Ayer, en la Casa Sacerdotal Sagrada Familia de Nazaret, Castellón, se llevó a cabo el primer encuentro del clero joven de la Diócesis en este curso pastoral. El encuentro, presidido por el Obispo D. Casimiro, subrayó la importancia de estos espacios de formación continua y apoyo mutuo para el crecimiento espiritual y pastoral de los sacerdotes.
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Durante la jornada, los participantes compartieron experiencias y reflexionaron sobre los desafíos de su ministerio, recibiendo orientación y respaldo tanto de sus compañeros como del Obispo. Se promovió un diálogo sobre las necesidades de la Diócesis, fortaleciendo la comunión y colaboración entre ellos para mejorar su servicio a la comunidad.
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Tras la oración y la invocación del Espíritu Santo, el Vicario para el Clero, D. Marc Estela, introdujo el tema del Acompañamiento, eje central del presente curso pastoral. Destacó la necesidad de crear espacios de confianza donde los sacerdotes puedan expresar sus luchas, alegrías y sentimientos sin temor a ser juzgados. La primera parte del encuentro se centró en la importancia de ser acompañados, reconociendo que todos los sacerdotes necesitan apoyo en diversas facetas de sus vidas.
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D. Marc presentó un enfoque del Acompañamiento dividido en dos partes: la primera, dedicada a ser acompañados, y la segunda, a aprender a acompañar a otros. Subrayó que el Acompañamiento va más allá de la mera presencia; implica ayudar a discernir la voluntad de Dios y fomentar un sentido de comunidad entre los sacerdotes. También enfatizó la relevancia de reconocer las dificultades personales y las tentaciones que pueden obstaculizar la apertura hacia los demás.
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La reflexión se enriqueció con la lectura del Evangelio, resaltando que Jesús nunca envía a sus discípulos solos, sino de dos en dos. Esto refuerza la idea de que el Acompañamiento debe ser un esfuerzo comunitario y que el acompañamiento espiritual es esencial para reconocer las propias luchas y recibir apoyo en el camino hacia la conversión.
Finalmente, se invitó a los sacerdotes a reflexionar sobre su propia necesidad de Acompañamiento y los obstáculos que enfrentan en este proceso. Se recordó que el objetivo es crear un espacio de apertura, amistad y fraternidad que favorezca el encuentro con Cristo vivo.
En línea con la carta del Obispo sobre “El Acompañamiento Espiritual y Pastoral. Escuchar, Cuidar y Acompañar a las Personas”, que guía la presente Programación Pastoral, los sacerdotes jóvenes discutieron la necesidad de ser acompañados en su ministerio, así como el modo en que reciben este apoyo en todas las dimensiones de su vida (humana, espiritual, ministerial…) y las dificultades que encuentran.
La educación es el mejor servicio que se puede prestar a la sociedad y, de hecho, es la base del progreso humano, tanto personal como comunitario. El mundo avanza cada paso sobre el conocimiento que ha sido recogido y compartido por las generaciones anteriores hasta nuestros días, y ahora somos nosotros los que contribuimos a ese progreso con la educación.
Consciente de su importancia, la Iglesia se implica en el acompañamiento formativo y espiritual desde hace siglos, creando instituciones educativas en todos los niveles, desde la tierna infancia hasta la enseñanza universitaria o profesional y la formación de adultos.
Que importantes son nuestros colegios diocesanos en esta tarea, ya que encuentran su justificación en la misión misma de la Iglesia, proclamando su mensaje evangélico, exponiendo los valores de la educación cristiana, basándose para ello en un proyecto en el que se integran armónicamente fe, cultura y vida.
Del mismo modo los centros docentes católicos, pues numerosas congregaciones y organizaciones de la Iglesia tienen en su carisma la educación en cualquiera de sus formas: salesianos, hermanos de La Salle, Nuestra Señora de la Consolación, carmelitas y un sinfín de otras organizaciones se involucran en la construcción de una sociedad más justa y más fraterna a través de la educación.
Pero tampoco podemos olvidar a los profesores de Religión Católica y a los docentes cristianos que, con gran profesionalidad y dedicación, también llevan de alguna forma al Señor a los alumnos que estudian en centros públicos. Todos ellos, con la ayuda de la Delegación diocesana para la Enseñanza, tienen una apasionante misión que llevar a cabo.
Para la Iglesia, la educación no es simplemente la transmisión de conocimientos pues, desde el humanismo cristiano supone formar a cada persona desde el corazón, desarrollando sus capacidades, su inteligencia y voluntad, promoviendo personas libres, capaces de buscar el bien y de elegirlo para su vida. Asimismo, es muy importante que desde que los alumnos entran en el centro educativo se sientan acompañados en sus problemas y dificultades, también en sus alegrías, y que no pasen desapercibidos o se sientan ignorados.
Pero incluso antes que la escuela, el instituto o la universidad, está la familia. «La familia debería ser el primer espacio de acompañamiento», nos dice Francisco en Christus vivit, pues la familia, a pesar de las dificultades y de los constantes ataques que sufre actualmente, es «el principal punto de referencia para los jóvenes. Los hijos aprecian el amor y el cuidado de los padres, dan importancia a los vínculos familiares y esperan lograr a su vez formar una familia».
También es fundamental aquí la misión de la pastoral juvenil, que siempre debe proponer un proyecto de vida desde Cristo, que para la mayoría de los jóvenes se concretará en el matrimonio. Para otros no, y se definirá en la vida consagrada o en el sacerdocio. En todo caso, es necesario que la pastoral juvenil y la pastoral familiar trabajen de manera coordinada e integrada para poder acompañar adecuadamente el proceso vocacional.
En el caso concreto de la pastoral juvenil, ésta debe ser capaz de «crear espacios inclusivos, donde haya lugar para todo tipo de jóvenes y donde se manifieste realmente que somos una Iglesia de puertas abiertas» (ChV), «que abra puertas y ofrezca espacio a todos y a cada uno con sus dudas, sus traumas, sus problemas y su búsqueda de identidad, sus errores, su historia, sus experiencias del pecado y todas sus dificultades».
De igual modo, la comunidad cristiana juega un papel determinante en el acompañamiento a nuestros niños y jóvenes, pues ésta también «debe sentirse responsable de acogerlos, motivarlos, alentarlos y estimularlos. Esto implica que se mire a los jóvenes con comprensión, valoración y afecto, y no que se los juzgue permanentemente o se les exija una perfección que no responde a su edad». Tienen aquí, sacerdotes y laicos, el deber de prepararse bien en “el arte del acompañamiento”, como dijo el Santo Padre, caracterizándose éste por la delicadeza para acercarse a la tierra sagrada del otro.
Algunas propuestas coordinadas de las delegaciones diocesanas
Jornada de prácticas sobre el Acompañamiento: talleres para acompañar y ser acompañados a familias, padres, adolescentes-jóvenes, comunidades parroquiales. El 26 de octubre de 2024.
Encuentro diocesano de la Infancia. El 22 de febrero de 2025.
Jornada festiva diocesana de las Familias. El 8 de marzo de 2025.
Promover la cultura vocacional en preparación al Congreso Nacional sobre las Vocaciones. Del 7 al 9 de febrero de 2025.
Jornada dedicada a los jóvenes, en clave vocacional. El 5 de abril.
Preparar y vivir el VIII Encuentro Diocesano de Jóvenes como un Encuentro Pre-Jubileo de Jóvenes.
El lunes 23 de septiembre, el Seminario Mater Dei acogió la Jornada de Inicio de Curso para profesores de Religión de educación primaria y secundaria, organizada por la Delegación diocesana para la Enseñanza. A este evento asistieron más de cincuenta docentes de nuestra diócesis, quienes se reencontraron con gran entusiasmo tras el descanso vacacional de verano.
La Jornada comenzó con una cálida acogida fraterna y un tiempo de oración, lo que permitió a los profesores centrarse en el inicio del nuevo curso. Posteriormente, se presentaron las diversas formaciones y celebraciones que se llevarán a cabo durante el año académico 2024-25. Este año, el tema central, en línea con el Plan Diocesano de Pastoral, será el Acompañamiento Espiritual y Pastoral, tanto hacia el alumnado como entre los propios docentes.
En el encuentro, se destacó la importancia de trabajar unidos en la misión que el Señor encomienda, enfatizando el papel crucial que tienen las parroquias y los profesores de religión en el acompañamiento de niños, adolescentes y jóvenes de nuestra diócesis.
Para cualquier consulta, la Delegación está a disposición de los profesores a través de los siguientes correos electrónicos:
D. Xosé Manuel, con una destacada trayectoria en el ámbito del acompañamiento familiar y matrimonial, presentó diversas claves operativas para el acompañamiento de matrimonios. En su intervención, abordó temas fundamentales como las características antropológicas del matrimonio, los principios básicos del acompañamiento y las estrategias aplicables en este proceso.
Entre las herramientas prácticas mencionadas, destacó recursos como másteres y cursos online ofrecidos por el Instituto da Familia, que brindan a los voluntarios la oportunidad de profundizar en su formación y mejorar su capacidad de apoyo a las familias.
Cabe recordar que el COF de Castellón ofrece una atención y acompañamiento, en relación con la persona en su totalidad, atendiendo todas sus dimensiones (física, psicológica, social y espiritual), escuchando, orientando y acompañando a cada persona que lo solicite, siendo un servicio diocesano totalmente gratuito.
Llamados a ser comunidad que acoge y acompaña a las personas
El curso pasado comenzamos una nueva etapa en nuestra Diócesis con la puesta en marcha del Plan de Pastoral para los cursos 2023-27, con un objetivo específico cada año, pero con un título y objetivo principal: “Unidos en Cristo, enviados con esperanza a la misión”.
No partíamos de cero. Previamente participamos en la Reflexión en el Proceso Sinodal y celebramos un Año Jubilar Diocesano, por lo que contábamos con una mejora en el conocimiento de la realidad de nuestra Iglesia, así como de las prioridades y el camino que debemos seguir recorriendo juntos.
A partir de aquí, el curso 2023-24 estuvo centrado en promover el Primer Anuncio, nuestra tarea central, mediante la manifestación explícita de la fe y el Evangelio para facilitar el encuentro personal con Cristo y el compromiso con la Iglesia.
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Partiendo de ello, con la celebración esta mañana de la Jornada de Inicio de Curso en el Seminario Mater Dei ponemos nuestro foco en el Acompañamiento espiritual y pastoral de las personas y comunidades. Y lo hacemos con una Programación Pastoral que lleva por lema “Acompañados en el Espíritu; Enviados a comprometernos en el Amor”, sabiendo que estamos llamados a favorecer el Acompañamiento de las personas que, en sus anhelos y necesidades, puedan alcanzar una vida más plena y evangélica vinculándose más fuertemente a la Iglesia.
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Tenemos pues este año tres objetivos específicos: promover y generar una cultura de la acogida y del acompañamiento, potenciar el carisma del acompañante y su formación específica, y desarrollar el Primer Anuncio despertando procesos de conversión, de iniciación o revivificación de la fe. Pero también tenemos un objetivo extraordinario: vivir y celebrar el Jubileo 2025 “Peregrinos de la esperanza”, que iniciaremos el día 29 de diciembre en la Catedral y en la Concatedral. Además, se organizarán una serie de peregrinaciones a Roma, por sectores.
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La Jornada se ha iniciado a las 10 h. con la acogida de los participantes, que se han dirigido después a la Iglesia del Seminario para participar en la Eucaristía, fuente y cima de la vida y misión de la Iglesia. Ha estado presidida por nuestro Obispo D. Casimiro, y han concelebrado cerca de cincuenta sacerdotes de todos los puntos de la Diócesis, asistiendo diáconos y seminaristas.
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Estaban invitados a participar todo aquel que quisiera, y especialmente convocados los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seglares, y todos los miembros de las delegaciones diocesanas, parroquias, movimientos y asociaciones. Además, las monjas contemplativas estaban invitadas a ofrecer sus oraciones por el éxito de esta jornada.
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Durante su homilía, el Obispo destacó tres conceptos clave para este nuevo curso pastoral: el encuentro, la vocación y la misión. Subrayó que el Acompañamiento de Cristo es esencial para toda misión eclesial, invitando a los presentes a experimentar un «encuentro personal» con Jesús, tal como el apóstol Mateo lo vivió al ser llamado por el Señor en su vida cotidiana. Este encuentro, señaló D. Casimiro, es el primer paso para descubrir la vocación, esa llamada al seguimiento de Cristo que todos recibimos, independientemente de nuestras circunstancias.
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En su reflexión sobre la misión, el obispo animó a los fieles a dejarse transformar por Cristo, no solo para seguirle, sino para ser testigos vivos de su amor en sus respectivos entornos. Recordó las palabras de San Pablo, que nos instan a vivir según la vocación recibida, y remarcó que cada creyente, ya sea apóstol, catequista, maestro o padre de familia, está llamado a colaborar en la edificación del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.
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Finalmente, D. Casimiro resaltó la importancia del acompañamiento mutuo dentro de la comunidad cristiana, insistiendo en que «no podemos caminar solos». Invitó a los presentes a vivir su vocación con humildad, trabajando juntos en la misión de la Iglesia y confiando en la presencia activa de Cristo y la acción del Espíritu Santo.
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Tras la celebración de la Eucaristía y un breve descanso, el profesor de filosofía D. Xosé Manuel Domínguez Prieto ha ofrecido una ponencia titulada “El acompañamiento personal, familiar y comunitario. Proponer la cultura vocacional”.
Resaltó la importancia del acompañamiento en los procesos educativos y evangelizadores, planteando que educar y evangelizar implican, ante todo, un encuentro personal. Acompañar no es solo guiar, sino caminar junto a la persona, propiciando un diálogo que promueva el crecimiento y la autonomía.
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Domínguez destacó tres pilares para un acompañamiento eficaz: la comunicación, la escucha empática y el arte de preguntar. Subrayó que acompañar requiere no solo la voluntad, sino formación, método y herramientas, alejándose de la mera improvisación.
El autor presentó el «método del acompañamiento», estructurado en etapas clave que van desde la acogida emocional hasta el establecimiento de acciones concretas que promuevan pequeños pero significativos cambios en la vida del acompañado. Según Domínguez, este proceso es un camino personalizado, adaptado a cada individuo, pero basado en un esquema que permite generar experiencias transformadoras.
Tras la ponencia, D. Miguel Abril, Vicario de Pastoral, ha presentado la Programación Diocesana 2024-25, que nos orientará a todos en nuestro trabajo del objetivo pastoral. Tal y como ha indicado, ésta contiene la Carta Pastoral de nuestro Obispo D. Casimiro, la propia programación pastoral y el calendario diocesano. También cuatro Lectio Divina y una Vigilia de Oración como materiales para trabajar y orar sobre el Acompañamiento.
En este nuevo curso estamos llamados a dar prioridad al acompañamiento espiritual, que ayude al crecimiento de la vida cristiana y al discernimiento de la voluntad de Dios para cada uno. De ello os hablaba en mi carta anterior. Hoy me voy a fijar en la necesidad de ofrecerlo a adolescentes y jóvenes; para niños, en general, lo más apropiado será el acompañamiento grupal.
El papa Francisco, en la Exhortación Evangelii Gaudium, indica que a los adultos nos cuesta escuchar a los jóvenes con paciencia, comprender sus inquietudes, y aprender a proponerles la vida cristiana con un lenguaje que ellos entiendan (cf. EG 105). En este sentido, cada día adquiere más protagonismo el acompañamiento personal en la pastoral juvenil. Es la respuesta a la necesidad que tienen adolescentes y jóvenes de personalizar la fe en el contexto actual de secularización y de pluralidad de ofertas. Quienes trabajan con jóvenes están descubriendo la necesidad de ofrecerles acompañamiento personal y sienten la llamada a ayudarles para orientar su vida, mediante una relación personal caracterizada por la acogida, la escucha y la propuesta de medios para el crecimiento en la vida cristiana. El acompañamiento personal es un signo de este tiempo.
Siendo realista hay que reconocer que existen dificultades reales entre nosotros para acoger la llamada de la Iglesia al acompañamiento. Unos no acaban de decidirse por acompañar a otros porque nunca han tenido la experiencia de ser acompañados, otros no se sienten llamados o formados para ello. Hay quien se da cuenta de lo exigente que es esta tarea porque pide una gran madurez de vida cristiana.
Este acompañamiento personal hemos de situarlo en el marco de la Iniciación Cristiana. Recordemos que la Iniciación Cristiana es el proceso que, con la ayuda de la gracia, genera a un cristiano y crea comunidades cristianas. Para ser cristiano, la persona necesita ser iniciada en la experiencia de la fe, porque la fe es fruto del encuentro personal con Cristo vivo. La Iniciación Cristiana representa el marco de referencia del acompañamiento personal.
En el acompañamiento hay que poner a la persona del adolescente o del joven en el centro y ha de ser acompañado en toda su persona, desde sus instancias más exteriores a las más interiores. Es preciso tener una visión integral de la persona humana para ver lo humano y lo espiritual-creyente como un todo. Los bloqueos madurativos dificultan los procesos espirituales. Se debe partir siempre de la persona en su situación actual teniendo en cuenta sus raíces, su historia, sus sueños, virtudes y problemas. El acompañado ha de ser invitado a tomar la vida en sus propias manos, a asumir el riesgo de las propias decisiones y a ser protagonista de la propia historia. De ahí el valor de la escucha paciente, el diálogo sincero y la propuesta de un camino con etapas y metas en el crecimiento de la vida cristiana, así como las actitudes de acogida, cercanía, respeto y apoyo, por pate del acompañante. Debemos estar convencidos de que Dios siempre nos busca allí donde estamos, en nuestra situación concreta.
El acompañamiento personal de adolescentes y jóvenes nos ha de interpelar a todos. Entre otras cosas, para acompañar necesitamos acompañantes. Muchos adolescentes y jóvenes, necesitan ser escuchados y buscan progresar en su vida cristiana, para lo que buscan la ayuda de testigos coherentes, que se conviertan en acompañantes espirituales. Este carisma lo reciben tanto sacerdotes, como religiosos y laicos. La experiencia dice que solo quien se ha dejado acompañar podrá ser un buen acompañante. Por lo tanto, quien sienta la llamada al acompañamiento debe dejarse acompañar.
Para avanzar en esta dirección hemos de ofrecer una buena formación teórico y práctica, pero también espiritual. El arte de acompañar es complejo, se requiere una formación profunda, pero sobre todo es un don de Dios que deja ver la maternidad de la Iglesia.
Y pide, finalmente, que optemos por el acompañamiento personal en nuestros procesos formativos y que propongamos el acompañamiento espiritual personal a nuestros adolescentes y jóvenes. Para ello hemos de motivarles. Nadie es acompañado si no quiere ser acompañado. Les hemos de ofrecer “caminos de crecimiento, despertar el deseo del ideal cristiano, las ansias de responder plenamente al amor de Dios y el anhelo de desarrollar lo mejor que Dios ha sembrado en la propia vida” (EG 171).
El próximo sábado, día 21 de septiembre, estamos todos convocados a participar en la Jornada Diocesana de Inicio de Curso, en el Seminario Mater Dei, a partir de las 10 h.
Tras la celebración de la Eucaristía, presidida por nuestro Obispo D. Casimiro, contaremos con la ponencia “El acompañamiento personal, familiar y comunitario. Proponer la cultura vocacional”, a cargo de D. Xosé Manuel Domínguez Prieto, quien dirige el Centro de Acompañamiento Familiar ‘Edith Stein’ y el Instituto da Familia de Ourense, y forma parte del Instituto Internacional de Acompañamiento.
D. Xosé Manuel, que nos invita en este video a participar, nos proporcionará claves esenciales para el cumplimiento del objetivo pastoral del curso.
El curso en el Hogar Nazareth ha comenzado con una sesión de Lasser Game para cohesionar el grupo, aprovechando la llegada de una nueva madre al piso de Cáritas y gestionado por la Comunidad de las Bienaventuranzas para acoger a jóvenes madres solteras.
A partir de aquí prosigue un proceso en el que lo principal que se ofrece a estas jóvenes con hijos no se limita a un techo ni al apoyo para conseguir una autonomía como familia monomarental, sino esencialmente un acompañamiento personalizado, en la línea del objetivo pastoral diocesano para este curso.
Este acompañamiento se realiza con visitas diarias por parte del equipo de acompañantes para tratar diversas áreas, como el proyecto de vida, la educación de los hijos o la gestión de los recursos.
Entre estos ámbitos, uno esencial es el espiritual, con un comentario semanal del evangelio del domingo, un momento de oración al inicio o final de cada encuentro y la propuesta explícita de integrarse en grupos juveniles de fe o la recepción de los sacramentos de iniciación cristiana, en particular para los bebés.
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