Ayer por la tarde hubo un recital de música sacra en la iglesia de La Sangre de Castellón. Entre una pieza y otra no había aplausos. No es que el público no apreciase la interpretación. Es que el acto había comenzado con la celebración de la eucaristía, y el canto gregoriano mantenía un ambiente más de recogimiento contemplativo que de concierto. Se trataba de la celebración de los 25 años del Coro Resurrexit.

Las celebraciones comenzaron el viernes anterior, con la inauguración de una exposición en la Fundación Dávalos Fletcher de la Capital de la Plana. Josep Sanahuja, presidente de la entidad, explica el objetivo y el recorrido de este cuarto de siglo.

– ¿Por qué se creó el Coro Resurrexit?

– El objetivo era mantener viva la cultura del canto gregoriano y darlo a conocer. Al principio éramos unos 20, y casi todos habían recibido una formación musical como antiguos alumnos del seminario. En la actualidad somos 22 cantores.

– ¿Con qué se queda de estos 25 años?

– Hemos vivido momentos particulares como las visitas a las abadías de Saint Pierre de Solesmes y de Santo Domingo de Silos. También las actuaciones en las catedrales de la  Almudena en Madrid y en la de Barcelona, en la Sagrada Familia y en la Basílica de San Pedro en Roma.

– Además de los conciertos, participáis regularmente en celebraciones litúrgicas en parroquias y templos de la Diócesis.

– En Navidad, Pascua y para los Fieles Difuntos cantamos en la Concatedral de Castellón. Durante el Tríduo Pascual estamos en la Basílica del Lledó. Pero hemos estado en casi todos los pueblos de la Diócesis.

– ¿Qué tiene el canto gregoriano que lo hace una música privilegiada para la liturgia y la oración?

– En primer lugar hay que decir que el texto está sacado casi siempre de la Biblia. Y la música se adapta a él, de forma que cuando sale la palabra Jesús, Dios o Virgen, las notas suelen subir mucho más altas. En cambio, si se trata de sufrimiento, pasión o muerte suelen ir mucho más bajas.

– ¿Cómo celebraréis el XXV aniversario?

– El jueves próximo, 14 de febrero, daremos un concierto con el mismo programa que le primero, y en el mismo lugar: la capilla de la Sangre de Castellón. Y el viernes se inaugurará una exposición en la Fundación Dávalos Fletcher.