nos pregunta por los títulos que tenemos, por las cualidades, por las capacidades…, nos pregunta si le amamos y si amamos a su Iglesia, a su rebaño. Por eso escogí estas dos palabras tan bonitas, porque ser Obispo es un “Amoris officium”, un oficio de amor.
Primero Osma-Soria, luego fue Santander, y finalmente Zaragoza, ¿con qué se queda de los tres destinos episcopales?
Las tres han sido mis esposas, que es la única esposa de Jesucristo. La primera, al ser la propia Diócesis fue un motivo de autoestima ver que del propio presbiterio el Señor llama a uno, a uno pequeño como yo para que sea el Pastor de su Iglesia. Allí yo ya conocía a todas las realidades y estuve contento, además fue bien recibido y acogido, fue un don y un regalo que el Señor me hizo, y allí pensaba que acabaría mis días.
Pero el Señor me dijo como Abraham, “sal de tu tierra y ve a otro lugar”, y me llevó a la Diócesis de Santander, que conocía un poco de los dos años de estudio en Comillas, pero no conocía la realidad. Organicé bien el Seminario y realicé una visita pastoral a las 500 parroquias, dispersas en los valles, en la costa, y allí también fui bien acogido, querido, y trabajé todo lo que pude. Estaba contento y el Señor me dijo “deja Santander, vas a ir a la Diócesis grande, mariana y apostólica de Zaragoza”.
Y fui, porque nada he pedido y nada he rechazado, he aceptado lo que la Iglesia siempre me ha pedido. Y fui a Zaragoza donde la Virgen del Pilar lo llena todo, es la Madre, es faro, es la fortaleza de nuestra fe, donde vino ella a consolar al apóstol Santiago, Patrón de España. Allí los obispos, los pastores y los fieles sentimos la protección maternal de la Virgen del Pilar. He estado 6 años, hasta que cumplí los 75 años y presenté la renuncia al Santo Padre, como pide la Iglesia y el Código de Derecho Canónico, y el Papa Francisco después de 2 años me la ha aceptado.
Ahora estoy dedicado a las tareas que la Iglesia me confía. Los obispos de la Conferencia Episcopal me han encargado que coordine el Sínodo en España, y realizo también tareas de dar ejercicios espirituales y retiros a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, conferencias, escribir artículos… Me estoy dedicando a un ocio laborioso y a una sosegada actividad, como decía San Bruno a sus monjes. No estoy ocioso, es una jubilación activa. Estoy viviendo en una residencia de la Diócesis de Zaragoza, administrada por los Hermanos de San Juan de Dios, y estoy contento. Esta es por tanto mi Diócesis, a la que amo y a la que quiero, y a la que puedo servir en aquello que me pidan.
Este año ha dirigido usted los Ejercicios Espirituales para los sacerdotes de nuestra Diócesis, ¿Cómo ha ido?, ¿Qué puntos clave les ha transmitido?
Conocía ya a los sacerdotes de esta Diócesis, porque también D. Casimiro, mi hermano, compañero y amigo, me invitó en el 2009. Y este año he venido también con mucho gusto. Ha habido un grupo muy bueno de sacerdotes, hemos tenido momentos de silencio, de oración profunda, de revisión de vida, y creo que hemos apuntalado los principios fundamentales de nuestra espiritualidad sacerdotal. Que somos pastores del Pueblo de Dios, y en el ejercicio del propio ministerio tenemos la fuente, la exigencia y la configuración de nuestra espiritualidad.
Han sido uno días para una oración más sosegada y sin prisas, sin agendas, para crecer espiritual y pastoralmente, también para profundizar en las raíces de nuestra identidad sacerdotal, y para salir con nuevas motivaciones, con nuevos empujes a la misión que la Iglesia nos confía, a este grupo de la Diócesis de Segorbe-Castellón para vivir con alegría y agradecimiento los 775 años de la creación de la sede en Segorbe, ahora Diócesis de Segorbe-Castellón, para vivir el momento presente con pasión evangelizadora, y para abrirnos a la misión a la que la Iglesia nos llama. He encontrado un clero bien dispuesto, trabajador, con inquietudes, y creo que han sido momentos de gracia, un kairós, un momento de bendición de Dios. Me voy contento, y creo que los sacerdotes también, van con nuevas ilusiones y con nuevas esperanzas a evangelizar y a celebrar este Año Jubilar de la Diócesis de Segorbe-Castellón, que coincide “por una Iglesia sinodal, comunión, participación y misión”.
La Iglesia está viviendo una crisis de vocaciones (al sacerdocio, a la vida consagrada…), ¿cómo podemos hacerle frente a este problema?
He sido durante 6 años Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, ahora soy miembro de dicha Comisión, y en este tiempo he percibido esta sequía vocacional. Las comunidades religiosas se van haciendo mayores y no hay relevo vocacional, pero el Señor, en medio de esta prueba nos pide mayor fidelidad, no nos pide cosecha de triunfos ni de éxitos, pero si nos pide fidelidad. Esto es lo que tenemos que ser, que los que queden sean fieles al carisma recibido según los fundadores y sepan responder a lo que el Señor quiere de ellos aquí y ahora, así como a las necesidades de la Iglesia. La vida consagrada, aunque decrece en número, debe intensificar en calidad de seguimiento a nuestro Señor, y esa será su fuerza profética y el testimonio que debe dar ante el mundo.
Pero sí, tenemos que pedir mucho por las vocaciones a la vida sacerdotal y a la vida consagrada. La vida consagrada pertenece a la Iglesia, está en la Iglesia, ha nacido de la Iglesia y está al servicio de la Iglesia, y también las vocaciones sacerdotales, porque el seminario es el corazón de la Diócesis y los sacerdotes son los motores de las comunidades cristianas, representando a Cristo, cabeza, sacerdote y pastor.
¿Qué frutos cree usted que podemos esperar de la celebración del Sínodo de los Obispos?
Como responsable de un equipo sinodal en la Conferencia Episcopal, formada por dos obispos, dos sacerdotes, una religiosa y dos laicos, creo que en España se ha acogido bien este Sínodo convocado por el Papa Francisco, “por una Iglesia sinodal, comunión, participación y misión”, las 69 diócesis españolas y el Arzobispado Castrense han entrado en Sínodo, están funcionando con distintos ritmos, pero calificaría con dos palabras el momento actual de la Fase Diocesana del Sínodo en España: esperanza y alegría.
Tenemos también algunos retos, que son “¿cómo hacemos participar a los jóvenes?”, y ¿cómo hacemos participar y nos involucramos en los ausentes y lejanos?”, en los que por las razones que sean están ajenos a la Iglesia. Y es un Sínodo para todos, por lo que hay que convocarlos a todos, escucharlos a todos, y ver lo que el Espíritu nos pide en este momento, para una renovación auténtica de la Iglesia, porque esta es una tarea del Espíritu, no es una encuesta ni una sociología, no es un parlamento ni un debate, es ver y estar todos a la escucha del Espíritu para ver lo que nos pide a todos de renovación, para que seamos una Iglesia que anuncia con alegría el Evangelio, una Iglesia que celebra con gozo y fiesta su fe, y una Iglesia que sale a los caminos para anunciar el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, camino, verdad y vida. Creo que el Sínodo va a hacer un gran bien a la Iglesia, es ya una gracia, y por tanto tenemos que participar todos según la vocación que hemos recibido.
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📄✍️ Hoy se celebra la 58º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. «#InteligenciaArtificial y sabiduría del corazón: para una comunicación plenamente humana» es el tema que propone @Pontifex_es 💻❤️
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💐🙏 El Obispo nos exhorta, en su carta semanal, a contemplar a la Virgen e imitarla en su fe, esperanza y caridad, porque ella dirige siempre nuestra mirada hacia Jesús; y nos ofrece y nos lleva a Cristo ✝️
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