Jóvenes que rezan: redescubriendo el amor de Dios. 29 de noviembre, Vigilia Diocesana.
Carta del Obispo D. Casimiro: «La oración con y de los jóvenes».
La Diócesis redobla su compromiso con las víctimas de la DANA gracias al CEU, Cáritas, las Hijas de la Caridad y las parroquias.
La celebración de la Jornada Mundial de los Pobres aúna fe y solidaridad en Vila-real bajo la atenta protección de la imagen Peregrina de la Virgen de los Desamparados.
La Diócesis de Segorbe-Castellón renueva la consagración al Sagrado Corazón de Jesús.
Entrevista a Rosa Gual, Presidenta de la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad.
Mons. Casimiro López Llorente, preside la Solemne Eucaristía en honor a los más necesitados, bajo la protección de la Virgen Peregrina de los Desamparados
La Iglesia Arciprestal San Jaime de Vila-real ha acogido este domingo una jornada de profunda fe y solidaridad con motivo de la celebración de la VIII Jornada Mundial de los Pobres, convocada por el Papa Francisco.
El acto ha estado marcado por la celebración de una Solemne Eucaristía presidida por el Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, en un ambiente de devoción, fe y compromiso social que ha reunido a cientos de fieles, autoridades locales y representantes de Cáritas Diócesana de Segorbe-Castellón, así como de otras realidades eclesiales dedicadas a la caridad como Manos Unidas.
Ha estado concelebrada por el Rector de la Basílica de los Desamparados, D. Juan Melchor Seguí, y por el párroco de la Arciprestal San Jaime y Vicario General, D. Javier Aparici, así como por otros sacerdotes, entre ellos, del Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana, D. Sergio Mendoza.
La celebración ha coincidido con la visita de la Virgen Peregrina de los Desamparados, un evento de gran significado para todos los valencianos, pero en especial para los vila-realenses que este año conmemoran el 750 aniversario de su fundación. Vila-real, conocido por su tradición mariana, ha vibrado con la visita de la imagen de la Virgen, símbolo de esperanza y consuelo.
La celebración ha estado interpretada, en la parte musical por el Coro «Ciudad de Vila-real», dirigido magistralmente por D. Miguel Alepuz.
Un mensaje de amor y compromiso hacia los pobres
Tras la proclamación de la Palabra, la homilía de nuestro Obispo ha estado cargada de profundidad espiritual y llamamiento a la acción. Ha saludado afectuosamente a los presentes, destacando la importancia de la presencia de los sacerdotes concelebrantes, representantes de Cáritas Diocesana, autoridades municipales, como el alcalde y la Reina y Damas de las Fiestas, así como a las cofradías y fieles devotos.
El Obispo, ha comenzado su intervención invitando a reflexionar sobre el significado del día. Ha explicado que este domingo tiene un triple motivo de celebración: es el día del Señor, el penúltimo del año litúrgico y la Jornada Mundial de los Pobres. En su mensaje, ha destacado también la relevancia de la visita de la Virgen Peregrina a quien ha agradecido su compañía en nuestro caminar como peregrinos hacia el cielo.
Ha recordado que la Virgen, nos muestra la presencia compasiva de su Hijo y nos anima a preocuparnos por los más vulnerables: “Hoy, más que nunca, debemos atender a aquellos que sufren el desamparo, tanto físico como espiritual.” En referencia al Evangelio de Mateo proclamado hoy, ha exhortado a los fieles a reconocer a Jesús en los pobres y a responder a sus necesidades con amor y justicia.
Un Reino de justicia y esperanza
En su intervención, ha destacado que la Jornada Mundial de los Pobres no solo es un acto de caridad, sino un compromiso por construir el Reino de Dios en la tierra, que debe manifestarse«a través de obras de caridad, de justicia, de amor y de paz”. Ha recordado que la humanidad es peregrina, y que camina hacia el encuentro definitivo con el Señor, pero mientras tanto, «la misión de los cristianos es trabajar por la dignidad y los derechos de todos».
El Obispo ha subrayado también que esta jornada es una oportunidad para reconocer el valor espiritual de los pobres, «tienen una sensibilidad especial hacia Dios, y es nuestro deber escucharles y acompañarles en su camino.”En este sentido, ha agradecido la labor de el proyecto diocesano social El Pati, que acompaña a personas sin hogar, ayudándoles a recuperar su dignidad y reintegrarse en la sociedad.
Procesión en honor a la Virgen de los Desamparados
Tras la Eucaristía, la celebración ha continuado con una solemne procesión por las calles de Vila-real.
La imagen de la Virgen Peregrina de los Desamparados, portada por representantes de diferentes cofradías locales, ha sido acompañada por cientos de fieles que han llenado las calles de fervor y devoción.
La procesión ha supuesto, una vez más, una gran muestra de fe y devoción de los fieles de Vila-real.
El recorrido procesional ha sido una muestra de gratitud y expresión de esperanza, recordándonos que, bajo el amparo de la Virgen, nunca estamos solos. La visita de la Virgen Peregrina, que llegó el pasado viernes al municipio, ha sido recibida en Vila-real como un signo de consuelo en medio de las dificultades y una llamada a vivir la fe con compromiso hacia los más necesitados.
Este Domingo celebramos la octava Jornada Mundial de los Pobres, convocada y promovida por el papa Francisco, para que, en la Iglesia, en cada comunidad eclesial y en la vida de cada cristiano, pongamos en el centro a los preferidos de Dios; es decir, a los “pequeños”, los últimos, los descartados, los más pobres de la sociedad.
En este año dedicado a la oración para prepararnos al Jubileo de 2025 como “peregrinos de esperanza”, el Papa ha escogido como lema, “la oración del pobre sube hasta Dios”. Porque “la esperanza cristiana abraza también la certeza de que nuestra oración llega hasta la presencia de Dios; pero no cualquier oración: ¡la oración del pobre!”. Francisco nos invita a reflexionar sobre esta frase del libro del Eclesiástico a la luz de los rostros e historias de los pobres que encontramos a diario “de modo que la oración sea camino para entrar en comunión con ellos y compartir su sufrimiento”. Orar es “tratar de amistad con quien sabemos nos ama”, como dice Teresa de Jesús; es un medio privilegiado para encontrarnos con Dios también a través de los pobres.
La Palabra de Dios revela que los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios, de tal manera que, ante su sufrimiento, Dios está “impaciente” hasta no haberles hecho justicia (cf. Si 35,21-22). Como Padre atento y solícito hacia todos, Dios conoce los sufrimientos de sus hijos; cuida de todos y, en especial, de los que más lo necesitan: los pobres, los marginados, los que sufren, los olvidados. Pero nadie está excluido de su corazón, ya que, ante Él, todos somos pobres y necesitados. Sin Dios no seríamos nada.
Necesitamos hacer nuestra la oración de los pobres y rezar por los pobres. Como nos dijo el Papa “la inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos… y nuestra atención pastoral privilegiada y prioritaria” (EG 200). Hemos de rezar con ellos para que confíen en Dios en su necesidad. Pero hemos de rezar por ellos, hacer nuestra su oración y también sus necesidades.
Ante Dios todos somos pobres. Reconocerse pobre y necesitado de Dios, requiere un corazón humilde. La humildad es la virtud indispensable para abrir el corazón a Dios. Dirá Santa Teresa: “La humildad es vivir en la verdad; y la verdad es que [sin Dios] no somos nada”. Lo más grande de nuestra vida es que Dios nos ama y nunca nos abandona. Quien se reconoce pobre, pone toda su confianza en Dios. De hecho, la humildad genera la confianza de que Dios nunca nos abandonará ni nos dejará sin respuesta.
Esta Jornada nos llama a todos los creyentes a escuchar la oración de los pobres, tomando conciencia de su presencia y de sus necesidades. Es una ocasión propicia para llevar a cabo iniciativas que ayuden concretamente a los pobres. La oración por los pobres será auténtica si se traduce en obras de cercanía, de encuentro y de caridad. “La fe si no tiene obras, está muerta por dentro” (St 2,17). A su vez, la caridad sin oración corre el riesgo de convertirse en filantropía que pronto se agota.
Las personas más pobres suelen quedar al margen de nuestras comunidades y de nuestra existencia diaria. El sufrimiento, el dolor, la pobreza, incomodan y desajustan nuestro orden personal y social. Tendemos a mirar hacia otro lado, como el que quiere no saber para no tener que responder de nada. Sin embargo, la petición de Jesús a sus discípulos, la comunidad cristiana, es que estemos cerca, conozcamos y salgamos al encuentro con las personas que viven estas situaciones. Como Jesús, el buen Samaritano, no podemos pasar de largo, sino acercarnos y dejarnos conmover por el sufrimiento de quienes necesitan ser escuchados, acogidos, vestidos o sanados. Dios Padre cuida y conoce lo que necesitamos cada uno de sus hijos, porque nadie está excluido de su corazón.
Celebremos esta Jornada en nuestras comunidades y parroquias no como un día más, sino como camino de conversión para crecer en oración, fraternidad y caridad. En camino hacia el Año Santo, el Papa nos exhorta a cada uno a hacerse peregrino de la esperanza y a ser amigos de los pobres en toda circunstancia, siguiendo las huellas de Jesús; Él fue el primero en hacerse solidario con los últimos.
Con motivo del 750º aniversario de la parroquia Arciprestal San Jaime, la ciudad de Vila-real se prepara para acoger la Imagen Peregrina de la Virgen de los Desamparados del 15 al 17 de noviembre.
La visita dará inicio el viernes 15 de noviembre a las 18:00 horas, con la recepción de la imagen en la Plaza San Pascual, seguido del traslado hacia la Arciprestal, donde los fieles podrán participar en una ofrenda floral.
El sábado 16 de noviembre se celebrarán diversos actos, comenzando a las 09:00 horas con la Oración de las Laudes. A las 12:00 horas tendrá lugar el “Paso solidario por el manto de la Virgen”, un evento en el que se podrá realizar un donativo destinado a un proyecto benéfico. La jornada continuará con el Canto del Santo Rosario a las 18:00 horas, seguido de la Eucaristía a las 19:00 horas, y finalizará con la Oración con María a las 20:15 horas.
El domingo 17 de noviembre será el día de la celebración principal, a las 11:00 horas, con una Eucaristía presidida por el Obispo D. Casimiro, en el marco de la Jornada Mundial de los Pobres. La despedida de la Virgen de los Desamparados tendrá lugar a las 12:15 horas, con una procesión por las calles de la ciudad, donde los participantes podrán despedirse de la imagen peregrina.
El pasado 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís, se celebró en las instalaciones de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón la reunión de los consiliarios de las Cáritas interparroquiales de nuestra Diócesis con el delegado episcopal y el director de Cáritas Diocesana.
El encuentro, celebrado en la sede de Cáritas Diocesana, comenzó con la oración propuesta por el papa Francisco para el Jubileo de la Esperanza, invitándonos a renovar nuestra confianza en Dios, fuente de toda esperanza, y a vivir nuestra misión desde la alegría del Evangelio.
Con este espíritu, los participantes se dispusieron a reflexionar sobre los retos y oportunidades que afrontan las Cáritas interparroquiales en su labor de acompañamiento a los más necesitados.
Compartir proyectos
Durante la reunión se trataron diversos temas de interés común, como el cumplimiento normativo y la importancia de las decisiones tomadas por los equipos directivos.
Los consiliarios también compartieron los proyectos más significativos de sus Cáritas interparroquiales, fomentando el diálogo y el intercambio de experiencias para seguir mejorando su servicio a las personas y familias acompañadas.
Acompañamiento espiritual y pastoral
También se subrayó la necesidad de organizar e implementar la formación del voluntariado, con especial atención al acompañamiento espiritual y pastoral, tal como subraya nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, en su carta pastoral de este curso.
Se habló, además, de la importancia de la implicación activa de los párrocos de las diferentes parroquias que forman parte de las Cáritas interparroquiales, como elemento esencial para fortalecer la conexión entre la comunidad parroquial y la misión de Cáritas, favoreciendo así un acompañamiento más integral y cercano y una difusión de la labor que realiza Cáritas en su término parroquial.
Fortalecer la labor de Cáritas en la Diócesis
El encuentro concluyó con el firme compromiso de todos los participantes en seguir fortaleciendo la labor de Cáritas en la Diócesis, siendo una Iglesia que acompaña, escucha y cuida, respondiendo a las necesidades de quienes más lo necesitan.
Asimismo, se recordó la importancia de preparar con esmero la próxima JornadaMundial de los Pobres, que se celebrará a finales de noviembre, animando a toda la comunidad a implicarse activamente en esta iniciativa.
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Iniciativa formativa para profundizar en la belleza del matrimonio y de la familia.
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D. Casimiro, en la VII Jornada Mundial de los Pobres: «ellos nos evangelizan a nosotros, nos muestran el rostro de Cristo Jesús, doliente y sufriente».
Entrevista a Monseñor Florencio Roselló Avellanas, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela.
La Diócesis ha celebrado esta mañana la VII Jornada Mundial de los Pobres con una Eucaristía que ha tenido lugar en la Basílica de Ntra. Sra. del Lledó, Castellón, presidida por nuestro Obispo D. Casimiro. Ha sido en el templo dedicado a la Patrona de la ciudad con motivo de la celebración del Año Jubilar Mariano por el centenario de su coronación. Ha concelebrado el Prior de la Basílica, D. Joaquín Guillamón; el Prior de la Real Cofradía de la Mare de Déu del Lledó, D. Miguel Abril; y el Secretario Particular, D. Ángel Cumbicos. Ha asistido D. Guillem Farré, diácono permanente.
Y entre los asistentes se encontraban miembros de las diferentes entidades caritativas y sociales de la Diócesis, como Cáritas y Manos Unidas. También la alcaldesa de la ciudad y clavariesa de las fiestas del centenario, Dña. Begoña Carrasco; el concejal y Perot, D. Vicent Sales; acompañados por varios miembros de la corporación municipal; el Presidente de la junta de gobierno de la Cofradía, D. Jesús Lumbreras; y la presidenta de la junta de Camareras, Dña. Lledó Querol.
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Este año lo hacemos con el lema “No apartes tu rostro del pobre” (Tb. 4,7). Lema propuesto por el Papa Francisco, y que explica en su Mensaje para la ocasión: «Tobit, en el momento de la prueba, descubre su propia pobreza, que lo hace capaz de reconocer a los pobres. Es fiel a la Ley de Dios y observa los mandamientos, pero esto no le es suficiente. La atención efectiva hacia los pobres le era posible porque había experimentado la pobreza en su propia carne. Por lo tanto, las palabras que dirige a su hijo Tobías son su auténtica herencia: “No apartes tu rostro de ningún pobre” (4,7). En definitiva, cuando estamos ante un pobre no podemos volver la mirada hacia otra parte, porque eso nos impedirá encontrarnos con el rostro del Señor Jesús. Y fijémonos bien en esa expresión “de ningún pobre”. Cada uno de ellos es nuestro prójimo. No importa el color de la piel, la condición social, la procedencia. Si soy pobre, puedo reconocer quién es el hermano que realmente me necesita. Estamos llamados a encontrar a cada pobre y a cada tipo de pobreza, sacudiendo de nosotros la indiferencia y la banalidad con las que escudamos un bienestar ilusorio».
Además, con motivo de la celebración, la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Cáritas han sumado de nuevo sus esfuerzos para movilizar a las comunidades cristianas y a toda la sociedad en los objetivos de esta cita anual convocada por el Santo Padre.
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La idea de impulsar esta Jornada surgió el 13 de noviembre de 2016, durante el cierre del Año de la Misericordia y cuando en la Basílica de San Pedro el Santo Padre celebraba el Jubileo dedicado a las personas marginadas. Al finalizar la homilía, y de manera espontánea, Francisco expresó un deseo: «quisiera que hoy fuera la Jornada de los Pobres».
Al hilo de la Palabra proclamada en este XXXIII domingo del Tiempo Ordinario, D. Casimiro ha exhortado a poner al servicio de los demás cuanto hemos recibido, en especial en esta Jornada, de aquellos que están más necesitados de nosotros. La finalidad de la Jornada “es que cada comunidad cristiana, cada cristiano, tomemos conciencia de que a través de nuestra vida, de nuestros hechos, hemos de ser signo del amor y de la misericordia de Dios ante el pobre y el necesitado”.
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“Los pobres no son una categoría abstracta, un colectivo anónimo, – ha explicado el Obispo – los pobres tienen un rostro concreto, son personas, hombres, mujeres, ancianos, niños, niñas que sufren el dolor de la pobreza material, el dolor de la soledad, el dolor de no tener una vivienda digna, el dolor de no ver respetada su dignidad personal y tantas y tantas otras realidades que podemos ver en nuestro mundo”.
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Ante esta realidad no podemos ser indiferentes, ha continuado, “porque los pobres los tenemos entre nosotros, a nuestro lado, a la puerta de nuestra casa, y no podemos pasar como si no existieran”. Es por ello que, tanto la Jornada como la Palabra de Dios, “nos llama a tener esa cercanía a los pobres, ese amor donde ellos sientan el amor de Dios que proclamamos y que nos ofrece Cristo Jesús”.
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También ellos “necesitan que se les anuncie el amor de Dios, la cercanía misericordiosa del Padre a través de nuestros gestos”, “necesitan ser evangelizados, llevarles al encuentro con el Señor, y lo necesitan a través de nuestros buenos gestos reales”, ha recalcado.
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Pero también ellos nos evangelizan a nosotros, ha señalado el Obispo, “porque nos hacen recapacitar que de los pobres en el espíritu es el Reino de los Cielos, y lo que realmente cuenta al final de los tiempos no es lo que tenemos, sino cómo hemos vivido los dones que de Dios hemos recibido poniéndolos a servir de los demás”. Ellos nos muestran, por tanto, “el rostro de Cristo Jesús, un Cristo doliente y sufriente”.
Este domingo, 19 de noviembre, celebramos la Jornada Mundial de los pobres. El papa Francisco estableció esta Jornada al finalizar el Jubileo de la Misericordia en 2016, como fruto granado del Año Santo y recuerdo permanente de la Misericordia. Su finalidad es que “en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados”. En este día fijamos la mirada en quienes tienden sus manos clamando atención y ayuda, acompañamiento y solidaridad. Ellos son nuestros hermanos, creados y amados por el Padre celestial; muchos de ellos viven entre nosotros y con frecuencia no nos damos cuenta.
El Papa ha elegido como lema para este año las palabras del libro de Tobías: “No apartes tu rostro del pobre” (Tob 4,7). Estas palabras contienen el “testamento espiritual” del anciano Tobit a su hijo Tobías, que está a punto de emprender un largo viaje. El anciano teme no volver a ver a su hijo. Por ello, este hombre, que siempre confió en el Señor, como buen padre desea dejar a su hijo no tanto algún bien material, cuanto el testimonio del camino a seguir en la vida. Y le dice: “Hijo, acuérdate del Señor todos los días. No peques ni quebrantes sus mandamientos. Pórtate bien toda tu vida. No vayas por caminos de iniquidad, pues si obras la verdad tendrás éxito en tus empresas, igual que los que obran la justicia. Da limosna de cuanto posees; no seas tacaño. No apartes tu rostro ante el pobre y Dios no lo apartará de ti. Da limosna en la medida que puedas; si tienes poco, no te avergüences de dar poco” (Tob 4,5-9).
Han pasado siglos y la situación se mantiene inalterada, por lo que estas palabras no se refieren sólo al pasado, sino también a nuestro presente. Como nos dijo Jesús, “a los pobres los tenéis siempre con vosotros” (Mc 14,7). También hoy existen numerosas formas de pobreza. Todos los días vemos rostros marcados por el hambre, el dolor, la soledad, la miseria, la marginación, la violencia, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, la ignorancia y el analfabetismo, la falta de trabajo, el tráfico de personas, el exilio y la migración forzada. La pobreza tiene siempre el rostro concreto de mujeres y hombres, de niños y de niñas. No nos pueden ser indiferentes. Cuando estamos ante un pobre no podemos volver la mirada hacia otra parte, porque eso nos impedirá encontrarnos con el rostro del Señor Jesús. Cada uno de ellos es nuestro prójimo. No importa el color de la piel, la condición social o la procedencia. Estamos llamados a dejarnos encontrar por cada pobre y a dejarnos interpelar por cada tipo de pobreza, sacudiendo de nosotros la lacra de la indiferencia.
Los pobres son un signo concreto de la presencia de Jesús entre nosotros. Él mismo se identificó con cada uno de ellos: con los hambrientos y los sedientos, con los forasteros y los enfermos, con los sin techo y los encarcelados. “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”, nos dice Jesús (Mt 25,40). Olvidarlo equivale a falsificar el Evangelio. Por ello mismo podemos decir que los pobres de cualquier condición nos evangelizan. Ellos tienen mucho que enseñarnos. En sus propios dolores nos muestran a Cristo, que sufre. En cada uno de los pobres, Jesús sale a nuestro encuentro, para que nos dejemos encontrar por Él. Estamos llamados a descubrir a Cristo en cada pobre, a compartir su vida, a prestarles nuestra voz en sus causas, a amarlos y escucharlos, y a recoger la sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos.
Los pobres son también destinatarios prioritarios del Primer Anuncio. Con nuestra atención, escucha y ayuda concreta, con nuestro acompañamiento, compromiso y solidaridad han de experimentar la cercanía de Dios que ama a cada uno. Fruto de ese amor de Dios, Jesucristo ha dado su vida para salvar a cada pobre, y ahora está vivo a su lado cada día, para sanarlos, iluminarlos, fortalecerlos y liberarlos. Los pobres sentirán el amor y la cercanía de Dios cuando reconozcan en nuestra atención un acto de amor gratuito que no busca recompensa. Antes de nada, los pobres tienen necesidad de Dios, de su amor hecho visible gracias a personas que expresan y ponen de manifiesto la fuerza del amor cristiano.
Por supuesto, que los pobres piden comida y otros tipos de ayuda, a las que hemos de dar respuesta concreta; pero lo que realmente necesitan va más allá. Los pobres necesitan nuestras manos para reincorporarse, nuestros corazones para sentir de nuevo el calor del afecto, y nuestra presencia para superar la soledad. Sencillamente, los pobres necesitan sentir el amor de Dios a través de nuestras obras de amor.
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