Este sábado tuvo lugar el II Encuentro del Voluntariado de Pastoral Penitenciaria en el Punto Libertad de la Fundación Obra Mercedaria, con la participación de voluntarios que colaboran en los dos centros penitenciarios de la Diócesis de Segorbe-Castellón: el C.P. de Castellón y el C.P. de Albocàsser. La jornada, de carácter formativo, se centró en el «Tratamiento del interno», con ponencias a cargo de expertos en la materia.
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La primera charla fue impartida por María Martínez, subdirectora de Tratamiento del C.P. de Albocàsser, mientras que la segunda estuvo a cargo de los educadores sociales Ángel Trigueros y Sonia Barreda, del Punto Libertad. Durante el encuentro, una treintena de voluntarios procedentes de distintos municipios de la provincia, como Benicarló, Villafranca, Benassal, Cabanes, La Pobla, l´Alcora y Benicàssim, entre otros, compartieron formación, experiencias, momentos de convivencia y oración, acompañados por los capellanes de ambas prisiones.
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La Delegación de Pastoral Penitenciaria busca con estos encuentros fomentar la unidad entre los voluntarios y ofrecerles herramientas para conocer mejor el régimen penitenciario, con el fin de desempeñar su labor con mayor preparación y eficacia. En este Año Jubilar, los voluntarios de la Pastoral se sienten «peregrinos de esperanza» en las prisiones, llevando acompañamiento y consuelo a los internos.
La Organización apuesta por la participación de un voluntariado joven para impulsar la Educación para el Desarrollo en España.
En el marco del Día Internacional de los Voluntarios, Manos Unidas quiere reconocer el valor de las más de 6.500 personas –el 97 por ciento de su personal -que, con generosidad y dedicación, forman parte de su red solidaria en toda España.
Desde hace 65 años, el voluntariado ha sido, y sigue siendo, una parte fundamental de la Organización. «Sin la colaboración y trabajo incansable de todos los voluntarios que, de manera altruista aportan su tiempo, trabajo y conocimiento a la causa de Manos Unidas, no sería posible nuestra labor de lucha contra el hambre, la pobreza y las desigualdades en el mundo», afirma Cecilia Pilar, presidenta de Manos Unidas y voluntaria.
El voluntariado: un pilar fundamental en el trabajo que realiza Manos Unidas
Para Cecilia Pilar, la historia del voluntariado de Manos Unidas «es un relato que refleja compromiso y esperanza. Lo que comenzó como una pequeña red de mujeres decididas a marcar la diferencia, ha crecido hasta convertirse en una organización que cuenta con 72 delegaciones en toda España y cuyo trabajo sirve para cambiar la vida de 1,2 millones de personas en América, África y Asia».
El voluntariado en Manos Unidas es un acto de generosidad y compromiso, a la vez que una tradición que sigue creciendo, inspirando y cambiando vidas tanto en el norte como en el Sur.
Un ejemplo de esto es el caso de Olivia Herbosch, voluntaria desde 2009 en el área de proyectos en Servicios Centrales. «Mi situación personal me obligó a dejar mi trabajo como ejecutiva en una firma de lujo con sede en España, pero mi carácter inquieto me pedía hacer algo más. Manos Unidas me recibió con las puertas abiertas» señala.
«En mi primer viaje ya pude comprobar el impacto de nuestro trabajo en ayuda al desarrollo, y me quedé enganchada. He estado más de ocho años estudiando la viabilidad y la puesta en marcha de proyectos en Haití. Recuerdo con emoción los primeros proyectos dirigidos a que los niños esclavos de la zona tuvieran la posibilidad de dejar su trabajo precario y aprender a leer y a escribir. Sigo dedicando gran parte de mi tiempo a Manos Unidas. Me siento orgullosa de lo que hacemos porque tiene un verdadero impacto en la vida de las personas más vulnerables y necesitadas»
Los jóvenes de Manos Unidas: una generación concienciada y necesaria para acabar con el hambre
Consciente de los desafíos que afronta la sociedad, Manos Unidas subraya la necesidad de que el voluntariado pueda conectar a diferentes generaciones, promoviendo el aprendizaje, la empatía y el sentido compartido de responsabilidad hacia la sociedad. Cecilia Pilar pone de manifiesto la importancia de incorporar a los jóvenes como agentes de cambio de la sociedad y los anima a sumarse a las actividades solidarias de sus delegaciones más cercanas. «Ahora mismo contamos con más de 200 jóvenes en la Organización. En el último año se han incorporado 113 nuevos jóvenes, pero cuantas más manos mejor, necesitamos su energía y su compromiso para construir un futuro más justo y sostenible para todos», declara Pilar.
En este Día Internacional del Voluntariado, Manos Unidas recuerda la importancia del desarrollo sostenible, la justicia social y el respeto a la dignidad humana e invita a toda la sociedad, especialmente a los jóvenes, a unirse a su labor, porque el voluntariado en Manos Unidas es una herramienta transformadora en la lucha contra las desigualdades.
«He descubierto que tengo sed del amor de Dios pero que Él tambiéntiene sed de mi»
1.- ¿Qué te motivó a participar en el «Voluntariado Etiopía ’24»?.
Tenía la sensación de que Dios me llamaba a salir de mi zona de confort y mis comodidades para darme a los demás. En cuanto surgió la oportunidad no me lo pensé dos veces….pensé que era una ocasión estupenda de ayudar y conocer otra realidad diferente a la de España y Europa en general.
2.- ¿Te preparaste para esta experiencia de algún modo en especial? (Espiritualmente, mentalmente, logísticamente).
Hubo una preparación previa en diversos ámbitos. A nivel espiritual tuvimos varios encuentros y catequesis en los que pudimos comenzar a profundizar en el «Tengo sed» de Madre Teresa de Calcuta, junto con alguna visita a las monjas de Navalón o las de Iesu Communio que nos hablaron sobre su vocación y la entrega al prójimo. A nivel logístico no teníamos demasiada información sobre el lugar ni lo que íbamos a hacer exactamente. De todas formas nos organizamos para llevar medicamentos, muchos de ellos para bebés y niños, y materiales para hacer actividades y juegos con los chicos. A nivel mental lo cierto es que hasta poco antes del viaje no pensaba demasiado en lo que me iba a encontrar ni tenía unas expectativas, quería dejarme sorprender. Aún así, los días previos sentí una necesidad de despedirme de la familia y amigos de una manera especial, como si la persona con quien iban a verse al mes siguiente ya no fuera la misma… creo que ha sido así.
3.- ¿Cómo fue trabajar junto a otros jóvenes voluntarios y con las Hermanas Misioneras de la Caridad?
Ha sido una experiencia de compartir y vivir todo con todos. Unos días muy intensos y con muchas experiencias, rodeado de gente entregada a la misión y con unas ganas de ayudar tremendas. De hecho, pienso que he aprendido mucho de cada uno de mis compañeros, ahora amigos, en las situaciones que hemos ido compartiendo día a día. De las Misioneras solo puedo decir que estoy muy agradecido por el trato que nos dieron desde el primer día, acogiendo a tanta gente y siempre con una sonrisa y una palabra servicial. Además, compartir momentos de oración con las Misioneras me ayudó a acercarme mucho más a Dios y experimentar la fe que las mueve a hacer tanto por los pobres del lugar.
4.- ¿Qué destacarías de vuestra labor en el orfanato y en el hospital?
Como dijo Don Manuel en la primera homilía que tuvimos en el viaje, Dios nos quiere no por las cosas que hacemos sino simplemente porque somos hijos suyos. Pienso que lo más destacable de nuestra labor en estos lugares fue el estar. En algunos momentos significaba una sonrisa, un abrazo, una palabra amable (que probablemente no entendían), coger a un bebé, etc. Pero pienso que el simple hecho de que estuviéramos con ellos les hacía sentirse amados, y lo veíamos reflejado en el ímpetu con que nos recibían cada día y las lágrimas con las que nos despidieron el último.
5.- ¿Hubo algún momento o experiencia que te haya marcado profundamente durante la misión?
Ha habido muchas, pero un día concreto visitamos un centro de chicos internos. En una de las salas había un olor muy fuerte que me impedía entrar y dentro estaban los chicos con mayores problemas mentales y físicos. Aunque algo reticente me decidí a pasar dos segundos, ver desde la lejanía las camas donde yacían y pensar: pobrecitos, todo el día encerrados en un lugar así y sin poder hacer nada. Después de la visita, las Misioneras nos invitaron a quedarnos un rato más para una sorpresa. Nos sentamos en una sala y en el centro pusieron unas colchonetas para algún tipo de representación. Lo que vieron mis ojos fue a esos chicos de la sala que tanto había juzgado, preparados para hacer un baile al son de la música. Entendí que, aún con sus dificultades físicas, ahí estaban sonriendo y haciendo lo que les gustaba. Esos chicos probablemente eran más felices y afortunados de lo que yo había pensado. Fue una experiencia de la que he aprendido mucho a mirar más allá de los rasgos y apariencias físicas y simplemente amar sin barreras.
6.- ¿Ha influido este voluntariado en tu vida de fe o en tu relación personal con Cristo?
Afortunadamente, hace menos de un año tuve la oportunidad de hacer el retiro de EFFETA que me ayudó en gran medida en mi relación con Dios y mi vida de fe. Aún así, en este viaje he descubierto la sed de Dios de la cual habla Madre Teresa. Ahora comprendo que tengo sed de su amor así como Él tiene sed de mí, pues Dios nos ama a todos y cada uno individualmente. Lo he visto reflejado a través de las caras de los niños con cada mirada o sonrisa que me dedicaban sin yo sentir que hiciera nada especial por ellos. También he sentido esa presencia de Dios a través de las jóvenes madres solteras, de los enfermos, de las Misioneras, de mis compañeros. Y sobre todo, he sentido muy cercano a Cristo en la Eucaristía, y ahora lo siento como un regalo de humildad el hacerse pequeño en el sagrario, y que me da Dios porque me quiere y quiere que esté con Él.
Esta semana ha arrancado un nuevo curso académico para los estudiantes universitarios. En este contexto, la Universidad CEU-Cardenal Herrera de Castellón ha organizado una «Welcome» para todo el alumnado.
La acogida y bienvenida a los estudiantes se ha organizado en el propio campus con una feria informativa sobre la amplia oferta de servicios y clubes que la propia universidad pone a su disposición para que contribuya, al máximo, en su etapa formativa.
La Pastoral Universitaria de la Diócesis de Segorbe-Castellón ofrece a los alumnos formar parte de un voluntariado que tiene, en la evangelización, «su pasión y misión» en palabras del Delegado para la Pastoral Universitaria y Capellán de la CEU-UCH, D. Samuel Toriijo. «El objetivo fundamental es acompañar al estudiante en esta etapa y ofrecerle una educación integral en las tres dimensiones de su persona: espiritual, humana e intelectual».
El voluntariado en la Universidad CEU promueve que, en esta etapa de la vida de los alumnos, no se muestren indiferentes a las necesidades de los demás. Por ello la oferta incluye la posibilidad de colaborar con entidades de identidad católica realizando servicios puntuales a lo largo del curso.
Es el caso de Cáritas de Segorbe-Castellón desde donde se anima a los alumnos de los diferentes grados a sumarse a diferentes programas de voluntariado que favorecen la sinergia de la vocación profesional y la vocación cristiana.
El alumnado de la Universidad CEU-Cardenal Herrera pone en valor que la oferta académica incluya la posibilidad de vivir la fe en el entorno académico, siendo cristianos que quieren amar, abrazar y servir en el mundo que les ha tocado vivir haciendo compatible su vocación. Desde la Pastoral Universitaria, cuya sede se encuentra en la Parroquia de El Salvador y que atiende también al alumnado de la Universidad Jaume I, favorecen también el encuentro de jóvenes que organizan actividades parroquiales que ayudan a los alumnos a vivir su fe.
“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15). Son las últimas palabras de Jesús a sus discípulos antes de volver al Padre. Jesús pone así en manos de sus discípulos la tarea de ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio a todos. Jesús pide a sus discípulos que sean misioneros. La Iglesia, formada por todos los bautizados, existe para evangelizar; esta su razón de ser y su gozo más profundo. A pesar de las dificultades ambientales para el anuncio del Evangelio, de la secularización de nuestra sociedad, de los intentos de silenciar la fe cristiana, nuestra Iglesia ha de seguir llevando el Evangelio a todos, con su palabra y con sus obras.
La eficacia de la misión descansa en último término en Dios, en la acción del Espíritu Santo, en la eficacia de la Palabra y de los Sacramentos, pero hemos de llevarla a cabo toda Iglesia, todos los bautizados. Todos los diocesanos estamos llamados por Jesús a la misión de anunciar el Evangelio. Jesús espera de todos una implicación activa en la misma. Esta comienza con una vida de fe personal y viva en Cristo Resucitado, insertos en la comunidad de la Iglesia; sigue por una participación activa en la vida de nuestra comunidad parroquial y de nuestra Iglesia diocesana hacia adentro y hacia afuera, en la sociedad. Jesús pide que pongamos a disposición de la misión que Él nos ha encomendado, nuestras personas, nuestro tiempo, los dones y la llamada que cada uno ha recibido: sea el de la oración, de catequistas, lectores, cantores, voluntarios en Cáritas, visitadores de enfermos, limpiadoras y tantos otros.
La implicación en la misión pide también la colaboración económica. Además de las personas, nuestra Iglesia necesita de medios materiales y económicos, porque sin ser de este mundo está, vive y actúa en este mundo. Sin estos medios no podemos llevar a cabo la atención humana y espiritual de todo aquel que se acerca a nosotros ni podemos mantener tantos servicios caritativos y pastorales necesarios para el anuncio del Evangelio, la catequesis, la formación de los cristianos, la remuneración de los sacerdotes y otras personas al servicio de la Iglesia, el culto, la atención de las parroquias, la acción caritativa hacia los necesitados –aquí y en países más pobres-, la conservación de los templos y tantas otras cosas más. Todo esto es posible gracias a la generosidad de quienes aman a su Iglesia. Gracias al apoyo económico de miles de personas entre nosotros y en toda España, la Iglesia sigue haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto. Muchas son las tareas y necesidades de nuestra Iglesia, pero pocos los recursos económicos de que disponemos.
La financiación de nuestra Iglesia depende de todos cuantos la formamos. Siempre ha sido así. Desde la primera comunidad cristiana, que ponía sus bienes a disposición de los apóstoles, la financiación de la Iglesia ha dependido siempre de la implicación económica de sus fieles.
Entre otros, un modo sencillo de colaborar económicamente con la Iglesia católica es marcar con una X la casilla destinada a la ‘Iglesia católica’ en la declaración de la renta que ya ha comenzado. Es muy importante que lo hagamos. Debemos revisar personalmente nuestras declaraciones y preocuparnos personalmente de poner la X o, si nos hacen la declaración de la renta, hemos de asegurarnos de que se ponga y no dejarlo en manos de otros.
Recordemos que al marcar la casilla de la “Iglesia católica” no pagamos más impuestos, si la declaración es positiva, es decir, si sale a pagar; y, si es negativa, es decir si sale a devolver, tampoco nos devolverán menos. Marcar la opción ‘Iglesia católica’ es además compatible con la de ‘otros fines de interés social’; la Iglesia no recibirá menos por ello.
Marcar la casilla para la ‘Iglesia católica’ es un modo eficaz de implicarse en la vida y misión de nuestras parroquias y de nuestra Iglesia para seguir llevando a cabo la misión que Jesús nos ha confiado y para seguir haciendo el bien.
Pido de modo especial a los sacerdotes y a los miembros de los consejos parroquiales de economía o de pastoral, que animen a todos a poner la X en la declaración de la renta. La economía de nuestra Iglesia depende de todos y de cada uno de nosotros. Cuanto más se reciba, más se podrá dar. Lo que se recaude no lo recibe la Iglesia para enriquecerse sino que lo emplea para cumplir su misión.
El grupo de jóvenes, se acercan al pesebre de los «sin techo»
El grupo de jóvenes Efeso, que desarrollan su actividad en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva, en Castellón, ha realizado su convivencia de diciembre con la puesta en marcha de un voluntariado cuyo objetivo ha sido acercarse a quienes, en esta Navidad, no tienen techo.
Se organizaron por equipos y recorrieron las calles en busca de aquellas personas que pasará las navidades en soledad , proporcionándoles comida e intercambiando inquietudes. «es una forma de acercarnos a esta realidad y dar gracias a Dios por todo lo que tenemos», asegura la responsable del grupo, Elena Llansola.
Un total de 17 jóvenes se acercaron al pesebre de la soledad, el frío y el hambre de quienes viven con lo poco que reciben de quienes, como ellos se acercaron, no solo a llevar algo de comida caliente, sino también a escucharles.
Este grupo surgió el pasado año ante la necesidad de unirse en oración. Poco a poco ha ido creciendo su actividad, incluso participan en diversas actividades diocesanas convocados por la Delegación para la Infancia y la Juventud. También organizan convivencias semanales que les ayudan a perseverar en la fe y crecer espiritualmente.
Recordamos las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española para este mes de diciembre. El Papa dirige su intención por las organizaciones de voluntariado: “Recemos para que las organizaciones de voluntariado y de promoción humana encuentren personas que estén deseosas de comprometerse con el bien común y buscar nuevas vías de colaboración a nivel internacional”.
104. «Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación» [130]. Por lo tanto, en el cumplimiento de su misión, la Iglesia está llamada a una constante conversión que es también una «conversión pastoral y misionera», consistente en una renovación de mentalidad, de actitudes, de prácticas y de estructuras, para ser cada vez más fiel a su vocación [131]. Una mentalidad eclesial plasmada por la conciencia sinodal acoge gozosamente y promueve la gracia en virtud de la cual todos los Bautizados son habilitados y llamados a ser discípulos misioneros. El gran desafío para la conversión pastoral que hoy se le presenta a la vida de la Iglesia es intensificar la mutua colaboración de todos en el testimonio evangelizador a partir de los dones y de los roles de cada uno, sin clericalizar a los laicos y sin secularizar a los clérigos, evitando en todo caso la tentación de «un excesivo clericalismo que mantiene a los fieles laicos al margen de las decisiones» [132].
105. La conversión pastoral para la puesta en práctica de la sinodalidad exige que se superen algunos paradigmas, todavía frecuentemente presentes en la cultura eclesiástica, porque expresan una comprensión de la Iglesia no renovada por la eclesiología de comunión. Entre ellos: la concentración de la responsabilidad de la misión en el ministerio de los Pastores; el insuficiente aprecio de la vida consagrada y de los dones carismáticos; la escasa valoración del aporte específico cualificado, en su ámbito de competencia, de los fieles laicos, y entre ellos, de las mujeres.
106. En la perspectiva de la comunión y de la puesta en acto de la sinodalidad, se pueden señalar algunas líneas fundamentales de orientación en la acción pastoral:
a. la activación, a partir de la Iglesia particular y en todos los niveles, de la circularidad entre el ministerio de los Pastores, la participación y corresponsabilidad de los laicos, los impulsos provenientes de los dones carismáticos según la circularidad dinámica entre “uno”, “algunos” y “todos”;
b. la integración entre el ejercicio de la colegialidad de los Pastores y la sinodalidad vivida por todo el Pueblo de Dios como expresión de la comunión entre las Iglesias particulares en la Iglesia universal;
c. el ejercicio del ministerio petrino de unidad y de guía de la Iglesia universal por parte del Obispo de Roma en la comunión con todas las Iglesias particulares, en sinergia con el ministerio colegial de los Obispos y el camino sinodal del Pueblo de Dios;
d. la apertura de la Iglesia católica hacia las otras Iglesias y Comunidades eclesiales en el compromiso irreversible de caminar juntos hacia la plena unidad en la diversidad reconciliada de las respectivas tradiciones;
e. la diaconía social y el diálogo constructivo con los hombres y las mujeres de las diversas confesiones religiosas y convicciones para realizar juntos una cultura del encuentro.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por todos los fieles cristianos, para que al preparar y celebrar el nacimiento del Hijo de Dios sean fortalecidos en su fe, crezcan en el aprecio por la vida de los que van a nacer, y vivan en armonía tanto en la familia como en la comunidad cristiana”.
«En el Adviento se vuelve más apremiante la llamada a volver nuestra mirada y nuestro corazón a Dios. “Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos”, clama Juan el Bautista (Mt 3, 2). El Reino de Dios es Cristo mismo. En Él, el Reino de Dios se hace presente aquí y ahora. Al nacer Jesús en Belén, Dios mismo ha entrado en la historia humana de un modo totalmente nuevo, como aquel que actúa y salva al ser humano.
La conversión pide antes de nada volver el corazón a Dios en Cristo y, en Él, a los hermanos. Adviento llama a abandonar la falsa idea, tan difundida hoy, de que somos individuos aislados y totalmente autosuficientes. Somos personas, limitados y finitos, necesitados los unos de los otros y necesitados de Dios: nada ni nadie, salvo Dios, puede colmar el deseo infinito de plenitud que anida en nuestro corazón. La conversión pide pasar de la autosuficiencia a la confianza en Dios, a salir de nosotros mismos para abrirnos a Dios y a los demás. Somos amados por Dios como María y llamados a acoger su amor y hacernos donantes del amor recibido.
El Adviento nos llama de modo especial a preparar y allanar el camino a Dios que viene a nuestro encuentro. Abramos como María nuestra mente y nuestro corazón a Dios y a su amor. En Cristo Jesús es posible el amor y la comunión con Dios, entre los hombres y entre los pueblos.»
En una jornada celebrada hoy en Segorbe, que ha estado presidida por el Obispo
Más de 200 voluntarios de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón han participado hoy en el Jubileo y Encuentro de Voluntariado que se ha celebrado en el Colegio Seminario de Segorbe y que ha presidido el Obispo, D. Casimiro López Llorente. Ha estado concelebrada por el Cabildo de la Catedral, D. Federico Caudé; y el Delegado Diocesano de Cáritas, D. Sergio Mendoza, así como una nutrida representación de sacerdotes.
El encuentro de hoy ha sido doblemente especial porque se ha podido celebrar tras un paréntesis de dos años provocado por la pandemia que impidió esta habitual reunión anual de los voluntarios de Cáritas Diocesana y, además, porque ha permitido a los voluntarios celebrar el Año Jubilar Diocesano que estamos celebrando con motivo del 775 aniversario de la sede episcopal.
Por otra parte, el Encuentro de Voluntariado también constituye una cita significativa pues se ha celebrado en el contexto de la celebración del 65 aniversario de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón.
La agenda de la jornada comenzaba a primera hora de la mañana en la capilla del Colegio Seminario de Segorbe con la oración e inicio de la peregrinación hasta la Puerta Santa de la Catedral de Segorbe. Tras hacer parada en la Pila Bautismal y frente al Sagrario se ha celebrado la Eucaristía, fuente del encuentro personal con Jesucristo, conmemorando el 775 aniversario y obtener las gracias de este Año Jubilar.
La celebración eucarística ha supuesto, para los voluntarios de Cáritas Diocesana, renovar su vida cristiana y sentirse hijos de la Iglesia, haciendo memoria agradecida del pasado, viviendo un tiempo de renovación personal y comunitaria. Así han recibido el aliento necesario para salir a la misión con la fuerza del Espíritu Santo y llevar así a todos la alegría del Evangelio.
A la luz de la Palabra proclamada (Jr 1, 4-10) (1 Pe 2, 4-9) (Mt 28, 16-20), Mons. Casimiro López Llorente ha dado paso a su homilía, destacando la presencia de los voluntarios que han acudido de las diferentes Cáritas Interparroquiales a quienes ha exhortado a «ser signo de la presencia del Señor en el ámbito de la caridad en este mundo para que el amor de Dios y su Misericordia llegue a todos y de forma especial a los más necesitados y vulnerables, para que sientan la presencia del Señor a través de vosotros».
Por ello la celebración de hoy lo ha sido de «acción de gracias a Dios», ha dicho D. Casimiro, «por Cáritas y por todos vosotros sin quienes sería imposible llevar estar tarea de la caridad que brota del Altar y de la Alianza de Dios con su Pueblo y que está destinada a todos».
En este Año de Gracia, la celebración de hoy supone «la bendición y el aliento del Señor, así como la fuerza del Espíritu para atender nuestra misión. Así, se ha referido el Obispo a los ritos celebrados previos a la celebración de la Eucaristía, desde el paso por la Puerta Santa hasta llegar frente al Sagrario, «haciendo profesión de fe en Dios que es comunión y amor».
Desde la sede episcopal, D.Casimiro no ha pasado por alto que es el lugar priviligiado desde donde se proclama la Palabra de Dios y se actualiza «teniendo su interpelación a cada uno de nosotros en el presente». Cristo se nos ofrece en la Eucaristía, ha proseguido el Obispo, «que es donde se afianza y se fortalece nuestra comunión con el Dios Padre, hijo y Espíritu Santo y por tanto se acrecienta la comunión entre nosotros». Porque es «participando de Cristo como se crece en comunión para salir a la misión», ha dicho en referencia al Año Jubilar, y que, en el caso de Cáritas Diocesana, se desarrolla en el ámbito de la Caridad, «que es tan amplio como necesidades hay en el mundo».
De esta forma se ha referido a la labor de la entidad de la Iglesia en el reparto de alimentos, pero también a su labor formativa y de acompañamiento espiritual pues, tal como ha recordado hoy D. Casimiro, «en el ámbito de la carencia de Dios pues a través de las obras de caridad evangelizáis y lleváis a Dios porque sois signos de su amor y de su presencia haciéndolo llegar a todos porque a todos está destinado, especialmente a los más necesitados».
Esa es la meta por ello, ha enfatizado el Obispo, «hemos de dejarnos avivar en nuestra fe y en la dimensión caritativa de cada cristiano», recordando las palabras de Benedicto XVI porque «quien proclama y recibe el amor de Dios está llamado a manifestarlo» y a hacerlo también «en las pequeñas comunidades y parroquias», ha añadido haciendo alusión a la necesidad de recuperar voluntarios cuyo número, a causa de la pandemia ha decrecido, pese a que, precisamente la pandemia «suscitó en todos nosotros la solidaridad pero también vemos que a nivel social y eclesial ha tocado nuestro corazón y se ha enfriado».
Por ello, ha insistido el Obispo, «todos estamos invitados a vivir la caridad a nivel personal y, en la medida de nuestras posibilidades, a implicarnos como voluntarios en las Cáritas parroquiales y Arciprestales porque «cáritas es la cara amable de la Iglesia y la mejor forma de anunciar el Evangelio, haciendo el bien sin mirar a quien», siguiendo el ejemplo de la Palabra que se ha proclamado hoy a través de san Mateo.
Para concluir ha elevado petición de intercesión a la Virgen María «para que nos haga misioneros de la caridad y de servicio a todos».
Voluntariado, corazón de Cáritas
Tras la celebración Jubilar, el programa de la jornada, continuaba en el Colegio Seminario de Segorbe, donde se ha tenido lugar el Encuentro del Voluntariado. Durante el mismo, el anterior director Cáritas, Juan Manuel Aragonés, que ha dirigido la entidad en los últimos 14 años, ha agradecido la labor diaria y constante de los voluntarios.
Así se ha dado paso a la charla pronunciada por el actual director, Francisco Mir, que bajo el título “El voluntariado, corazón de Cáritas y de las comunidades parroquiales”, ha puesto en valor el papel de los voluntarios contribuyendo a la ingente labor que la entidad realiza en beneficio de las personas más vulnerables.
El Encuentro ha sido clausurado por el Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente, también presidente de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón.
El pasado 31 de mayo, se celebró la primera reunión del nuevo Consejo de Pastoral Universitaria y la Cultura, en la parroquia del Salvador, por ser la sede de donde se ubica físicamente la Pastoral.
Abordaron, entre otros asuntos que se incluían en el orden del día, la organización de una peregrinación de universitarios a Segorbe, que tendrá lugar, previsiblemente, en octubre, en el contexto del Año Jubilar Diocesano.
Otro de los asuntos que se acordó fue, tal como ha confirmado el Delegado diocesano de Pastoral Universitaria y la Cultura, D. Samuel Torrijo, «la realización de coloquios o charlas sobre la religión y la cultura.
Por otra parte, se plantearon algunas iniciativas con el objetivo de trabajar las relaciones institucionales entre la diócesis de Segorbe-Castellón y el ámbito universitario, así como «los pasos a dar para mejorar la vinculación existente entre las universidades de Castellón: UJI y Cardenal Herrera-CEU».
En la reunión del Consejo de Pastoral Universitaria y la Cultura se propuso también la idea de crear un voluntariado y poderlo ofrecer al ámbito universitario.
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