El grupo de jóvenes, se acercan al pesebre de los «sin techo»
El grupo de jóvenes Efeso, que desarrollan su actividad en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva, en Castellón, ha realizado su convivencia de diciembre con la puesta en marcha de un voluntariado cuyo objetivo ha sido acercarse a quienes, en esta Navidad, no tienen techo.
Se organizaron por equipos y recorrieron las calles en busca de aquellas personas que pasará las navidades en soledad , proporcionándoles comida e intercambiando inquietudes. «es una forma de acercarnos a esta realidad y dar gracias a Dios por todo lo que tenemos», asegura la responsable del grupo, Elena Llansola.
Un total de 17 jóvenes se acercaron al pesebre de la soledad, el frío y el hambre de quienes viven con lo poco que reciben de quienes, como ellos se acercaron, no solo a llevar algo de comida caliente, sino también a escucharles.
Este grupo surgió el pasado año ante la necesidad de unirse en oración. Poco a poco ha ido creciendo su actividad, incluso participan en diversas actividades diocesanas convocados por la Delegación para la Infancia y la Juventud. También organizan convivencias semanales que les ayudan a perseverar en la fe y crecer espiritualmente.
Recordamos las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española para este mes de diciembre. El Papa dirige su intención por las organizaciones de voluntariado: “Recemos para que las organizaciones de voluntariado y de promoción humana encuentren personas que estén deseosas de comprometerse con el bien común y buscar nuevas vías de colaboración a nivel internacional”.
104. «Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación» [130]. Por lo tanto, en el cumplimiento de su misión, la Iglesia está llamada a una constante conversión que es también una «conversión pastoral y misionera», consistente en una renovación de mentalidad, de actitudes, de prácticas y de estructuras, para ser cada vez más fiel a su vocación [131]. Una mentalidad eclesial plasmada por la conciencia sinodal acoge gozosamente y promueve la gracia en virtud de la cual todos los Bautizados son habilitados y llamados a ser discípulos misioneros. El gran desafío para la conversión pastoral que hoy se le presenta a la vida de la Iglesia es intensificar la mutua colaboración de todos en el testimonio evangelizador a partir de los dones y de los roles de cada uno, sin clericalizar a los laicos y sin secularizar a los clérigos, evitando en todo caso la tentación de «un excesivo clericalismo que mantiene a los fieles laicos al margen de las decisiones» [132].
105. La conversión pastoral para la puesta en práctica de la sinodalidad exige que se superen algunos paradigmas, todavía frecuentemente presentes en la cultura eclesiástica, porque expresan una comprensión de la Iglesia no renovada por la eclesiología de comunión. Entre ellos: la concentración de la responsabilidad de la misión en el ministerio de los Pastores; el insuficiente aprecio de la vida consagrada y de los dones carismáticos; la escasa valoración del aporte específico cualificado, en su ámbito de competencia, de los fieles laicos, y entre ellos, de las mujeres.
106. En la perspectiva de la comunión y de la puesta en acto de la sinodalidad, se pueden señalar algunas líneas fundamentales de orientación en la acción pastoral:
a. la activación, a partir de la Iglesia particular y en todos los niveles, de la circularidad entre el ministerio de los Pastores, la participación y corresponsabilidad de los laicos, los impulsos provenientes de los dones carismáticos según la circularidad dinámica entre “uno”, “algunos” y “todos”;
b. la integración entre el ejercicio de la colegialidad de los Pastores y la sinodalidad vivida por todo el Pueblo de Dios como expresión de la comunión entre las Iglesias particulares en la Iglesia universal;
c. el ejercicio del ministerio petrino de unidad y de guía de la Iglesia universal por parte del Obispo de Roma en la comunión con todas las Iglesias particulares, en sinergia con el ministerio colegial de los Obispos y el camino sinodal del Pueblo de Dios;
d. la apertura de la Iglesia católica hacia las otras Iglesias y Comunidades eclesiales en el compromiso irreversible de caminar juntos hacia la plena unidad en la diversidad reconciliada de las respectivas tradiciones;
e. la diaconía social y el diálogo constructivo con los hombres y las mujeres de las diversas confesiones religiosas y convicciones para realizar juntos una cultura del encuentro.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por todos los fieles cristianos, para que al preparar y celebrar el nacimiento del Hijo de Dios sean fortalecidos en su fe, crezcan en el aprecio por la vida de los que van a nacer, y vivan en armonía tanto en la familia como en la comunidad cristiana”.
«En el Adviento se vuelve más apremiante la llamada a volver nuestra mirada y nuestro corazón a Dios. “Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos”, clama Juan el Bautista (Mt 3, 2). El Reino de Dios es Cristo mismo. En Él, el Reino de Dios se hace presente aquí y ahora. Al nacer Jesús en Belén, Dios mismo ha entrado en la historia humana de un modo totalmente nuevo, como aquel que actúa y salva al ser humano.
La conversión pide antes de nada volver el corazón a Dios en Cristo y, en Él, a los hermanos. Adviento llama a abandonar la falsa idea, tan difundida hoy, de que somos individuos aislados y totalmente autosuficientes. Somos personas, limitados y finitos, necesitados los unos de los otros y necesitados de Dios: nada ni nadie, salvo Dios, puede colmar el deseo infinito de plenitud que anida en nuestro corazón. La conversión pide pasar de la autosuficiencia a la confianza en Dios, a salir de nosotros mismos para abrirnos a Dios y a los demás. Somos amados por Dios como María y llamados a acoger su amor y hacernos donantes del amor recibido.
El Adviento nos llama de modo especial a preparar y allanar el camino a Dios que viene a nuestro encuentro. Abramos como María nuestra mente y nuestro corazón a Dios y a su amor. En Cristo Jesús es posible el amor y la comunión con Dios, entre los hombres y entre los pueblos.»
En una jornada celebrada hoy en Segorbe, que ha estado presidida por el Obispo
Más de 200 voluntarios de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón han participado hoy en el Jubileo y Encuentro de Voluntariado que se ha celebrado en el Colegio Seminario de Segorbe y que ha presidido el Obispo, D. Casimiro López Llorente. Ha estado concelebrada por el Cabildo de la Catedral, D. Federico Caudé; y el Delegado Diocesano de Cáritas, D. Sergio Mendoza, así como una nutrida representación de sacerdotes.
El encuentro de hoy ha sido doblemente especial porque se ha podido celebrar tras un paréntesis de dos años provocado por la pandemia que impidió esta habitual reunión anual de los voluntarios de Cáritas Diocesana y, además, porque ha permitido a los voluntarios celebrar el Año Jubilar Diocesano que estamos celebrando con motivo del 775 aniversario de la sede episcopal.
Por otra parte, el Encuentro de Voluntariado también constituye una cita significativa pues se ha celebrado en el contexto de la celebración del 65 aniversario de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón.
La agenda de la jornada comenzaba a primera hora de la mañana en la capilla del Colegio Seminario de Segorbe con la oración e inicio de la peregrinación hasta la Puerta Santa de la Catedral de Segorbe. Tras hacer parada en la Pila Bautismal y frente al Sagrario se ha celebrado la Eucaristía, fuente del encuentro personal con Jesucristo, conmemorando el 775 aniversario y obtener las gracias de este Año Jubilar.
La celebración eucarística ha supuesto, para los voluntarios de Cáritas Diocesana, renovar su vida cristiana y sentirse hijos de la Iglesia, haciendo memoria agradecida del pasado, viviendo un tiempo de renovación personal y comunitaria. Así han recibido el aliento necesario para salir a la misión con la fuerza del Espíritu Santo y llevar así a todos la alegría del Evangelio.
A la luz de la Palabra proclamada (Jr 1, 4-10) (1 Pe 2, 4-9) (Mt 28, 16-20), Mons. Casimiro López Llorente ha dado paso a su homilía, destacando la presencia de los voluntarios que han acudido de las diferentes Cáritas Interparroquiales a quienes ha exhortado a «ser signo de la presencia del Señor en el ámbito de la caridad en este mundo para que el amor de Dios y su Misericordia llegue a todos y de forma especial a los más necesitados y vulnerables, para que sientan la presencia del Señor a través de vosotros».
Por ello la celebración de hoy lo ha sido de «acción de gracias a Dios», ha dicho D. Casimiro, «por Cáritas y por todos vosotros sin quienes sería imposible llevar estar tarea de la caridad que brota del Altar y de la Alianza de Dios con su Pueblo y que está destinada a todos».
En este Año de Gracia, la celebración de hoy supone «la bendición y el aliento del Señor, así como la fuerza del Espíritu para atender nuestra misión. Así, se ha referido el Obispo a los ritos celebrados previos a la celebración de la Eucaristía, desde el paso por la Puerta Santa hasta llegar frente al Sagrario, «haciendo profesión de fe en Dios que es comunión y amor».
Desde la sede episcopal, D.Casimiro no ha pasado por alto que es el lugar priviligiado desde donde se proclama la Palabra de Dios y se actualiza «teniendo su interpelación a cada uno de nosotros en el presente». Cristo se nos ofrece en la Eucaristía, ha proseguido el Obispo, «que es donde se afianza y se fortalece nuestra comunión con el Dios Padre, hijo y Espíritu Santo y por tanto se acrecienta la comunión entre nosotros». Porque es «participando de Cristo como se crece en comunión para salir a la misión», ha dicho en referencia al Año Jubilar, y que, en el caso de Cáritas Diocesana, se desarrolla en el ámbito de la Caridad, «que es tan amplio como necesidades hay en el mundo».
De esta forma se ha referido a la labor de la entidad de la Iglesia en el reparto de alimentos, pero también a su labor formativa y de acompañamiento espiritual pues, tal como ha recordado hoy D. Casimiro, «en el ámbito de la carencia de Dios pues a través de las obras de caridad evangelizáis y lleváis a Dios porque sois signos de su amor y de su presencia haciéndolo llegar a todos porque a todos está destinado, especialmente a los más necesitados».
Esa es la meta por ello, ha enfatizado el Obispo, «hemos de dejarnos avivar en nuestra fe y en la dimensión caritativa de cada cristiano», recordando las palabras de Benedicto XVI porque «quien proclama y recibe el amor de Dios está llamado a manifestarlo» y a hacerlo también «en las pequeñas comunidades y parroquias», ha añadido haciendo alusión a la necesidad de recuperar voluntarios cuyo número, a causa de la pandemia ha decrecido, pese a que, precisamente la pandemia «suscitó en todos nosotros la solidaridad pero también vemos que a nivel social y eclesial ha tocado nuestro corazón y se ha enfriado».
Por ello, ha insistido el Obispo, «todos estamos invitados a vivir la caridad a nivel personal y, en la medida de nuestras posibilidades, a implicarnos como voluntarios en las Cáritas parroquiales y Arciprestales porque «cáritas es la cara amable de la Iglesia y la mejor forma de anunciar el Evangelio, haciendo el bien sin mirar a quien», siguiendo el ejemplo de la Palabra que se ha proclamado hoy a través de san Mateo.
Para concluir ha elevado petición de intercesión a la Virgen María «para que nos haga misioneros de la caridad y de servicio a todos».
Voluntariado, corazón de Cáritas
Tras la celebración Jubilar, el programa de la jornada, continuaba en el Colegio Seminario de Segorbe, donde se ha tenido lugar el Encuentro del Voluntariado. Durante el mismo, el anterior director Cáritas, Juan Manuel Aragonés, que ha dirigido la entidad en los últimos 14 años, ha agradecido la labor diaria y constante de los voluntarios.
Así se ha dado paso a la charla pronunciada por el actual director, Francisco Mir, que bajo el título “El voluntariado, corazón de Cáritas y de las comunidades parroquiales”, ha puesto en valor el papel de los voluntarios contribuyendo a la ingente labor que la entidad realiza en beneficio de las personas más vulnerables.
El Encuentro ha sido clausurado por el Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente, también presidente de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón.
El pasado 31 de mayo, se celebró la primera reunión del nuevo Consejo de Pastoral Universitaria y la Cultura, en la parroquia del Salvador, por ser la sede de donde se ubica físicamente la Pastoral.
Abordaron, entre otros asuntos que se incluían en el orden del día, la organización de una peregrinación de universitarios a Segorbe, que tendrá lugar, previsiblemente, en octubre, en el contexto del Año Jubilar Diocesano.
Otro de los asuntos que se acordó fue, tal como ha confirmado el Delegado diocesano de Pastoral Universitaria y la Cultura, D. Samuel Torrijo, «la realización de coloquios o charlas sobre la religión y la cultura.
Por otra parte, se plantearon algunas iniciativas con el objetivo de trabajar las relaciones institucionales entre la diócesis de Segorbe-Castellón y el ámbito universitario, así como «los pasos a dar para mejorar la vinculación existente entre las universidades de Castellón: UJI y Cardenal Herrera-CEU».
En la reunión del Consejo de Pastoral Universitaria y la Cultura se propuso también la idea de crear un voluntariado y poderlo ofrecer al ámbito universitario.
El 5 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Voluntarios, una jornada establecida por la Organización de las Naciones Unidas en 1985, para poner de relieve la importante labor que realizan todas aquellas personas que se hacen cargo de múltiples servicios de forma desinteresada, para hacer de nuestro mundo un lugar mejor.
El voluntariado como virtud es una realidad que sin lugar a dudas ha existido siempre, es algo propio del ser humano responder de forma voluntaria al sufrimiento y a la necesidad de los demás. Trabajar como voluntario no es una tarea sencilla, pero sí es una actividad muy gratificante.
Conviene dejar claro que la Iglesia no es una agencia de voluntariado. Pensar lo contrario sería expresión de una comprensión muy pobre del misterio de la Iglesia. Sin embargo, desde siempre ha brindado un servicio generoso que trasciende una actitud meramente asistencialista para mirar al hombre en su totalidad, en su dignidad y condición de hijo de Dios. También es importante señalar, en relación al voluntariado cristiano, que éste ha de responder a una recta comprensión de Dios, del hombre, del mundo, y de la creación.
En nuestra Iglesia diocesana son muchas las personas que emplean parte de su tiempo, de su creatividad y de su saber al trabajo no remunerado, transformando la realidad social con la fuerza del Evangelio. Son mujeres y hombres fieles a Jesucristo y al anuncio de la Buena Noticia, «de la fe que salva, de la esperanza que ilumina y de la caridad que ama» (Doctrina Social de la Iglesia).
Podemos hablar aquí de toda la gente que sirve en las parroquias, movimientos, asociaciones, cofradías… Es el caso de catequistas, lectores, Ministros extraordinarios de la comunión, monaguillos y acólitos, coros, responsables de la limpieza y cuidado del templo, visitadores de enfermos, colaboradores de las Delegaciones diocesanas…
Pero también existe un amplio abanico de entidades y de realidades eclesiales, o vinculadas a la Iglesia, que viven el compromiso de la Caridad con los más pobres y necesitados de la sociedad, con los que sufren, con los excluidos, con los enfermos, con los ancianos, con los migrantes y refugiados, con los que sufren el maltrato y la violencia, con las familias heridas…
Voluntariado de la Pastoral Penitenciaria
«Para la Iglesia, la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia» (“Deus caritas est”, Benedicto XVI).
El voluntariado constituye uno de los pilares fundamentales de Cáritas. Se trata de mujeres y hombres que se comprometen en su comunidad, al servicio de lo que puedan necesitar sus vecinos, conocidos o no; vengan de donde vengan; a cualquier edad, tengan unas creencias u otras… Queremos dar las gracias a todas estas personas. Todas y cada una de ellas aportan ese granito de arena que hace que entre todos manifestemos nuestra esperanza en construir el Reino de Dios.
Necesitamos voluntariado con algunas características determinadas, aunque siempre tratamos de encontrar el lugar adecuado en el que toda persona pueda desarrollar su labor.
Necesitamos personas con:
conocimientos de informática a nivel usuario.
habilidades para recepción y atención telefónica.
situación estable. Para tener la misma disponibilidad todas las semanas.
conocimientos en diseño de materiales gráficos.
Algunos de los lugares que necesitan voluntariado:
apoyo escolar, especialmente a estudiantes de la ESO.
atención directa y capacidad de escucha para las Cáritas parroquiales.
Aunque no te veas reflejado/a en está lista, si sientes la llamada ven a vernos o escríbenos un mail a voluntariado@caritas-sc.org, porque entre todos construimos comunidad.
El voluntariado es una de las señas de identidad de la ONG, que se autodefine como una organización de voluntarios.
La labor de los voluntarios en Manos Unidas abarca todas las áreas de trabajo, desde la presidencia hasta el apoyo puntual en la época de la Campaña anual.
El trabajo de más de 6.000 voluntarios permite que más del 90% de los fondos se destine a los fines de la organización: sensibilización y financiación de proyectos.
Es necesario aumentar el número de voluntarios para hacer frente al aumento del hambre, que afecta ya a 811 millones de personas.
Manos Unidas, como Organización formada casi en su totalidad por personalvoluntario, se suma a la celebración, el domingo 5 de diciembre, del Día Internacional del Voluntariado 2021. “El voluntariado es una de nuestras señas de identidad de las que más orgullosos no sentimos porque Manos Unidas se constituyó como una organización de voluntarios y esta cualidad sigue siendo una de sus principales fortalezas”, explica Clara Pardo, Presidenta Nacional de la ONG de la Iglesia católica y también voluntaria. “Son ya casi 63 los años que hace que Manos Unidas emprendió su guerra contra el hambre y esta batalla no hubiera sido posible sin el esfuerzo y la entrega de muchos miles de voluntarios”.
A lo largo de la historia de la Organización, los voluntarios de Manos Unidas han puesto sus conocimientos, su tiempo y sus habilidades al servicio de los más desfavorecidos con un compromiso y una entrega encomiables. “Hoy, Día del Voluntariado, y con la terrible noticia del aumento del hambre en el mundo, aprovechamos para hacer un llamamiento a todas las personas que quieran unirse a Manos Unidas, porque solo con el trabajo y el esfuerzo de todos, podremos terminar con esta lacra que afecta a más de 800 millones de personas”, declara Pardo.
Según Jaime Aguirre, coordinador del departamento de Voluntariado de Manos Unidas, durante los meses más duros de la pandemia, Manos Unidas perdió un 10 por ciento del voluntariado, y, “aunque en el año 2021 hemos incorporado nuevos voluntarios que han suplido dichas bajas, necesitamos ser más. En la actualidad contamos con un total de 6.344 en toda España de los cuales 172 son de la diócesis de Segorbe-Castellón pero en estas circunstancias en que se agrava la situación de hambre mundial y se incrementan las desigualdades, nuestro trabajo es cada vez más necesario”, asegura Aguirre.
La actividad en las 72 delegaciones de Manos Unidas es constante y necesita de grandes apoyos. No obstante, un aspecto muy positivo que destacaría que nos ha dejado la pandemia es la magnífica adaptación de los voluntarios a las circunstancias –prosigue Aguirre- porque, pese a los condicionantes que les dificultaban realizar muchas de las actividades que llevaban a cabo, han realizado otras muchas en el entorno virtual con las que seguir ayudando a los que más lo necesitan”.
La labor de los voluntarios, que en Manos Unidas abarca todas las áreas de trabajo, desde la presidencia hasta el apoyo puntual en la época de la Campaña anual, permite que Manos Unidas destine, cada año, casi el 90% de sus ingresos a las tareas de sensibilización y a la financiación de proyectos de desarrollo (en 2021 la organización tiene 807 proyectos en ejecución en 53 países de África, América Latina y Asia).
La austeridad es una de las señas de identidad de Manos Unidas y “una de las principales razones que mueven a nuestros voluntarios a sumarse a la causa de la Organización”.
En el Día de Voluntariado, Manos Unidas felicita a todos los que colaboran con nosotros en la construcción de un mundo más justo, trabajando por los más desfavorecidos de la tierra. “Para nuestra organización –declara Clara Pardo- es una gran alegría poder, en esta jornada, agradecer a todas estas personas que confían en nuestra labor, su entrega y compromiso. Sin ellos, Manos Unidas no podría existir y no habría podido escribir una historia que dura ya casi 63 años”.
Según datos de 2020 de la Plataforma del Voluntariado en España, casi 2,7 millones de personas son voluntarias, lo que supone el 6,4% de la población española mayor de 14 años. La tasa de voluntariado femenino es mayor que la masculina y, en general, aumenta conforme el nivel de estudios y el estatus socioeconómico es mayor.
Este domingo se celebra el Día Internacional del voluntariado. Está dedicado a las personas que dedican parte de su tiempo y energías a trabajar de forma gratuita en favor de las personas excluidas, marginadas, que padecen cualquier tipo o grado de precariedad o pobreza, o en favor de otras causas. La solidaridad social ha existido siempre, pero a partir de los años sesenta del siglo pasado ha crecido como fenómeno y como inquietud, y ha asumido una identidad particular con características peculiares y específicas. En el mundo occidental son muchas las iniciativas promovidas por diversos sectores de la sociedad. Se trata de un fenómeno amplío y heterogéneo tanto por las causas a que se dedica como por sus motivaciones ideológicas, sociales o religiosas.
El voluntariado que nace del Evangelio, el voluntariado cristiano, existe desde los inicios de la Iglesia, aunque con nombres diferentes. Nace en el seno de la comunidad cristiana y hunde sus raíces en la experiencia del amor de Dios al hombre y, preferentemente, al más necesitado. La parábola del buen samaritano, en la que Cristo acoge y hace suya la situación del hombre herido, es la manifestación del encuentro de Dios ‘rico en misericordia’ con el hombre necesitado de apoyo para salir de su situación precaria y lograr su promoción integral. La vida de todo cristiano por el hecho de seguir a Cristo y de intentar cumplir el mandamiento del amor, debe ser la de un voluntario que por amor se compromete en servir a los demás. Los cristianos sabemos que amor a Dios y amor al prójimo son inseparables y que cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios. La fusión de estos dos amores es la que hace de nosotros una comunidad en la que cada uno pone su vida al servicio de los otros, sea de manera espontánea e individual, sea de manera comunitaria y organizada.
El voluntariado social cristiano es, pues, una exigencia del amor de Dios y a Dios, que conlleva en su ser y actuar la mística de la comunión, de la gratuidad, de la entrega desinteresada al otro. La donación individual y grupal hace que el voluntario esté siempre disponible para ser testigo fiel del amor de Dios a los necesitados y excluidos sociales. En ellos, no existe espacio para la ‘utilización’ en provecho propio, ni para el simple deseo de acallar la conciencia ante las responsabilidades sociales.
Ser voluntario cristiano es algo más que echar una mano a un proyecto concreto, o dedicar algunas horas a cooperar como voluntarios de Cáritas, de Manos Unidas, de la pastoral penitenciaria o de tantas otras iniciativas de voluntariado. Es, sobre todo, esforzarse por expresar el amor recibido de Dios en una sociedad profundamente humana, en la que reine la justicia, la paz y la verdad; y es poner a prueba la autenticidad del amor a Dios. Quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (cf. 1 Jn 4,20).
El voluntario cristiano se distingue, pues, no por lo que hace, sino por su forma de ser y de actuar: por su motivación, su estilo, su actitud y su forma de actuar, que son las de Jesús. Todas sus acciones altruistas, solidarias y compasivas nacen de la gratuidad de un “amor primero”, precedente, gratuito, inmerecido e impagable. Somos don del Amor de Dios manifestado en Jesucristo en orden a ser don de amor para los demás. Como a Jesús, el Espíritu Santo nos urge a anunciar la Buena Noticia a los pobres, liberándolos en su fuerza de la pobreza, de la esclavitud, del dolor (cf. Lc 4, 18-21). El cristiano ha recibido el Espíritu Santo para actuar, pensar y sentir como Jesús. Él es el voluntario por excelencia que no “vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en redención de muchos” (Mt 20, 28). Jesús dedicó buena parte de su vida pública a atender, acompañar, cuidar, curar y promocionar a los enfermos, marginados y excluidos. Cristo se identifica con los pobres, con los que sufren. Lo que a ellos les hacemos, a Él se lo hacemos. Jesús nos dice que la salvación definitiva o la condenación dependen del amor efectivo y afectivo que demos o no a los pobres (cf. Mt 25, 31-46).
El servicio del voluntariado es para el cristiano un deber que brota de la fe, una respuesta coherente con los compromisos bautismales, una invitación que espolea a testimoniar la fe, la esperanza y la caridad en los más variados sectores del mundo, como signo y fuente de esperanza y de amor. El voluntariado social es un modo, no el único, pero sí uno de los más privilegiados, de vivir nuestra condición de cristianos. Por eso, la Iglesia nos llama a ser voluntarios y a vivir el voluntariado como cristianos en organizaciones eclesiales o no, privadas o públicas.
No los verás sobre ruedas pero van como motos. Allí donde los necesitan, destinan su tiempo libre a hacer obra social. Todos los veranos, el grupo de «universitarios» de Hakuna organizan un viaje con destino allí donde haya algún tipo de necesidad. A estos viajes los denominan «Escapadas» donde casi 200 jóvenes se desplazan para colaborar en alguna causa social. Estos dos últimos veranos, las tradicionales «escapadas» se han transformado en «rallies» pues con la pandemia, de un grupo de 200, han pasado a cuatro de 50. Las ediciones anteriores a la pandemia los jóvenes prestaron servicio en Kenia, Colombia o India. Durante este «Rallie» por nuestra diócesis, charlamos con María Rosal, coordinadora de la editorial CTEA («Con toda el Alma») de Hakuna, y con Pablo Gil, coordinador en Castellón.
Al finalizar el curso académico 2020 el destino era México pero «la pandemia nos obligó a suspender el viaje y, aunque en principio lo aplazamos hasta este verano, por responsabilidad hemos decidido suspenderlo». No obstante no han querido renunciar a su compromiso social por lo que este año se han quedado en España «porque aquí también hay quien necesita ayuda», asegura María. «Nos hemos dividido en cuatro grupos de 50 jóvenes que estamos repartidos entre el Mediterráneo, Cataluña y Aragón, el norte, y Andalucía. Salimos todos juntos desde Madrid hacia nuestro destino y nos juntaremos, al finalizar, en Tarifa».
Durante esta semana de voluntariado o «compartiriado» – como ellos lo llaman – se han ofrecido a varias Diócesis para compaginar horas de servicio con su actividad habitual de Misa diaria, Hora Santa y Revolcaderos. El compartiriado, asegura María Rosal, «es como nosotros llamamos a la acción social. La esencia es compartir aprendiendo unos de otros y crecer juntos. Es aquí donde redescubrimos la dignidad y el potencial de cada uno».
Durante su estancia en nuestra Diócesis han estado alojados en el Seminario Mater Dei de Castellón y se han dividido en grupos todavía más reducidos para prestar servicio en la Parroquia de El Salvador, acogidos por el párroco Samuel Torrijo que asiste en su parroquia a los jóvenes de Hakuna de Castellón, pero también han colaborado con Pro-Vida y con las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret (Benicàssim).
En Hakuna, afirma María, «nos unimos a la llamada del Papa y colaboramos con diferentes entidades, tratando de escuchar y de poner toda nuestra creatividad al servicio de quien nos necesita». En Hakuna lo tuvieron claro desde el principio. El Papa dijo a los jóvenes: «Hagan lío y organícenlo bien. Un lío que nos dé un corazón libre, un lío que nos dé solidaridad, un lío que nos dé esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que Dios, a quien conocí, es mi fortaleza. Ese es, debe ser, el lío que hagan.», y ellos, tal como reza en su web, se «sumaron al lío».
Hakuna nació «sin querer», dice María sonriendo, «en el JMJ de Río de Janeiro y se consolidó en Madrid». En aquel viaje «sintieron y vivieron algo muy especial que necesitaban mantener y, sobre todo, compartir». Aquel grupo inicial de jóvenes, alegres y entusiastas, que componían alguna canción, se ha extendido a más de 30 ciudades españolas, incluso también en Europa (Londres, Roma, Viena, Berlín, París, Bruselas) y Sudamérica (México y Ecuador), en algunas ciudades han surgido a raíz de los estudiantes españoles que han estado allí». No han dejado de componer canciones y cantárselas al Santísimo Sacramento del Altar en cada Hora Santa semanal y así, poco a poco, se ha ido consolidando y creciendo.
Hakuna Castellón
Unos cuarenta jóvenes universitarios de Castellón, comprometidos con Jesucristo, se reúnen cada martes a las 20.00h de la tarde en la Parroquia de El Salvador (frente a la UJI) para crecer juntos en la fe. Tal como asegura Pablo Gil, coordinador en nuestra Diócesis, «nuestra actividad se centra en la Hora Santa semanal y un Revolcadero al mes». Los revolcaderos – aclara- «son encuentros en grupos de entre 5 y 8 jóvenes que a partir de una bibliografía recomendada preparan el tema (sexualidad, noviazgo, liturgia, oración, incluso textos del Papa Francisco) y comparten sus experiencias de vida a partir de la temática tratada». A la hora de definir Hakuna, lo tienen claro: » es una asociación de fieles que seguimos a Cristo como una familia eucarística que se alimenta y crece en torno a la Adoración y de ahí brota todo lo demás, que no es más que la necesidad de compartir lo que aprendemos en la Hora Santa».
La Pastoral Penitenciaria de Castellón II, Albocàsser, ha puesto en marcha la publicación de “Vinisteis”, un boletín electrónico de información que nace con ilusión desde la labor y cercanía con las personas privadas de libertad.
Ha sido posible gracias a la labor del voluntario y pretende llevarnos a reflexionar sobre el Evangelio de Mateo 25, 35-40: estuve en la cárcel y vinisteis a verme. Tal y como indica Jordi Mas, capellán de Castellón II, “los voluntarios, como testigos de la Luz, acompañamos a los internos durante esta etapa tan sombría y llena de incertidumbres para ellos. Cada una de nuestras palabras son lámpara que ilumina el caminar y cada uno de nuestros gestos son bálsamo que alivia las heridas”.
“Todos estamos llamados a colaborar, testimoniar, sugerir… – indican en la primera publicación (Nº 01 – enero 2021) – se trata de mantener lazos de unión; recordarnos que no estamos solos y que a pesar de las circunstancias especiales que estamos viviendo, la acción de la Pastoral Penitenciaria y del voluntariado sigue viva, teniendo muy presente nuestra visión: Ser signo de la misericordia de Dios, para acompañar a las personas privadas de libertad hacia su identidad como Hijos de Dios”.
Aquellos usuarios que deseen recibir este boletín deben solicitarlo en la dirección de correo electrónico ppenitenciariaalbocasser@gmail.com, y serán incluidos en un grupo denominado “Amics de la Pastoral Penitenciaria d’Albocàsser” con el fin de compartir alguna información, experiencia, testimonio…. en relación a este voluntariado y la labor de la Pastoral Penitenciaria en favor de las personas privadas de libertad.
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